Hola! Dejo un relato que escribí hace muchísimo y encontré en una memoria vieja, pensé que lo había perdido. No es la gran cosa pero bueno, va a ser mi primer posteo y, tal vez, único. "Me miran con desprecio, con asco, repulsión. Mi presencia les molesta, me esquivan al verme, no me saludan, se podría decir que me temen... Me temen a pesar de que nunca hice nada malo, no agredí a nadie, tampoco robe, no los insulte y aun así me desprecian. Al ver como me miran yo respondo con una sonrisa, una sonrisa que nunca es correspondida por los adultos pero si por los niños, niños con mirada inocente que pronto se convertirán en adultos los cuales despreciaran a los de mi clase, adultos con trabajos y sin sueños, adultos de saco y corbata, adultos con educación, con una educación que les enseño a ganar dinero pero no a decir "buen día". Me desprecian por estar sucio, oler mal y dormir entre cartones, me desprecian por abrazar un perro mojado, me desprecian por buscar un techo en donde refugiarme de la lluvia, me desprecian por pedir monedas para comer. Me echan de los lugares transcurridos, dicen que soy una molestia y que mi presencia aleja a la gente, los entiendo, mi vestimenta rota y mal oliente no es una buena publicidad pero no merezco ser tratado con tal violencia, con un simple "disculpe, ¿podría ir hacia otro lado?" me bastaría y entendería que no soy bienvenido. Las noches de invierno son las peores, el frío y el roció nocturno hacen que mi piel se hiele, que mis huesos se congelen y mi corazón se rompa por los recuerdos de otra época, una época tan lejana que parece de otra vida, una época en que podía regresar a casa y comer algo caliente, una época en que dormía en una cama caliente y no sobre unos cartones rodeado de basura. Oh, hermoso recuerdos interrumpidos por los ruidos de alguna persona que grita y genera eco, un eco de odio y desprecio, de nuevo tengo que moverme, de nuevo me insultan, de nuevo no soy bienvenido. Tomo mis cartones y mis mantas y me muevo hacia otro lugar, hacia otro techo. Esta noche los jóvenes alcoholizados parecen estar mas violentos que otras veces, esta noche fui golpeado hasta el punto de perder el conocimiento, mi sangre inunda la vereda y se une con el agua de la calle con rumbo hacia algún lado. Es de día, el sol me golpea en el rostro, veo gente a mi al rededor, no entiendo que pasa, sus miradas no son de odio, son de... ¿De miedo? ¿Qué hice? ¿Por qué me miran así? Analizo la situación y me percato que no me ven a mi, sino al tipo que esta tirado a mis pies, ¿quien es? ¿que le ocurrió? Tras breves instantes veo que soy yo quien yace en el piso, soy yo quien esta pálido y helado en el piso, soy yo quien no tiene pulso, soy yo quien se desangro durante la noche. Escucho un policía decir algo como "un problema menos", ¿yo era un problema para ustedes? ¿Yo era tan poco para ustedes que no veo ni una pizca de lastima en sus ojos? acaso yo... ¿Era menos que un humano? ¿Yo era tan solo basura desechable? ¿Qué les hice? A punto de romper en llanto, no por tener mi cuerpo sin vida en el piso sino por el desprecio de la gente a mi al rededor, un niño de no mas de 4 años rompe en llanto, sus gritos retumban por encima del murmullo dela gente, entre sus gritos le escucho decir "Es el señor de la sonrisa blanca". Un niño me reconoció por mi sonrisa y no por mi mal aspecto, a ese niño le dio igual mi mal olor, ese niño valoro mi sonrisa, ese niño vio mas allá de lo que todos veían. Alguien me lloro, alguien lloro mi muerte, a alguien le afecto mi partida, a alguien que no sabia ni mi nombre le dolió mi partida. Niño, gracias por recordarme que no era basura, gracias por recordarme que era humano, gracias por apreciar mi sonrisa, gracias por llorarme." Saludos a todos y muchas gracias por leer! Atte: Renji.
Discriminación, segregación, clasismo, corrupción, perdida de la inocencia y la muerte misma. Cómo sociedad la figura del vagabundo, el mendigo y otras similares han existido por bastantes siglos, mis conocimientos recaen en lo que conozco por civilizaciones como la griega y la romana. Recuperando frases atribuídas a Diógenes, conocido como el Perro, resalto dos que me parecen pertinente al escrito: 1. <<El que tiene más es el que está contento con menos.>> Esta frase refleja la actitudes de quienes tratan mal al vagabundo, poseedores de todo lo que él carece, ya sean personas que tienen más fuerza como los borrachos, gente que tiene más higiene como los transeúntes y personas que tienen comida y hogar como para querer fijarse en otra cosa que no sea su propio placer. Todos poseen bienes, pero en esta historia el único que carece de cosas, como el vagabundo, es el niño, los niños en general, del relato. El pequeño que llora al final es el reflejo de carecer de las experiencias que corrompen a otros, es poseer inocencia para mirar con ojos pueriles a quien otros miran con rechazo por lo que la vida y su sociedad les han enseñado. Y ese niño, aparte de pureza, posee amor, simpatía y empatía. Por eso llora. A través de ese llanto el niño purga el dolor del espíritu del vagabundo, gracias a todo lo que compone esa esperanza por un futuro mejor, ya que cuando hablamos de niños pensamos en nuestro futuro y, sobre todo, el futuro de esos niños, por lo que si: El llanto del niño es el recuerdo para el vagabundo de su propia humanidad, por lo tanto merece cariño, comprensión y dignidad, como también es el recuerdo que la sociedad podrida que lo orilló a una vida donde todos lo vulneran y nadie lo protege aún contiene un brote de esperanza que se ve reflejado en el puril lamento del niño. Cabe resaltar que tanto el niño como el vagabundo son desposeídos, ninguno tiene vienes materiales como pertenencia ganada por si propio sueldo, son posesión de todos, poseedores de nada más que sus emociones y, creo que, ahí encuentran la conexión necesaria para tener simpatía el uno por el otro. 2. <<Las personas más nobles son aquellas que desprecian la riqueza, el aprendizaje, el placer y la vida; estimando por encima de ellos la pobreza, la ignorancia, las dificultades y la muerte.>> Con esto se refleja el conflicto entre el vagabundo, persona desposeída, y los transeúntes, personas con más posesiones. La avaricia es una de las muchas pasiones con la que los humanos lidiamos, así la lujuria, así la envidia, y es esta avaricia la que puede desencadenar más pasiones y hacerlas difíciles de gestionar. Los transeúntes, personas con riquezas y aprendizaje, por ende, más acceso al placer de estar vivos buscan la manera de seguir alimentando esa vida llena de sensaciones placenteras, un vicio, llegando a olvidar quiénes son en verdad, pero sobre todo distinguiéndose de aquellos que tienen más y de quienes tienen menos. Como desean más, enaltecen a quienes a sus ojos poseen más riqueza, aprendizaje y placer, mientras que miran con recelo al pobre e ignorante que con dificultades escapa del suspiro de la muerte. Los transeúntes viven ese dilema entre escapar de la pobreza y, por ende, de lo que consideran indigno, pero a la vez temen de esa situación, porque saben que esas riquezas pueden esfumarse por diversos motivos. Temen la escasez, el hambre, la suciedad, porque saben que, al no ser reales millonarios, tarde o temprano, por desfortuna, pueden terminar como ese vagabundo. Les recuerda lo que fueron o temen serlo, de ahí que sean tan ariscos y hasta violentos con alguien que es más semejante a ellos de lo que desean admitir. En cambio, el vagabundo, pobre e ignorante por no entender la maldad de quienes lo rodean, si entiende el verdadero precio de estar vivo. Atesora cada momento, cada instancia, cada elemento y, también, cada vida. La marginación lo hace víctima de quienes lo marginan, pero a la vez es capaz de vivir fuera de las crueles redes que crean las pasiones de aquellos que lo marginan. Él y el niño comparten la inocencia (ignorancia), la pobreza y las dificultades. La diferencia es que, por fortuna, el niño tiene alguien quien lo proteja, lo guíe, le de esas oportunidades que ahora el vagabundo perdió o le arrebataron. Ya con los puntos que deseaba explorar desarrollados, considero que es un relato redondo, inicia, se desarrolla y con su desenlace cierra todos los puntos planteados en esta escueta obra. Tocas temáticas como la injusticia social y la perdida de la humanidad de tal manera que tú, como escritor y portavoz, no eres imparcial, por lo tanto tampoco eres indiferente. Tomas posición y la defiendes reflejando con tus palabras las problemáticas que te aquejan el corazón y perturban la mente. Me parece un relato que refleja ese afán de luchar contra las injusticias creando consciencia, acto que se estima y del cual nunca tendremos suficiente, porque las injusticias son muchas y la gente justa escasea. Espero que tu camino por la escritura se siga desarrollando de la manera más pertinentes a tu criterio y carisma, estaré atento por si vuelves a compartir más relatos por este medio.
A diferencia de los seres humanos, el Señor no hace acepción de personas y nos ama a todos por igual, al punto de entregarse a sí mismo por nosotros.