Vínculo Eventual

Hola a todos. He aquí con un pequeño escrito mío, espero les agrade tanto como a mí al escribirlo.
Espero sus comentarios ^^
PD: Lo pongo como spoiler para no ocupar mucho espacio

Vínculo Eventual

Por fin había podido regresar a mi tierra natal, han pasado ya once largos años desde que mi familia se mudó y ahora estaba de vuelta, sin embargo había cambiado mucho. Solía ser un pueblo medianamente desarrollado y ahora estaba convertida en toda una ciudad, el solo pisar su suelo me trajo muchos recuerdos. Todo ha cambiado drásticamente, sus calles, su panorama y eso quiere decir que lo más seguro es que incluso su gente haya cambiado también.

La verdad había regresado aquí porque ya no soportaba a mis padres, por fin había acabado mis estudios en la universidad y ya me estaban hostigando con el asunto de buscar esposa y un empleo fijo. Fue por ello que decidí venirme a vivir solo, para poder hacer las cosas a mi propio ritmo.

En fin aunque no pude lograr residir donde mi antigua dirección, un apartamento cerca del centro de la ciudad tampoco estuvo mal. Tardé bastante tiempo en llegar a lo que sería mi nuevo hogar y fue justamente por ése retardo que pude conocer a una simpática persona. Una chica que a primera instancia me pareció muy bonita, de oscura cabellera larga con unos hermosos ojos cafés. Parecía estar de buen humor y lo que era mejor, se encontraba abriendo la puerta de la habitación de al lado lo cual solo podía significar una cosa, ella era mi vecina.

Sorprendentemente creo que ella logró darse cuenta de mi particular atención sobre ella, volteo para mirarme pero yo disimuladamente aparentaba que solo observaba los alrededores, no sé si lo que sucedió fue por educación o mi falta de discreción pero la chica me dirigió la palabra —¡Hola! — me dijo con una naturalidad increíble mientras que por mi parte invadido por la timidez solo pude contestarle asintiendo con la cabeza, ella pudo haber notado eso pero aún así trató de buscarme charla.

— ¿Así que tú eres el nuevo vecino del que comentaba la casera? —preguntó con entusiasmo
—Sí, un gusto me llamo Manuel —contesté nervioso
—El gusto es mío. Oye espero no molestarte pero ¿te puedo pedir un favor?
—Claro ¿de qué se trata? —pregunté sorprendido
—Llevo tiempo cargando estas bolsas desde el supermercado y ya me duelen los brazos ¿podrías ayudarme a cargarlos hasta la cocina?
—Sí, con mucho gusto —respondí algo sorprendido

Por un momento imagine que al entrar a su habitación esta sería un lugar muy ordenado y limpio pero la realidad era otra, todo el lugar era un desorden y yo que pensaba que solo los hombres vivamos así. Dejé sus compras en lo que parecía ser la cocina para luego irme a despedir. Frente a la puerta permanecía ella parada y al verme, tras unas risitas dijo —disculpa por como se ve todo, digamos que no esperaba visitas—dijo bajando la cabeza, se podía notar su pena por cómo me miraba y tratando de alivianar su incomodidad le hice un pequeño comentario explicándole que en mi antigua morada estaba todo peor.

—Es que normalmente no soy así —dijo sonrojada
—Sí, lo entiendo pero bueno, tengo que hacer nos vemos —planeaba retirarme inmediatamente pero la chica me detuvo
— ¿Te gustaría venir a cenar hoy conmigo? Como agradecimiento por tu ayuda —dijo con una sonrisa

Claro no me negué a su petición, solo le aclare que terminaría de desempacar y ordenar mis pertenencias y estaría con ella lo más pronto posible, al saber mi respuesta ella se alegró mucho y creo que fue por su entusiasmo que incluso me preguntó lo que me gustaría de cenar. Planeaba contestar con el tipo cualquier cosa pero pensé que sería muy grosero de mi parte por lo que le pedí que preparara su especialidad — ¡Esta bien! Y será solo para ti ¡aquí te espero!— me dijo y al decir la última palabra me tocó la nariz con su dedo índice lo cual me tomó por sorpresa. Me despedí y volví a mi apartamento rápidamente ya que esta iba a ser una noche especial y estaba esperando con ansias por ella.

Y así el momento que estaba esperando llegó y aunque el anochecer fue eterno para mí ya me encontraba frente la puerta de mi encantadora vecina, toque varias veces a su puerta hasta que por fin ella salió y fue en ese mismo instante que casi entro en estado de shock pues no podía creer lo que mis ojos veían, parada frente a mí como si no pasara nada la pelinegra salió a recibirme estando casi al desnudo. Vestía solo un short muy corto y una pequeña blusa blanca, tan pequeña que me permitía ver su esbelto abdomen. Me invito a pasar a su pequeña sala y una vez que me ofreció asiento me dijo que se cambiaria rápidamente para luego volver conmigo en un instante. Poco después regresó vestida con un pantalón oscuro y una playera color vino que para mi gusto se veía muy linda con ello pero lo que más me cautivo fue que su cabello se lo había recogido en una larga coleta y debo admitirlo, las coletas me volvían loco.

Tomé asiento en el comedor y de inmediato la joven se dispuso a servir el platillo, parecía una especie de ensalada a base de hojas de lechuga, zanahoria rayada y rebanadas de tomate que estaban acompañadas con pequeños trozos de carne cocida. Por lo que ella me comentó parecía ser que es el tipo de comida que más le encantaba, como bebida me ofreció agua de limón y por si fuera poco también me había preparado un pequeño postre. Sin embargo yo no había ido solo para cenar esa noche.

—Nuevamente gracias por la invitación, a decir verdad eres la primera del vecindario que me saludó y además de invitarme a cenar, así que estoy algo nervioso
—No es nada—dijo con una sonrisa —además tú, olvídalo no es nada —dijo pensativa
—Está bien y aprovechando la ocasión quisiera pedirte un favor
— ¿Un favor? ¿De qué se trata? —preguntó curiosa la chica
—No quiero sonar presuntuoso ni nada pero ¿podrías enseñarme la ciudad? Esta mañana me pasé a perder —dije un poco avergonzado
—Eso quiere decir que no eres de aquí ¿verdad? —dijo casi entre risas la chica
—La verdad vivía aquí pero como han pasado ya once años desde que mi familia se mudo ahora está todo muy diferente
— ¡oh! —exclamo la chica—entonces ¿tú eras de aquí? Yo siempre he vivido aquí y tienes mucha razón estos últimos años ha cambiado bastante

La chica aceptó ayudarme y también dijo que lo tomaría como una oportunidad para conocernos un poco más. Después de la cena le agradecí por todo y nos pusimos de acuerdo para salir al día siguiente. Desde muy temprano ya estaba completamente arreglado, vestía un pantalón negro, una camisa gris e incluso utilicé un perfume de buena marca que me habían regalado y aún así me sentía nervioso. No era como si fuéramos a salir a una cita pero se podría decir que era algo parecido, lo bueno es que ella tampoco lo llamo cita porque sino ahora si que estaría más que nervioso. Ya estaba dando la hora de ir a verla y no sé si a causa de mi nerviosismo es que me llegó a la mente una duda más que irónica para mi situación, ya había pasado bastante tiempo con ella e incluso estábamos por salir juntos pero había una cosa que me incomodaba y eso era que aún no sabía su nombre, siempre me había referido a ella como la chica, la joven, la vecina. No sé si cuando me presente y le dije mi nombre evito decirme el suyo por accidente o lo hizo intencionalmente pero por como la he visto hasta ahora no creo que sea de ese tipo de personas, pero en fin, hoy saldré con ella y aprovechare la ocasión para preguntar por su nombre.

Me dirigí a su puerta y tras unos cuantos golpeteos ella apareció frente a mí, su forma de vestir definitivamente había cambiado drásticamente; con una falda oscura, una blusa roja y un par de tenis negros realmente se veía diferente respecto a la noche anterior. Se veía bellísima con ese conjunto y por si fuera poco, tal vez percatándose de mi gusto por las coletas llevaba nuevamente ese estilo de peinado. Se acerco a mí con una gran sonrisa en labios diciendo — ¿Quién es la afortunada hoy? —para luego reírse un poco y salir, sinceramente les puedo decir que no le entendí a esa expresión ni lo que trataba de decirme, espero algún día saberlo.

Al principio empezamos con un recorrido pasando solo por los lugares de servicios básicos que debía conocer para luego ir a visitar algunos parques nos quedaban cerca. Fue hasta ese momento que me percate de lo que pasaba a mí alrededor, no podía creer que toda la gente se me quedase viendo en especial la mayoría de los hombres lo cual me llevó a pensar que estaban centrando su atención en mi compañera y no en mí.

Pero no era para menos ya que me encontraba caminando junto a una belleza, tal vez en ese instante era la envidia de los tipos a mí alrededor. Dicha envidia no podía ser más obvia cuando jóvenes de mi edad me miraban pasar con ella y por una jugada de la chica o simplemente una travesura de su parte ella se sujeto de mi brazo, sorprendido pregunté la razón de su acto —No sé, todos se me quedan viendo —me dijo mientras se aferraba más a mi brazo. Exaltado por tal acontecimiento no creía que la chica fuera más tímida de lo que parecía eso no concordaba para nada con su actitud pasada, era eso o simplemente no le gustaba el destacar en público.

—Tal vez es porque eres muy bonita —dije casi susurrando
—Bueno… o tal vez es porque estoy acompañada de un chavo guapísimo y todas me envidian —dijo entre risillas
— ¿Yo? No soy tan atractivo y prueba de ello es que nunca he sido tan popular con las chicas. Por el contrario son los chicos los que me envidian ahora al verme caminar junto a ti y si no me crees mira sus rostros
— ¿Qué cosas dices?— dijo un tanto nerviosa —La verdad nunca fui tan popular entre los chicos, creo que porque siempre he sido yo, una chica un tanto infantil y esas cosas tal vez por eso se alejaban de mí— decía tratando de disimular su pena
—Yo pienso diferente, tú eres una chica linda, encantadora y amable. La razón de que los chicos no se te acercaran a lo mejor pudo deberse a que tenían tanta pena que siquiera lo intentaban

Después de que dije aquello ella parecía más alegre, poco a poco fuimos platicando un poco más hasta que llegamos a un antiguo parque, a decir verdad ya lo conocía la razón principal es que siempre me pasaba a jugar por este parque cuando era pequeño y por un pequeño momento me entró la nostalgia, sentía como si hubiera olvidado cosas importantes.

Me encontraba divagando por mis pensamientos cuando la chica obtuvo mi atención al pararse frente a mí, nos dirigimos cerca de unos columpios y en ese momento la chica se sentó en uno de color lila —Es mi favorito —dijo mientras se mecía en el. Para no dejarla sola hice lo mismo que ella sentándome en el que estaba a su lado y lo único que hacía era verla columpiándose alegremente, aprovechando la ocasión traté de buscarle más platica a mi linda acompañante.

—Antes que nada gracias por lo de hoy, me la he pasado súper bien contigo y ahora no creo perderme en la ciudad pero, hay algo que ha estado intrigándome todo este tiempo
— ¿A qué te refieres? —preguntó la chica mientras frenaba poco a poco su balanceo
—Espero no sonar grosero pero, primero no puedo entender como una chica como tú me haya permitido pasar a su apartamento e invitarme a cenar teniendo tan poco tiempo de conocernos y para mí eso es raro

Trate de expresarme con toda la seriedad posible, pero después de escucharme la chica lo único que hizo fue reírse durante un momento

— ¿En serio? ¿No me reconoces? —Preguntó con un tono infantil —creí que al venir aquí recordarías pero…
—Espera ¿Qué? ¿Nos conocemos? A decir verdad aún no he preguntado por tu nombre, creo que es algo grosero y tonto preguntar a estas alturas pero ¿puedo saber tu nombre? —pregunté intrigado
—Está bien, ya que no hay más remedio te lo diré, soy yo; soy Jennifer —dijo con un aire de decepción

Al escuchar aquellas palabras memorias volvían a mí y poco a poco fui recordando a la pequeña chica de secundaria con la que pasaba la mayor parte del día, la que me acompañaba en las buenas, las malas y las peores, y entonces la incomodidad que sentía desapareció.

— ¡Jenni! ¿Eres tú? ¿En verdad eres tú? No te reconocí porque si que has crecido y mucho
— ¿Te refieres a que me he puesto más linda? —preguntó sonriente
—Sí a eso me refería. Que tonto fui ¿Cómo pude olvidarte? —dije avergonzado de mi insensibilidad
—Entonces sí recuerdas, creí que no lo harías —dijo mordaz
—Un momento, sabias que era yo ¿y no me lo dijiste? Ya se me hacia extraño que te comportaras tan cariñosa conmigo —dije exaltado
—Calma calma, tú como siempre no has cambiado nada, bueno físicamente estas más atractivo de lo que recordaba —dijo con una gran sonrisa
—Si claro, muy graciosa. Me alegra que estés bien y que también me recuerdes, creo que ya lo sabes pero tú fuiste una gran amiga y te quiero mucho, sé que no debería decir esto dado que casi no te reconocía pero que te parece que para compensar mi error y todo el tiempo que te deje sola ¿te gustaría salir conmigo? No como amigos de la infancia, no como conocidos sino como pareja. La verdad tú me gustas mucho, desde la secundaria me gustabas pero no tuve el valor de confesártelo en su momento ¿Qué dices?
— ¿En serio deseas salir conmigo? Bueno yo también debo confesar que siento algo por ti desde hace mucho tiempo, por eso nunca te olvide estaba segura de que algún día regresarías y te podría confesar mis sentimientos —dijo con una expresión tan tierna, la más linda que había visto en ella
—Eso quiere decir que…
— ¡Sí! Acepto salir contigo —se había levantado del columpio y se había acercado rápidamente a mí, estábamos cara a cara y solo unos pocos centímetros separaban nuestros labios —solo dime cuando y la hora —agrego provocativa
—Desde ahora y para siempre —asegure

Y en ese mismo instante nos besamos, nuestros labios estaban fundidos en pasión mostrando esos sentimientos ocultos durante años.

Desde ese entonces Jennifer y yo hemos sido novios, ella por fin había terminado sus estudios en la universidad, yo pude encontrar empleo y no está de más decir que todo fue gracias a mi querida novia ya que su familia maneja una gran empresa dedicada a la producción, venta y distribución de mobiliario para el hogar. Yo con mis altos estudios en administración de empresas y por la amistad que tengo con el padre de Jennifer decidió incorporarme al negocio familiar. A decir verdad ya ha pasado mucho tiempo desde que Jennifer y yo nos volvimos pareja, tanto ella como yo sabiamos que ya se acercaba la hora de dar el siguiente paso en nuestra relación, así es, estábamos a punto de unir nuestras vidas en matrimonio.

Cinco años han pasado, ya un poco mayor me encuentro sosteniendo un álbum fotográfico y con tres hermosas niñas a mí alrededor, las cuales no son otras más que mis amadas hijas. Mientras cerraba el álbum pude comentar —y así fue como su mamá y yo juntamos nuestros destinos, poco después llegaron ustedes como una bendición para ambos—dije mientras abrazaba a mis tres niñas.

— ¿Cierto o no cielo? —grite para que mis palabras pudieran llegar hasta donde ella se encontraba
—Cierto cariño—dijo mi amada esposa mientras se acercaba a mí, se podía notar su leve sonrojo al recordar aquellos días
—Sí y hablando de eso ¡Feliz aniversario cariño! —dije mientras la abrazaba para poder besarla como la primera vez

Y con ello como en cada aniversario, con ese beso, recordábamos nuestra peculiar historia de amor.

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DECLAIMER: Este documento pertenece a Angel León, todos los personajes son propiedad del autor así como las situaciones, música y/o elementos correspondientes dentro del texto pertenecen a los debidos autores y/o colaboradores.

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