Éste es un intento de poema que hice en una fecha especial. No lo subí en su momento pues... no podía. Realmente no revisé métrica, así que si notan algo mal, háganlo saber. Cada otoño lo mismo, sin pena alguna le suelo extrañar. Aquél, su pronto adiós, todo noviembre yo he de llorar. Aún si su recuerdo se quebranta, y su voz en mí no suena más, tristeza mía, una lágrima y sonrisa siempre le he de ofrendar. Si aquella sonrisa de antaño se perdiera, entre demonios y demás, un trece de noviembre, su partida y mi olvido, me he de lamentar. Incluso si creciera y madurara, por siempre de él he de necesitar. Hoy hacen nueve años que Antonio se fue de casa y no volvió más.