One-shot Uno más de la familia [BTOOM! AU]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Hygge, 4 Mayo 2019.

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    Hygge

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    Título:
    Uno más de la familia [BTOOM! AU]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2264
    Una lluviosa tarde de otoño se había desatado en los alrededores del hogar, y Katrina Akaisa podía escucharla apoyada en el alféizar de su ventana. Sus orbes dispares observaban las gotas de agua impactar contra el cristal, deslizándose frente sus ojos hasta perderse de vista. No podía decir que la lluvia le disgustase, pero el hecho de que Rachel Gardner aún no hubiese vuelto a casa le hacía sentir bastante tensa. Con un diluvio como aquel, y sin llevar un paraguas consigo, iba a acabar enfermándose. Y su sentido de hermana mayor, a pesar de que esa niña no fuese de su sangre, le impedía quedarse tranquila hasta que no la viese regresar sana y salva.

    Con la mirada perdida calle abajo, tardó unos segundos en percatarse de la presencia de una sombra de cabello claro que corría hacia la puerta de su hogar. Abrió los ojos, alarmada, y echó a correr escaleras abajo hasta dirigirse hacia la entrada, procurando no despertar a Alexander, dormido en el sillón con el televisor encendido. La figura menuda y pequeña de Rachel la recibió al otro lado de la puerta, con una pequeña nube de vaho formándose cerca de sus labios. Respiraba entrecortadamente, con el cabello rubio adherido a su rostro, y se sujetaba el estómago con cierta fuerza.

    —¡Rach! ¿¡Pero qué has..!? —exclamó Katrina, tomándola por los hombros para hacerle entrar en casa e impedir así que siguiese mojándose. La jovencita dirigió un rápido vistazo al salón y chistó, colocando un dedo sobre sus labios, rogándole con la mirada que disminuyese el volumen de su voz. Katrina frunció el ceño, haciendo su mejor esfuerzo por obedecer—. ¿Qué demonios estabas haciendo allá afuera con este tiempo? Mírate, ¡estás chorreando! Déjame quitarte la chaqueta, tienes que darte un baño.

    Pero Rachel se abrazó aún más, sus brazos rodeando la altura de su estómago con insistencia, y arqueó su cuerpo para impedir que le quitase la prenda.

    —N-no, no. Kat, estoy bien, tranquila. Puedo hacerlo yo sol... ¡Achís! —no pudo dar más de dos pasos, puesto que comenzó a estornudar con fuerza. Katrina, preocupada, fue a ayudarla, cuando un bulto del que hasta ahora no se había percatado comenzó a revolverse cerca del estómago de Rach. La rubia se abrazó con más fuerza, agachándose para impedir que "eso" escapase—. Pachi, no, te dije que te quedases quieto... ¡Pachi! ¡Espera!

    Pero los gritos de la niña fueron inútiles: ante el asombro de Katrina, un gato anaranjado empapado saltó de entre la ropa de Rachel y echó a correr escaleras arriba, hacia su habitación. La mayor le dirigió una mirada perpleja a la rubia, antes de que la voz de Alexander, somnolienta, las paralizase en el sitio.

    —¿Katrina? ¿Qué es todo ese alboroto? ¿Ya volviste a traer a ese hippie de nuevo? —masculló entre dientes, revolviéndose en el sofá tras la jornada laboral que le había dejado exhausto.

    Rachel observó a su hermana con ojillos suplicantes, rogándole que por favor no dijese nada. Alexander tenía alergia a los animales y ello hacía que no les permitieran tenerlos en casa. Pero la niña parecía necesitar cuidar de aquella mascota, a saber por cuánto tiempo, y Kat acabó vencida por el rostro suplicante de su acompañante. Suspiró, arrugando el entrecejo, y colocó ambos brazos en su cadera, acercándose a la puerta del salón para permitir con un gesto de su cabeza que Rachel corriese escaleras arriba. Alexander no la vería entrar.

    —Anda, vuelve a recostarte, grandulón, aún estás adormilado. Solo bajé a por un vaso de agua —se excusó la joven, y al notar que el mayor volvía a acomodarse en el sofá una vez más, murmurando algo para sí mismo, comenzó a subir con pesadez las escaleras, llevándose una mano a su cabellera oscura con resignación—. Rachel, vas a tener que darme muchas explicaciones...

    Ingresó a su habitación con cierta molestia en la voz. Rachel, por su parte, intentaba sacar a aquel dichoso gato intruso de debajo de su cama, estirando su brazo con lápices en la mano para llamar su habitación, pero solo consiguió un arañazo por siquiera intentarlo. Retrocedió con lagrimillas en los ojos, resintiéndose la herida mientras la miraba con gesto suplicante de nuevo. Katrina se cruzó de brazos, apoyada en el marco de la puerta, y alzó una ceja, inquisitiva.

    —¿Y bien?

    —U-uhm... Verás... —agachó la mirada, como una niña pequeña siendo regañada, pensando bien qué palabras emplear para explicar lo que pasaba—. Mientras regresaba a casa me encontré con un gato que parecía muy débil, casi no se podía mover, y le di algo de comer hasta que la lluvia nos cayó encima. Como no tenía un sitio donde resguardarse y me daba miedo que enfermase, lo tomé en brazos y pensé en traerlo a casa. Pero parece que no le gustó que lo escondiese para que papá no se diese cuenta...

    Katrina suspiró, sin dejar de fruncir el ceño. Caminó un par de pasos y se acuclilló junto a Rachel, alzando su barbilla mientras le apartaba los mechones húmedos del rostro con suavidad. A pesar de su cuidado y atención, Ray notó en su mirada la misma severidad que antes, y eso le hizo sentir expuesta.

    —Sabes que no podemos tener animales aquí, ¿verdad? —le recordó, revisando ahora el arañazo en su brazo mientras escuchaba salir un pequeño quejido lastimero de los labios de la rubia—. No voy a asegurarte que te guarde el secreto por demasiado tiempo, la alergia de Alexander pronto le alertará del nuevo inquilino y te obligará a dejarlo ir.

    —Lo sé... —susurró, con un hilo de voz. A Kat se le encogió el corazón.

    —...Pero voy a traerle algo de comer para que reponga fuerzas. Puede quedarse en mi cuarto hasta que se digne a salir de debajo de mi cama. Como me arañe algo te juro que...

    Los ojos azules de Rachel se iluminaron ante sus palabras, y rodeó en un cariñoso abrazo a la chica, realmente agradecida.

    —¡Gracias, gracias, gracias! Eres la mejor, Kat.

    La joven no pude evitar soltar una pequeña risa, y acarició su cabello rubio antes de separarse del abrazo. La ayudó a ponerse en pie y se dirigió hacia su cama, señalando la salida sin dirigirle la mirada.

    —Ahora vete a cambiar antes de que pilles un resfriado. Yo intentaré sacar a esta bola de pelo de entre mis cosas —suspiró, agachándose para ver dónde se había metido. Escuchó a Rachel salir de la habitación reprendiéndola con un sonoro "¡Se llama Pachi!" a viva voz, y no pudo si no encogerse de hombros ante su respuesta—. Como sea...

    Cuando el silencio volvió a reinar su habitación, dos ojillos negros de mirada profunda le observaban al fondo de su cama. Y, en cierta medida, casi se sintió reflejada en ellos, años atrás: una pequeña criatura dolida y asustada, que mantenía aquella actitud hosca para defenderse de extraños que quisieran lastimarla. Le devolvió la mirada durante unos segundos, moviendo su mano para alcanzar su pequeña patita, pero al notar que retrocedía y erizaba su pelaje decidió que lo mejor sería dejarlo estar.

    —Está bien, tú ganas. Iré a traerte algo de comer, eh... ¿Pachi?

    Alzó una ceja, caminando hacia la salida una vez más. ¿Qué demonios hacía hablando con un animal? Sin duda, conocer a Rachel le había bajado demasiado las defensas.


    Desde entonces, los días se sucedieron en una constante carrera por ocultar aquella nueva mascota de Alexander. Ambas, intercambiando miradas cómplices, iban turnándose la vigilancia del cuarto donde residía el pequeño felino, procurando con excusas realmente malas que el hombre no tuviese la necesidad de entrar ahí. Sabían que llegaría un momento en el que ambas estuviesen fuera y no pudiesen hacerse cargo, pero vivían aquella pequeña aventura con cierta diversión, dejándose llevar por la adrenalina que les generaba la incertidumbre de ser pilladas. Durante las noches, Rachel iba a dormir al cuarto de Katrina con la excusa de que tenía insomnio, para que Alex no sospechase, pero lo cierto es que ambas le habían tomado el gusto a dormir juntas con aquel gatito acurrucado entre sus brazos. Por alguna razón, el animal le había tomado cariño a la habitación de Katrina, y eso había hecho que ambos pasasen más tiempo juntos del que a la joven le gustaría.

    Sin quererlo ni beberlo, el pequeño animal se había hecho un hueco en su vida.


    —Kat... ¿Estás dormida?

    Dos ojos azules brillaban en medio de la noche frente a su rostro, curiosos. Katrina le sonrió, acurrucada en aquella cama junto a ella, y negó con la cabeza en silencio. Pachi ronroneaba cerca de sus pies, parecía estar cómodo sobre el colchón.

    —Mañana vuelvo a clases, y tú tienes que trabajar... Me preocupa dejar solo a Pachi toda la mañana —murmuró, de tal forma que solo ella la escuchase. Guardó silencio durante un breve instante, y continuó—. ¿Y si papá vuelve y lo ve? ¿Y si se enfada conmigo por traerlo sin decirle nada? N-no quiero que se lo lleve...

    Katrina, por un instante, no supo qué decir. Acercó a la joven en medio del abrazo, recostando la cabeza en su pecho, y comenzó a tararear aquella nana que tantas veces había calmado su malestar, buscando lograr el mismo efecto en ella. Acariciando su cabello rubio con suavidad, sopesó la situación con cuidado en su cabeza. En el fondo, ella tampoco quería que aquel gatito se marchase.

    —Si Alex encuentra al gato, puedes quedarte con la conciencia tranquila: le hemos dado todo el cuidado y el cariño que hemos podido. Quizás no podamos hacer nada más por él, pero seguro que podremos encontrarle un buen hogar donde quedarse, ¿sí?

    Rachel asintió sin mucho entusiasmo, abrazándola en silencio, y pronto el sueño acabó venciéndola por completo. Katrina permaneció un rato con la mirada fija en el techo, acariciando aún el cabello de la joven, sopesando todos los escenarios posibles que podrían depararle el día de mañana.


    ...

    Pero jamás hubiesen esperado aquella imagen al regresar ambas a casa.

    Alexander se encontraba de pie frente a la entrada, con Pachi restregándose entre sus piernas. Rach sintió su piel perder más aún el color, pálida como la nieve, y le dirigió una rápida mirada a Katrina sin saber qué decir, con los ojos aguados. Ella también se encontraba perpleja.

    —¡P-papá, p-puedo explicarlo! ¡Es todo culpa m...!

    Pero Katrina puso una mano en su brazo, dando un paso al frente y ocultándola detrás de ella, protectora.

    —Lo he traído yo, Grandulón, Rachel solo me ha ayudado a ocultarlo en casa —se cruzó de brazos, ceño fruncido—. Parece que a los de la KGB no se les escapa ni una, ¿uh? No has tardado ni un día en encontrarlo.

    —Maldita mocosa impertinente, ¿de verdad crees que acabo de encontrarlo hoy? —Alexander tomó en brazos al pequeño animal, quien no opuso resistencia, y Rachel quiso añadir que no le gustaba que le cargasen. Pero sus ojos se abrieron de la impresión al comprobar que no parecía molestarse con aquel gesto—. ¿Quién creéis que ha estado cambiándole cada día esa caja de arena maltrecha que le habéis puesto?

    Ambas se miraron, confusas.

    —¿No te encargabas tú de eso?

    —Yo juraría que habías sido tú.

    El hombre no pudo evitar reír al ver sus caras cargadas de sorpresa.

    —Habéis subestimado a este viejo loco por lo que se ve. Desde el día que Rachel lo trajo a casa me di cuenta de lo que tramabais, no hay que ser un lince para notar todo el pelo que suelta este bicho del demonio —acarició con su gran mano el pelaje de Pachi, quien pareció ronronear con gusto—. Yo me he encargado de limpiarlo todo y de traer más comida, este gato tiene más estómago que yo en mis tiempos mozos.

    Rachel, sin salir de su desconcierto, ladeó la cabeza al reparar en un detalle.

    —¿Y... tu alergia? ¿No tienes ninguna reacción al acariciarle?

    —¿Alergia? —volvió a soltar otra carcajada—. Eso solo era una mentira para evitar que inundaseis la casa a animales. No quería ser yo quien se encargase de todo el cuidado, ya tengo suficiente con vosotras dos, y no me fiaba de que vosotras fuéseis a hacerlo... Hasta ahora, claro.

    —Esto tiene que ser una broma —bufó Katrina, visiblemente molesta—. ¿Me estás diciendo que hemos estado sufriendo por esconder a un animal de alguien que ya le estaba cuidando cuando no mirábamos? ¿Y quién te crees que somos? ¡Claro que podemos cuidar de un maldito animal, viejo!

    —¿Eso significa que podemos quedárnoslo? —matizó la rubia con ilusión, dando un saltito hacia Alexander, alzando los brazos para poder cargar al animal.

    Alexander le sonrió, dejándole al gato mientras revolvía su cabello con cariño.

    —Podéis, podéis... Con la condición de llamarle Calabazo junior.

    —¿Eeeeeh? ¡Ese nombre es muy feo, prefiero Pachi!

    —...Yo me vuelvo a mi habitación, paso.

    Y en medio de la dispar algarabía de aquella extraña familia, la más joven detuvo a Katrina por un instante, tomando con su permiso un pañuelo rojo que sobresalía de su bolso. Dejó al pequeño felino en el suelo y le ajustó el pañuelo como una especie de banda rodeando su pecho. Los tres contemplaron con una sonrisa cómo el gato parecía acostumbrarse, tras varios toques con sus patitas, de aquella nueva prenda que le hacía ver aún más adorable de lo que ya era.

    —¡Le queda perfecto!

    —Supongo que sí —concedió Kat, pasando su brazo alrededor del hombro de la pequeña mientras observaba la escena—. Ya eres uno más de la familia, ¿eh, pequeñajo?

    —Bienvenido a casa, Calabazo jr.

    Ambas chicas gritaron al unísono.

    —¡Que se llama Pachi!
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado

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    Mira no, esto es demasiado adorable, lloro.

    Me super encanta la dinámica de estos tres como familia, en serio, creo que harían una casa muy divertida si viviesen juntos. Kat es la hermana mayor rebelde, Rach la hermana menor adorable que siempre se sale con la suya y Alex el padre que parece super estricto pero que en realidad es super enrollado. Y bueno, la trama es simple pero es realmente divertido leerlo con estos personajes.

    Kat es muy tierna porque se intenta hacer la dura pero al final no puede contra la adorabilidad de Rachel y hace lo que ella quiere. Además, es muy divertido imaginarlas en todas las peripecias que tuvieron que pasar para esconder al gatito. Y se vuele el doble de divertido al leer el final y ver que Alex lo sabía todo y solo se estaba riendo un poco de ellas, me encanta, ojalá tener una relación así con alguien.

    La escena final se me hace super tierna, sobre todo imaginarme a las dos gritando en plan estresadas y el hombre en plan: sí, sí, se llamará como yo quiera que para eso me quiere más.

    Also, debo añadir que las escenas en las que duermen juntas y lo disfrutan más de lo que deberían 7u7 *lunita* I smeel yuri.

    En fin, siento si no es un gran comentario, llevo con él como desde esta tarde pero entre una cosa y otra... jajaja pero bueno, ya sabes que amo todo lo que haces y esto no es menos, de hecho, puede que sea uno de mis escritos favoritos tuyos so... that's that <3
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

    Leo
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    ¿No te había comentado yo esto? QUÉ ME PASA, POR DIOS.

    Este fic tiene un lugarcito especial en mi kora tbh.
    Esta interacción entre la family es demasiado hermosa, la relación Kat-Alex tiene algo que siempre me gustó un montón, porque son super toscos entre sí pero en el fondo todos soft y cutes (?) Siempre creeré que sin Rachel, estos dos vivirían peleados o ni siquiera serían capaces de convivir, porque incluso en el rol, llegaron a hacer las paces únicamente por ella. Todo al final fue por Rach, ciertamente, ella es la pieza clave de esta dinámica y todos lo sabemos.


    La actitud de Kat con Pachi aquí es una cosa rara, porque es como media OoC pero IC al mismo tiempo y creo que se debe a la cuestión de Alex de su supuesta alergia, actúa distante con el animal porque de alguna forma no quiere encariñarse con él, sabiendo que lo más probable es que deban sacarlo de la casa. Si quitáramos el factor Alex, Katrina sería la primera en decir: bueno ya está, tenemos nuevo gato. Bc she's that bitch.
    Soy soft con la imagen de estas bebés durmiendo juntas con Pachi, se me hace de lo más tierna la imagen, lloro.


    Creo que plasmaste bien la esencia felina (?) es un clásico que estos bichos de Satanás se peguen a la gente que "no los quiere" como para probarlos xDD es como mis gatos con una de mis abuelas.

    Para cerrar... NO, NO SE VA A LLAMAR CALABAZO JUNIOR >:c

    Bye bye, Andy uwu love u.
     
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