Una mañana con los Cortez [¿Khé?]

No me acuerdo perfectamente lo que hice ayer, pero lo que sí sé es que estaba con mi mejor amiga Alexa, ella y yo… creo que fuimos a comer… ese creo tan asqueroso, me gusta estar seguro de las cosas.

Puse las manos al lado de mi cintura, a poyado en la cama y trate de levantarme, casi me caigo pero por suerte no lo hice, di unos cortos pasos hasta el rincón donde tire mi pantalón la noche anterior, estaba debajo de la chaqueta de cuero que me regalo mi ex antes de que desapareciera misteriosamente. Llame a la joven tranquilamente y mientras comenzaba a sonar el tono de marcado y note como un bulto grande de más o menos 1.80 metros se movía en un rincón de mi enorme cama la cual herede de mi abuela, este bulto estaba notablemente enredado en mi cobija y en las sabanas, pero comenzó a encontrar la salida y yo quede paralizado por el misterio que iba a salir de mi cama, con el que al parecer dormí toda la noche, oigo a una Alexa muy histérica y lo único que puede decir eran sonidos sin sentido sacándome del trance, le dije que se calmara y que tratara de hablar bien, pero no me hace caso y sigue haciendo esos sonidos raros, pero no entender a la histérica era el menor problema que tenía, ya que la cosa rara ya se asomaba de las cobijas haciendo que toda mi atención fuera a él. Me calme al ver que era Simón el chico con el que estaba saliendo, pero tenía algo raro, una palidez inexplicable y los ojos totalmente blancos, me asuste tremendamente porque él se levantaba de la cama lentamente y con la vista puesta en mí, paralizado de nuevo solo podía pensar en los momentos felices que tuve en toda mi vida ya que estaba seguro que este me iba a hacer algún daño, se paró totalmente de la cama y note como su pene ya no estaba y en su base se notaba que lo habían arrancado ferozmente de mi pareja, me fije también que había un charco de sangre, mucha sangre, que salía de mi cama, desde e rincón de donde salió Simón.

Él hermoso chico se acercó a mi rostro y ya estando a pocos centímetros de él saco la lengua y me lambió la cara, yo paralizado por el acto solo pude pensar en las atrocidades que él me podría hacer, pero lo siguiente que hizo fue acercarse aún más a mí y darme un apasionado beso, pero no era el beso normal que nos dábamos, era un beso raro, no sentía que fuera mi pareja, era como besar la nada, tal vez una pared o como comer algo, no sentía el calor normal que sentía en su pecho siempre que nos besábamos, además de que ese calor tampoco estaba en su boca. Él se separó de mí al escuchar como mi perrita le ladraba, se volteó y le grito muy fuerte, a lo que le grite a él saliendo de mi parálisis de nuevo, el me miro con una cara arrepentida y se arrodillo, me impresiono su reacción ya que ni el Simón normal hubiera hecho eso, comencé a caminar por la habitación y llegue a estar al frente del espejo, solo que muy alejado, al ver mis ojos corrí hacia este y me acerque un montón, vi que mi cara estaba aún peor que la mi Simón ya que además de estar tremendamente pálido y con los ojos totalmente blancos, tenía un rastro de sangre ya seca saliendo de mi boca y llegando casi hasta mis piernas, al fijarme bien note que tenía mucha sangre seca en casi todo mi cuerpo, pero no era mía ya que no sentía ningún dolor y me fije bien y tampoco tenía ninguna herida, solo dos grandes agujeros en mi cuello, como si me hubieran metido dos palos por allí, en lo primero que pensé fue en las agujas que utilizaban para inyectar a los animales grandes.

Vi que en mi bóxer había un bulto más grande de lo normal, de hecho muy grande, así que me baje los pantalones rápidamente y vi como de estos caía el miembro cercenado de mi querido Simón, comencé a pensar muy bien que había hecho la noche anterior, pero sin ningún resultado me tire decepcionado a la cama, hasta que escuche como los vecinos tocaban desesperadamente la puerta, me pare desnudo y detrás de mí fue Simón como un perrito detrás de su amo y al abrir vi como el vecindario estaba en caos, había muchas personas en las mismas situaciones que Simón y yo atacando a las personas que estaban normal, los mordían y despedazaban, me volví a fijar en los que interrumpieron mi decepción y note que era la familia Cortez, una gran familia de casi 10 personas incluyendo a la abuela y los tíos que desesperados por el caos salieron de su casa que al parecer estaba infestada y trataron de buscar refugio en la mía, que por alguna extraña razón estaba intacta.

El mayor de los Cortez e apunto con el arma y le siguieron todos a lo cual yo me asuste y le grite que esperara. Su padre, el señor Armando me miro iluso y dijo— él no es como los demás, puede hablar— totalmente incrédulo bajo el arma, Simón estaba concentrado en los Cortez, pero no atacó por alguna razón que ignoraba.

— Ayúdanos por favor, eres nuestra única salida—dijo esta vez la abuela con voz alterada y con cara tierna.

Con ella he tenido una gran relación. Me recuerda a mi abuela, además de que ellas dos eran amigas de antes, tuve compasión y les me puse de lado señalando que estarán, lo cual ellos hicieron, pero muy cuidadosamente, volvieron a alzar las armas y les indique que fueran al segundo piso que estaba totalmente desocupado, no había subido a este desde que mi abuela murió y mi hermano menor fue a una universidad en la capital, comenzaron a subir, primero el mayor y de ahí el resto, yo estaba en la base de las escaleras preguntándome porque la familia entro a mi casa sabiendo que era uno de los “monstruos” y que además estaba con desnudo al lado de mi novio con el pene cercenado y con un rastro de sangre recorriendo mi cuerpo, ¿en serio estaban tan desesperados? De mis pensamientos me saco los sonidos de disparos provenientes del segundo piso, la abuela Cortez rodo por las escaleras de una forma que sinceramente me hizo aguantar la carcajada, no la ayude y en vez de esto corrí escaleras arriba para ver lo que pasaba, mi segundo piso estaba lleno de las creaturas que estaban atacando a los Cortez, todas se quedaron inmóviles al ver mi llegada y sentí la mano de Simón apretando la mía, el tío Cortez, el cual me caía como un zapato por homofóbico y machista me disparo.

—si ven, yo sabía que esta loca lo único que iba a hacer es meternos en más problemas—dijo este muy alterado.

Mire hacia el primer piso y vi que la abuela se paraba ilesa e intentaba volver a subir.

— Simón ve por favor y ayuda a la abuela, pero no le hagas daño y no la dejes subir—dije y sin espera alguna Simón siguió mis órdenes y bajo con la abuela.

La bala que me atravesó justo por el corazón, pero no causó mayor daño, salió por mi espalda y momentos después el agujero que dejo se fue regenerando rápidamente, comencé a caminar alrededor de los Cortez y observé que las criaturas me seguían con la mirada, hice una rápido movimiento hacia delante y pare bruscamente tratando de causar alguna reacción en estos y lo que note es que los más cercanos a mí se asustaron y hasta hubo uno que nada más por ese movimiento brusco se tiró por la ventana haciendo que haciendo que las dos mujeres que hay en la familia Cortez pegaran un gran grito. Entendí que estas creaturas me veían como un amo, como alguien al cual temer, por eso entendí que yo soy el único que puede hablar, pero me pregunto ¿habré sido yo el que los convirtió a todos o ese caos quien lo hizo? Sentí otra bala pero esta fue directo a mi cabeza, caí al suelo como una tabla y quede inmóvil mientras mi cuerpo se regeneraba, escuche como las criaturas gritaban muy fuerte y taparon el paso a la escalera, sabían cómo cazar, después de todo no quedaron totalmente estúpidas, me pare al instante, justo para ver como el mayor de los Cortez le disparo a una mujer que al parecer era bailarina exótica ya que tenía una vestuario muy peculiar, le disparo en la cabeza como a mí, solo que esta comenzó a sangrar y no se regeneró, en vez de esto murió en el acto y los Cortez comenzaron a disparar a las cabezas de mis… ¿esclavos?... comencé a sentir una ira descontrolada.

— ¡Acaben con todos!—grite fuertemente haciendo que todos estos saltaran y corrieran para ir a destrozar a mis vecinos.

Después de unos cuantos balazos y unos grandes gritos por parte de toda la familia el ruido se acabó, toda la habitación quedo en silencio, los monstruos se corrieron haciendo visible los cuerpos destrozados de estos, pero vi que había uno intacto, uno totalmente vivo, en shock, pero vivo después de todo, era el tío Cortez, que felicidad que me lo dejaron a mí.

—ahora vas a ver el problema que esta loca te va a hacer—dije con una gran sonrisa en mi cara, les ordene a dos grandes y musculosos monstruos que los cogieran de los brazos y los llevasen a mi habitación, fui detrás de ellos y lo que me encontré me sorprendió un poco la escena que encontré.

— chico malo—le dije a Simón mientras sacaba el pene cercenado del trasero del cadáver de la pobre abuela Cortez.

—¿Qué me vas a hacer?—dijo el tío muy asustado.

Mire a mi querido Simón y luego mire a los rostros de las cosas que tenían al hombre, y con el pene en mano me acerque a él.