Advertencia: Esta novela tendrá escenas de sexo explicito e incesto. Esta clasificada como +18. ~ SINOPSIS ~ Hace varios años una succubo llego al planeta y se enamoró de dos mujeres. Debido a que ninguna de las 3 podía vivir sin las otras decidieron vivir juntas. Del fruto de este amor nacieron 3 niñas muy especiales, ya que eran tanto humanas como demonios. 17 años después estas chicas crecieron y 2 de ellas resultaron ser perfectas succubos, mientras que la tercer hija era una chica humana normal. Ahora estas 3 chicas deberán aprender a convivir por si solas, puesto que ser una succubo adolescente traerá demasiados problemas. Giselle y sus hermanas deberán aprender a convivir juntas mientras ocultan un gran secreto a sus madres. Ya que las succubos tienen un gran e intenso apetito sexual, y allí estará Giselle para ayudar a sus hermanas a desquitarse sin que nadie se entere.
Advertencia: Esta novela tiene escenas de sexo explicito e incesto entre adolescentes (mayores a 16 años). Esta clasificada como +18. GISELLE ZURUMI Era un día normal en la escuela, como todos los demás. Ya hace varios minutos que había sonado la campana del fin del receso y todos debiamos volver a clase, pero en este momento me encontraba haciendo algo más importante que asistir a mi clase. Mis rodillas estaban apoyadas sobre el suelo del baño de chicas, algunos mechones de mi cabello colgaban a mis costados, moviéndose en ondas y cubriéndome de los rayos del sol que entraban por la pequeña ventana del baño, ubicada a una buena altura para que nadie pudiera espiar desde fuera. Mi cabeza se desplazaba con movimientos rápidos y constantes, unas manos acariciaban mi cabeza y, a su vez, mi cabello, hasta que sentí como sus uñas se clavaban con fuerza entre mi cabellera. Frente a mí se encontraba mi hermana Yuki, podía escuchar su respiración cada vez más agitada y notaba como sus garras empezaban a salir de sus dedos. Estaba ayudando a mi hermana, como siempre solía hacerlo, y ella cada vez perdía más el control de sí misma. —Ahhhh...~ Nee-chan...~ Logre escuchar mientras mi cabeza continuaba moviéndose de adelante hacia atrás. Dentro de mi boca se encontraba el miembro demoniaco de mi hermana, el cual aparecía cada vez más a menudo sin que ella pudiera controlarlo. Era mi deber ayudar a mi hermana a hacer desaparecer dicha parte de su cuerpo, y en estos momentos dedicaba todo de mí para lograrlo. Mi hermana continuaba jadeando cada vez más, con una voz baja y aguda. Yo tenía los ojos cerrados mientras se la chupaba, pero podía sentir sus garras sobre mi cabeza apretando con un poco de fuerza. Su cola larga y puntiaguda de succubo no demoro en aparecer. Sentí como la parte extrema de su cola se metía debajo de mi falda, atacando rápidamente mi parte baja y comenzando a raspar de forma leve mis muslos descubiertos debajo de mi uniforme escolar. De pronto, mi hermana comenzó a mover sus caderas, causando que su miembro entrara a lo más profundo de mi boca, llegando hasta la entrada de mi garganta. Al principio su miembro no era muy grande, pero mientras más la estimulaba y tocaba en esa zona, más grande era su grosor y tamaño. Aunque sabía perfectamente que si crecía tan rápido de repente era porque no faltaba mucho para que expulsara su esencia especial. —Ahhhh~ N-nee-chan~ y-ya viene... aahhhh!~ —expreso Yuki entre jadeos. Mi cabeza se movía lo más rápido posible mientras mis labios y lengua saboreaban el grueso y palpitante miembro demoniaco de mi hermana. Su cola de succubo parecía tener vida propia, pues sabia a donde se dirigía y que puntos estimular del cuerpo de una mujer. Mientras la punta de su cola frotaba levemente mi intimidad, por encima de mi ropa interior, mi hermana no paraba de jadear con un tono más alto que el anterior. De pronto, mi boca se llenó con un líquido caliente e inmediatamente separe mi boca de ese miembro, y el resto del líquido cayo sobre mi rostro y mi cabello. Mi hermana no paro de jadear y respiraba con dificultad mientras continuaba corriéndose sobre mi rostro, y yo apenas podía abrir los ojos. Unos segundos después, ella terminó de correrse y levante mi rostro para verla desde abajo. En ese momento noté que mi hermana Yuki tenía un par de cuernos sobre su cabeza, los colmillos se le veían por debajo de sus labios, ya que expresaba una sonrisa satisfecha, y su lengua bífida salió unos momentos de su boca mientras controlaba su respiración. Su cola continuaba moviéndose de lado a lado, demostrando así la emoción y satisfacción que ella sentía en estos momentos. Yuki había alcanzado casi su forma de succubo al completo, solo le faltaban las alas de demonio detrás de su espalda, lo cual era un alivio que no hayan aparecido. Cuando sus alas demoniacas aparecían era más difícil calmarla y me tomaba mucho más tiempo complacerla para que volviera a su forma humana. Tiempo que no teníamos en estos momentos, ya que estábamos en pleno horario escolar. La respiración de mi hermana cada vez se calmaba más, mientras relamía mis labios y trataba de limpiarme los restos del líquido blanco que había dejado mi hermana sobre mí. Las partes de succubo de Yuki comenzaron a brillar, tanto sus cuernos, garras, colmillos, lengua, cola y miembro de succubo empezaban a desaparecer de forma lenta. Antes de que eso sucediera ella me tomo del brazo y me levanto de un tirón apresurado del suelo. Separo mis labios con sus dedos y de un rápido movimiento metió su lengua bífida dentro de mi boca. Aquella lengua enredó a la mía y comenzó a chuparla con fuerza antes de que esa parte succubo de su cuerpo se esfumara. Unos segundos después solo quedaron dos chicas humanas, besándose con cariño como si no se trataran de dos hermanas de sangre. —Gracias Gise~ ya no podía controlar mi forma succubo por más tiempo. —me dijo luego de separarnos de aquel beso. —No me agradezcas. Ya te dije que las ayudaré a las dos siempre que sea necesario —le respondí a mi hermana con una sonrisa en mi rostro. Las dos nos miramos con una sonrisa y acto seguido nos dimos un corto beso. Luego, mi hermana comenzó a lamer los restos de su semen demoniaco que habían quedado sobre mi rostro. Se tomó su tiempo para lamer y saborear mis mejillas y labios, hasta que sentí sus manos sobre mis pechos y entendí que esto podría irse escalar a actos más lujuriosos. —Onee-chan... n-no... debemos ir a clase... además... —exprese tratando de negar mis deseos. Solté un jadeo y sentí como el ambiente se volvía un poco caluroso. De repente, sentí ese olor dulce y profundo, un olor que ya había sentido antes, en varias ocasiones. Mi mente empezó a irse hacia otro lugar, mi cuerpo comenzaba a cosquillear con fuerza y solo podía pensar en los labios de mi hermana, y como sus manos presionaban y acariciaban mis pechos, sin mostrar la intención de separarse de estos. —Aahhh...~ Onee-chan...~ Mmmhhh~ —jadeaba sin poder controlarme. Había olvidado por completo todo lo demás, deje que ese placer y lujuria me envolvieran por completo. Mi hermana pasó a besar mi cuello con pasión y sus manos desabrocharon unos cuantos botones de mi camisa escolar, los suficientes para que sus manos pudieran pasar por debajo y tomar mis pechos más cómodamente. Estaba jadeando con voz baja, perdida completamente en la lujuria y la pasión. Y de repente, algo habia cambiado, cuando abrí mis ojos mi hermana ya no estaba conmigo. Trate de controlar mi respiración, seguía sintiendo ese olor dulce y profundo en el ambiente. Caí de rodillas en el baño, y miré hacia ambos lados pero mi hermana ya se había ido, dejándome sola en aquel cubículo de cuatro paredes. Aun me sentía excitada, lentamente baje una de mis manos a mi intimidad, sintiendo lo húmeda que esta zona estaba. Mi camisa se encontraba algo desalineada y mis pechos estaban por encima del escote que formaba la prenda con parte de los botones sueltos. Con una mano traté de volver a abotonarme pero mi mente y mi cuerpo tenían otras intensiones. Apoye mi espalda sobre la pared más cercana y separe un poco mis piernas hacia los lados. Mis dos manos se movían con fuerza y de forma ágil, sintiendo uno de mis pechos apretados, con el ambiente aun cálido a mi alrededor. Seguía sin poder recordar donde me encontraba y mis jadeos se tornaron más constantes a medida que manoseaba mis pechos y me metía dos dedos entre los labios húmedos de mi intimidad. —Ahhhh...~ Onee-chan...~ Mmmhhh~ Yuki~ Aahhhh~
Advertencia: Esta novela tiene escenas de sexo explicito e incesto entre adolescentes (mayores a 16 años). Esta clasificada como +18. GISELLE ZURUMI Salí del baño de chicas con una expresión sumamente avergonzada. Mi camisa y falda escolar se encontraban más arrugados de lo que la había dejado mi hermana. Camine por los pasillos con una mano sobre mi falda, cubriéndome para evitar que vieran lo que había hecho, a pesar de que no se lograba notaba nada. Antes de salir había pasado unos cuantos minutos dentro del baño, limpiándome el rostro y acomodándome el cabello para que no se notara como me había dejado Yuki luego de usar sus manos y garras. Cuando llegue al salón entre lentamente con la mirada baja tratando de pasar desapercibida, pero mi maestra de inmediato giro al verme entrar tarde a su clase. —Señorita Giselle, otra vez llegando tarde a mi clase. La próxima vez no la dejaré entrar y tendrá que esperar afuera. —me regaño la profesora de historia. En ese mismo momento quería desaparecer del lugar, todos mis compañeros giraron para verme de frente mientras caminaba a mi asiento. —Lo siento maestra, no volverá a pasar. —le respondí apenada. Cuando por fin llegue a mi asiento solté un suspiro de alivio, ahora que ya no tenía todos esos ojos sobre mí. Comencé a sacar mis cuadernos de mi mochila cuando mi amiga acerco unos papeles a mi mesa. —Esto es lo que vimos hasta ahora, trata de copiarlo rápido para que no te quedes atrás. —¡Gracias Suzu! —Le agradecí con una sonrisa honesta en mi rostro. —Luego me lo agradeces, además... ¿Por qué siempre llegas tarde a clases? —me cuestiono mi amiga. —L-lo siento... me quede ayudando a unas... amigas... —le respondí sin terminar esa frase por obvias razones. Mi rostro se enrojeció luego de decir aquella mentira, siempre me retrasaba debido a mis hermanas y a su repentino cambio hormonal. Trate de llevar mi mente a otro lado y me concentre en la clase para no perderme de nada. Pasaron casi tres horas luego del incidente en el baño y, luego de acabar la clase de historia y otra de lengua, nos tocaba cambiar de salón para la última clase del día. Cuando sonó la campana todos cerramos nuestros cuadernos y los guardamos en nuestras mochilas junto con los demás útiles escolares. —Gise, ¿harás algo este fin de semana? —al escuchar mi nombre levante la mirada y me lleve una pequeña sorpresa cuando vi a Mike frente a mi mesa. Sin darme cuenta me sonrojé un poco y de mis labios salió una pequeña sonrisa. —No lo sé, tal vez sí... ¿Por qué lo preguntas? Trate de sonar algo coqueta y tierna, Mike era un chico atractivo y hace tiempo que me gustaba. Por el momento solo éramos amigos, pero sabía que era cuestión de tiempo para que nuestra amistad fuera algo más que eso. —Quería invitarte a comer, y a ver alguna película si es que así lo quieres —me dijo con un tono algo apenado. —¡Me encantaría Mike! ¿El sábado te parece bien? –respondí un tanto ansiosa luego de escuchar su invitación. —El sábado, claro. Me parece perfecto —respondió el chico. Ambos sonreímos luego del acuerdo y, después de juntar nuestras cosas, salimos juntos del salón. Mientras caminábamos por el pasillo hablamos de varias cosas con Mike. Sobre lo que vimos en la clase, algunas bromas y juegos que solíamos hacernos. Estábamos a punto de llegar al otro salón cuando de repente sentí a alguien jalar de mi brazo. Rápidamente fui arrastrada hacia atrás y perdí de vista a mis compañeros de clase. —Eh... ¿Gise? ¿A dónde fuiste? —pregunto Mike a lo lejos. Fui arrastrada por varios pasillos hasta llegar a un salón vacío. Cuando entramos al aula por fin pude ver a mi hermana cubierta con una gorra, y enseguida comencé a reprocharle por lo que había hecho. —¿Qué te pasa? No puedes llevarme así como te dé la gana. Tengo que ir a mi última clase y tu también así que... ahhh...~ Solté un pequeño jadeo al sentir los labios de mi hermana sobre mi cuello. Sus manos tomaron mis hombros con fuerza y, unos segundos después, sentí sus uñas punzantes clavarse levemente sobre mi uniforme. De un movimiento le quité la gorra que traía puesta y vi los cuernos que salían de la cabeza de mi hermana. Otra vez estaba perdiendo el control de su forma original y su instinto de succubo comenzaba a apoderarse de ella. —Sumi... n-no podemos... mmmh...~ —jadeaba sin poder controlar a mi hermana. A pesar de ser idéntica a Yuki, pude reconocer a Sumi de inmediato. Reconocer a dos gemelas era algo difícil, pero si llevabas viviendo con ellas desde que tienes memoria era una tarea bastante sencilla. Y más aun si las dos eran tus hermanas. Sumi continuo besando mi cuello cada vez con más fuerza, sus colmillos no tardaron en aparecer sobre mi piel y, debido a como movía su cabeza y como me besaba, parecía que se trataba de una vampira intentando chuparme la sangre. Mi rostro ya se encontraba rojo y respiraba de forma profunda. Al momento sentí el mismo olor del que ya estaba muy familiarizada, y el ambiente se volvió más caluroso. No me di cuenta cuando mi hermana me había llevado contra la pared, pero estaba acorralada entre la pared y sus brazos. —Lo siento Gise... pero no pude controlarme por más tiempo... yo solo... Ahhhg~ La interrumpí con mi mano. Cuando mire de reojo hacia abajo y note que tenía su falda levantada, mi cuerpo no dudo en tomar su miembro demoniaco y comenzar a frotarlo con mi mano. La estuve manoseando por un momento mientras ese miembro crecía más entre mis manos. Así como Yuki tenía su parte favorita de mi cuerpo, Sumi también tenía su fetiche. Mi hermana no tardó mucho en dejar salir sus partes de succubo, y su cola puntiaguda se dirigió a mis pechos. La cola se metió entre el espacio de los botones y la tela, y comenzó a jalar lentamente hacia fuera. —Por favor... no rompas el uniforme. Mamá se enojará mucho si se entera... —le advertirá mientras veía su cola de succubo moverse hacia fuera. Ella me respondió con una sonrisa traviesa y acerco sus manos a mi camisa. Poco a poco fue desabotonando mi uniforme mientras su cola se movía ansiosa de lado a lado detrás de ella. Cuando termino de desabotonar toda mi camisa, mis pechos quedaron libres, solamente cubiertos por mi sostén, y la cola demoniaca de mi hermana entro en acción. Rápidamente tomo uno de mis pechos y se envolvió con fuerza sobre esta. —Aahhhgg...~ —solté un gemido ante la fuerte presión que ejerció la cola de Sumi entre mi pecho. —Nee-chan... tienes unos pechos tan grandes... —menciono Sumi con tono excitado. —N-no son tan grandes como cree-... aahhhg!~ —no pude terminar la frase. Mi hermana me interrumpió hundiendo su rostro sobre mis pechos. La verdad era que si eran de buen tamaño, un regalo de los genes de mi madre, pero mis hermanas las tenían casi del mismo tamaño. Aun así Sumi hundió su rostro entre mis pechos y comenzó a besarlos por encima del sostén, donde estaban descubiertos. Ella no tardo mucho en agarrar mi sostén y bajarlo de un tirón para dejar mis pechos desnudos frente a ella. Tanto su boca como su cola no tardaron demasiado en tomar ventaja de la situación. —Aahhh...~ Onee-chan~ No tan... Mmmhhh~ —jadeaba cada vez más sin poder controlarme. Los labios de mi hermana atraparon uno de mis pezones y ella comenzó a lamerlo y chuparlo con fuerza. Mientras que su cola atendía mi otro pecho, apretándolo con fuerza y frotando la punta contra mi pezón. El placer fue tan alto y la lujuria era tan grande que aproveche que mi hermana se había acercado más a mí y, con mi mano, lleve su miembro contra mi intimidad. Ese grueso y erecto miembro de succubo se frotaba contra mi intimidad por encima de mi ropa interior y mi falda. Mis caderas reaccionaron ansiosas y también se movieron levemente, causando que su futa se frotara más rápido sobre mi falda. El placer que sentía en este momento era tan fuerte, mi hermana seguía estimulando mis pechos sin parar y yo sentía tanta lujuria y pasión que no pude aguantar más y le suplique a mi Sumi que me la metiera en este mismo instante. —Sumi-nee... por favor... quiero tenerla dentro. No aguanto más... metémela rápido dentro de mí... Mi hermana levantó su mirada sobre mis pechos y me dedico una sonrisa traviesa. Luego de eso ella tomó mi mano y me llevo a una cama cercana, fue entonces cuando caí en cuenta de que estábamos en la enfermería de la escuela. Cuando llegamos a la cama me acomode y, luego de quitarme ropa interior dejándome la falda puesta, me recoste boca arriba. Separando mis piernas para mi hermana y levantando mi falda. Sumi también se subió a la cama y acerco su miembro hacia mi vagina. Sujetándome de la cintura comenzó a introducirla poco a poco hasta que por fin la tuve completamente en mi interior. —Aahhggg!~ esta... está dentro... —exprese con tono lujurioso. La única respuesta que obtuve de mi hermana fue una sonrisa traviesa. De inmediato ella comenzó a moverse y a penetrarme con su miembro, sacándolo y metiéndolo en mi vagina cada vez con más intensidad. Mis gemidos comenzaron a intensificarse mientras mi hermana me follaba con su miembro de succubo. Mis caderas respondían moviéndose de adelante a atrás para intensificar las penetraciones que Sumi me estaba dando. —Aahhhggg~ Onee-chan~ Asii...~ Mmmhhgg~ se siente tan rico...~ —Aahhh...~ Gise-nee... tu vagina esta apretándome con fuerza...~ Mmmgghh~ Se siente muy bien... Aaahhh!~ Las dos gemíamos de placer mientras nos movíamos juntas. Ninguna de las dos se había quitado por completo el uniforme escolar, lo cual hacia la experiencia más lujuriosa y placentera para ambas. Mi camisa colgaba entre mis brazos mientras mis pechos descubiertos se movían de arriba a abajo, cada vez más rápido debido al sexo que estábamos teniendo. Fue entonces cuando la cola de mi hermana entro en acción y esta vez se envolvió en ambos pechos con fuerza. Los rodeo de una manera que fuera fácil apretarlos y, para terminar, acomodo el extremo de su cola entre mis pechos para así apretarlos y comenzar a frotarse contra mis senos. Como si fuerza un miembro y lo estuviera masturbando con mis pechos. El ambiente se volvió más caliente y lujurioso, y ese olor característico se volvió más intenso mientras nosotras seguíamos follando y gimiendo sin parar. La cama comenzo a rechinar cada vez más, y mi hermana llevo una de sus manos detrás mío. La apoyo sobre mi espalda descubierta, debajo de mi camisa, y me acerco de tal manera que pudiéramos estar más comodas y sincronizar mejor nuestras caderas y así poder sentir más de este sexo intenso que estábamos teniendo. —Aaahhhggg~ Onee-chan~ Mass~ maass~ me encanta como me coges, pero quiero sentir más de ti..~ —gemía suplicándole más a Sumi —Gise-nee...~ Mmmhhggg~ siento que voy a... —Nooo!... Mmmhhgg~ por favor... no te corras... Aahhhgg~ Necesito más de ti... quiero que me sigas follando como... AAAHHGGG~ SIII!~~ Mi hermana comenzo a penetrarme con mucha más fuerza e intensidad. Su miembro se había agrandado más en mi interior y lo sentía palpitar con fuerza dentro mío. Arquee mi espalda con de inmediato debido a tanto placer que sentía, y ambas gemíamos de tal manera que seguro alguien nos habría escuchado si no estuvieran todos en sus clases. Mi hermana me dio su última embestida y de golpe comenzo a correrse en mi interior. Clave mis uñas sobre las sabanas mientras sentía ese caliente líquido llenarme por dentro. Unos segundos después mi hermana se separó de mí, jadeando y sacando su miembro de mi vagina al momento que se notaba un brillo en esa zona. Empezando a desaparecer poco a poco, así también como sus otras partes de succubo. —Noo... Onee-chan... tienes que seguir cogiéndome... yo quiero más de ti... por favor... —le suplicaba a mi hermana mientras esta se apartaba respirando agitada. Apoye mis manos en sus hombros y me acerque a ella para besar su cuello con pasión y lujuria, intentando sacar otra vez sus partes de succubo para que volviera a perder el control. Tome las manos de Sumi y las puse sobre mis pechos para que me manoseara y así lograr que ella perdiera el control. —Mmmhh...~ Gise-nee...~ se siente muy bien, pero no puedo... no podemos seguir. Lo siento... Mi hermana se apartó de mí y me dejo sentada en la cama. —Podemos seguir en casa, junto a Yuki si quieres...~ —me ofreció al momento de separarse de mí. Ella me guiño un ojo y se acomodó su falda antes de salir de la habitación. Sumi había entrado como una succubo hambrienta y se había ido con su forma humana sin dejar rastro alguno de lo que había pasado. Yo en cambio quede sola, aun excitada y con los pechos descubiertos sobre aquella cama de la enfermería. —Onee-chan... porque... Mi cuerpo seguía estando excitado, el ambiente continuaba sintiéndose caliente y es olor... ese dulce olor... Mi mano derecha fue sobre mi intimidad y mi mano izquierda tomo uno de mis pechos y comenzo a presionarlo con intensidad. No demore mucho en meterme 4 dedos dentro de mi vagina y masturbarme pensando en mis hermanas. —Ahhhgg..~ Sumi-nee~ Yuki-nee~ Mmhhggg~ —gemía cada vez más fuerte. Mis dedos entraban y salían de mi vagina con mucha rapidez, aquella última frase de mi hermana se quedó en mi mente. Y con lo excitada que estaba mi cabeza comenzo a jugar con ese pensamiento, recordando las noches que pasaba con las gemelas succubo en nuestra habitación. —Aaahhggg!!~ Sumi~ Mmmgghhh~ Yuki~ AHHHGGG!~ No tarde mucho en llegar a mi orgasmo, varias gotas de mis fluidos cayeron sobre las sabanas y mientras respiraba de forma agitada mi mente volví a entrar en razón. Aquel olor ya no estaba y el ambiente se sintió normal otra vez. Ya era el segundo orgasmo en el día que tenía en la escuela. Me avergoncé mientras miraba mi mano y mis dedos mojados frente a mí. De pronto sonó la campana de fin de clases y, sorprendida totalmente, me bajé de la cama para comenzar a arreglarme lo más rápido que podía. Me acomode el sostén y me abotone mi camisa con temor a que alguien me encontrara en esta situación. Cuando finalmente estuve lista salí de la enfermería, evitando a mis compañeros para ahorrarme la vergüenza, y las falsas excusas que les daría por ausentarme a la última clase del día. Camine hasta la salida de la escuela y, con paso apurado, me dirigí a casa rápidamente antes de que alguien me reconociera.
YUKI ZURUMI Por fin había terminado el horario escolar y salimos de la escuela junto a mis amigas de clase para comenzar el camino a casa. Luego del receso no tuve ningún otro inconveniente con mi verdadera forma, pude controlar fácilmente mi instinto de succubo y ocultar mis partes demoniacas, gracias a la ayuda de mi hermana. A la vista de todos era una simple estudiante humana sin ningún defecto ni algo fuera de lo común. Con mis amigas caminamos unas cuantas cuadras juntas a la vez hablábamos de chismes y cosas sin importancia. Hasta que llegamos a una esquina y todas nos despedimos, ya que a partir de ahí nuestro camino para llegar a casa se dividía. Solo camine unos cuantos metros sola hasta que me encuentre con mi hermana más adelante. —Sumi, ¿Cómo te va? ¿Saliste antes de la escuela? —le dije acercándome a mi hermana gemela y caminar juntas a casa. —Salimos al mismo horario, solo que tú caminas muy lento Yuki. —me respondió con tono bajo. —Jejeje eso no es cierto... por cierto, ¿dónde esta Gise? —pregunte mientras miraba a los lados en busca de mi hermana menor. Normalmente las tres volvíamos juntas a casa pero no veía a Giselle por ningún lado. —Creo que se fue a casa rápido, la última hora de clase fue un poco... difícil para ella. —note un pequeño tono de vergüenza en la voz de mi gemela. Luego de escuchar esas palabras me acerque a mi hermana y con una sonrisa traviesa la moleste golpeándola con mi codo. —¿Acaso estuvieron haciendo travesuras en horario de clases Sumi? —le pregunté con una sonrisa y mirada burlona. Solté una risa divertida antes de ver la reacción de mi hermana. —¡No fue mi culpa! No pude aguantarlo más... apenas pude cubrir mis cuernos hasta que toco la campana de cambio de salones. —me respondió Sumi de manera avergonzada. —Eres una chica muy pervertida Sumi —dije para luego soltar una pequeña risa. —¡Te dije que no fue mi culpa! Además estoy segura de que no fui la única que hizo esas cosas con nuestra hermana. No olvides que tú tampoco controlas tus instintos y tu forma original. —me recrimino Sumi luego de burlarme de ella. —No, pero al menos yo lo hago en el recreo con Gise. Y nadie sospecha nada de lo que hacemos. —le respondí de forma convincente y orgullosa por mis métodos para controlar mis instintos. —¿Y como piensas que lo voy a hacer con ella si tú la acaparas en los recreos? —Ay no te hagas, no sería la primera vez que lo hacemos las tres en el baño de chicas~ Note el sonrojo de Sumi por mi comentario, recordándole las veces que estuvimos las 3 juntas teniendo sexo en el baño de chicas de la escuela. Esos recreos eran los mejores, aunque era un trabajo extra para Gise, ya que tenía que satisfacer a sus dos succubos a la vez en un corto periodo de tiempo. Continuamos hablando sobre el tema de nuestra verdadera forma hasta que llegamos a un cruce de calle y nos encontramos con una chica que conocíamos bastante bien. —Hola Gise~ ¿Por qué saliste tan rápido de la escuela?~. —le hablé en un tono cariñoso mientras me acercaba a ella para abrazarla por detrás. —Y-yuki-nee... no es que saliera rápido, sino que... —¿Saliste antes de que sonara la campana? —pregunto Sumi al acercarse a nosotras. —¡Claro que salí antes! ¿Cómo piensas que me verían mis compañeros si me ven entrar a clase 20 minutos antes de que terminara la clase? —respondió Giselle con un todo nervioso y algo molesta. —¿20 minutos? Si nosotras acabamos como 40 minutos antes de que acabara la clase. —le respondió Sumi. Luego de la respuesta de mi gemela note como Giselle se ponía un poco más nerviosa y su rostro se sonrojaba un poco. Levantando sus manos y cubriéndose el rostro con una gorra para evitar que la veamos. Acerque de golpe mi nariz a su cuello y comencé a olfatear a mi hermana. Usando mi olfato de succubo recorrí casi todo su cuerpo y me di cuenta de que tenía cierto olor familiar que delataba lo que había hecho. —Nee-chan~ ¿Acaso tuviste varios orgasmos en el día? Es raro porque conmigo no llegaste a tener un orgasmo... —le dije recordando lo que habíamos hecho. —Conmigo tampoco. —añadió Sumi. Giselle de sonrojo más aun y se apartó de mis brazos con un movimiento, empujándome hacia atrás y dando varios pasos hacia adelante para mantener una distancia de nosotras. —¡¿Cómo creen que pueda seguir en clase si me dejaron tan excitada y se fueron luego de volver a su forma humana?! El tono de voz de Giselle tenía cierta molestia además de verse tan avergonzada. Cruce una mirada con Sumi y ambas sabíamos porque debimos dejarla así y no continuar nuestro "momento de hermanas". —Gise-nee, lo lamento, pero sabes que si nos quedamos no acabaríamos rápido... —me acerqué a mi hermana con un tono calmado y tranquilizador —¡No me importa! Me dejaron sola y se fueron. Como si fuera su juguete al cual pueden usar cuando quie-... —la interrumpimos y las dos nos acercamos para abrazarla. Quería reclamar su boca, pero Sumi se me había adelantado, así que me quede con su cuello. Las dos le dimos un beso tierno y cariñoso a Giselle y luego separamos nuestras bocas sin dejar de abrazarla por los costados. —Sabes que no es eso Nee-san, nosotras te queremos mucho... —le susurré con un tono amoroso. —Y es gracias a ti que podemos controlarnos y evitar que los demás descubran que somos en realidad. —termino de decir Sumi. Luego de besarla las dos teníamos nuestros colmillos en la boca y miramos a nuestra hermana de forma honesta. Sonreímos juntas y luego de unos momentos Giselle pego la gorra que tenía en las manos sobre el rostro de Sumi y se apartó aún más avergonzada. —Ya lo sé, solo que no me gusta que me dejen con ganas de más... —añadió Giselle con tono apenado y hablando por lo bajo. —Ohhhh ¿Ese es el problema? Entonces no hay tiempo que perder... Mi noto de voz cambio a uno más travieso y tomé el brazo de Giselle para apresurar el paso y llegar más rápido a casa. —Cuando lleguemos a casa las dos podemos darte lo que quieres por varias horas~. —le dije en un susurro coqueto y travieso. —Si mi hermana así lo pide no me queda de otra que cumplir con su pedido~. —agrego Sumi, que también se había pegado al otro hombro de Giselle. —¿Q-que...? P-pero... nuestra madre Hyuna estará en la casa... —respondí Giselle con tono nervioso. —¿Y eso que? Es fácil esconderse de una sola... —le dije mientras me relamía los labios. —Hay que aprovechar que no están las 3 en casa...~ —termino de decir Sumi. Las dos continuamos caminando de forma apresurada, empujando a Giselle para llegar más rápido a casa y darle una disculpa de la forma que a ella más le gustaba.
Advertencia: Esta novela tiene escenas de sexo explicito e incesto entre adolescentes (mayores a 16 años). Esta clasificada como +18. SUMI ZURUMI —Hola mamá, ya estamos en casa. Anuncie cuando llegamos a casa, las 3 entramos por la puerta principal. Mientras Yuki cerraba la puerta vimos a nuestra madre Hyuna venir desde la cocina para darnos la bienvenida, como todos los días. —¡Niñas, bienvenidas a casa! Una cálida sonrisa invadía su rostro mientras se acercaba para darnos un abrazo y un tierno beso en nuestra frente. Primero saludo a mis hermanas, y cuando fue mi turno enseguida sentí la presión de los pechos de mamá contra los míos en el momento que me abrazo con fuerza. Después me dejo un beso en la frente y se separó de mí. Mi madre Hyuna era una mujer de estatura media, unos 1,66 mts. Y a pesar de sus 42 años de edad, parecía más joven de lo que era, con una actitud tierna y cariñosa, era una de esas madres amorosas y dulces que nunca las veías molesta y trataba de cumplirte todos tus caprichos. Con cabello largo y de color gris azulado, y con un cuerpo que atraería la mirada de cualquier hombre y mujer, pechos de gran tamaño y una cintura delgada seguida de unas buenas caderas. Hyuna era una humana normal y madre de sangre de mi hermana Giselle. Se podía decir que era una madrastra tanto mía como de Yuki, pero como nuestras 3 madres vivían juntas la llamábamos madre a pesar de que no nos una un lazo sanguíneo. —¿Cómo les fue en la escuela? —nos preguntó con una tierna sonrisa en sus ojos. —Bien, aunque estamos un poco cansadas. Iremos a nuestra habitación a cambiarnos y descansar. —respondió Yuki rápidamente mientras las 3 subíamos por las escaleras hasta el segundo piso. —Oh, está bien. Pero no se duerman ¿de acuerdo? Quiero que me ayuden a preparar la cena luego. —contesto nuestra madre. —Está bien. —le respondí mientras llegábamos al segundo piso de la casa. Caminamos por el pasillo hasta la puerta del fondo a la derecha, que era donde se encontraba nuestra habitación. Las tres compartíamos la misma habitación desde que tenemos memoria, al principio era algo molesto y le pedíamos cada tanto a nuestras madres que nos dieran una habitación para cada una. Hasta que Yuki y yo despertamos nuestro instinto succubo y desde ese momento amábamos compartir la habitación y la cama con Giselle, pero claro ninguna de nuestras madres sabía que las tres dormíamos juntas y nos quedábamos hasta varias horas tarde despiertas. Una vez que entramos en la habitación nos quitamos la mochila y la dejamos a un costado. Con Yuki teníamos un objetivo claro y no dudamos ni un segundo. Nos acercamos a Giselle y la tomamos de ambos brazos para llevarla a su cama, que era la que estaba en el medio de las tres camas ubicadas a un lado de la pared. —Bueno, Nee-san~ ahora te daremos tu regalo de disculpas~ —le dije a mi hermana. —P-pero mamá Hyuna estaba abajo... N-nos escuchará si hacemos eso... —Entonces te recomiendo que no hagas mucho ruido~ —sentencio Yuki y las dos de inmediato comenzamos a besar a nuestra hermana. Nuestros cuerpos comenzaron a emitir un pequeño brillo y rápidamente aparecieron nuestros cuernos, cola, garras y colmillos de succubo. Ahora que estábamos en casa no había motivo por el cual ocultar nuestra verdadera forma, y al relajarnos aquellas partes de succubo aparecían por si solas. Las únicas partes que no aparecieron fueron nuestras alas, que estás solo aparecían cuando perdíamos completamente el control y estábamos en un punto de máximo placer o lujuria. La otra parte que no aparecio era nuestro miembro de demonio, que esta era una parte que tampoco podíamos controlar a voluntad. Y solía aparecer en el momento indicado o cuando perdíamos el control. Aunque a veces no aparecian, ya que estaba completamente satisfecho. Con Yuki estábamos besando cada lado del cuello de Giselle, nuestras faldas se levantaron levemente por la parte de atrás dejando salir nuestras colas de succubos. Estas se dirigieron a nuestra hermana y con la punta comenzaron a acariciarla en lugares exactos de su cuerpo. Mientras la besábamos íbamos desabrochándole la camisa y no tardamos mucho en quitársela para ver esos grandes y redondos pechos. —Mmmm~ Nee-san~ tus pechos son muy grandes —le dije con un tono travieso mientras me relamía los labios. —Creo que sus chicas están pidiendo que las atendamos~ —añadió Yuki y ambas nos guiñamos el ojo antes de acercarnos a sus pechos. Entre las dos le bajamos el sostén a nuestra hermana, cada una tomo un pecho con su boca y comenzó a lamerlo y chuparlo. Comenzamos con besos leves y suaves, pero no tardamos en ejercer más presión y fuerza contra ella, y Giselle termino cayendo sobre la cama con las cabezas de ambas sobre sus pechos. —Aaahhh...~ Chicas... no tan...~ Giselle comenzaba a jadear cada vez más y nosotras nos comenzamos a excitar más y más. Los pechos de Giselle eran una zona íntima que no se mostraba a los demás, y nuestras madres no podían ver, por lo tanto, era una zona libre para dejarle marcas personales. Por los jadeos de dolor y placer que salían de la boca de Giselle comprendí que Yuki también había clavado sus colmillos en esa zona de su cuerpo, así como yo lo hice. Ambas le dimos una mordida sobre esos pechos y luego succionamos con fuerza en los puntos donde le habíamos clavado nuestros colmillos. Una marca notoria junto a una mordida se habían quedado sobre ambos pechos de Giselle. Mientras disfrutábamos de sus senos no nos quedamos quietas y juntas le quitamos la falda y la ropa interior dejándola desnuda debajo de nosotras. Mi mano se movió rápido y mis dedos chocaron con los de Yuki cuando estaban encima de la intimidad de Giselle. Nos sincronizamos de inmediato y ambas comenzamos a frotar y acariciar la húmeda vagina de nuestra hermana. —Aaahhggg~ Aaahhh!~ Los gemidos de nuestra hermana comenzaron a aumentar y mi cola se acercó a sus labios para hacerle un gesto de que debía estar callada. —Shhhh, te dijimos que no hagas ruido~ Le dije en un tono travieso y mi cola de succubo comenzó a meterse en la boca de Giselle para callarla. Ahora fui yo la que soltó unos jadeos cuando Giselle comenzó a chupar y lamer la punta de mi cola. Yuki ya se había quitado su camisa y yo no tarde en hacer lo mismo. Los dos continuamos chupando los pechos de Giselle mientras frotábamos su vagina, y no tardamos mucho en comenzar a masturbarla con dos dedos cada una. Nuestra hermana comenzó a jadear más fuerte, y lo note, ya que su boca continuo chupando mi cola con más intensidad. Mi vagina comenzó a humedecerse más por la excitación, levante una de mis piernas y aproveche que tenía pegado el muslo de Giselle para atraparlo con mis piernas. Debido a la excitación mis caderas comenzaron a moverse y mi vagina se frotaba contra el muslo de mi hermana. La cama comenzó a rechinar un poco más, estaba segura segur que Yuki había tenido la misma idea que yo y también estaba frotándose contra el otro muslo de nuestra hermana. Las tres estuvimos unos minutos en esa pose, ambas chupábamos los pechos de Giselle, la masturbábamos con 4 dedos metiéndose dentro de ella, y nos frotábamos contra sus muslos mientras ella jadeaba y gemía de placer con mi cola dentro de su boca. Cuando sentí la fuerte mordida de Gise en mi cola entendí que había llegado a su orgasmo. Unos segundos después mis dedos se sintieron más húmedos y cuando los sacamos de su vagina varios fluidos comenzaron a salir de la intimidad de Giselle. Nos separamos de ella y vimos como Giselle jadeaba y respiraba con fuerza. Nos miramos con Yuki y sonreímos, fue una sonrisa traviesa y maliciosa, esto recién había comenzado para nosotras. Nos agachamos un poco más y ambas llevamos nuestra boca a la vagina de Giselle para lamer y saborear los fluidos y el orgasmo que recién había tenido. —Aaahhggg!~ Chicas~ estoy sensible... esper-... Aahhhh!~ Con Yuki no pudimos controlarnos y continuamos saboreando y succionando el dulce y sabroso orgasmo de Giselle. Ella trataba de apartarnos de su intimidad, jalando de nuestro cabello y cuernos, pero le era imposible. Nosotras lamíamos y chupábamos su vagina hasta que la dejamos seca de sus fluidos. Cuando nos separamos con Yuki nos quitamos la falda y la ropa interior, no supimos cuando pero nuestros miembros ya habían aparecido en nuestra intimidad. Ahora que estaban erectos y duros nos acercamos a Giselle y ella nos observó con una mirada de lujuria total. —Ahora es tu turno de usar tu boca~ —le dije con un sonrojo travieso en mi rostro. —Vamos Nee-chan~ esto te va a encantar~ —le dijo Yuki mientras ambas nos acercábamos a ella. Nos subimos a la cama y nos arrodillamos frente a Giselle, apuntando nuestros miembros a su rostro. Ella extendió sus brazos y tomo cada uno con una mano, en ese instante una voz familiar interrumpió el lindo momento que estábamos pasando entre hermanas. —¡¡Giselle, cariño!! ¿Puedes bajar a ayudarme con algo? Esa era la voz de mamá Hyuna, que había gritado desde el piso de abajo llamando a Giselle. Nuestra hermana no respondió al llamado, ya que tenía la boca ocupada. Había comenzado a chupársela a Yuki mientras masturbaba con su otra mano mi miembro. —Gise-nee, mamá te está llamando... Entre jadeos Yuki trato de apartar a Giselle pero esta seguía chupando su miembro, y cada vez lo hacía con más intensidad. Parecía que no le importaba otra cosa más que satisfacer su lujuria. Ahí fue que entendí que Giselle había entrado en ese modo de lujuria total, donde no se detenía hasta complacernos a Yuki y a mí por completo. —¡¡Giselle!! ¿Me escuchaste? ¿Estas ahí arriba? —volvió a llamar mamá Hyuna. Cuando Gise se separó del miembro de Yuki giro su cabeza para acercar su boca a mi miembro, con unas claras intensiones de devorarlo. Yo sostuve sus hombros con fuerza y la empujé hacia atrás. —Giselle, debemos parar. Mamá te está llamando, si no bajas ella subirá aquí y nos descubrirá. —No me importa, yo quiero seguir con esto... —respondió mi hermana. Volvió a acercarse a mí y Yuki la empujo hacia atrás. Su voz estaba cargada de lujuria y deseo sexual. Mamá Hyuna volvió a llamar y esta vez se escuchaba más cerca. —¡Y-ya baja! ¡¡Está terminando de cambiarse!! — grité de manera apresurada. Luego de escuchar la confirmación de mamá voltee a ver a mis hermanas. Yuki se encontraba sacudiendo a Giselle para hacerla entrar en razón. —... ¿Entiendes? Te prometo que más tarde podemos continuar con esto y no pararemos hasta que quedes satisfecha, ¿de acuerdo? —le dijo mi gemela a Giselle. Parecía que Yuki logro controlarla y convencerla, con un puchero Gise se separó y fue al armario para sacar algunas ropas y cambiarse. Antes de salir de nuestra habitación nos miró a ambas con un pequeño gesto molesto. —Esta vez las perdono, pero solo porque fueron ustedes las que quedaron sin su orgasmo. Después de decir esto salió y nos dejó a ambas solas en la habitación. Las dos suspiramos y nos paramos para tomar nuestras ropas, aun teníamos nuestros miembros erectos. —No entiendo como pasa de ser una chica tímida y tierna, a una ninfómana sexual —expreso Yuki mientras levantaba los uniformes escolares de las 3 que quedaron tirados por el suelo. —Yo tampoco, es algo extraño... —Encima nos dejó en el mejor momento, sin ella no podemos seguir con el sexo... —Espera... ¿Quién dijo que no podíamos seguir las dos solas? —una sonrisa traviesa se dibujó en mi rostro luego de decir aquellas palabras. Me acerque a mi hermana por detrás y la tome por sus hombros. Cuando comencé a besar su cuello ella dejó caer los uniformes al suelo y comenzó a jadear levemente. Mis pechos se pegaron a su espalda y poco a poco la llevé a mi cama, que se encontraba del lado derecho de la habitación. Cuando llegamos a mi cama ella se dio vuelta y comenzamos a besarnos y manosearnos con mucha pasión y lujuria. No solo podíamos hacer estas cosas con Giselle, ver mi rostro y mi cuerpo frente a mí, besarlo y manosearlo era algo sumamente excitante. Nuestros miembros seguían erectos y, al no tener a Giselle, era difícil decidir quien de las dos sería la primera en ser penetrada por la otra. Entre empujones, besos y mordidas ninguna de las dos cedió y nos quedamos entrelazadas en la cama, nuestras colas se envolvieron el miembro de la otra y, con fuerza, comenzamos a masturbar a la otra sin parar. La excitación y la lujuria era demasiado fuerte para detenernos, nuestras bocas solo se separaban parar tomar un poco de aire. Nuestros pechos estaban muy juntos y se frotaban sin parar. Comenzamos a jadear con más fuerza y nuestras colas masturbaron cada vez más rápido el miembro de la otra hasta que las dos nos corrimos al mismo tiempo. El líquido blanco cayo sobre los muslos de mi hermana y los míos, mientras tratamos de controlar nuestra respiración aquel brillo hacía desaparecer los miembros demoniacos. Con mi dedo tome un poco la corrida de Yuki que estaba sobre mis muslos y lo lleve a mi boca para saborearlo. Ella hizo lo mismo con el mío y, unos segundos después, me encontraba encima de mi hermana besando su cuello y acomodando mi vagina sobre la suya. Ambas continuamos excitadas y con ganas de seguir. Mientras nos besábamos comenzamos a mover nuestras caderas y a frotar nuestras húmedas vaginas. Un intenso placer recorrió el cuerpo de ambas y nuestras lenguas bífidas se envolvían dentro de nuestras bocas en un intenso y lujurioso beso lésbico. La cama comenzó a rechinar debido a nuestras caderas, nos dejamos llevar por el deseo y la excitación a tal punto de que ambas frotábamos nuestra vagina contra la otra. Estábamos en medio de unas tijeras lésbicas hasta que Yuki se detuvo y me separo con sus manos. —Espera, espera, le prometimos a Giselle continuar con lo que dejamos —expreso con voz jadeante. —¿Y? Eso no impide que nosotras tengamos sexo~ —le respondí a mi gemela y continúe moviendo mis caderas pero ella volvió a detenerme sosteniendo mi cintura con fuerza. —Ya sé, pero si seguimos con esto tal vez no tengamos energías para continuar con Giselle... —Bueno, en eso tienes razón —respondí luego de pensarlo desde ese punto. —¿Qué te parece si continuamos con esto en la noche? Junto con Giselle~ —me propuso Yuki. —Me parece perfecto~ Luego de llegar al acuerdo nos dimos un último beso y nos separamos. Las dos acabamos algo sudadas por el sexo y Yuki no pudo contenerse, se acercó a mí y comenzó a besar mi cuello. Sonreí de forma divertida y acaricié su cabello mientras me besaba. —Creí que dijiste que debíamos esperar a Gise —le dije sonriente al sentir el deseo sexual que Yuki emanaba por mí. —Lo sé, es que sigo tan caliente y excitada... Entendía perfectamente la situación de Yuki. Ambas al ser succubos no podíamos controlar nuestro apetito sexual una vez que había comenzado. Además, era demasiado excitante tener sexo con una chica que era exactamente igual a ti. Parecía como si tuvieras sexo contigo mismo y eso era un plus que aumentaba nuestra lujuria sexual más de lo normal. —Mmm... ¿Qué te parece si nos damos una ducha fría? Tal vez eso calme nuestra calentura actual —le propuse a mi gemela. Yuki no me respondió y me dio la vuelta para volver a besarme. Acepte el beso de mi gemela y lo intensifique de inmediato. Comenzamos a jugar con nuestras lenguas y nuestros pechos estaban tan presionados que sentía como me empujaba por la falta de espacio. Me pare sin separarme de la boca de Yuki y la lleve hasta la puerta del baño. Nuestras colas se envolvieron en la cintura y el trasero de la otra, y mis garras se clavaban en la espalda de Yuki, al igual que sentía las garras de Yuki sobre mi espalda. Apenas logramos entrar al baño encendimos la ducha fría para ver si de esta forma podíamos calmar nuestra calentura e instintos naturales de unas succubos adolescentes y en pleno desarrollo.