Una Aventura en Kanto, pero al revés (reeditada y remasterizada)

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por Agorin, 9 Marzo 2008.

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    Agorin

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    Una Aventura en Kanto, pero al revés (reeditada y remasterizada)
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    Una Aventura en Kanto, pero al revés (reeditada y remasterizada)

    Así es, queridos contertulios. No sólo he regresado al subforo, sino que además lo hago reeditando "el mejor fic de comedia que Timboctú ha visto jamás", como dijo un autor amigo mío por ahí. Así es, "Una Aventura de Kanto, pero al revés" regresa, con mejores chistes, mejor escrita y en general, para reactivar en este subforo la comedia, que caramba cómo era de común antes y ahora no lo es tanto. So... disfruten y critiquen, y apaléenme.

    Ah, voy a pedir borrado de post de "ay k bueno es tu fic kiero conti", así que ni se molesten en escribir para eso :).

    Si hay algún problema con los que tienen skin dark, me avisan.

    Una aventura de Kanto, pero al revés.

    Capítulo 1.- Un chico especial y su amigo… especial también.

    Érase una vez una historia. No una historia de héroes, no una historia de hazañas y leyendas, ni de amor, ni de amistad, ni de valor, ni de aventura, ni de chistes.

    Digo, de chistes sí. Era esta la historia más graciosa de la que Timboctú haya tenido conocimiento y eso significa muchísimo.

    Amanecía en Pueblo Paleta y no pasaba nada, nadie estaba levantado ni había gente en la calle, así que nos vamos a trasladar al mediodía, donde sí pasaban cosas. Y, ¿qué pasaba? Ésa es sin duda la pregunta que usted, mi querido radioescucha, se hará. Así que iniciemos todo y así podrá responderse solo, que a mí no me pagan para estar de guía turístico.

    La pieza de Ignacio estaba en una orientación en la cual el sol la inundaba solamente al mediodía. Y a esa hora era que Ignacio, su morador, despertaba. Todas las mañanas, Ignacio levantaba su vista hacia la puerta, y con voz melodiosa profería su primer sonido del día.

    -¡¿Está listo el almuerzo?! –gritó hacia el primer piso.
    -Ya casi –respondió una voz procedente de la cocina. Sí, como imaginan (algunos de ustedes porque ya leyeron esto, feos), era el padre de Ignacio.


    Ignacio se levantó y todo eso, mientras su padre ponía la mesa y servía los platos. Cuando todo estuvo listo, ambos se sentaron y se pusieron a comer. La expresión del padre de Ignacio era de preocupación.

    -Ignacio, hoy inicias tu viaje Pokémon como entrenador, así que tengo que darte algunos consejos –dijo.
    -Son las dos de la tarde, papá, quiero almorzar y ver los padrinos mágicos tranquilo.
    -Normalmente, los chicos normales inician su normal viaje en la normal mañana- replicó su padre.

    Ignacio, que estaba separando el puré de la carne, puso cara de rebelde, así bien rebelde y hasta me da un poquito de miedo relatar esta parte.

    -¡Bah! Yo empiezo mi viaje cuando quiero, papá. Que todos hagan lo mismo no quiere decir que yo tenga que hacerlo también.
    -Igual te quiero decir algo, hijo. ¿Por qué diablos no fuiste a buscar a tu Pokémon en la mañana?
    -Porque me dio flojera levantarme, ya sabes, levantarse es peor que una clase de filosofía a las ocho o bailar perreo chacalonero.
    -Es terrible que tengas que conformarte con un Pokémon no starter –dijo su padre con expresión de pena.
    -De cualquier manera, los starters apestan. Una tortuga, una… cosa con un bulbo en la espalda y una lagartija. Paso.
    -No entiendo por qué no puedes ser como el resto. Me preocupo por ti y tú siempre molestas.
    Ignacio terminó su almuerzo y no prestó mucha atención a su padre.

    -Bueno, ya voy donde Oak, espero que no me sermonee tanto como tú.
    -¡Eso! Esperaba el momento de que te fueras.
    -Acuérdate de mí cuando estés viejo y en el asilo.
    -Te espero con las 8 medallas aquí. De lo contrario, ¡te quedas sin casa!


    Ignacio bostezó y se fue. No era un chico común, era flojo y no muy simpático; un niñito de 15 años, que no sólo estaba atrasado varios años para iniciar su viaje Pokémon, sino que también tenía mucha flojera en iniciarlo, pues lo consideraba una pérdida de tiempo importante. Pero su padre estaba siempre molestándolo con lo mismo, así que un día se aburrió de estar en Pueblo Paleta y le dio por iniciar un viaje Pokémon, como todos lo hacían.

    Llegó a la casa de Oak y se puso a tocar el timbre varias veces. Oak se demoraba, así que Ignacio empezó a gritar.

    -Este maldito viejo… -dijo, y elevó el tono de voz-. Oiga, profesor, ¡vengo a buscar mi Pokémon!
    -Siempre atrasado… ¿por qué no viniste en la mañana? –dijo Oak, mientras salía a abrirle.
    -Vengo a buscar mi Pokémon solamente, no me sermonee, profesor. Ya mi padre me dio muchos consejos de vida, creo que hasta aprendí a lavar ropa.
    -¿En serio?
    -No.
    -Está bien… -dijo el profesor, que empezó a buscar entre sus ropas-. Tengo esta pokebola vieja, ¡un Pikachu!
    -De ninguna manera, no un Pikachu, es de lo peor.
    -Buena respuesta, al último que le ofrecí un Pikachu, me lo aceptó. ¡Qué tonto! Pasemos al laboratorio.
    -¿Se lo aceptó? Vaya un idiota, espero no conocerlo nunca –dijo el chico, mientras miraba los estantes del laboratorio-. Quiero un Pokémon raro, que no todos lo tengan, si es posible.


    Oak empezó a revisar los estantes, mientras le decía a Ignacio qué Pokémon podía darle.

    -¿Un Marill?, ¿un Staryu?, ¿un Voltorb?, ¿un Geodude?
    -¡Un Geodude! Sí, yo quiero un Geodude. Es un Pokémon que come piedras, igual que yo… que… Yolanda, una amiga.

    Oak lo miró y pensó que sí, realmente se encontraba ante OTRO imbécil más. Como si no fuera suficiente el del Pikachu.

    -Bueno, entonces toma tu Geodude y una pokedex.
    -¡Una pokedex! No, estoy traumado con eso en los juegos, profesor. ¡No la quiero ver!
    -Entonces deberás ir con alguien que tenga una pokedex, sino estarás perdido. Aún así, si vuelves con las ocho medallas te daré un lindo premio.
    -¿Un calendario de chicas sexies? Señorita Marzo…
    -No, no un calendario, un Pokémon raro, maldito pervertido.
    -Ahhh, qué decepción… bueno, algo es algo. Quiero irme antes de que caiga la noche, así que me voy.
    -¡Espera! Hay un novato también, que quiere partir su viaje acompañado, porque se aburre de estar solo. Además tiene una pokedex, así que te servirá para que no andes tan perdido.
    -¿Y cómo se llama el tonto ese?
    -Chrian Burgos –dijo Oak.
    -Pues lo espero. ¿Dónde está?
    -Aquí estoy –dijo una voz.


    Y apareció un chico de la misma edad de Ignacio, algo más bajo y vestido como para ir a jugar tenis. Andaba con una mochila y un cinturón con una pokebola. Caminó directamente hacia Ignacio y dijo:

    -Soy Chrian y mi objetivo es llegar a matar el aburrimiento, porque llevo cinco años en Star Wars y es mucho el vicio, así que ahora quiero experimentar algo nuevo.
    -Mi nombre aparece más arriba así que léelo. Y mi objetivo es conseguir las ocho medallas para restregárselas a mi papá en la cara. Pero ahora debemos irnos, porque le tengo miedo a la oscuridad.
    -Por fin –terció Oak.

    Salieron del laboratorio y empezaron a deambular por el pueblo, que no era especialmente grande tampoco, y así, sin más preámbulos se fueron a probar suerte para ganar las medallas (o eso creían ellos).

    -¿Oye, qué Pokémon tienes? –preguntó Chrian.
    -Un Geodude, ¿y tú?
    -Yo elegí a un tonto Pikachu, es un fracaso, nos ganó un Spearow hace un rato mientras entrenábamos –respondió resignado.
    -¿Eras tú el del Pikachu? Jajajaja equis dé.
    -Yo era, pero espero capturar otro Pokémon mejor y pronto. Y no te rías, no me hace gracia.
    -Perdón –dijo Ignacio, sin arrepentirse, y mantuvo su gesto de risa.

    Luego de caminar por un rato, llegaron al muelle de Pueblo Paleta, que había sido ignorado por entrenadores durante años, nadie sabe por qué. Allí había un ferry a punto de partir.

    -Todos los entrenadores van a Ciudad Verde, pero nosotros no tenemos por qué hacerlo, ¿cierto? –dijo Ignacio, mientras guiñaba el ojo.
    -No me guiñes el ojo, maldita sea… ¿Tomaremos el ferry?
    -Exacto. Veo que no eres tan tonto. Además, siempre en los ferry hay entrenadores y algún viejito simpático nos dará algún Pokémon, un objeto o algún buen consejo.
    -Pues vamos. Quiero entrenar.

    Ambos se dirigieron al ferry, donde un marinero estaba cobrando las entradas. Ignacio había “encontrado” dinero en la billetera de su papá y en la casa del profesor Oak.

    -Tengo poco dinero, Ignacio –dijo Chrian- ¿Me alcanzará con esto, señor?
    -Sí, perfectamente –respondió el marino-. Hay mucha gente que sube a este ferry, por lo tanto, los pasajes son baratos.
    -Yo tengo mucho dinero, lo robé…estee… lo tomé prestado de la billetera de Oak y la de mi padre –dijo Ignacio, casi delatándose por segunda vez en el día.
    -Un ladrón, mejor me ando con cuidado-dijo Chrian en voz baja.
    -¿Dijiste algo?
    -No, nada, que subamos al ferry.
    -Su habitación es la 206 –dijo el marino-. Pagaron poco, así que hay una cama y un colchón en el suelo. Sortéenlo para saber quien ocupará la cama.
    -¿Con una batalla? –dijo Ignacio.
    -No, tienes ventaja sobre Pikachu. Juguémosla a combate naval.
    -Siempre he sido malísimo para ese juego, Chrian.
    -¿Cachipún? (Piedra, papel o tijeras en todos los países menos en Chile).
    -Está bien.

    Sortearon la cama en un juego justo y Chrian ganó, pues Ignacio tenía la mala costumbre de hacer siempre tijera y Chrian de partir con piedra. Así que sería Ignacio el que tuviera que dormir en el colchón del suelo.

    Y se subieron al ferry, eran las seis de la tarde, y ya partía con dirección a Isla Canela. Pero otra persona los siguió sigilosamente, mientras reía con voz bastante maligna.

    -Ahora te seguiré para humillarte, Ignacio. Seré tu rival e iré siempre un paso atrás de ti, para hacerte la vida imposible. ¡Muajajaja! –dijo la persona, pero fue interrumpido de manera muy fea en su maligno pensamiento.
    -¿Tiene su ticket? –preguntó el marinero que cobraba.
    -¿No ve que me estoy riendo malignamente? No interrumpa a los que nos reímos así. Corta la inspiración, es en serio. Creo que así no se puede trabajar tranquilo en las historias de hoy.
    -Lo siento, pero está obstruyendo el paso y no me ha pagado el pasaje. Ya sabe, lo de siempre.
    -¿Cuánto dinero es? –preguntó el tipo misterioso y, tras escuchar la cifra, rezongó-. ¿Tanto? Está bien, pagaré, pero en segunda clase. Vaya, quedé sin nada de dinero. ¡Muajajaja!

    Un caballero se acercó a Chrian y a Ignacio, que estaban en la cubierta del barco conversando. Tenía un aspecto bastante intrigante, usaba lentes y era mayor. No parecía ser muy simpático, pero tampoco era desagradable.

    -Buenas tardes chicos, ¿iniciando su viaje?
    -Sí, señor… -dijo Ignacio, esperando que el otro dijera su nombre.
    -Blaine. Soy el líder de gimnasio de Isla Canela y venía de hablar con el profesor Oak. Él me dijo que dos nuevos entrenadores habían partido. Soy famoso por mi habilidad para reconocer a los entrenadores novatos.
    -¡Es Blaine, el de los juegos! ¡Quiero un acertijo! –dijo Chrian, con expresión embobada.
    -¿Qué es tonto, novato y tiene un solo Pokémon?
    -Pues Chrian, obvio –respondió Ignacio.
    -Podrías ser tú también, gracioso –dijo Chrian, quien aparentemente tenía ganas de pelear. Blaine interrumpió la trifulca de inmediato.
    -Seguramente pensarán que pueden derrotarme. Todos los entrenadores son iguales.
    -Sí, de hecho, lo pensamos –dijo Ignacio, aunque para sus adentros no había pensado nada.
    -Capturaremos un par de Pokémon y listo. Luego lo venceremos fácilmente con nuestros Pokémon varios niveles más arriba –dijo Chrian, con seguridad.
    -Parecen muy seguros, ¿una batalla doble ahora? 2 contra 2.
    -Claro, ¿por la medalla? –preguntó Ignacio.
    -Ganaremos fácilmente a sus Pokémon de fuego, que la batalla sea por la medalla. Diga que sí, ¿ya? –dijo Chrian, emulando a Kiko.
    -No creo que puedan ganarme, por lo que prefiero que no peleemos por la medalla. Pero si me ganan, les daré facilidades para la batalla oficial en el gimnasio. Vamos al piso superior, allí hay un campo de combate, al aire libre y en la noche, será una bonita batalla. Jajajajaja.

    Chrian e Ignacio se preguntaban qué era lo que causaba tanta gracia a Blaine, pero lo siguieron en su camino al piso superior, mientras la persona que los seguía sigilosamente estaba en su habitación lamentándose por haber perdido tanto dinero.

    Y ahora las preguntas de rigor antes de terminar. ¿Qué pasará con Chrian e Ignacio? ¿Ganarán la batalla? ¿De qué se reía Blaine? ¿Quién era la persona que los seguía? ¿Será muy duro el colchón del suelo? ¿Por qué Chrian e Ignacio no han sacado a sus Pokémon afuera? ¿Tengo que hacer preguntas tan tontas?
    Vea la respuesta en el próximo capítulo…
     
  2.  
    Jaiwen

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    Pluma de
    Escritor
    Re: Una Aventura en Kanto, pero al revés (reeditada y remasterizada)

    Excelente Denan.

    Que bueno que hayas corregido tu fic y lo hayas vuelto a postear, aunque en su anterior versión no lo leí, ahora si podré hacerlo.

    Debo decirte que si es muy bueno en comedia, tiene toques especiales aunque te daré una sugerencia, no aclares en medio de él. Sé que hay partes que son parte de la comedia pero las que te digo ya sabes por qué es.

    Sabes que la comedia siempre está en las preguntas finales, y debo admitir que aunque era más que obvio me dio risa.

    Adiós.

    PD: Buena ortografía :)
     
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