Contenido oculto Este relato lo he creado para el siguiente reto del juego 'Serpientes y Escaleras versión Halloween': 'Publicar un drabble/one-shot en el que aparezcan 3 de las siguientes palabras (muerte, terror, árbol, gato, pánico, sangre, grito, tumba, sombra, espectro, asesino)'. Incluí las palabras que subrayo. Espero que sea de su agrado. La noche estaba cayendo, el viento entre los árboles silbaba como de si un grito agónico se tratase y allí permanecía, con el frío calándole los huesos. Parado frente la tumba de quién había amado con locura. Habían pasado ya días desde aquel trágico suceso. Había jurado mil veces que estuvo a punto de perder su propio juicio y dejarse llevar por la melancolía y la propia locura de que aquello no había sucedido. ¿Cómo la vida puede arrebatar de una forma tan trágica a un ser amado? —Si tan solo hubiese estado allí para intentar salvarte —quiso decir. Ya ni las palabras brotaban de su garganta, la cual tanto dolía de haber gritado, en pleno llanto tantas noches, pese al pánico que había suscitado en sus vecinos. Ciertamente, querría decir tantas cosas frente a aquel lecho, pero todo lo que sentía ya lo había dicho tantas veces, que una vez más ya le dolería en exceso. Mientras estaba sumido en sus propios pensamientos, escuchó unos pasos que hacían crujir la hojarasca que había dejado ese otoño desperdigada por aquel cementerio. Pero no se dio la vuelta, realmente no le importaba en absoluto más presencia que la que se había ido al otro mundo y que ya no volvería a sentir entre sus brazos. Pronto notó como una sombra se acercaba hacia él, por la luz de las farolas que allí había, se hacía cada vez más imponente. Tragó saliva, dispuesto a cualquier trago que tuviese que pasar llegadas aquellas horas. Una mano se posó en su hombro, sintiéndose especialmente cálida. —Duele, duele mucho, pero poco a poco aprenderás a querer ese dolor, porque te mantendrá el recuerdo de ella. No reconocía aquella voz, por lo que se giró, para encontrarse con el rostro ajado de lo que parecía una mujer entrada en años, aparentemente sin hogar. Ataviada con harapos y con un ligero olor a whisky. Intentó sonreírle a aquella mujer, que por un momento, aún con aquella apariencia, se le antojó un ángel, de tamaña calidez que le transmitía su mano. La mujer se retiró, luego de decirle eso y él se quedó allí hasta casi las diez de la noche, pues el horario para estar allí dentro se agotaba a esa hora. Cuando traspasó la puerta de la entrada, sintió un fuerte frío, como si la tranquilidad que le daba estar allí dentro, le abandonase. Dio la vuelta, para ver el enorme cartel que culminaba la puerta, donde rezaba 'Cementerio de Animales Municipal'. —Nunca amaré a ningún gato como te amo a ti —dijo casi en un susurro, esperando que le llegase a su pequeña en la otra parte del universo. A la mañana siguiente, una noticia en el periódico le llamó la atención. En una zona recóndita de un parque cercano al cementerio, había aparecido sin vida el cuerpo de una anciana sin techo conocida por la zona, alguien a quien le llamaban 'La Carina de los Gatos', que alimentaba las colonias de toda la zona con lo poco que conseguía. Al parecer llevaba varios días sin vida. Él se quedó pensando en aquella calidez angelical y sonrió, por primera vez en mucho tiempo, pensando que finalmente sí habría alguien cuidando en el otro lado de su pequeña.
