Contenido oculto Este relato participa en la actividad "Christmas Dead 2.0" de Liza White , espero que lo disfrutéis Advertencias: Este relato es probable que tenga contenido sensible, por lo que se recomienda leerlo con precaución. Este relato tiene lenguaje obsceno. Un terrible mundo para los niños Aquella era una fría noche, Samantha había afirmado que se trataba de nochebuena y que había que celebrar algo. Así que festejaríamos en el refugio, ella y yo, los que quedábamos. A mí realmente no me importaba si era nochebuena o si realmente era cualquier otro día del año, el tener un día diferente ya me hacía respirar un hálito de algo semejante a la esperanza. Aunque hubiese perdido eso hace mucho tiempo. Verdaderamente aquella noche habíamos preparado un buen banquete. Lo mejor que habíamos podido cazar. En medio del apocalipsis, dos personas como nosotros se darían un festín. Yo tenía un regalo preparado para Samantha, era una tontería, pero sabía que ese tipo de cosas le harían gracia. Al llegar la hora de la cena, nos dispusimos en aquella vieja mesa del apartamento de quién sabe qué familia y a la luz de las velas, le tomé la mano. —Edward, ¿qué ocurre? —dijo ella con un gesto hosco que no solía poner. —Es navidad, cariño, navidad…. —dije quedándome pensativo— ¿qué significa eso ahora mismo? Después de muchos años que todo se fuese a la putísima mierda… —Significa que tú y yo tenemos algo que celebrar, que seguimos vivos, ¿no te parece? Me reí, pero no fue una risa de esas que te salen por naturaleza, fue una risa amarga, cargada de muchos sentimientos que realmente, los pocos humanos que quedasen en el mundo compartirían conmigo. —Está bien, ¿qué tal si empezamos a cenar? —dije tratando de quitarme esos pensamientos de encima— aunque antes querría darte algo. —¿Darme algo? —dijo Samantha que estaba ya dispuesta a atacar nuestra cena. Saqué de mi viejo bolsillo lo que quería darle, tirando del cordelito y se lo tendí, pude notar que un leve rubor subió a mis mejillas, pero seguramente ni se notaría por la oscuridad del sitio a la luz de las velas. Samantha extendió la mano sonriente y agarró el colgante que yo le estaba mostrando. Lo observó detenidamente. —Lo hiciste tú. ¿No? Nuestros corazones juntos —dijo provocándome una sensación bastante incómoda. —Sí, estaba aburrido, no sabes cuánto tiempo libre puedes llegar a tener en el apocalipsis —dije tratando de sonar gracioso y quizás acerté, ya que Samantha sonrió. Me encantaba la sonrisa de Samantha, podría perderme en ella y no regresar más al mundo real, que sería eternamente feliz. Me gustaba la alegría que destilaba por cada poro, pese a las circunstancias que estábamos viviendo. Al fin y al cabo, si no fuese por ella, yo ya me habría muerto de hambre hacía mucho tiempo. —Yo tengo un regalo para ti, pero no puedo mostrártelo todavía —dijo ella, sonriendo tímidamente— aunque tengo algo que lo demuestra. Me extendió una especie de termómetro y me quedé observándolo un rato, hasta que me decidí a cogerlo. —¿Este símbolo significa que…? —me quedé a medio camino, sin palabras. —Significa exactamente lo que estás pensando. Una especie de terror me invadió. No era el terror a ser padre, no, lo que me invadía era el terror a qué pasaría con la criatura que vendría al mundo en un sitio como este. ¿Qué podría esperar del futuro un niño nacido en el apocalipsis? —¿No te hace feliz la idea? —dijo claramente apesadumbrada. —No, ¡espera! Sí, sí me hace feliz. Pero… ¿podremos con ello? —Podremos con ello y con mucho más, Ed —dijo dándome la mano y eso de alguna forma me reconfortó. Le sonreí ampliamente y traté de centrarme. Hablaríamos de eso muchas veces, no tenía que resolver todas las dudas ahora mismo. —Tenemos que cenar, ¡se nos enfriará! Y me ha costado mogollón cazar a este esta mañana —dije volviendo a nuestra maravillosa cena de navidad. Agarrando un cuchillo lo suficientemente grande y un tenedor, empecé a partir aquella carne, se me hacía la boca agua solamente del olor que manaba la comida. Nos serví a ambos y esperé a que probase el primer bocado, para que me dijese qué tal estaba. —Es fabuloso —dijo Samantha y siguió devorando aquel manjar. —Me alegra, estamos de suerte, porque en el orfanato que le encontré, había varios más, jugando por allí. —Un terrible mundo para los niños, ¿no crees? —dijo Samantha con una sonrisa torcida. —Un terrible mundo para esos niños, pero no para el nuestro. Él estará en la cima, con nosotros. Dicho eso pegué un bocado a aquella comida. Tan tierna como siempre. Maravilloso. Era un buen banquete de navidad.
Wow... Simplemente wow xD No me esperaba ese final, pero ¡Wow! Le dio el toque justo de terror (?) xD yo creia que estaban comiendose a algun animal, probablemente una rata o algo, y entonces que va y menciona lo del orfanato. Me puso la piel de gallina, lo juro. xD