Saint Seiya Un Papá Para Kiki (ShakaXMu) [Yaoi]

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por AMMU TEIKOKU YUDAINA, 13 Junio 2024.

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    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Entusiasta

    Aries
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    Título:
    Un Papá Para Kiki (ShakaXMu) [Yaoi]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    52
     
    Palabras:
    1438
    Capitulo 1 (Los Recuerdos)

    Las mañanas en el santuario de Atena no siempre pueden ser tan tranquilas y hermosas como la de este día.

    Después de un entrenamiento algo riguroso con su maestro, un pequeño Lemuriano de cabellos naranjas que le llegan hasta poco más debajo de la nuca, tiene una estatura baja debido a su condición de niño, unos ojos morados tirándole al lila, un poco grandes. Como la gente de Jamir el posee dos tikas o más bien puntitos en la frente en vez de cejas de un color morado.

    El pequeño quien responde al nombre de Kiki, se encuentra vagando por la zona cercana al santuario, siendo este lugar un bosque muy pacifico aun después de tener prácticas de santos y aspirantes de estos, tan próximos y derramamiento de sangre.

    A veces la belleza se encuentra tan cerca de la carnicería sin importar el tiempo y eso es algo que tocaremos en esta bella historia.

    Estando en una roca sentado pensando en muchas cosas, aunque por un momento desearía alejarlos, pues todo esto le ha causado un dolor que no se compara con el entrenamiento a aspirante de Santo de Aries.

    Su mirada se divisa hacia el cielo, recordando la causa de su dolor.

    Cierra sus ojos, fue como aquellas imágenes comenzaron a dispararse.

    ---Flash Back---

    Una tarde mientras iba de regreso con su maestro después de hacer algunas compras, observaba los alrededores, con su típica sonrisa dulce y adorable de un niño de ocho años, que se sentía realmente contento estar disfrutando una probada de una vida normal y más al estar acompañado de la única figura paterna que había conocido desde siempre.

    La mayoría de las veces las sonrisas que demostraba se las dedicaba a aquel caballero de Atena que poseía unos bellos cabellos de color lila y lisos atados a la mitad con un lazo.

    Este también devolviéndole las sonrisas, mientras llevaba en sus manos aquellos víveres que necesitarían durante toda una semana en la torre que ellos utilizaban para vivir en Jamir, cuando reparaban las armaduras y también entrenaba al pequeño en esa maestría.

    Sin embargo a veces esos pequeños momentos de alegría pueden traer con ellos una amargura que en vez de ser efímera se puede quedar con nosotros por mucho tiempo

    -Maestro, hoy hemos comprado muchas cosas- Decía el pequeño mientras caminaba con los brazos para atrás, mirando al hombre a su lado.

    -Tenemos un gran encargo de reparación- Levantando su mirada hacia adelante, mientras salía del pueblo de Jamir.

    -¿Me dejara ayudarlo esta vez? Maestro- Sonrió con unos ojos iluminados de par en par, esperando la respuesta tan deseada por él.

    El mayor solo le sonrió tenuemente, mientras le acaricia la cabeza –Creo que ya estás listo para comenzar a ayudarme en más cosas-.

    Kiki, al escuchar aquello, se emocionó tanto que corría alrededor de Mu, pues esa noticia la esperaba con ansias desde hace mucho tiempo y al fin podría hacer algo más que solo mirar o pasarle las herramientas celestiales.

    Pero un llanto lo hizo distraerse de su festejo, a lo cual miro algo confundido lo que estaba pasando.

    Un pequeño niño Lemuriano, se encontraba sollozando en el piso, cubriendo su cara con sus manitas.

    Parecía que estuviera perdido o asustado, no se sabía con exactitud pero su expresión siendo de miedo lo definía por completo.

    A Kiki, eso le preocupo un poco, aun siendo un niño, el que lloraba era más joven que él, pensó en ir a ayudarlo, pero se detuvo al ver como una mujer adulta, rápidamente se agacho hacia el niño y lo abrazo con fuerza a lo cual el pequeño respondió, con llanto más fuerte al estar con ella.

    -¡¡¡MAMÁ!!!- Llorando el pequeño, mientras abrazaba con toda la pequeña fuerza que tiene.

    -Ya, ya, no pasa nada… Mamá ya está aquí- Lo mira a los ojos –Mamá te cuida y nada malo va a pasarte.

    -Aquí estabas- Un joven hombre de igual ascendencia Lemuriano, se acercó a la bella escena de madre e hijo.

    -¡¡¡PAPÁ!!!- El niño corrió a sus brazos, este a lo cual lo cargo con alegría.

    -No vuelvas a darnos esos sustos, por favor- Aquel hombre sonreía al ver a su pequeño ya en sus brazos.

    Aquella pequeña pero hermosa familia, se fueron del lugar. Con esa dulce escena se demostraba sin duda todo el amor que se tenían todos.

    Todo niño eso es lo que quiere tener una familia, que lo cuide y proteja.

    Una madre que se preocupe por él, lo cuide y le enseñe los modelas requeridos.

    Un padre, que le enseñe como defenderse, tener la valentía que se necesita para realizar lo que desea.

    El amor y la fuerza de una familia.

    Aquello le llego a su pequeño corazón, que por un momento pensó -¿Por qué yo no tengo una madre?-

    Aquella pregunta lo invadió, de emociones y sensaciones nuevas, completamente desagradables para él.

    Él sabía de antemano que no era hijo de su maestro Mu, si no, que él lo encontró fuera de la torre, lo cuido y crio como su fuera suyo.

    Pero no era lo mismo.

    El caballero de Aries noto el cambio abrupto de su pequeño discípulo después de ver aquello, a veces el silencio es mejor compañero que alguna palabra de aliento.

    Lo llamo, para sacarlo de sus pensamientos, el solo asintió, siguió el camino hacia aquella torre que lo vio crecer.

    Siguió así su vida, pero aquel sentimiento no se fue, si no se fijo más en su corazón.

    Algo que su maestro noto, y el trato de hacer que olvidara aquello, sin embargo se dio cuenta que no funcionaba.

    Le dolía ver a su niño de esa forma, sin alegría, sin mucho entusiasmo. En su corazón aquel pequeño de ocho años era su hijo, para él lo era, pues al cuidarlo y criarlo lo fue y lo seguirá siendo.

    ---Fin Flash Back---

    Ahora volviendo a la actualidad, el pequeño discípulo de Aries, miraba con tristeza el cielo, sintiéndose mal por aquello que su corazón sufre.

    -¿Una familia?- Aquella pregunta fue lo que salió de sus labios.

    Llevando sus brazos hacia atrás de su nuca – ¿Tengo una familia?-

    El joven, siguió pensando ahora cerrando los ojos para mayor concentración en su ser, cosa muy atípica en el pequeño.

    -Mi maestro Mu…- Abriendo los ojos, mirando hacia el frente –Él ha sido como un padre para mí- Su sonrisa volvió a estar en su cara –Además también tengo al patriarca Shion… Antiguo maestro de mi maestro…- Se pone un poco pensativo.

    -Eso lo convierte en mi ¿Abuelo?- Deja escapar una leve risita.

    Sin duda la idea de ser el “Nieto” del patriarca, le agrado.

    Pero poco a poco, sus pensamientos volvieron a intensificarse con algunas dudas.

    -Aunque...- Se cruza de brazos haciendo un leve puchero –A veces el maestro Mu, se comporta más como una mamá, que como un papá-.

    Comienza a recordar varias veces que según ratifica su teoría.

    Cuando se ensucia por comer algo, siempre lo limpia con algún pañuelo.

    Sobreprotegiéndolo, al momento de tener que entrenar o empezar a reparar alguna armadura.

    Quedándose a su lado cada noche que él tenía miedo de más pequeño.

    Velar su sueño aun con el cansancio de su entrenamiento cuando el más joven enfermaba.

    Su tierna sonrisa volvió, mostrando todos sus dientes tan blancos, cortesía de la buena higiene que Mu le enseño a tener en todo momento.

    -Yo ya tengo una mamá-

    Eso fue lo que más le alegraba decir que ya tenía a alguien que lo quisiera de esa forma. Aunque en su pequeño corazón temía que tal vez su maestro no lo consideraba un hijo, pero negó esos pensamientos con una interrogante.

    -Pero…- Se mostró pensativo de nueva cuenta –Aunque tenga a una mamá y un abuelo, me haría falta un padre ¿Verdad?-.

    Cruzo sus brazos y piernas sobre esa roca.

    -¿Quién podría ser un buen padre?- Una cara seria se intensificó –Y sobre todo ¿Quién querría mucho a mi Maestro?-

    El joven Lemuriano, se quedó pensando por un rato. Hasta que en su mente comenzaron a estar las imágenes de varios caballeros dorados, con los cuales su maestro convive casi a diario y él ha tenido la posibilidad de conocerlos desde que Mu volvió a sus deberes de caballero dorado de Aries.

    -Si tuviera que escoger…- Cruza sus pequeños brazos regordetes sobre su pecho.

    -El señor Aldebarán podría ser un buen padre para mí- Diciendo esto sonriendo y rápidamente, imaginándose como seria aquello.
     
  2. Threadmarks: Capitulo 2 (Tauro)
     
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    508
    ---Imaginación de Kiki---

    -Él es mucho más grande de mi maestro y tiene mucho más musculo que él, se podría decir que tiene el físico de un papá- Su voz se notaba realmente emocionada.

    -Podría protegerlo en cualquier circunstancia, además que se llevan muy bien, desde que eran niños, según me conto mi maestro. Sin contar que son vecinos y conviven mucho juntos-.

    Kiki, pensó en varias imágenes, de cómo se verían siendo una familia.

    Aldebarán a la derecha sonriéndole cálidamente al pequeño, que sería siendo cargado por este con solo un brazo y su maestro Mu, sonriendo de una forma más maternal, junto a ellos.

    Luego, otras de un día comiendo juntos como si fueran de campo, jugando con el dorado de Tauro, mientras Mu sonriendo mirándolos y luego Aldebarán abrazando al pelilla con una gran ternura.

    Eso provocando una sonrisa en el joven aprendiz.

    -De seguro el convencería a mi maestro que me dejara practicar más la reparación de armaduras-

    Otra imagen en donde el mismo estaba reparando el casco de Aldebarán aquel que no quería que nadie ni siquiera Mu, lo reparara como demostración de la fuerza de Seiya.

    Pero por su pequeño lo dejaría hacerlo, hasta que estuviera muy bien hecho y esta vez el mismo seria que daría la sangre. Sin duda algo que provocaría una gran preocupación para su maestro, sin embargó tendría la confianza de que lo realizara, pues estaba bajo la supervisión de ambos dorados.

    Luego su traviesa mente, trajo en si la manera correcta que hacer ambos caballeros se hicieran novios y luego algo más.

    Pero fue cuestión de tiempo, hasta que un rayo en su cabeza, le destruyera su ilusión.

    ---Vuelta a la realidad---

    -¿Cómo se me pudo olvidar?- suspira de una forma triste.

    -El señor Aldebarán, ya está enamorado y no es exactamente de mi maestro- Su rostro formando un puchero.

    Recordó aquella vez en donde el mismo Toro, fue al templo de Aries hace poco tiempo y le platico a Mu sobre una situación en la que se encontraba, pues se había enamorado de una joven chica del pueblo de Rodorio, al ser amigos de mucho tiempo, era con el único que podía tener esa clase de platica sin ser burlado o juzgado.

    A lo cual el pelilila sonrió también emocionado al ver a su amigo de esa forma y le dio algunos concejos, que fue para eso que este fue a verle.

    Lo había escuchado todo al espiarlos, pues aunque fuera ya algo noche y su maestro lo hubiera mandado a dormir antes de que llegara el dorado de la segunda casa, se quedó cerca para escuchar todo. Un poco chismoso, si me lo preguntan.

    -Pues ya que, el señor Aldebarán, queda fuera para ser mi papá- Posa sus codos en sus piernas, recargando su mentón en sus manos, volviendo a pensar en otra posibilidad de pareja, para Mu.

    Abre sus ojos, con un poco de preocupación -¿El señor Saga?- El mismo se sorprendió de siquiera pensarlo como un futuro padre.
     
  3. Threadmarks: Capitulo 3 (Géminis)
     
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    Cruzado de brazos, haciendo un suave puchero con los ojos cerrados –Podría ser…-

    -El señor Saga, tiene un carácter muy fuerte, a veces parecerá que estuviera molesto con ese ceño fruncido que esta todo el tiempo, pero sonríe de vez en cuando-

    -Presiento que sería una persona muy celosa con mi maestro, posiblemente no dejaría que nadie se acercara a el- Abre sus ojos algo asustado -¿Ni siquiera a mí?- Preocupado –Pero es mi mamá, eso no contaría-

    ---Imaginación de Kiki---

    Su imaginación se volvió a activar con la idea algo rara según él.

    -Los caballeros de géminis siempre han sido muy fuertes, según el patriarca, son los mejores de cada generación-

    -Podría ser capaz de cuidar de mi maestro, pero sería muy celoso sin duda, es fuerte se nota ser más tosco que él, pero no tanto como el señor Aldebarán- Sonríe –Sin embargó mi maestro, le daría algunos golpes si se pasara de la raya-.

    Su cabecita loca, fomento una escena, donde aquel caballero de géminis ya fuera la pareja de su maestro, montándole un espectáculo de celos a Mu, por haber estado platicando con Milo, provocando que el pobre caballero de escorpio cayera en otra dimensión.

    Pero después de esto, el mismo pelilila, le fuera a dar un fuerte golpe con una de las sandalias típicas de la región Griega en la cabeza y exigiéndole que regresara a Milo.

    Después de eso, Géminis tendría que pedirle disculpas a Mu, por un largo tiempo por lo que acaba de hacer, sin embargo su maestro nunca ha sido una persona rencorosa o que le guste hacer sufrir a los demás, lo perdonaría al poco tiempo y volvería todo a la calma.

    Imaginaba también la forma en que él y Saga se comportarían al estar juntos como un padre e hijo, pensando que no se llevarían tan bien.

    El joven Lemuriano, y el caballero de Géminis, no tiene una relación mala, pero tampoco tan buena, se podría decir que solo cruzan palabras ocasionales de un saludo o preguntas de sobre su maestro y así.

    -Pero ¿Cómo comportarse ya siendo una familia?-

    Sería una persona que le exigiera mejorar constantemente.

    -Posiblemente me entrenaría de vez en cuando, de seguro varias veces que mi maestro no estuviera cerca- Sonrió ante la idea, pues siempre quiso ser tratado como los demás discípulos pero Aries era sobreprotector con él.

    -Lo más seguro es que Mi maestro nos regañe a los dos al verme muy cansado y con heridas y quiera matar al señor Saga-

    Sonreía con esa idea, pues pensaba que la relación padre e hijo que tendría con Saga sería una más cómplice de entrenamientos y tratar de no matar a mamá Mu con un susto de esos.

    ---Vuelta a la realidad---

    Poco a poco, la idea se fue nublando.

    -No creo que sea posible ahora que lo pienso- Niega con la cabeza.

    -El asesino a mi Abue… Digo al patriarca Shion, hace tiempo y fue cuando mi maestro se fue del santuario…- Confundido – ¿Se puede estar casado con la persona que mato a tu padre?-

    -Además… ¿Qué pasaría si vuelve su lado malvado y tratar de lastimar a mi maestro Mu?-

    Un sudor frio le empieza a recorrer el cuerpo, al imaginar esa escena, tan horrible.

    Rápidamente niega con la cabeza de nueva cuenta, alejando esas ideas tan aterradoras, que le daba al pensar envolver a perder a la única persona que de verdad lo quiere y el adora tanto.

    -El señor Saga, pudo volver a la vida de nuevo y tener el perdón de la señorita Atena y de los demás, pero… No quiero que le haga nada malo a mi maestro Mu- Niega rápidamente con la cabeza –Él está descartado como futuro novio de mi mamá-

    El pequeño, estaba muy serio, tomo la decisión correcta ante su punto de vista, no dejaría que un loco bipolar se la acercara más de una amistad a Mu, debía también cuidar de él.

    Escoger a una buena pareja para él y un buen padre para sí mismo, era su deber como aprendiz e hijo.

    Hiendo por orden de casas, pensó en el caballero de cáncer ahora.

    -Mascara de muerte- Su rostro se volvió algo de desagrado total -¿Cómo eso podría pasar?-
     
  4. Threadmarks: Capitulo 4 (Cáncer)
     
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    Este se quedó realmente sorprendido, de siquiera mirarlo como una posibilidad de pareja de Mu.

    -Mascara de muerte es muy bromista, grosero, molesto- Su cara denotaba un gran rechazo hacia esa persona.

    -Pero Mu es de los pocos que Mascara de muerte respeta, casi no le hace bromas muy malas, hasta a veces son graciosas- Se queda pensativo en esos dos asuntos importantes que analizaba.

    -Lo veo muy difícil que mi Maestro Mu, le llame la atención o algo, pero y ¿si Mascara de muerte si le interesara?- Su carita notaba un conflicto en su interior.

    -¿Cómo sería eso?-

    De nueva cuenta su imaginación convirtió todo en una escena.

    ---Imaginación de Kiki---

    -Es delgado, pero tiene músculos eso no lo negare, pero tiene una forma de ser muy fea a veces da más miedo que Saga- Su voz cambia a una seria.

    -Si bien el señor Saga tiene un lado malo, por ser bipolar o como se diga, el otro es malo por voluntad propia-

    -Si fuera la pareja de mi maestro, lo haría reír de seguro, a veces le parecen graciosas las bromas leves que hace Mascara de muerte, lo corregiría si se pasa de la raya, amenazaría a todos si lo lastimaran- Deja escapar una sonrisa.

    -Posiblemente varias veces, lo haga enojar por su actitud fea que tiene, creo mi maestro lo haría cambiar para bien, como un verdadero caballero dorado-

    Se imaginaba como Mu, le sonreía al portador de la armadura de cáncer y este también le sonreía de una manera algo picara.

    Luego el pelilila jalándole las orejas, por haberle hecho alguna maldad a Shura y tratando de detener a este ultimo de matar a Cáncer.

    Una cena con ese hombre raro en la casa de Aries, ambos gustaban de cocinar por extraño que pareciera de parte de Mascara de muerte, pero era muy real ese hecho.

    Tendría comida muy rica sin dudarlo, le convendría eso.

    Pensó en que ambos podrían pasar tiempo de padre e hijo, haciéndole bromas muy pesadas a los demás dorados, los de plata y a los de bronce.

    Eso provoco una risa muy amplia en el pequeño al verse junto con Mascara de muerte, haciendo tantas maldades.

    Pero eso se acabó cuando en su propia mente, se vino la imagen de su Mu, mirándolo con enojo y desaprobación a ambos. Hay se daría cuenta de lo que es el miedo, pues mínimo recibiría un regaño y un castigo, pero al que le iría peor a Mascara de muerte por ser una mala influencia para el pequeño.

    Habría muchas peleas por ese simple hecho, eso provocaría más dolor que alegra a su maestro, ambas personalidades chocarían mucho.

    Y eso era lo último que quería, ser la pareja de Mu, era que le tendría que brindar mucha alegría y felicidad, sin importar que y estar en una eterna pelea por tonterías como bromas y eso, no sería algo que su maestro deseara.

    ---Vuelta a la realidad---

    Suspira, frunciendo el ceño –Lo rechazó como posible novio de mi maestro-

    Su semblante era uno de molestia, imaginarse que su maestro llorara, por peleas continuas por causa de Mascara de muerte, le hizo enojar mucho. Que apretó sus pequeños puños lo más que podía.

    -¿Ahora quien sigue?- diciendo esto con un poco de molestia, ahora estaba pensando que buscar alguien para ser pareja de su maestro sería imposible.
     
  5. Threadmarks: Capitulo 5 (Leo)
     
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    Sin embargo cuando pensó en el siguiente caballero de oro que seguía, se emocionó, pues al igual que Aldebarán era alguien que fue buen amigo de la infancia de Mu y se llevaban bastante bien, aunque no convivieran mucho

    -¡¡¡EL SEÑOR AIORA, SERÍA PERFECTO PARA MI MAESTRO!!!- El pequeño ariano sonrió de par en par, saltando por todos lados, muy feliz porque pensaba que al fin había encontrado a alguien perfecto para su maestro.

    Su imaginación loquita se volvió a activar, pensando en cómo sería esa vida familiar con ese integrante tan genial y bueno.

    Primero los tres entrenando felizmente, ambos cuidando de Kiki, entre le enseñaban lo que debía aprender, aunque un Mu algo atento a que no saliera herido, mientras que Aioria estaría pendiente de que explotara su capacidad al máximo.

    Luego, los tres en la casa de Aries, almorzando, sonriendo entre carcajadas.

    Después se imaginó en Jamir con su maestro reparando las armaduras, ambos trabajando duro, cosa que sabía era importante, rara vez lograba que su maestro lo dejara hacer más que solo mirar o pasar las herramientas celestiales.

    Y de repente llegara Aioria, con un ramo de flores para Mu, dándoselo de repente, provocando que el ariano se quedara muy nervioso y sonrojado, ante las acciones de su pareja, sin saber que hacer o a donde mirar.

    Además que Kiki, le daría mucho gusto toda esa escena entre sus padres, que según el llegarían a ser muy felices.

    Incluso pensando que podría tener un hermanito, en algún momento.

    -Los bebes nacen del amor ¿No?- Esa fue su ilusión.

    -Seriamos una muy bonita familia, seria genial-

    ---Ahora a la cruel realidad---

    Después de su alegría de pensar que había encontrado a la persona correcta, para Mu, su ilusión fue destruida por lo que ya sabía y se le había olvidado por completo.

    -El señor Aioria… Ya tiene a alguien más y es la señorita Marin…- Se vuelve a sentar en aquella roca, dejándose caer por completo, muy decepcionado por su descubrimiento y que al buscar oro, encontró carbón.

    Lanzo un pequeño grito de forma ya decepcionado –Esto se vuelve más difícil cada vez- Suspira, ya con fastidio.
     
  6. Threadmarks: Capitulo 6 (Virgo)
     
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    -Estoy es muy complicado- Parecía estar a punto de darse por vencido, ya se estaba aburriendo y apenas llevaba cuatro de los once que estaba pensando como candidatos para su maestro.

    Suspirando tranquilo, retomando las ganas de esa labor que se autoimpuso, sonrió un poco y trata de recordar con rapidez, quien seguía de la línea de las doce casas, pero al ver quién era el que seguía, al traer esa imagen a su mente, todo eso desapareció.

    Una mueca de enojo se hizo presenté en él, de verdad parecía molesto al pensar en el guardián de la sexta casa.

    -No, no, ese hombre rubio… No puede ser- Su dulce carita, estaba cambiada con una mueca de verdadero coraje.

    -De todos los caballeros dorados, él es quien menos merece si quiera que mi maestro lo mire o le hable, después de como lo ha tratado- Hace un puchero más bien como una rabieta.

    -¿Cuantas veces mi maestro iba a tratar de hablar con él o de seguir con su amistad y él lo rechazaba?- Se levanta de aquella roca, muy enojado, caminando por el eje del lugar.

    -Sin contar que a veces le decía cosas que de seguro yo no debía oír, pero que a veces mi maestro volvía con algunas lágrimas en sus ojos y eso…- Refunfuña más molesto de lo que estaba.

    -Ese hombre Shaka, solo lo haría sufrir, más de lo que Mascara de muerte podría hacerlo o cualquier otro-

    Ni siquiera tenía las ganas de imaginarse una relación entre ellos dos, pues siempre lo único que se le venía a la mente, era como su maestro estaba triste, sufriendo o llorando por lo que le digiera y por aquella razón, el estaría siempre a la defensiva, tratando de cuidar del hombre que lo había criado y más de seguro más de alguna vez le daría algún golpe, aunque fuera pequeño no permitiría que lastimara a Mu.

    Siempre se había preguntado el ¿Por qué Mu, trataba de alguna forma volverse a amigar con él? Parecía muy importante para él y su maestro no le decía en si la razón, solo vagas respuestas como.

    -Solo quiero recuperar su amistad-

    -De niños fuimos muy buenos amigos-

    -Él no es una persona mala, solo que prefiere estar solo-

    -Debe ser más difícil para Aioria o el antiguo maestro Dohko, tenerlo de vecino-

    -Pero si lo conocieras, es alguien realmente agradable-

    Las mismas palabras para defender aquel rubio que detestaba sin más.

    A veces pensaba como alguien así pudo ser amigo de una persona, tan pura de corazón, gentil y amable. Simplemente para él no tenía ningún sentido.

    -¿Cómo es que fueron amigos antes?, él no es como los demás caballeros- se vuelve a sentar haciendo el puchero de su vida –Ni siquiera el señor Camus es así de amargado-.

    -En definitiva, Shaka de Virgo nunca podría ser bueno para mi maestro, ¡¡¡JAMÁS!!!- Dijo esto muy serio y decidido.

    Comienza a sacudir su cabeza, como tratando de alguna forma exagerada borrar ese pensamiento de su mente, para no volverlo a tener presente en toda la vida.

    Seguía con su ceño fruncido, hasta que dio un fuerte respiro y luego lo soltó. Una pequeña técnica de relajación que Mu, le había enseñado para cuando se sintiera enojado y pudiera calmarse.

    -Muy bien… El siguiente, el antiguo maestro Dohko- Dejo escapar una risa leve, haciendo que poco a poco se volviera una carcajada, de tan solo pensar esa opción.
     
  7. Threadmarks: Capitulo 7 (Libra)
     
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    Total de capítulos:
    52
     
    Palabras:
    731
    -Eso es completamente imposible, el maestro Dohko es como si fuera el otro papá, aparte del patriarca- Sonriendo emocionado.

    -Sé que en algún momento de la vida de mi maestro cada uno ayudo a que estuviera bien, como dos padres divorciados- Pone su dedito índice en su barbilla, mirando al cielo. –Bueno eso es lo que parecen-.

    En su dulces ojitos, se estaba reflejando aquel hermoso cielo despejado que anunciaba un buen clima para el resto del día, por la poción que tenía el sol, sabía que el mediodía estaba ya en su apogeo, pronto tendría que ir a comer con aquel caballero de cabellos lilas que tanto quería.

    -Lo más seguro es que el patriarca venga a comer, ya es una costumbre tenerlo con nosotros casi siempre además...- Una sonrisa se dibujó en su lindo rostro – El maestro Dohko, también viene con el cada que está cerca, parecen muy buenos amigos o puede ser que…- Sus ojitos se abrieron de par en par, al tener el descubrimiento que era obvio, pero él nunca había pensado.

    -El patriarca Shion y el maestro Dohko, son pareja- Su cara de asombro aumentaba –Por esa razón es que siempre están juntos-

    -Eso significa, que mi maestro, tiene a sus dos padres- Algo agitado de la emoción –Entonces son mis abuelos, los dos ¡¡¡SÍ!!!- Ahora parecía que le hubieran dado una gran descarga de energía, que lo hacía correr por todos lados.

    ---Imaginación de Kiki---

    El pequeño comenzó a recordar varias veces en que gracias a esos dos antiguos caballeros el sentía que estaba en una enorme familia, pues aunque Shion si bien había criado a Mu desde bebe, como este con él, Dohko también había tenido su discípulo y una jovencita que el mismo cuido desde una edad muy temprana.

    Así que en su mente, él tenía dos tíos de alguna forma extraña, pero muy bonita para él, sin embargo el sentir que ellos dos son quienes cuidaron de su maestro para guiarlo siempre en su camino como caballero de Aries.

    Pensaba en las historias que su maestro le contaba del patriarca Shion, de cuando el mismo Mu era pequeño y este se las dedicaba y ahora a su pequeño lo hacía.

    Como sobrevivió la Guerra Santa del siglo XVIII.

    Los métodos de entrenamiento que utilizaba, para volverlo más fuerte.

    Las veces que el borrego verde, se mostraba afectuoso con él y lo cuidaba como un hijo.

    Los regaños.

    Las travesuras.

    Como le había enseñado a controlar sus poderes telequineticos.

    Y como lo consolaba cuando sentía miedo, pena o angustia.

    Pero lo que más le gustaba escuchar, era aquella cancioncita que el mismo patriarca invento para cuando Mu, no podía dormir o temía por algo al ser pequeño.

    Y que tiempo después cuando el pelilila, tuvo a su discípulo bajo su tutela, le canto esa canción, para calmarlo cuando alguna pesadilla lo atormentaba.

    Pero no se dejaba de lado por el viejo maestro Dohko, ya que este al ser asesinado Shion, el joven caballero de Aries, estaba completamente solo y no sabía en quien confiar, la única persona era el antiguo compañero de armas de su maestro y sabía que le ayudaría y más por que no era el único que sentía la muerte del patriarca.

    De esa forma lo busco en los cinco picos, pidiendo su concejo, informándole de la situación del santuario. Este a ver al discípulo de su mejor amigo en esa circunstancia y entendiendo que el mismo Shion, no lo veía solo como uno, le aconsejo que se ocultaría en la torre de Jamir y así fue como todo ocurrió.

    Varias veces el joven Mu, iba a pedir su concejo y en ocasiones a desahogarse por la muerte del único padre que había conocido, pero encontró en Dohko, a alguien que también le diera una mano paternal.

    Fue así como ambos se acercaron mucho.

    Entendía más por las historias que Mu, le había contado de su infancia y parte de su adolescencia, que comprendió en ese momento el amor familiar que existía entre esos tres caballeros de Atena, aunque Aries mayor y libra tenían algo más que eso y fue más claro.

    ---Vuelta a la realidad---

    -Abuelo Dohko esta con abuelo Shion- La sonrisa infantil y una mirada de ensoñación lo inundo, ahora mucho más feliz.

    Ahora solo esperaba la hora de la comida, para poder confirmarlo.
     
  8. Threadmarks: Capitulo 8 (Escorpio)
     
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    -Ahora Escorpio- Hizo una mueca de preocupación y pena –Creo que sería una persona muy complicada para mi maestro-.

    -Él no es una mala persona como lo son Mascara de Muerte o el señor Saga a veces, pero… Creo que es alguien muy tonto en sus decisiones- Baja la mirada algo apenado.

    Da un leve bostezo –Es bueno, pero las cosas se las tienen que explicar dos veces, desespera mucho a todos los demás caballeros-

    -Pero bueno, no pierdo nada con imaginarme esa situación-

    ---Imaginación de Kiki---

    Y así de nueva cuenta la mente fantástica del chico, comenzó a ver unas imágenes de su maestro Mu con el caballero de Escorpio.

    Pero lo que veía en su imaginación, le causaba más risa de burla que de felicidad.

    Sabía que su maestro era conocido por su paciencia, tranquilidad y serenidad, pero con Milo eso de seguro no duraría mucho, pues a este caballero dorado, le gusta mucho probar la capacidad de templanza de las personas, sobre todo de sus compañeros.

    Si fueran novios, de seguro este hombre se la pasaría junto a él todo el tiempo, es muy empalagoso con sus amigos, y con una pareja seria lo doble, no se vería como alguien celoso al extremo, pero si no fuera porque es tan distraído y pareciera un niño pequeño en su actitud de curiosidad, sin contar que a veces hace preguntas fuera de lugar, que hace dudar de su nivel intelectual.

    -¿Lo hará a propósito o es de verdad?- Fue una pregunta que al pequeño Kiki, se le escapó en su imaginación.

    Se imaginó una tarde tranquila en el templo de Aries, junto con su maestro y Milo, que estaría abrazando y dando mucho amor al pelilila, poniéndolo muy avergonzado, pero no se negaba a esa atención.

    Alegrándose por ver a Mu tan contentó, además escorpio era como otro niño por su actitud infantil, así que la más seguro es que ambos Kiki y el jugarían mucho en las tardes después de los entrenamientos, a lo que se le ocurriera a cualquiera y después una rica cena preparada por su maestro.

    Un momento muy familiar para los tres, se comenzó a sentir cómodo con esa idea, pues el que fuera torpe, ocurrente, tonto, distraído y curioso, tal vez no impediría que tuviera algo con su maestro.

    -Mi maestro, podría desarrollar una gran tolerancia hacia el- Asiente con la cabeza.

    Ho pero que sorpresa más grande fue que por andar de nuevo pensando en su ilusión, volviera a perder la cuenta de que Milo, ya tenía una pareja y era nada más ni nada menos que el caballero de la onceava casa Camus de Acuario.

    Aun siendo un niño un poco inocente en algunos temas, se cuestionó cuando el santuario se enteró de esa relación.

    ¿Qué fue lo que le vio Camus a Milo? Pues la paciencia del mago del hielo, era muy poca y la verdad se necesitaba mucha al tratar de aguantar al escorpio.

    Su actitud infantil, su forma de ser distraída y a veces tonta de ver las cosas, podía desespera a cualquiera y no le era raro ver al peli azul congelado por Camus en más de una ocasión y en diferentes lugares.

    Siempre pensó que era una forma de ser por su relación de amistad que tenían desde niños, pero ahora que se enteró que eran pareja, se sorprendió, pero gracias a ello, entendió que el amor se puede dar entre todos.

    Recordó unas palabras que su maestro le dijo, cuando le pregunto sobre esa relación, que para el pequeño Lemuriano, era la primera vez que veía una pareja como esa.

    ---Recuerdos de Kiki---

    -Hombre y una mujer, dos hombres o dos mujeres, no importa que sea o quien sea, mientras sea un amor puro, con fidelidad, respeto, comprensión y honestidad, es lo único que vale la pena- Mu le decía estas palabras explicándole las relaciones tanto heterosexuales como homosexuales que existían en la tierra.

    Con aquello el pequeño aprendiz, tenía su carita muy atenta al pelilila, así entiendo lo que decía, pues aun a su corta edad comprendía lo que estaba escuchando y lo entendió a la perfección.

    Y bueno, también se aprovechó para tener la famosa charla de ¿Cómo nacen los bebes?, pues Kiki siempre había tenido esa duda y quiso volver a preguntar, poniendo al ariano en una situación algo incomoda, pues este joven no había tenido esa charla con Shion o con Dohko, sino que lo obtuvo ese conocimiento gracias a un libro que encontró en la torre en la que vivió trece años.

    Shion murió antes de tener Mu la edad suficiente para tener ese conocimiento además que era un año menor de lo que es Kiki actualmente para saberlo, pensó que era el momento adecuado, pero igual su rostro estaba todo rojo y nervioso, tratando de sonar lo más natural posible.

    Pero siendo aún un chico virgen, solo sabía por los conocimientos literarios, pues tampoco tenía con nadie más para hablar de ello y preguntarle al viejo maestro no era una opción, pues la vergüenza lo invadía siempre.
     
  9. Threadmarks: Capitulo 9 (Sagitario)
     
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    ---Vuelta a la realidad---

    -Tal vez ¿Estoy buscando en el lugar incorrecto?- Se preguntó el menor, mientras miraba hacia el cielo.

    -¿Por qué creo que otro caballero dorado sea una buena opción para mi maestro?- Cierra sus ojos y suspira –Tal vez ¿Alguien de Rodorio?, ¿Alguna amazona? ¿Una Saintia? ¿Alguien de plata? ¿Bronce?- Niega con la cabeza.

    -Ninguno lo creo…- Se levanta y empieza a caminar de regreso al santuario con un paso lento, tratando de disfrutar del pequeño bosque –Una mujer no sería apta para mi maestro, él es mi madre, así que tiene que ser un hombre o ¿Una mujer muy masculina?-

    -Alguien de menor rango, no creo, sin contar que los de bronce son muy jóvenes para él, bueno eso creo- Se detiene en seco, pues al pensar en la edad, tuvo una idea.

    -Alguien mayor que él, podría ser bueno… El señor Aioros de Sagitario, tiene un poco más edad que él, es buena persona, es amable, cariñoso con todos o atento- Cruzas sus brazos por sobre su pecho.

    -Lástima que el ya este enamorado de alguien más- Recargando su espalda en un árbol, se quedó pensando en esa situación.

    ---Imaginación de Kiki---

    Cuantas veces desde que habían vuelto a la vida, Kiki había encontrado al caballero de sagitario, suspirando de una manera triste y feliz a la vez.

    En ocasiones el mismo castaño oscuro, no prestaba atención a su alrededor y chocaba con los que iban o venían, se golpeaba con algún muro u objeto, en otras simplemente se caía besando el suelo de vez en cuando.

    Esto mucho lo notaron, pero algo curioso era que siempre ocurría cuando pasaba por el templo de géminis, pero no estando dentro, si no al salir o poco antes de entrar.

    Mucho se creía que era posiblemente, por algún tipo de rencor o enojo que tenía hacia el caballero de la tercera casa, pero eso de disipaba, cuando el mismo Aioros trataba de hablar con Saga, aunque este muchas veces se alejaba o daba excusas, para distanciarse del centauro.

    Lo cual provocaba la tristeza en la cara del joven.

    ¿Cuantas veces lo había visto mirar una flor azul, que tenía en sus manos, ya seca?

    A veces le causaba un poco de tristeza el ver a ese hombre triste, pero como Mu le había enseñado, era mejor no meterse en asuntos ajenos, pues eso no le incumbía en lo más mínimo. Así que dejaba de lado todo y se retiraba.

    ---A la realidad---

    -Quiere al señor Saga, de eso estoy seguro, pero… ¿Se lo dirá alguna vez?- Se encoje de hombros y se comienza a alejar.
     
  10. Threadmarks: Capitulo 10 (Capricornio)
     
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    -El señor Shura, casi nunca lo veo lejos de su templo, salvo para entrenamiento o ir por cosas a Rodorio o alguna reunión, solo a eso- Camina un poco, hasta divisar unas piedras algo medinas, y comienza a saltar sobre cada una, para avanzar.

    -Es muy serio y dedicado a su deber como caballero dorado de Atena, es educado, siempre saluda al entrar a algún templo, pero rara vez sonríe- Deja de saltar y retoma el camino.

    -¿Podría ser una opción?- Se detiene y su imaginación se vuelve a activar.

    ---Imaginación de Kiki---

    -Es un caballero muy fiel a Atena, así que nunca sería capaz de engañar a mi maestro, si fueran pareja, pero…-

    Una imagen de ambos caballeros juntos, mientras el pelilila sonreía de una forma tierna y con unos dulces ojos soñadores, viendo al peliverde, el cual mostraba una mirada seria, tranquila y firme, que se los devolvía, en el rostro de este una sonrisa apenas perceptible se podía ver.

    Sin decir palabra alguna se podría trasmitir lo que se sentía.

    Al final la hora de despedirse uno del otro, era con un casto beso en los labios, una revoltura de los cabellos rojizos del menor y así la despedida de todos los días.

    Seria todo muy monótono, sin dudarlo, y así sería todo el tiempo.

    Baja de su templo, el caballero de capricornio, saluda a Mu y al discípulo de este, entrena con los demás, pasa un tiempo con su pareja, luego se dividen para que cada quien haga sus respectivos deberes, luego cenan juntos y se despiden de la misma forma.

    -Sería la relación más aburrida de todas- Ladea la cabeza de una forma mecánica. –Creo que mi maestro podría ser feliz con ese estilo de vida, no es muy atrevido a hacer cosas nuevas, salvo cuando yo le ruego o hago alguna travesura que lo saque de su rutina-.

    -El señor Shura, no haría nada nuevo, también gusta de hacer lo mismo todo el tiempo- Se recarga en un árbol, algo fastidiado.

    Luego se imaginó, tratando de hacer alguna actividad con ambos caballeros dorados, podrían ambos aceptar, Mu haría lo que fuera por ver a su pequeño feliz y Shura de seguro le daría por su lado al pelilila y estaría a su lado sin importar mucho el lugar, mas eso no significaba que haría las actividades que quisiera el borreguito menor.

    Mu jugaría sin importancia, a la pelota, con la telequinesis para ayudarlo, tal vez adivinanzas o lo que fuera.

    Pero en cambio el de cabello verdes, estaría serio sentado en un lugar junto a Mu, serio o sonriendo apenas.

    Lo más seguro seria que estaría entrenado con su Excalibur, para hacerla mucho más afilada y fuerte, no jugaría con el pequeño por voluntad.

    No es que el pequeño Lemuriano le desagradara, el simple hecho que estuviera a su lado no a la fuerza, era una prueba de que lo estimaba, pero no era bueno demostrándolo.

    Para el, seria aburrido tener un padre, con una actitud de una persona seria que parecían ambos dorados una pareja de un matrimonio ocupado en sus cosas a todo momento. Salvo que aquí la mamá si estaría a su lado cada instante, pero sería un papá muy distante.

    ---Vuelta a la realidad---

    -Mejor otro- Se dio cuenta que ya estaba llegando a los terrenos del santuario, justo en los lugares de entrenamiento.

    -Pronto llegare y de seguro estará la rica comida de mi maestro recién hecha- El estómago del menor comenzó a rugir, haciendo que se riera a todo pulmón –Esto de buscar pareja para mi…- Sonríe con una emoción más tierna –Mi mamá Mu, es complicado-

    El pequeño se va caminando con paso lento, para tener oportunidad de pensar en las dos últimas opciones, pero sin dudarlo no lo convencía las dos últimas opciones.

    Se comienza alejar, pero por haber hablado un poco de más y estando ya en el santuario, lo escucharon y justamente tendría que ser el caballero dorado que excluyo desde el primer momento en que lo pensó.

    -¿Cómo que una pareja para Mu?- La voz sonaba de sorprendido, molesto, y se notaba una preocupación que se quería ocultar, sin logro alguno.
     
  11. Threadmarks: Capitulo 11 (Acuario)
     
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    -El señor Camus, ya tiene novio, es Milo…- Se pone a pensar unos instantes, muy concentrado -¿Cómo le habrá hecho para hacerlo?-

    El menor se encontraba realmente cuestionándose como era que aquel caballero de escorpio hubiera logrado conquistar el corazón frio y hermético del caballero de acuario.

    Lo poco que ha logrado convivir con este caballero de la onceava casa, era cuando su maestro iba a hacer alguna visita, por alguna visita, cuestión o simple un saludo.

    Era un hombre bastante formal, limitándose a contesta poco, a veces si estaba de humor podía seguir una conversación contar.

    Este caballero de cabellos verde aqua, solo compartía su amistad con ciertos compañeros de armas, no era muy sociable al grado de Aioros o Milo, pero no era un recluido por voluntad como Shaka.

    De nuevo el nombre de quien más le molestaba, pero lo ignoro para seguir con sus pensamientos.

    -En verdad, será un gran misterio, ¿Pudo ser?-

    ---Imaginación de Kiki activada---

    Comenzó a pensar en mil formas que eso pudo suceder.

    En una la forma tradicional, una declaración, un ramo de flores, algo dulce que le guste y decírselo de frente con una atmosfera romántica.

    Pero al pensar en eso que Escorpio actuara de esa manera para con Camus, se imaginó el resultado en vez de decirle que sí, solo provocaría que lo congelara por completo, pues eso le resultaría muy ridículo al onceavo caballero y lo dejaría en la entrada de su templo en ese estado.

    El pequeño se comenzó a reír un poco, pero bajando la voz, pues ya estaba en el lugar de entrenamiento y podían verlo como un loquillo.

    Otra idea se le vino a la mente.

    Ahora en vez de ser un romántico, sería una persona muy coqueta, tratando de verse casual y calmado.

    Milo con su ropa sin duda casual, mirando de frente al caballero de acuario, sonriéndole muy confiado y diciéndole piropos coquetos, teniendo poses de galancete, ya al grado de no dejarlo caminar al otro, diciéndole que –Camus, tú, yo, viendo el atardecer juntos y dejándome besarte, no se piénsalo-.

    Una mirada de miedo se le dibujo al pequeño aprendiz de Aries en su rostro, por lo que acaba de imaginar, pero el resultado de seguro seria el mismo que el otro.

    Y así fue, de nuevo el escorpio término en un ataúd de hielo, quedándose en el lugar, por horas hasta que el mago de hielo, lo quisiera liberar.

    Un suspiro se dejó escapar del menor, en la vida real, pues se estaba cansando de esa idea, sin embargo una última chance de imaginar antes de pasar al siguiente caballero.

    -Aunque pudo ser…-

    Recordó un momento en que Milo estaba junto a Mu y Aioria conversando animado, en el lugar de entrenamiento, el peli azul estaba con un rostro muy desesperado, mientras los otros dos, solo se quedaban escuchándolo.

    El pequeño como no le interesaba, se quedó en su lugar de siempre, entrenando, era normal que estuviera así, mientras Mu lo vigilaba de lejos, por sus lecciones y darle espacio.

    Sin embargo pronto escucho un grito de emoción del escorpio y como les daba la gracia a ambos caballeros, con un brazo a cada uno, haciendo reír un poco a estos y luego saliendo corriendo rumbo a las doce casas.

    No comprendía muy bien lo que había ocurrido, pero no pregunto, pues su maestro le diría, eso no te corresponde Kiki.

    Al poco tiempo se enteró de la relación que tenía Milo con Camus.

    Se preguntó si Aries y Leo, habían tenido algo que ver con esa situación.

    ---Vuelta a la realidad---

    -Quien sabe que sea, pero algún día preguntare- Se encontraba a una distancia menor para llegar a Aries, pero tenía que atravesar un tramo que le daría tiempo, para el último caballero de las doce casas.

    -Piscis… El señor Afrodita…- Su cara se tornó de pena y confusión.
     
  12. Threadmarks: Capitulo 12 (Piscis)
     
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    -Tendría dos madres sin dudarlo, pero… Lo más seguro es que el me ignoraría por completo, sería un pésimo padre, me tendría como su sirviente personal, cuando mi maestro no estuviera-.

    ---Imaginación de Kiki---

    Unas imágenes del doceavo caballero, como portándose cariñoso con Mu, dándole amor, siendo dulce y esas cosas, pero era solo una fachada, pues el pobre Lemuriano sería el sirviente de Afrodita, siempre y cuando su maestro no se diera cuenta.

    Lo mandaría hacer cosas por él, sería algo aprovechado y es que no era por prejuicios ni nada, sino que ya lo había visto como era con algunos de sus amigos y compañeros, era un experto en la manipulación

    Mi maestro no sería fácil de caer en eso, pero el amor podría hacer que algunos pierden la visión por completo de los actos de la persona que ames.

    Se imaginó sufriendo un constante mandado por Afrodita, incluso se lo imagino tomando posesión del santuario y todo, sumergiendo a todos en una tiranía peor que la de Saga hizo en su traición.

    Se aterro el pequeño con su propia imaginación y sus pequeños miedos se estaban haciendo mucho más grandes de lo que pensaba.

    Pues temía que si Mu se volvía pareja del caballero más bello del santuario, lo dejara de lado, lo olvidara y no pasara tiempo con él, incluso ignorarlo por completo. Siendo solo el centro de atención Afrodita.

    Su pequeños ojitos imaginado aquello, se estaban abriendo de par en par y se llenaban de lágrimas, pues su peor terror ocurría en su mente, le dolía el pensar en perder a la persona que más quiere y ama en todo el mundo, pues su padre/madre que lo cuido siempre, abandonarlo por alguien más, le partía el corazón.

    -Kiki-

    Estando en su propio mundo, con ese miedo inundándolo, escucho esa voz a lo lejos pero no presto la atención suficiente.

    -Kiki-

    De nuevo lo llamaron, pero no presto mucha atención.

    -Kiki- Una mano gentil, lo tomo de los hombros.

    Provocando que el pequeño, saliera de su imaginación de golpe, y viera al dueño de esas manos tibias, encontrándose con unos orbes verdes llenas de preocupación.

    -¿Qué pasa? ¿Por qué lloras mi pequeño?- Su voz y su rostro estaba muy asustado, pensando que algo malo le había ocurrido a Kiki.
     
  13. Threadmarks: Capitulo 13 (Temor)
     
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    -¿Maestro?- Dijo esto con una voz quebrada, sus ojos llorosos, al verlo se abrazó fuertemente a su cuerpo, aferrándose a él lo más que pudiera, temiendo que lo que acaba de pensar se hiciera realidad.

    -¿Kiki? ¿Qué sucedió? ¿Estás bien?- El caballero de Aries, estaba al mismo nivel que su aprendiz, estando muy extrañado, por el estado de ánimo que estaba el pequeño.

    Aun estando sollozando, aferrado al pelilila, comenzó a calmarse poco a poco –Maestro… Usted siempre estará a mi lado- Su voz temblaba, gimoteando un poco su lagrimar -¿Verdad?- Levanto su cara, para encontrarse con la mirada del mayor.

    La mirada del ariano mayor, se encontró con la de aquel pelirrojo, que se aferraba a él con tanto miedo –Mi pequeño, ¿Por qué preguntas eso?- Le sonríe maternalmente y le acaricia la cabeza –Yo siempre estaré a tu lado, pase lo que pase-.

    -Pero… Se ha ido de mi lado… Una vez…- Baja su mirada, dejando escapar muchas lágrimas –No quiero que eso de nuevo pase-.

    -Como caballero de Atena, la muerte es una opción y no le temo a la mía, es algo normal que suceda al estar al servicio de nuestra Diosa y es algo que siempre te he enseñado Kiki, pero…- Le besa la cabeza al niño -Mientras tenga esta nueva vida- Le levanta la mirada al pequeño, para estar a su altura –Estaré a tu lado, tanto como pueda- Le sonríe cálidamente -¿Lo entiendes?-.

    El Aries menor, miro a su mentor quien le acaba de decir esas dulces palabras, que lograron tranquilizar su joven corazón atormentado, por el miedo de perderlo de nuevo.

    Asiente con la cabeza, devolviéndole la sonrisa, sin dejarlo de abrazar, pero ahora el agarre era mucho más suave ahora y su llanto se había calmado bastante, al darse cuenta que por el momento está a su lado y era lo único que importaba.

    Mu se levanta, sonriéndole a su aprendiz, -Vamos Kiki, es hora de comer- Lo toma de la mano, para que ambos fueran dentro del templo de Aries, -Sabes, dentro esta mi maestro Shion y el viejo maestro Dohko, estaban preguntando por ti. Tardaste un poco después del entrenamiento- Se gira a verlo, - ¿Qué estabas haciendo?

    El pequeño se puso algo nervioso, pues no podía contarle lo que había estado pensando en las últimas horas, pues no sabia como lo tomaría su maestro. –Nada en especial… Solo, estaba pasando un rato y se me fue el tiempo- Le da una sonrisa inocente.

    Aquel joven hombre, conocía a la perfección al Lemuriano que llevaba en su mano, por lo tanto reconocía cuando le estaba ocultando algo.

    -¿Seguro? ¿No tienes nada que…

    -Ho, Hola Mu ¿Cómo estás?-

    El ariano, levanto su mirada, al escuchar el llamado, viendo del guardián de la doceava casa, el cual salía de su templo.

    -Hola Afrodita, bien y ¿Tu?-

    Sonríe muy confiado –¿Qué no me ves? Estoy muy bien-

    Este solo se quedó, algo nervioso, como sintiendo algo de pena ajena por ese caballero que lo consideraban el más bello de todos, haciendo esas declaración, -Es bueno escuchar eso, ¿Te diriges al coliseo?-

    -No, solo tengo ganas de pasear un rato por el pueblo y que todos admiren mi belleza- Hizo una pose, con una mano en su cadera y sosteniendo su típica rosa roja en la mano, que estaba poniéndola cerca de su nariz. –En fin, nos vemos después Mu. Adiós pequeño alumno de Aries-.

    -Si Adiós Dita- Dijo esto con una sonrisa algo nerviosa y una leve risita igual.

    El Lemuriano peli rojizo, estaba con el ceño fruncido, mirando cómo se alejaba aquel hombre, del cual había tenido malos momentos hace tiempo, pensando en el como posible pareja de su maestro y estaba realmente enojado por ello.

    Aparte de Shaka, era el segundo con el que menos quería ver en este momento.

    La voz algo seria del pequeño se hizo notar con una pregunta muy desconcertante –Maestro… No me dejara de lado aunque tenga novio ¿Verdad?-

    Mu se quedó realmente extrañado pero la pregunta, que nunca se la vio venir, sus mejillas se volvieron rojizas, poniéndose más nervioso de lo que pudiera estar. -¿A qué viene esa pregunta?-.

    -Solo es una pregunta maestro, dijo que en esta vida estaría conmigo mientras pudiera. Lo hará aunque tenga novio ¿Verdad?- Lo miro algo serio y esperando su respuesta.

    Las mejillas del mayor, estaban muy rojas, pero miro a los ojos al menor dándole una sonrisa, cargada de mucho sentimiento. –Estaré contigo, aunque tenga alguna pareja- Le acaricia la cabeza, -Aunque por el momento no debes preocuparte de ello, no hay nadie…- Baja la mirada –No hay nadie que me interese por el momento-

    -¿Enserio? ¿Por qué?- Preguntando todo esto con mucha curiosidad.

    El joven se sorprende, por las preguntas tan raras del menor -¿Por qué de repente tienes tanta curiosidad sobre mi vida amorosa?-

    El menor solo sonríe y no contesta nada, pues ahora ya estaban dentro del templo y vio de inmediato al antiguo guardián de Aries de cabellos verdes, esponjosos y el caballero de libra, así que fue en dirección con ellos, a saludarlos y abrazarlos. Dejando al actual santo de la primera casa, sin contestación a sus dudas.

    Pero no iba a cuestionar a su pupilo, lo dejo ser y que disfrutará esos hermosos momentos familiares, que él también había añorado por mucho tiempo.
     
  14. Threadmarks: Capitulo 14 (Abuelos)
     
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    Título:
    Un Papá Para Kiki (ShakaXMu) [Yaoi]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    52
     
    Palabras:
    1361
    La comida pasó con muchas alegrías, pláticas y sonrisas.

    El peliverde, siempre estaba encantado de estar con su alumno que más que eso se volvió en su hijo, que quería con todo su ser, el alumno de este, como un nieto en su interior lo sentía así, mas como el orgulloso patriarca que a veces pretendía ser, no lo decía abiertamente, se avergonzaba con facilidad y no deseaba demostrar ese lado tierno y amoroso que tenía, ante esos dos borrego menores.

    Pero al contrario de su pareja Dohko, él era más abierto en sus emociones, siempre que su amado venía a Aries a cualquier cosa, le encantaba acompañarlo, pasar tiempo con él era lo que le fascinaba y si de paso, estaba con su otro hijo y un pequeñín, que le traía la energía juvenil para jugar juntos.

    El menor de los cuatro, encantado estar sentado en el regazo del peliverde, mientras le contaba alguna historia, o aventuras que vivió, mientras esperaba la comida, o riendo de los chistes malos del castaño, se sentía de verdad afortunado de poder estar con ellos de esa forma.

    Ver esa hermosa escena, le calmaba su alma, sentía que lo demás no importaba mucho en esos instantes, saber que su niño podía disfrutar de esa vida familiar que el no logro tener siempre, lo hacía casi derramar lágrimas de alegría. Pero no solo eso, ver a ese hombre que lo cuido tanto, saber que esta con vida y junto con el otra persona que de igual forma lo protegió cuando lo requirió, no cabía de la felicidad ante Atena por permitirle estar junto a ellos, una vez más.

    Al terminar, era hora de que los dos mayores se retiraran a sus respectivas actividades.

    -Nosotros nos retiramos, tengo que revisar algunos papeles para las próximas misiones- Se levantó de su lugar, despidiéndose del protector del templo.

    -Sí, yo igual debo hacer algunas cosas, antes de que el patriarca se dé cuenta- Le sonríe enérgicamente a su compañero que lo miraba de una forma de decepción.

    -¿Qué cosa es lo que no has hecho?- Lo mira con los brazos cruzados, algo molesto.

    Le sonríe, con algo de pena, tomándole de la mano –Vamos amor, no te enojes, solo me falta unas cositas, no pasa nada-.

    Esta acción, lo hizo sonrosar, al sentir que su mano era sujetada por él y más enfrente de su alumno y el aprendiz de este –Do-Dohko… No aquí…-

    -Jajajaja, me alegra que sean tan unidos como siempre me había contado maestro- El pelilila, sonrió ante las acciones de ambos, que le parecían adorable más que nada la reacción del antiguo guardián de Aries.

    -¡¡¡MU!!! No digas eso, por favor- Sus sonrojo se volvió mayor.

    El guardián de Libra, se acercó de forma ensimisma ante el actual patriarca, para avergonzarlo -¿Qué coas le has contado a Mu de nosotros? ¿He? Dime Shion… Por favor.

    Este al verse acorralado, avergonzado y nervioso, solo atino a hacer una sola cosa.

    Le dio un golpe en el hombro a su “Compañero” –¡¡¡VÁMONOS YA!!! Que te obligare hacer tus deberes, caballero flojo-.

    -Auch- Siendo llevado a rastras por el otro –Adiós Mu, adiós Kiki, ya me llevan- Les regala una despedida de agitando la mano de derecha a izquierda.

    De igual forma el actual guardan del templo, les devolvió la despedida, sonriéndoles por la escena que habían montado.

    Pero en cambio un pequeño, en vez de despedirse, espero a que tanto su maestro como los otros dos se alejaran, para poder hacer lo que en realidad deseaba preguntar.

    Rápidamente, trato de alcanzar a ambos antiguos caballeros, que se encontraban casi llegando hacia Tauro, pues al ir uno a arrastras casi, hacia el camino más lento.

    -¡¡¡ESPEREN MAESTROS!!!-

    Ambos se giraron, al escuchar aquella pequeña voz que les pedía su atención.

    -¿Kiki?-

    -¿Qué sucede pequeño?- Le regala una sonrisa enorme.

    Respirando algo agitado, por haber corrido, para alcanzarlos antes de atravesar alguna de las doce casas.

    -Es-Es que quiero… Pedirles algo- Su semblante nervioso, los hizo alarmarse un poco, sobre todo al peliverde.

    -¿Qué nos quieres pedirnos Kiki?- Se acercó a él posicionándose a su altura.

    Una caricia en la cabeza, lo hizo levantar su mirada –Nos puedes pedir lo que sea, ya sabes- Le regala una sonrisa.

    Las acciones de ambos y sus palabras, le daban más seguridad, por lo que estaba a punto de pedirles, pues esperaba que no se lo tomaran a mal, su inocencia infantil era la que rogaba que lo hiciera, pero su mente le pedía que tuviera cuidado, de no ofenderlos.

    Suspiro, con algo de nerviosos, y miedo, tratando de no estropear la familia que tenía.

    -Quería… Pedirles… Si yo… Podría- Callo por un momento, no sabía cómo seguir esas palabras, y bajo su mirada, empezando a jugar con sus pequeños deditos, con muchos nervios.

    -Tranquilo pequeño- Las manos del patriarca tomaron las suyas, -Solo dínoslo, puedes confiar en nosotros, lo sabes ¿Verdad?- Regalándole la sonrisa más cálida que podría existir.

    En ese momento, pensó en cuantas veces su maestro, debió ver esa sonrisa paternal que le estaba dedicando el peliverde, y como se debió sentir así de tranquilo después, al igual que aquella caricia en la cabeza de Dohko. Sintiendo el valor que requería.

    -Quería pedirles permiso, para poder llamarlos Abuelos- Apretó sus ojitos y sus manos, con miedo de esperar una respuesta negativa.

    Ambos hombres, se quedaron sorprendidos, con los ojos bien abiertos, mirándose entre sí. Por sorpresa de las palabras del pequeño que tanto querían.

    El Lemuriano menor, teniendo aun los ojos cerrados, inmóvil en su lugar.

    Pero pronto sintió unos brazos muy cálidos, que lo rodeo, provocando que se sobresaltara, notando que quien lo abrazaba era aquel antiguo guardián de Aries del siglo XVIII.

    -Claro que puedes llamarnos abuelos- Una pequeña lagrima broto de sus ojos de una tonalidad rosada, sintiendo como su corazón latía muy emociono, por aquella hermosa petición que tanto anhelaba.

    El pequeño se sobresalto, de una manera feliz, ante la afirmación del Lemuriano, que no lo creía -¡¡¡ENSERIO!!!-

    -Claro que si pequeño- La mano tosca del Libra, se posiciono en los cabellos del pequeño, alborotándolos, dedicándole una sonrisa, que una lagrima traicionera dejaba en evidencia su emoción.

    Su sonrisa no fue contenida, de oreja a oreja demostrando que de verdad se sentía muy feliz porque ambos aceptaran ser sus abuelos. Abrazo con toda la fuerza que sus brazos le dio, para con Shion, el cual lo recibió con mucha emoción, y de igual forma el castaño, se unió al abrazo rodeándolos ambos Lemurianos.

    Fue de verdad un hermoso momento, para los tres, pues eran una familia, así lo sentían desde siempre, pero nadie lo proclamaba, por orgullo para hacerlo, pero también con temor de que no fuera lo que los demás querían y el otro, no sentía que fuera su deber de hacer algún comentario.

    Quien diría que el más valiente sería un niño de tan solo ocho años, que hizo aquella propuesta y provoco que tres corazones se sintieran tan felices.

    Después de aquello, fue el momento en que los dos hombres siguieran su camino, no son antes despedirse de una forma correcta de su ahora nieto, uno con un choque de puños, igual como alguna vez lo hizo con su viejo amigo de combates y el otro, abrazándolo fuertemente, cargándolo y dándole un beso en la mejilla.

    El pequeño se sentido, tan alegre que ahora regresaba a la casa de Aries con una sonrisa en su rostro y una emoción que no podía contener en su ser.

    Aún tenía otra cosa más que hacer, una última antes de que el día se acabara, pero no sabía cómo abordarla ahora.

    Pasó la tarde con su maestro, reparando algunas armaduras con leves daños que no representaba un reto tan grande, para el pelilila.

    La noche pronto cayó y como era costumbre, la cena se hacía en conjunto. Una labor normal, pero hacia cercana a las personas siempre.

    Algo delicioso, preferiblemente Mu, procuraba que fuera saludable, para el pequeño pero también deliciosa. Siempre consintiéndolo de alguna forma u otra.
     
  15. Threadmarks: Capitulo 15 (Una Canción)
     
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    Aries
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    Las sonrisas y risas de Kiki, era algo que lograba iluminar cualquier día gris en el pelilila. Sin embargo existía un dolor en este que no podía ser reparado por completo y se reflejaba en sus bellos ojos verdes.

    Se perdía en sus pensamientos cada vez más seguido, con ideas que no lograba ordenar, con sensaciones que le provocaban alegría, pero la tristeza le impregnaba su rostro cuando se daba cuenta que podría ser imposible.

    Todo esto hacia que perdiera el tiempo y el hilo de lo que ocurría en su realidad.

    -¿Maestro?, ¿Maestro Mu?- El pequeño lo llamaba, moviéndolo un poco del brazo, para que reaccionara.

    Este salió de golpe de su propia mente, sorprendiéndose un poco, pero rápidamente girándose al pequeño -¿Qué pasa Kiki?-

    -¿Está bien maestro?- Este preguntaba con un rostro de confusión.

    Una sonrisa disimuladamente tranquila, se dibujó en sus labios, para calmar al menor –No es nada, solo estaba pensando en tu entrenamiento de mañana- Mira hacia el frente, desviando su mirada de la del menor -¿Crees estar listo para hacer todo tu solo en una de plata?-

    -¡¡¡ENSERIO MAESTRO!!!- Sus ojitos parecían por completo el cielo iluminado por miles de estrellas, por aquella ilusión.

    El Aries mayor, asiente con la cabeza, mirando como aquel chiquillo estaba tan ilusionado en seguir subiendo de nivel en su entrenamiento de reparación de armaduras. Ahora sin contar que debía seguir llevándole por el camino para el próximo guardián del primer templo.

    En ocasiones se cuestionaba, si estaba haciéndolo bien como mentor. Creía que las dificultades que estaba teniendo el menor, eran porque él no era lo suficientemente bueno como lo fue Shion con él y sin contar que aun parecía que aprendía del patriarca.

    Kiki aprendió a reparar las de bronce en un tiempo algo largo, un poco fuera de lo normal, pero lo logró al final, y sabía que ya era tiempo de volver a salir de la zona de confort, pero a veces se preguntaba si era de parte de Kiki de no salir o era el mismo el que lo retenía, por alguna razón.

    Miraba a ese pequeño, que había tenido bajo su cuidado desde la corta edad de doce años, él era tan solo un bebe que encontró abandonado en alguna parte de Jamir. Pensaba en como había crecido en tan poco tiempo.

    Él también era un niño, cuidando de un bebe fue tan duro y difícil, sobre todo en cuestión de dinero y alimento, pero lo logro hacer por ese pequeño. Y aunque muchas veces pasaba penurias, nunca pensó en siquiera dejarlo, no por su deber de caballero si no por el cariño que le había tomado.

    -¡¡¡GRACIAS MAESTRO MU!!!- Un abrazo fue en que de nueva cuenta los sacó de sus recuerdos.

    Lo tomo desprevenido, pero lo aceptaba con tanto gusto, era su pequeño, fue su bebe en algún momento y aun lo siguen siendo, como un hijo lo era todo el. Pero no debía decirlo tan abiertamente, pensaba que estaba mal… Pues en algún momento cuando él dijo algo similar en su etapa de menor alguien lloro.

    -De nada Kiki, lo has hecho bien- La sonrisa cálida que siempre hacia sentir alegría en el pequeño corazón del menor estaba para él.

    -Muy bien, es hora de que vayas a dormir- dijo esto, mientras le daba un beso en la frente de buenas noches al pequeño, para que este acatara su orden.

    -Pero, aun es muy temprano, para ir a dormir, apenas son las 9:20 de la noche- Una carita de súplica se posiciono en su rostro, para que le dieran más tiempo –Por favor, solo un poco mas ¿Si?-

    -Kiki, se perfectamente que tardas un poco en dormir- Poniendo sus manos en las caderas –Lo más probable es que termines durmiéndote a las diez de la noche, te conozco de siempre, así que ya es hora de dormir-.

    Este solo infla sus mejillas, haciendo un pequeño puchero, pero acata la orden dicha por su maestro, mientras se dirigía a su habitación, pero antes de poder perderse en los pasillos de Aries, se giró –Maestro Mu… ¿Me podría contar una historia para dormirme más rápido?-

    Esa cuestión, lo tomo más por sorpresa, desde hace mucho el menor no necesitaba aquello para conciliar el sueño, si bien tardaba, no era algo que ya lo ocupara, incluso el mismo le decía que ya era grande para eso, pero le agrado la idea, de que por unos instantes aun lo necesitaba como de pequeño.

    -Está bien, iré en un momento, tu prepárate para dormir- Sonrió asintiendo.

    A su vez el menor comenzó a dar saltitos en su lugar, mientras se fue corriendo hacia su habitación, para hacer los preparativos para antes de dormir.

    Lavarse los dientes, lavarse la cara, ponerse el pijama, dejar la ropa sucia en el cesto y la del día de mañana en su lugar, poner su cama lista, para dormir. Aquello que hacia su maestro siempre, él lo había tomado de rutina.

    Paso unos minutos y fue cuando aquel guardián de aspectos finos, toco a la puerta, siempre sus buenos modales daban a relucir sin importa que.

    Al escuchar la risita de Kiki, sabía que podía pasar, el también con una sonrisa, en ese templo parecía un lugar de sonrisas y risas cada que estaban, pues en su ausencia lucia por parecer tan fría como muerta.

    El niño ya estaba en su cama, acosado, pero no se había cobijado, en esa noche quería ser consentido por su maestro.

    -¿Quieres que te arrope?- El mayor pregunto mirándolo con cierta duda.

    -Si- una sonrisa angelical apareció en su rostro.

    Suspiro y con una sonrisa –Muy bien- Lo comenzó a tapar con la sabana, procurando cubrirlo bien, para que no pasara frio alguno en esa noche.

    -Maestro ¿Puede sentarse a mi lado?- Lo miraba con algo de súplica.

    El pelilila haciendo caso a la petición, se sentó junto al pequeño, el cual se acercó acurrucándose a su lado, posando su cabeza en las piernas de este.

    Mu, se enterneció por esas acciones del menor recordando las noches en que así tuvo que estar para lograr que el pequeño durmiera, al sentirlo junto, abrazándolo y protegiéndolo, acaricio sus cabellos rojizos.

    -¿Qué historia quieres que te cuente Kiki?- Pregunto de manera gentil, al pequeño.

    -Maestro, ¿Podría cantarme la canción que me cantaba de más pequeño?- Su petición, junto a una carita avergonzada y jugando con sus manitas, lo hacía ver más niño de lo que era.

    Sonrió, dejando escapar un suspiro. Los recuerdos de nuevo vinieron a su mente, cuantas veces su pequeño le hizo esa petición, cuantas noches al sentir miedo, era lo único que lo lograba calmar. Pero también cuantos años pasaron desde la última vez que el escucho esa canción de los labios de Shion hacia él.

    No era más el de la canción, ahora era su Kiki y complacerlo en eso, no le costaba nada, salvo que Mu, nunca se creyó un gran cantante ni nada por el estilo, las únicas veces que lo hacía era para Kiki.

    -Claro-

    Ambos se acomodaron mejor en la pequeña camita, uno recostado en el regazo del mayor y el otro sentando, tratando de alguna forma entonar, aunque fuera un poco o como él lo entendiera. Cerró los ojos, dejo escapar un leve suspiro y empezó:

    La noche ha llegado,

    El sol se ha ocultado,

    Los pajaritos se están durmiendo,

    Con el cálido abrazo de su familia,

    El girasol que viste hoy se ha dormido,

    Igual como tu mi bebe debes hacerlo,

    Mu, estaba cantando lo mejor que pudiera, pues sentía que su voz no era para nada impresionante pero para el peli rojizo, era lo mejor que pudiera escuchar siempre.

    Recuerdos de esas noches frías en Jamir, donde ambos ariano se acurrucaban para no para frio, principalmente para que el pequeño durmiera tranquilo.

    No temas a la noche,

    No temas en la oscuridad,

    Que yo te protegeré,

    Mis brazos te acunaran,

    Mil horas si son necesarias,

    Para que tú descanses,

    Escucha mi latir,

    Es solo para que tú duermas tranquilo

    Mi pequeño bebe,

    En las torneantes con truenos que le asustaban y trataba de cubrirse los oídos de ese horrible sonido, que lo provocaba llanto, hay estaba el para cuidándolo, tranquilizarlo y darle ese alivio que necesitaba en esos momentos.

    Lo abrazaba, lo cubría con alguna manta y le cantaba, en esos momentos se sentía como los dos contra el mundo, así hubiera deseado que fuera siempre, pero ahora todo era mejor.

    Ya es hora de dormir,

    La noche ha llegado,

    El sol se ha ocultado,

    Se notaba que estaba cayendo en los brazos de Morfeo, pues estando bostezando, mientras sus ojitos infantiles trataban de estar abiertos, pero no lo lograba, poco a poco se estaba quedando dormido en ese regazo que le pertenecía.

    Los pajaritos se están durmiendo,

    Con el cálido abrazo de su familia,

    El girasol que viste hoy se ha dormido,

    Igual como tu mi bebe debes hacerlo.

    Al terminar, abrió los ojos, y se percató que el pequeño, ya estaba durmiendo plácidamente sobre sus piernas, suspiro alegremente, dedicándole una sonrisa y acariciando sus cabellos.

    Cuantas veces había visto a su pequeño dormir, y era algo que le agradaba, era el instinto paternal que estaba en él, tal vez algo que los Lemurianos compartían, pues era una cadena que los había unido, a sus antepasados.

    Suspiro de nueva cuenta, mirando hacia la ventana, como la noche estrellada se podía divisar y por un segundo se imaginó su vida en Jamir con su pequeño y con alguien más.

    Se pensó en algún momento de su vida, estar compartiendo esa felicidad con una persona muy importante para él, tal vez al grado de pequeño Kiki, pero de forma diferente sin dudarlo.

    Cuantas noches, pensó en ello estando en Jamir, desde adolescente añoraba a esa persona que se había clavado en su corazón, y que le absorbía el amor que sentía solo por él.

    -¿El sería capaz de amarme?- Pregunto ello en voz baja.

    -¿Amaría también a Kiki?- Bajo su mirada para ver a su niño.

    El dueño de sus pensamientos, estaba en la misma ciudad, en el mismo lugar, pero estaba a mucho de distancia, más precisamente en la sexta casa.
     
  16. Threadmarks: Capitulo 16 (Egoísmo)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Entusiasta

    Aries
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    Se había imaginado una vida con él, como ambos se profesaban su amor en cada instante, se sonrojaban, se dedicaban sonrisas, miradas, entrenaban juntos, comían juntos, salían un poco, meditaban y sobretodo se imaginaba como Shaka podría convivir con el pequeño Lemuriano.

    Se ilusiono observando a ambas personas importantes para él, estando juntas, apreciando como un padre e hijo, conviviendo, entrenando, tal vez jugando. Si se había imaginado a ese rubio serio haciendo todas esas cosas divertidas.

    Sonrió, sonrojándose un poco, el solo se había puesto en un papel maternal, sin darse cuenta pero lejos de lo que cualquiera pensara y que fuera un hombre, no le molestaba ser la madre de Kiki, había fungido como ambos roles toda la vida del menor.

    Sintió un pequeño movimientos en su regazo, giro su vista hacia el pequeño que se estaba acomodando para dormir mejor.

    Pensando que de seguro no podría irse tan rápido de allí, pues no quería interrumpir su sueño.

    -Papá…- Se aferró de sus ropas con sus pequeñas manitas.

    El pelilila se sorprendió, abriendo sus ojos a más no poder… Había escuchado esas palabras mucho tiempo atrás, cuando era un pequeño de apenas dos años que las decía y tal vez no entendía el concepto, tiempo después “Maestro” era como lo llamaba, pensó que solo se debía ver así, maestro-alumno, pero en el fondo era su hijo.

    Y que él le volviera a llamar así aunque fuera en los sueños, lo hizo ponerse sensible, enternecido y algunas lágrimas brotaron de sus orbes verdes esmeralda, sonriendo apretando sus labios, para contenerse de hacer algún ruido que lo despertara. Lo abrazo suavemente más hacia él y decidió que el también por esta noche dormiría con su pequeño.

    ---Templo de Virgo---

    Había un chico de cabellos rubios y largos, los ojos cerrados, con ropas como una túnica blanca de tela delgada y fresca, posicionado en flor de loto, el cual meditaba o más bien trata de hacerlo desde pasado el mediodía, pero el éxito había sido nulo en todos sus intentos.

    Se estaba molestando cada que intentaba hacerlo y no podía despegar su cuerpo del suelo más que unos centímetros y volvía a caer, se sentía frustrado, pero el mal que lo aquejaba tenía un nombre y una cara que al parecer de muchos era muy angelical a su vista.

    Al concentrarse y hacer su labor de meditación, la imagen de ese pelilila se apoderaba de su mente.

    Ese hermoso cabello sedoso, esos ojos verdes y grandes que parecían contener la galaxia entera, esos labios tan apetecibles y rosas que deseaba probar, su cuerpo bien trabajado, pero solo el notaba la fragilidad que poseía la dulce piel blanca, que también deseaba probar. Esos pensamientos del primer guardián de las doce casas, lo sacaba de quicio.

    Pues por su condición de hombre más cercano a Dios, el creía que no podía tener esos sentimientos por nadie, mucho menos esos pensamientos indecorosos, y sobre todo la codicia de que fuera solo suyo.

    Por esa razón siempre lo tragaba de alejar, ya que no se sentía tan seguro de tener sus deseos bajo control por mucho tiempo.

    ¿Desde cuándo esto pasaba?

    Era la pregunta que se hacía desde hace tanto, la cuestión que había resolvido en su adolescencia, pero que el mismo sabía que debía sellar para toda la vida, mas cada instante se le hacía imposible.

    ¿Cuántas platicas con Buda, sostuvo para tener la respuesta de como deshacerse de lo que sentía? Pero nada funcionaba, ya que el mismo maestro de él, no se lo concedía.

    Siempre lo mismo “Tú tienes que encontrar esa respuesta en ti”.

    No sentía que fuera lo mejor, era una revoltura de pensamientos y emociones, que solo una persona de su misma edad estaba provocando.

    Pero ahora existía algo que le provoco mucho enojo intensifico su egoísmo.

    -Mu, ¿Estás buscando una pareja?- Dijo esto poniéndose de pie y caminando a la entrada de su templo, para poder “Observar” el primer templo.

    Aun poseyendo los ojos cerrados, podía ver lo que pasaba, gracias a su cosmos y lo que podía percibir con este.

    -¿Por qué su discípulo dijo tal cosa?- Trago saliva, medio molesto –Y sobre todo referirse a Mu, como su madre… ¿Por qué ese atrevimiento?-

    Suspiro un poco, se estaba agotando mentalmente por aquellos pensamientos. Todo el día lo invirtió en ello y solo se lograba sacar imágenes de ese joven Lemuriano, ignorándolo, ya no yendo con él a verlo cada que se podía, ni tratando de sacarle algún tipo de platica, y estando con alguna otra persona que lo alejaba más de él.

    Se estaba dando cuenta que podría perderlo. Era un hombre muy hermoso, incluso se podría atrever a decírselo en la cara a Afrodita. Cualquiera se fijaría en él.

    -Soy tan patético- Dijo esto, con un gesto de molestia, pero esta vez contra sí mismo.

    Ya era tarde, de eso sin duda se podría explicar por la posición de la luna, en los demás templos las luces se habían apagado y la de Aries no era la excepción, debía retirarse a tratar de dormir aunque fuera un poco.

    Y así este día en donde tantos pensamientos, pedidos, preguntas y revelaciones se acabó, para darle pasó a unos llenos de emociones que esperaban a todos.
     
  17. Threadmarks: Capitulo 17 (Concejo)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

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    Aries
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    Un nuevo día en el santuario, cada caballero tanto de bronce, plata y dorado estaban en sus respectivas labores matutinas, entrenar, patrullar el lugar, alistar a nuevo reclutas, en fin, labores cotidianos de cada quien.

    Pero había unas excepciones a la regla cotidiana y era que casi siempre el caballero de Virgo, no solía entrenar con sus demás compañeros y las veces que lo hacía, era obligado por el patriarca, para que hubiera algo de convivencia, con ese joven que se autoaislaba de los demás.

    Creo que a veces las circunstancias cambian, no todo es para siempre y era algo que todo el mundo allí conocía perfectamente.

    Por primera vez desde que fue un niño, Shaka estaba saliendo por las mañanas, para estar a solas a fuera de su templo. Su meditación podría esperar unos momentos, tenía que hablar con otra persona de un asunto que le aquejaba, ya que por su parte su maestro Buda, ya le había dado algunas respuestas que no le habían servido de mucho o eso el creía.

    -Aioria, ¿Estás en tu templo?- Preguntaba el joven rubio Hindú, al entrar a dicho lugar. Mostrándose algo serio en su andar.

    Espero unos segundos, pero no obtuvo respuesta, no pensaba que tardaría tanto en el cotidiano entrenamiento grupal matutino.

    -Aioria de Leo te encuentras aquí ¿Sí o no?- Dijo esto ya con un poco de molestia, pues acababa de sentir un ligero cosmos que se encontraba dentro del templo y no le respondía.

    -¿Por qué gritas así en templos ajenos? No es muy propio de ti mi amigo- Decía un pelicastaño corto, que estaba bostezando un poco.

    -¿Te acaba de levantar?- Decía con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

    Bostezo de nuevo, cubriéndose la boca por educación -¿Cómo crees Shaka? Después del entrenamiento me vine a dormir un poco-

    El rubio, solo suspiro un poco de forma pesada, no sabía cómo seguir la conversación, pues en relaciones sociales él era pésimo.

    -¿Quieres algo? Pensaba en almorzar un poco de fruta- Decía el chico León quien se dirigía a su cocina.

    -No, gracias- Fue cortante en su respuesta.

    -Como quieras- Tomo una naranja del frutero y comenzó a pelarla –Y dime, ¿A que debo tú visita en mi templo?-

    -Bueno…- El rubio, empezó a pensar rápidamente en cómo decir lo que deseaba comunicarle a su compañero de armas, pero no encontraba las palabras.

    -¿Me dirás o planeas quedarte allí parado toda la mañana?- Dijo esto, casi terminando su naranja.

    -¿Cómo le dices a alguien que te gusta?- Lo soltó de golpe, al sentirse presionado y ya no aguantar más.

    El caballero dorado de Leo, se quedó tan sorprendo, que estaba con la boca abierta y el ultimo gajo de su fruta se le cayó al suelo.

    -¿Tu?- Lo señala con el dedo índice –Shaka de Virgo, me está preguntando a ¿Mi?- Se señaló a sí mismo. Estaba realmente sorprendido, por esa pregunta que se soltó de golpe.

    -Sí, te pregunto a ti Leo. ¿Qué no se supone que tú tienes algo con el caballero femenino de águila Marin?- Le dijo esto, de forma seria y algo irritado.

    -Bueno si- Se rasco su cabeza un poco pensativo –Pero nunca creí que en particular a ti, te llegara interesar alguien o algo más que no sea tu meditación o todo eso- Lo miro de forma calmada.

    -Pues ya ves que puedo hacer mis meditaciones, mi deber como caballero y…- Baja la mirada -Que me guste alguien-

    -Dudaste… ¿Aun no estás seguro?- Se posición en frente de su amigo.

    -No dudo de lo que siento, pues ha sido así desde que era un niño- Suspira algo melancólico –Dudo sobre lo que debería hacer-

    Observa la preocupación y miedo que proyectaba la cara del rubio, que era muy extraño ver en el –Primero que nada, dime quien te ha robado el corazón Shaka- Le da un leve codazo en las costillas.

    Esta acción incomodo al rubio -¿Por qué debería decirte quién es?-

    -¿Quieres la ayuda o no?- Se lo dice con decisión en sus ojos.

    -Quiero la ayuda, pero no te diré quién es- Suspira, algo molesto, desviando su “Mirada”.

    -Bien, no te enojes- Se pone a pensar un poco -¿Cómo es el?-

    -Él es… Alguien único…-Sus mejillas se sonrojaron un poco, al pensar en el dueño de sus latidos.

    Asiente con la cabeza –Muy bien, eso reduce las posibilidades a...- Poniendo una pose de pensador –Todo el mundo-.

    Suspira algo molesto –Esto fue una mala idea, mejor regreso a Virgo- Este se dio media vuelta, se pensó que estaba haciendo el ridículo en pedir concejos amorosos a su compañero.

    -Espera Shaka, no es para tanto, solo fue una broma- Lo toma del hombro –Venga hombre, te ayudare, solo se más claro en lo que quieres.

    -¿Lo que quiero?- Se giró, mostrándose serio y apenado en que responder.

    -¿Quieres estar con esa persona especial? O ¿Solo decirle lo que sientes y no hacer nada?- Le dijo estas dos interrogantes para ver si caía.

    Shaka se quedó pensativo en esas dos cuestiones, analizándolas de alguna forma u otra. Quería estar con Mu, de eso era seguro, pero siempre su miedo de que fuera lo correcto como caballero y si debía o podía hacerlo, era lo que le carcomía el alma.

    Además que ahora lo estuviera perdiendo, cuando ni siquiera ha sido suyo en el sentido de que fueran algo más que solo compañeros de armas o amigos.

    -Y bien… ¿Qué me respondes?- Estando en frente de este. -¿Ya te decidiste?-

    -Parece que a él ya le gusta alguien más- Suspira resignado, cabizbajo.

    -Espera… ¿Qué?- Confundido -¿Cómo sabes eso?-

    -Escuche a alguien cercano a él, que estaba buscando una pareja- Su voz triste hizo notar. –Creo que pedí el concejo demasiado tarde, lamento haberte hecho perder el tiempo Aioria-

    -Shaka, posiblemente estés malinterpretando las cosas- Trato de darle una sonrisa confortable –Te aconsejo que confieses tu amor y veras que todo estará bien-.

    -No creo que pueda- Serio de nueva cuenta.

    -¿Acaso el gran Shaka, tiene miedo?- Lo dijo de manera burlona.

    -No es miedo, es solo que no creo que Mu me acepte como su pareja- Cabizbajo, sin darse cuenta lo que acaba de decir.

    -Pues posiblemente a Mu, si le agrades de esa forma- Sonríe triunfante, había logrado bajar la guardia de su compañero y solito se hecho de cabeza.

    Se quedó perplejo, por lo que acaba de decir, no se lo creía que hubiera confesado de quien se había enamorado desde ser un infante, pero vuelta atrás no existía.

    -No se lo digas a nadie- Se lo menciona de forma amenazadora.

    Sonríe –No se lo diré a nadie, tranquilo-.

    -Gracias- Dudo en preguntárselo, pero se atrevió a hacerlo -¿Tú crees que deba decirle lo que siento?-

    La sonrisa emocionada del guardián de la quinta casa se hizo denotar –Por supuesto que sí, escucha no hay peor intento que aquel que no se hace- Le da unas palmadas en la espalda –Si de verdad quieres estar con Mu, solo díselo y veras que te sentirás mejor- Sonríe ¿Qué es lo peor que puede pasar?

    Serio –Que me diga que me aleje-.

    -Que ánimos te das- Suspira, pensando un poco –A mí me funciono diciéndole a Marin porque me gustaba- Lo mira –Podrías decirle las razones por las cuales te enamoraste de el-

    Confundido -¿Lo que siento por el?-

    Asiente con la cabeza –Vamos, solo dime que sientes por él y te ayudare-

    El rubio, analizo la situación, no sabía en qué momento se encontraba diciéndole las razones por la que estaba enamorado del pelilila desde su inocente infancia, hasta la fecha, pero hay estaba tratando de sonar lo mejor posible, para que fuera aconsejado.

    -Lo que siento por Mu…- Tomo un poco de aire –Creo que es un gran caballero, alguien en quien confiar y excelente reparador de armaduras-

    Suspira negando con la cabeza –Shaka, tiene que ser cosas con corazón, no como si estuvieras describiéndolo solamente- Pensó por un ínstate –Como… Si te gusta su cabello, o sus ojos o su forma de ser- Levanta sus hombros –No sé, piensa en algo-.

    El de caballero de virgo, estaba pensando en su amado pelilila, que le robaba cada noche el sueño, divagando en su apariencia, en su forma de ser, en sus habilidades como herrero que siempre tenía una sonrisa cada que reparaba una armadura.

    -Creo que él es… De verdad muy hermoso- Se sonrojo mucho, al tener una piel pálida se denotaba mucho.

    Asiente ahora alegre –Muy bien, ¿Qué más sientes por él?

    -Es un hombre muy hermoso, mucho más de lo que se autoproclama Afrodita…-

    -¡¡¡¿QUÉ HAS DICHO MALDITA VIRGEN?!!!-
     
  18. Threadmarks: Capitulo 18 (Espía)
     
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    Un Papá Para Kiki (ShakaXMu) [Yaoi]
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    Un peli celeste, entro por la entrada principal de Leo, hasta quedar de frente al chico rubio. Estaba realmente enojado contra este, pues que alguien se atreviera a cuestionar su ostentoso título como el más bello del santuario, le estaba hirviendo la sangre.

    -Así que Shaka, está enamorado- Hizo una mueca de burla, un hombre de cabellos violetas cortos, con una ridícula sonrisa y barba escaza.

    El rubio, no contesto ante la interrogante, ni mucho menos a la burla, estaba pidiendo en su interior a Buda, que de todos, estos dos no hubieran escuchado el nombre de su amado.

    -¡¡¡¿Y BIEN SHAKA?!!! ¡¡¡RESPÓNDEME!!! ¡¡¡¿A QUIÉN CONSIDERAS A ALGUIEN MÁS HERMOSO QUE YO?!!!- Al ver que el caballero de la sexta casa, lo estaba ignorando se enfadó mucho más- ¡¡¡¿QUÉ ME DIGAS SHAKA?!!!-

    -Creo que debería volver después Aioria, veo que estas algo ocupado- Comenzó a caminar en dirección hacia la entrada principal para salir de allí.

    Sonrió algo apenado por su amigo –Si está bien Shaka, luego hablamos- No quiso decirle nada más, sabía que debía ser discreto.

    El caballero de la cuarta casa, se encontraba riendo por la escena que estaba montando Piscis, y que el virgo estuviera enamorado de alguien, le causaba más gracia que no para de reír a carcajada cada que podía y mucho más fuerte inundando la casa de Leo.

    -De todos jajajaja, nunca me pensé ver llegar el día que esto ocurriera jajajajajaja- Se agarraba el estómago de la risa.

    -Ya cálmense- Decía el dueño del templo, que estaba preocupado por su amigo que se acaba de ir y más sin terminar el concejo que le estaba dando.

    -¡¡¡DIME, CONDENADA RUBIA DE PUEBLO!!!- El peli celeste estaba realmente enojado, pero el rubio lo dejo con la palabra en la boca.

    Bajo las escaleras de una manera lenta y pausada, deseaba alejarse de esos dos tipos lo máximo posible, no tenía ninguna gana de estar discutiendo con ellos y más al tener una mayor preocupación.

    Paso Cáncer, no pidió permiso el guardián estaba en Leo riéndose de él. Como quería quitarle sus cinco sentidos, para que no se volviera a mofar de él, por un buen tiempo.

    ¿Quién era el para reírse? Si todos sabían que tenía algún tipo de relación con el Sueco, pero no decían nada.

    -Par de idiotas- Apretó sus labios, por el enfado.

    Llegando a Géminis, pudo escuchar algunos gritos y ruidos de cosas siendo aventadas. Sabia de que se trataba, otra pelea matutina de ambos gemelos.

    Pidió el permiso como era una costumbre entre todos y por respeto. Se escuchó como el dueño del templo se lo concedió, pero nunca supo de qué habitación venia, pues parecía haber algún tipo de guerra campal, que el perdedor seria el que dejara el lugar. Pero poco le importaba y salió.

    Al llegar a Tauro, estaba en completo silencio, advirtió su entrada, mas no hubo respuesta cruzo y salió, sin más, estando sumido en sus pensamientos, sobre las preguntas que Aioria le había hecho.

    ---Pensamiento de Shaka---

    -¿Qué me gusta de Mu?- Suspira, para seguir con su propia conversación interna.

    Sonríe un poco -¿Qué es lo que no me gusta de él?, esa sería la pregunta correcta-

    Imágenes del pelilila inundaron su mente, desde cuando era un pequeño, como se hicieron amigos, las veces que entrenaron juntos, cuando compartieron palabras, golosinas que el patriarca le daba a cada uno.

    Las tardes juntos en que meditaban, aunque algunas veces Mu caía dormido después de un largo día y siempre terminaba en el hombro del rubio, mientras este si hacia su labor. Ese momento en su corta infancia era uno de plena felicidad, no se movía aunque quisiera por tener la calidez del Lemuriano y la fragancia de su cabello.

    Fue ahí que se dio cuenta de lo que sentía por él.

    Después poco eran los momentos en que ambos se apartaban del otro.

    Shaka parecía que siguiera al pelilila y a este nunca le molestaba su presencia, al contrario invitaciones a Aries nunca faltaron, paseos después de entrenamientos en que nadaron juntos en un pequeño lago.

    Mu era más descuidado en su niñez, que podía nadar sin ropa y no le daba pena, en cambio al rubio verse el mismo no le presentaba dificultad, pero si el cuerpo ajeno y más al momento de comenzar los cambios.

    Pero esos hermosos momentos duraron tan poco, puesto que los acontecimientos a sus siete años, los hizo separarse no por quererlo, pero todo lo que pasaba distancio a ambos amigos.

    Al volverse a ver, Shaka mantuvo ese recuerdo, volverlo a ver junto a sus compañeros de armas de templos más debajo de él. Su apariencia había cambio, pero tenía la misma esencia noble y amable de siempre. Pudo notar un sonrisa en sus labios, solo para el por volver a ver a su viejo amigo, caminaron juntos a la verdadera Diosa.

    Sin embargo allí fue cuando el budista se hizo consiente de sus sentimientos y no se sentía capaz de amar, apartándose de nueva cuenta, en contra de que fuera su deseo.

    Pero una nueva vida se les otorgo, lo vivo anteriormente quedaba en el pasado, como dicen el pasado pisado. Mas sus inseguridades y miedos existían de perderlo, una nueva persona que se lo arrebataba existía ese peligro.

    ¿Estaría dispuesto a verlo con alguien más?

    ¿Poder soportar el hecho de que lo hagan feliz?

    Su Diosa les dijo, que sabia que serán siempre fieles a ella, pero que debían vivir, aunque sea tratara de hacerlo aún bajo sus obligaciones de caballero, que eso no se los podía impedir, que lograran alcanzar la felicidad que deseaba sus corazón.

    Fue el momento en que varias parejas se formalizaron, se unieron y entablaron.

    ¿Qué le podía impedir, si ella se los concedía?

    La respuesta el mismo era su peor enemigo.

    ---Realidad---

    -Soy un cobarde- Puesta su vista al frente, vio algo que lo dejo atónito.

    Había llegado al final de las casas, ni siquiera había pedido permiso en Aries de cruzar, estaba tan distraído que falto a aquello que hacían siempre.

    Pero no era lo que lo dejo impresionado, si no que un poco a la distancia de salir del primer templo, vio como Mu se encontraba caminando junto a Aldebarán, parecían sumergidos en una conversación muy amena.

    Él sabía que desde la infancia el guardián del segundo templo, era el otro buen amigo de su corderito, que le decía de esa forma en la niñez, pero solo para el mismo.

    -¿De que estarán hablando?- Estaba algo preocupado por saber que estaban conversando, pero no podía llegar a interrumpirlos.

    Siguió caminando, tratando de ocultarse un poco entre los arbustos y árboles que se hallaban a las orillas de los caminos, para no ser visto, a veces en piedras.

    Se sintió algo ridículo por hacer esto, pero si alguien le preguntaba, podría inventarse cualquier excusa, solo no los quería perder de vista. Trato de agudizar un poco su oído, así que cerro sus ojos. En algún punto de su camino los abrió.

    -Gracias por acompañarme a Rodorio- Le decía el taurino a su acompañante.

    -No hay de que Alde, lo que sea por ti- Le dedicaba una encantadora sonrisa. –Creo que lo has planeado bastante bien, te has esforzado-.

    -Creo que es necesario, si quiero que todo salga bien- Se rasca la nuca, un poco nervioso y sonrojado.

    -Todo irá bien, ya lo veras. Una rica comida, un hermoso paseo, y al final…- Siente una mano en el hombro.

    Haciendo una seña de que guarde silencio –Shhh, quiero que sea sorpresa-.

    -No creo que nadie nos escuche, no te preocupes tanto Alde- Se ríe de manera suave, poniendo la mano en su boca.

    -Tienes razón, estoy muy nervioso, por todo esto que ya ni sé que digo- Se sonrojo aún más, que hasta las orejas estaban de ese color.

    Al ver esta cercanía, el caballero espía, apretó con su mano la roca en la que se apoyaba, provocándole grietas que amenazaban con desquebrajarse por completo.

    Los perdió de vista, por ese gran enojo que sentía, tan solo pensar que pudieran estar yendo a una cita o a que sabe qué lugar, le estaba hirviendo la sangre a todo lo que podía.

    Pero su semblante se volvió el de alguien desolado, suspirando con dificultad, tocando su pecho.

    -Perdí mi oportunidad… Él ya está con Aldebarán…- Apretó sus labios, pero antes de siquiera voltearse sintió un cosmos pequeño detrás de él, lo cual lo hizo voltearse, para ver de quien se trataba.

    -¿Por qué esta espiando a mi maestro?- Pregunto un pequeño de cabellos rojizos, que lo miraba con una cara de pocos amigos.
     
  19. Threadmarks: Capitulo 19 (Discusión)
     
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    Aries
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    Este miro al niño –Yo… No estoy espiando a nadie.- Levantando su cara de forma firme y orgullosa.

    -Claro que sí, usted los siguió desde Aries hasta acá- Mirándolo con el ceño fruncido, denotaba que no aguantaba mucho a este caballero y compañero de armas de Mu -¿Por qué?-.

    -No tengo que darte explicaciones a ti pequeño aprendiz de Aries- Cruzando sus brazos, sin darle más importancia al menor.

    -Mi nombre es Kiki- Dijo esto serio, e imitando el porte del mayor –Aunque no tenga que darme explicaciones, le diré a mí maestro que lo espiaba- Se dio media vuelta, con sus ojitos cerrados, para regresar a Aries.

    El rubio, se sorprendió por la amenaza del menor -¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡¡¡NO HAGAS ESO!!!- Lo alcanzo, para ponerse en frente del chiquillo.

    -¿Por qué no?- Lo mira con unos ojos de molestia –Usted siempre le dice a mi maestro que lo deje tranquilo y que debe meditar solo- Cruzarse de brazos enojado – ¿Por qué ahora lo está buscando?-

    -Yo no le digo que se aleje de mi- Encara al menor.

    Enojándose, inflando sus mejillas, por las palabras del mayor -¿Cómo qué no?, si cada que mi maestro lo va a visitar, usted siempre está ocupado para él, y le dice que no tiene tiempo, que luego vuelva o que le molesta su simple presencia-.

    Las palabras del menor, lo hizo penar en esos momentos en que eran completamente cierto, él siempre se alejaba del pelilila, que cada que podía, subía hasta la sexta casa, solo por el para saludarlo, platicar o invitarlo a algún lado, y que siempre se negaba a estar con él, aunque era lo que deseaba, sus estúpidas creencias de que eso no era lo correcto, se lo impedía.

    Ahora que estaba pensando en que alguien se lo quitara, se dio cuenta que el mismo lo alejo y no tenía derecho de siquiera decirle lo que sentía.

    Kiki, noto que el rubio se quedó pensando ignorando sus palabras, lo que provoco que se enojara aún más.

    -Muchas veces sus palabras hicieron llorar a mi maestro, por no querer su amistad- Se lo dijo estando más molesto.

    Miro al menor, incluso abriendo sus ojos sorprendido, por aquella revelación -¿Qué?-

    -Sé que mi maestro, nunca se lo dirá, él lo defiende mucho- Baja la mirada, algo confundido –Pero no quiero que lo vuelva hacer llorar, así que ¡¡¡ALÉJESE DE EL!!!-.

    Shaka, estaba realmente impactado, por esas palabras, como era posible que ese niño, sea capaz de enfrentarse a él. Sin importarle que el fuera considerado el más cercano a Dios de los doce. Incluso con la mirada lo hacia.

    -¿Por qué me pides eso?- Se lo dijo mirándolo de forma triste.

    -Mi maestro, merece ser feliz, y que usted lo haga llorar es algo que nunca se lo perdonare, así que aléjese- Su ceño estaba fruncido, no temía a ese hombre. Sea por su maestro haría lo que fuera, eso era lo que un hijo hacía por su padre.

    Aquel hombre suspiro, parecía resignado, no por las palabras que le dijo el menor de alejarse, si no por las consecuencias de sus acciones, lo que menos deseaba era lastimar a Mu y era lo primero que había hecho.

    Asiente con la cabeza –Muy bien me alejare de él, pero primero respóndeme algo, pequeño-

    Lo miro incrédulo a lo que había dicho –¿Qué cosa?-

    -¿Por qué estás buscando una pareja para Mu?- Se lo dijo cuestionándolo de forma directa y fría.

    Se sorprendió por esa pregunta, aquello que estaba haciendo solo fue una idea, no se lo dijo a nadie, pero recordó que en algún momento dijo en voz alta aquellas palabras.

    -¿Para qué quiere saber?- Estaba realmente sorprendido de que lo interrogarán por ello.

    -Si no me quieres decir, está bien- Serio, camina para alejarse de allí –Se lo preguntare a Mu, él debe tener alguna explicación-.

    El pequeño se sobresalta y corre hacia el mayor deteniéndolo.

    -No le diga nada- Estaba realmente preocupado, no quería que Mu se enterara de lo que planeaba.

    Serio, mirando al pequeño, pues había logrado lo que quería –¿Me lo dirás?-

    El pequeño estaba realmente molesto, ¿Por qué de todos los caballeros dorados que hubieran podido escucharlo, fue justamente el que menos deseaba que esto pasara?

    -¿Entonces?- Estaba cruzado de brazos, con una leve sonrisa de triunfo en sus labios.

    Suspira molesto –Bien- Se cruza de brazos, con las piernas abiertas y bien planteadas en el suelo –Solo quiero que mi maestro tenga una pareja, alguien que lo quiera mucho y lo haga muy feliz. Es todo-.

    -Aldebarán ¿Es ese que lo hará feliz?- Se atrevió a preguntar, rápidamente.

    Cerro sus ojos, algo confundido y sacado de onda, por la pregunta -¿Qué? No, ¿Por qué pregunta?

    -Por nada- Suspira algo aliviado, -Me tengo que ir, adiós pequeño- Se comienza a retirar del lugar, para volver a ascender a su templo.

    Dejando al pequeño algo confundido, por esa pregunta, pero no por ser un niño, signifiqué que no logre atender lo que pasa. Su mente analizo la situación que ocurría.

    ¿Por qué la insistencia de ese caballero por saber eso?

    ¿Por qué espiaba a su maestro y al señor Aldebarán?

    ¿Por qué estaba interesado en que tuviera pareja?

    De repente abrió sus ojos de par en par, con la boca muy abierta y parecía que su color se le había ido de su cara –No, puede ser, ¿Acaso el señor Shaka…- Pone sus manitas en sus mejillas, sumamente sorprendido.

    Paso ese día con suma normalidad, más de lo ocurrido por la mañana, ya casi atardecía y veíamos a un joven Mu, caminando de regreso a su templo, parecía algo agotado, pero se notaba que estaba muy feliz, incluso suspiraba un poco.

    ¿Pues qué había pasado en Rodorio, que lo hacía tan feliz?

    Al llegar a su templo, fue recibido por su pequeño, pero este tenía una cara realmente de preocupación, pensativo sin duda, que apenas si pudo saludarlo. Obviamente su maestro lo noto y le cuestionó que pasaba.

    -Maestro…- Tenia la mirada baja, muy pensativo.

    -Dime, ¿Qué pasa?- Lo miraba con suma atención.

    -¿Quién le gusta? Levanto su mirada, ladeando su cabeza en forma de interrogante.
     
  20. Threadmarks: Capitulo 20 (Papá)
     
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    Mu, se ruborizo mucho, sus mejillas y orejas lo revelaba, sus ojos verdes impresionados y su voz algo nerviosa, no sabía que responderle al menor.

    -¿Co-Comiste bien?- Comenzó a caminar hacia la cocina del templo -¿Te portaste bien con mi maestro y el viejo maestro?- No quería mirar al pequeño.

    -Maestro, ¿Por qué me cambia de tema?- Camina alrededor del mayor.

    Él tenía un plan, para sacarle esa información y una técnica que nunca fallaba y era insistirle hasta que le diga.

    -¿Qué quieres de cenar?- Le dedica una sonrisa, aun con el rojizo de su rostro.

    -Por favor maestro- Poniendo una carita de puchero –Dígame ¿Quién le gusta?-

    Suspira un poco nervioso –No creo que sea algo importante para que tu sepas Kiki-

    -¡¡¡CLARO QUE SÍ!!!- Se para enfrente del pelilila, encarándolo -Me importa mucho saber quién le gusta, por que como mi padre, debo de cuidarlo y no permitir que nadie lo lastime-. Dijo aquello muy serio, con el ceño fruncido, pero una cara adorable en sí.

    Al ver escuchado aquella declaración de su pequeño, que lo había llamado padre y que deseaba ahora el cuidarlo de quien fuera.

    Le enterneció todo, desde sus dulces palabras, hasta la expresión infantil que poseía.

    -¿Padre?- Le sonríe, con una pequeña lagrimita en sus ojos.

    El pelirrojo, se paralizo de inmediato y tapo su boca por inercia.

    ¿Lo había dicho o lo había pensado? Ya no había marcha atrás, ahora lo sabía su maestro.

    No se atrevió a mirarlo a los ojos, estaba muy apenado por sus palabras, se le escapo un secreto que no quería revelar aun, pensando que Mu se podría enojar y ser capaz de decirle que no debía hablarle de esa forma, pues su relación debería ser Maestro-Alumno.

    -Lo…Lo… Siento- Su voz estaba quebrándose, temblaba.

    Tenía miedo, el terror que él le dejara en claro que eso no podría pasar, que ser padre e hijo esa no era su relación, que estaba mal.

    Incluso un regaño, sería lo menos, pensar que le digiera otras cosas, como que solo lo cuido por compromiso por dejar a alguien como su sucesor que no confundiera las cosas.

    -No se enoje por favor… Yo sé que estuve mal… En… En decirle así, pero- Sus ojos se estaban aguando, y su voz temblorosa se denotaba tanto. No era capaz de levantar su rostro.

    Se pone de rodillas a la altura del menor, que no era capaz de levantar su rostro de miedo, temblaba de esa emoción, lloroso, sintió el fuerte abrazo que Mu le estaba dando, para calmarlo poco a poco.

    -Ya, ya, mi pequeño… No tengas miedo- La voz del hombre Lemuriano era una muy relajante tanto que se podría decir trasmitía tranquilidad, solo para ese niño.

    -¿Maestro?- Sus brazos estando de lado de su cuerpo, estaba sorprendido por la reacción, su inocente mente no había imaginado que él lo tomara bien.

    -¿De verdad me ves como tu padre?- Pregunto separándole de este, tomándole sus hombros, con una sonrisa maternal y unos ojos de ternura

    Levanto su mirada, con algunas lagrimitas aun en ellas, algo temeroso –Usted me cuido, me crio, me ha entrenado, enseñado muchas cosas, creo que me quiere como yo a usted, y siempre me ha demostrado mucho afecto, se supone que eso es un padre… Y por eso, yo siento…- Niega con la cabeza, levantado su mirada más firme, pero con lágrimas –¡¡¡PARA MI USTED ES MI PADRE!!!-

    Le limpia las lágrimas con las manos, acariciándole la cabeza -¿Por qué lloras?-

    -Creí que usted se enojaría… ¿Por qué no lo hizo?- Estaba confundido y aun preocupado por la situación.

    -Porque para mí, eres mi hijo, mi pequeño Kiki- Su sonrisa demostraba tanta sinceridad y amor paternal.

    El menor no se lo creía, pensó tantas posibilidades, tantos escenarios, unos mejores, otros peores, pero nunca creyó que de verdad esto pasara, que Mu lo aceptara como su hijo, que de verdad lo veía así, que todos esos ocho años de su vida que solo paso con él, que el caballero de Aries lo cuido, aun a pesar de solo tener doce años y no saber casi nada de criar un bebe, lo logro y aun lo sigue haciendo, sin importar nada.

    Sus ojos de nuevo se inundaron, pero ahora el temblor, el miedo y la angustia, desaparecieron, una sonrisa mostrando sus blancos dientes fue lo que remplazo aquello, abrazo a Mu con toda la fuerza que podía.

    Estaba donde pertenecía en brazos de su padre, el cual le devolvió el abrazado protector que le daba cada que sentía miedo o algo bueno pasaba.

    -Entonces, ¿Te puedo llamar papá siempre? o… Incluso ¿Mamá?- Sonriendo se sintió con toda la seguridad de preguntar aquello.

    -Si quieres, puedes llamarme papá o mamá, cualquiera está bien por mí- El abrazo duro unos minutos más, ambos Lemurianos estaban feliz de que su familia estuviera casi completa.

    Hay un dicho por allí, que dice lo siguiente “Más padre es el que cría que el que engendra”, en este caso… Kiki tenía un padre o madre, como deseara llamarle estaba bien, la única persona que de verdad lo quería tanto, para sacrificar lo que fuera solo por él. Ese era su Mu, a quien el adoraba mucho y ahora se lo demostraría más abiertamente.

    -Papá, ¿Qué cenaremos?- La sonrisa del menor inundaba de felicidad al mayor.

    Se levantó, abrazando de lado al menor –No sé, ¿Qué te gustaría que cocinemos?-.

    -Quiero el patillo que preparaba en los días de tormenta en Jamir- Dio un brinco de emoción.

    -Jajajaja- Puso su mano delante de su boca, mientras contenía un poco la risa –Muy bien, entonces hagámoslo-.

    -Muy bien, vamos- Comenzó a sacar los ingredientes del refrigerador.

    Los dos cocinaron, pues el pelilila le enseño también a cocinar, siempre y cuando estuviera bajo su supervisión, para que no se quemara o lastimara.

    Lo primero que hicieron después de tener los ingredientes, fue ponerse un adelantar, para no ensuciar sus ropas, el de Kiki de un color café, con un pequeño borreguito en la parte inferior derecha de color rojizo, mientras que Mu llevaba uno blanco, con uno borrego de color lila en la parte central.

    Lavando las verduras requeridas, y comenzaron a picarlas juntos.

    Conversando de algunas cosas, riendo juntos, principalmente de las ocurrencias del menor.

    -¿Papá?- Pregunto sin dejar de picar.

    -Dime mi pequeño- Lo escuchaba aun en su labor.

    -¿Quién te gusta?- Sonrió hacia el de una forma radiante y con curiosidad.

    El mayor se quedó estático, deteniendo su función de cortar las verduras. Suspiro resignado, mirando hacia el frente y dejando el cuchillo a un lado.

    -¿De verdad quieres saber eso?- Lo miro con algo de vergüenza.

    Asiente con la cabeza –Claro que sí, tengo que asegurarme que sea feliz- Cerro sus puños, poniendo una cara de serio.

    Suspira de nueva cuenta y mira a su ahora hijo oficialmente –Kiki…- Mira para otro lado -No te gustara la respuesta-.

    Preocupado y con terror fingido –No es el señor Afrodita ¿verdad?-.

    Mirando al menor con un poco de confusión –Heee… No, ¿Por qué le tienes tan mala fe a Afrodita?-

    Niega con la cabeza –No me haga caso padre- Sonrió de nuevo –Entonces ¿Quién es?-

    Sonrojado, baja la mirada, ya no podría ocultar lo que sentía, mínimo ya no a su alumno que le preguntaba con tanta insistencia, sabía que el sería el primero en reusarse a que eso pasara, pues de alguna forma. Detestaba a esa persona especial para Mu, por su forma de tratarlo. Pero si ahora eran padre e hijo, algo que siempre fueron, se lo diría.

    -La persona que me gusta- Niega con la cabeza –No es solo que me guste, es que estoy enamorado de el-.

    Entusiasmado -¿Es un “El”? Eso quiere decir que usted es mi Mamá entonces- Comienza a brincar por todos lados.

    Sonríe tenuemente, ante las acciones de su niño –Me alegra que te agrade la idea-.

    El pequeño no dijo nada que no fuera un sí, estaba entusiasmado y el mayor aprovecho esto, para saltarle de una vez la verdad, para decirle quien era el dueño de su corazón aunque sin duda causaría un terrible impacto en el.

    -Estoy enamorado de Shaka- Dijo esto, con todo el sonrojo del mundo en su cara, nervioso y con la mirada un poco baja.

    Declarar el amor que guardo por un largo tiempo en su interior le causaba mucha carga emocional, algo de lo cual no estaba muy acostumbrado, pues siempre había puesto tanto por sobre esos sentimientos, pero quería darse la oportunidad en esta nueva vida que Atena les había otorgado.

    Cuando miro a su pequeño hijo, este solo lo miro de una forma seria, pero no molesto más bien una de como si se lo esperara.

    -Del Señor Shaka…- Se quedó mudo pero solo desvió su mirada para otro lado.

    -¿Qué opinas, Kiki?- Le pregunto, esperando ver alguna otra reacción.

    -El… Lo hace llorar muy seguido, lo ha hecho sentirse triste… ¿Por qué el?- Mirándolo con esos ojos grandes, que necesitaban una respuesta.

    Un suspiro largo quedo en el espacio y tiempo, pues él tampoco lo sabía… Pero realmente no le interesaba.

    -Uno no elige de quien enamorarse- Se toca el pecho de lado izquierdo –Si no el corazón lo decide- Su mirar se posiciona al frente mirando a su alumno –Mi corazón lo eligió desde que éramos unos niños, más pequeños de lo que tú eres ahora-.

    Se sorprende, acercándose a Mu -¿Tanto tiempo?- Pensativo -¿Nunca se lo ha dicho?-

    Niega con la cabeza y agacha el mirar –Fue desde nuestra tierna edad, desde el momento que nos hicimos amigos, sentía muchas cosas por él, pero creía que era amistad pura, sin embargo…- Le sonríe tenuemente –Cuando vive en Jamir, lo extrañe… Extrañaba a todos, pero en especial a él, hay pude meditar todo y me di cuenta de que solo pensaba en el…- Baja la mirada –Me sentía muy solo, al extrañarlo…- Suspira de manera melancólica.

    -Pero…- Le toma de la mano -¿Por qué ahora no le ha dicho nada?-

    Lo mira con algo de sorpresa –Pensé que no te agradaría la idea-.

    -No me agrada- Lo mira directo a los ojos –Él lo ha hecho sufrir y mucho- Hace un puchero –Pero no puedo oponerme a lo que usted siente- Se cruza de brazos –Pero él no sería un buen papá para mí-

    Parpadea varias veces, con una cara de confusión -¿Un buen papá? Kiki… ¿De que estas hablando?-

    -Bueno, si usted y el señor Shaka se vuelven pareja, el vendría siendo mi padre y usted mi madre…- Sonríe abiertamente –Eso me gustaría mucho, pero…- Frunce su ceño –Si él lo lastima, lo lastimare yo-

    Abraza al pequeño, cargándolo fácilmente entre sus brazos -¿Me vas a cuidar siempre?- Le sonríe.

    Asiente con la cabeza –Claro que si- Le toma la cara con ambas manitas –pero no se olvidaría de mi ¿verdad?, ¿Me seguirá queriendo igual?-.

    Junta su frente con la del menor –Nunca podría olvidarme de mi pequeño hijo, cada día te quiero mucho más mi bebe- Sonriendo –Has sido una razón para seguir adelante, para mí y eso nada lo cambiara, te lo prometo-.

    El menor, sonrió no tuvo más palabras que decir, su padre le prometía que siempre estaría con él y que lo amaría tanto. Él tenía el conocimiento que Mu, siempre cumplía sus promesas y nunca le había fallado, no tenía motivos para sospechar de él.

    La cena pasó, hablaron sobre la tarde que cada uno tuvo, aunque el menor omitió el encuentro que tuvo con el rubio.

    Del cómo fue la comida con sus abuelos y sobre todo que le informa a su padre, que le decía de esa forma a Shion y Dohko.

    Lo cual provocó que Mu, estuviera muy avergonzado. Ahora entendía mejor la reacción que tuvieron ambos antiguos caballeros dorados, cuando les pidió cuidar del menor. Esas sonrisas y abrazos, que sintió muy paternales. Pero la sonrisa en su bello rostro no falto.

    Esa noche se fueron a descansar temprano, ya que el guardián del templo de Aries, tendría una pequeña misión a un pueblo cercano del santuario, así que regresaría al anochecer del día siguiente.

    Había preparado ya los deberes que haría Kiki, pues se iría antes del amanecer, también lo encargo al cuidado de Aldebarán como pago de un favor que el pelilila le concedió al Taurino y por qué sentía que ya había molestado mucho a sus “Padres”.

    -Hasta mañana mi pequeño- Le da un beso en la frente y lo cobija.

    -Hasta mañana papi- Le sonríe y se acomoda en su cama.

    Aries salió del cuarto del niño, apagando la luz, pero aún estaba algo iluminada por la ventana que tenía acceso la luna que lograba hacer algo de magia nocturna en ese lugar.

    Se acomodó de lado derecho de su cuerpo, para descansar mejor, pero antes de dormir pensaba en algo que tenía que hacer –Mañana tengo que hablar con el señor Shaka- Asintió firmemente ante su declaración y sus ojos se fueron durmiendo.

    La mañana llego o mejor dicho esa madrugada.

    Mu se despidió de Kiki, por su misión. Junto al pequeño estaba el guardián de la segunda casa, que cuidara al pequeño ese día.

    Pero el menor tendría otros planes para escaparse del taurino, por unas horas.
     
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