One-shot de Pokémon - Un historia de amor

Un historia de amor

Bien, yo de nuevo tratando de mantener activo este lugar aunque mis historias no sean de muy buena calidad, espero haber mejorado aunque sea un poco con esta historia y a la vez que la disfruten.
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"El pasado es solo un futuro incierto"

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Esta es una historia desconocida para muchos, sucedió hace ya bastante tiempo, sin embargo hoy ha llegado la hora de rebelarla… todos tienen derecho a saber lo ocurrido.
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El suave césped bajo sus manos y el dulce aroma de la mañana complementaban de manera exquisita los tibios rayos del sol que acariciaban tímidamente su cabello negro; no podía estar más orgulloso de sí mismo, estaba realizado a plenitud, era considerado uno de los mejores maestros pokemon del mundo por si no el mejor; dentro de su caza cuatro enormes trofeos se alzaban airosos detrás de los vidria de la vitrina de roble, al lado de estos se encontraban dos prestigiosos títulos de reconocimientos y varias medallas, entre las cuales resaltaban dos doradas como el oro y con una cinta azul cada uno, ambas contenían una grabación en su centro “Por ayudar no solo a la paz del pueblo, sino también a la del mundo entero”

Definitivamente podía sentirse orgulloso, tenia lo que siempre soñó de de chico y más, pero definitivamente sus dos mayores triunfos se encontraban en la cocina de su casa; aquella chica que lo enamoró con su encanto hace ya bastante tiempo era ahora su esposa. Ese había sido el paso más importante que había dado en su vida, sin embargo hace una semana, su felicidad se vio incrementada, aquella mujer a quien amaba tanto le iba a dar un hijo, el mayor orgullo de todo hombre.

El solo pensar en eso le producía al joven de 24 años una hermosa sonrisa llena de felicidad, en esos momento incluso el jardín de su casa parecía el mejor lugar del mundo, por unos instantes sintió que se elevaba del suelo, lamentablemente su felicidad se vio interrumpida por un grito lleno de pánico. Rápidamente se incorporó y fu corriendo hacia su casa, le preocupaba mucho que su esposa haya desaforado un grito de esa manera, tan lleno de miedo; definitivamente, algo andaba mal.

Al entrar a la casa otro grito similar al anterior le convenció de que algo o alguien atacaba a su esposa; corrió por el pasadizo principal a una velocidad increíble, por unos momentos le impresionó que pudiera ir tan rápido pero la impresión no duro nada, la consternación por saber lo que sucedía junto a la preocupación por su esposa e hijo era demasiado como para concentrarse en otra cosa.

La imagen que vio al llegar a la cocina le provocó un horrible escalofrío a la vez que su sangre se congelaba impidiéndole moverse; tirada en el piso yacía la inconsciente silueta de su mujer rodeada por un charco de sangre y con el abdomen y estomago abiertos por lo mitad; de la herida se extendía un grueso cordón de carne rojiza por la sangre, el cual desembocaba en un pequeño feto aparentemente dormido o inconsciente que reposaba en las manos de un extraño sujeto de pelo rubio y túnica negra.

—Lindo niño amigo mío —Dijo el sujeto acercándose al padre de la criatura—. Cuando crezca deberá de estar muy orgulloso de su padre.

—Por favor deje a mi hijo —Con los ojos llenos de lágrimas—. El no ha hecho nada.

—O, no no no, por supuesto que no —Colocando al niño en el suelo—. No se preocupe, a él no le pasará nada; esto claro, si usted copera.

—Que… ¿Qué quiere de mi?

—Es simple —susurrándole al oído—. Solo tiene que ayudarnos en una pequeña investigación.


Aquello último llenó aún más de temor al joven, ya sabía de lo que se trataba todo esto, había pasado hace mucho ya, pero definitivamente ellos aún lo recordaban.

—No… no es posible —titubeando—. Usted es el mismo tipo de hace 10 años.

—Así es amigo mío —alejándose del hombre y caminando en dirección al niño—. Aún recuerdo como un pequeño niño que soñaba ser maestro pokemon y su estúpida rata amarilla arruinaron nuestros planes —tomando al niño en brazos—. Nos arruinaste todo y por eso, ahora tienes que ayudarnos a recuperarlo.

—No puedo —recobrando un poco de valor—. Saben bien que no puedo.

—Bueno, es una latina —sosteniendo al niño en una sola mano—. Creo que el pequeño también lo lamentará.

De la mano en que aquel extraño hombre sostenía al niño brotó una impresionante llama rojiza; el calor que despedía hacía sentir al hombre de cabello negro como si se encontrara en el infierno… Aunque fueron pocos segundos para el joven maestro fue como una eternidad lo que duró su hijo en quemarse hasta convertirse en un poco de cenizas.

—Te lo dije amigo —dejando caer las cenizas al piso acompañadas del cordón umbilical—. Es mejor cooperar.

—Dios —cerrando los ojos y desviando la mirada—. Usted es un demonio.

—Ya dejémonos de halagos por favor, harás que me sonroje; ahora acepta —jugando con las cenizas del niño—. Y te juro que devolveré a la normalidad a tu hijo y esposa.

— ¿Lo juras? —Mirándolo a los ojos—. ¿Lo juras por tu mísera alma?

—Por supuesto —sonriendo—. Es más, di que si y lo haré enfrente de tus ojos.

—Bien… —Agachando la mirada—. Sí, acepto… los ayudaré.

—Excelente —incorporándose con las cenizas en la mano—. Espero que tu también cumplas tu palabra.

Una fuerte ola de aire frío inundó la casa, las cenizas comenzaron a girar sobre la mano del hombre cada vez más fuerte hasta que la figura de aquel niño apareció formada de cenizas sobre la mano del extraño; el joven de cabello rubio tomó el cordón del suelo para luego introducirlo suavemente en el estomago del bebé.

Después de aproximadamente un minuto el niño volvió a su estado y color normal, luego el individuo se acercó hasta la madre del niño; con una mano abrió su herida y con la otra introdujo al feto en el interior de la chica, después pasó dos dedos encima de la herida de la joven castaña; comenzó a deslizarlos desde su abdomen bajo hasta su estomago; a medida que subía los dedos por la herida esta se iba cerrando como por arte de magia sin siquiera dejar cicatriz.

—Bueno —incorporándose y dirigiéndose hacia el joven de cabello obscuro—. He cumplido con mi parte, es hora de cumplas con la tuya.

—Si ­—asentando atónito con la cabeza—. Por supuesto.

—Por cierto —tomando al joven por el brazo—. He tomado la libertad de sugerirle un nombre a tu esposa para el niño.

— ¿Cómo? —Sorprendido—.

—Si —sonriendo—. Ese niño se llamará Ash.
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Espero que haya sido de su agrado... en verdad lo espero:(