Horror Un Halloween inolvidable

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Este relato ha sido escrito para el juego "Serpientes y Escaleras" de Amane . Al caer en la casilla 22 las indicaciones eran: 'Publicar un escrito original con temática de Halloween.' y este ha sido el resultado. Espero que sea del agrado para quién se tome la molestia de leerlo. ¡Muchas gracias de antemano!

Había visto aquel pequeño cuchillo en una tienda de abalorios varios y le había llamado mucho la atención para hacer aquel tipo de manualidades. Tenía un montón de calabazas para decorar este Halloween, pues sus lindos sobrinos vendrían a pasar la noche allí y quería estar a la última en decoración terrorífica.

—Henry me ha invitado a una cena, ya sabes, en plan romántico y pensé que a ti no te importaría quedar una noche con los niños, como ellos te adoran —había dicho su hermana al otro lado del teléfono.

Nunca había tenido problema en cuidar de aquellos niños tan traviesos, aún cuando más de una vez tuvo que reponer su vajilla entera, porque habían sido demasiado torpes jugando con la pelota dentro de la cocina, ella no había perdido los estribos para nada. Y disfrutaba de la compañía.

—Pero también te hubiese encantado tener una cita, ya sabes, en plan romántico como tu hermana —una voz dentro de ella hacía aflorar aquello que más deseaba continuase enterrado.

Pero, adoraba vaciar calabazas, le relajaba aquella práctica y moldear las caritas de las mismas, le hacía entretenerse y así pasaría aquella fría tarde de otoño preparando todo para que la noche siguiente todo fuese muy divertido.

Escuchó la puerta y se alegró muchísimo, pues estaba esperando un pedido de Amazon que le traería un par de tumbas de corchopán con las que decoraría el jardín y telas de araña.

El repartidor fue muy amable con ella, Elisabeth se figuró que sería muy guapo detrás de la mascarilla que llevaba y se sonrojó pensándolo. Cargó con todo para dentro, ideando dónde colocaría cada cosa.

Y ocupó toda la tarde y parte de la noche en decorar la casa. Colocando calabazas por doquier, arañas, telarañas y numerosos abalorios más, que le daban un aspecto terrorífico a la misma.

Cuando casi daba medianoche, muy cansada por tanto preparativo, decidió llevar un par de calabazas con luz para fuera y las dos lápidas que había comprado, para darle el toque terrorífico al jardín y ver qué tal quedaban a la luz de la noche, para cuando los niños vendrían al día siguiente a pedir caramelos. Así lo hizo, creó un cementerio la mar de chulo en su jardín en unos breves minutos.

—Has hecho un gran trabajo —se dijo a sí misma—, pero siento que falta algo —la voz que le había hablado en otras ocasiones, dentro de ella, volvió a manifestarse—, falta un detalle para que este Halloween sea inolvidable para tus sobrinos.

Pronto Elisabeth empezó a notarse mareada y cayó redonda destrozando una de las calabazas, frente a una lápida.

Cuando al día siguiente sus sobrinos madrugaron para ir a ver a su querida tía, pudieron ver lo mucho que ella se había desvivido por ellos, aunque el resultado le había horrorizado.

Pudieron ver a su tía, desangrada en su jardín, con un pequeño cuchillo en la mano, el cuello rajado y su cabeza enterrada una macabra calabaza, que iluminaba su doloroso rostro.

—Los impresionaste hasta la muerte —quizás se escuchó aquel día, en aquella casa, pero tan sólo quizás— feliz Halloween.