Oban Star Racers Un deseo

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por ayatimas, 3 Septiembre 2010.

?

¿crees que devería escribir una segunda parte con un final feliz?

  1. si, por supuesto

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  2. bueno, me da igual.

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  3. no, eres un peligro público. nunca mas te acerques a un teclado

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  1.  
    ayatimas

    ayatimas Iniciado

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    Un deseo

    ola, qué tal? bueno, para los que quieran perder su tiempo leyendo esto:
    GRACIAS :)
    este es mi primer one-shot( por no decir que es lo primero que escribo en el foro) es un fanfic de una serie de hace ya un tiempo llamada Oban Star Racers, el caso es que tuve un sueño sobre el final de la serie, muy triste por cierto, y lo pasé a papel. yo la verdad me desperté llorando, aunque no se si he expresado bien los sentimientos. puede que lo continúe con uncapítulo mas si os gusta. se aceptan criticas tanto constructivas, como destructivas, pesames, palos, insultos, abucheos, amenazas de muerte, linchamientos publicos, etc...

    espero que disfruten
    Dicen que cuando morimos, nos convertimos en estrellas

    http://fanficslandia.com/ />

    <FONT face=La ultima carrera de Oban acababa de empezar, la carrera en la que se decidiría el destino de los valientes que llegaron a la última y esperada ronda de la carrera del siglo, pero solo uno de ellos tendría el divino derecho a cumplir su deseo, un único y esperado deseo, capaz de cumplir los anhelos de su alma. Una vida, destrozada por las adversidades del destino pero recompuesta con el pegamento de la esperanza y la perseverancia de una joven.
    La joven Eva había vivido los últimos diez años de su corta vida en un internado, frío e insensible, abandonada por su progenitor, la poca familia que le quedaba. Ni una visita, ni una llamada, ni una carta, se convencía a si misma de que su padre no la había visitado durante todos esos años porque estaría muy ocupado por su trabajo, se convencía de que era un buen hombre. Aunque el resto de escolares se reían de ella y la llamaban huérfana ella no dudaba en defenderse con uñas y dientes. Durante estos últimos años había vivido pegada a un televisor, la única forma de ver a su padre, año tras año, día tras día veía como la empresa de su padre prosperaba y se abría paso entre las mas grandes hasta llegar a ser la mayor empresa de carreras de Star Racers del mundo. Nunca se perdía una carrera aunque se quebraba un poco al ver como su padre trataba a sus pilotos como si fueran hijos. Se preguntaba continuamente por qué no la trataba a ella así, pero el detonante fue cuando oyó a través de esa estúpida caja como decía su padre”Ellos son mi gran familia” a partir de ahí todo cambió. Ya poco quedaba de la dulce e inocente Eva Wei, su actitud se había vuelto rebelde y testaruda, la dureza de la vida la había hecho así, la había obligado a formar un caparazón a su alrededor para protegerse de todo, de todos. Se prometió a si misma no volver a ser débil nunca mas, a no volver a derramar una sola lagrima por nadie, excepto por su madre, ella era la única que merecía sus lagrimas porque incluso después de muerta le había enseñado tantas cosas, todas las que sabía y más. Durante tantas noches de llanto hasta dormir podía jurar que veía a su madre a su lado, consolándola y acariciando su pelo negro como la noche. Porque savia que siempre estaba a su lado, a veces creía haber visto de refilón el brilloso pelo rosa de su madre moviéndose al compás del viento durante sólo unas fracciones de segundos, pero solo era eso, apenas un segundo.
    Con la adolescencia también vinieron las perforaciones de las orejas, el tinte y los tatuajes en la cara, estos últimos eran un pequeño homenaje a su madre por su parte.
    Hubo repetidos intentos de fuga durante los últimos tres años hasta su decimoquinto cumpleaños, tras pasar toda la noche al lado del teléfono esperando una llamada de su padre que nunca llegó, como todos los anteriores. Ese mismo día supo que era el gran día, el día en que se escaparía de aquel horrible internado e iría a dar cuentas con su padre y volverían a ser una familia otra vez. Pero no savia cuanto se equivocaba. Su padre no la reconoció, y es que en diez años, una persona cambia. Sin siquiera saberlo se embarcó en una aventura desconocida para ella pero todo valía la pena para conseguir estar con su padre, su familia. Tras el accidente del piloto de su equipo, ella decidió tomar su lugar y demostrarle a Don Wei lo que valía. Coria cada día con mas entusiasmo que el anterior, savia que cada día estaba mas cerca de conseguir su deseo, por fin volverían a ser una familia de verdad, borraría todo su pasado y viviría el futuro, podría volver a estar con su madre, el accidente nunca hubiera ocurrido y volvería a ser la dulce e ingenua Eva Wei de aquellos tiempos atrás. Solo se interponía entre ella y sus sueños una carrera, la que de seguro ganaría, nada ni nadie podría apartarla ya de su sueño, su destino. Durante este viaje había hecho nuevos amigos, e incluso sentía algo más que mera amistad por uno de ellos. Ese artillero, Jordan, su entupido, bobalicón, alegre, comprensivo, optimista y reconfortante hombro sobre el cual llorar y ahogar su amargura, sin duda era él el escogido por su corazón. Cuando regresaran a la Tierra estaba decidida a decirle toda la verdad, la de su nombre falso, quien era en realidad, sus sentimientos… y por supuesto le presentaría a su madre.


    Corría decidida y sin mirar atrás ya faltaba poco para ver su sueño cumplido había hecho demasiados sacrificios como para dejarlo escapar sin más. Se encontraba en la recta final, era un duelo, ella contra el capitán Crog. Pulsó los botones necesarios para activar de la súper propulsión. Era todo o nada, y no estaba decidida a decantarse por la segunda opción. El capitán Crog activó sus cuchillas preparadas para rebanar el Wizzing Arrow III como mantequilla, pero esta vez no podría, no dejaría que le arrebatara sus sueños un maldito extraterrestre cuya especie solo ambicionaba el poder para destruir y gobernar con injusticia sobre el universo. Se abalanzó sobre la joven, pero no se esperaba lo que vendría. Un movimiento, ágil y con elegancia por parte de la joven piloto de ojos carmesí, demostrando de quien era hija, de la mejor corredora de Star Racers de todos los tiempos, Maya Wei, hizo que la nave del oponente se estrellara contra los viejos y agrietados suelos de el planeta madre. La joven montó su nave sobre la del Crog presionando para hundirla contra el suelo. Por un momento el tiempo se congeló, Eva aguanto la respiración y recorrió la recta final hasta cruzar la tan deseada puerta.
    De repente la nave se paró en seco tras cruzar la última y esperada puerta, una puerta abierta hacia el futuro, el último umbral a cruzar para llegar a su destino. Entonces la imagen de su compañero y amor secreto apareció en la pantalla de su cúpula.
    -¡Molly, lo conseguiste!- Gritó emocionado el joven de pelo bicolor -.
    Eso fue suficiente para que volviera a respirar y saliera de su trance-¿He ganado?- no se lo creía-.
    Unos segundos después la escotilla a ras de suelo se abrió a su lado dejando ver a su compañero con una enorme sonrisa.
    Lo miró embobada como sonreía, entonces supo que era el momento de decírselo.
    -Jordan, yo…- no savia como decírselo, ¿por qué era tan difícil decir un simple << Te quiero>><TE quiero>?. Fácil, ese sentimiento no era nada simple-.
    -¿Tu…?- animo el artillero a que continuara-.
    - Yo te… quiero.- espeto dudosa Eva con un tono rojo en sus mejillas incluso más brillante que sus ojos.-.
    Cerró los ojos esperando el rechazo por parte de su compañero, pero nunca llegó. Sintió como unos brazos fuertes y protectores la abrazaban. Abrió los ojos sorprendida y pudo ver como su pareja tenia un leve sonrojo es las mejillas mientras sonreía.
    -Yo también, Eva- Había utilizado su nombre verdadero, eso la complacía, hacía mucho tiempo que no lo había escuchado por parte de otra persona que no fuera ella en sus reprimendas dentales o su padre en sus intentos de disuadirla de que corriera por el peligro que implicaba. Hacía demasiado tiempo que nadie pronunciaba su nombre con tal cariño, la última persona en hacerlo de esa forma fue su madre-.
    Lentamente correspondió el abrazo. La pantalla se iluminó dejando ver a un Don Wei muy preocupado.
    -¡Eva!- gritó el gerente y padre de la joven causando que se separara bruscamente de su pareja-Eva, contesta ¿estás bien, estas herida?- interrogo desesperado-.
    -No, papá. Estoy… ¡BRILLANDO! -vociferó la joven al ver que empezaba a desintegrarse en partículas doradas- ¡Tu también, Jordan¡- dijo señalando a su compañero. Termino de desintegrarse y un segundo después apareció en una especie de templo junto con Jordan. En las agrietadas y antiguas paredes de piedra había gravados en relieve del símbolo del Avatar. El lugar estaba oscuro, pero aún así una tenue luz emanaba de todo el lugar. Palpó con las manos hasta encontrar a su compañero. Lo abrazó unos instantes antes de que una cegadora luz invadiera el lugar causando que se aferrara más a él. Cerraron los ojos por la creciente luminosidad y el fuerte viento que arremolinaba sus cabellos hasta que paró, entonces tenían ante ellos al gran Avatar, dueño y soberano de todo el universo, preparado para anunciar algo.
    -Bien, pequeña humana, has sido el único valiente que ha conseguido ganar esta carrera, comprendes su significado, ¿no? No solo significa que eres la mejor piloto de toda la galaxia a tan corta edad, también significa que serás el único ser privilegiado de todo el universo en poder cumplir un deseo, pero piénsalo detenidamente, sólo tienes una oportunidad- dijo el Avatar mirando fijamente a la joven pareja.-.
    Los jóvenes representantes de la Tierra<ST1:P se miraron el uno al otro. Con una mirada de asentimiento por parte del joven artillero, Eva se separó de él y se dirigió al Avatar frente a ella.
    -¿Y bien?, por tu actitud deduzco que ya has tomado una decisión.-
    La piloto tragó saliva, faltaba ya tan poco. Su madre le había dado la vida, era hora de que le devolviera el favor.
    - Así es, mi deseo es que mi madre vuelva a la vida- Dijo decidida con el corazón el la garganta y conteniendo la respiración. Temía que le negara su deseo después de haber luchado tanto para conseguirlo.-.
    - Tranquila pequeña, pero hay un precio a pagar, el precio de una vida, conlleva otra- dijo el señor del universo con una mirada fija en Eva-.
    - ¿Qué quiere decir? –preguntó serio el joven artillero poniéndose ante la chica de forma protectora.-.
    - Quiere decir que…- Eva puso su mano sobre el hombro de Jordan – para poder devolverle la vida a mi madre, yo he de dar la mía a cambio.- terminó de hablar la azabache con la mirada llena de infinita tristeza. Le parecía increíble que después de tanto tiempo sacrificándose y reconfortándose en el recuerdo de su madre, pensando que después de todo quizás volverían a ser al menos una millonésima parte de lo feliz que era antes de que su madre muriera, que después de todo ella nunca más volvería a abrazar a su madre. Nunca. Pero merecía la pena sacrificarse por su madre, al fin y al cavo, Maya no debía haber muerto ese día, debería haber muerto de anciana, dentro de muchísimos años.
    - Molly, no lo harás, ¿verdad?- Dijo preocupado el joven de pelo bicolor tomándola por los hombros para que lo mirara- ¿verdad?- un silencio por parte le Eva confirmó sus sospechas. Se aterrorizó ante la idea de perder a la única mujer que había amado. A su Eva.-. Eva, por favor no lo hagas, volveremos a casa<ST1:P y yo estaré con tigo. Por favor.-
    Y entonces él la besó calidamente era un roce suave y tierno. Ambos dejaban que sus sentimientos fluir a través de sus labios. Cuando rompieron el beso una lágrima corrió por la mejilla de Eva.
    -Jordan, he de hacerlo. No pienso echarme atrás después de haber luchado tanto- lloraba sin cesar, lo haría no le importaba tener que luchar contra todo el universo para conseguirlo.-.
    El artillero la abrazó con fuerza, sabía que ni con todo el poder del mundo podría convencerla de que no lo hiciera. Era testaruda hasta la médula, como su padre. Sólo quedaba resignarse y dejarla ir.
    Se separó un poco de su pareja y esta se dirigió hacia el Avatar.
    - ¿Cuales serán las condiciones?-
    - Tu alma nunca habrá existido, otra ocupará tu lugar. Y bien, ¿Cuál es tu decisión, joven humana?- interrogó el Avatar-.
    Suspiró profundamente y cerró los ojos dejando a sus labios emitir un susurro casi inaudible, un simple y sincero “sí”.
    -De acuerdo-el grandísimo irguió su mano en dirección a la joven-.
    -¿Puedo despedirme, una última vez?-ahora el flequillo bicolor cubría sus ojos color sangre, en su interior luchaba para contener el río de lágrimas que amenazaba con salir de un momento a otro, pero sentía que hacía lo correcto, que a partir de ahora todo sería como tenía que ser.
    -Sí.-afirmó fuerte. En todo el tiempo que llevaba como soberano del universo había oído hablar de su especie: prepotente, arrogante, obstinada, avariciosa, sedientos de ambición, capaces de derramar la sangre de sus propios adres e hijos pero aún así habían unos pocos que eran tan nobles como para sentir bondad por otros seres que no fueran los mismos. Había tenido la suerte de conocer a una de ellas, tan escasas como el agua en un árido desierto.
    -Yo iré con ella- dijo Jordan tomándola de la mano-¿verdad, compañera?
    Eva asintió sin levantar la mirada.
    -Id, pequeños humanos- El viento se levantó impetuoso y la luz los rodeó. Se sentían flotar y luego aterrizar sobre un verde prado. Al abrir los ojos se encontraban en una pradera, cubierta de rosas. En el aire se respiraba el sosiego, esa estampa le resultaba añeja. Era tan familiar que juraría haber visto ese lugar antes, a no ser que…
    Se levantó y miró a todos lados hasta detenerse en un árbol. Se acercó y observó detenidamente el tronco. Al ver una marca en forma de estrella se estremeció. Ya sabía qué lugar era ese. Era el pequeño prado al lado del estadio donde su madre corrió por última vez. Esa estrella la había grabado su madre en aquel árbol unos meses antes de su muerte, cuando los cerezos estaban en flor, ella se había encaprichado con aquel árbol e incluso se puso en “huelga de hambre” cuando sus padres se rieron de su actitud.
    Una pequeña risa escapó de su boca. Era tan irónico que dentro de poco todo aquello nunca hubiera ocurrido. Ante su pensamiento su sonrisa desapareció.
    Jordan la siguió en silencio hasta el árbol.
    - Ven conmigo Jordan- lo tomó de la mano y lo miró detenidamente. Ya no llevaban el uniforme de su equipo, la chica llevaba una minifalda tablada de color fucsia y una camisa negra mientras que su acompañante llevaba una camisa de manga corta con unos vaqueros oscuros.
    Empezó a correr hasta llegar a un pequeño desnivel en el terreno, se paró y miró hacia abajo. Si mal no recordaba, estaba allí… Eva.
    Al asomarse vieron a una niña de cinco años, con el pelo corto, negro como el carbón y unos ojos rojos cristalizados por las lágrimas. Jordan supo enseguida quién era. Dirigió una mirada perdida y triste hacia la chica menor. Estaba abrazada a su rodilla, con un raspón.
    Eva saltó el desnivel, quedando de rodillas a la altura de ella misma. Ya recordaba todo. Había salido corriendo detrás de una mariposa y se había perdido durante horas hasta que un mecánico de su madre la había encontrado.
    -¿Estás bien?- preguntó tiernamente a lo que la pequeña solo la abrazó. ¿De verdad ella era así de tierna? -¡Por supuesto!- se regañó mentalmente a sí misma.
    -¿Te has perdido?- Aunque ya sabía la respuesta, preguntó por inercia mientras le acariciaba el pelo.
    -Sí-
    - Bien, entonces te llevaremos con tu mamá- Intervino por primera vez Jordan desde que habían llegado.
    La mayor palideció. Hacía diez años que no había visto a su madre. Sólo recordaba su rostro de fotografías y pocos recuerdos antes de que muriera y tan solo imaginar que la podría volver a ver, a tocarla, la intimidaba un poco.
    El chico de pelo bicolor se acercó y cogió a la pequeña con cuidado de no hacerle daño en la rodilla.
    -Creo que es por aquí- y emprendieron su marcha hasta que pocos minutos después se encontraban en la parte trasera del estadio- vamos, Jordan.- abrió la puerta y respiró profundo, preparándose para lo que vendría. La niña saltó de sus brazos y calló al cuelo de pié. Se volvió hacia ella y le hizo un gesto para que se agachara. Obedeció y se quedó a su altura. La pequeña dio un paso a delante y con una sonrisa dulce en su rostro le habló:
    -¿Cómo te llamas?
    -Yo… me llamo…- dudó en que decir hasta que decidida contestó- Molly, y él es Jordan.
    -Tus marcas se parecen a las de mamá- puso su pequeña mano sobre la estrella de su mejilla izquierda. El tacto era suave y cálido, pero algo la perturbó un poco. Mamá.
    -¡Eva!- gritó un hombre de mediana edad de pelo negro y con un pequeño bigote mientras corría hacia ellos. Su padre. Al fin volvía a ver al Don Wei que ella conocía. Alegre, tierno, bondadoso, y preocupado por el bienestar de su familia.
    -Eva, ¿estás bien? He estado muy preocupado, ¿donde estabas? ¿Te has hecho daño? ¿Quienes son ellos? ¿Te han hecho algo?- miles de preguntas afloraban por la boca del hombre mientras abrazaba a su hija-.
    Papá, ella es Molly y él es su novio Jordan- ambos jóvenes enrojecieron hasta la saciedad- me encontraron y me han traído hasta aquí.
    -Gracias por traerla hasta aquí- sonrió el señor. Jordan se estremeció ante el panorama tan extraño para él.-.
    -De-de nada- dijeron-.
    -¿Eva?- la chica se tensó al escuchar esa voz, hacía diez años que no la había escuchado y ahora volvía a sus oídos. Era como una dulce melodía que invadía sus sentidos. La mujer corrió hacia su hija y la abrazó fuertemente. La adolescente agarró fuertemente la mano del chico- .
    -Es ella, Jordan- abrió los ojos enormemente. Ahora sabía de quién había sacado Molly su belleza.-.
    - Ellos me encontraron y me trajeron hasta aquí, mamá. Son Molly y Jordan- se soltó del amarre de su madre y fue corriendo a abrazarse a las piernas de los jóvenes con una gran sonrisa.-.
    Maya miró fijamente a la chica, se parecía a su hija, tal vez demasiado. Sacudió la cabeza eliminando ese pensamiento y se dirigió a la pareja con una sonrisa dibujada en su rostro.
    -Gracias, chicos. Yo soy Maya, y él- señalando al hombre- es Don, mi esposo. Gracias por haber traído a Eva hasta aquí – puso una mano en el hombro de los chicos, a modo de agradecimiento.-.
    <<Está aquí, delante de mí. >> pensó. Su tacto era tan… suave, tan maternal.
    -No… no es nada- no podía evitar quitar la mirada de los ojos de aquella que le dio la vida. Eran rojos como la sangre. Como los suyos. Aunque llenos de ¿estrañeza?
    -Maya, ya es la hora- dijo Don-.
    -De acuerdo. Si queréis os podéis quedar por Boxes, ¿si?- ofreció la mujer-.
    -Claro, nos quedaremos por aquí, ¿verdad, Molly?- Jordan intervino tomando la voz cantante-.
    Con un leve asentimiento Molly aceptó la propuesta.
    Se dirigieron a los Boxes del equipo.
    -Maya, por favor, ten mucho cuidado.- dijo su esposo muy preocupado-.
    - Tranquilo. Estoy segura de que todo irá bien.
    -Pero…- no pudo continuar ya que fue interrumpido por un beso por parte de su mujer que podía ser más eficaz que una mordaza-.
    -¡Mamá, por favor llévame con tigo!- dijo la pequeña Eva mientras su madre la alzaba en brazos.-.
    -Lo siento, pequeña, pero es muy peligroso para ti. La próxima vez seremos sólo tú y yo. Un día sólo de chicas. Lo prometo.- cogió la mano pequeña entre la suya y la apretó ligeramente para sellar su promesa-.
    -De acuerdo- cedió finalmente la niña-.
    Una lágrima corrió por la mejilla de la chica del futuro al ver la tan familiar escena tan, era la segunda vez que vivía ese momento.
    -¿Qué te pasa, Molly? ¿Te arrepientes de tu decisión?- preguntó el joven semi rubio-.
    -No, es que estoy feliz.-secó la lágrima- Para mí no hubo una próxima vez, pero para ella sí la habrá.- más lágrimas salieron de sus ojos mientras su acompañante la abrazaba. Él también tenía ganas de llorar pero debía ser fuerte. Puede que la perdiera, pero estaba seguro de que algún día la encontraría de nuevo, y esa vez sería para siempre.-.

    La piloto se montó en su Star Racer y salió a correr. Una vuelta, avanzaba. Una pirueta. Mala idea, el representante del planeta extranjero la había alcanzado y se acercaban rápidamente a la meta.
    El día se había tornado lluvioso a medida que avanzaba. Mientras la chica observaba la carrera con el corazón en un puño, los recuerdos bombardeaban su mente, el momento en que el accidente ocurrió se acercaba. Tenía miedo a que volviera a suceder, que volviera a perder a su madre, que su padre la volviera a abandonar y el círculo vicioso empezara de nuevo. Cerró los ojos fuertemente esperando oír el sonido del metal desgarrándose contra el asfalto y los gritos de horror de los espectadores. Pero no ocurrió. Abrió los ojos y vio como su madre cruzaba la meta, seguida de Spirit. La muchedumbre estalló ferviente ante lo ocurrido.
    -¡Ha ganado!- exclamó Jordan dando saltos de alegría y abrazando a la chica-.
    - Pues claro, ese era el trato- dijo la chica con una sonrisa triste.-.
    -Si… se me había olvidado- bajó su mirada al suelo.-.
    Se dirigieron hacia la mujer de pelo rosa que celebraba la victoria con su familia y algunos mecánicos.
    La chica de pelo rojinegro se arrodilló hasta la pequeña y se quitó sus gafas rosas.
    -Toma, esto es para ti- le extendió la mano con las gafas en ella.- estas eran de mi madre.
    -¿tu mamá?- preguntó mientras la chica se las ponía en la cabeza como ella las llevaba -.
    - Sí, ella murió cuando yo tenía tu edad- una sonrisa melancólica reapareció en su rostro-.
    -Pero si era de tu mamá ¿por qué me las das?- preguntó la niña un tanto triste por la noticia.-.
    -Verás, dentro de poco me iré y no podré regresar nunca más- limpió la lágrima que empezaba a correr traviesa por su mejilla.- por eso quiero que tu te quedes con ellas. Porque me recuerdas a mí cuando tenía tu edad.
    - No llores, seguro que volverás a ver a tu mamá.- la niña sonrió para confortarla mientras la abrazaba haciendo que la joven sonriera.-.
    <<El tiempo se agota, pequeños humanos>> resonó la voz del Avatar en la mente de los chicos. Eva levantó la vista para dirigirla a la del chico, cruzando miradas. Se levantó y fue al lado de su pareja.
    -Es la hora, Molly.- dijo mientras se dirigían hacia la mujer de melena rosa. Faltaba poco ya para perderla.
    -Si…
    Cuando llegaron la chica decidió hablar.
    -Maya…- la nombrada la miró aún con su hija entre brazos y prestó toda su atención- es hora de que nos vallamos.
    Los chicos fueron envueltos en una luz dorada.
    -Eva, nunca dejes que los demás te digan lo que tienes que hacer. Haz lo que te dicta tu corazón. Has de ser fuerte para afrontar el futuro. Y por favor, nunca dejes de sonreír – ambos se empezaban a desintegrar en partículas doradas que se desvanecían en el aire- adiós, mamá, sólo quería verte una última vez antes de irme. Espero que seas muy feliz- esta vez se dirigía a su madre que se encontraba viéndola fijamente.
    -Adiós, mi pequeña Eva- las lágrimas empezaron a brotar de los ojos rojos de la piloto cuando su hija desapareció completamente en la luz. Todo el mundo se quedó en silencio, muchos no entendían lo que pasaba, otros simplemente aguantaban las lágrimas.

    En Oban

    Una explosión de luz sucedió y luego lo siguió un silencio de ultratumba.
    Los dos jóvenes, vestidos ya con sus uniformes de nuevo se quedaron en silencio mirando al suelo, ninguno se atrevía a decir algo, no había nada mas que decir que adiós, pero esa palabra dolía demasiado.
    -Es hora de pagar el precio- la voz del Avatar sonaba ronca y algo apagada- .Acércate, por favor.- el increíble y todopoderoso avatar le había pedido por favor a un insignificante ser humano, pero ella no era insignificante. En esos instantes le infundía respeto al gran creador, había sido tan noble como para entregar su propia vida para beneficio de otro ser que no era el propio, un gesto noble y puro, digno de admirar.
    Eva se acercó a paso lento. Sus pies parecían de plomo. Un suspiro profundo sonó tras ella. Se viró y vio a su amor con una mirada de infinita tristeza dirigida hacia ella. En sus ojos marrones se podía leer la súplica. Desvió la mirada y siguió caminando. Lo había defraudado, estaba a punto de abandonarlo, seguramente la odiaría por dejarlo tirado. Pero ya no importaba, se dirigía hacia su fin. Jamás habría existido, lo volvería a perder todo. Estaría sola, como lo había estado desde los cinco años en aquella cárcel disfrazada de internado.
    Paró cuando entró completamente en el símbolo del avatar que brillaba bajo ella.
    De nuevo se desintegraba en partículas doradas. La sensación era agradable. Era como si flotara libre por el cielo hasta alcanzar las estrellas.
    Alguien la abrazó, el tacto era cálido y acogedor. Subió la mirada y se encontró con la de su príncipe de pelo bicolor. Sus ojos tenían rastros de lágrimas como si se las hubiera secado bruscamente. Sus rostros se fueron acercando poco a poco hasta sellar su amor con un beso dulce pero doloroso, de despedida.
    Se desvaneció dejando una suave brisa.
    <<Te amo…>> resonó en la sala.
    Una solitaria lágrima recorrió la mejilla del joven artillero. Dirigió su mirada al horizonte observando la primera luz de ese día. Un día de sueños rotos, de sacrificio, un día que lo mejor habría sido que nunca hubiese existido.
    Una nueva estrella apareció en el violáceo cielo y recordó lo que una vez su ahora ex compañera le había dicho una vez <<…dicen que cuando morimos, nos convertimos en estrellas…>>.
    Esa era ella, la estrella más brillante y hermosa que el horizonte jamás hubiese podido conocer.

    Fin
     
  2.  
    sapphire six

    sapphire six Iniciado

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    Re: Un deseo

    vaya que bien te salio ayatimas para ser tu primer one-shoot me gusto mucho y si me gustaria una segunda parte
     
  3.  
    ayatimas

    ayatimas Iniciado

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    Re: Un deseo

    Bien, gracias my friend por molestarte en leer, bueno gracias a tu comentario me he "inspirado" para escribir la segunda parte. eske ´leí la primera parte y me quedó el gusanito de el final ( mas que nada porque no me gustan mucho los finales tristes) y me decidí a escribirlo. aunque estoy pensando en escribir otra historia diferente. bueno, ye me callo y les dejo la historia espero que disfruten.
    El deseo. Parte 2


    Era definitivo, todo se había acabado. Se desvanecía, toda su vida, sus recuerdos, su alma se diluían como las acuarelas en un océano de imaginación. Lo había dejado todo atrás por amor a su madre. A su padre, a sus amigos, al chico que quería, a su propia vida. Pero nada importaba, porque una vez más todo había acabado. La nada la esperaba, la oscuridad, la muerte o quizá la inexistencia. Pero no sentía nada, ni tristeza, ni impotencia ni arrepentimiento por sus acciones. El sueño eterno era ahora su único compañero. ¿Puede que volviera a nacer?, no lo sabía. ¿Iría al cielo? No, ella no creía en esa palabra llamada religión. Entonces ¿qué sería de ella? Según dijo el Avatar nunca habría existido. Pero ella seguía allí, flotando en la oscuridad de la nada. ¿Por qué no ocurría nada? Su corazón latía más lento a cada segundo que pasaba, la vida se escapaba de su cuerpo. Debía dejarla ir.
    En su último aliento una imagen llegó a su mente. El futuro que ella había arreglado para su madre. El Star Racer de Maya cruzaba la meta cuando se suponía que debía haberse estrellado contra el suelo. Ella se encontraba allí contemplando la escena.
    - ¿que…? - preguntó confundida-.
    - Esto es lo que tú has logrado- el Avatar en tamaño humano apareció a su lado. – pagando el precio estipulado.
    -Ya lo sé- se había sobresaltado un poco por la repentina aparición del ser.- ¿por qué me lo dices si ya lo sé?
    -Sacrificio- anunció-. Aunque no lo creas, el universo tiene reglas. La más antigua de ellas habla sobre este. Sólo un alma pura y libre de egoísmo es capaz de entregar su propia vida de forma voluntaria y desinteresada para beneficio de otro ser. Por lo tanto es merecedor del deseo, y el dador del don, en este caso yo, ha de anular las condiciones estipuladas y conceder el deseo sin más.
    -Quieres decir que… - no terminó la frase cuando su acompañante asintió- así que podré volver a…- otro asentimiento y la chica estalló de alegría lanzándose a abrazarlo.
    -¡Gracias, gracias, gracias!- no le importaba estar abrazando al ser mas poderoso del universo, le importaba que podría pasar todo como lo había planeado-.
    Todo se apagó. De nuevo se encontraba en la oscuridad cuando un estallido de energía se produjo en su interior. Otro, otro. Cada vez eran más seguidos y continuos. El sueño que la invadía se disipó de golpe. Su corazón volvía a latir.

    En el templo
    Se había ido, la única achica que había querido en su vida se había ido para siempre. El joven artillero de la tierra se encontraba de rodillas en medio del templo sagrado derramando lágrimas por su amor perdido. Y ahora qué le diría a su madre cuando volviera a casa, que había dejado morir a su compañera, pero esa era su voluntad. La culpa lo quemaba por dentro, debería haber sido él quien entregara su vida y entonces Eva sería feliz junto a sus padres. Pero no se perdonaría a sí misma por haberlo dejado hacerlo, lo mas probable era que lo hubiera noqueado y hubiera pagado el trato lo más rápido posible para que no pudiera detenerla. Durante este mes de aventura la había visto reír y llorar, luchar y defender sus ideas, pero había algo que nunca la había hecho hacer. Rendirse. La conocía mejor que a él mismo, y sabía que en su diccionario no estaba la palabra derrota. Pero ella ya no estaba, ahora era una estrella. Aunque no necesitaba serlo para brillar con luz propia. Ella iluminaba los días por la mera razón de que existía. Mantenía al equipo unido cuando comenzaban los problemas o Don se pasaba de la raya. Pero ya no estaba con él, ahora pertenecía al horizonte. Estaba dispuesto a quedarse todas las noches de su vida en vela para poder verla.
    -Molly…- susurró al aire-
    Una luz dorada hizo acto de presencia inundando la estancia y haciendo imposible la visión. El chico se tapó los ojos para protegerse de la luz. Cuando esta cesó una figura dorada apareció frente a él, era de menor estatura que el chico. El brillo se fue disipando para dejar a una chica con el pelo rojo y negro y con unos tatuajes en sus mejillas. Tenía los ojos cerrados, al abrirlos dos rubíes rebosantes de alegría aparecieron.
    -¡Molly!- exclamó al verla frente a él- pero tú no habías…
    Una sonrisa se dibujó en el rostro de la chica- aunque no lo creas, el universo tiene reglas- dijo de forma juguetona y simplemente se lanzó a los brazos de su amado fundiéndose en un beso apasionado, demostrándole que no era una mera alucinación.
    -Tengo que presentarte a alguien- jadeó la chica mientras lo tomaba de la mano y salían corriendo rumbo al portal que los llevaría con sus compañeros de equipo. Al llegar corrieron exhaustos hasta llegar a sus compañeros-.
    Don se encontraba con lágrimas en los ojos y abrazando a una mujer de pelo largo y rosa. Los mecánicos vitoreaban a los recién llegados haciendo que las dos personas que se hallaran abrazadas rompieran el abrazo.
    La mujer miró a la chica y con una enorme sonrisa esta corrió hacia los brazos de sus padres. Se sentía como si volviera a tener cinco años de nuevo. Volvía a ser feliz, después de tantos años había recuperado a su familia. Todos y cada uno de los sacrificios que había hecho para llegar hasta aquí habían valido la pena.
    - Jordan, te presento a mi madre- aún estaba en los brazos de esta cuando el chico se acercó-.
    -Ola, así que a partir de ahora serás mi yerno, ¿no muchachito?-dijo con una sonrisa pícara en su cara- solo te digo que quiero nietos cuanto antes- ante tal comentario hubieron diversas reacciones. Don se puso como un basilisco, los mecánicos se echaron a reír y los chicos se quedaron en silencio rojos de la vergüenza.
    -¡MAMÁ!- gritó la chica más roja que su propio pelo-.
    - De acuerdo, de acuerdo. Por cierto, Don-el tono de su voz se había vuelto macabro y espeluznante- ¿CÓMO QUE DEJASTE A MI PEQUEÑA EVA EN UN INTERNADO DURANTE DIEZ AÑOS? ¿POR QUÉ NUNCA <?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags" /><st1:PersonName w:st="on" ProductID="LA FUISTE A"><st1:PersonName w:st="on" ProductID="LA FUISTE">LA FUISTE</st1:PersonName> A</st1:PersonName> VISITAR Y NI SIQUIERA <st1:PersonName w:st="on" ProductID="LA RECONOCISTES CUANDO"><st1:PersonName w:st="on" ProductID="LA RECONOCISTES">LA RECONOCISTES</st1:PersonName> CUANDO</st1:PersonName> SE PRESENTÓ EN TUS GARAJES? AAARG TE DEJO SOLO Y TE BUELBES LOCO- la madre de la chica era la persona mas dulce, comprensiva y simpática que jamás se pudiera conocer. Pero cuando se enfadaba podía hacer llorar al mismísimo Avatar. En resumen, Don no era nada comparado a su mujer cuando se enfadaba.
    - Yo… yo…- Don sudó frío. Buscaba desesperadamente una piedra para meterse debajo-.
    -Chicos, creo que es hora de irnos-La voz de Maya se tornó de nuevo amable y dulce – y, Don, de ti me ocuparé cuando volvamos a casa. Tenlo por seguro- una mirada asesina se dibujó en su angelical rostro- .
    El templo flotante en el que se encontraban se estremeció con un sonido anunciando la vuelta de cada participante de la carrera a su planeta natal. Los templos de piedra comenzaron a brillar y salieron disparados del planeta madre.
    El Avatar se encontraba contemplando la partida de los protagonistas de la carrera por uno de los arcos de piedra antigua que daban al vacío.
    -Id, humanos. Afortunados puesto que el cosmos os ha concedido una segunda oportunidad. Vivid vuestras vidas, haced que sean longevas y felices. No miréis al pasado, sino al futuro, sonreíd y dejad que el mundo se pregunte por qué. Porque vuestro destino ya ha sido trazado por vuestro propio puño y letra. No tengáis miedo de caminar entre tinieblas, porque siempre habrá una mano extendida a la cual aferraros.
    Porque cuando el Sol se va, aparecen las estrellas.
    Fin
    tachaaaaan, les gustó?
    bueno, si la respuesta es no, yo les dejo mi direccion para que me linchen en mi propia casa XD
     

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