Un Amor Claroscuro. Inu-kag.

¿Qué pasa cuando el amor esta ahí, y no le haces caso? Que cuándo te das cuanta que está ahí, y no lo ver por más que quieres

Hola, he venido con un fic que no habia podido terminar, espero que les guste. pues me encanta como me salió a idea. Espero que les guste. puesto que escribo para todas uds mis queridas lectoras.
Espero sus criticas ^_^ ​

“Un Amor Claroscuro”​

Capítulo 1:

“!¡Ups!¡”​

—Inuyasha, ¿Porqué no remodelamos el apartamento?—Cuestionó mi mejor amigo, interesado en algo nuevo.
—Haz lo que quieras, después de todo, eso a mí no me interesa—Le respondí desinteresadamente.

Como ya saben, mi nombre es Inuyasha, Inuyasha Taisho. Este año cumplo mis veinte años de vida, y comparto un apartamento con mi mejor amigo, Miroku Fujita. Él es un año mayor que yo, pero no solo eso. Nos conocemos desde muy pequeños, pero aparte de compartir el lugar de dónde vivir, él cuida de mi seguridad por así decirlo.

Desde aquel día...El día del accidente de cuando yo tenía unos siete años, sinceramente, yo no recuerdo absolutamente nada de aquel momento, lo único que sé, es que yo iba en la parte trasera del auto junto a mi familia, íbamos de “Picnic”, hacia un precioso parque, pero debido a un conductor ebrio, chocamos con este. Mi padre y mi madre estaban en la parte delantera, tuvieron graves heridas, así que estuvieron en estado de delicadez, pero fallecieron antes de llegar al hospital. Por suerte, Sesshomaru estaba al lado mío, y sólo sufrimos leves heridas.

Después de lo sucedido, nos fuimos a vivir con nuestros vecinos, la familia Fujita, que era integrada por Miroku y su abuelo paterno, Mushin, puesto que sus padres iban de viaje constantemente. Así que Miroku se terminó convirtiendo en un hermano mayor para mí después de todos estos años.

—¡Bueno!¡ ya quedó decidido, amigo. Remodelaremos el departamento, así que llamaré a la joven que conocí en el banco, para que venga de inmediato.
—¿¡Qué!¡? ¿Ahora mismo? —Pregunté con cierta sorpresa y enojo, ya que empezaba a pasarse de la raya.
—Sí, ¿Por qué no?—Me respondió muy sonriente—Además, ya nos conocemos más, y es muy amigable, ya verás que te va a agradar, Inuyasha.
—¡Hup!¡ Yo no lo creo Miroku, cada vez que dices eso, siempre terminan siendo mujeres tan depravadas como tú, por eso yo nunca estoy de a cuerdo con que traigas a mujeres así, ya que terminan por aprovecharse de ti.
—Oye, no hables así, yo qué culpa iba a tener de que la última chica que traje, resultara ser una ladrona, y que por ese motivo tengamos que remodelar este sitio. En su totalidad.

Ay Miroku, en eso nunca cambiarás.

—Por eso te digo que evites hacer amistades con ese tipo de gente Miroku, nunca sabes cuándo se aprovecharán de ti, y lo peor es que ¿¡Quién sabe cuánto nos costará esta remodelación!? —Reclamé aún más enojado.
—Tranquilo, tranquilo, ya sabes que mis padres siempre mandan el suficiente dinero para q...—Pero no pudo decir más, pues yo le había interrumpido.
—Lo que pasa es que no quiero que nos vean como si siempre tuviéramos que depender de tus padres, Miroku. Ya tenemos mucho que agradecerles, con que nos hayan regalado este departamento, y también que nos estén pagando todos nuestros estudios—dije empezando a molestarme.
—¡Vamos! No te preocupes, más de una vez te he dicho, y no sólo yo, si no mis padres y mi abuelo, “Que siempre estaremos para ayudarles a ti y a tu hermano en todo lo que necesiten, ya que son de la familia.” —insistió Miroku, tratando de convencerme.
—¡Por eso Miroku! ¡Estoy arto de ser una maldita carga. No sabes cuánto envidio a Sesshomaru al tener un empleo con qué pagar sus necesidades, además de sus estudios en la universidad y también un departamento, aún cuando tenga que estar pagando cada cierto tiempo la renta... ¡Pero no! Yo en cambio tengo que quedarme aquí en el hogar, estudiando con tu ayuda. Cómo me gustaría salir un día e irme a divertir.
—Pero no digas eso, tú no eres una carga para mí, vamos amigo, y eso de que quieres salir e irte a divertir... no olvides que ya lo hemos hecho...

Miroku, que buen amigo eres...pero...

—Pero no es lo mismo, es sólo que no quiero depender de nadie, es lo único que realmente deseo.
—¿Pero qué cosas dices? Si eres muy independiente, eres la persona más independiente que conozco en este mundo, nunca dejas de impresionarme, no dejas que te ayuden, ni tan sólo un poco, pues siempre quieres hacer todo por tu cuenta. Sólo que a veces necesitas un poco de ayuda, y cuando te ayudo, provoco un terrible mal humor en ti.
Así que no me digas que no quieres depender de nadie, porque eso no es cierto, tranquilízate. Trata de descansar un poco mientras yo llamo a la compañía de Decoración de Interiores, para así hablar con la chica que te dije—aclaró de un modo serio.

—Como quieras, pero después no me digas que no te advertí, ¿Eh?—le previne
—Sí claro lo tomaré en cuenta—Concluyó Miroku mientras escuchaba que se dirigía a su habitación.

Después de hablar con Miroku, me senté en el sofá con tres asientos, que era perfecto para disponer como una cama. Pocos minutos después, me quedé profundamente dormido.


/_/_/_/_/Mientras tanto.../_/_/_/


Sonó el celular que una muchacha tenía en su cartera, pronto atendió, y contestó.

—Hola... sí, con ella habla... ¡Oh! ¿Eres Miroku, Miroku Fujita. No es así? ¡Qué alegría volver a escucharte, amigo! Tenía mucho tiempo de no toparnos...
¿Eh? ¿Remodelar tu apartamento?... ¡Claro! No te preocupes. No, no claro que no tengo nada que hacer, estoy libre aquí en la oficina, sólo con unos estúpidos papeles, pero como hoy es viernes puedo trabajar en eso el fin de semana. Así que yo seré la encargada de remodelarlo. ¡Bueno! Ahora mismo iré a verlo.

¿No te importa si llevo a una amiga, compañera de trabajo, verdad?... Está bien, allá nos vemos. Sólo dame la dirección... Ok, ¿Queda cerca de la playa? Los Apartamentos “Sol y Luna”, sí los conozco, parecen casas de dos pisos cada uno. Departamento Nº 29. ¿Nada más? Está bien, ¡Hasta luego!

Soy Kagome Higurashi, tengo casi veinte años, estoy soltera. ¿Saben? Me caracterizan por mi pelo azabache y mis ojos de color “Chocolate derretido”, bueno eso es lo que dicen la mayoría de los hombres, además de mi estatura (1.70 cm.). Y si no me encuentro en casa, salí de compras o estoy en el cine, ya saben; me encanta salir. Cualquiera diría que me estoy presentando como en uno de esos anuncios que salen en revistas y periódicos.

Trabajo en una compañía de “Decoración de Interiores”, me hubiera gustado ser una diseñadora de modas, pero me decidí por esta otra carrera, después de todo, me pagan bien. Vivo en un templo, el templo Higurashi, mi familia es muy reconocida por este apellido, tengo un hermanito llamado Souta, él vive con mamá a las afueras de la ciudad, en casa de mi abuelo.

Ahora, como ya saben, tengo un nuevo cliente, que es mi amigo Miroku, su familia es muy adinerada, gracias a los grades negocios que hicieron, y están haciendo sus padres. Nos conocimos un día en el banco, él me dijo que era muy bonita, y después de decirme eso, me puse roja, además de que luego, me pidió que fuera su novia, pero yo le dije que no, aunque sí logró hacer que me pusiera algo nerviosa, pues él no era tan feo... Él es castaño, ojiazul, me supera por una cabeza, tiene una tez bronceada, y es perfecto para una chica... Al principio, cada vez que me hablaba, me ponía muy nerviosa y mi corazón empezaba a latir muy fuerte.

Él no me gusta, de eso sí estoy segura, pero si lo vieran en persona, lograrían entender de qué hablo. Lo único que quiero es que conozca a mi amiga Sango Aikawa. Sí Lo que planeo, es juntarlos, así que haré el papel de “Cupido”. Tengo bastante tiempo de conocer a Miroku, y sé que es buena persona, aparte de preguntarles a todas las chicas que ve, si quisieran ser su novia... Pero si logro hacer que hagan pareja, será muy emocionante, y me pondría muy alegre. Pero si no ocurre nada entre ellos, sé que serán muy buenos amigos.

—¡Kagome! ¿A dónde vas? —Me llamó mi mejor amiga.
—¿A dónde vamos, querrás decir? —Le corregí sonriendo.

Sí, ella es la amiga de quién hablaba, es dos años mayor que yo, y nos conocemos desde hace unos cinco años, y debo agregar de que es mi mejor amiga desde entonces. Ella es castaña, su pelo es largo y muy bonito. Tiene los ojos del mismo color que su cabello, es de la misma estatura que yo, pero es un poquito más bronceada que yo, y muy simpática.

—¿Qué quieres decir con eso Kagome? —Me cuestionó con curiosidad.
—Pues que tenemos trabajo que hacer—Le dije con muchas ansias de que conociera a Miroku, y a la misma vez sonreí sabiendo bien lo que iba a hacer —Queda en un apartamento de un amigo. ¡Vamos Acompáñame!-le tomé de la mano—así conocemos el apartamento, y me dirás qué opinas.

Corrección: Me dirás qué opinas sobre Miroku, querida amiga.

—Está bien Kagome, como quieras—Me respondió no muy convencida—Y dime... ¿Dónde queda?
—Sí es cierto, espera para buscar su dirección— Le pedí mientras revisaba en mi bolso— Aquí está. Queda en los apartamentos “Sol y Luna”, en el Nº 29.
—¿¡En serio!? ¡Vaya! Me han dicho que esos lugares son muy espaciosos y muy hermosos, pero el único problema, es que el alquiler o compra de uno de ellos es muy caro. Supongo que vale la pena, ¿No?—Me dijo con mucha seguridad.
—Tienes toda la razón—le aclaré—Bueno Sango, ¿En cuál auto nos vamos, en el tuyo o en el mío?
—Creo que mejor en el tuyo—Mencionó al observarlo—
—¡Perfecto! De hecho, tenía ganas de manejarlo.
—Kagome, estás como loca por tu auto, ¿No es así?
—¿Pero quién no lo estaría con uno tan bello como el mío?—Le dije con un tono muy presumido—

Y así seguimos hablando, mientras bajamos al estacionamiento. Saqué las llaves de mi bolso para quitarle la alarma. Cuando se la quité, Sango me elogió el tan lindo carro, mientras le agradecía por el cumplido.

Era un Corvette de color plateado, versión C6, con un alto desempeño, y un equipo de sonido muy avanzado, de verdad es de lujo, que cuando fui a comprarlo, hace unos tres días, no me podía decidir entre un Porsche o este. Hasta que finalmente tomé la decisión de comprar el Corvette.

—¡Kagome, Kagome! ¡Hey! ¡Vamos! ¡Despierta!—Me llamó Sango agitando su mano frente a mi rostro, provocando un leve susto en mí, ya que me había sacado de aquel trance en el que estaba—
—¿Eh? Si, discúlpame, es que estaba pensando en que hice una buena elección.
—¿Tú crees? Más bien, a mí me pareció que estabas hipnotizada.
—Sí, tienes toda la razón. —Le dije subiéndome al auto, al igual que ella.


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—Qué extraño que aún no lleguen—Aclaró Miroku.
—Tal vez no van a venir.

¿Por qué me habla tanto? ¿Acaso no quería que descansara? No he podido dormir en ningún momento, pues siempre me interrumpe.

—No lo creo, tal vez ya está en camino, además, dijo que traería a una compañera de trabajo, supongo que esa muchacha le ayudará—Agregó Miroku, haciéndome perder la gran paciencia que tenía.
—¡Feh! Pues me da igual si vienen o no, de por sí, no les prestaré atención.
—Inuyasha, no sabes cómo me agrada que estés de buen humor—Mencionó, y a la vez, escuché que me lo dijo con cierto sarcasmo.
—Qué divertido Miroku, qué divertido—Le dije en un tono serio.
—Vamos, deja ese mal humor—Me pidió casi suplicando.
—¡Feh!¡ Lo haría si me dejaras descansar o dormir un rato—aclaré mientras me acomodaba una vez más en el sillón.
—Sí, creo que es mejor, tal vez así se te quite ese mal humor. ¡Ah, sí! Casi lo olvido, saldré un momento, sólo para ir al supermercado a comprar algunos refrescos y comida para nuestras invitadas.
—Está bien, como quieras, pero déjame dormir ¿Sí? Ya me has interrumpido varias veces—Le advertí por última vez, tratando de dormir.
—Ok, ya vengo. —dijo saliendo por la puerta principal, y cerrándola con delicadeza, aunque aún así le oí muy bien, puesto que tengo los oídos más sensibles de lo normal.


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—¡Llegamos!¡ —Le avisé a Sango, mientras apagaba el motor—
—Kagome, que lugar más bonito—Me dijo sorprendida.

Como mencionó Sango, aquel lugar era espectacular, quedaba en dirección a la playa y la brisa no pegaba ni muy fuerte y ni muy suave… en fin, era perfecto. Puse mi vista hacia las casas, y no había una que no tuviera un balcón en el que pudieran apreciar el horizonte.

También, pude escuchar las voces de los niños jugando. Bajamos del auto y empezamos a caminar un poco para conocer más aquel sitio, hasta que finalmente llegamos a los departamentos que se hacían llamar “Sol y Luna”. Seguidamente, nos topamos con Miroku, que se encontraba caminando... creo que se dirigía a un supermercado o a la farmacia que quedaba al lado de este.

—¡Oh! Mira a ese muchacho, Sango.
—¿Cuál? —Me preguntó con curiosidad.
—Ese—Le mencioné señalando con mi mano—El que anda en camisa gris y pantaloneta café oscuro. —
—¿Ese?... No tienes mal gusto Kagome, es bastante apuesto—Agregó sin despegar su vista en él—

Creo que vamos muy bien, querida Sango. Hasta veo que sonríes, pienso que van a hacer muy buena química.

—¿Eso crees? Pues su nombre es Miroku Fujita, él es de quién te hablé.
—¿En serio? Entonces... ¿Ese joven es al que le remodelaremos el apartamento?
—Sí—Le respondí muy sonriente.
—Me muero de la vergüenza Kagome. ¡Discúlpame por favor!—Agregó posando sus dos manos en su rostro.
—No te preocupes amiga. Vamos, acompáñame y no te quedes atrás.

Decidí llamar a Miroku en voz alta, rápidamente, se dio la vuelta ante mi llamado, me saludó con su mano derecha, y llegamos donde se encontraba.

—Kagome, ¿cómo estás? —Me saludó mientras me daba un beso en la mejilla.
—Bien, gracias Miroku. Ella es Sango, Sango Aikawa.
—Mucho gusto señorita. —Dijo sonriendo, mientras la miraba de pies a cabeza, seguidamente tomó su mano y le brindó un beso en ella.

Miré el rostro el Sango, y noté que se había puesto más roja que un tomate. Estaba realmente sonrojada y muy nerviosa. En cuanto a Miroku, este no dejada de verla como lo había hecho antes. La verdad es que ninguno de los dos dejaba de mirarse.

El mirar de Sango demostraba que estaba volando con los ángeles y creo que en su mente también. Aparté mi vista y volví a observar a Miroku, noté que estaba mirando sus senos... y eso no me agradó en lo más mínimo, pero qué podía hacer, si Sango llevaba puesta una blusa con un escote demasiado pronunciado de color blanco y una minifalda celeste, así que pensé en intervenir, para así sacarlos de su transe.

—Oye Miroku, ¿Porqué no vamos a tu departamento? Así empezaremos más rápido, ¿No crees? —Le interrogué, esperando poder haberlo convencido.
—¡Oh! Sí claro pero, por qué no se adelantan ustedes, mientras yo voy al supermercado a comprar el refrigerio—sonrió—No se preocupen, ahí está mi amigo. Sólo entren, la puerta está sin seguro, no tienen porqué tocar, pues él sabe que ustedes iban a llegar—Nos aseguró, mostrando una cara de despreocupación.

—¿De verdad quieres que entremos así?—Pregunté no muy convencida, ya que no quería mostrarme maleducada al entrar así, sin permiso y ni nada.
—Eso podría molestarle a tu amigo, ¿No crees?—Cuestionó Sango también.
—No se preocupen por eso, vayan con toda confianza, “No problem”.—Mencionó lo último en inglés, en un tono algo infantil, mientras hacia un ademan con su mano, manteniendo una sonrisa en su rostro—
—Está bien, si eso es lo que quieres... —Finalizamos las dos al mismo tiempo.

La verdad, aún no estoy segura de que entremos de esa forma a su departamento, creo que Miroku no debería ser tan confiando, ya que a estas alturas de la vida...las traiciones están de moda.

Seguidamente nos dirigimos hacia aquel sitio. Tocamos la puerta. Bueno, en esa parte desobedecimos a Miroku, pero nos dio igual, y aún así, nadie nos atendió, así que volví a tocar.

—No contestan—Declaró Sango, ya molestándose un poco.
—Tienes razón, pero Miroku dijo que entramos, sin tocar, así que... adelante.

Puse mi mano en la manija y la giré.

—Está abierto—dije casi en un susurro, pero fue lo suficientemente alto para que Sango me escuchara.
—Bueno, entonces entremos.
—Sí, está bien.

Cuando entramos, nos topamos con un muchacho dormido en el sillón más amplio de los tres que se encontraban alrededor de una mesita con revistas. Al parecer, no nos había escuchado cuando tocamos la puerta. Tiene suerte de que no fuéramos un par de ladrones.

El chico se encontraba de espaldas a nosotras, pegando su rostro contra el respaldar del sillón. Pero aunque este se encontraba de espaldas, podía ver que tenía un cabello extremadamente largo, muy bonito a decir verdad...aunque debo de admitir que nunca había visto ese color plateado en una persona, luego de un rato este se volteó, dejando ver su rostro aún durmiente.

Tenía la piel algo bronceada, y aparentaba ser muy alto. A simple vista era alguien muy atractivo. Pero creo que lo hace más atractivo, su piel es algo bronceada, y creo que también es algo alto.

—Oye Kagome, noto que estás muy interesada en ese chico... No me digas que… —dijo en voz baja mientras sonreía, al mismo tiempo en que yo reaccionaba y le interrumpía.
—¿De qué hablas Sango? ¿Cómo crees?—Le contesté en voz baja.
—Pero como dices, si estás ruborizada—contestó Sango aún sonriendo.

No puedo creer que me haya sonrojado de esta manera.

—De veras, es bastante guapo ¿No es así?
—ha… sí—Respondí entre suspiros—¿Eh? ¡No, Sango, deja de molestar!
—Caíste amiga, y de verdad, ¿Te gusta? —Me preguntó mirándome fijamente a los ojos
— ¿Cómo crees? Ni siquiera lo conozco—Contesté, pero con cierto nerviosismo.
—Está bien, como digas... cambiando de tema, este apartamento es muy amplio, ¿No?
—Sí, tienes razón.

Primero estaba la sala de estar, en donde se encontraba el joven dormido, luego había una escalera en espiral, la cual me imagino que daban en dirección a los dormitorios. También habían unas grandes ventanas, que dejaban pasar la luz, sin necesidad de usar durante un buen rato la luz eléctrica.

Seguidamente me di cuenta de que Sango se dirigía a otra parte, así que decidí seguirla hasta llegar a la cocina. No fue para más mi sorpresa, era realmente bonita al igual que amplia, permitía moverse con gran facilidad. Luego estaba el comedor, y cerca de este mismo estaba una mesa de madera y encima de ella un jarrón de porcelana con unos cuantos tulipanes.

—¿Sabes? No sé cuántas veces te lo he dicho, pero este apartamento es muy bonito. Me encantaría vivir aquí.
Ella estaba muy asombrada, ¿Y por qué no estarlo?

—Opino igual, amiga.
—Kagome, ¿Porqué no nos vamos a sentar en un sillón de la sala, a esperar a Miroku?
—Está bien, vamos.

Finalmente nos fuimos de vuelta a la sala de estar, tomando un asiento en los otros dos sofás que había, ya que el otro era ocupado por aquel chico de cabello plateado.

—¿A qué hora pensará llegar Miroku?
—No lo sé Kagome…Oye, ¿Qué tienes? —me preguntó al verme nerviosa.

Como había dicho sango, me encontraba un poco nerviosa, a como un tanto incomoda, y creo que ella también lo estaba.

Ya habían pasado cinco minutos y nada que regresaba Miroku. Entonces dirigí mi vista inconscientemente hacia donde se encontraba ese chico durmiendo plácidamente en el sofá.

Me parecía muy cómico ver cómo dormía. Tenía la boca abierta, y por suerte no estaba babeando, una pierna levantada, ligeramente apoyada al respaldar, y con uno de sus brazos colgando fuera del sillón.

—Sango, mira—dije mientras le indicaba que volviera a ver al muchacho.
—¿Eh? —Se volteó a ver— Que afortunado, al poder dormir así—Opinó, tratando de no reír a carcajadas.

De pronto, vi como la puerta se abría, dejando pasar a un joven con bolsas en manos. Creo que en una, traía una botella de “7up”, de dos litros, y en otra, dos paquetes grandes de nachos.

—¡Hola, chicas! Ya llegué—Nos anunció en voz alta, cerrando la puerta al mismo tiempo.
—Miroku —susurré—Tu amigo está durmiendo, baja la voz.
—Sí, pobre, déjalo descansar, se ve muy agotado—Agregó Sango, volviéndolo a ver, con cierta preocupación.
—¡Oh! No se preocupen. Además, será mejor que se despierte, ya que ustedes llegaron—mencionó lo último con una sonrisa maliciosa, bueno, al menos eso lo creía yo. Pero... ¿Qué tendría pensado hacer?

Rápidamente, él se acercó al sofá en el que estaba aquel chico de cabello plateado.

—¡HEY!¡ ¡Inuyasha, despierta!¡ —gritó moviendo bruscamente el cuerpo del pobre—Oye, hasta has empezado a babear, despierta.

Al parecer se llama Inuyasha, como lo ha llamado Miroku, y lo único que se limitó a hacer, fue gruñir como un perrito.

—¡Vamos Miroku! Déjame dormir un rato más. —Suplicó tapándose con un de los almohadones.
—Pero Inuyasha, tenemos visitas. ¿Acaso no recuerdas que iban a venir a remodelar el apartamento?
—Lo sé, deja que empiecen... ¿O acaso me necesitan para empezar?
—Bueno...
—Entonces, ¡Déjame dormir!

Después de haberse justificado, el muchacho se giró, dándonos la espalda a Sango y a mí.
¡Pero qué chico! Ni siquiera se molestó en saludarnos o presentarse.

—¡ha! —Suspiró Miroku, resignado—Discúlpenlo, pero es sólo que se despertó con el pie izquierdo. Kagome... si gustas, puedes empezar. —Me ofreció mientras me volvía a ver.
—Sí, claro Miroku—Le respondí dirigiéndome de primero a las ventanas.
—Está bien, entonces yo iré a la cocina, para prepararles algo de comer.
—No tienes por qué molestarte, así estamos bien—Propuse girándome.
—Vamos, no son molestias—Aseguró dirigiéndose a la cocina con las bolsas que aún llevaba en manos.
—Tu apartamento es muy grande. Dime... ¿Cuánto pagan de renta? Debe ser mucho, si me disculpas—Cuestionó Sango observando aquel sitio.
—¡Oh! No, claro que no, mis padres fueron quienes nos obsequiaron el apartamento.
—¡En serio! No me lo puedo creer... ¿Qué te obsequiaron este apartamento? ¡Wow! —Contestó Sango con la boca aún abierta.
—Qué afortunado Miroku —Lo felicité— y luego suspiré—yo quisiera unos padres así.

Luego de la pequeña conversación, nos dispusimos a empezar a trabajar. Luego, cuando Miroku se dirigía hacia la cocina, yo me acerqué a Sango.

—Oye Sango, ¿Porqué no vas a dónde está Miroku y le preguntas sobre sus gustos? —Le pedí acercándome a su oído para que nadie nos escuchara.
—¿¡Qué!? —Exclamó en un susurro de nerviosismo—¿Qué vaya con tu amigo?
—Sí, para saber cuáles son sus gustos con respecto al departamento, Ya sabes, los colores para las paredes, las luces, cortinas, etc. Así haremos más fácil y rápido nuestro trabajo—Le expliqué, haciendo gesto de lógica.
—Ah, sí... porqué no... —Respondió aún más nerviosa, mostrando una falsa sonrisa.

Pobre, hasta se nota que estuvo temblando de pies a cabeza.
¡Fase 1 completada!

Finalmente Sango terminó por ir a la cocina con Miroku, dejándome a mí en la sala...
Luego de eso me acerqué a una de las ventanas que daban a dirección a la playa para admirar esa vista. Cuando de un momento a otro, empecé a sentirme un poco incómoda, así que me di la vuelta, percatándome de que el joven de cabello largo y plateado ya había despertado.

—Hola, veo que ya despertaste. Mi nombre es Kagome Higurashi, mucho gusto—Le saludé desde el lugar en el que estaba.
—¡Ha! —Bostezó—Mucho... Gusto. Soy Inuyasha Taisho ¿Tú eres quién va a remodelar este lugar? —me preguntó mientras se estiraba en el mismo lugar.
—Sí, mi amiga y yo nos encargaremos de ello—respondí sonriente.

Después de eso, no nos cruzamos palabra alguna, no se él, pero yo empecé a sentirme nerviosa, como si mariposas revolotearan dentro de mi estomago.

Mi corazón latía muy fuerte y rápido, y pensándolo bien, me puse así desde que lo vi y cuando lo escuché hablar... —suspiré — Su voz es tan varonil, sexy... Y todo lo que se me pueda ocurrir...


¿!Pero en qué cosas pienso¡? Acaso podrá ser... ¡Oh, no! No, no puede ser... no me lo creo... ¿Será que me he enamorado a primera vista?

Me aparté de la ventana, y empecé a caminar lentamente hacia uno de los sillones, mientras sacaba de mi bolso una pequeña libreta de apuntes, para ver si así podía quitarme esos locos pensamientos de encima, y poder concentrarme en mi trabajo. Seguidamente miré con detenimiento los sillones.

—Son café claro, mmm… La verdad es que me parecen mejor de color azul oscuro... ¿O de color negro?

¡Ay! Me siento cada vez más nerviosa... como si alguien me estuviese observando.
¡Cómo no! Si los únicos que estamos en esta sala son este muchacho y yo.

Traté de seguir con mi querido trabajito, pero simplemente me resultaba imposible. Cada idea que tenía en mente se me iba tan rápido a como venía, no podía si siquiera concentrarme en lo que estaba.
Luego, vi a Sango salir de la cocina... creo que parecía estar... ¿Contenta?

—¡Hola!¡ Soy Sango Aikawa, mucho gusto en toparme con usted.
—Sí, como sea, soy Inuyasha Taisho. (Le respondí sin muchos ánimos que digamos, ya que no tenía ganas de conversar.)
—Si me disculpas, iré con mi amiga—Dijo Sango caminando a dirección en dónde yo me encontraba.
—Kagome, dime, ¿Cómo vas? —me preguntó acercándose un poco más. —
—¿Eh? Bueno, yo... no puedo concentrarme. —Contesté en una forma sincera.
—Yo tampoco.


Pude notar que Sango estaba nerviosa y con sus mejillas muy rojas... Pero no tanto como cuando se topó con Miroku por primera vez.

—Pero Kagome, déjame decirte que este joven que está atrás tuyo no te ha quitado la vista de encima—Me comentó en voz muy baja para que él no escuchara.
—¿Qué? No es cierto, no hablas en serio Sango.
—¡Es cierto! —Me aseguró una vez más.
—Pero si lo que dices resulta ser de verdad, debo de admitir que esa acción ya me está incomodando. No es que quiera ser grosera, pero lo que pasa, es que ni siquiera me deja concentrarme en mi trabajo, y no puedo escribir las ideas que se me ocurren.

—Kagome, ¿Pero es que no te das cuenta? ¡El amor está en el aire!—Me dijo muy sonriente, creo que si va a resultar mi plan.
—Sango, dime la verdad. ¿Te gusta Miroku?—le cuestioné sin más.
—Para ser sincera...sí, me gusta y mucho, ya que no hemos parado de hablar, tenemos gustos muy parecidos... creo que también le gusto.
—¡Qué alegría!—exclamé.
—Pero creo que no podré trabajar hoy Kagome, ya que ni siquiera le he hablado sobre el cómo le gustaría la remodelación. Por lo otro, tú tampoco te quedarás atrás, ¿verdad? ¿Acaso no le hablarás al joven Inuyasha? —Me interrogó lo último con no muy buenas intenciones.
—¿De qué hablas? ¡Yo ya hablé con él! Y ya me he presentado—Me defendí con algo de piel de gallina, sin saber el porqué—¡Pero vamos! No bromees, tengo trabajo que hacer, tú por lo menos no te preocupes.
—No me digas que tú ya habías planeado esto.

—Bueno, yo... —respondí sonriendo, con cara de “Soy culpable”.
—Bueno, de todos modos, gracias
—De nada, amiga. Por un momento pensé que te habías enfadado conmigo.

Bueno, ahora sólo tengo que dejárselo al destino, pero de todas formas trataré de ayudar.

—Así que iré con Miroku nuevamente—Me avisó dirigiéndose a la cocina.
—Como quieras.

¡Vaya, ni había terminado de decir algo, cuando Sango ya estaba con Miroku.
Pasaron los minutos y yo me sentía igual de incómoda que antes, así que decidí acercarme al muchacho, a pedirle que por favor, dejara de mirarme. Pues no quería distraerme más de lo que estaba… Aunque pensándolo bien, me agrada la idea de que un chico tan apuesto como él no me quitase la mirada de encima. ¡Pero debo trabajar!

—Disculpa... —Pronuncié en voz baja.
—¿Qué quieres?
—Bueno...

¿Porqué no deja me mirarme?

—Te quería pedir, que por favor ¿Dejarías de mirarme, por favor? —Le pedí con cierta dificultad, mientras me acercaba a él—Haces que me sienta un poco incómoda, y debido a eso, no puedo concentrarme en mi trabajo.
—¿Qué has dicho? ¿Y yo tengo la culpa por provocar eso en ti? (Le dije un poco enojado.)
—¡Oye!¡ No me hables así. Sólo te estoy pidiendo eso, no quise ser grosera.

Traté de no alterarme, pero creo que siempre me escuché algo grosera.

—Sí, cómo no (le dije de forma burlona simplemente para molestarla, ya que no me dejaron dormir. Trataré de divertirme.)
—Lo que pasa, es que me molesta que te me quedes viendo. Así que deja de hacerlo—Le exigí, pues no soportó esa forma tan altanera, para dirigirse a mi persona.
—¿Y cómo sabes que te estaba observando, acaso tienes pruebas?
—Sí, mi amiga Sango dijo que no me quitabas la vista de encima.
—Pues déjame decirte que tu amiguita es una ingenua, al igual que tú, ¡Niñita!
—¿Qué has dicho? ¡Uy! Mira, traté de ser amable contigo, pero solamente te la pasas quejándote. La verdad, es que no se cómo Miroku te soporta. ¡Eres un gruñón! Oh, sí, casi lo olvidaba, ¡Sango me dijo que sólo mirabas hacia mi trasero!¡

Sí, lo sé, eso no estuvo bien, agregando que es completamente mentira, pero debe de aceptar que él es un gruñón, maleducado.

—¡Para que veas que sí tengo pruebas!
—¿¡Que miraba tu trasero!? ¡Niña insolente, déjate de tonterías! Que miraba su trasero, por favor, ¡Feh, mira pequeña idiota, puede que sólo me la pase quejándome, y que sea un gruñón como tú lo mencionaste, pero por lo menos no pienso que soy la persona más “Deseable” del mundo, con su trasero bien formado, o lo que llegues a tener con tu cuerpo, lleno de silicón.

—¡Eres un idiota! ¿Lleno de silicón? Para que sepas, todo es natural.
—Y tú una estúpida ignorante.—terminó por gritarme aún más.
—No más que tú—Me defendí en un tono aún más superior.
—No, de verdad, eres la persona más ignorante que he conocido en toda mi vida—respondió llevando una de sus manos hacia su rostro.

—¿¡A qué te refieres, bobo?
—¡No finjas!¡ ¿Acaso no te has dado cuenta? —dijo con un tono de lógica.
—¿Qué, de qué? —le pregunté algo confusa, pues en realidad, no le entendía ni en lo más mínimo.
—Que soy una persona no vidente, ciego, no tengo ni la menor idea del cómo eres, ¡Niña tonta!¡

¡Oh, Dios mío! ¡Esta vez sí metí la pata, y hasta el fondo!


hola otra vez, espero haber dejado un buen sabor de boca.
a decir verdad este fic lo habia hecho con una amiga, pero por alguna razon ella lo abandono, y yo me vi en la necesidad de perdir que lo cerraran. La idea originalmente fue mia, y ahora vengo a seguirlo, espero que les guste.
Espero sus comentarios.


Edi 2015: Oh sí! Vuelvo para decir que seguire a pocos mis fic que por razones de estudios y otros asuntos ajenos, no pude. Pero ahora lo haré de a pocos :D
¡Yey! Pero iré editando desde el primer capitulo, hasta donde habia quedado. :)

 

Hola.​

Gracias por todos sus comentarios. Ya hasta me han puesto con muchas ganas de traerles rapidisimo la conti.​

Pero debo recordarles que parte del fic, lo escribí con una amiga. (en sus comienzos) así que este fue su cápitulo.​

Tambien, quiero pedir que porfavor, si quieren publicar mis trabajos en otro sitio que no sea FanFicLandia o FanFicEs, que por favor me pida el permiso adecuado. Esto lo hago para evitar contratiempos o malentendidos ^^​

Espero no haber incomodado a nadie ^^​

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Capítulo 2:​

“Un desastre” ​

Me quedé boquiabierta, no sabía qué hacer, o mejor dicho, no sabía qué decir. Sentí como si una serpiente viniera y me paralizara con su veneno, dejándome pálida, como muñeca de porcelana.

—Oye, ¿No vas a decir nada? ¿Acaso te vas a quedar ahí, como una estatua viviente?—dijo en un tono arrogante.

¡Ay! ¡Este hombre no tiene remedio!... Espera, ¿Acaba de mencionar que si me iba a quedar ahí? ¿Cómo una estatua? ¿Pero cómo sabe si me muevo o no, si se supone que es ciego?

—Ekjem... ¿No se supone que eres no vidente? ¿Cómo sabes que me he quedado sin mover? —Interrogué con cierta sospecha de que me estaba mintiendo.
—Es fácil, me lo acabas de decir. ¡Jeh! No mentira, lo que pasa es que tengo mejor oído que tú, así puedo sentir todos los movimientos que haces—me aclaró con un tono de superioridad—Así que si me gritas, me quedo sordo, y si sigues de gritona, quebrarás todas las copas y el espejo; y aunque seas la amiga de Miroku, tendrás que pagarlo, gracias a tus chillidos.

Al escuchar ese comentario, tuve claro que se enojó, debo admitir que esta vez, yo metí la pata.

—¡Ay! Ya me empiezas a gastar la paciencia con tu carácter, ¡Adiós! Y espero no volver a verte, ¡Tonto gruñón!—dije sacándole la lengua, y seguidamente alejándome de ahí bien furiosa, para luego seguir con mi trabajo más tranquila—

Me encontré con los muebles, que no estaba muy lejos de donde se encontraba Inuyasha, pero al menos, podría apartar la vista en él.

Estos eran de madera, por lo visto, eran de árboles muy finos y resistentes. En el mueble, estaba situado un televisor apagado, pero con cables de un “Play Station 2” conectado en él, por lo visto, creo que es de Miroku. También, se encontraba un florero, lleno de rosas rojas, muy bien cuidadas, creo que no tendré que cambiar esta parte.

Las paredes estaban pintadas de color verde agua... creo que le iría mejor un tono de color cian opaco... No, mejor un color piel, así combina con los marcos de los cuadros, que llevan un tono color café madera. Agarré mi libreta y empecé a apuntar lo que se me había ocurrido.

De pronto, sentí como si un escalofrío transcurriera por mis espaldas, como si de repente una fuerte cachetada se presentara en este sitio.

Espera... ¿Una cachetada? ¿A qué viene esto? Rápidamente me dirigí a donde provenía aquello, y lo que me encontré fue a Sango furiosa y a Miroku con una mano dibujada en su mejilla.

—¿Pero qué es lo que pasa aquí?—pregunte asustada—
—¿Que qué es lo que pasa? Lo que pasa, ¡Es que este depravado se ha atrevido a tocar una de mis partes íntimas!—exclamó una ofendida Sango, rojísima de la ira, y estaba casi echando humos por los oídos.
—Pe—pero es que mi mano está maldita, ¿Qué no ves? —Dijo Miroku, señalando su mano derecha, mostrando como si fuera cierto todo lo que decía—¡No la puedo controlar tras el accidente de niño con una mordida de un gato rabioso y negro!
—Ah, ¿sí? ¡Pues aprenda a controlarla! Tiene todo el tiempo del mundo—Mencionó mi amiga, alargando la última frase, haciendo cara de poca paciencia—
—¡Miroku! ¡Otra vez con tus mañas, nunca cambiarás!—Aclaró Inuyasha desde la sala.
—¿!Qué!? ¿!Ya se lo has hecho a otras!? Esto sí que no te lo perdono, ¡ADIÓS! Tengo asuntos mucho más importantes que resolver—dijo recogiendo sus cosas, y dirigiéndose a la puerta — Lo siento Kagome, por dejarte sola, y desprotegida con este sinvergüenza, pero es que no soporto a gente como éste. ¡Nos vemos!—Concluyó diciendo lo último con una falsa sonrisa.
—Bueno Miroku—volví a ver a Miroku— emm... yo...
—Sí está bien Kagome, si gustas mañana venís a terminar el trabajo, por hoy vete a descansar, ¿Ok?
—Está bien, Miroku, muchas gracias. Entonces...me despido—Mencioné cargando mi bolso y guardando mi libreta, para luego dirigirme por dónde salió Sango—¡Hasta mañana! —me despedí mientras cerraba la puerta tras de mí.
—Oye Inuyasha, creo que quedaste embobado con la dulce voz de Kagome, ¿No?
—¡Feh! ¿¡Qué dices!? ¿Yo, de esa gritona que casi quiebra los vasos de vidrio con su desafinada voz? Te equivocas.
—Yo no pienso eso Inuyasha, creo que acaba de reparar las tazas que se habían quebrado del muchacho que cantaba en el Karaoke—se burló Miroku, tomando una taza y sirviéndose un té de manzanilla.
—¡Ah!, no sé cómo llegamos a ser amigos, a pesar de que tenemos diferentes gustos.
—Pues es simple, ya lo somos—me contestó Miroku, con una voz tipo inocente.
—Miroku... ¡YA HAS LLEGADO AL LÍMITE DE MI PACIENCIA!
—Ya, ya, Inuyasha, cálmate, que despertarás a todo el vecindario.
—¡Feh!—dije acostándome nuevamente en el sofá.

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Iba caminando, buscando a Sango. Se notaba que se había enojado mucho, y de lo ilusionada que estaba...

De repente, sentí como si una pequeña criatura se movía por mi bolso. Temí que fuera una rata al notar su tamaño, de lo pequeño que era... Rápidamente, la tiré al suelo.

Me acerqué lentamente a éste, y lo abrí, agarrando una rama que estaba tirada en el suelo, para matarlo en cuanto saliera. Pero lo más extraño, es que sólo vi una patita, pude notar que no era una rata, pero sí era una criatura bien pequeña.

Bueno, no tan pequeño como un ratoncito, pero perfecto para que entrara a mi bolso. Sacó su otra patita, y lentamente, su cabecita.

—¡Ay, qué lindo! —Susurré acercándome a éste, y sacarlo por completo.

Era la cosita más linda que había visto en mi vida. Sí, de eso estaba segura... ¿Pero qué era? Se parecía a un gato, pero…

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—Oye Inuyasha, ¿Tienes a Kirara por ahí?
—¿Kirara?, no ¿Por qué preguntas? —Mencioné temiendo lo peor—
—Inuyasha, no está en la hamaca que se encuentra en el balcón, donde acostumbra a tomar una siesta.

Luego, nadie dijo nada, pues oí cómo él de inmediato, se fue a buscarla por todos lados. Sentí el cómo él abría cada puerta y cómo la llamaba por su nombre. Buscó por la cocina, subió hasta el segundo piso a buscarla, pero nada.

—Lo siento Inuyasha, pero no la encuentro.
—¿¡Qué!? No me digas. ¡Diablos! Tenemos que encontrarla. Si tu abuelo se entera de esto, de seguro que nos matará.

Luego, se me ocurrió una grandiosa idea... o al menos eso era lo que yo pretendía.

—Oye, ¿Por qué no pegas papeles por todos lados, mencionando que ella está perdida? Y en él pones nuestro número de teléfono, para que así puedan contactarnos, si es que la encuentran.
—¿¡Eso!? ¡No, tonto! ¿Crees que nos lo van a dar? De seguro que si la encuentran, la venderán, y Kirara es única en el mundo, así que nos la cobrarán por un alto precio—Confirmó Miroku, con un tono muy preocupado.
—¿Y cómo por cuánto crees?
—Más de diez mil millones de dólares. Recuerda que Kirara tiene más de 500 años, participó en las dos guerras mundiales, la hemos tenido de mascota preferida de generación en generación. Inuyasha, no podemos romper esa cadena.



Bueno, espero que les haya gustado apezar de que fuera tan pequeña, ya que mis cápitulos no suelen ser asi, pero les garantizo que el próximo será más larguito.

Atte: Mikura 700

Post: al principio de todos mis post y al final los escribo con otro tipo de letra para que no se confunda con el fic.
Para que no hayan confuciones jeje XD