UN ÁNGEL DE VERDAD A veces las personas reconocemos el valor de la otra cuando no están, ¿algún día será diferente? Capítulo 1: el comienzo del verano Como un artista de la calle, he trabajado y he continuado viajando, gane dinero. En un pueblo me salí del bus…con un paso sentí debajo la tierra caliente y me sentí confundido en frente de mi… Viendo hacia el cielo… El cielo era brillante…de verdad, muy brillante…cerré mis ojos… El joven estaba haciendo una demostración a un par de niños de su talento, el cual era manejar un muñeco, aunque este se movía por su cuenta. — Mira bien, mi niño…haré esto sin trucos, hilos o baterías…de la nada, ¡se mueve! ¿Qué tal eso? ¿Asombroso verdad? ¿Sorprendente verdad? Bueno, entonces cuando terminen de mirar…páguenle a su querido onii chan… Pero esos niños no respondieron de la forma esperada y uno de ellos le pego flor de patada al muñequito. — ¡¿Qué?! — Se sorprendió el marionetista con la reacción del pequeño discípulo de Messi — ¡Demonios! — después del fallido intento por sorprender a esos crio, el joven viajante se fue hacia una playa a meritar un poco lo sucedido — Tener mi infancia pateada así como así…me hace cansar de buscar, estoy gastado tanto de cuerpo como de espíritu…que mal sueño…o tal vez fue realidad… La realidad que mientras el joven descansaba en la playa, una adorable ancianita por compasión se acercó a él y le ofreció comida más precisamente una bola de arroz, que por el tamaño que tenía parecía un balón de futbol, en fin, todo fue a causa de una impresión de indigencia que tuvo la señora para con él, aunque muy errar no estaba realmente. — Eso me sorprendió — recordaba el joven a la señora mayor — gracias por la comida doña — él comenzó a ingerir su alimento como si fuera la última vez que pudiese hacer, mientras una persona detrás suyo lo miraba detenidamente y se le acercó. Una hermosa chica de largo cabello celeste cielo y hermosos ojos verdes claros lo miraba fijamente parándose al lado suyo. — Ese es un gran onigiri (bola de arroz) ¿está bien que comas eso sin una bebida? Si quieres, puedes beber esto — la chica que parecía ser bastante joven le ofrecía una caja de jugo al cual el chico acepto sin chistar. — Gracias… — solo atinó a decirle. — Este es mi favorito…jugo de la máquina expendedora de la tienda de Kuramoto-san. Sabes, es el único lugar donde se puede conseguir — comentaba ella mientras quitaba la pajita para beberse el suyo. El chico estaba algo extrañado de la situación, más que ni sabía quién era esta chica tan amable. — ¨ Todo lo raro…extrañas cajas de jugo… ¨ — mientras él se lo bebía un gustito algo peculiar le hizo escupir repentinamente lo tomado. — ¡¿Qué?! — la chica algo asustada veía como el joven escupía esa bebida que para ella era deliciosa. Mientras el muchacho leía que en la caja decía concentrado lo que le hizo estrujar la caja. — ¿Qué haces? — pregunto ella al ver que desperdiciaba su delicioso jugo. — ¡¡Eso es lo que quiero saber!! ¡¿Acaso me crees un tonto?! ¡Quien bebería este jugo de pulpa en este tipo de estación! La chica que no lo entendía del todo, seguía bebiendo de su cajita de jugo saboreándolo de la mejor manera posible. — ¡También puedes tomar el mío! — el joven no queriendo ser descortés con la muchacha, le devolvió la caja de jugo para que le diera el provecho necesario al mismo. — Ga…gao… — respondió la chica diciendo eso extraños sonidos y tomando de las pajillas de ambas cajas se los bebió de un saque — ¨ Incluso así es delicioso ¨ — Tú eres…de aquí, ¿verdad? — le pregunto el joven comenzando una conversación. — Sip — ella en cambio no daba demasiada charla, por lo que el chico entendió que esto costaría un poco más de lo pensado para entablar una conversación normal. — Si eres de aquí, deberías saber bien…si había algo… ¿Cómo un muñeco viejo hecho a mano por aquí? — al chico aun le preocupaba del muñeco que el niño le había pateado. — Yo te mostrare los alrededores ¿ok? — se ofrecía ella alegremente y él pensando que de esta manera encontraría lo que buscaba le siguió la corriente. Y ya dentro del pueblo… — Y…esta es la tienda en donde compré el jugo, la tienda de Kuramoto…la tienda de Kuramoto es increíble, pan y caramelos…aquí tiene de todo… — la alegre chica le mostraba los alrededores como le había prometido, aunque el joven no estaba muy contento. — ¨ Qué… ¿Qué estoy haciendo? Finalmente, tengo a alguien que me muestre los alrededores mientras habla…pero aún no he encontrado mi muñeco…esto esta mal… ¨ — Y…este es… Desde una escondida colina se podía ver casi toda la ciudad e incluso el inmenso océano que decoraba ese maravilloso paisaje. — ¿Me estas mostrando el centro de la ciudad? — En verdad es asombroso… — ¨ Por ahí está la parada de autobús…por aquí debería estar el lugar donde cayó, pero, ¿cuán lejos habrá llegado? ¨ — el joven necesitaba encontrar su muñeco, que casi había sido un compañero de ruta durante sus largos viajes, así que decidió adentrarse a la ciudad para buscarlo, ignorando por un instante a la chica que lo acompañaba — ¨ Muy bien…iré y buscaré por el lugar…¨ — Oye… — la chica lo veía irse sin darle importancia a ella — oye… — continuo llamándole sin que él la escuchara — ¡Oye! — esta vez le grito con fuerza y le sujeto del brazo asustándolo como a un niño después de ver la película de martes 13. — Guaa… ¿Qué? — ¡Juguemos! — le dijo la chica contenta. — ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! — Veras…ayer y hoy estuviste durmiendo cerca de la costa…así que hoy…pensé que tal vez tenías algo de tiempo libre…Me sentaría cerca de ti cuando estés dormido…mirando hacia el océano, y ver un….momento…a un niño y a una niña jugando juntos felizmente…se vería muy divertido…y pensé querer jugar de esa forma… La chica seguía soñando despierta con las cosas divertidas para ella en donde el joven la acompañaba. — Brillando bajo el sol…la playa reluciendo…al atardecer jugaríamos hasta que sea hora de regresar a casa…y diríamos ¨adiós¨ y ¨nos vemos¨ y entonces, al día siguiente, decir de nuevo, ¨buenos días¨ y repetir eso una y otra vez…durante todas las largas, largas vacaciones de verano…quería hacer memorias divertidas y atesorarlas en mi mente…eso…en verdad es amistad, ¿no? Sip…en verdad es amistad, ¿no? El joven se quedó mirándola seriamente por unos instantes. — Muy bien…entonces juguemos a las escondidas. — ¡Bien! — dijo la chica alegremente. — Pero, ¡tú cuentas! Seré el primero en esconderme. Cuenta del 1 al 100 y has tu mejor esfuerzo. — Lo haré — respondió ella con entusiasmo y se acercó a un árbol para comenzar a contar. Pero el joven la había engañado y ni bien ella comenzó el conteo, él salió huyendo de ahí. — ¨ Hasta nunca, chiquilla…como si quisiera quedarme. Aun cuando no he encontrado a mi muñeco, no jugaría con una persona tan extraña…hoy en día los niños ni siquiera hacen eso…chica rara. ¨ El joven luego de alejarse siguió buscando su objeto perdido. — ¨ Esto es malo…ni hay rastro… ¨ — exclamo mientras buscaba entre el pasto — ¨ Quizás se confundió con la basura y fue tragado por el océano…¨ — la luz del sol se iba disipando y sus esperanzas de encontrar el muñeco también — ¨ Ya se está oscureciendo…me pregunto, ¿Qué hare? Hacer todo un revuelo por un muñeco que ni siquiera puedo encontrar. ¨ Mientras se recostó entre la hierba casi resignándose en su búsqueda, la muchacha rara se le aprecio nuevamente dejándolo sin palabras. — Genial, ¿Dónde te habías escondido? — le preguntaba ella a la vez que se quitaba la transpiración de su frente — Himeko no podía encontrarte en ningún lado…Himeko estaba en problemas…y pensé que tal vez…fuiste al centro de la ciudad…pero, te pude encontrar… — dijo sonriéndole — ¡Himeko-san es genial! Cada vez le resultaba más difícil de entender la mentalidad de la chica, pero en el fondo algo le agradaba de ella al joven viajero. — ¨ Esta pequeña… ¨ en verdad no estaba jugando. — ¿Eh? — Estaba buscando algo, es un muñeco más o menos de este tamaño — respondía el joven calculándole la medida de su objeto perdido — Y estoy tan preocupado que no tengo tiempo para jugar. — ¿Tanto así? Ya veo, entonces te ayudare a buscar — se ofreció la chica por su propia cuenta — Ah…jugar con muñecas también es divertido — la chica buscaba el objeto perdido mientras trataba de entablar una charla con el joven viajero — Te mostraré nuestra casa…aunque solo tenemos dinosaurios. — No quiero jugar — respondió fastidioso por no encontrar su famoso muñeco. — Ah…lo he encontrado… — ¿En serio? — los ojos del chico se abrieron de sobremanera contento de hallarlo pero… — Señor insecto — la pequeña solo había encontrado una mosca. — ¡Te estas burlando! — elevo su voz con algo de enojo. El día estaba llegando lentamente a su fin, y el joven lloroso comenzaba a lamentar una perdida que quizás era ya inevitable. — Aaaahh…nooo…ya se acaba el día…y si no lo encuentro después del atardecer, será peor…¨ ¿y que será de mi cena? ¨ Su llanto continuaba, pero no notó que la chica hizo algo extremadamente temerario sin pensar. — Ah… — quedo perplejo al ver lo que estaba por hacer la muchacha. Ella sin decir nada, se metió un poco más allá de la orilla del océano donde estaban parados y casi al momento, la chica salió del agua con el famoso muñeco en sus manos. — Eso sí que estuvo cerca… — dijo la chica dándole el muñeco a su joven dueño — casi fue tragado…esto es, ¿verdad? ¿Tu muñeco? — Ah, claro — a esas alturas él no sabía que decir. — Gracias a dios…que lo encontramos…ahora podemos jugar, ¿verdad? — de nuevo ella le hacía esa petición sonriente y con esa extraña luz que emanaba desde su interior. — ¨ Solo para jugar conmigo, esta chica desesperadamente busco en el pueblo e incluso se metió en el océano…¨ Tú… me salvaste, gracias — era lo mínimo que odia decirle. — No fue nada — le dijo apenada. Ya con su herramienta de trabajo, el joven se pondría manos a la obra. — Ahora sí, ¡ganaré el dinero para la cena y luego juagaremos! — Pero el sol ya se ocultó… mi uniforme esta húmedo… ¿podemos jugar mañana? — ¿Venir de nuevo? — no tenía demasiada ganas de hacerlo, pero lo peor de todo para el joven era su apetito y el chillido de su estómago, que sonó frente a ella sin poder para desapercibido. — ¿Tienes hambre? ¿Quieres comer ramen en mi casa? — ¿Puedo ir a comer algo de ramen? ¿Puedo? — Sip — dijo ella nuevamente con su hermosa sonrisa que parecía ser característico a su personalidad — Soy Himeko Hitarashi, por favor llámame Himeko. Y así esta curiosa relación entre estos dos chicos comenzó. Fin del capítulo 1