Tsumetai - Alone -

Tema en 'Relatos' iniciado por BlackRose, 31 Enero 2012.

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    BlackRose

    BlackRose Iniciado

    Géminis
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    10 Enero 2012
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    12
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Tsumetai - Alone -
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    761
    El timbre había sonado, estaba sentado con ella en una esquina olvidada de la escuela, no pude evitar contarle, decirle que ya no soportaba tanto dolor, tanta soledad.

    — Sé que te dije muchas veces que soy fuerte, y que lo que digan no me afecta pero… yo no estoy bien.— le dije con la cabeza gacha.

    — ¿Por qué no me cuentas lo que te pasa? ¿Soy tu amiga verdad? — pregunto molesta sacudiéndome del hombro.

    — Es que guardo mucho odio, mucho rencor… no soporto que todos me miren y hablen de mí a mis espaldas, nada saben sobre quien soy. Se ríen porque jamás sintieron lo que yo. — le comente deprimido, sin poder verla a los ojos como acostumbraba.

    — ¡Mira!, no quiero verte triste, aquí sentado en un rincón viendo pasar el tiempo… ¿Qué ganas con eso?

    — Sé bien que no gano nada, quizá solo este perdiendo mi tiempo, pero que otra cosa podría hacer, no quiero la amistad de esas personas tan falsas, en este lugar estoy mucho mejor. — refute levantando la mirada al cielo.

    — Sé que las cosas no van a estar bien en todo momento…

    — No lo digas… mi familia no me entendería y al final estoy solo. — acote interrumpiéndola.

    — ¿Solo? No te olvides que yo voy a estar siempre, puedes contar con migo para lo que sea— dijo con una gran sonrisa levantándose del suelo.

    — ¿Contigo? Me cuesta hasta decirlo ya, pero moriste hace tiempo… siempre vas a estar en mi corazón, mi única amiga, la única persona que me comprendía. — le conteste entre lágrimas.

    — Perdón, pero nunca te dejare solo… créeme— luego de decir eso, pude ver como ella se desvanecía en frente de mis ojos, como si un cristal se hiciera polvo y este volara con el viento. Tenía que aceptar la verdad, ya no había nadie a mi lado y el timbre sonó. Mis compañeros de curso se acercaron a mí, es raro que a los diecisiete años de edad se pueda ser tan mediocre, tenía el vivo ejemplo en frente de mis ojos.

    — Escucha, es gracioso verte hablar solo por un tiempo, pero ya me da vergüenza ajena, ¿Por qué no te comportas como una persona normal y dejas de dar asco? — dijo uno de ellos mientras los demás confirmaban su opinión con la mirada. Una espesa niebla comenzó a recubrir todo a su paso, con ella un imparable frio que se hacía más fuerte a cada segundo, todos empezaron a gritar, no podía ver absolutamente nada, solo atine a tirarme al suelo con la cabeza en el piso. El miedo me tenía completamente dominado, me arrastraba para intentar escapar pero no podía encontrar una salida, todo se veía borroso.

    — Gracias por acompañarme a mi casa — dijo con una gran sonrisa, se trataba de ella, Amy, mi amiga… estábamos caminando juntos por el sendero de un parque en el medio de la noche, iluminados por la luz de la luna que se lucia sobre nosotros.

    — Tengo que decirte algo muy importante…— le dije mirándola a los ojos y tomándola de las manos, una fuerte brisa nos despeinaba, detrás de mí vi como salía un grupo de pandilleros, nos empujaron separándonos, escuchaba sus gritos desesperantes recorriendo ferozmente mis oídos, mi corazón latía rápidamente, cada segundo se hacía eterno, pude ver que uno de ellos estaba armado y corrí hacia ella. De nuevo esta niebla recubrió todo, ocultándonos en su penumbra.

    — Ya no podemos hacer nada… solo queda esperar — esta vez se trataba de un doctor que hablaba con alguien, no podía distinguirlo, todo estaba borroso, una luz ilumino la habitación, me encontraba en algún hospital, recostado sobre una camilla.

    — Esto fue mi culpa — susurro ella tomando mi mano, la voz de Amy… una de sus lágrimas callo sobre mí, no podía moverme, pero sentía el dolor que sufría al verme así, como todo se hacía más pequeño hasta estar completamente oscuro.

    — No me dejes sola…— me dijo nuevamente ahogada en llantos, fue lo último que recuerdo de su voz. Pero ahora lo sé todo, lo que paso aquel día en el parque. Corrí hacia ella y la abracé, dispararon contra mi quizá más de una vez, pero a Amy no le paso nada, fui yo quien murió aquel día, fui yo el que quedó atrapado en los recuerdo evitando la realidad, cuando caí tendido en el suelo, lo hice con una sonrisa sabiendo que se encontraba bien, me gritaba sollozando, ya no podía escucharla… hundido en el mar de mis lamentos deje este mundo.

    — Jamás te lo pude decir pero, siempre te voy a amar…
     
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