La ciudad de Tsu es la capital de la Prefectura de Mie. Se le conoce principalmente por ser una ciudad muy supersticiosa; los locales están acostumbrados a contar historia de fantasmas debido al abandono del Barrio Antiguo de la Ciudad. La mayor parte de la población vive en el Barrio Moderno, sólo quellos que no quisieron despegarse de sus propiedades o fueron demasiado pobres para mudarse, permanecen en el Barrio Antiguo; junto a varias casas abandonadas, un santuario que se dice maldito; pero un Shukusha (hostal) muy ameno, que para evitar perder su clientela procura ofrecer entretenimiento variado. El puerto es un lugar que es frecuentado por los mercaderes; comerciantes y pescadores. Hay dos mercados; el primero tiene un Daruma gigante, y los vendedores de la zona se limitan a artesanías; aprovechando las leyendas que hay en la Ciudad, venden artesanías haciendo alegoría a aquellas historias. El otro Mercado parece un tanto abandonado; sólo aquellos que no han podido pagar una renta en el otro mercado venden aquí. Gobierno: Tsu está gobernado por Taisho Hachi; antes se le consideraba un tirano que deseaba que la Ciudad fuera tomada bajo protección Imperial. Después se reveló sus verdaderas intenciones, apoyando secretamente a los Minamoto y ahora los apoya abiertamente. Mercado Principal: Un viejo daruma de Piedra Gigante: Una piedra colosal que representa la suerte; los pescadores lo tocan antes de ir a sus embarcaciones. Nada crece bajo su sombra y se dice que un viejo artesano lo creó tras la muerte de su esposa; los locales creen que el alma de los dos se contiene en la piedra Barrio moderno: -En el barrio moderno; hay un santuario; la sacerdotiza Kawa Yukoshi propaga el rumor de un culto a un Dios de la muerte. -Cuartel militar: Se dice que hay un hombre loco atrapado allí; nadie recuerda cuando fue encarcelado. El mito dice que no envejece -Herbolaria: Bastante moderna; recibe únicamente a herboristas que puedan ostentar su fama. -Casa Feudal: Siempre cerrada a audiencias. Barrio antiguo: -En el barrio antiguo; el santuario está abandonado totalmente; la vegetación crece salvaje aquí; pues se dice que está maldito -Shukusha: Recibe a todos los visitantes que no son tan acaudalados para visitar el Oyaji del puerto. Ofrece gran entretenimiento. -Mercado: Prácticamente abandonado; podrás encontrar objetos baratos aquí, si es que encuentras vendedores. -Se puede ubicar por el número de casas abandonadas que hay por todas partes. Puerto: -Comercio: El dueño Kawa Taki decidió colocar su local en el puerto; pues los pescadores suelen ser aquellos que mas se emborrachan. Se dice que la taberna fue construída sobre viejas catacumbas. -Casa de Armamento: El lugar es simple pero con una hermosa vista al puerto de un lado; por el otro una desastroza vista al barrio antiguo. -Oyaji: El lugar predilecto para aquellos con suficientes monedas para pagar su estadía allí; el mejor lugar de la ciudad de Tsu además de la Casa Feudal; la cual no puede ser visitada.
Capítulo III 勇 Yu — Coraje Casa abandonada (Takeda; Takano; Ukita; Matsuda; Fuji; Kuroki; Kohaku; Mao; Misato; Natsu; Kenzaburô) Contenido oculto Habían llegado en la noche del 4 de Mayo; entraron sigilosamente a la ciudad de Tsu. A pesar de que Tsu era más grande que Nara, aún no está amurallada, por lo que sus entradas son fáciles de accesar, y sería aun mas sencillo si entraban por el barrio antiguo, ya que ahí había muy poca población. Al entrar sintieron que aquel lugar estaba completamente abandonado, nada se movía en aquel lugar; el viento sacudía un poco las lámparas que hace tiempo no eran usadas; Takeda los fue guiando hasta ingresar a una de las casas mas pequeñas de dicho sitio, obviamente también estaba abandonada. Takano y Ukita revisaron el lugar con sus manos en el mango de sus katanas, esperando que aquel lugar no fuera ya la guarida de alguien mas. Pero el lugar estaba vacío en su totalidad, no había muebles u ornamentos, sólo unos cubos de madera abandonados en lo que era el baño. En el piso y tejado de madera sólo había polvo y viejas lámparas rotas. Pero el lugar se podía considerar seguro. Era la madrugada del siguiente día; todavía permanecería Tsu en obscuridad por unas cuantas horas. Misato Natsu Kuroki Kohaku Mao Kenzaburô PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) Takeda Takano Ukita Matsuda Fuji PV= 100 Mal descansado (-5 en defensa) PV= 90 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 90 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 80 [Envenenado] Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) Takeda se recargó en una de las paredes mientras observaba que todos estuvieran presentes; los miró con seriedad. El frío en el exterior hacía que aquella pequeña casa contiviera todo su calor, sobre todo esto causó que los aromas de suciedad y sangre seca se acumularan. Haciendo la experiencia poco placentera —Necesitamos tomar un baño...— Ukita lo miró confundido, después pensativo —... Si salimos así a las calles a plena luz del día llamaremos mucho la atención — terminó de decir Takeda un poco ruborizado, tomando a todos por sorpresa. Fuji rió; provocando que Matsuda también lo hiciera. Ukita afirmó —Recuerdo que los pozos locales están en ambos santuarios; el mercado con el Daruma de piedra; y cerca del Oyaji en el Puerto— —En el baño hay cubos; podemos tomarlos para transportar el agua; o simplemente bañarnos frente al pozo y evitar tanto problema— Dijo Takano sin pudor —Podemos dividirnos; equipos de tres personas, si es necesario. Tres podrán ir al Santuario de este barrio; otros tres al Santuario del barrio Moderno; tres al mercado y dos podrían ir al último sitio, cerca del Oyaji. Por supuesto también está la opción de quedarse aquí; seguro a algunos les gusta apestar —la sutilieza de Takano era de admirarse. Contenido oculto Bienvenidos y Bienvenidas a Tsu! :3 rapuma Gigi Blanche Gigavehl Mori Kuno Vizard Insane Opciones por hacer antes de que amanezca: Están muy cansados; dormir en aquella casa no les ayudará a recuperarse; aún así pueden elegir descansar en la casa Tomar el baño sugerido; si es así elegir a compañeros que también quieran bañarse xD Los que tienen la posibilidad por su manutención; pueden irse al Shukusa a descansar adecuadamente (ahí podrán bañarse obviamente) Los que no tienen la posibilidad por su manutención; pueden ir a dormir al Shukusa pero se les cobrará la estadía (ahí podrán bañarse obviamente) Los que no tienen la posibilidad por su manutención; pueden ir a dormir al Oyaji pero se les cobrará la estadía (ahí podrán bañarse obviamente) Hasta el amanecer los negocios abrirán; no ncesitan ir a ellos ahora mismo.
Misato Aoyama El trayecto había sido largo y agotador, lo bueno era estar acostumbrada a este tipo de viajes. Inclusive ayudamos a unos agricultores con su problemas con bandidos, nada del otro mundo, era mi trabajo desde hace mucho tiempo y jamás me cansaría de hacerlo. Como se acordó entramos a la ciudad de Tsu en la noche, la ciudad según parecía era muy proclive a la superstición y el ambiente oscuro en si daba razón a tales creencias. Cuando todos vieron la casa abandonada como un lugar seguro decidí descansar un rato...claro descanso tenía muy poco, el lugar era horrible. Todos estábamos reunidos y mi mente divagaba por el cansancio, nadie parecía hablar hasta que Takeda rompió el silencio; necesitabamos un baño...pues era cierto, además deseaba remover las manchas de sangre en mi kimono, era horrible ver tal cantidad de manchas en el y el olor que desprendía. Entre Ukita y Takano daban opciones sobre la forma de tomar un baño, no pude evitar ruborizarme y ocultar mi rostro al escuchar la opción de bañarse en el pozo directamente. Eso sería demasiado. Siempre preferí la privacidad, ni siquiera me acomodaba con mi hermana menor a la hora del baño por lo que pensé en la opción de ir al Shukusha a descansar. —Emmm...creo que nunca tuve problemas con costear un Shukusha así que creo que iré a tomar un baño allá, además...—mostré entonces las manchas de mi kimono—necesito remover esto si no quiero llamar demasiado la atención— señale en un tono algo melancólico. —Si no les molesta partiré ahora mismo...espero verlos pronto cuídense por favor—me despedí atentamente con una reverencia, el Shukusha parecía no estar lejos por lo que esto sería un descanso fácil de tomar, por ahora.
Kenzaburô El lugar le daba mala espina, había que reconocerlo. Y es que la única cosa que me daba miedo a Kenzaburô era aquello a lo que no se podía matar. ¿Cómo dañas a algo que está muerto? Pero no dejó ver ese lado suyo, solo se limitó a caminar despacio y con una mano firme sobre su empuñadura. Miró a Mao; seguro la chiquilla reconocería su miedo o respeto a lo paranormal. El lugar que encontraron para descansar permanecía desierto, tan lúgubre como cualquier otra casa por la que hubieran pasado antes. Kenzaburô miraba las copas de los árboles esperando ver un demonio del bosque; esos seres extraños que raptaban niños y los devoraban. Le pareció ver algo en uno pero un búho le devolvía la mirada desde detrás de las ramas. Kenzaburô apuró el paso casi inconscientemente. Una vez dentro el espadachín relajó sus facciones y la mandíbula por fin dejó de estar en tensión. Afirmó a las palabras de Takano y miró a Mao. —Iré al santuario de este barrio. Oí que dicen que está maldito. —y en ese momento la joven Misato salía del lugar, indicando su próximo destino. —Procura no acercarte tanto a los árboles. —no lo dijo como amenaza; tampoco como si se estuviera burlando. Simplemente repetía lo que él conocía. Los demonios merodeaban cerca de los árboles. Kenzaburô caminó hasta la puerta y se quedó esperando. No iría solo al santuario maldito a bañarse.
Kohaku Ishikawa La noche anterior Ryouma había aceptado su capa para abrigarse y Kohaku lo agradeció profundamente. Una extraña alegría le entibió el pecho y le sonrió con una naturalidad diferente a la de la mera cortesía. Quizá fuera siendo hora de aceptar ese costado suyo, el que sentía felicidad por el simple hecho de cuidar a los demás, a los niños y mujeres. Como sus hermanitos y su madre. Descansar en el bosque fue difícil, aunque ya estuviera acostumbrado a la intemperie era la primera vez que debía convivir con una herida así. La idea le preocupaba y, a decir verdad, le resultaba difícil dejar de pensar en eso. ¿Y si se infectaba? ¿Y si levantaba mucha fiebre? ¿Y si algo ocurría en el camino y no podía utilizar su katana con normalidad? Al final, fue fútil. El trayecto hasta Tsu fue en gran parte pacífico y el altercado con los bandidos no le implicó esfuerzo alguno. Los adultos se habían encargado de ellos. Le dio mucha vergüenza aceptar las monedas de los aldeanos, pero insistieron tanto y se los veía tan empeñados que al final, a regañadientes y ligeramente sonrojado, cedió. Chiasa lucía casi divertida sobre su hombro y Kohaku le gruñó apenas audible, guardándose el dinero en el bolsillo. Llegaron de noche, a una casa que bien podía agradecer por conservar sus paredes en pie. El ambiente allí dentro estaba algo viciado y olía a humedad, pero no se pondría quisquilloso. Recuperó ligeramente los ánimos al escuchar la idea sobre el baño y se incorporó de golpe, inquieto. Kenzaburô había sido el primero en realizar su propuesta y Kohaku se le acercó, tan sereno y silencioso como siempre. Aunque el hombre no le provocara el profundo respeto que sentía hacia Takeda y los demás, sí debía reconocer que le resultaba... un poco intimidante. —Iré también al pozo del santuario. No creo que sean necesarias las cubetas. Le concedió una pequeña sonrisa cortés y se giró hacia Kuroki. —¿Quieres venir también? Contenido oculto is this el capítulo de relleno fanservice entre arco y arco?
Casa abandonada (Takeda; Takano; Ukita; Matsuda; Fuji; Kuroki; Kohaku; Mao; Misato; Natsu; Kenzaburô) Takano miró a Misato y entendió todo, como siempre había olvidado algunas diferencias —Si claro; que tengas un sueño reparador; este es nuestro punto de reunión al amanecer. No me hagan levantarme temprano para buscarlos individualmente— dijo mientras observaba a los demás. Kenzaburô había tomado una decisión mientras Takano sonreía ante lo que le decía a Misato — Y tu procura no caerte en el pozo— Fuji se levantó y siguió a Misato —yo también iré al Shukusha, prefiero gastar un poco de mis monedas para poder tomar un baño decente; Ryouma, ¿Nos acompañas?— dijo hacia Mao mientras besaba la frente de Matsuda el cual ya se había quedado dormido, sin importarle nada —Nos veremos al amanecer— le susurró a pesar de que este ya no respondiera. Takeda siguió a Kenzaburô y Kohaku ante aquella iniciativa —Un santuario siempre es mejor que mojarse frente a un mercado; por mas abandonado que este dice estar; además, podría dar una oración y también tomar un baño de incienso si es que el lugar aún tiene un poco— dijo mirando a Kuroki también —Matsuda ya no se va a levantar; tiene el sueño pesado, puedes quedarte con él o acompañarnos como sugiere Kohaku— —Pues yo iré al mercado— dijo Takano hacia Ukita, ignorando a Takeda; el cual sólo suspiró mientras este salía del lugar. Ukita afirmó hacia Takeda, en un diálogo que parecía haber sucedido en sus mentes únicamente debido al grado de amistad que ambos tenían. Ukita salió de la casa siguiendo a Takano, no sin antes observar a Natsu. La personalidad del chico era parecida a la suya, así que no habló, Natsu decidiría si alcanzarlos en el mercado o simplemente tomar su propia decisión. Misato Natsu Kuroki Kohaku Mao Kenzaburô PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) Takeda Takano Ukita Matsuda Fuji PV= 100 Mal descansado (-5 en defensa) PV= 90 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 90 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 80 [Envenenado] Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa)
Kenzaburô La cara de pocos amigos era una máscara; estaba agradecido de la compañía por ese siniestro lugar. Cuando Kohaku se colocó a su lado Kenzaburô miró con curiosidad a la ardilla de éste, que se paseaba de hombro en hombro. Alargó una mano para intentar tocar al animalito pero la sacó con rapidez cuando vio que la ardilla no gustaba de extraños. O eso o era él. Seguro era él. Hasta le pareció ver qué la ardilla llevaba dos de sus garras a sus ojos y le apuntaba con los mismos, como si lo estuviera vigilando. Kenzaburô sacudió la cabeza. Tenía sueño. Afirmó a Takeda, al parecer los acompañaría. Sólo quedaba esperar qué decía el niño para comenzar su recorrido. De soslayo observó a Mao. ¿A dónde iría?
Kuroki Fusatada Debía admitirlo, tenía miedo. Todo transcurrió muy rápido y para cuando la adrenalina se disipó. Las verdaderas emociones me invadieron, inclusive cuando hablé con Takano lo sentí algo grosero pues solo traté de hacerle compañía, pero al final solo musité un poco y me acosté ahí mismo, no estaba herido, por fortuna. Pero me preocupaban el mismo Kenza y Kohaku, pero por sobretodo Matsuda. Después todo fue rápido, el camino fue largo pero pacífico, hubo un ligero problema del que fui partícipe con unos bandidos, nos pagaron una generosa cantidad por el trabajo, aunque Kohaku de alguna manera no quiso actuar, no fue mayor problema, mas bien diría un pequeño entretenimiento ante el extenso viaje. Más tarde llegamos a Tsu, como habían dicho antes, se veía tan abandonado como si fuese un sitio fantasma, aunque claro, eso por el sitio que habíamos entrado, llegamos a una pequeña casa abandonada y no hubo nada, literalmente, aunque la pestilencia era notable, no estaba acostumbrado a vivir así, pero en parte ya estaba mentalizado que podría pasar por cosas así. ¿Veríamos algún día a Yamagata de nuevo? Dudoso, pero de alguna forma, tenía fe en que sí. Algunos se movilizaron, siendo primero Misato, revisé el dinero que tenía y me puse a pensar... ¿Podría hacerlo? Luego escuché a Kenza, seguido de Kohaku, para cuando este me miró, antes de que pudiese decir algo, Takeda se adelantó, miré a Matsuda y asentí. —De acuerdo, suena bien—. Sonreí mientras me incorporaba y me acerqué a ellos. >>No creo que sea un sitio desagradable, si ignoramos el tétrico escenario, claro—. Bromeé un poco tratando de aliviar la tensión del momento, claro que las heridas emocionales de Nara habían hecho su trabajo, pero había que ser fuertes. Al final, miré a Ukita, quién parecía quedarse con Matsuda, por lo que no dije más y solo esperé a cuando Takeda decidiese liderar el paso de nuevo, sonriendole amablemente a este último, aunque sabía que su cansancio seguramente era preocupante.
Casa abandonada (Takeda; Matsuda; Fuji; Kuroki; Kohaku; Mao; Misato; Natsu; Kenzaburô) Takeda no pudo evitar sacudir el cabello de Kuroki mientras aceptaba ir al Santuario —Vayamos entonces—Anunció a los aún presentes —Este es nuestro punto de reunión al amanecer; regresaremos antes después del baño para dormir un poco— avanzó hacia la salida. Fuji aún estaba dentro de la casa junto con Matsuda; Natsu y Mao. Misato se había adelantado. Misato Natsu Kuroki Kohaku Mao Kenzaburô PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) Takeda Takano Ukita Matsuda Fuji PV= 100 Mal descansado (-5 en defensa) PV= 90 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 90 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 80 [Envenenado] Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) Shukusha (Misato) Misato entró al Shukusha; estaba algo obscuro, era normal. Aquellas eran horas complicadas para que alguien siguiera despierto. Aún así alguien se asomó por la recepción, cargaba una lámpara que tintineaba por el fuego interno dentro de ella. El lugar a pesar de antiguo era muy lindo; el aroma era muy dulce, seguramente hace unas horas se había acabado el incienso que aromatizaba el lugar. —Bienvenida— dijo el joven mientras hacia una reverencia. La guió hasta su habitación, la cual era pequeña pero cómoda; indicó que para llegar a los baños debía cruzar el jardín Eso no era un jardín parecía conectar con parte del bosque fuera de Tsu; el camino estaba iluminado al menos; pero una densa niebla cubría los escalones haciéndolo poco atractivo a la vista. —Los baños se dividen entre hombres y mujeres; por el momento no están los empleados, ya están dormidos; por lo que no tendría agua caliente o con aroma— se inclinó en disculpa — Si desea podrá bañarse cuando el sol ascienda, a esas horas podrá tener un baño con agua tibia en lugar de helada— Santuario (Takeda; Kohaku; Kuroki; Kenzaburô) Caminaron por las calles desoladas del barrio antiguo, el aura de aquel sitio se sentía pesado; algunos sonidos de cigarras se escuchaban fuertemente, a pesar de estar lejanas. Pero cualquier sonido no se comparaba con lo que escuchaban en ese instante; un llanto, muy ténue; no sabían de donde provenía. Siguieron avanzando siguiendo a Takeda, quien buscaba la entrada a aquel lugar; no conocía esos sitios como lo hacía Ukita o Takano, así que les llevó un par de vueltas; varios sonidos extraños incluyendo aquel llanto, hasta llegar al santuario abandonado. El sitio parecía destruído, la madera corroída y carecía de los ornamentos característicos, no era un sitio ameno como lo era el Santuario en Nara. El pozo estaba a un lado de la entrada, si a eso se le podía llamar entrada. Takeda se asomó para revisar si aquel sitio seguía siendo un flujo de agua dulce; lo era. Y a pesar del abandono aún poseía un techo de paja, evitando que contaminantes de los árboles o del mismo santuario dejaran residuos en el agua. Tomó el cubo amarrado al techo; olía a humedad, pero funcionaba; esto lo alegró. El llanto paró; dejaron de escucharlo. No sabían si esto era mas recomfortante o aún mas tétrico. —Bien; el agua es perfecta, si consideran que está helada. Eso fortalecerá sus músculos y podremos dormir tranquilos— dijo recogiendo agua del pozo; jalando una cuerda haca él subiendo el cubo lentamente; el pozo era profundo, indicando que aquellas aguas fluían muy por debajo de la ciudad. El sonido los alertó; Takeda dejó caer el cubo de nuevo al fondo del pozo, se escuchó el agua lejana. Mientras todos colocaban sus manos en el mango de sus katanas. Frente a ustedes había una mujer, todos dudaron si lo que veían era una ilusión, un fantasma... un enemigo. Pero de algo estaban seguros, la música y aquel llanto que escucharon tiempo atrás provenía de ella; y el aura de su precencia era denso; muy extraño. Contenido oculto: mujer misteriosa
Kohaku Ishikawa El grupo de los cuatro hombres se había encaminado hacia el santuario abandonado. Kohaku le echó un último vistazo a Fuji junto a Matsuda antes de seguir a los demás. Sanaría el veneno corriendo por sus venas, estaba seguro de ello. Aquella zona de la ciudad era ciertamente tétrica, en especial de noche. El silencio se oía casi premonitorio de un desastre y Kohaku, aunque no tuviera razones reales para ello, se mantuvo alerta a lo largo del camino. Los recibió una construcción antaño sagrada, ahora corroída por las inclemencias del tiempo y el abandono. La madera húmeda olía a moho y los escalones chirriaban bajo el peso de sus cuerpos. Había algo ominoso en la atmósfera de aquel lugar que no terminaba de agradarle, mas lo dejó estar. Nunca había sentido un especial temor por las historias de fantasmas y no eran, en aquel momento, su principal preocupación. Asintió aliviado ante las noticias del agua limpia y había comenzado a caminar hacia el pozo cuando una extraña música danzó entre la brisa modesta, por sobre el silencio. El ruido de la cubeta lo sobresaltó y se giró en redondo hacia los demás, divisando entonces a... ¿una mujer? Estaba llorando, y la música parecía provenir de ella. ¿Qué estaba pasando? Era extraño, pero no creía en historias de fantasmas. Jamás lo había hecho, ni siquiera cuando sus hermanos habían intentado asustarlo con ello. Lo que más le atemorizaba eran los hombres de verdad. Decidió adelantarse unos pasos hacia la mujer, pero siempre manteniendo una distancia prudencial. Podría ser una trampa de algún tipo. —Disculpe, señorita —murmuró precavido, como si temiera asustarla—. ¿Le ocurre algo?
Kuroki Fusatada Reí ante la sacudida de pelo, extrañaba ver a Takeda así, aunque fuese un poco. Por lo que miré a los que se quedaban atrás y después empecé a seguir los pasos de Takeda. Poco después llegamos al santuario, todo el trayecto, incluído este sitio era... incómodo, el llanto del fondo solo empeoraba el ambiente, pero igual luché por ignorarlo por completo. Después de todo, seguro era... Un fantasma, si, claro. Como si existiesen. El resto de las cosas pasaron, dimos un par de vueltas hasta que nos ubicamos y se halló el pozo, Takeda habló y asentí ante lo que nos decía. El llanto paró, y me puso un poco más tranquilo, aunque tenso. Hasta que una caja musical sonó y me giré estrepitosamente con ellos, poniendo mi mano tenso en mi katana, nervioso. Luego miré a Kohaku, tratando de frenarlo. —Kohaku no, espera. Solo... Hay que estar atento a los alrededores—. Susurré para que me escuchase, no solo Kohaku, si no Kenza y el propio Takeda.
Mao La niña era consciente del miedo a lo sobrenatural de Kenzo, miedo que ella apenas poseía, pues temía más a humanos o animales peligrosos. Desde el momento que entraron en Tsu, hasta que empezaron a hablar sobre dividirse en grupos, Mao estuvo al costado de Kenzaburo. "Estamos juntos en esto" le susurró en un momento, en un intento de trasmitirle confianza. La idea de acompañar a Kenzaburo al santuario no le desagradaba, es más; hubiera preferido eso, porque la necesidad de protegerle las espaldas era demasiado constante... pero resultó que les acompañarían Kohaku, Kuroki y Takeda; ya eran demasiados hombres, no era opción acompañarlos. Para suerte suya, Fuji le ofreció ir al Shukusha, a lo que accedió con la simple acción de trasladarse a su costado. No le pasó desapercibida la mirada de Kenzo, seguramente preocupado, aunque el sentimiento era mutuo. Miró a Kohaku y Kuroki. —Cuídense las espaldas, un lugar abandonado siempre es peligroso —comentó con seriedad—. Túrnense, unos se bañan mientras otros vigilan, es la mejor opción—. Recordaba que eso solía hacer con Kenzo cuando encontraban un lago o río; uno se bañaba mientras el otro vigilaba los alrededores y las pertenencias, para evitar robos o emboscadas. Aunque tal vez lo dicho era demasiado obvio. >>Voy con usted, señorita Fuji —dijo en cuanto volteó a verla, con una leve sonrisa. No importa que fuera un Shukusha; lo mejor era ir acompañadas, hasta en las posadas podían ocurrir eventos desafortunados.
Shukusha (Fuji; Misato; Mao) Fuji se fue acompañada de Mao; ambas llegaron al Shukusa dónde un joven regresaba a la recepción de aquel lugar. A pesar de antiguo era muy lindo; el aroma era muy dulce, seguramente hace unas horas se había acabado el incienso que aromatizaba el lugar. El joven estaba sorprendido; serían tres clientes aquella madrugada —Bienvenidas— dijo imitando su anterior comportamiento. Las guió hasta sus habitaciones, ambas eran pequeñas pero cómoda; indicó que para llegar a los baños debía cruzar el jardín y las guió a la puerta que conectaba al jardín con los baños. Eso no era un jardín parecía conectar con parte del bosque fuera de Tsu; el camino estaba iluminado al menos; pero una densa niebla cubría los escalones haciéndolo poco atractivo a la vista. —Los baños se dividen entre hombres y mujeres; por el momento no están los empleados, ya están dormidos— se inclinó en disculpa de la misma manera que había hecho con Misato, quien estaba allí observando el jardín en la entrada — Si desean podrá bañarse cuando el sol ascienda, a esas horas podrá tener un baño con agua tibia en lugar de helada, pero pueden usar las instalaciones si así lo desean— El joven se alejó regresando a la recepción dejándolas únicamente con las luces del jardín. Fuji las observó, después miró a aquellos escalones —¿Tomarán un baño ahora?— Preguntó insegura, su voz no era baja; olvidando que aquel lugar es un lugar para aquellos viajeros cansados que seguro estaban durmiendo. Podría despertar a los presentes. Misato Natsu Kuroki Kohaku Mao Kenzaburô PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) Takeda Takano Ukita Matsuda Fuji PV= 100 Mal descansado (-5 en defensa) PV= 90 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 90 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 80 [Envenenado] Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa)
Natsu Gotho Estaba cansado, adormecido y apestaba a sangre seca. Necesitaba urgentemente un baño. Sin embargo, se quedó un rato escuchando las indicaciones de que debía volver al amanecer, eso haría, no es como si tuviese algo más importante por realizar en el transcurso de la próxima mañana. Sujetó su abrigo y se encaminó a una distancia prudente de la mujer, y las dos niñitas, dirigiéndose a un digno sitio donde podría asearse y dormir plácidamente. Entre el viento frío de la noche llegó luego de unos minutos después de las conocidas, ingresando y denotando al joven recepcionista del sitio. —¿Dónde están los baños? —cuestionó cortante, quitándose la boina de la cabeza, dejando que su negro cabello rebelde recibiera un poco de aire. Agua helada o hirviente, cualquiera sería bien recibida luego de una misión tan precaria.
Mao En Shukusha Mao siguió en silencio a Fuji, volviendo a su seriedad tras la sonrisa. No soltó el mango de su katana hasta que llegaron a la posada, siempre atenta a los sonidos de su alrededor, dispuesta a defender su acompañante de cualquier amenaza. Agradeció con una pequeña reverencia la atención del joven, escuchando poco después la pregunta de Fuji. —Uhm —. Entrelazó sus manos mientras bajaba la vista al suelo. Podría bañarse de día, con agua cálida, pero...— Yo quiero darme un baño ahora —decidió, pues quería estar lista lo antes posible, para poder dejar cuanto antes la posada. >>¿Y ustedes?, ¿tomarán un baño ahora o después? —cuestionó intercalando la vista entre ambas.
Misato Aoyama Una vez llegué a la posada fui recibida por el dueño de la misma, sin problema alguno permitieron mi paso a pesar de la hora. Agradeci al joven que me mostraba el lugar e indicó el lugar exacto del baño, avisando que los baños aromáticos no estarían disponible hasta la mañana, qué pena, justo deseaba un baño tibio pero pensé que era mejor apresurar la marcha; Takeda aguardaba por nosotros y no debíamos hacerle esperar Estudié detenidamente el jardín iluminado que transmitía una atmósfera misteriosa, recordé entonces la advertencia del señor Kenzaburo, supuse que es alguien muy ligado a creencias de leyendas sobre demonios y esas cosas. No era de creer en fantasmas aunque de niña disfruté de sus historias. Mi único temor era que algún invitado inesperado se atreva a interrumpir mi relajante baño. —Ah...si gustan acompañarme sería fantastico—acepte de buena manera Fuji debía estar muy agobiada por lo de Matsuda...sentí que debía hacerle compañía. —¡Vamos luego de esto despertaremos como nuevas!—les invite una vez más mientras marchaba hasta los baños.
Shukusha (Fuji; Misato; Mao; Natsu) El joven en la recepción miró a Natsu extrañado —Bienvenido— dijo haciendo una reverencia; se veía que ya quería descansar, era la tercera vez que hacía el recorrido; le pidió que lo siguiera, no estaba enojado, estaba intrigado de tantas personas a esa hora; primero le mostró su habitación; después lo guió a la entrada que daba hacia el jardín —Los baños se dividen entre hombres y mujeres; por el momento no están los empleados, ya están dormidos; por lo que el agua estará fría— dijo disculpándose —Si espera a la mañana habrá agua caliente y aromática y evitará recorrer el jardín con esta niebla— allí seguían Fuji, Mao y Misato. El recepcionista se despidió de todos con una reverencia. Fuji afirmó y miró a Mao y Misato; no podía ocultar que tenía miedo —Un buen baño siempre es mejor antes de dormir, nos relajará. Siempre y cuando no pase algo raro allá dentro—observó a Natsu que acababa de llegar; si el tomaba un baño estaría solo —No bajen la guardia— Lo decía Fuji, quien portaba tres katanas en su cintillo. El Shukusha no era demasiado grande; posiblemente constaba de diez habitaciones mas otras dos para el personal; era mas grande aquel jardín junto con los baños que la misma estructura de aquel hostal. Los pasos se escuchaban y el ir y venir de los nuevos clientes hicieron que algunos de los antiguos se despertaron molestos; aún no se asomaba el sol, eran horas dónde todos deberían estar durmiendo y no platicando en los pasillos. La primer persona en despertarse con un grito estridente fue Suzume aquellos sonidos eran muy extraños y por su cobardía pensó que se podría tratar de fantasmas o de nuevo sería Miko rondando y siendo extraña como siempre; se abrazó con las telas para cubrirse. El la habitación contigua estaba Yuzuki quien se despertó por el grito, alertándola tomando su katana; de la misma manera sucedía con Heya y Hideyoshi este último no tomó su arma, simplemente se despertó alarmado. No sabían quien estaba haciendo ruido dentro del Shukusha, y por unos instantes maldijeron haber entrado a aquel lugar dónde no dejaban descansar como era debido. Contenido oculto :3 John Whitelocke Yáahl Yukionnatifa OneMoreee Bienvenidos al rol!!!! *-* la espera ha terminado! Se encuentran en el Shukusha (hostal) es aproximadamente la 1:00 am así que es madrugada y aún no hay sol; el cual saldrá en unas horas. Es tiempo de que sus personajes se despierten. Pueden rolear como ustedes gusten; les recuerdo que no podrán utilizar objetos descabellados en su narraciones ni podrán crear diálogos de interacción con algún personaje. Sólo podrán narrar las acciones de sus personajes junto a los monólogos de los mismos. El diálogo se crea con la interacción de su personaje con otro. Les dejo algunas opciones: -Levantarse de su futón (cama japonesa) y revisar de dónde proviene el ruido -Quedarse en su habitación a que amanezca (Pueden realizar otra acción) Santuario (Takeda; Kohaku; Kuroki; Kenzaburô) Takeda afirmó ante las palabras de Kuroki; pero trató de tranquilizarlos colocando una mano en el hombro de cada uno; aquello era muy extraño, pero la mujer parecía poseer sombra propia, eso no podía ser un fantasma ¿Verdad?. —Este es el Santuario abandonado; si se ha perdido podemos llevarla a su hogar— La mujer comenzó a llorar nuevamente mientras guardaba la caja de música de la cual provenía la melodía. Abrió sus ojos, no mostraban ninguna malicia, sino una tristeza absoluta. Observó primero a Kohaku y se sobresaltó, dió unos pasos atrás; miró a Kuroki, el niño la llenó de ternura por unos instantes; miró a Takeda y dió nuevamente unos pasos atrás a pesar de no separar su mirada de la suya; por último miró a Kenzaburô observando después aquella katana en su cintillo; al instante sus lágrimas pararon seguido de un grito mientras caminaba hacia atrás rápidamente provocando su caída al enredar sus pies en su kimono; Takeda avanzó para ayudarla pero ella se arrastraba hacia atrás despavorida sin despegar la vista de Kenzaburô al caer también había caído la caja de música, quebrándose. Rápidamente se levantó y corrió despavorida de aquel lugar. Takeda miró a los presentes confundido; si la mujer les tenía miedo no sería razonable ir detrás de ella, causarían mas daño que un bien. Misato Natsu Kuroki Kohaku Mao Kenzaburô PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa) Takeda Takano Ukita Matsuda Fuji PV= 100 Mal descansado (-5 en defensa) PV= 90 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 90 Mal descansado (-1 en defensa) PV= 80 [Envenenado] Mal descansado (-1 en defensa) PV= 60 Mal descansado (-1 en defensa)
Natsu Gotho Se dividió del género femenino al caminar hacia los baños de la izquierda, dirigiéndose por el dibujo marcado en el tablerillo a un lado de la pared. Aquel baño era amplio, dando la similitud a unas duchas con algunos tarros de madera para echar el agua dentro, sintiendo la brisa fría de la noche en su piel al desprenderse de su abrigo y su ropa, dejando su espada a un costado de su posición al sujetar uno de los tarros y dejar caer el líquido frío por sus músculos, sintiendo que la piel se le erizaba al contacto, derramando hilillos de agua en cada centímetro de los tatuajes que recorrían por poco, todo su torso. Deslizó sus dedos hasta un pequeño jabón que esparció desde su cabello hasta su piel, limpiándose la espuma nuevamente con el agua gélida que se echaba encima luego de llenarla de una de las llaves. Cuando se dispuso a tomar una toalla de los cajones cerca de su ropa escuchó aquel grito despavorido, frunciendo levemente el ceño. Aquella voz le produciría un dolor de cabeza si volvía a gritar de tal forma. Volvió su atención a la tela de algodón y se secó con parsimonia, retirando el exceso de humedad mientras dirigía la mirada a un cesto en el cual dejó el kimono manchado del carmín, sujetando en el proceso otro limpio que estaba colgado sobre un pequeño gancho. El color negro era su predilecto. Seguido se colocó su abrigo sobre el hombro y su boina en su mano izquierda, manteniendo la katana en la cintura al acomodarla en el agarre de la prenda. Salió del baño completamente limpio. Seguramente sus heridas sanarían luego de dormir un rato y recuperar energía. Comenzó a subir las escaleras, esperando que los hospedados en habitaciones vecinas a la suya no fuesen escandalosos.
Yuzuki Minami El grito en la habitación de al lado me despertó de golpe, haciendo que tomara la katana por reflejo. Aguardé en silencio varios minutos, esperando, alerta. Me llegaron algunos otros sonidos, que había escuchado en medio de mi sueño pero sobre los que había continuado durmiendo y cuando comprobé que nada parecía salirse de lo normal. Bueno, era anormal que hubiera gente llegando a esa hora, pero al menos no ameritaba violencia de ninguna clase. Suspiré con pesadez mientras me enjuagaba los ojos con cierta fuerza. Me quité el flequillo del rostro con un movimiento de mano. ¿Debía salir a ver quién había gritado así y por qué? Quizás, pero a esas horas de la mañana y con algunas horas de sueño todavía disponibles… Sonaba más estúpido salir y empezar el siguiente día cansada. El cansancio no era amigo de nadie y lo sabía yo de sobra. Volví a recostarme, incluso si no era capaz de conciliar el sueño de nuevo, descansar el cuerpo era importante. Dejé la katana a mi lado una vez más.