Una chica caminaba por un oscuro bosque; y vaya que sí lo era. Se notaba frívolo y hasta podría decirse tipo de noche de halloween que parecía que hasta la Luna tenía esa sonrisa maniática que las personas les hacen a las calabazas como costumbre de esa época de dulces y trucos por parte de los niños. Por alguna razón, la chica que por cierto era muy hermosa de cabellos largos hasta la espalda y sedoso de un color castaño y ojos oscuros, pero a la vez claros, como acanelados. Su tez era blanquecina y rojos labios cual carmín. Sus ojos parecían perdidos, se había dado cuenta que estaba enfrente de un camino bastante largo. La chica castaña estaba vestida con un largo vestido bastante lindo con una estrella azul en su pecho derecho con un listón que le caía. — Que extraño, que yo recuerde esto no estaba aquí antes –se dijo así misma mirando el camino que contenía nieblas y algunos árboles oscuros y sin hojas. De pronto, ella siente que hay dos personas atrás, se asusta mucho que hace su corazón se encogiera y palpitara muy fuerte. Apunto de mirar hacia atrás siente como sus manos en tomadas por esas dos personas que estaban detrás de ella, se dio cuenta que eran gemelos idénticos. Sólo que era una chica y un chico, ambos de cabellos oscuros y ojos azulejos, vestidos con conjuntos casi iguales sólo que uno femenino y masculino para no confundir. Los gemelos toman cada uno una mano para reverenciarse y darle un beso en su mano en sentido de elegancia como los caballeros. Fue extraño; la chica se dejó movilizar sus encantadoras manos por esos chicos que eran menores que ella al parecer por su estatura. El chico la mira sonriendo y en sus ojos se notaba un brillo de travesura, como si lo que acababa de hacer fuera un juego. Su hermana lo imitó, pero ella ríe confundiendo más la mente de aquella chica que se peguntaba donde habían salido; les pareció simpático de una manera muy extraña aquello que hacían. — Estábamos esperándola, señorita –aún sin dejar de tomarles las manos hablando al mismo tiempo como si se tratara de estar enlazados cerebralmente y decir las misma cosas en un tiempo exacto. — ¿D-De qué hablan? –responde la chica con una voz temblorosa y asustadiza que les dio gracia a los gemelos, porque sonríen más cuando les responde. Ellos dejan sus manos para quedar al frente de ella sonriendo y se reverencian. — Somos los gemelos del bosque, nos gusta divertirnos y sabíamos que vendrías a jugar con nosotros, la pasarás de lo mejor. Nosotros haremos que tu hermosa sonrisa siempre este adornando su bello rostro –habló la gemela sonriendo mientras su hermano no le quitaba la mirada sobre la castaña invitada. — N-No entiendo, yo creo que se están equivocando de persona. Me llamo… —Alice Clarkson –responden de nuevo al mismo tiempo los gemelos mirándola y la mirada de la chica se le notaba sorpresa por saber su nombre. Ella no salía mucho de su hogar, además el bosque era alejado de cualquier civilización. Sin decir más corren pasando a los lados de la chica mencionada, ella se voltea y se sorprende más cuando ve una puerta tras de ella. Apareció de la nada, pero ninguno de los chicos estaba sorprendido es más se le notaba mucho su travesura por las risillas que lanzaban y abren las puertas tomándole las manos a Alice adentrándola como a una habitación enorme, una sala bastante grande. — ¿Q-Qué es esto? –susurraba con miedo Alice mirando la habitación y el gemelo se encarga de sentarla sobre una cama que había peluches y cojines de lindos colores opacos, pero, sin embargo le daban el contraste la habitación. — Hermano, hay que darle un rico té de fresa con canela a nuestra invitada –dijo alegremente la chica y enseguida su gemelo tenía una bandeja en su mano con un pañuelo en su brazo. Parecía un mayor domo por la pose que contenía. — Tenga señorita, es bastante bueno este té –sonrío aquel chico de ojos castaños que podía reflejarse el rostro de la chica que parecía aún tener miedo. Alice acepta la taza bebiéndola, tenía un agradable y cálido sabor. — ¿Está bueno? –preguntó curiosa la chica de cabellos tan largos como los de la invitada asustadiza. Ella la mira asistiendo con la cabeza ya con una mirada más tranquila y suave. Los gemelos hacen que ella se acueste junto con los peluches y caramelos que había en la cama. Parecía ser que ella había vuelto ser niña ya que, le fascinaba los dulces y estar rodeada de peluches en una cama. De nuevo la confusión se adueña de la cabeza de la invitada preguntando con curiosidad quiénes eran esos gemelos de risas risueñas y alegres; pensaba que quizás eran seres mágicos que vinieron a jugar con ella por sentirse solos, así como corrían los rumores en el pueblo. Alice comienza a recordar sobre su niñez mientras los gemelos le hablaban, ignoraba sus preguntas, eran como unos niños pequeños preguntando tantas cosas sin tener limitaciones. Su mente estaba divagando en sus más viejos sobre su niñez, no fue la mejor de todas, pero tuvo a sus amigos…sus peluches que jugaban con ella y le hacían de todo para que nunca llorara en soledad; pero había dos peluches en particular que ahora no recordaba que fueron los que más quiso y le acompañaron en toda su tierna infancia. — ¡Vamos a jugar! –gritó la chica tapándole los ojos con sus manos por detrás a Alice que estaba sentada en la cama de forma pensativa –tengo un juego muy divertido, pero debemos vendarte los ojos –sonreí la gemela. — ¿Por qué debo vendarme los ojos? –le preguntó con curiosidad a la chica que aún le tapaba los ojos con sus manos. — Porque así es más divertido –escuchó una risa de del hermano de la chica y con un listón negro le vendan los ojos hasta por la frente que le amarran. El chico le toma la mano levantándola haciéndola caminar guiándola mientras la gemela caminaba detrás de ella procurando no caerse. Se deja de llevar, sentía el suelo sobre sus pies que desaparecía y solo caminaba en escombros para poco a poco sentir que flotaba junto con esos traviesos gemelos, pero en un instante perdió luz en sus ojos quedando inconsciente cayendo un profundo sueño. La chica castaña al caer en ese sueño miraba algunas escenas de cuando era niña, extrañamente esos gemelos aparecían en esas escenas donde ella bailaba con cada uno de ellos y parecía estar feliz por la enorme sonrisa que adornaba su rostro infante. Veía como jugaban con ella al té, la peinaban y jugaban a las muñecas y con otros peluches. Alice se mira así mismo en una especie de pared espejo con esos dos gemelos tomándole las manos cuando era pequeña y ella seguía sonriendo muy feliz, sin poder ocultar esa enorme sonrisa, pero mira a los gemelos con un dedo en sus labios como una seña que guardes un secreto. Ella despierta en una cama un poco más grande donde estaba antes y nota quela venda que tapaba sus ojos se baja un poco haciendo que viera por su ojo derecho y mira los peluches acuchillados y parecía brotar sangre cosa que la asusto mira a los gemelos sentados con calabazas de halloween que eran como lámparas para no oscurecer tanto la habitación; ella logra verlos hablar susurrando entre risas, al parecer ese era su idioma que ellos solo entendían; pero se da cuenta de algo que la hizo abrir los ojos con sorpresa como dos platos al ver sus sombras que eran iguales a sus viejos peluches de gemelos que tenía. Annie y Drake… El susurro fue escuchado por los gemelos que de la nada aparecen encima de la cama frente ella muy cerca hasta lográndola intimidar por la cercanía. Ellos miran que el vendaje se había caído y ríen. — Oh vaya, señorita ¿Cómo ha podido despertar? –sonríe el gemelo al parecer su voz había cambiado un poco de tono, se le notaba algo de molestia, se sentía tan falsa aquella sonrisa de alegría. — ¿Se siente bien? ¿Tuvo un mal sueño? –dijo la gemela recibiendo como respuesta una negación con la cabeza de parte de Alice. Ella sonríe y con sus dedos hace que sus labios sonrían –entonces sonría señorita, es divertido –se ríe también colocando sus propios dedos en sus labios haciéndose sonreír a ella misma causándole gracia a su hermano. — Annie…Drake… ¿Eh? –susurrando esos nombres haciendo que la sonrisa de esos gemelos pareciera macabra ahora. Sus ojos se tornaron de un color naranja, ahora parecían que querían matarla. Ella se levanta rápidamente de la cama alejándose de esos chicos. — Oh, señorita ¿Por qué se asusta? No recuerda cuando jugaba sin cesar con nosotros –dijo el chico, que ahora su nombre había descubierto. Su nombre Drake, caminaba hacia ella con paso lento, pero aún su mirada se notaba siniestra. — Si es cierto, hasta el día que nos abandonó –sonríe Annie mirando a la chica que parecía su presa. — ¡N-No! ¡Yo no los abandoné! –les gritó a sus viejos amigos que ahora tenían vida y eran de carne y huesos sin saber cómo. Ambos sonríen mirándose a ellos mismos para seguir caminando. Fue entonces que Alice recordó cuando era niña que le habían regalado una muñeca nueva como ellos y los dejó tirados en el suelo de la emoción sin darse cuenta que de esos muñecos se les escapa una lágrima de tristeza por el abandono de aquel amor de su dueña que los reemplazó. — Lo recuerdo…-susurró la chica de ojos canela mirando a Drake que estaba solo y se asusta al sentir un abrazo por detrás y brazos por su cuello – Annie…-voltea mirándola asustada por lo que pensaba hacer la chica. — ¿Dulce o truco? –susurrándole en el oído con un tono de malicia mientras Drake le estira la mano como invitándola a algún lugar entrecerrando los ojos con esa sonrisa malvada que tenía. — …Dulce… Luego de una semana de lo acontecido, un hombre caminaba con su carreta tirada por un caballo y nota algo recostado de un árbol. Parecía ser una persona durmiendo ya que su cabeza estaba cabizbaja recostada del árbol, el hombre de la carreta para su recorrida bajándose a ver a esa persona para llamar su atención y se sorprende con terror al ver a Alice a esa bella jovencita pálida con la boca manchada de sangre al igual que su vestido y manos, se encontraba muerta con una sonrisa y los cabellos de su frente le ocultaba sus ojos. Pero a ambos de sus lados estaban dos muñecos con la sonrisa cosida y ojos de botones, era dos gemelos cuyas ropas eran un conjunto muy lindo, parecían viejos y llenos de polvo. Aquel hombre como alama que lleva al diablo sube en su carreta huyendo de ese bosque que parecía estar maldito regresando por donde venían mientras que dentro del bosque se podía oír las voces de Annie y Drake reírse diciendo: “¡Vamos a jugar!” Y allí fue donde murió Alice Clarkson por abandonar a sus dos viejos amigos que siempre estuvieron con ella y reemplazarlos por una muñeca. Los niños a veces son crueles en el sentido de su inocencia, se les llama niñez y lastimosamente es algo se pierde al crecer, ¿no es así Alice?
Jajaja lo subiste :3 eres una cosa bien seria, de verdad que ya dejé de entenderte desde hace un buen ._. Bueno, esto ya me lo habías enseñado antes, así que ¿qué puedo decirte? No me esperaba ese final, aunque los gemelos están dementes x3 Tienes una buena narración, aunque recuerda que siempre debes usar los guiones largos, hasta cuando vayas a explicar lo que dicen n_n Espero leerte pronto, sayoo~
¡Oh, por Dios! Sí que me has hecho imaginarme todo, la casa a donde metieron a Alice la imagine completamente de dulce, haha. Pero, wow, de por si ya soy paranoica a los muñecos, imagínate con este escrito tuyo cómo quedé. ¿Sabes? Al principio, nunca se me llegó a ocurrir, que Annie y Drake, fueran malos. Bueno, si se me hacían algo locos con eso de siempre estar sonriendo pero, bueno xD Era pasable. Pero al final, me gustó, buen toque el que pusieras que Annie y Drake eran los muñecos de la infancia de Alice, regresaron a hacer venganza por dejarlos en el olvido. Enserio me hiciste sentir lástima por Alice. Solo al principio, no es necesario que separes las oraciones. Esas bien pueden ser un párrafo, y hay una mejor presentación ;) ¡Me gustó mucho la trama! ¡Por fin leer algo nuevo! Definitivamente seguiré leyendo tus escritos, cuidate.