Tres vueltas, un espejo y dos velas.

Tema en 'Relatos' iniciado por Shezzi, 24 Noviembre 2012.

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    Shezzi

    Shezzi Entusiasta

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    Escritora
    Título:
    Tres vueltas, un espejo y dos velas.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
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    TRES VUELTAS, UN ESPEJO Y DOS VELAS
    One-Shot​

    Nadie quiere creerme. Nadie quiere creerme. Nadie quiere creerme. Yo la vi, se que está ahí… La puedo sentir, ¡se que está ahí! Pero, nadie quiere creerme. No estamos solos.

    Es lo que se puede leer en el mensaje. La luz blanca ilumina su rostro, hay dos profundas ojeras bajo sus ojos. Bianca suspira pesadamente y cierra de un golpe su celular. Se deja caer sin fuerzas y pellizca el puente de su nariz. Trata de no pensar en la hora, pero está segura que son las tres de la mañana, es la hora en que siempre llega el mensaje. Desde hace dos semanas.

    Bianca sabe que no podrá volver a conciliar el sueño por lo que sale de la cama y decide ir por un vaso de agua. En la sala el televisor está prendido, su hermano pequeño se ha quedado dormido en el sofá, un control de videojuego junto a su mano. Niños, piensa cansadamente. Avanza hacia el televisor, el cual muestra una imagen distorsionada en blanco y negro, no hay sonido. Oprime el botón de apagado. Nada sucede. Pestañea un poco, tratando de alejar el sueño que cubre sus ojos. Oprime una vez más el televisor, nada sucede. Dos, tres veces más. Nada. Observa la pantalla, tratando de buscar un desperfecto.

    Y de repente, ¡ahí está! Una imagen lejana y borrosa de una pequeña niña. Bianca frunce el ceño y se acerca un poco más. La niña avanza, su cara está oculta bajo su largo cabello. Parpadea y la niña ya está frente a ella, su cara ocupa todo el monitor. Levanta bruscamente la cabeza y Bianca se aleja rápidamente dando un salto. Unos ojos blancos la observan intensamente desde el monitor, una deforme boca le sonríe. Abre la boca y deja salir un enorme chillido, la pantalla se apaga repentinamente y todo queda en silencio y oscuridad.

    Bianca sigue parada, sus ojos abiertos y el color se le ha bajado de las mejillas. Sin pensarlo más se dirige al encendedor y lo oprime. Su hermano sigue en la misma posición, algo de baba está cayendo por su boca. La pantalla está apagada y no hay nada fuera de lo normal. Suspira de alivio y deja salir una risita nerviosa. Tengo que dejar de ver películas de miedo, se dijo. Una insistente tonada se escuchó, Bianca saltó de su lugar. Le tomó un segundo reconocer el sonido.
    Palpó rápidamente su pantalón hasta que encontró su celular, lo sacó y abrió.

    Cuídate de ella. Ya está aquí. Nadie quiere creerme. Nadie quiere creerme. La has visto, ya no hay nada que hacer.

    Por un momento sintió cómo su sangre se congelaba, cómo su respiración se hacía más rápida y sus latidos aumentaban considerablemente. Se lamió nerviosamente los labios y guardó el celular. Era simplemente una coincidencia, ¿no?

    La sed se le fue y, apagando de nuevo las luces, subió rápidamente a su recámara. Saltó dentro de la cama y se hizo un ovillo dentro de las sábanas. Se sorprendió al encontrarse temblando completamente y cerró con fuerza los ojos. Los espíritus no existen, los espíritus no existen, se repitió una y otra vez. Pero era imposible borrar las imágenes que pasaban por su mente.

    Ella sonriendo con sus dos amigas, Taylor y Amanda. Perdiendo una apuesta y aceptando ir a la casa abandonada. Las tres frente al espejo, sonriendo como quien nada teme, dos velas son su única fuente de luz. Tres vueltas. Un sólo nombre. María Sangrienta.

    Cerró con fuerza los puños hasta que sintió cómo las uñas se le encajaban. Trató de dejar su mente en blanco. Una última imagen llegó a su cabeza: el periódico de hace dos semanas. Recordó haberlo tomado y leído simplemente el título, y así como lo tomó simplemente se le resbaló de las manos. TAYLOR SMITH, ESTUDIANTE DE 16 AÑOS, MUERE MISTERIOSAMENTE. Un día después Amanda es internada en un centro de rehabilitación psiquiátrica.

    Su teléfono comenzó a sonar de nuevo, esta vez no se asustó y salió de entre las cobijas. Titubeó por un momento, pero observó la pantalla y se dio cuenta que era Amanda. Contestó.

    —¿Amanda?

    A lo lejos se escuchó un golpe sordo y Amanda rió. Bianca se dio cuenta que no era su típica risa: alegre y armónica. Era una risa estridente y llamativa, fría como el hielo.

    —Oh, Bianca. Hola querida, ¿cómo te va en la vida? —un susurro de viento se escuchó, seguido de otro golpe, éste menos fuerte.

    —¿Amanda? —Volvió a preguntar, aún no muy segura de que se tratara de su amiga—. ¿Qué es lo que haces? ¿En dónde estás?

    —Ya no puedo más, Bianca —susurró. Ahora había sólo silencio del otro lado del teléfono—. Nadie quiere creerme, nadie quiere creerme, ¡nadie quiere creerme! —gritó con fuerza. Bianca tembló un poco.

    —Yo te creo —le aseguró—. Cálmate y llama a una enfermera para que te de una pastilla, verás que te relajas.

    Rió amargamente. —¡No pienso regresar a ese estúpido hospital! —Ahora pasos resonaban, como si estuviera dentro de un lugar amplio y solo—. No estoy loca, Bianca. ¡No lo estoy! —Su respiración se hizo pesada—. La has visto… tú y yo sabemos que la muerte de Taylor no fue casualidad.

    Cerró los ojos. Una parte dentro de su ser sabía eso, pero había querido negarlo. El sonido de cristal rompiéndose se escuchó y la sobresaltó. —Amanda… —dijo lentamente, su mente trabajando—, no me digas que regresaste a esa casa. ¡¿Qué es lo que piensas?! ¿No entiendes que…

    —Shhh —interrumpió con un insistente susurro—. Ya está aquí —susurró de nuevo, en su voz había excitación—. ¡María sangrienta! —un golpe se escuchó, Bianca estuvo segura que Amanda había soltado el celular—. ¡Aquí estoy! Llévame contigo, acaba conmigo al igual que lo hiciste con Taylor —rió, esta vez más fuertemente y repentinamente, calló.

    Bianca se sentó más rectamente. —¿Amanda? Amanda, ¿qué está pasando?

    Y escuchó lo más horrible y temible que pueda llegar a volver a escuchar en toda su vida. Una temible voz, ronca, susurrando frases incoherentes. Y Amanda, saludándola para después soltar un enorme grito, largo y estridente. Bianca soltó el celular. La llamada se cortó, y Bianca cayó.
    Cayó en un profundo mar de oscuridad.

    Ha pasado un año desde ese día, la policía aún sigue investigando las misteriosas muertes de Taylor Smith y Amanda Black. Han intentando interrogar a su amiga, Bianca Collins. Pero una y otra vez que le preguntan: “¿Qué sucedió?” Ella los mira intensamente y sonríe. “María se las llevó”.
     
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    Borlly Star Love

    Borlly Star Love Entusiasta

    Tauro
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    oh dios, este fic esta genial! me dejaste impresionado! tu manera de narrar y tu imaginacion no tienen limites! esto me ah dejado temblando de miedo. hace mucho que no leia un fic de este tipo :) te quedo genial avisame cuando hagas otro igual si?
     
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  3.  
    Kohome

    Kohome Fanático Comentarista destacado

    Libra
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    Madre mía, este fic... Dios, en serio, no me lo creo.
    Estuvo fantástico, transmites cada movimiento con tanto detalle que... fuf, no sé como explicarlo, quedé helada. Tu narración fue fantástica, en verdad.

    En fin, avísame cuando hagas algo similar, o cualquier otro tipo de historia.

    Sayito!
     
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  4.  
    rankyaku

    rankyaku Iniciado

    Aries
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    Escritor
    ta lindo *-*,, pero siento que le faltó algo,, no sé que, pero el miedo del medio fué mayor que el del climax,, no sé si se me entiende..
     
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  1. Némesis
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