Traición

Tema en 'Relatos' iniciado por Amaia, 6 Agosto 2010.

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    Amaia

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    Traición

    Bueno, este one-shot lo entregué deprisa y corriendo al concurso Relatos con dados, y para mi sorpresa, gané. Asique después de nosecuántos meses he decidido publicarlo. Espero que os guste.

    Traición

    El otoño ya llegaba, y con él la muerte de toda esperanza que albergaba dentro de mí. Una promesa olvidada, que ya nunca más podría cumplirse. No era la primera vez que me hacían algo así, estaba acostumbrada a que la gente me defraudara. Pero aún así, yo seguía encaprichada, y como buena cabezota que era, seguía convencida de que algún día él se presentaría en mi casa.[FONT=&quot]

    Mi padre era un arqueólogo muy conocido mundialmente. Sus descubrimientos habían aportado mucha información a los investigadores e historiadores. Sus hallazgos se centraban sobre todo en lo relacionado con la cultura Egipcia. A mi padre le fascinaba ese mundo, con sus faraones semi-desnudos y escarabajos con maldiciones, pero hacía años que había perdido gran parte de su interés. [FONT=&quot]

    [/FONT]Fue la muerte de mi madre lo que hizo cambiarle de opinión. Fue un golpe muy duro, para él y para mí. En aquel entonces yo sólo tenía 7 años, y mi padre tuvo que dejar toda investigación para ocuparse de mí. Y así lo hizo durante más de 10 años, hasta que el primer día del invierno de este mismo año, recibiera una misteriosa carta. En ella, anónimamente, le pedían que por favor asistiera a la excavación de unas ruinas muy próximas a nuestra ciudad de residencia en Egipto. Al principio mi padre se negó a ir, alegando que estaba muy ocupado haciendo el papeleo para mi entrada en la universidad, pero logré convencerle para que fuera. Sabía que se lo pasaría bien, y no le vendría mal salir de la burbuja en la que vivía y ver cómo van las cosas por allí fuera.[FONT=&quot]

    [/FONT]Eso es lo que pensaba, hasta que me di cuenta de que los meses pasaban y mi padre no volvía. Sabía que las excavaciones eran muy delicadas, y que conllevaban mucho tiempo y esfuerzo, pero nunca imaginé que duraran más de 2 meses. [FONT=&quot]

    [/FONT]Seis meses, seis meses sin ver a mi padre, sin recibir una llamada para decirme que está bien, sin recibir si quiera noticias de la excavación. Me sentía frustrada, pensando que mi padre había vuelto a enloquecerse por las excavaciones y que se había olvidado de mi otra vez. Ojalá hubiera estado mi madre en aquel momento, para reprimirle por haber dejado tanto tiempo sola a una niña de 17 años. Y digo niña, porque todavía yo no había aprendido el significado de la palabra responsabilidad, ya que tenía por costumbre vivir siempre colgada del brazo de mi padre.[FONT=&quot]

    [/FONT]Pensé que si no hacia nada, la situación seguiría así. Ya era hora de dejar de aferrarme a mi padre, y hacer cosas por mí misma. Tenía que demostrar que tenía la madurez suficiente como para tomar decisiones por mí misma.[FONT=&quot]

    [/FONT]Pero rápidamente me desilusioné en la búsqueda de mi padre. No tenía ninguna pista de su paradero. La única solución era buscar la carta que había recibido meses atrás, pero se me hacía imposible encontrarla. Sabiendo como era mi padre, la habría escondido en su caja fuerte, y claramente, yo no podía acceder a ella, ¿o no? No perdía nada por intentarlo.[FONT=&quot]

    [/FONT]Entré a su despacho, decorado con múltiples cuadros relacionados con los antiguos faraones que abundaban Egipto. Junto al ventanal del fondo había un sarcófago, metido dentro de una vidriera de cristal. [FONT=&quot]

    [/FONT]“Excavación en las tumbas de Tutancamón, año 1987. Arqueólogo encargado: Dr. Philip Rosberg”.[FONT=&quot]
    [/FONT]Si mal no recordaba, esa fue la primera excavación de mi padre en Egipto, y también la excavación en donde conoció a mi madre. Mi madre también era arqueóloga, pero no tenia tanto prestigio. Se podría decir que era más bien una simple aficionada. Pero según me había contado mi padre, ella tenía muchos conocimientos de la zona, ya que era de Egipto. No sé si fueron sus conocimientos o sus rasgos orientales los que enamoraron a mi padre. Él siempre me decía que mamá era una joya, un trofeo, un premio inalcanzable que él tuvo la suerte de conseguir. Me sentía halagada por tener una madre así, y también a lo que eso refería. Mi padre no paraba de recordarme cada día que era la viva imagen de mi madre. Había heredado su pelo negro y rizado, a la vez que esa tez oscura que la caracterizaba. La cara también era parecida, con una única diferencia: los ojos de mi padre. Era lo único que podía compararse con él. Unos ojos grises y pequeños, con una pupila grande, y bastante brillantes. [FONT=&quot]

    [/FONT]No era el momento para pensar en el pasado, porque lo único que lograría sería amargarme más.[FONT=&quot]

    [/FONT]Me senté en la silla del escritorio, y adapté la postura que él habitualmente solía coger cuando estaba concentrado. Abrí los cajones, pero no hubo suerte. Miré todos los papeles que estaban desperdigados por la mesa, pero ninguno me llamó la atención. Estaba a punto de levantarme, cuando con mi pierna derecha rocé algo bajo la mesa. Me agaché, y me fijé en un cajón secreto que estaba en la parte de abajo. Intenté abrirlo, pero estaba cerrado. Era una cerradura muy compleja, con muchos números y signos. Los estudié, y vi que eran signos del alfabeto antiguo de los egipcios. “Típico de papá”, pensé.[FONT=&quot]

    [/FONT]Empecé a accionar algunos botones al azar, pero no pasaba nada. Sin duda, ese cajón era muy antiguo, y se encontraba en muy mal estado. Miré alrededor y me fijé en un bastón que pertenecía al primer faraón de Egipto. Lo cogí con cuidado, desactivando las alarmas que lo protegían. Me acerqué al cajón, y lo golpeé con el bastón. [FONT=&quot]

    [/FONT]El bastón se partió por la mitad, pero el cajón se mantenía intacto. “Lo siento papá, culpa tuya por no volver”, pensé nuevamente. Tenía que buscar un martillo, o algo parecido a un martillo. Abrí un armario que se encontraba al lado de la puerta del despacho, y encontré las herramientas que mi padre solía llevar siempre a sus excavaciones. Cogí un pequeño martillo y me dirigí nuevamente al cajón endemoniado.[FONT=&quot]

    [/FONT]A mitad de camino me paré en seco.[FONT=&quot]

    [/FONT]Las herramientas que siempre solía llevar. Si siempre las llevaba, ¿por qué estaban en casa? Algo me olía mal, y tenia que averiguarlo.[FONT=&quot]

    [/FONT]Después de pasar un buen rato dando martillazos al cajón, conseguí abrirlo. El cajón quedó completamente destrozado, pero gracias a dios, el martillo había sobrevivido. [FONT=&quot]

    [/FONT]El cajón contenía mucho material de investigación. Sobre todo textos en los que se narraban desapariciones misteriosas en varias excavaciones. Fui vaciando el cajón poco a poco, hasta que un sobre llamó mi atención. Era el sobre que contenía la carta que hace meses había recibido mi padre. La abrí, y la leí por partes.[FONT=&quot]

    [/FONT]“¿Desapariciones misteriosas? Seamos realistas, Philip, los misterios no existen. Y ahí es cuando entras tú, mi querido amigo. Compartamos información, ¿qué te parece? Sé dónde está Chloe”.[FONT=&quot]

    [/FONT]Chloe.[FONT=&quot]

    [/FONT]Chloe era el nombre de mi madre.[FONT=&quot]

    [/FONT]¿Qué tenía que ver mi madre con todo esto? Mi madre estaba muerta, yo misma vi como moría, cuando un desprendimiento la sorprendía en mitad de una excavación. Continué leyendo la carta, intentando averiguar de que iba todo esto.[FONT=&quot]

    [/FONT]“Reúnete con nosotros en la pirámide del sur, la pirámide en la que fuiste abandonado por tu amada esposa. Queremos que nos ayudes con una pequeña investigación que estamos haciendo sobre la tumba de un difunto faraón. Hemos encontrado ciertos tesoros que nos gustaría que identificaras para hacernos a la idea de nuestro descubrimiento. A cambio, te daremos información sobre Chloe.[FONT=&quot]

    [/FONT]No traigas material, y tampoco traigas a más testigos, a menos que quieras que haya víctimas de verdad...”[FONT=&quot]

    [/FONT]BANG![FONT=&quot]

    [/FONT]Un ruido me atravesó el oído, haciendo que me cayera al suelo del susto. Levanté la vista, pero no vi nada.[FONT=&quot]

    [/FONT]BANG, BANG![FONT=&quot]

    [/FONT]Guardé la carta por instinto, y también por instinto quizás, me armé del martillo. Miré por la ventana, pero no vi a nadie ni a nada. Fui poco a poco hacia la puerta, con la cabeza gacha. Giré el picaporte, y salí del despacho. Miré a los lados comprobando que no había nadie en el pasillo. Salí al pasillo, con precaución, y salí de la casa. Fuera, en el jardín, empecé a correr lo más rápido que pude. Escuché mas disparos al fondo, y también pude escuchar los gritos de Grettel y Marc, la asistenta y el mayordomo. Alguien había irrumpido en mi casa, y lo peor de todo, lo había echo para matar.[FONT=&quot]

    [/FONT]Sin darme cuenta, ya estaba a las afueras de la ciudad. El desierto se imponía en frente mío. Hacía calor, y me arrepentí de no haber traído agua. Los acontecimientos vividos me habían puesto muy nerviosa.[FONT=&quot]

    [/FONT]De repente, vi acercarse a los ojos un coche. Era un 4x4, de color verde oscuro. Empecé a agitar los brazos para llamar su atención, pero parecía que el conductor no me hacia caso. Cada vez estaba más cerca, y no aminoraba su velocidad. Era mi última oportunidad de pedir ayuda. Comencé a gritar, y entonces el coche paró frente a mí. Dos hombres bajaron.[FONT=&quot]

    [/FONT]El primero se acercó y me golpeó en la cara. Caí inconsciente a la arena.[FONT=&quot]

    [/FONT]Desperté rodeada de sombras oscuras que se movían a mí alrededor. Por un momento pensé que todo era una pesadilla, y que despertaría tarde o temprano. Poco a poco recuperé la visión y me di cuenta de que las caras de esas personas eran conocidas.[FONT=&quot]

    [/FONT]Un hombre de mediana edad se acercó a mí. Era el único que tenia la cara cubierta. Me cogió en brazos y me colocó encima de algo duro. Por el tacto deduje que era una caja. Giré la cabeza hacia la derecha, y me di cuenta de lo que esas personas planeaban.[FONT=&quot]

    [/FONT]Había un gran agujero, y alrededor, muchas personas con palas. Estaban cavando un agujero, pero, ¿para qué?[FONT=&quot]

    [/FONT]Miré hacia abajo, y me di cuenta enseguida de lo que sucedía. Esa “caja” no era una caja, sino un sarcófago.[FONT=&quot]

    [/FONT]Querían enterrarme viva.[FONT=&quot]

    [/FONT]Me puse nerviosa, y comencé a gritar. Agarré el martillo, que todavía seguía en mi bolsillo. Golpeé a dos hombres que se acercaron para intentar callarme, y aparentemente les hice bastante daño, porque no paraban de gritar. De repente, otro coche llegó a las cercanías. Un hombre de cabellera larga y rubia bajó, acompañado de una mujer. La mujer estaba amordazada y tenía la vestimenta muy sucia.[FONT=&quot]

    [/FONT]Los dos se acercaron a mí. Empuñé mi arma con fuerza, pensando que sería lo último que haría. La mujer me miró a los ojos, y comenzó a llorar y sollozar. Se derrumbó en el suelo, y comenzó a gemir unas palabras que no logré a entender. Rápidamente, un hombre la levantó y la metió de nuevo en el coche. Sólo quedábamos el hombre del pelo largo y yo. Con miedo, le miré a los ojos, y justo en ese mismo momento pensé que el mundo se venia encima.[FONT=&quot]

    [/FONT]Sus ojos eran grises y pequeños, con las pupilas grandes y brillantes.[FONT=&quot]

    [/FONT]-¿Papá? – pregunté asustada.[FONT=&quot]

    [/FONT]Mi padre me empujó hacia el sarcófago, haciendo que cayera en un golpe seco. Me quitó el martillo y lo lanzó lejos, muy lejos. Me tapó la boca con un pañuelo que olía muy raro. Poco a poco estaba perdiendo el conocimiento. Intenté zafarme de él, pero me resultó imposible.[FONT=&quot]

    [/FONT]La mujer que antes había empezado a llorar se acercó a mí, acompañada de otro hombre. Ella intentaba liberarse, pero le resultaba más que imposible. Nos miramos durante un buen rato. Intenté gritar, pero la mano de mi padre lo impedía.[FONT=&quot]

    [/FONT]- Lo siento, he hecho lo que he podido, Kimberly – me dijo la mujer entre lágrima.[FONT=&quot]

    [/FONT]Kimberly. Hacía mucho tiempo que no me llamaban por mi nombre completo. Sólo había una persona que me llamaba así.[FONT=&quot]

    [/FONT]Mamá.[FONT=&quot]

    [/FONT]Todo lo que estaba a mi alrededor desaparecía. El sonido, los colores, no era capaz de distinguirlos. Solo llegué a divisar como se llevaban a mamá, y como la figura de mi padre me seguía reteniendo. [FONT=&quot]

    [/FONT]-¡Ayúdame, no te vayas…! –decía, mientras la figura desaparecía, dejándome allí, en medio del desierto, entre llantos y lamentos.
    [/FONT]
     

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