Toyama Toyama

Yuzuki Minami

Había tenido su gracia que Takeda pareciera avergonzado con mi acercamiento, suficiente para buscar a Takano con la vista, casi como si se preparara para algo. No lo sabía, pero a Yamagata la futura broma se le murió a medio camino más o menos por el mismo motivo. No había nada por lo que Takano, de ahí la falta de reacción. Quería muchísimo a Takeda, lo había visto llorando como un niño, también cazando a Kobayashi y tenía fragmentos de él suficientes para derribarlo si se me antojaba, pero en su lugar le daba consejos, un mimo y le deseaba un buen viaje.

Era mi naturaleza, simplemente.

Por otro lado, su preocupación por Hayato casi me saca una risa, porque entendía que lo decía por la poca paciencia que tenía Takano con los niños, pero la verdad era que eso ya no era algo en lo que hubiese que pensar. Vete a saber si era por mérito propio o porque al niño al pequeño Sugawara lo había traído yo, el caso era que se comportaba diferente con él.

Al grupo no se sumó nadie más, así que nosotros emprendimos la marcha hacia Toyama en caballo y Fuji nos guió a la ciudad. Su comentario me hizo despegar la vista del frente, dejé los ojos pegados al cuello del caballo y estiré la mano para acariciarle la crin.

—No somos la mejor compañía, te lo aseguro, por eso tenemos que encontrarlo —dije al aire.

En cualquier caso, lo cierto era que Toyama era una ciudad con movimiento, incluso el camino estaba lleno de comerciantes y luego de haber respetado el estado de Nagano por la guerra, aquí un poco sí que me picaron las manos. Ya lograría pescar a alguien desprevenido y vaciarle los bolsillos, nadie tenía que darse cuenta, ¿cierto? ¿Cierto? Que no se dijera que le enseñaba malos hábitos a Hayato.

—Takano —lo llamé—. ¿Podemos desviarnos un momento? Luego podemos ir directo al castillo.

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Uso el robo para que no se pierdan las buenas costumbres y nos vamos para la herbolaria oeste un momentín

 

Yuzuki Minami
Herbolaria Oeste

Al final tomamos el desvío a la herbolaria, Takano guió el camino y agradecí que nadie pusiera demasiadas pegas con lo que parecía ser un capricho. Dentro había un hombre de aspecto desaliñeado, estaba revolviendo algo y nos dio su atención cuando terminó, ante lo que saludé con una reverencia ligera.

—Venenos —dije sin detenerme demasiado en formalidades—. ¿Qué puedo encontrar en Toyama?

No me había pasado desapercibida la molestia en la mirada de Yamagata, tampoco me apetecía tenerlo allí demasiado tiempo, no era justo para él. Solo quería aprovechar que nos habíamos movido de ciudad. Un poco de repente fui terriblemente consciente del colmillo y todo lo que implicaba.

—¿Puede averiguar de qué está compuesto un veneno particular? —solté como quien le pregunta por el clima y antes de continuar me permití la sombra de una sonrisa—. Es mera curiosidad.

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que me voy en full yakuza yuzu de la nada en un post super corto JAJAJA

 

Yuzuki Minami
Herbolaria Oeste

El comentario del hombre me vino en gracia, la verdad, pero todo lo que me permití fue la sombra de una sonrisa. Puede que tuviese razón, puede que no, pero eso era algo que debía juzgar el grupo que me acompañaba. Como fuese, escuché su respuesta con atención, lo cierto es que habíamos venido a parar al paraíso de la herbolaria y por un segundo se me olvidó que estábamos allí por algo completamente distinto. Con todo, más me valía sacarle provecho a los recursos de Toyama.

Lo vi recargarse en su mesa de trabajo antes de responder a mi segunda pregunta, creí que sería una negativa, pero siguió hablando y afilé el oído. Su último comentario estuvo a nada de sacarme una risa y negué suavemente con la cabeza, como diciéndole que no era algo de lo que debiera preocuparme especialmente.

—Digamos que tengo experiencia con gente de carácter complicado. Gracias por la información.

El bufido de Takano me indicó que él no tenía ganas de andar tratando con semejantes cosas, pero de por sí no le correspondía y tampoco pretendía hacerlo ahora mismo. Iba a decir algo cuando escuché el frasco caer y suspiré con pesadez, girando el cuerpo para buscar el origen del sonido. Hayato había tirado el frasco por andar de mano suelta y no tardó en caerle la comitiva.

Me acerqué a él, le eché el brazo sobre los hombros y lo atraje hacia mí, aprovechando para pellizcarle la mejilla desde un costado. El gesto fue medio para decirle que se quedara tranquilo y medio para decirle que no se salvaba del todo. No valía demasiado la pena regañarlo allí mismo, eso era todo.

—Gracias —dije hacia Fuji, quien había pagado el frasco roto. Froté el hombro de Hayato con cierto aire distraído siendo que todavía lo tenía medio abrazado y volví a enfocarme en el hombre de la herbolaria—. ¿Puedo llevarme algunas nueces vómicas de las que tiene detrás del negocio?

 

Yuzuki Minami
Herbolaria Oeste

El agradecimiento de Hayato llegó detrás del mío y yo seguí en lo que estaba, no quería asustarlo ni mucho menos, así como el regaño inmediato creía que el miedo no servía para nada. De hecho, solo servía para controlar y no era lo que pretendía hacer con este niño.

Asentí con la cabeza a la respuesta del hombre sobre el precio por usar sus instrumentos, retiré el brazo de los hombros de Hayato y reposé la mano en su cabeza, dedicándole caricias suaves entre el cabello.

—Voy por las nueces y uso sus instrumentos entonces. Muchas gracias —concedí, giré el rostro hacia el niño y le dediqué una sonrisa—. ¿Me acompañas?

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Pues eso, que tomes en cuenta que voy por las nueces vómicas, regreso pa usar los instrumentos y luego seguimos el camino inicial supongo uwu

 

Yuzuki Minami

El pequeño Sugawara accedió a mi petición, así que fuimos detrás de la herbolaria y conseguimos algunas nueces, lo que sirvió para disipar un poco el tema del frasco roto también. No contaba, claro, con que se fuese a acercar para darme un regalo. Me entregó algo envuelto en una tela, cuando lo descubrí me di cuenta que era un dulce y recordé parte de la conversación con Takano en el comedor. Me había dicho que estaba haciendo dulces con su madre, ¿no? Debía ser uno de esos. Estaba pegajoso, no sabía si era un pez o solo parecía uno, pero tampoco importaba mucho, lo había hecho él.

Fuera bromas, el gesto en sí mismo me pareció increíblemente dulce, y ni siquiera me di cuenta de la forma en que estaba sonriendo. Lo envolví de nuevo con cuidado, quería comerlo cuando pudiese sentarme con calma, y lo guardé entre mis cosas antes de volver la atención a Hayato; tomé su rostro entre mis manos y le dejé un beso, suave, en el centro de la frente.

—Gracias, mi niño —murmuré antes de regresarle su espacio—. Me hace feliz que me guardaras uno, sobre todo si lo hiciste tú.

Luego de eso regresamos, elaboré el veneno con las nueces y lo guardé con el par que cargaba desde hace ya un tiempo. Con eso pudimos volver a ponernos en marcha, salimos de la herbolaria y escuché a Yamagata bostezar antes de hablar y preguntarme si prefería ir a hablar con el extraño primero, Fuji se propuso a acompañarnos y yo negué despacio con la cabeza.

—Vamos con lo primero, los Kimura.

 

Yuzuki Minami
Castillo

Con el mon de los Hidetoshi bastó para que nos dejaran entrar escoltados por dos guerreros. Nos indicaron que pasáramos, el lugar central permaneció vacío durante y después de que tomáramos asiento, con los dos hombres en los laterales de forma que pude repasar sus facciones con algo más de detalle, lo suficiente para notar las diferencias y las vagas similitudes.

Guardamos silencio, Fuji se mantuvo detrás de Yamagata, Hayato detrás de mí y Takano miraba a ambos guerreros, que por su parte nos miraban a nosotros. Ya estaba visto que a veces me pasaba de bocona, rozaba lo impertinente, así que en ese momento particular opté por guardar silencio de la misma forma que Yamagata, esperando por la persona que ocuparía el asiento central.

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pero mira este poderosísimo relleno

 

Yuzuki Minami
Castillo

El silencio hizo que la espera me resultara más larga de lo que seguramente fue, hasta que las puertas volvieron a deslizarse y aquella voz nos alcanzó. Fue una sorpresa escuchar a alguien joven, pero me esforcé por no mostrarlo en los gestos y seguí los movimientos del que se había presentado, que se sentó en el centro, y presentó a los guerreros.

La presentación me sirvió para repasarlos con la vista, a los que ahora sabía eran los hijos de Kimura, y al regresar la vista a Kintaro ya estaba dándole vueltas al hecho de que era blanco como papel, cabello incluido. Jamás iba a comentarlo, pero la noción quedó dando vueltas y escuché a Yamagata hablar, quien ya de paso nos presentó. Se notó la decepción de los hermanos, por poca que fuera, y supuse que tenía que ver con el hecho de que éramos nosotros y no Takeda los que estábamos allí.

El aparente estoicismo que había mantenido hasta entonces se rompió cuando escuché a Amago soltar que su padre estaba muerto, el movimiento fue repentino, pero alcé las cejas y giré la cabeza en su dirección, antes de volver la atención a Kintaro, esperando que respondiera la pregunta de Yamagata. Al parecer daban a su padre por muerto dado que no había vuelto luego de salir de cacería.

La respuesta de Nassori a Takano fue brusca y presioné las manos en el regazo, consciente de que no era nada personal, pero tensa a pesar de todo. Cuando Kintaro preguntó si podíamos ayudarlos a rastrearlo escuché a Takano bufar, entendía que semejante cosa no dejaba claro que si Toyama no tenía recursos parala búsqueda de su propio señor, no parecía que fuese a sernos demasiado útil. Su respuesta fue inmediata, hosca como la de Amago, y yo carraspeé la garganta, era mejor eso que estirar la mano para dejarle ir un golpe.

—Podemos —secundé a Yamagata luego de mirar a Takano con el rabillo del ojo y regresé la vista a Kintaro—. Sin embargo, tengan eso en cuenta. Podemos hacer una revisión de la zona, pero no somos rastreadores.

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quieres un 1? un 1 tendrás

 

Yuzuki Minami
Castillo —> Camino al bosque

Luego de acceder a la búsqueda a pesar de contar con recursos limitados nos entregaron un pergamino, fue todo, ni una pista ni un detalle, nada. Fue raro en sí mismo, pero lo dejé pasar por el momento, de la misma forma que había dejado pasar el hecho de que Kintaro era blanco como fantasma y todo el cuento.

Takano miró el mapa, dijo lo que señalaba y lo hizo una bola, pero Yamagata se lo arrebató y luego lo dejó caer. Fue Fuji la que no se cayó lo raro que era el asunto en general y detuve todos mis pasos, escuchándola, lo de que eran excéntricos por ser de una familia poderosa no me pareció motivo suficiente y seguí hilando con lo que decía Fuji, dándole vueltas varias veces.

Hayato levantó el mapa y me lo entregó, así que lo desarrugué sin demasiada prisa. Me di cuenta al instante por qué Takano lo había tirado, no servía para absolutamente nada y razón llevaba Fuji, en sí su comportamiento no correspondía al de quienes han perdido a una persona querida, todos aquí sabíamos eso, pero ella lo tenía más fresco. Seguí mirando el mapa, todavía sin decir nada, la pregunta de Hayato me alcanzó y estiré la mano libre en su dirección, indicándole que la tomara. Quería sujetarlo, eso era todo.

—Puede que no seamos los rastreadores más hábiles, pero sabemos cuidarnos. —Volví a mirar el famoso mapa—. Estoy cansada de estos juegos en cada ciudad, eso lo admito. Nagato el impertinente en Shizuoka, Kintaro el niño bonito en Toyama, ¿quién sigue? Quiero confrontarlo, pero hasta tener más motivos.

Suspiré con pesadez y alcé la vista a todos.

—No está lejos del sitio donde el hombre de la herbolaria mencionó que estaba el prodigio de los venenos, ¿no?

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nos vamos a chismear, qué te digo

 

Yuzuki Minami
Bosque

Hayato tomó mi mano sin siquiera preguntar, la inercia del gesto me hizo sonreír ligeramente sin darme cuenta, todo lo que me quedaba era intentar no perder a este niño también luego de haber sido incapaz de hacer algo por Rengo. Tenía fe de que volviese a nosotros, pero cada vez que el sol se ponía empezaba a sentir que las posibilidades eran más remotas.

Que ese no era el destino que nos correspondía.

Y si lo pensaba demasiado iba a volverme loca de ira contenida.​

No me pasó desapercibido el intercambio entre Yamagata y Takano, aunque no le presté especial atención y seguí avanzando tomada a la mano de Hayato. El bosque no era la gran cosa si lo comparábamos con el monte Genji, pero no por ello debíamos subestimarlo ni dejar de buscar cosas fuera de lugar que, para la gracia, no tardamos en encontrar.

La sangre seca en el pasto era una alerta en sí misma, la primera mancha guiaba a un rastro y el comentario de Yamagata, que sonaba más a reclamo, me hizo fruncir el ceño. El rastro acabó por llevarnos a unas tumbas, no había que ser demasiado avispado para verlas y caí en cuenta en que realmente nunca preguntamos si las personas que habían enviado al bosque para dizque buscar (si lo habían hecho en realidad) habían regresado.

Estaba por decirlo cuando el sonido de la flecha me accionó el cuerpo entero, solté a Hayato, que de por sí atendió al llamado de Takano disparando su propio arco, y desenfundé el colmillo en cuestión de un instante. El objetivo de la flecha había sido Fuji, pero consiguió librarse y aunque el enemigo cayó dudé bastante que el disparo del pequeño Sugawara hubiese acertado.

La silueta de la persona estaba parchada de sangre seca y lo que sea que hubiese en su mirada solo era un anuncio inevitable de problemas, el revoltijo de emociones que encontré en sus ojos me tensó el cuerpo. Estiré la mano para empujar a Hayato hacia atrás, confiaba en que si se mantenía allí si el enemigo soltaba otra flecha él haría lo mismo. Nos apuntaba, pero parecía estar solo.

Aunque toda esa sangre seca no podía haber salido de la nada.

Volví a empuñar la katana correctamente, lista para írmele encima apenas hiciera un único movimiento extraño, pero no me moví para atacarlo de inmediato. Si quería lidiar con cualquiera de las emociones en su mirada era algo que estaba por verse, pero prefería no provocar a nadie a atacar incluso si parecíamos ser más en número.

—Preferiríamos no lastimarte —dije con una calma que no sentía en realidad a pesar de no bajar mi propia arma, solo quería saber si reaccionaría a la voz de alguien—. La sangre, ¿de quién era?