Tormenta dolorosa [Naruto~Hinata]

Hallo, este es el primer fanfic que subo~ es un NaruHina, una de mis parejas predilectas, espero sea de su agrado y me dejen su opinión, por favor.

Nota: Lo que está en itálica son recuerdos.

Tormenta dolorosa.​

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Corría exasperada. Sólo podía apretar sus ojos y dejarse llevar por los impulsos de su triste alma, sabiendo que quizás ya no podría regresar. Pero ¿cómo hacerlo? ¿Qué caso tenía volver si él ya no estaba más?


—¡Ah! —gritó al tropezar.


Cayó de rodillas sobre el pedregoso terreno, se torció el tobillo y su delicada piel se abrió, dando paso al brote continuo de sangre; sangre brillante que fluía sin cesar sobre su pierna izquierda.

—¿P-por qué?


Ya no podía andar, con tan solo moverse un poco el dolor prendía duramente, quizás se había fracturado, a lo mejor sólo era una torcedura o tal vez se había desgarrado algún cartílago, pero ¿y eso qué? El sentido de su vida se desvaneció cuando Uzumaki Naruto murió.


Sus ojos empezaron a arder, pero Hinata luchaba contra sus impulsos; sabía que si permitía que una sola lágrima cayera terminaría colapsando, se desgarraría en vida y entonces ya no habría marcha atrás. Posiblemente la depresión la consumiría y el tormento de no haber podido alcanzar a Naruto sería más rotundo.


—¿Por qué N-Naruto-kun? —sus esfuerzos fueron en vano... la primera lágrima nació.


Ella apretó sus ropas, agachó la cabeza y empezó a temblar de tanta conmoción, de tantos sentimientos frustrados que nunca más podrían sanar. ¿¡Por qué Naruto tenía que haber muerto a manos de Sasuke!? ¿¡Por qué tanta insistencia de querer salvarlo!? Sabía que Sasuke significaba mucho para él, porque era su mejor amigo, pero... pero... ¿Por qué llegar tan lejos? ¿¡Por qué morir junto con él!?


El cielo tronó y poco pasó para que la tierra se humedeciera con la lluvia. Hinata, sumergida en los bosques corría un gran peligro, era un blanco fácil para los rayos entre tanto árbol; pero no le importaba, no tenía la intención de mover un músculo, y no por el dolor de su tobillo... sino por el de su corazón.


Pronto terminó totalmente acostada, siendo acogida por las gotas heladas que lloraba el cielo, empapada de amargura y soledad, siendo acompañada por el sonido del silencio.


—Naruto...kun.


Cerró sus ojos, la resistencia de su cuerpo por fin cayó. Ya no tenía nada, se sentía como un simple cuerpo inerte, un objeto inanimado, ¿dónde había quedado su vida? Ya no la sentía.

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—Hinata... Siempre he pensado en ti como... Una persona oscura, tímida y reservada.
—Eck, Naruto kun.
—¿Pero sabes una cosa? Me gusta la gente como tú.
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Los recuerdos inundaron su mente; abrió repentinamente los ojos. Su respiración era agitada, casi incontrolable, ¿q-qué era ese sentimiento? Aquellas imágenes despertaron algo importante.

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—Sabes Hinata, aquella vez cuando me enfrenté a Pain y tú llegaste a protegerme...


Ella lo miró con los colores subiéndole al rostro al recordar aquello, nunca lo olvidó; cómo podría no recordar el día en que reunió el valor necesario para darle frente a la vida y confesarle sus sentimientos.


—Me sorprendí mucho cuando dijiste que me amabas. Todo este tiempo he estado evitándote, porque no sabía qué decirte y porque soy un idiota —paró un poco, se veía nervioso—. Y la verdad... e-eres muy especial para mí, y te quiero.


El corazón de la Hyuuga estaba apunto de estallar, sus mejillas se encendieron hermosamente y sus ocelos de luna brillaron con esperanza.


—Pero Hinata... voy a ser franco contigo. Sasuke es mi prioridad, me hice la promesa de salvarlo y no pienso retirar mis palabras, me haré mucho más fuerte, haré todo lo que sea necesario para salvarlo de la oscuridad.


Ahora su rostro entristeció, sabía lo que el rubio trataba de decirle, más bien... sabía el camino que él había tomado.


—Hace poco tuve la oportunidad de verlo —soltó con tristeza—. Se veía tan diferente, tan lleno de odio y maldad. Y te diré lo mismo que le dije a él... “Tú y yo pelearemos y moriremos juntos”.
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Nuevamente sus ojos soltaban su dolor, cada lágrima que brotaba se perdía entre la lluvia. En aquél entonces, ella desistía a creer en sus palabras, no aceptaría la idea de que Uzumaki Naruto muriera con Uchiha Sasuke, ¿qué no había otro modo?


—No lo hubo —sollozó.



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—¡Naruto-kun! —gritó tan fuerte como pudo al tiempo de alcanzarlo.


Ella respiraba violentamente debido a lo mucho que había corrido. El joven se detuvo en seco al sentir que ella lo apresaba delicadamente de las ropas, y giró por completo para encarar su pálido rostro.


—No vayas, p-por favor, Naruto-kun.


Ella no podía mirarlo a los ojos, era tanto su dolor que si veía por un momento sus azulados ojos...


—¿Eh? —Naruto abrió los ojos sorpresivamente cuando las mejillas de Hinata se vieron invadidas por gruesas lágrimas.


—No vayas a pelear, s-sólo por esta vez... ¡Por favor!


El Uzumaki apenas podía entender la reacción de la Hyuuga, jamás había visto su rostro tan preocupado... por él.


—Hinata —susurró—. Debo hacerlo, todos cuentan conmigo, además...


—No, no lo digas Naruto-kun.


Ella apretaba sus manos sobre su pecho para ahogar el llanto, ya se le habían escapado las lágrimas, pero definitivamente no se permitiría estallar.


—¿¡Eh!?


El rostro de Hinata se prendió cuando se vio apresada por los fuertes brazos de Naruto, la contenía suavemente en un cálido abrazo. Podía sentir la mezcla de su calor, una sensación tan bella que la transportaba a un mundo donde el tiempo no existía, donde sólo había derrames de felicidad.


—Te prometo algo Hinata. Si quedo con vida... regresaré por ti —se detuvo unos momentos para contraerla más fuerte—. Sino... te esperaré en la otra vida.
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Aquellas imágenes la hicieron ponerse en pie de súbito, ignorando por completo su dolor físico, enfocándose solamente en una extraña pulsación en la más profunda herida de su corazón.


—Naruto-kun dijo que me esperaría.


Cuando recibió la terrible noticia quedó sumergida en un profundo shock, uno que le impedía recordar la verdadera voluntad del rubio, sus deseos y la importante promesa que le hizo.


—Naruto-kun... lo siento, n-no me di cuenta de lo que estaba haciendo. Así que... espérame por favor.


Sonrió débilmente, alzó la vista al cielo y lo primero que vio fue un precioso rayo de luz que se colaba entre las nubes negras, el cual empezó a crecer hasta rosar sutilmente su rostro, calentando su nariz y llenándola de paz.


—Me haré mucho más fuerte y tomaré tu sueño de ser Hokage como mío... sólo mírame Naruto-kun.