Tipos de Miradas

Miradas que asesinan.

La vio a los ojos con odio, con un infinito rencor; la amaba no podía negarlo pero tampoco negaba que no podía perdonarla, no después de su traición.

Le engaño y jugó con él como la arpía que era, le hizo confiar pero después ella misma le fallo.

Pensar que la había amado con todo su ser, ahora le enfermaba. Había despertado en él el instinto de asesinato; se pregunto a que sabría su piel, antes la había deseado pero ahora el deseo era diferente, uno más retorcido.

Se le antojaba probar su piel y ¿por qué no? Toda ella, pero no en el buen sentido.

Saco de uno de sus cajones unas tijeras con el suficiente filo para la acción que realizaría, y pudo ver como los ojos de ella brillaban con la ilusión de ser liberada, que equivocada estaba.

Empezaría a cortar la piel y a ponerla a cocer, el no era un caníbal, simplemente aprovechaba la circunstancia; ella moriría, debía de morir y él en una clara muestra de amor se la comería, para que sus restos permanecieran dentro de él siempre y no se pudrieran lentamente en algún otro lado.

Se acerco a ella con cautela y con una mirada, a su parecer escalofriante debía suponer por la expresión que ella tenía en su cara; todo acabaría esta noche, después de su muerte el partiría con ella siendo un solo ser.
Y en el último brillo de su mirada se pudo ver reflejado, pudo ver el reflejo de un asesino.

 

Miradas de recelo.

Le vio a lo lejos, con rencor y es que ¿quién no lo haría? Ella era bonita pero que saliera con aquel tipejo era sumamente increíble, según las chicas del colegio ese adefesio era el segundo más guapo del colegio. ¿El primero? Se preguntaran, y con suma modestia y absoluto sarcasmo respondería, él, si él era el las popular de toda la academia y ella, Lisie era la chica bonita y popular que todo el mundo quiere; él era el capitán del equipo de fútbol, ella la capitana de animadoras por el bonito cuerpo que poseía. Estaba marcado en la historia de la secundaria que ambos capitanes debían de ser pareja, ¡Era su destino!

Pero no, la tonta tenía que escoger al segundo siempre, todo por compasión y es que más le valía a ella que fuera por eso y no por lo que él pensaba. Escogía al sub capitán, al segundo de la clase, después de ella claro, el simplemente no era aplicado. No era lo suyo el estudio prefería el deporte. Escogía al imbécil de Brandon y no a él ¡A él! El gran Sergio, sin duda esa niña sí que era tonta.

¿Por qué no podían ser más que amigos? ¿Por qué no podían ser pareja?
—Sergio—llamo Lisie— ¿A qué hora nos vamos a casa?—pregunto.
Si, simplemente porque eran hermanos, pero no me mal entiendan; eran mejores amigos, hermanos de corazón tras la muerte de los padres de la muchacha.

Tal vez por eso ella no se fijaba en él, porque no quería ni necesitaba que fueran algo mas, le quería pero no pasaba de ser un cariño fraternal. Y él, sencillamente la amaba como un tonto sin correspondencia de su parte.
— ¿Que hacías con ese idiota de Brandon?—pregunto
—Solo platicaba.
—Ya veo, no sabía que platicar hoy en día significaba que te devoraran con la mirada, si es así que gran y amena platica ¿No crees?.
—Por cierto ¿Y tu noviecita Alison?—dijo la muchacha con recelo.
—Ella no me devora con la mirada, ella es más una mujer de acción, y para mi mala suerte no es mi novia—dijo con fingida decepción.
—Idiota—susurro la chica.
— ¿Disculpa?
—Nada solo dije que... Eres un ideático, después de todo se nota que le gustas—señalo la chica con una pizca celos en su voz.
— ¿Tú crees? pues al tontito ese no le eres indiferente— "y no sabes cómo me enfurece" quiso agregar.
—Como sea—respondió ella queriendo cambiar de tema.

Caminaron el trecho que les quedaba para llegar a casa y entraron a la bella residencia. En el medio del pasillo del segundo piso se miraron a los ojos antes de separarse, el rumbo de sus habitaciones los distanciaba, y debido a la reciente charla acerca de parejas el enojo aun estaba reciente en ambos.

Se dirigieron una última mirada, de recelo y se separaron dando la espalda al otro empezando a cambiar, mientras en sus mentes el mismo pensamiento resonaba ¿Cuando te darás cuenta de que te amo, pequeño/a tonto/a?

 

Miradas de deseo.

La vio como cada mañana, enfundada en aquel uniforme que indicaba su inocencia al solo cursar la secundaria, a su parecer se veía sumamente exquisito, y por lo que veía muchos hombres pensaban igual. Cosa que le desagradó.

Lo vio allí parado viendo por la ventana, tan guapo como siempre lo recordaba, el era una hombre maduro; tal vez de unos ¿Veiti tantos? No lo sabía con certeza, no conocía mucho acerca del hombre, solo lo mucho que le gustaba ver la ventana. Desde que lo conoció el primer día que se vio obligada a usar el transporte público al ingresar a la secundaria y había quedado impactada por la belleza del hombre frente a ella, y es que por muy tonto que sonara; le quería, quería a un completo extraño.

Seguía observando por la ventana sin ignorar que ella lo observaba, y él podía verla claramente a través del cristal; después de todo no estaba tras el vidrio admirando al paisaje, estaba allí admirando el reflejo de ella; y eso le asustaba, cada día mostraba más interés en esa niña y eso no era algo bueno ¿Se estaría volviendo un pedófilo acaso?

No podía despegar la vista de él, era sumamente apuesto, mucho más a lo que ella esperaría a aspirar. Con sus amigas habían hablado de que algunas empezaban a sentir ya el deseo hacia alguien, y por raro que suene ella no lo sentía, a pesar de estar en plena edad de la punzada como solían decirle a la pubertad. Pero después de días de tocar el tema, empezó a sentir ese extraño sentir de fuego en su interior al ver a ese hombre, que hasta su nombre era un misterio.

La observaba y le inflaba el ego, el hecho de que ella no dejara de mirarlo; había que reconocer que la chica no era fea y esa inocencia en su rostro contrarrestaba aquel cuerpo, que a pesar de estar aun en crecimiento, se notaba ya muy desarrollado.
Esa niña había logrado lo que muchas quisieran, que él la deseara; pero no lo mal entiendan, el ya era grande y mentiría si dijera que no había sentido el deseo hacia alguna mujer nunca, además de que él era más virgen que señora con 11 hijos. Pero esa niña despertaba un extraño deseo en el.

No uno como del tipo carnal, si no uno más inocente y puro, cual niño desea una golosina a pesar de desobedecer una orden de su madre. Un deseo infantil, pero a su consideración, hermoso.

El vagón del transporte público se detuvo, dando a conocer el fin del trayecto, como una costumbre muy especial ambos esperaron a que la mayoría de pasajeros desalojaran el lugar, y casi al mismo tiempo; como si se hubieran leído la mente, se dirigieron a la salida.

Pasaron al mismo tiempo por la puerta y se vieron a los ojos en una sola mirada que representaba algo tan simple pero complejo, tan igual y tan diferente a la vez. Se dirigieron una mirada de deseo.

Lo único contradictorio del caso era el hecho de que los papeles se invertían; un hombre teniendo un deseo de niño y una niña sintiendo el deseo de una mujer.

—Buenos días—ambos hablaron al mismo tiempo, cosa que los hizo reír y al mismo tiempo darse cuenta de algo: se habían enamorado de un extraño/a.

 

Miradas preocupadas.

Intercambiaron miradas por un segundo, un sudor los recorría a ambos pero más a él, el estrés que sentía era muy fuerte, si es que él conocía el estrés; no quería fallar, su orgullo se lo impedía, no podía hacerlo y mucho menos frente a ella.

—No lo hagas, te estás equivocando; eso no es así— dijo la pequeña niña frente a él.
—Déjame hacerlo, se lo que hago—dijo el niño queriendo hacerse el fuerte.
—Pero no lo lograras—insistió ella—me preocupa que te vayas a equivocar, después de todo podrías dañarlo.
—Déjame—volteo a verla y vio la preocupación clara en sus ojos—después de todo tú hiciste lo que quisiste con el perro—dijo el pequeñín.
—Pues si pero es nuestro bebé, tonto, y yo soy la mamá tengo más derecho sobre él.
—Tonterías yo compre el muñeco.
—Solo pagaste la mitad—insistió la niña de no más de 5 años.
—Pero eso quiere decir que también me pertenece—dijo el niño de 8 años.

No importaba la diferencia de edades, ellos jugaban juntos siempre, aunque a veces peleaban. Pero sin duda el juego favorito de ambos aunque lo negaran, siempre seria la casita.

Y para las gustosas espectadoras era un placer verlos jugar, después de todo presentían que sus hijos llevarían ese juego aun más lejos en el futuro.

Pero sin duda su parte favorita, eran las miradas de preocupación de los pequeños ante cosas tan simples como la fachada de la casa, o la ropa del bebé, o a quien le tocaría limpiar la casita, pero la más habitual era su preocupación por el tiempo que les quedaba juntos para jugar antes de irse a sus respectivas casas.

No cabía duda que las preocupaciones que tenemos de niños son las más simples, y, por consecuente las más hermosas.

 

Miradas celosas.
La vio partir de la mano con un sujeto de extraña procedencia —con una sonrisa asquerosa, según él— en la cara; y ella con el semblante frío que siempre la caracterizo, con un hermoso vestido muy fino que cubría, o tal vez no lo suficiente, su ya muy usado cuerpo.

Ella era una mujer hermosa lo había dicho desde que la conoció en aquel lugar al que fue gracias a las insistencias de su mejor amigo —que a estas alturas no sabía si odiar o agradecer— pero a fin de cuentas el destino le hizo conocerla por algo.

La primera noche pago por ella, pero no la tomo solo platico con ella que al principio lo miro con desconfianza, pero después se ablando y comenzó a tener una amena plática.

Y esa era su rutina, hablaban el tiempo que él la pagaba y se contaban todo, hasta el punto en que ambos sabían todo del otro y de sus vidas; y una noche ella se le declaro, dándole mucho que pensar a su agobiada mente; llegando a una simple conclusión: se había enamorado de una prostituta.

Después de días de no verla se armo de valor y la visitó para dejarle todo en claro, y esa fue la primera vez en la vida de ambos que conocieron lo que era el amor vivido en el cuerpo del otro.

La frecuentaba y pagaba por ella; porque no le importaba nada, ella era de él, así de simple. Y le cargaba la idea de que alguien, o más bien, algunos tocaran lo que por derecho le pertenecía.

La vio a lo lejos y pudo percibir como ella le guiñaba el ojo, a lo que él como todo enamorado sonrió.

Hoy todo acabaría. Porque hoy ambos se irían juntos muy lejos donde nadie les encontrara, donde nadie les juzgara a ella por no tener "escrúpulos" y a él simplemente por idiota.

Hoy sería su última noche en ese maldito lugar, porque se la llevaría con él; se habían acabado los llantos, el enojo, la desilusión, la tristeza y la amargura; pero sobre todo se acabaron esas miradas de celos que les dirigía a esos hombres necesitados de cariño, por que el único hombre para ella era, y siempre seria él.

 

Miradas de adoración.
Comía aquel caramelo con demasiada devoción, y en esos momentos como deseo ser aquel colorido dulce.

Si había algo que ella adoraba eran las enormes paletas de dulce con diferentes colores; tenía 16 años pero parecía una niña de 8 comiendo un dulce, con toda la boca embarrada de él.

— ¿No quieres?—pregunto la joven
—No estaría mal probar—contesto él, mirando la comisura de sus labios llena de aquel dulce, acerco su dedo y quito el residuo de caramelo de estos y lentamente lo llevo a su boca, mientras disfrutaba el sabor y la combinación de ambos; sus labios y el dulce. Para ser sinceros era una combinación fantástica.
—Me pregunto...
—¿Que...—no pudo terminar debido al sentir de unos labios posados en los suyos; invadiendo su boca, ella como toda inexperta tardo en corresponder, pero cuando lo hizo no pudo estar más feliz con el resultado.
—Delicioso— murmuro el muchacho cerca de sus labios, y ella solo se limito a responder mediante un sonrojo que invadió su cara.

No había duda, si había algo que ella miraba con adoración eran esos enormes dulces de colores; pero él lo único que podía mirar de tal forma, con adoración, eran sus labios. Después de todo adoraba a esa niña más que a cualquier otra mujer que haya conocido.

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Ok pensaran que estoy loca, pero estos escritos los hice para el reto de [Tablas] Miradas que comenzé el día de hoy, en mis vacaciones y que acabe el mismo dia; si lo se simple como= loca no tienes nada que hacer.
Y la verdad no lo tengo, asi que sin mas les dejo estas historias, espero sean de su agrado y perdon el genero pero varia y no sabia que poner xD