Microrrelato Tienda de la felicidad

En mis cuadernos viejos pude encontrar un escrito algo... Diferente. Antes que nada, les advierto que parece que la clasificación no está muy bien colocada.
Espero que sea de su agrado.

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Entró a tienda con un paso humilde y se detuvo para ver la brillante vitrina que se encontraba a su costado. Sonrió al ver que la cosa que buscaba se encontraba en ese local. Por fin lo había encontrado. Ese pequeño paquetito amarillo pálido la tenía atada al sufrimiento eterno.

Apresuradamente corrió hacia una de las vendedoras que llevaba el mismo color de uniforme que dicho objeto. Sus cabellos rojizos se movieron gracias al viento y su vestido verde imitaba la acción.

―Tiene que sacar número, señorita.

Buscó con la mirada el dispensador y presionó su botón, dejando a la vista que su número era el ochenta y cuatro. Desanimada, pudo escuchar a una comerciante que gritaba “treinta y seis”. Su mundo se desplomó pero seguramente valía la pena. Se apoyó en la pared con una calma infinita esperó a que toda la gente que había llegado ante que ella compraran. Vio como un joven se llevaba diez kilos de lo que quería comprar. Rogó a Dios para que quedara mercancía en bodega.

―¡Ochenta y tres!

Un número más y su agonizante desesperación terminarían sin embargo, los segundos que pasaron se hicieron largas e interminables horas. Aquel tipo que estaba comprando, colmaba su paciencia, pero por suerte se largó de la tienda. Antes de que gritaras su dígito, ella ya estaba parada frente al mostrador.

―Quiero tres kilos de felicidad y tres kilos de amor. ―Dicho esto la joven que se encontraba al otro lado del mesón le pasó lo pedido. Esa era una tienda donde la gente podía pagar por sus emociones.