Crepúsculo Tiempos de guerra [Rosalie&Renesmee&Jacob]

Tema en 'Fanfics sobre Libros' iniciado por Lady Kyros, 10 Noviembre 2010.

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    Lady Kyros

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    Título:
    Tiempos de guerra [Rosalie&Renesmee&Jacob]
    Total de capítulos:
    1
     
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    2075
    Gracias a Sandritah por el beteo. =)
    Cantidad de palabras: 1,891 + título





    Tiempos de guerra

    La rubia aferró a la criatura que se hallaba en sus brazos con fuerza, a la vez que le enseñaba los colmillos a aquel hombre que acababa de bajar las escaleras frenéticamente hacia ellas. Olía a perro mojado y sangre, pero aún así trató de no perder los estribos ante aquel indeseable entrometido; no quería asustar a la pequeña bebita que dormía tranquilamente apoyada contra su pecho.

    Jacob clavó los ojos con una ira asesina sobre el bulto que cargaba la mujer vampiro: aquella maldita monstruosidad había sido la culpable de la muerte de su amada Bella. Debía matar a ese despreciable engendro, ¡hacerlo pagar por todo el dolor que le había provocado!

    Rosalie retrocedió instintivamente, sin quitarle la vista al hombre lobo, temerosa de que la pequeña Renesmee saliese lastimada. Si tenía que luchar contra él preferiría hacerlo lejos de la niña para mantenerla a salvo; sólo le tomaría unos momentos acabar con ese perro sarnoso... Pero entonces sintió una manecita cálida apoyarse en su pecho y la pequeña bebé se asomó por entre su cobija para clavar la mirada en el enfurecido licántropo.

    El joven Black quedó petrificado al sentir aquellos ojitos del tono de la leche con chocolate posarse en los suyos, al mismo tiempo que una ola de calor opacaba el hielo que circulaba en sus venas momentos antes... Había entendido que vivía sólo para amar a la hija de Bella.

    Los músculos de Rosalie se relajaron un poco al contemplar el cambio que la mirada de Jacob hacia Renesmee: ahora la observaba con la más completa adoración, y parecía que la pequeña quería ir a su encuentro. Gruñó por lo bajo; no quería compartir a la hermosa criatura con ese sujeto apestoso.

    —¡Renesmee!

    Rosalie corría por el bosque llamando a la pequeña semihumana, la había dejado unos momentos a solas para conversar con Emmett y cuando regresó la niña había desaparecido. Se maldecía por haberla dejado fuera del alcance de su vista, y agradecía que el efluvio de Renesmee fuera tan nítido como para seguirle la pista. Un gruñido afloró de su garganta al descubrir otro aroma mezclarse con el dulce perfume de la niña: perro mojado.
    No tardó en llegar al lugar en que Jacob jugaba alegremente con la hermosa Renesmee.

    —¡Renesmee! —La llamó, lanzándole una mirada asesina a su acompañante.

    La pequeña se volteó al oír su nombre y le regaló una radiante sonrisa a la mujer. Se acercó a ella con paso alegre y se alzó en puntas de pies para tocar su pálida y dura mejilla. La rubia frunció el ceño con clara molestia, y en su boca de dibujó una expresión de berrinche.

    —Ya sé que te diviertes con él, pero luego apestas, preciosa...
    —No es que tú huelas precisamente a rosas... —comentó Jacob poniendo los ojos en blanco.

    Le lanzó una nueva mirada asesina antes de responder:

    —Pero en casa, donde vive Renesmee, a ninguno nos da náuseas nuestro olor.

    El hombre lobo chasqueó la lengua en señal de que le gustaría cambiar aquello. Rosalie sonrió triunfante.

    —Vamos, Nessie —la invitó con voz dulce.
    —Quiero quedarme un poco más... —pidió con tono caprichoso.
    —Yo quiero que se quede —convino Jacob esbozando una sonrisa.

    La rubia le enseñó los colmillos pero no le negó a la semivampira su petición; sin embargo, se quedaría con ellos hasta que la pequeña diera muestras de cansancio y entonces se la llevaría a casa.

    Renesmee estaba encantada paseando al lado de Rosalie y Jacob, dos de las personas que más quería y que más la consentían. La vampira miraba con recelo al licántropo, pero debía admitir que a su lado la hermosa Nessie se veía feliz. Apenas se inmutó cuando él adoptó su forma lobuna para cargar a la niña, solo los seguía a una distancia prudente para que olor del hombre lobo no la asquease demasiado.

    Y entonces percibió el efluvio de alguien más. No estaban solos.

    —Detente, chucho —siseó por lo bajo.

    Jacob gruñó y se volteó hacia la rubia, con Renesmee en el lomo.

    —¿Qué pasa, Rose? —preguntó la niña al ver cómo la vampira se agazapaba para tomar su posición de batalla.
    —¿Hay alguien por ahí? —preguntó el licántropo volviendo a su forma humana; a ninguna de las dos les importó que estuviese desnudo.
    —Sí, son...
    —Vampiros —concluyó él, arrugando la nariz al sentir el olor a tomates podridos— ¿Tenéis visitas?
    —No.

    Rosalie no entendía de quiénes podía tratarse, era un efluvio que desconocía... ¿Serían parte de la Guardia los Vulturis? Se estremeció ante esa posibilidad: ella y el licántropo no eran capaces de enfrentarse a ellos, además tenían a Renesmee...

    —Rápido —masculló en voz baja y cargada de apremio—, tenemos que regresar antes de... ¡Oh, no! ¡Nos han sentido y vienen hacia acá!

    La rubia se puso de espaldas a Renesmee, protegiéndola con su cuerpo de cualquier ataque frontal. Jacob ya había vuelto a su forma lobuna y se hallaba con todo el pelaje erizado, a la espera de que llegaran aquellos vampiros.
    No tardaron en hacer su aparición, eran cinco neófitos que tanto la vampira como el lobo los reconocieron, habían pertenecido al aquelarre formado por Victoria.

    Uno de ellos, de cabellos azabaches y largos, se adelantó hacia Rosalie con una mueca burlona grabada en el rostro.

    —¡Oh, vaya! Miren qué tenemos aquí —extendió los brazos como si quisiese abarcar al trío de Renesmee—: una mujer, un perro enorme y... —inspiró profundamente captando el efluvio de la niña— un delicioso bocadillo.
    —Ni se te ocurra pensarlo —gruñó la rubia enseñándole los colmillos; sus adversarios respondieron al gesto.
    —¿Piensas detenernos? —preguntó con sorna un vampiro pelirrojo que tenía una profunda cicatriz en la mejilla.
    —Mejor será que te nos unas, preciosa —terció otro calvo, con un matiz lujurioso en la voz.

    Jacob se adelantó desafiante, a lo que un cuarto vampiro reaccionó.

    —¡Es uno de esos lobos que nos atacaron! —exclamó, llevándose la mano derecha a su ojo respectivo, donde claramente se había alojado una garra de licántropo.
    —Uno de los que liquidaron a Victoria... —susurró una vampira de rizos castaños—, entonces la barbie debe ser una de los Cullen.

    Los neófitos parecieron entusiasmados por la idea de poder enfrentarse nuevamente a quienes los habían derrotado; solo ellos habían sobrevivido a aquel enfrentamiento.

    —Parece que lo de proteger humanos es de familia —bufó el primer vampiro, que parecía ser el líder.
    —Pues así nos han facilitado una sabrosa presa, Erick —chilló la vampira, pasándose la lengua por los finos labios.
    —Estás ansiosa, Vanessa, al igual que Carl, Joshua y Runcorn —Erick alzó las manos—. Entonces: ¡a vengarnos!

    Los cinco vampiros se arrojaron sobre los protectores de Renesmee, quienes gracias a clases dadas por Jasper ya tenían noción de cómo vencerles. Pudieron sacárselos de encima y aturdirlos para que ya no se les abalanzaran todos juntos.

    El licántropo logró derribar al vampiro calvo, Runcorn, y morder con fiereza el cuello del pelirrojo, dejándolo fuera de combate. Rosalie por su parte había logrado alejar a la vampira al dejarla sin aire, y romperle las piernas al vampiro tuerto, Carl.

    Erick, el líder de los neófitos caminaba en círculos rodeando a sus enemigos, mientras los suyos intentaban derribarlos; buscaba la posibilidad de abalanzarse sobre Renesmee y cobrar venganza matándola ahí mismo. No tenía tiempo de jugar con la comida.

    La niña mirada aterrada cómo los vampiros se lanzaban contra ella y su malherido Jacob luchaba por protegerla mientras la bella Rosalie no daba muestras de ceder terreno. Y repentinamente el vampiro de cabellos negros desapareció; tampoco había rastro de la mujer.

    La rubia y el lobo suspiraron aliviados al ver que sus adversarios, o yacían muertos a sus pies, o habían huido: habían logrado salvar a la pequeña semihumana.

    —No peleas mal, chucho —jadeó Rosalie, a lo cual Jacob le respondió con un gruñido bajo semejante a una risotada—. Tomaré eso como que me dedicas el mismo cumplido.

    El licántropo jamás había visto a la rubia sonreír de esa manera, y menos a él: con gratitud. En verdad le estaba agradecida por ayudarla a salvar a la hermosa hija de Bella.

    Y entonces la sonrisa se transformó en gruñido.

    Apenas alcanzó a esquivar el golpe de Rosalie que, para su alivio, no iba dirigido a él sino a la vampira que había saltado a su cuello. Vanessa se estrelló contra un árbol, incorporándose costosamente. La rubia sólo gracias a sus agudos sentidos pudo esquivar la embestida del lobo, justo a tiempo para que este derribase al vampiro de cabellos azabaches que había saltado a la espalda de ella.

    Rosalie se enfrentó a Vanessa, mientras Jacob se encargaba de Erick. La pequeña Renesmee a duras penas podía seguir los movimientos de los tres vampiros y el hombre lobo, pero luego de un cuarto de hora que le pareció aterrador, pudo ver a los ganadores.

    Jacob había vuelto a adoptar su forma humana, y presentaba un feo corte en la frente, mientras Rosalie mostraba leves cortes en la mejilla y la hermosa cabellera dorada totalmente desordenada.

    La pequeña semivampira corrió hacia sus amigos, quienes la abrazaron brevemente para luego apilar los cadáveres y prenderles fuego.

    Se sentaron cerca de la hoguera contemplando cómo sus enemigos pagaban por la osadía de querer herir a la hija de Edward y Bella. El hombre lobo miró a la vampira fijamente, a lo que ésta le increpó:

    —¿Qué sucede?
    —Nada, sólo quería agradecerte lo de antes —dijo mientras le extendía la mano.

    Para su asombro y lejos de cualquier reacción esperada por parte de la más odiosa de los Cullen, Rosalie le estrechó la mano.

    —De nada, pero estamos a mano.
    —Guau —se asombró Jacob—, bueno, sí que ha sido interesante este día.

    La vampira lo soltó, pero no endureció el semblante.

    —Me ayudaste a salvar a Renesmee...
    —Obviamente salvaría a Nessie, es mi razón de vivir... Y supongo que para ti es lo mismo, o al menos literalmente —observó esbozando una sonrisa irónica.
    —Sí, lo es junto a Emmett y la familia —respondió la rubia, sonriendo.
    —Emmm... Rose...
    —¿Cómo me llamaste?

    El licántropo calló al darse cuanta de su imprudencia, pero para su asombro no había enojo o indignación en los ojos de la vampira, sino sorpresa. Después de todo, pensó, si había llegado a tolerar e incluso a ver a Edward como un amigo –y dentro de lo posible suegro- también podría ser lo mismo con ella.

    —¿Puedo llamarte así?
    —¡Ja! Sólo si me dejas llamarte Jake —comentó con sorna.
    —Hecho —sonrió el lobo.

    Rosalie abrió los ojos como platos, ¿realmente él había aceptado que lo llamara de esa manera? Sonrió. Si había aceptado a Bella, ¿por qué no hacer lo mismo con su mejor amigo? Además también era uno de los seres queridos de Renesmee.

    —¿Amigos?
    —¿Perdón? —preguntó la rubia al ver la mano extendida del licántropo.
    —Si pudiésemos darnos una oportunidad de ser amigos, aunque sea por Renesmee —pidió Jacob—; es tedioso tener que verla por horarios.

    Rosalie soltó una risa cantarina.

    —Hecho. —Estrechó la mano del lobo—. Por Renesmee —añadió.
    —¿Y por quién más? —Jacob puso los ojos en blanco.
    Y con aquella convicción ambos abrazaron a la niña que los había unido, sin tomar en cuenta la cercanía entre ellos, sin percatarse que el efluvio de ambos se mezclaba sin molestar a ninguno en particular.
     
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    DarkHinata

    DarkHinata Entusiasta

    Aries
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    Muy lindo!! Me encanto la primera parte..siempre me pregunte como habia reaccionado Rose cuando Jake bajo las escaleras queriendo matar a Nessy!! ^^
    Besosss!! Hinata♥
     

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