The black winds howl [CCS]

The black winds howl [CCS]

Qué puedo decir de este Fanfic? Participo con humildad de los Fanfics de los Olímpicos CLAMP, no ganó un tercer lugar ni un segundo (aspirar al primero ya es creerme mucho, aunque me hubiera gustado) pero al menos pued decir con orgullo que mi grupo fue el que más medallas se llevo... lastima que en esta categoria no pude darselas yo xDU
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Si hay algo seguro en la vida es que vamos a morir.​

Chap 1 Visita


Los sueños proféticos la embargaban, sus noches se habían vuelto extenuantes y largas, si cerraba los ojos temía ver algo que no quisiera saber, algo de su futuro que no quería que llegara y eso le causaba mucho miedo.
Sakura se despertó exaltada y con el cuerpo tembloroso, el pelo revuelto le impedía ver lo que tenía adelante. La ropa se le pegaba al cuerpo por el sudor, describiendo perfectamente las curvas que ocultaba ese cuerpo joven y bien desarrollado.
Se levantó y caminó hasta al baño, Kero seguía durmiendo y al parecer su mal sueño no la había despertado. Menos mal, se había dicho la muchacha mientras se enjuagaba el rostro.
Sus ojos esmeraldas expresaban el intenso cansancio que sentía desde hacía semanas, algo iba a pasar, lo presentía en su corazón y en todo su cuerpo.


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Se suponía que debía ser un día caluroso, hermoso con los pétalos de sakura volando por toda la ciudad de Tomoeda, pero una gran tormenta se cernía sobre la ciudad oscureciendo el cielo quebrando la idea de una bonita tarde de vacaciones; el viento aullaba con furia y la candidez de una taza de té era lo más apetecible en esas circunstancias.

• — ¡No puede ser! —se quejaba Sakura, su humor ya se encontraba bastante afectado por el sueño que la había despertado esa mañana— ¿Cómo puede haberse arruinado el día así? —.

Su amiga Tomoyo le extendió otro sandwich de jamón serrano con queso para que se aliviara su pesar, le acarició la cabeza y rió con ternura, adoraba a su amiga. La señora de las cartas infló sus mejillas de porcelana y mordisqueó el sandwich que Kero de reojo miraba desde una esquina. Su alegría se encontraba arruinada, era el primer día de vacaciones de primavera y comenzaban bastante mal. Y no había noticias de Syaoran por carta desde hacía un mes, comenzaba a preocuparle que esos sueños tuvieran que ver con él.
¿Podría ser que su Syaoran a kilómetros de distancia estuviera enfrentando un gran peligro? Se encontraba muy angustiada y no podía evitar que Tomoyo lo notara, nunca había sido muy buena fingiendo, y su amiga la conocía muy bien.

• — Sakura... ya te llegará una carta de Syaoran, pudo ser un retraso del correo... —le decía Tomoyo a Sakura para tranquilizarla, podía sentir que era lo que le preocupaba a esa chica de hermosos ojos esmeralda pero seguramente no le diría nada aunque le preguntara, por eso sólo podía estar al lado suyo y animarla. Touya las interrumpió en sus pensamientos.
  — Deberías amigarte con la tecnología, monstruo, así podrías enviarte emails con el odioso jajaja —-.
  — ¡Touya! —tan rápida como su hermano -siendo la mejor corredora de su curso- Sakura corrió tras su hermano para propinarle un castigo divino, mientras Tomoyo le suplicaba compostura pero ella misma se sorprendió al ver en el umbral de la puerta una figura que hacía tiempo no veían.

Sakura no podía ocultar la emoción que la comenzaba a dominar, estaba muy sorprendida y tremendamente feliz, pero su cuerpo no se movía porque muy dentro suyo no era a él a quien quería ver.

• — ¡Eriol! ¿Qué haces aquí? —Tomoyo sonrió y miro a su pasmada amiga, le dio un empujosito en la espalda y la animo a saludar a su viejo amigo, la otra mitad del mago Clow.
  — Hacía tiempo que no nos veíamos y una visita a Japón no me venía nada mal—sonrió gentilmente a ambas y miro largamente a Touya—, creo venir en el tiempo justo, ¿no?.

Nadie salvo Sakura pudo entender las palabras del enigmático Eriol, que seguía sonriendo tranquilamente ante la mirada de esos ojos profundos de color verde.
La tensión fue cortada por Touya, que devolviéndole la mirada a Eriol, anunció que se retiraba a hacer unas compras. En cuando cerró la puerta había vuelto la mirada dentro de la casa, ese chico le daba escalofríos y olía a orquídeas(*).


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Chap 2 Sueños


Tomoyo le sirvió un poco de té a Eriol y le ofreció un par de sandwiches que ella misma había preparado para agradar a Sakura, que se encontraba sentaba frente a Eriol y se sentía bastante confundida. Creo venir en el tiempo justo, ¿no?. No podían hablar frente a Tomoyo, pero estaba segura que si Eriol estaba ahí era por algo, y sus recurrentes sueños eran el aparente motivo no creía que fuera una simple visita, no viniendo de Eriol.


El tiempo que habían pasado separados se había disipado, y Sakura -menos tensionada- comenzaba a hablar eufórica con Eriol, pues quería saber todo sobre su vida en Inglaterra, quería saber sobre Kaho... sobre porque estaba de visita.

• — Ya tengo que irme —se levanto de su asiento y fue a recoger su abrigo mientras Sakura lo seguía pidiendo explicaciones— Realmente lo siento Sakura, eso es algo de lo que no podemos hablar ahora, pero tú y yo sabemos que ya llegará el momento... —.

Sakura se quedo callada con el gusto de la impotencia en su boca, pero si Eriol decía que ahora no era el tiempo... ¿Porque lo decía? Comenzaba a cansarse de esa fachada de tranquilidad y superioridad que le mostraba Eriol. No le quedaba más que soñar otra noche y averiguarlo dentro de esas visiones tan atemorizantes, la idea la hacía temblar más y más.
Como había supuesto, no podía dormir, Kero se había acurrucado a su lado y -muy a su manera- la alentaba a ser fuerte y adentrarse en sus sueños para descubrir que era lo que estaba pasando. Le propuso que contara ovejas, pero a las ovejas se las comía un lobo, y luego al lobo lo mataba un cazador. ¡Que absurdo! Resoplo y se tapó totalmente con el acolchado, apretando fuertemente los parpados.


Todo estaba oscuro, ¿acaso no había luz en ese lugar? No. No era una oscuridad total, podía escucharlo, era el viento negro que soplaba y le impedía ver. Comenzó a caminar, era lo único que se le ocurría hacer, pero todo seguía siendo una tormenta negra. Se abrazo a si misma, el viento comenzaba a tomar fuerza y ella sentía frío. A lo lejos se podía ver algo y corrió hacía allí, era la primera vez que escuchaba algo más que sólo el viento, parecía estar pisando agua, la oscuridad no la dejaba ver. Una figura máss alta se encontraba frente suyo, no podía verle el rostro con claridad pero sus labios se movían lentamente, parecía estar diciendo algo importante, no podía escucharlo, pero algo parecía estar entendiendo porque un torrente de miedo la invadió, mucha angustia arraigando en su corazón, haciéndola doblarse y caer al suelo. Lloraba y lloraba, la figura se inclinó sobre ella y la acunó en sus brazos. Le susurraba que todo iría bien, Sakura fue cerrando los ojos, tranquila por las palabras de aquella figura, dentro de su corazón sabía quién era, pero no podía recordarlo; quizá esa fragancia suave e imperceptible a flores le nublaba la mente, lentamente fue cayendo en un sueño agradable.


No se despertaba exaltada, no había sudor, había tenido el primer sueño tranquilo en un largo tiempo; ¿que había soñado? Recordaba poco y nada, sólo una figura y un delicado aroma, no sabía que era, pero pese a que recordaba el miedo que sintió sabía que no era sólo eso, había algo tranquilizador en todo el asunto que la hacía relajarse.
Tal vez era momento de preguntarle a Eriol.


Chap 3 Bouquet de orquideas




La mañana transcurría tranquilamente, Kero y Sakura con un apetito voraz, Touya con su típico humor, y su padre, tan tranquilo y perpetuo. El desayuno era espectacular, Sakura no sabía porque, pero su padre había hecho algo digno de un hotel de 5 estrellas, claro que eso era -sobretodo- porquéestaban los platillos favoritos de la chica de la casa.
Cuando todos se fueron de la casa y Sakura quedo sola, ella tomó el teléfono dispuesta a exigirle a Eriol que le diera explicaciones, pero del otro lado no atendían.
Resignada y pensativa fue a su cuarto y lo miro detenidamente, ¿y si intentaba ella sola descubrir que estaba pasando? Sólo tenía que meditar y recordar su sueño, volverlo a vivir.


Oscuridad, un viento fuerte, olor a flores y una figura misteriosa; la tranquilidad que había sentido... Todo la volvía a embargar, pero la voz no podía escucharla, sentía las palabras en su mente pero no había una voz.
Voy a morir, dentro de poco.
Sakura se exaltó y contuvo el corazón que le latía fuerte en su pecho con una mano, le había parecido que era la voz de su Syaoran. ¿Por eso no sabía nada de él? ¿Era por eso que no llegaban cartas? Era por eso que su corazón se le salía por la boca y sentía una gran tristeza.
De pronto sonó el timbre, pero ella no tenía ganas de nada y no respondió.
Revolvió en el cajón de su escritorio y sacó el libro de las cartas, sus cartas mágicas. Abrazó el libro con ternura y soltó un par de lagrimas de sus ojos esmeraldas. Abrió el libro y miro una por una las cartas, las acarició; si con ellas pudiera evitar la muerte de alguien, retrasar la muerte, lo haría, si era por Syaoran lo haría, pero no estaba bien. ¡Pero lo amaba tanto! No podía dejarlo morir.
Echó las cartas sobre su cama y las dispuso como aquella vez que adivino el futuro, muy a su pesar las cartas le indicaban que alguien cercano y muy querido por ella moriría, pero no le decían quien, igual ella lo sabía.

• — Si lo sabes, ¿porque te empeñas en tirar las cartas? —Eriol había entrado a su habitación, no sabía cómo ni lo había sentido hasta que hablo, pero parecía que había estado todo el tiempo ahí.
  — Quiero evitarlo... No quiero que Syaoran muera —se abrazó a Eriol como una niña pequeña, después de todo él era una parte de su padre, se sentía protegida entre sus brazos.
  — Syaoran va a morir, pero no ahora Sakura —le acarició el suave cabello—.
  — Pero las cartas... en mi sueño lo vi, Syaoran va a morir, hace semanas que no tengo contacto con él... ¡¿Quién más importante que él podría morir?! —no podía más, su cuerpo se convulsionaba en un llanto que sólo las manos de Eriol aliviaban con unas gentiles caricias en su espalda, sus tersos y finos labios se posaron en su frente afiebrada.

Voy a morir, muy pronto. Esas palabras volvían a resonar en su cabeza, recordaba su sueño claramente, el viento negro que soplaba con furia se disipaba de a poco, y podía verlo, esos brazos gentiles que la abrazaban eran los mismos que ahora la confortaban fraternalmente.
Y como voy a morir quiero que sepas algo.
Lo miro confusa, él estaba tan tranquilo, su risa era simple pero mágica como el mismo. Ahora lo comprendía todo, el porque de su visita, porque las cartas no le mostraban que era él, Eriol, el que iba a morir.

— ¿Qué es eso que tengo que saber? Eriol... ¿realmente vas a morir? —hundió su rostro en el pecho de él buscando aliviarse con ese penetrante aroma que invadía sus fosas nasales, un aroma imperceptible y delicioso, embriagador, tal como era Eriol.
— Que voy a morir, y que por eso no debías estar triste, esto es tal cual y como paso con el mago Clow —le limpió las lagrimas que manchaban esas largas y bellas pestañas—, ya he vivido mucho. Ahora todo está en tus manos Sakura, y estoy seguro que lo harás muy bien.

• — Pero, eres un mago poderoso como Clow, eres una parte de él, porque... ¿porque tienes que morir? No lo entiendo, si hay posibilidad de vivir eternamente... —
  — Sakura, si hay algo seguro en la vida es que todos, algún día, incluso tu, vamos a morir —hizo una pausa breve en que la miro seriamente—. Aunque se tenga el poder de vivir para siempre no esta bien, todo ser vivo algún día debe morir, así son las cosas —.
  — ¿Mi padre también va a morir?
  — No, no te preocupes, pero ten en cuenta que algún día morirá.

Lo abrazo una vez mas, Eriol le correspondió. Sentía como si fuera su padre, él había colaborado en transformarla en una mejor persona, Eriol había estado ahí, incluso estando en Inglaterra estaba segura que se encontraba cuidándola, de alguna forma lo hacía.
Era difícil entender en su corta vida el por qué Eriol se iba a dejar morir, tal vez lo entendía un poco, pero era algo que la hacía sufrir mucho. El mundo perdería una persona maravillosa, enigmática, y ella perdería a un padre.

Si hay algo seguro en la vida es que vamos a morir.​

Ojala eso no fuera así.

Fin​

(*) Las orquídeas se usan como decoración en funerales. Lo que quise decir acá es que Eriol olía a “muerte”.