Teorías horribes no convincentes [Salazar S. x Hermione G.]

Teorías horribes no convincentes [Salazar S. x Hermione G.]

Holis...
Estoy algo loca pero hice una apuesta con una amiga. Ella me hacía para mí un Draco x Hermione y yo le hacía un Salazar x Hermione... espero no tener que hacer más de 20 capítulos por que me muero xD. En fin esperó que el primer capítulo sin prólogo sea de su agrado.

Desclaimer: Esta historia esta hecha sin fines de lucro que puedan cobrar alguna ganancia con ello. Solamente lo hago para mantener entrenenid@s a mis lectores. Los personajes no me pertenecen si no a J.K Rowins (No se si se escriba así)
Advertencias: A lo largo de la historia más o menos a la mitad habrá un Lemmon al igual que a lo largo de la hostoria habrá limme.

Capítulo 1. Realidades nada agradables.

Se sentía sola, sabía que en cualquier momento iba morir a causa de tanta sangre que había perdido por pelear con Bellatrix Lestrage. Sabía desde el primer momento que no podría con ella, pero la Gryffindor a pesar de ser inferior a esa psicópata loca iba a defender a los suyos.

Su brazo colgaba pues se había golpeado con una de las gárgolas parlantes que le había dicho mil incoherencias por haberla golpeado. Su cara majestuosa ahora tenía varios hematomas que comenzaban a formar huevos morados. Su cabello rizado ahora estaba enmarañado debido a varios jalones de cabello que la mortífaga le había proporcionado.

Iba a hacer lo que pudiera con tal de ayudar a Harry a acabar con la vida de Quien- no- debe- ser- nombrado. Ella pedía a Merlín que así fuera y que todo acabara pronto por que esos mortíos de pacotilla estaban acabando con muggles inocentes.

--¿Estas lista para morir despreciable sangre sucia?—preguntó lunáticamente Bellatrix que apuntaba con su varita a la pobre joven.

--Ni lo creas Bellatrix, voy a luchar—dijo la joven castaña mientras como podía se paraba y tomaba su varita en mano izquierda pues la otra estaba completamente machacada.

--Te vas a arrepentir de haberme nombrado maldita sangre sucia—dijo esta para abalanzarse sobre la chica Gryffindor.

--¡Mi nombre no es sangre sucia! ¡Mis padres se esforzaron por encontrar un nombre adecuado para mí! ¡Y mi nombre es Hermione Jane Granger!—exclamó ella furiosa mientras lanzaba un Expelliarmus a la loca esa.

Estuvieron así peleando durante un buen rato, Hermione se lamentó por ser a veces tan descuidada que no se fijo que Bellatrix la tenía ahora bajo su cuerpo. Tenía la varita en alto listo para torturarla. Sabía exactamente que esos serían sus últimos momentos de vida al ver los ojos de esa loca que la miraban con especial asco.

--Te morirás aquí sangre sucia inmunda—dijo molesta mientras preparaba un Avada Kavedra.

Hermione por un milésimo de segundo recordó el gira tiempos que McGonagall le había dado esa misma mañana para que pudiera enviarle una carta de aviso a sus padres de que podrían irse de inmediato a refugiarse en la secreta Orden del Fénix.

Al momento que el letal hechizo de artes oscuras iba a tocar la carne de Granger ella interpuso el pequeño rotador entre ella y el ataque. Haciendo que al momento ella dejara de estar en peligro a manos de esa loca mejor conocida como Bellatrix Lestrage.

Al pasar y ver rápidamente los suceso de toda la mañana le dieron ganas de vomitar debido a la tensión y angustia que tenía en esos momentos. Cerró sus ojos fuertemente tratando de no regresar el desayuno. Ni cuenta se dio que el gira tiempo estaba retrocediendo de más. Pues el hechizo de Lestrage había alterado al pequeño aparato...
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--¿Te encuentras bien jovencita?—sus ojos le pesaban no tenía ganas de abrirlos, todo el cuerpo le dolía en especial el brazo fracturado. Poco a poco fue abriendo sus ojos chocolates para encontrarse con unos más oscuros pero se veían tan cálidos.

--Déjala aun debe de estar cansada—escuchó de nuevo otra voz pero esta sonaba tan tranquila y acogedora pues era la de una mujer.

--De veras le toman demasiada importancia a un acto así—escuchó ahora una tercera voz pero esta sonaba demasiado arrogante y arrastraba las palabras—lo más seguro es que haya estado haciendo tonterías—sintió ella ganas de pararse y estrangular con sus propias manos al dueño de esa voz.

--Eres insoportable—gruñó el primero hombre al que vio al abrir los ojos.

--¿Cómo te encuentras?—ahora si estaba demasiado confundida, esos ojos completamente azules la hicieron perderse por momentos en el pacifico mar.

--B-bien—dijo ella pues aun le costaba hablar, se sentía que pronto iba a morir pues todas las extremidades le dolían mucho.

--¿Se puede saber que estaba haciendo una jovencita tan bella como tu así de andrajosa y al borde de la muerte en los terrenos de Hogwarts?—escuchó la voz de la mujer de ojos azules. ¿La habían salvado de morir? Se sonrojó por lo de andrajosa pues si era, su falda de clases ya casi no existía y las medias que usaba estaban a medio muslo. Su capa estaba a media rodilla y su blusa que era blanca ahora se encontraba completamente teñida de rojo.

--Y-yo—intentó hablar pero un hombre apuesto de cabello color castaño, de ojos profundos del mismo color a su cabello pero más oscuro, portaba un vestuario parecido al de Dumbledore. Le había puesto su dedo índice sobre la comisura de sus labios.

--Déjala, Rowena debe descansar. Ya después podrá contarnos que es lo que paso—dijo aquel hombre que no tenía más de 23 años.

--Pero Godric debemos saber que le paso a esta pobre muchacha. Además también quiero saber por que porta tu escudo en la capa—habló aquella mujer de nombre Rowena a Gryffindor.

--Solo dejémosla descansar—insistió el hombre, mientras se alejaba con aquella bella mujer y solamente se quedo al acecho un hombre.

Se embobó por unos momentos al verlo, su piel era tan blanca, parecía de seda, sus ojos grisáceos asemejados al color del mercurio. Un cabello color ébano que llegaba hasta la mitad de su espalda y vestía con un traje verde.

Ninguno de los cofundadores se había percatado de la apariencia física de la joven y solamente se limitaron a observar su ropaje casi destruido, pero el no. Sigilosamente la estuvo observando, desde los pies a la cabeza. Observó con detalle las largas y finas piernas de Hermione, sus manos, cara, a pesar de tener varios hematomas era perfectamente atrayente. Bajo la blusa desgarrada de Granger se pudieron apreciar bien sus atributos no dejando nada a la mente de Slytherin.

Salazar no aparentaba más de 24 años, parecía ser un año más grande que Gryffindor. Solamente suspiró cansinamente y se retiró de la enfermería no sin antes echarle una última mirada a Hermione.

¿Se había vuelto loca? ¿Acaso estaba soñando? ¿Era realidad lo que sus ojos habían visto? Hermione Jane Granger seguramente había recibido un “Obliviate” y le habían metido una realidad alternativa.

Había visto al jefe de su casa, a la hermosa cofundadora del colegio y a uno que le recordó cierto hurón molesto.

¡Tenía que estar loca! Pensó al momento y cerró los ojos pensando que así saldría de ese loco sueño. Lo más probable es que estuviera en la enfermería del colegio y todo fuese un mal sueño. Tenía que serlo...

Cerró los ojos pesadamente y se quedó dormida al instante, no se había sentido rara pues conocía la enfermería pero no a esas personas. Por eso estaba segura de que había perdido la cabeza y el juicio final.

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--¿Quién se supone que es esa chiquilla?—preguntó aquella bella mujer, de cabello negro-azulado, de bonito cuerpo que aparentaba los 20 años. Su larga cabellera y esos ojos que cualquiera se perdía por momentos en el mar.

--No lo sé, Rowena... ni siquiera se por que esa chiquilla estaba al borde de la muerte—casi siempre el tono de voz que utilizaba Gryffindor era de un hombre bonachón y feliz de la vida pero esta vez era seria.

--Godric... no entiendo que pasa pero quiero averiguar todo. Los jóvenes están de vacaciones así que podremos aprovechar para sacarle la información necesaria—terminó aquella mujer y salió del despacho de Gryffindor para dejar con dudas.

¿Quién era esa joven? ¿Y por que llevaba esa rara ropa junto al escudo de su casa en la capa? Eran varias preguntas en su mente y lo mejor sería apagarlo con un whiskey de fuego. Distraerlo aunque fuese solo un rato.

--¿Quién sois hermosa jovencita?—se preguntó de forma paternal y sonrió mientras se llevaba a los labios aquella bebida ardiente.

Continuara................

 

Re: Teorías horribes no convincentes [Salazar S. x Hermione G.]

Desclaimer: Esta historia esta hecha sin fines de lucro que puedan cobrar alguna ganancia con ello. Solamente lo hago para mantener entrenenid@s a mis lectores. Los personajes no me pertenecen si no a J.K Rowlings (No se si se escriba así)
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Capítulo 2. Siempre Gryffindor.

Hermione se encontraba más tranquila, pues había comprobado que si estaba dentro de Hogwarts, pero le asustaba el hecho de que no volvería a su tiempo. ¡Y todo por esa Bellatrix Lestrage!. Esa psicópata loca quien tenía un profundo odio hacía todos los muggles. Y ella se hartaba de ello, odiaba a veces ser hija de muggles por la discriminación de los Slytherin.

Se levantó poco a poco del camastro donde había estado descansando toda la noche anterior. Aun le dolían sus extremidades pero nada que ella no pudiera controlar, miraba atentamente como un águila mirando hacía todos lados. Se tenía que ir de ahí rápido si quería regresar al lado de sus amigos.

Rebuscó entre su túnica y encontró el gira tiempos que McGonagall le había dado pero el pobre aparato diminuto tenía el cristal de arena roto mientras este vibraba en señal de que ni vida daría para que regresara a su tiempo.

-¿Y ahora que voy a hacer?—se preguntó ella mientras se acomodaba los zapatos.

-No es muy prudente señorita que se vaya sin siquiera darnos las gracias por salvarla—escuchó la dulce voz de aquella bella mujer de vestuarios azules.

-¡Ah!—dio un respingo al ser asustada por Rowena.

-¿Se puede saber a donde ibas preciosa?—preguntó de nueva cuenta la mujer mientras Hermione se sentaba en el camastro y le entregaba el gira tiempos.

Rowena examinó el pequeño aparato y comprobó sus sospechas acerca de Hermione, ella era una joven futurista pero al parecer era de alguna de las cuatro casas. Se alejó de ella hacía la puerta y con una señal entraron los otros tres cofundadores del colegio.

Hermione se encontró de nuevo con la mirada chocolate del jefe de su casa, pero claramente ella no les iba a decir que pertenecía a la casa de los leones. Gryffindor. También chocó su mirada con el mismo mercurio que tanto le recordaba a ese odioso hurón albino, su mirada de serpiente le llamó la atención, ¡Estaba frente a los cuatro fundadores del colegio Hogwarts de magia y hechicería!.

Estaba nerviosa pues no sabía exactamente que era lo que iba a pasar a partir de ese entonces. Respiró profundo para posar su mirada en la de su jefe de casa.

-¿Ahora si puedes decirnos de donde vienes jovencita?—preguntó amablemente Gryffindor.

-Queremos saber todo de ti jovencita—dijo Rowena mientras se sentaba en el otro camastro de la enfermería.

-Esta bien...—soltó un fuerte suspiro Hermione y comenzó a relatar la historia desde su batalla con Bellatrix, omitió por completo la guerra que se estaba llevando a cabo en su tiempo. Mientras más hablaba más se sorprendían los cuatro fundadores, Rowena no dejaba de hacer exclamaciones de asombro, Helga simplemente se quedaba en silencio pero en repetidas ocasiones su mano fue llevada a su boca. Salazar de vez en cuando daba sonrisas retorcidas pues esa jovencita era una sangre sucia. Y bueno Godric simplemente sonreía y se ponía serio cuando la joven contaba algo no de su agrado.

El hombre simplemente observo embobado las piernas de la joven, no había tenido tiempo de observarla detenidamente. Por un momento se quedó pasmado viendo las finas y largas piernas de Hermione, su cabello rizado. En esos momentos los bucles de la joven estaban espantados y tiesos, recordando el que la joven tenía una gran herida en el abdomen arriba del vientre. Los ojos de Hermione asemejaban a la almendra y su cara nívea tenía en esos momentos hematomas pequeños pero visibles.

-¿Qué opinas de ello Godric?—preguntó Rowena sacando al fundador de la casa león de sus pensamientos.

-Supongo que tendrá que quedarse para que cure sus heridas. Viendo que puede ser posible que sea viajera del tiempo tendremos que ver una manera exacta de regresarla a su tiempo—sonrió bonachón mientras le regaló a la joven una dulce sonrisa haciéndola sonrojar un poco—Por el momento señorita tendrá que asistir a clases como cualquier estudiante de Hogwarts—suspiró cansado.

-También tienes que cambiarte eso jovencita—señalando el ya no casi existente uniforme de la joven.

-Esta bien—sonrió ella cansada, poco a poco se fue recostando nuevamente en el camastro.

-Seguro eres una joven inteligente, sabia y sobre todo perfecta... —sonrió por primera vez Helga Hafflepuff --¿Verdad que perteneces a la casa de los tejones?—preguntó esperando una respuesta positiva.

-No—dijo ella formando una gran sonrisa, pero la bella mujer rubia quedó decepcionada. Y ella pensando que Hermione era de su casa.

Suspiró de nuevo mientras se acomodaba tranquilamente en el camastro claramente se sentía algo incomoda debido a las miradas que los cuatro fundadores le daban. En especial una que llamaba su atención pero por nada le diría “Hola soy Hermione Granger me llama la atención el color de tu mirada” Rió como loca un poco mientras que los cuatro presentes se preguntaban si había ingerido poción para reír.


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Harry y Ron habían estado buscando a Hermione por toda la Madriguera, pero nada de ella se estaban preocupando por la joven puesto que había más ataques de mortíos hacía familias muggles.


La buscaron desde el ático hasta el sótano pero nada de Hermione. Buscaron en la cocina, la sala, su habitación, el baño pero nada de la joven bruja ¿En donde se había metido?

-Ni rastro de Hermione, Harry—dijo Ron saliendo de debajo de la cama de Fred su hermano mayor.

-¿Cómo piensas que Hermione se ocultará bajo la cama de Fred?—preguntó histérico Harry, pues su amigo llegaba a ser muy cabezota.
-No perdemos nada con buscarla debajo de una cama—completó el optimista, mientras se limpiaba la playera gris que traía puesta.

-Será mejor seguirla buscando—terminaron su charla y se fueron a donde el padre de Ron guardaba sus trastos no mágicos. Y también donde estaba el campo de los gnomos.

Caminaron y caminaron pero rastro de Hermione cero, ya se estaban desesperando y no sabían si ir a alertar a toda la Orden de que la bruja sabia no estaba con ellos y no la habían visto en toda la mañana.

Snape les había asegurado que ella estaba sana y salva en la casa de los Weasly pero sentía claramente como les había mentido. ¡Ese traidor de pacotilla! Pensó Ron muy molesto. Después de la batalla que habían tenido contra los Mortífagos, Hermione había desaparecido.

Recordando molestos lo que el ex-profesor de pociones les había dicho acerca de su amiga.

Flash back ++***+++***+++***+++***+++***+++***+++***+++***

-¡Profesor Snape, profesor!—gritó Harry mientras se levantaba como podía del suelo, estaba demasiado cansado como para correr y preguntar algo.

-Que quieres Potter—dijo frío pues para empezar, el trabajaba para ambos bandos. Pero se acercó al lecho de Harry.

-¿Dónde esta Hermione?—preguntó esperanzado Harry de que no le hubieran hecho nada esos mortíos horrorosos.

-Lo único que puedo decirte Potter es que se enfrentó a la loca de Bellatrix—dijo Snape para dar un suspiro—Pero la señorita Granger se encuentra estable, lo más seguro es que este descansando en la casa de los Weasly—dijo el profesor mortío para colocarse sobre el rostro aquella máscara plateada y desaparecer entre las sombras.

Unos momentos después llegó corriendo Ron para socorrer a su amigo, mientras lo levantaba la mirada de Harry estaba tranquila sabiendo de antemano que Hermione se encontraba descansando en casa de su mejor amigo.

Estuvieron hablando de cosas triviales hasta que Ron también preguntó por la joven.

-¿Se encuentra bien Hermione?—preguntó Ron esperando una respuesta positiva de su mejor amigo.

-Si, el profesor Snape me dijo que ella se encontraba en tu casa reposando. Ella peleó con Bellatrix—dijo algo preocupado Harry y la cara de Ron cambió drásticamente de ese color rojizo que caracterizaba a todo Weasly.

-¡¿Qué Hermione hizo que?!—exclamó asustado el pelirrojo pecoso mientras paraba en alto con su amigo recostado en su hombro.

-Peleo contra la loca de Bellatrix Lestrage—dijo Harry cansado, pues el se había enfrentado al causante de todo ello. Claro todos hablamos de Lord Voldemort.
-Será mejor regresar a casa—sugirió Ron... y se fueron hasta la Madriguera.

Al llegar a la casa del pelirrojo, ambos se dejaron caer en los sofá asustando a todos los presentes, desde Tonks hasta Lupin que estaba leyendo cómodamente “El Profeta” esos chismosos ya no sabían que más inventar.

“Harry Potter el niño-que-vivió se enfrentó contra el Señor Tenebroso el día de ayer bajo la ventisca de nieve. Pero sobre todo a culpa de ello muchas familias muggles han quedado sin techo...” Ya estaban hartos de estar leyendo las mentiras que el señor Ministro les daba a esos periodistas de pacotilla.

Fueron curados por Molly Weasly, les curo todos los hematomas con su varita pero sobre todo los mandó a dormir inmediatamente debido a que habían tenido una gran batalla con aquel que no debe ser nombrado. A primera hora de las 12:00 AM llegaban las noticias de El Profeta y se consideraban como actos pasados pero las mejores noticias chismosas de todo el mundo mágico.

Esa noche Harry y Ron prefirieron ignorar y confiar en las palabras que Snape les había dado acerca de Hermione. Estaban demasiado cansados como para preguntar e ir a investigar ellos mismos.

Fin Flash back ***+++***+++***+++***+++***+++***+++***+++***+++

Se sintieron pésimos al dejar a Hermione sola, Snape les había mentido. ¡Si tan solo lo tuvieran en frente para retorcerle el pescuezo, sería agradable hacerlo! ¡Serpiente traidora! Pensaron ambos, pero lo mejor sería no alertar nada a los demás por el momento.

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Los cuatro fundadores dejaron a Hermione para que descansara todo lo que pudiera, pues aun faltaban dos semanas para que todos los estudiantes regresaran al colegio.

Hermione poco a poco se fue durmiendo, recordando claramente la batalla con Bellatrix la noche anterior a esa. Cerró sus ojos y se quedó profundamente dormida pensando en que sería de ella mañana.

Por otra parte en las mazmorras estaba aquel joven y apuesto hombre de cabello color ébano. Mientras caminaba de un lado a otro, mirando las llamas que salían desde su chimenea. Esa chiquilla impura había llamado completamente su atención; rió un poco cínico al verse atraído por una sangre sucia era ella una sangre sucia una de las especies más desagradables para él.

Tomó de entre los licores uno de sus favoritos wheasky de fuego, ideal para calmar sus malos pensamientos. De un trago paso el líquido sintiendo en su garganta como quemaba mientras el licor pasaba lentamente era una sensación de la cual jamás se cansaría y disfrutaría hasta el cansancio. Ya vería como acercarse a esa chamaca algo rara pues tenía esa mirada que lo aturdía... como odiaba esa mirada.

Esa joven tenía la mirada Godric Gryffindor. Se tomó otro trago del licor sintiendo de nueva cuenta esa quemazón en la garganta y con ello se fue a sus aposentos también ubicados en las mazmorras.

En la parte superior del castillo Godric también había quedado pasmado con la belleza de la joven, se veía molesto y estúpido al estar casi babeándose por una niña lo más probable unos años más joven que él.

Le calculaba más o menos unos 16 o 17 años. Y el que tenía 22 ahí mirando como un chiquillo puberto las piernas largas, refinadas, blanquecinas, seguramente sedosas y suaves de la joven.

Al verse pensando en ello se dio un golpe en la cabeza y se fue directo a la cama, al día siguiente tendrían que ayudar a la joven para que partiera lo más pronto a su propia época. Sabiendo él que si ella hacía cosas que intervinieran en el momento el futuro cambiaría en algunas cosas.

-Es estúpido—dijo sonriente y bonachón como siempre, para entrar entre las cobijas de su cama roja como la sangre con dorado y quedarse profundamente dormido.

A la mañana siguiente, Hermione ya se encontraba levantada buscando entre la enfermería algo para salir de ese lugar. Tenía que regresar al lado de los suyos. Había hecho un gran alboroto... todos los camastros de la enfermería estaban con las sábanas en el suelo hechas bolas, las almohadas en la esquina del lugar, las cortinas que separaban a cada enfermo tiradas, y unas cuantas medicinas hechas añicos en el piso... y sobre todo ella desesperada por regresar.

Se sintió sola, estaba sola recordando una vez las hirientes palabras que Draco Malfoy le había dicho en sus años de colegio para ser más exactos en sexto.

“Te vas a quedar sola Granger y te vas a acordar de mí” y claramente el rostro arrogante de Draco vino a su mente a atormentarla.

Siguió buscando y rebuscando entre el lugar pero solamente encontraba más y más ropa para vestir los camastros de la enfermería, harta dio un Flippendo a la puerta abriéndola de sopetón. Salió dispuesta a irse de ese lugar... por que ella era Hermione Jane Granger integrante de la casa de los leones Gryffindor.

Los retratos parlantes se preguntaban quien era ella y Hermione para evitar que la delataran los inmovilizó con un Pretificus Totalus pero no fue suficiente ya que alrededor de los siete pisos del castillo había muchos cuadros murmurando cosas de ella.

Algunas mujeres de los retratos cuchicheaban sobre la ropa de Hermione y su aspecto. Diciendo que ese vestuario era la de una cualquiera y otras solamente la ignoraban pero lo principal para la joven bruja era irse de ese lugar lo antes posible y buscar algo para regresar al lado de Harry y Ron.

Dio un fuerte Incendio a una puerta que estaba cerrada que ni siquiera con un Aloho Mora pudo abrir.

Estaba molesta por seguir paseando entre los pasillos de Hogwarts y no llegar a las puertas...

-Estoy harta—dijo para si misma y caminó, se encontró con otra puerta con un mismo candado, dispuesta a destruir la puerta... su varita fue arrebatada.

-No puedo creer que así nos pagues el haberte salvado—escuchó la voz de un hombre mientras las palabras las arrastraba arrogantemente. Ella se volteó bruscamente solamente para quedar a la vista del mismísimo Salazar Slytherin.

-S-señor—tartamudeó ella algo muy raro en la personalidad de Granger.

-Veamos—sonrió arrogantemente mientras se daba aires de grandeza --¿Qué dirá Godric al respecto?—mirando la cara de enojo de la joven—Creo que le llamaste la atención ¿He?—estaba picando el orgullo a la joven... no por que el fuera un poderoso cofundador se iba a dejar reñir.

-Lo siento yo...—la silenció con el dedo índice de su mano derecha.

-Silencio pequeña...—sonrió mostrándose como una serpiente—Veamos que vamos a hacer contigo—paseó su mirada arrogante por la ropa de Hermione--¿Se puede saber por que una jovencita como tú esta usando algo así?—paseó ahora su mano sobre la casi inexistente falda de Granger.

-¡Déjeme ahora mismo o conocerá a Hermione Granger!—exclamó ella tratando de quitarle su varita a Salazar de las manos.

-Venga—aun arrogante le entregó la varita—Rowena y Helga la esperan para cambiarle sus ropas—dijo algo seductor pero sin quitar sus aires de grandeza ¡Típico de un Slytherin!

-Bien—dijo ella. Mientras pasaban por los cuadros petrificados y las puertas destruidas por Hermione... el fundador solamente les enviaba un hechizo y quedaban como nuevas. Claramente los cuadros petrificados le echaban bronca a la castaña y pedían a Salazar que le diera un castigo como era de ser.

Pasaron por los lugares que Hermione no conocía del todo, desde el santo y seña de algunos pasadizos para llegar a otros lugares más rápido. Ella obtuvo el santo y seña del astrólogo que estaba en la planta baja, también tuvo el santo y seña del duque ciego que los llevó hasta la sala común de Ravenclaw. Ahí ya la esperaban Rowena y Helga con sonrisas cálidas pero a la vez maliciosas, la mujer de azul traía consigo un vestido ampón de color rosa bello pero Hermione era de esas que odiaba vestirse de rosa. Y Helga tenía un vestido color verde cosa que le llamó la atención al líder de la casa de las serpientes.

Las miradas de esas mujeres no le daban buena espina a Hermione, al lado de ellas había una mesita con cosméticos y Hermione estaba segura que estaría muerta pronto. Ella odiaba utilizar todos esos atuendos horrorosos.

-¿Salazar nos permites?—el líder de las serpientes entendió al momento y salió despavorido recordando aquella vez que molestó a ambas mujeres y lo maquillaron hasta el cansancio. Le rizaron pestañas y le colorearon los labios.

-Claro señoritas—dijo y se retiró, tenía que comenzar a ver horarios para las siguientes semanas antes de que los demás estudiantes regresaran a clases.

Mientras tanto con Hermione, en la habitación de Rowena habían preparado la gran tina en la que la bella mujer se bañaba, en el borde de la tina era de oro puro con bellos retorcijones y había varias fragancias que la misma Rowena había creado... por eso también ella impartía la materia de Herbología.

Le quitaron a Hermione aquellas ropas, la falta que quedó completamente destruida, la blusa que usaba, la corbata rojo y amarillo llamando la atención de las mujeres. Cada vez estaban más seguras de que pertenecía a la casa de su mejor amigo Godric. Quitaron sus zapatos raspados, dejándola ahora completamente en ropa interior.

-¿Qué es esto?—preguntó Helga mientras tocaba uno de los tirantes del sostén de Hermione. Ella se sonrojó y se cubrió con ambas manos,

-S-se llama s-sostén mi s-señora—dijo ella avergonzada, mientras ambas mujeres cuchicheaban entre ellas acerca de esa extraña prenda. Y luego mirando el calzoncito de Hermione, también se preguntaron que demonios era aquello. Si todas las mujeres de esa época solían usar ropa interior larga y que cubriera casi todas sus piernas.

Para serles más exactos utilizaban un bóxer así por el estilo pero para mujeres... y una tela que se ajustaba a sus pechos más o menos como una camiseta de tirantes.

No dieron más vuelta al asunto y desnudaron por completo a Hermione, con su varita de ambas levantaron a la joven y la echaron al agua caliente llena de espuma. Lavaron el cabello rebelde de Hermione hasta dejarlo sedoso. Limpiaron su cuerpo y con un hechizo curaron los hematomas y cortadas del cuerpo de ella.

Ella salió de la bañera con una toalla realmente larga color azul enredada en su cuerpo y caminó mojada hasta la habitación de nueva cuenta. Rápidamente las dos fundadoras del colegio la secaron y entregaron la ropa interior limpia a petición de ella.

-Gracias—rápidamente se colocó su ropa interior y esperó a que las mujeres le dieran algo que ponerse. Rápidamente Rowena y Helga regresaron con aquellos vestidos que anteriormente habían visto.

-¿Cuál te gusta más?—preguntó Helga

-E-es que n-ninguno m-me gusta—dijo avergonzada puesto que ella era de esas jóvenes que preferían usar jeans de mezclilla y blusas pegadas a su cuerpo. ¿Pero como diablos conseguiría esa ropa en esa época? Claramente la tomarían por loca.

-¿O prefieres este?—preguntó Rowena sacando de entre sus cosas un lindo vestido corto pero no era ampón. El vestido era blanco de la parte superior más debajo de color dorado, tenía un escote sumamente vistoso pero bello y Hermione resignada se lo colocó; ella misma quedó sorprendida al ver que su piel era más resaltada.

Helga se encargo de su cabello, con un hechizo lo aplaco al momento y lo dejo suelto pero le colocó un listón para resaltarlo más. Rowena se encargó de maquillarla levemente con un labial rosa y pintar sus párpados de color azul. Su color preferido quedo Hermione lista.

Para acabar ambas fundadoras del colegio le hicieron a su medida unas zapatillas del color de la parte inferior del vestido. Unas zapatillas color oro con un listón en la punta.

Más tarde las tres mujeres bajaron hacía el gran comedor, por el momento el mencionado cuarto se encontraba desolado puesto que los alumnos seguían de vacaciones y no regresarían dentro de dos semanas más. La mesa en donde los fundadores comían claramente había un gran banquete, por otra parte Hermione se sentía incomoda puesto que ni siquiera sabía si estaba bien comer al lado de alguien tan importante.

Se sentaron las dos mujeres y ella prefirió quedarse parada en una esquina de la gran mesa, parada firmemente con el mentón en alto como toda una Gryffindor. Ambas mujeres sonrieron por los modales excelentes de la joven, esperar a que los superiores lleguen para ella colocarse a comer tranquilamente.

Entraron al final ambos fundadores masculinos que casi se les caía la mandíbula al ver el aspecto de la joven. Sus piernas estaban más descubiertas que con ese uniforme, se veían sus bien formados muslos blancos y finos... sus piernas eran largas daban tentación tocarlas además esas zapatillas concordaban demasiado bien con la ropa. El escote de la joven no dejaba nada a la imaginación de ambos fundadores y con ese listón blanco amarrado al cuello era perfecto.

De ahí cada quien delineó como quiso el cuerpo de Hermione, Godric se fue sobre su cabello. Esos bucles sucios y tiesos llenos de sangre ahora resplandecían como el mismísimo sol. Estaba suelto y su rostro era perfectamente maquillado... de verdad Helga y Rowena se habían lucido con el aspecto de Hermione.

Tragaron fuerte y alejaron sus malos pensamientos para mejor concentrarse en cenar, Rowena le hizo una señal a Hermione para que se sentara junto a ellas durante la comida. Suspiró la joven bruja al encontrarse con los cuatro fundadores, si es que algún día llegaba a regresar nadie jamás se lo creería.

Tomó un poco de jugo de calabaza lentamente, mientras también degustaba una rica cocada... un dulce sano y uno de sus favoritos comiéndolo con ameno gusto.

-Veo que estabas hambrienta pequeña—sonrió Helga mientras ella tomaba un poco de pollo con el tenedor.

-G-gracias—dijo ella sonrojada y siguió comiendo pero más despacio.

-De verdad niña me sorprende que hayas llegado con este gira tiempos hasta aquí—esta vez interrumpió Rowena—me temo que el gira tiempos no sirve más. El Avada Kedavra lo ha destruido completamente—completó seria—pero buscaremos la forma de regresarte a tu tiempo.

Esas palabras no sonaron nada bonito en la mente de Hermione ¿Y si jamás regresaba a su tiempo? Se preguntó durante toda la comida...lo que quería en esos momentos era encerrarse en la biblioteca y leer un buen libro para despejar su mente.

También durante toda la comida los dos fundadores masculinos no quitaron la vista de Hermione, claramente discreta para que sus compañeras fundadoras no pensaran mal de ellos. Pero también Salazar podría aprovechar que la joven cuando se enfurecía podía castigarla y pasar un rato molestándola. Godric simplemente se reprimió esos pensamientos pecaminosos ¿Qué dirían si lo descubrieran pensando obscenidades?

No tenía remedio, seguía siendo hombre y como tal de vez en cuando surgían en su mente pensamientos malos.

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Pasaron rápidamente aquellas dos semanas y los alumnos comenzaban a llegar, desde el pasillo había ingresados nuevos y otros que ya tenían unos dos o tres años ahí en el colegio. Hermione se sorprendió al ser la más grande de todos puesto que solamente se habían cursado a penas cuatro años desde que el colegio fue inaugurado. Ella era la más grande puesto que pertenecía al séptimo grado.

Había muchos niños, pequeños de once años que claramente iban para primero, otros de doce, trece, catorce y quince. Algunos ya vestían sus túnicas pero le era raro puesto que había los cuatro colores por todas partes...

Seguramente los de rojo sangre eran los de Gryffindor, los de verde esmeralda los de Slytherin, los de amarillo seguramente de Hafflepuff y los de azul seguramente eran los de Ravenclaw. Ella agradecía que su director solamente dejara en los bordes de los uniformes las franjas de las casas respectivas, el escudo de cada casa y corbatas. Realmente tendría ella que hablar con los fundadores para que cambiaran ese uniforme.

Aun vestía el vestido bello que Rowena le había obsequiado junto con las zapatillas, ahora tenía su propio cuarto cerca de las dos fundadoras y dentro de este había ya muchísimos vestidos de la época. En ciertas ocasiones un vestido podía a llegar ser realmente cómodo pero en otras ocasiones no. Veía como los estudiantes de vez en cuando volteaban al balcón y la observaban.

“Y pensar que tendré que re- cursar el cuarto grado” suspiró cansinamente y como diva bajó lentamente las escaleras para recibir a los demás estudiantes. Los varones de todas las edades la miraron embobados claramente haciendo las mismas observaciones que Godric y Salazar. Pronto los murmullos no se hicieron esperar y Hermione se sonrojó un poco.

-Buenas noches jóvenes—dijo ella, mientras por atrás aparecía una sombra que la dejó helada.

-Buenas noches—escuchó aquella voz gruesa que a diario escuchaba hablar tranquilamente con el jefe de su casa. Se paralizó al sentir su embriagado olor a menta muy parecido al de Malfoy. Los estudiantes masculinos dieron un respingo de rendición al ver al fundador y profesor tras la chica al parecer ya tenía dueño ella.—Les voy a pedir que pasen al Gran Comedor—dicho esto le dio a Hermione una sonrisa arrogante cosa que ella detesto desde el primer día.

Entraron poco a poco.. ella se colocó junto a los cuatro fundadores de Hogwarts y escuchó como Godric le susurraba algo al oído.

“Tendrás el privilegio de ser una profesora en la materia que más te guste, pero también tomarás clases como todos los demás. Se preguntaran ellos por que pero no podes decirles nada al respecto de quien eres ¿Entendido?. También te llamaremos para seleccionar tu casa” ella asintió levemente sonrosada pues el calor reconfortable del salón le sentaba bien.

Poco a poco Rowena y Helga fueron llamando a todos los estudiantes hasta que se encontró en la letra G del alfabeto. Hermione se sintió nerviosa como en su primer año al ser nombrada por McGonagall.
-Hay no, tranquila, relájate—respiró hondo y llegó al escalón donde era solicitada, vio como no era el sombrero seleccionador si no una bola de cristal y un cuchillo de plata. Ambos se fusionaron dejando salir a las cuatro bestías respectivas de cada casa.

Los alumnos hicieron ademanes de sorprender, pues al mismo tiempo los cuatro salieron peleándose unos con otros. El primero en salir fue el tejón de los Hafflepuff decepcionando por completo a su dueña. Después salió el águila de los Ravenclaw... en este caso Rowena solo hizo un gesto de disgusto. Solamente quedaban la serpiente de los Slytherin y el león de los Gryffindor.

Comenzó la serpiente de Slytherin dominando por completo la batalla casi cegando al león con sus letales colmillos venenosos. Al igual que sus respectivos dueños ellos miraban atentamente la batalla, Salazar estaba confiado en que su mascota triunfaría al igual que Godric. El gran león dio de lleno un zarpazo a la serpiente tumbándola pero esta se levantaba. La gran víbora dio un mordisco a la yugular del león... la pelea estaba durando demasiado.

Por fin cuando ambos animales estaban sumamente cansados la serpiente ataco al león lista para desaparecerlo del camino.

Hermione se puso nerviosa jamás había visto algo igual... pero decidió guardar silencio aunque muy en el fondo ella esperaba que fuera Gryffindor su casa.

Cerró por un momento los ojos esperando lo peor cuando algunos gritaron y poco a poco fue abriendo sus ojos para encontrarse con un león victorioso... Ella siempre sería una Gryffindor.

Aplaudieron los de su mesa al igual que los demás aunque ella dio gracias y fue a sentarse a la mesa de la casa respectiva. Godric se sintió orgulloso de tener a la joven dentro de su casa y bueno Salazar estaba molesto por lo ocurrido ¿Pero qué más hacer?

Pronto el banquete comenzó y Hermione comía sola pues nadie se había acercado a hablarle.

-Hola... ¿Cómo te llamas?—escuchó la voz de una joven más pequeña que ella. Esta tenía el cabello negro y llegaba hasta la cintura.

-Hola, mucho gusto soy Hermione Granger—sonrió nuestra bella castaña-- ¿Y tú como te llamas?—

-Yo soy Elizabeth de Bartolomé—contesto la joven de cuarto grado—Esa batalla fue la mejor de todas la verdad—sonrió a Hermione y ella contesto la sonrisa.

-¡Yo soy Marco Monroy un placer!—dijo un joven de cabellera rizada, con cara graciosa, delgado y al parecer se llevaba pesado con Elizabeth.

-Déjalo esta loco no le hagas caso—de verdad por fin Granger hablaba con jóvenes de casi su edad.

-¿De donde vienes que nunca te había visto?—preguntó Elizabeth curiosamente a Hermione.

-Esto yo... no puedo decir de donde lo siento—dicho esto siguieron platicando los tres de cosas triviales. Mientras sentía ella esa mirada color mercurio sobre ella parecida a la de Draco pero esta era más pesada y arrogante. Se volteó para encontrarse con Slytherin que levantó su copa dándole un brindis. Ella hizo lo mismo y continuó con lo suyo.

-Te recomiendo que no hagas enojar al profesor Salazar, siempre busca la excusa para bajarle puntos a Gryffindor—dijo Marco molesto. Hermione recordó las palabras de Fred y George en un principio ellos le habían dicho lo mismo cuando ella recién había ingresado al colegio junto con Harry y Ron.

-Lo sé—sonrió melancólica y siguió comiendo.

Ya mañana sería otro día....

Continuara.............

Aquí el vestido de Hermione:

 

Re: Teorías horribes no convincentes [Salazar S. x Hermione G.]

Desclaimer. Los personajes de HP no me pertenecen, si no a su respectiva creadora-autora J.K Rowling. Yo solamente los tomó prestados para hacer un Fic sin fines de lucro.
Advertencia: A lo largo del FanFic habrá un Lemmon al igual que la historia avance habrá limme.

Ahora sí pido disculpas a mis pocos lectores tanta tardanza pero por fin aquí esta la continuación.
Los comentarios los respondo al final del capítulol.

Capítulo 3. Un castigo en las mazmorras.

Hermosa mañana iluminaba ese bello castillo de magia y hechicería, los rayos del Sol parecían estar de buen humor esa mañana. Pues desde el castillo a todo el lugar se iluminaba.

De entre unas mantas color rojo con dorado, todas revueltas estaba una joven placidamente dormida. Sus suspiros eran de satisfacción, lo más seguro era de que tuviera un sueño delicioso para soñar de esa manera. Los rayos del Sol irrumpieron en su bello rostro femenino, haciéndole dar un respingo.

Abrió los ojos malhumorada pues esos rayos del Sol le había fastidiado tan buen sueño, se levanto algo enojada y con vista nublada puesto que los rayos la daban de golpe en los ojos y cerró las cortinas color rojos rubí con encajes dorados.

Se volvió a acostar entre las deliciosas mantas para seguir soñando. Claramente su sueño fue interrumpido... los gritos chiflados de las gárgolas la despertaron aun más enojada, molesta se fue hacía el cuarto de baño donde esperó a que el agua de la bañera se templara y llenara. Volteó a mirar el vestido que Rowena le había dado ¿Tendría que usarlo en toda su estadía ahí? Se preguntó molesta, se metió dentro de el agua caliente y comenzó a bañarse. Se echó en el cabello un shampoo preparado por Helga y espero. Se talló el cuerpo hasta dejar su piel tersa pues viendo la hora lo más seguro era de que dentro de unos cuantos minutos se sirviera el desayuno. Se enrolló con una toalla realmente larga color amarillo y salió para encontrarse con un vestido corto con encaje de color dorado asimilado al oro, de color negro algo ajustado, mientras que por la espalda unas cintas de seda se pasaban unas a otras dejando esa parte de la espalda libre.

También miró las zapatillas de color blanco, se sorprendió al ver ese vestido parecido al anterior. Este a su pesar era un poco más corto, se desperezó y terminó cepillando su cabello mientras la chimenea calentaba la habitación. Se maquilló un poco y por fin salió a los pasillos de Hogwarts.

Los cuadros la miraban en silencio otros hacían comentarios, ella se encontraba en el sexto piso. Bajó las escaleras y escuchaba como algunos alumnos corrían para llegar al gran comedor, buscó su varita. Siguió bajando las escaleras hasta llegar a la planta baja realmente no entendía por que tantas escaleras para un castillo. Al entrar por la puerta principal muchísimos ojos se posaron sobre ella.

Hermione se sintió observada, dando sonrisas algo fingidas llegó al lado de los cuatro fundadores y otros profesores que no conocía. Se sentó en medio de Godric y Salazar que casi la tragaron con la mirada

Se sintió, algo ¿Rara? quería que la tierra la tragase en ese instante, tantas miradas posadas en ella; se la notó empezar a temblar, estaba nerviosa, no conocía a nadie, ni a los profesores, a ningún alumno nadie...Se sentía una oveja negra del rebaño, ¿Quizás ella sería la más rara del montón?

Las dos cofundadoras notaron la mirada de auxilio que daba Hermione, no entendieron el porque así que siguieron comiendo. Godric y Salazar despegaban su mirada de vez en cuando de la chica, mientras ella tragaba la comida como podía. Estaba temblando ¿Cómo se supone que daría su clase en ese estado de nervios?. Tragó un poco de brócoli pero casi se ahoga al sentir una mano helada sobre su pierna derecha, bajó la mirada y se asustó al ver el anillo verde esmeralda de su dueño. Slytherin estaba tocándole y su compañero de a lado ni cuenta se daba, concentrado en la comida. Intentó gritar pero el hombre de las serpientes hizo un ademán mudo para que guardara silencio. La mano de la serpiente paseaba entre la larga pierna de Hermione, ella sentía como todos sus poros se erizaban al sentir la helada caricia. Tragó fuerte y entonces soltó un aullido que Salazar alcanzó a escuchar entonces.. parando su mano la miró.

-Buenos días señorita Granger—retiró su mano y siguió bebiendo el jugo de calabaza

-B-Buenos días profesor—dijo Hermione titubeante ya que la fría mano de Slytherin la helaba la sangre y nunca mejor dicho.

Desayunaron en silencio, o más bien entre platicas de los demás alumnos. Pasando el desayuno Hermione se levantó de la gran mesa como alma que persigue el diablo. Viendo como Salazar mostraba su sonrisa blanca, se estremeció y abandonó el salón para dar su clase favorita. Runas Antiguas.

En el camino vio su horario, para ver que le tocaba clase con los de cuarto, con algunos alumnos de Gryffindor y Slytherin. Típico en su época tenía la misma clase con esas odiosas serpientes. Se encontró con Elizabeth y Marco que la saludaron amistosamente.

-Buenos días, Hermione ¿Tu serás la profesora de Runas?—preguntó Marco emocionado, mientras la castaña sonreía al igual que asentía. El joven sonrió puesto que pensaba que tendría fácil las cosas con Granger como profesora.

-Buenos días alumnos—todos la miraron con cara de ‘¿Qué?’—Yo soy su nueva profesora de Runas Antiguas. Creerán que soy demasiado joven para impartir esta asignatura pero viéndolos a vosotros yo soy mayor—sonrió satisfecha mientras veía como unos Slytherin fruncían el seño.

-¿Y no se supone que estás echa una cría como para enseñarnos Runas?—preguntó un joven de cabello rubio platinado, ojos mercurio y piel tan blanca.

-¿Draco Malfoy?—se sorprendió pues ese chico menor que ella era casi la viva imagen del hurón botador.

-¿Draco? No, no discúlpame pero mi nombre es Abraxas Malfoy—sonrió arrogante, mientras Hermione vio en la cara de ese rubio era el mismo carácter de Draco.

“Ahora ya se de donde, Draco sacó ese egocentrismo”

Frunció el seño e hizo ademán para que todos se sentarán y tomaran la clase de Runas, algunos pronunciaron algunos improperios hacía la nueva profesora, pero como todo Slytherin no desaprovecharon la ocasión para echar una mirada depravada para el cuerpo femenino de Hermione.

Para ser la primera clase, Hermione pidió todo el material necesario para su clase, dejó un poco de tarea y practicó con los chicos para ver que tal entendían la escritura. Algunos eran tan buenos como ella, pero otros eran pésimos.

Tocando la campana, Hermione salió corriendo a su primera clase del día... para su gran pesar le tocaban dos horas de pociones con su profesor apreciado... bufó molesta y caminó a toda prisa hacía las mazmorras. ¿Cómo era posible que en su época también coincidieran las horas para esa clase?. Era lunes, eran las 9:00 AM de la mañana y le tocaba dos horas con Slytherin.

-Ni modo—suspiró y llegó a la casa de las serpientes donde muchos la miraron con algo de desprecio, claramente ninguno de ellos sabía que Hermione era una impura hija de muggles.

Esperó afuera de la clase de pociones, era casi exactamente como al salón de su época, todo oscuro y lúgubre. Suspiró mientras veía como algunos alumnos de Hafflepuff entraban al salón.

Sobre ella sintió la mirada de una serpiente clavada, volteó y se encontró con esos ojos grises parecidos a los de Draco. Sintió un escalofrío enorme recorrerle la espina dorsal pero como toda leona de Gryffindor que era no se dejaría doblegar frente a su enemigo... “enemigo” esa era una palabra fuerte. Puesto que ella a pesar de odiar con toda su alma a Slytherin no tenía ninguna razón para llamarlo enemigo... no le había echo nada ¡Esperen un momento, claro que le había echo algo! ¡Le toco la pierna desnuda bajo la mesa del Gran Comedor! Se sentó hasta lo más profundo del salón, se sentía incomoda puesto que siempre estaba al frente como una sabelotodo ansiosa por aprender y remilgar a sus profesores. Era molesto estar atrás puesto que no escuchaba bien y no ponía mucha atención.

Junto a ella se sentaron Elizabeth y Abraxas con una cara de pocos amigos... se rió en su interior ‘Un Slytherin rodeado de dos Gryffindor, por eso esa cara Malfoy’ su cara ensombreció debido a que recordaba cada día que paso en compañía de Harry y Ron. Pero ahora estaba sola.

Se metió en sus pensamientos, ignorando por completo la clase de pociones que Salazar estaba impartiendo, al parecer de la castaña aquella serpiente se apasionaba por las Artes Oscuras como cualquier mago oscuro... De tal palo tal astilla... su descendiente en su época estaba causando demasiados disturbios. Se encogió de hombros y se metió más y más en sus pensamientos... pensando quien sabe que cosas.

Salazar se exasperó puesto que pretendía molestar a la chica con una pregunta que seguramente ignoraría. Llevaba dos o tres minutos esperando a que ella se diera oportunidad de mirarlo... ¿Lo estaba ignorando? ¿A él Salazar Slytherin? Se preguntó molesto y estaba a punto de darle un buen golpe en la cabeza a Hermione para que despertara de su encorve. Llevaba preguntándole que diferencia había entre el aconito y el ajenjo.

—¡Señorita Granger!—volvió a llamar pero esta vez estaba en frente de la mesa de estudio de Abraxas, Elizabeth y ella.—Señorita Granger, diez puntos menos para Gryffindor—aquellas palabras la sacaron de su encorve, molesta frunció el seño había dado un salto de leona y se paró en medio de ambos compañeros mirando a la cara ceñuda a la serpiente mayor. Gruñó como la leona desenjaulada que era y contesto a su pregunta.

—Discúlpeme señor—dijo ella molesta, sus ojos destilaban ira pura—La diferencia entre el aconito y el ajenjo es igual. Pues ambos son la misma cosa—terminó ella por eso era la consentida de los profesores en su época, siempre contestaba a sus preguntas correctamente. Claramente para Severus Snape, Hermione era un dolor de cabeza pues nunca cerraba su bocota parlante.

—De todas formas señorita, cinco puntos menos para Gryffindor—Hermione como que viendo como el reloj de arena rojo descendía un poco al verde se enfureció más con su profesor. Pensaba ignorarlo pero el carácter de esté era igual al de Malfoy o peor que este.

Encolerizada le apunto a Salazar con el dedo índice, todos estaban estupefactos nadie jamás se le había enfrentado al poseedor de la lengua parsel.

—¡Tú maldito bastardo!—gritó, estaba fuera de sus casillas, impulsivamente lo apunto con su varita y este retrocedió pero en su cara se veía la mueca burlona reflejada hacía Hermione.

—Tal vez seré un bastardo como tu dices, pero por lo menos yo no soy un...—calló pues Hermione dio un grito furioso. Estaba lista para maldecidlo

—¡Cállate no tienes derecho a decirlo!—estaba furiosa, unas lagrimas amargas estaban a punto de salir a flote... se sentía impotente. Recordaba las dolorosas palabras venenosas que la boca de Draco Malfoy soltaban al decir una maldición contra su vida... ese sangre sucia, impura, muggles, mestiza.

—Terminando la cena en el Gran Comedor, la quiero aquí a las 9:00 PM. Veamos que dice Godric acerca de su nueva mejor alumna Gryffindor—sonrió macabro mientras ella bajaba la varita, la guardó entre su vestido negro y salió del salón. Cerró la puerta con un fuerte golpe y Salazar regresó a dar su clase.

Abraxas Malfoy veía la escena complacido, le encantaba cuando su profesor reñía a un tonto Gryffindor. Pero esto había sido lo mejor de todo, mostraba una sonrisa socarrona; en cambio Elizabeth estaba preocupada por su nueva amiga había visto en la mirada de Slytherin un brillo lleno de odio hacía ella... estaba tramando algo y claramente estaría en peligro Hermione si el hombre joven se vengaba por haberlo insultado en frente de clase.

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Hermione corría desde las mazmorras hasta llegar al Gran Comedor, había unos cuantos alumnos que seguramente se habían saltado alguna clase. Sus ojos castaños estaban bañados en saladas lagrimas, le recordaba que quería regresar desesperadamente a su hogar junto a Harry y Ron... se sentó en cualquiera de las mesas de una de las cuatro casas y escondió su rostro entre la mesa y sus brazos.

Cruzó las piernas y se encorvó para poder adoptar un llanto mejor, sintió una presencia tras de ella pero la sintió tan cálida que se dejó acariciar los castaños bucles, ese perfume parecía fuego y otra cosa... estaba segura de que la había olido antes... ¡Cómo odiaba a Draco Malfoy, siempre metido en sus pensamientos! ¡Se acordaba de él por las palabras que le dijo una vez! ¡Una vez lo había escuchado hablar con Zabinni acerca de la loción que utilizaba! Seducción. Esa loción la volvió loca y ansiaba aunque le costara orgullo Gryffindor pasar junto a él y olisquear su aroma y guardarlo en su mente.

Esa presencia olía exactamente igual, volteó poco a poco y miró esos ojos tan cálidos... tan parecidos en color a los suyos pero más oscuros.

—¿Señorita Granger se encuentra bien?—preguntó tan bonachón como siempre, su sonrisa blanca y agradable llenó a Hermione de confianza.

—No es nada profesor—dijo ella desviando la mirada. ¡Claro que no era nada! ¡Esa serpiente y su lánguida lengua!

—¿Entonces por que esos sollozos? Se escuchan hasta Hosmade—sonrió y acarició una vez más la cabeza de Granger.

La joven sentía que podía confiar en su jefe de casa, se sentía tan reconfortada como cuando McGonagall la apoyaba en cualquier pesar que ella tuviera. Enfocó sus ojos en los castaños de Gryffindor y este sonrió... sintiendo Hermione tanta amabilidad tuvo el deseo de abrazarlo. Aun con lagrimas en sus bellos ojos se abalanzó a su jefe de casa dándole un fuerte abrazo.

Godric al sentir que la chica lo abrazaba con tanta necesidad también le correspondió el abrazo. Raramente no sentía esa necesidad de pensar cualquier cosa mala con la chica si no que sintió como si ella fuera su hermana menor... recordaba tristemente a Carolina Gryffindor su hermana menor... era de la misma edad que Hermione. Recordaba tristemente como su hermana había contraído una enfermedad muggle desconocida hasta para el mundo mágico. Tosía sangre constantemente y sus órganos vitales se fueron descomponiendo tal como un cuerpo muerto haría.

Estrechó a la joven aun más contra su pecho y escondió el rostro en ese enmarañado cabello salvaje.

—Tranquila Hermione—contestó Gryffindor con apoyo y vio como ella le regresaba una sonrisa fugaz. La joven leona se levanto con una gran sonrisa dando gracias a su jefe de casa se dirigió a su siguiente clase.

Lo más seguro era de que Rowena la iba a reñir por llegar tan tarde a su clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, en su época Hagrid daba esa clase.

Con más ánimos caminó hacía su clase que se encontraba en los terrenos del colegio, claramente no le gustaba esa clase pero que se podía hacer, simplemente tendría que pasar con buenas calificaciones el momento que ella estuviera en esa época con muchas ansias deseaba regresar pronto a su época. Confiaba en Merlín para que el le ayudara a regresar a su propia época en el año de 1995 junto a Harry y Ron.

Distraída iba por el camino que ni cuenta se dio que alguien la estaba siguiendo desde que atravesó las puertas del castillo, sintiendo raramente que era vigilada se detuvo junto a uno de los lagos del castillo donde se encontraban varios matorrales de arbustos.

—¿Quién esta ahí?—preguntó un poco asustadiza mientras se giraba para rebuscar con la mirada a su acechador.

—Soy yo mi querida profesora—esa voz tan arrastrada le recordaba al rubio platinado, frunciendo el seño se tranquilizó al ver que solamente se trataba de Malfoy.

—¿Necesitas algo Abraxas?—preguntó ya tranquila Hermione mientras estaba cruzada de brazos. Al mismo tiempo el aire había comenzado a correr libremente entre ellos haciendo mover el salvaje cabello rizado de la castaña. Y los pequeños holanes del corto vestido negro se movían dándole un toque sensual aunque Hermione no se diera cuenta.

—Solo quería saber algo acerca de runas—dijo algo ¿Seductor tal vez? Mientras se acercaba a la joven Granger. ¡¡Quién lo diría un Malfoy coqueteando con una sangre sucia hija de muggles!! Sonrió irónica mientras pensaba en como actuarían las futuras generaciones al enterarse de que su antecesor se hubiese involucrado con una impura.

Hermione se asustó un poco, odiaba esas cercanías... sentía el olor a fresco de la hierba buena que el cuerpo y esencia de Abraxas despedía... retrocediendo instintivamente casi cae al agua casi helada del lago... sintió como unos fuertes brazos tonificados la salvaban de su segura caída al agua.

Sonrojada se soltó del joven serpiente, se recuperó o eso trato debido a que su respiración se volvió agitada. Estaba segura que estaba sonrojada y así era sus mejillas estaban completamente arreboladas de un bello rosa pálido haciéndola lucir más bella que nunca. Malfoy sonrió ante el repentino carácter de la joven... ¡Bingo! Ahora tendría con que divertirse, sus amigos a veces eran tan molestos que prefería estar un rato solo... solo esa palabra era muy usada por la familia Malfoy.

—¿Se sonroja ante la cercanía de un estudiante profesora?—preguntó maligno el joven de cabello rubio. Mientras en su mirada verde se reflejaba la maldad que estaba formulándose en su mente.

—¡Cállese señor Malfoy!—estaba roja lo presentía tan bien—Váyase de mi vista—

—¿O si no quiero?—preguntó lo más seductor que pudo mientras veía divertido las expresiones de su profesora.

—¡Si no le bajare cinco puntos a...!—las palabras se quedaron en su boca a pesar de ser dos años más grande que Abraxas la tomó desprevenida. Tomándola por la cintura la acercó completamente a su pecho mientras posaba sus labios sobre los de la joven.

Entonces.....

Shinigami sa: Desde que comencé con este FanFic tu me has seguido con cada capítulo muchas gracias tus comentarios me ayudan a seguir y mejorar.

garisto mi: Bienvenida seas al fic... me alegró de que te haya gustado a decir verdad es la primera vez que hago un Salazar x Hermione pero se me ocurrió y quiero terminarlo aunque sea con diez capítulos. Espero que sigas leyendo hasta que termine con el fic.

Gracias.
Negumi Uchiha *danced*