Te quiero, mamá Corres entre las calles empapadas, sintiendo como el cielo solloza sobre ti. No corres por temor, ni por prisa. Simplemente crees que corriendo podrás dejar atrás la cruda realidad, la oscura y dolorosa verdad... Sientes el soplo frío del viento en tu rostro, como un susurro de dolor que traspasa tu alma. Sientes cada lágrima en forma de lluvia caer sobre tu piel, sobre tu pelo, empapándote, aunque poco te importa ya. Porque se ha ido... No importa cuán duro sea, no importa lo mucho que luchó, no importan las largas noches desveladas a su lado, no importan las lágrimas derramadas que secaron poco a poco tu corazón. Nada de eso importa. ...Porque se ha ido... Sabes que nunca más volverás a verla sonreír, que nunca más te preguntará qué tal te ha ido el día, que jamás te saludará cuando vuelvas del colegio, que jamás volverás a escuchar su voz diciendo “te quiero...” ...¿Por qué te has ido?... Aún sigues viéndola sonreírte desde su sillón favorito, aún recuerdas su tono de voz al leerte un cuento, aún sientes el cálido tacto de sus labios sobre tu mejilla para sofocar tu llanto, aún ves su sonrisa, aquella maravilla que tú creíste inmortal... ...Cuánto te equivocabas... Tú no tienes la culpa, lo sabes y sin embargo, te odias. Te odias por no salvarla, te odias por dejarla irse, te odias por no haber luchado lo suficiente, te odias por creer que todo iría bien, te odias por vivir una mentira, te odias por cada vez que la heriste, te odias por no poder haberte despedido... ...Te odias por no poder haber hecho otra cosa más que odiarte... No sabes hacia dónde estás corriendo, dejas a tus pies decidir el camino, porque no importa el sitio al que llegues... ...Ella no estará allí... Sin saber cómo, acabas llegando. La colina a la que ella te llevaba cada tarde cuando tú eras pequeño, donde os sentabais a observar el crepúsculo mientras ella te arrullaba sobre su regazo y te cantaba dulces melodía que aún hoy te visitan en tus más dulces y hermosos sueños. Sientes su perfume en el aire, ese dulzón y único perfume, y por un maravilloso segundo piensas que todo ha sido un mal sueño, que ella sigue a tu lado, que todo sigue igual, que está a tu espalda, a punto de taparte los ojos para que adivines quién es... Y por un instante, crees de corazón que ella realmente está detrás de ti. Pero al girarte, con una sonrisa en tu rostro, descubres que no hay nadie...y tu sonrisa muere tan rápidamente como ha llegado. ...¿Por qué me has dejado solo, mamá?... Caes de rodillas al suelo, sabiendo que no podrás levantarte, no ahora que ella se ha ido, no ahora que no va a volver... No ahora... Alzas la vista al cielo, sintiendo cómo solloza sobre ti... ...Y tú sollozas con él... Y, susurrando al cielo, dices lo que quisiste decirle aquella noche a aquel ángel maravilloso: ...Te quiero, mamá...
No se puede escribir todo en negrita... Y separar un poco los párrafos le darían mejor aspecto al escrito y no sería tan tedioso de leer. Te recomiendo que te pases por las reglas para evitar futuros problemas. :) ¡Ah! Bienvenido. Edito~~
¡Vaya! ¡Conmovedor escrito! Me ha fascinado ésta obra y me ha parecido de lo más tierno. Ciertamente tienes mucho talento, gracias por subir ésta historia y deleitarnos con tu imaginación. Felicidades por éste fic, espero leer más de ti, joven Sainne...
*u*. Sai-tama, ¡me a conmovido mucho!; es muy original. Y me agrada la redacción tan fluida y una buena ortografia. (¡Alabada sea la correcta redacción!) Te agradezco que hayas compartido este hermoso escrito con todos.