Prólogo —Hermanito, yo... —Pronuncia una voz entrecortada y sollozante, a punto de llorar con horror. Tapo suavemente su pequeña y seca boca. Paulatinamente, coloca sus pálidas manos sobre la mía. La miro con preocupación, miro esos ojos marrones acuosos, brillantes por las lágrimas que no puede contener. La entiendo, entiendo perfectamente sus pensamientos, su estado de ánimo. Todo ocurrió tan, rápido. Flashback. —¡Hermanito, hermanito! —Gritaba alegremente, mientras corría hacia mi habitación. Sus palabras no alanzaban mis oídos. Miraba con añoro el techo, mientras una canción se reproducía en mis auriculares. —Hermanito. —Protestó cruzándose de brazos, sentándose en mi desordenada cama. —Perdón, perdón, no te había oído. —Sonreí. Dejé los auriculares en el escritorio y me acerqué a ella. De repente, cambió su cara enfadada por una feliz. —¿Jugamos en el jardín? —Claro que sí. —Cojí aquel cuerpo pequeño de 11 años en mis brazos. Felices, sin preocupaciones, salimos al verde y resplandeciente patio trasero de la casa. Jugamos y jugamos. Le encantaba jugar con la pelota de goma, ya que botaba mucho, era una hermana única. Un grito lleno de dolor y desesperación resonó por todo el barrio. Ella y yo nos giramos con alerta, ¿qué había sido eso? Ella corrió hacia mí y me abrazó. —Hermanito, ¿qué fue eso? No podía responderle, estaba en shock, sabía qué significaba aquel grito. No podía ser. —¡Entrad en casa, ya! —Gritó mi padre corriendo hacia nosotros. Fin del Flashback. Limpio las gotas de agua que bordean sus párpados con mis pulgares, intentando tranquilizarla. No pueden oírnos, no pueden encontrarnos. —Debes ser una chica valiente ahora. Recuerda que, estoy aquí. Nunca te dejaré sola. Abrazo su cuerpo tembloroso, con miedo en vez de sangre corriendo por sus venas. Cede. No dejaré que también ella muera, es mí hermana pequeña, mi más preciado tesoro. Se alcanzan a oír gemidos y gruñidos de unos seres horripilantes, que andan lentamente por las calles que antes, eran hermosas y transitables. Noto cómo respira más rápido, está muy asustada. La abrazo más fuerte. Nosotros nos refujiamos, asustados, en el cobertizo metálico de nuestro fallecido padre. Se calma poco a poco con mi abrazo. Empiezo a cantar la canción que tanto le gusta, quiero que sonría. —I will not die, I'll wait here for you, in my time of dying. Sonríe, y yo también. —Esto será efímero, hermanita, te lo prometo.
Un prólogo interesante, me agrada como lo manejaste, que aunque me hubiera gustado más descripción del ambiente eso le hubiera dado más vida. Por ahí note un pequeño error, que no es gran importancia pero sólo me gustaría mencionarlo. Otra cosa, al momento que transmites el miedo de la niña es bueno, pero te falta llegar a ese momento donde ella sufre por todo eso ya que es nuevo. Pero espero lo continúes, me daré mis vueltas cuando pueda, pero soy más de Micro y Drabbles. Saludos sobrinitu y suerte~
Capítulo 1: Te protegeré: Enciendo una gran vela consistente, consiguiendo alumbrar una parte del lugar. Hace frío. Me dirijo hacia el armario, del cual extraigo dos mantas de invierno, eran de papá, cuando debía trabajar aquí. —Jen, ¿tienes frío? —No. Recostada en el sofá, abrazando su oso marrón de peluche, intentaba conciliar el sueño. Me acerco con la vela en mí mano, sentándome a su lado. —No dormiré esta noche, vigilaré mientras descansas. ¿Vale? — —Hermanito. —Acto seguido, se sienta a mi lado. —¿Estarás despierto? ¿De verdad? Su voz suena agotada, bosteza por el cansancio de este día. Me mira preocupada, puedo observar cómo sus ojos toman un aspecto soñoliento. —Claro que sí, estaré atento a cualquier cosa. Confía en mí, pequeña. —Respondo en voz baja, casi ronca. —Siempre confío en mí hermanito. ¡Pero como eres un dormilón! —Contesta alegremente, riendo. Sonrío. Me alegro de ver su carácter habitual, su agradable risa. La abrazo, acariciándo cariñosamente su nuca, provocando una amplia sonrisa en su rostro. La cojo en brazos como a un peluche, ella simplemente se agarra a mi cuello y cierra los ojos, respirando a su ritmo. Mi hermana, lo único que me queda. Una sensación recorre todo mi cuerpo, poniéndome los pelos en punta, es intensa. Sé que debo protegerla a toda costa, nadie me arrebatará mi única razón de seguir adelante, mi tesoro más preciado. Acuesto su pequeño cuerpo en la única cama del ópaco sótano, tapándola con la gruesa manta hasta los hombros. Me siento en una silla de madera a su lado, se acomoda de forma que su cabeza queda de frente hacia mí. —¿Mañana qué haremos? —Pregunta cerrando los ojos, mientras respira hondo. —Nos iremos de aquí. No podemos quedarnos eternamente en este sitio, la comida pronto se nos agotará. Hay que salir a buscar provisiones, además de un lugar con más sobrevivientes. —Explico suspirando mientras miro su rostro tranquilo. —Iremos juntos, no te dejaré sola, te lo prometo. Ahora descansa. —Acaricio con mis dedos suavemente su frente. Empieza a dormir. Empieza a soñar cosas lindas, con total certeza de que la protejo.
Leídos el prólogo y el primer capítulo, procedo a comentar. La verdad es que ambos me gustan, están bien escritos y se leen rápidamente, aunque en mi fuero interno se me han hecho demasiado cortos. >.< Al principio creí que el hermano estaba infectado, por eso lo de los ojos cristalinos y demás, pero se ve que no es así. Todavía no se sabe mucho sobre hacia dónde va estar encauzada la historia (sí, va de zombies, pero no se sabe mucho más, eso es a lo que me refiero). Espero que la sigas, narras bien y te animo a seguir escribiendo. ¡Suerte con tu relato! ¡Un saludo! :3