Te contare de una vez [PeinxKonan]

Te contare de una vez​

Capitulo 1°: Es hora de empezar desde cero.

Han pasado años desde aquella guerra contra la aldea de la hoja, miren yo les contare que ah pasado desde que termino esa guerra… porque fue hace tanto tiempo…

Una tarde azul, un rubio ojos azules parado mirando fríamente a un hombre de pelo naranja, él cual, lo miraba igual. Ambos se miraban con suma frialdad. Detrás del hombre de cabello anaranjado, había una mujer de pelo azulado.
Alrededor de ambos, todo se encontraba hecho pedazos, destruido y hasta se podía ver cadáveres de compañeros que dieron su vida por cuidar la aldea. Era una tarde de viento, que pegaba fuerte contra los tres.

—Acéptalo, Pein. —Hablo el rubio, lo penetró con la mirada fría.

—No, yo te derrotare. Y así conseguiré la paz, todos conocerán el dolor y el sufrimiento porque—En ese momento fue interrumpido.

—Lo sé, "El dolor y sufrimiento porque eso es lo que padecisteis de niño" ¿Pero, nunca se te ha ocurrido olvidar ese dolor y formar una familia? Mira, tú ya tienes años, y años. ¿Quién te remplazara si mueres? —Cuestiono el rubio, lo que se armo un gran silenció y dejo al tal, Pein, pensando.

El silenció se apodero de la escena, Pein había quedado callado, no hablaba ni respondía, solo estaba callado, por otro lado Naruto y Konan se miraban entre ellos buscando explicación porqué ese silenció tan repentino.

—Tienes razón. —Hablo por fin, el líder de la organización.

—Ya ves, ahora tú, búscate tu felicidad.—Finalizo para irse.

En la escena, la peli azul mira de reojos al líder, quien solo tenía una sonrisa. El día acabo, por fin, todo estaba calmado, en la guarida, solo estaban los mismos haraganes sentados como de costumbre, observando un programa en silenció.

—Me gustaría saber ¿Qué plan tendrá ahora Pein? —Pregunto la única mujer en la organización.

—No lo sé, quizás conseguir más reclutas. —Hablo el marionetista, pelirrojo, quien había estado callado, mirándola a ella.

Todos los demás, no prestaron atención siguieron en lo suyo. Ya la hora del descansar o dormir, estaban todos yendo cada cual a su cuarto. Al quedarse sola, la única mujer, lavando los platos, pudo sentir un escalofrío recorrerla.

Siguió lavando sin quitar su mirada del agua, la cual ayudaba a enjuagar los platos. De un momento a otro, ese escalofrío volvió, esta vez con más fuerza, un frío entro por la ventana, mostrando que ya era tarde.

De un momento a otro, unos brazos rodearon la cintura de ella. La apegaron contra un cuerpo fuerte y bien formado, una cálida sensación de amor y a la vez de posesividad apareció.

—Mi ángel. —Musitó en bajo. —Me dejo pensando, que un dios, necesita sucesores.

—Sí, eso creo Pein-san.—Hablo algo temblorosa, mientras sentía como sus brazos quedaban débiles por los nervios.

Esté aprovechando eso de la chica, le deposito un suave beso en su cuello, luego subió su olfato al cabello de ella, eso lo enloqueció, ese cabello azul, como el mar, hermoso, como las brisas frescas de verano y ese hermoso olor, como los jazmines.

Todo eso, lo lleno de lujuria, placer y hasta le fascino, le suspiro levemente, para luego volver a besarle el cuello.

—Pein-sama, estamos en la cocina. —La oración fue cortada por los brazos de él, que la acorralaron contra la heladera.

Pein busco los labios de su amada ángel, al encontrarlos, los beso con mucha pasión, buscando ser correspondido, lo que fue cumplido al instante, ambos se quedaron besando unos minutos, hasta que el aire hizo su entrada, obligando a que se separen.

Esa necesidad de aire, esa separación tan brusca que tuvieron, verse a sí mismos agitados, los volvía locos, ambos se fueron entre besos y abrazos, sin contar las caricias, al cuarto de ambos, el cual al llegar, cayeron en la cama.

Al otro día, se podía ver a una chica, toda despeinada, recostada en el pecho de un muchacho, el cual era él o aparentaba ser el líder de la organización.

—Buenos días mi ángel. —Saludo, mientras la apretaba más contra él.

—Hola Pein-sama. —Saludo algo tímida la única chica del grupo.

Después de haberse vestido y arreglado, ambos, como pareja, salieron a desayunar a pasear por la cuidad, porque aún le retumbaban esas palabras. Y era cierto, no había formado una familia y ya estaba cada vez más grande.

Pues ahora tenía un plan, el cual era...

 

Gracias por leer mi fic, y obviamente me da fuerzas de escribir, creo que sacare uno por semana o dos o tres capítulos. Eso depende de mi tiempo, entre los exámenes y mi inspiración esté o no disponible.

Capitulo 2: ¿Hora de unas vacaciones?​

Era tarde, todos los chicos de la organización observando la televisión el partido, el cual iba empatado, todos muertos de nervios y gritando por su equipo favorito, dentro de esa bola de inadaptados faltaban algunos.

Un pelirrojo que lo que hacía era completamente secreto en su cuarto. Un muchacho de cabello naranja el cual estaba en su oficina sentado, mirando unos papeles, los cuales no tenían algo bueno, según la expresión de él.

La muchacha de cabellos azulados, estaba en su cuarto, practicando su origami, pero no dejaba de hacer corazones. Alado de ella estaba un rubio, de ojos azules que la miraba entretenido.

—Es amor, lo eh visto antes, pero a ti te ha pegado fuerte. —Decía el rubio, mientras las mejillas de la muchacha tomaban un rojo.

— ¿De qué hablas? No digas tonterías, Deidara. —Dijo nerviosa sin dejar de mirar el corazón.

—Cuéntame, ¿Quién es? ¿Es el líder? ¿Es él de la máscara? Hum. —Dijo, lo último como “él” para que esa misma persona no aparezca.

—Es Pein-sama. —Le contaba al chico.

Ambos se sentían como hermanos, se contaban todo, y hasta la mínima estupidez él otro lo tenía que saber para poder ayudarte.

Después de haber charlado ambos, se fueron del cuarto, para poder ir a la sala a cenar junto a los demás, los antes nombrados, fueron los que pusieron la mesa y sirvieron la cocina.

—No rompan nada. —Advirtió Kakuzu, quien se había quitado la máscara para poder comer.

—Claro, no rompan nada, porque el amarrete nos faja. —Acotó burlón el jashinista de cabellos blancos.

Todos los demás rieron, mientras que Deidara se sentaba, Konan le sirvió la comida a Pein, para luego poder sentarse tranquila a su lado. Todos comenzaron a comer y los gritos comenzaron, unos murmullaban cosas, otros se gritaban y peleaban por alguna presa de comida, otros se hablaban subiendo cada vez el tono de voz.

De repente el líder quien había estado callado, hizo una seña de que algo importante iba a decir y todos callaron. Se preparo para hablar, mientras tomaba un poco de vino que tenía servido en el vaso.

—Como sabrán todos, nuestros ataques han bajado drásticamente. ¿Alguien me podría decir el por qué de esta situación? —Todos se miraron callados, la peli azul se adelanto a decir.

—Me parece que es porque estamos cansados. Y no hemos descansado lo suficiente. —Le comunico al líder.

—Pero si no hacen nada aquí. ¿De qué están cansados holgazanes? —Dijo mirando a todos fulminantes excepto a su novia.

—Pues nosotros también intentamos destruir la aldea de la hoja, jefe, creo que nos merecemos unas vacaciones… —Dijo eso ultimo con miedo, tobi.

Todos quedaron en silencio, el líder de la organización criminal, se quedo con en mente, todos miraban a tobi como queriéndolo abrazar por tan buena idea, unas vacaciones. No habían tomado una desde hace muchos años.

—Me parece bien, unas vacaciones de una semana, en la playa, al volver, me tendrán que traer a tres jinchurikis. —Hablo de forma fría y luego todos empezaron con un aplauso fuerte, gritos silbidos.

Retomaron su charla de gritos, peleas por la comida, albóndigas volando, murmullos, charlas que suben la voz, y demás. Después de la cena, todos se habían marchado a sus respectivos cuartos, la única mujer que estaba en la organización, se quedo juntando los platos, barriendo, limpiando lo sucio y de más.

De repente entran los seis cuerpos de Pein, comenzando a ayudar a ordenar todo lo desordenado, Chikoru se acerca a ella y le comunica que el “original” quería hablar con ella.

Konan solo asiente, un papel, después otro, y otro hasta que desaparece. Aparece alado de Nagato, y este estaba mirando el suelo, pensando aún en lo de las vacaciones.

—Konan, ¿Tú crees que sea necesario esto de las vacaciones? —Ella asiente levemente. —Pero significa que tú también te irás con ellos. ¿Me dejaras solo?

—Eso nunca Nagato-san. Tenlo por seguro que yo me quedare contigo. —Hablo acercándose para verlo.

—Konan… Mi ángel, siempre te preocupas por mí, ¿sabes? Quiero salir de aquí, quiero deshacer el jutsu que me mantiene prisionero y lejos de tus besos y caricias.

Ella solo se sonroja de forma algo notoria, pero sigue mostrando su cara de tranquilidad, se le acerca, al él estar más alto que ella, abre sus alas de papel y se acerca hasta el rostro del chico y lo besa.
Se mantuvieron besándose unos minutos largos y tiernos, para ambos, era su momento, el cual no querían que acabase.

Después de que el aire rompiera ese mágico momento, ambos se miraron agitados, Nagato no pudo evitar sonreír y ella corresponder la sonrisa de él.

—Prométeme mi ángel, que siempre estarás conmigo. —Pronunció él.

—Siempre, mi dios. —Él, volvió a sonreír y la volvió a besar, otra vez, y hacía fue esa noche. Mágica para ambos.