Saint Seiya Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por AMMU TEIKOKU YUDAINA, 15 Diciembre 2025 a las 6:01 PM.

Cargando...
  1.  
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    1669
    En un mundo donde los Ángeles y Demonios tratan de convertirlo, para derrocar a los otros.

    Un amor que trato de se fuerte se perdió en el tiempo, cuando el pasado fue alcanzado por el presente, tendrán que ver lo que ha sucedido, reconocer un resultado, volver a tratar de estar juntos aun que ambos tomaron los caminos que no deseaban y ahora lo veían en otras personas.

    Los personajes le pertenecen a Masami Kurumada, lo mío es la historia.

    --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------​


    --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
    Ángeles y demonios vagan alrededor de estas tierras.

    La mitad para los seres de luz, la otra para los de oscuridad.

    Divido por un pequeño rio, que los podía ser conectarlos, si así lo desearan, pero no era lo que ambos buscaban.

    Ninguno de esas tierras se podría soportar que no fuera de su especie.

    No podría reinar un tratado de paz, que los ministros de los ángeles deseaban, odiaban ver a sus ejércitos siendo destrozados por los de aquellos enemigos.

    Pero estos eran tercos, y deseaban más tierras o que los Ángeles no quisieran purificar cerca de sus límites.

    Cada quien tenía sus razón, algunos con bases sólidas otros solo por guiarse del odio.

    Si no se podría coexistir entonces irse a la guerra es la única solución.

    Han pasado años desde que ha sido así.

    De lado derecho lo llaman purificar a esas acciones velicas.

    Exterminio es como el siniestro los llamaban.

    Cada uno tenía sus ases bajo la manga, de alguna u otra forma debía existir la posibilidad de ganar.

    La tregua no se daría sin antes que ese rio se tiñería del líquido vital de cada uno.

    Eran de verdad carnicerías, siempre en su límite.

    Los demonios cortaban como trofeo las puras blancas alas de sus enemigos.

    Los contrarios los cuernos que estaban en sus cabezas.

    Había existo tantas bajas, que el número se reducía, no solo hombres, también mujeres iban allí.

    Cada uno tenía lo suyo, curarse, volar, ataque físico, algunos portaban armas sagradas, otros maldiciones. Lo que fuera era bien recibido mientras pudiera asegurar la supervivencia del ejército.

    La amistad no era opción.

    Mucho menos el amor. Hasta el momento, un hibrido de esas do especies era algo inconcebible y así debía permanecer eternamente.

    -La sangre divina, nunca debe ser tocada por la sucia-

    El pensar de los ángeles.

    -Si ven a un ángel, su deber es acabarlo sin más-

    La regla de oro.

    Como siempre nadie se podría acatar eternamente a esas leyes.

    Por el momento cada bando tenía a sus líderes.

    Los ángeles, que eran gobernados por se podría llamar rey, que trataba de ser justo como pudiera, pero no siempre pudiera cumplir ese ideal. Su nombre Itiá, cabellos castaños, hasta los hombros, lacios y unos ojos color almendra, había concebido un hijo con una bella doncella hace tiempo, pero esta falleció en el uno de los ataques furtivos que hicieron los Demonios a esas tierras.

    Guardaba en su interior, aunque su corazón debía ser puro, pero no podía ser estaba contaminado por el odio y la venganza de obtener hacia su fallecida esposa, mas debía aparentar lo contrario. Solo alejar a su primogénito de ellos, sería suficiente, hasta que pudiera destruir a los demonios por completó.

    De lado opuesto, aquí no existía eso de un rey, sangre real o pura, era escogido el más fuerte y apto de cada época para liderar las hordas y los grandes ejércitos que unificaban cada vez, para el enfrentamiento con sus enemigos conjugados.

    Este líder portaba el nombre de Hakurei, cabellos largos, plateados, lacios, atados en una coleta larga, pero cuando está al frente lo lleva suelto, ojos de un color azul oscuro, poseía unas marcas en vez de cejas, demostraba ser despiadado cuando se requería, asumía su cargo de manera impecable, sin embargo al estar a solas, más bien con su discípulo el demostraba ser un demonio más tranquilo de lo que era en el campo de batalla, siendo cariñoso con este.

    Ese pequeño, lo entrenaría para que algún día pudiera subir a líder de este lugar y diera una verdadera libertad a toda su gente que aun aclamaba justicia, por sucesos ocurridos hace tantos ciclos lunares, que no se llevaba la cuenta con exactitud.

    Uno quería la venganza por medio de paz y el otro quería castigar a los que traen desgracias.

    No existe, ni existiera una guerra buena, solo derramamiento de sangre.

    Aun así, fuera de esta explicación que poco a poco se irá desarrollando más afondo, existe la posibilidad de que el amor surja, de una manera.

    Tanto el pasado como el presente en algún punto se tendrá que unir, mas eso significara que el dolor será el eje principal, si no se sabe cuidar del todo.

    Las batallas pasaban, como las tormentas, la luz y la oscuridad, fuerzas tan antiguas como el tiempo, el cual rige todo sin precedentes o tu lealtad a que bando pertenezcas.

    -Tenemos que atacar pronto-

    -Sera fácil, ellos siempre juegan limpio- Una voz burlona se dejó escuchar.

    -No debemos confiarnos, sus armas pueden hacernos un gran daño- Sonaba serio, un semblante igual meditando el asunto.

    -No por que seas el “heredero” al liderazgo te hace más listín- Un hombre malhumorado se hizo escuchar.

    -Nunca quise der a entender eso- Suspiro desganado.

    ¿Por qué siempre debían recordarle aquello?

    Ni siquiera era aun hijo del actual líder, solo lo tomo bajo su tutela, por ende, siendo su discípulo tenía derecho a postular para es honor.

    Ahora que gano y lo obtendría al deceso de su maestro, el sentía ese enorme peso de todos los demonios en sus hombros. Temiendo poder defraudar, a aquel hombre tan severo y serio, pero que aún la naturaleza de ellos, tenía un corazón gentil con los suyos, pero lo compensaba despiadado contra los enemigos.

    Niega suavemente con su cabeza –Shion se ganó ese puesto todos lo vimos que es digno para esto-

    Un joven de cabellos largos, lacios y de un tono azul cielo se hizo presente, considerado el más hermoso de esas tierras, solo su físico podría ser comparado con sus ataques mortales. Era engañoso, su belleza no denotaba todo lo que su corazón guardaba.

    -¿Por qué lo defiendes tanto? ¿Acaso te gusta el esponjoso este?- Aquello se escuchó como un reclamo furioso, contra el pobre demonio.

    El peliverde, de piel algo pálida, facciones finas, alto, un cuerpo trabajado, por todos sus deberes y entrenamiento, aun así era delgado, sus ojos eran de un color rosa brillante, algo extraño en estos lares, pero igual era lo último que sus enemigos veían antes de morir en sus manos.

    Suspiro resignado, sabia los sentimientos que su amigo de la infancia tenía por ese demonio peli celeste, que últimamente este se la pasaba bastante cerca de él. Y aunque le agradaba, no deseaba hacer penar que es un traidor de sentimientos.

    Él era un ser extraño en medio de tanta maldad, crueldad y traición, tenía una gran fuerza y habilidad excepcionales, lo cual llamo mucho la atención del patriarca en cuestión.

    Pro esto le había generado varios ojos envidiosos, mas no le daba mucha importancia, tenía las cosas claras en su mente –Solo debo defender a los míos y ya- -Hare lo que se me pide y cuando deba y estará bien- Su lema interno.

    -Manigoldo, a ti ¿Que te importa si me gusta o no?- Sonrió de manera despreocupada -¿Acaso te molesta?-

    -¡¡¡¿QUÉ?!!!- Se sorprendió por aquellas preguntas, desvió la mirada, cruzando sus brazos –Estas loco-

    -Jajajajajaja- Aquello hizo reír al peli celeste, que le agradaba fastidiar el peli morado.

    Pero en cambio Shion, solo los miraba de reojo, serio, no le llamaba la atención participar en burlas que no cobran sentido para él.

    Solo tenía sus metas en mente, creando de alguna forma diaria como dejar de luchar.

    Sueño de su maestro, legado a él. Más que ganaran los ángeles era algo que jamás debían permitir.

    -Me alegra que estén tan animados como cuando niños- El actual patriarca se encamino hacia los tres jóvenes, estaban teniendo esa charla.

    -Patriarca- Los tres digieren al unísono.

    Los tres al verlo, se arrodillaron, ante su presencia, bajando la cabeza, portaban una especie de armaduras de un color oscuro, estéticamente toscas, respetando seres antiguos que de alguna forma ayudaron a construir lo que ahora era los dominios de los demoniacos.

    Se les tenía gran respeto y quienes tenían la suerte de usarlas como protección, obtenían el favor de estos y su vida podría ser resguardada en estas, hasta el final si se les respetaba.

    -Shion- Llamo mirándolo atento.

    -¿Si? ¿Qué puedo hacer por usted?- Ni siquiera levanta la mirada.

    -Requiero que patrulles la frontera Este, por dos ciclos lunares- Dijo sin más.

    Asintió de manera solemne –Como diga-

    -Muy bien- Gira su vista hacia los otros dos jóvenes –Ustedes se seguirán a cargo de los entrenamientos y planes tácticos de los ejércitos más jóvenes-

    Ambos solo dieron su afirmación.

    Después de esas órdenes, así como llego, se retiró y ya estando sin su abismal presencia, se incorporaron, para ahora asumir sus responsabilidades de manera inmediata.

    -Ja, otra vez se demuestra ser el consentido del patriarca- De nuevo ese hombre burlón, hacia gozo de su habilidad.

    Recibió un fuerte codazo en las costillas por quien estaba más cerca –Cállate, no digas esas tonterías-

    Shion, solo miro de reojo por donde su maestro se había ido, pero… ¿Quién era el para cuestionar sus decisiones?

    Suspiro resignado, tomando su arma y casco. Dirigiéndose sin más hacia su nuevo lugar de residencia por los próximos dos meses, ni siquiera se despidió de sus compañeros y supuestos amigos en cuestión.

    Así era ese joven demonio, de pocas palabras a veces, de emociones controladas, expectativas altas, y una lealtad tan fuerte que nadie la cuestionaría en toda su vida.

    Pero todo puede cambiar en un segundo cuando se llegar el momento adecuado.
     
  2. Threadmarks: Capitulo 2 (Rio)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    1558
    ---Cerca del rio divisor---

    Caminando, sumido en sus pensamientos, iba en silenció con su soledad, portando la armadura protectora del antiguo carnero que ayudo a forjar estas tierras.

    Siempre con ese semblante de pocos amigos, le habían inculcado que demostrara su fuerza ante cualquier cosa, pero lo hiciera con sabiduría.

    Mira la sección que custodiaría durante esos dos meses. Tendría que acampar o quedarse en una de las casuchas destrozadas en la última batalla.

    Tendría cuidado, pues obviamente del lado enemigo, estarían guardias listos para atacar. Tenía la habilidad de forjar un muro rápidamente si así lo requería, no era algo que le preocupara tanto.

    Sus ojos eran excelentes para ver en la noche, la capacidad de la visión nocturna por los ojos brillantes de los demonios le ayudaban bastante.

    -¿Por qué me enviaría aquí, mi maestro?- Camino desganado, odiaba ese olor que los Ángeles podían llegara despedir, y sin duda la orilla tenia ambos olores mezclado, le producía un asco irremediable.

    Frunció el ceño –Esto no debería estarlo haciendo yo- Mira despectivamente hacia la otra orilla –Esos Ángeles me repugnan tanto- Parándose con los brazos cruzados –Me encantaría mejor estar al frente de las tropas, para acabar con ellos-

    Cerro sus ojos por un instante, tratando de relajar su mente, sin dudas el enojo lo estaba consumiendo y no podía dejarse guiar por sus emociones.

    Sin embargo por algo no era bueno el enfado en los demonios a veces, les causaba que sus sentidos se descontrolaran y no se diera cuenta de su alrededor por un momento.

    -¡¡¡HOLA!!!- Una voz masculina demasiado entusiasta, le pego de golpe en los oídos sensibles.

    Provocando que abriera sus ojos de golpe, girándose en dirección de donde venía ese sonido.

    Topándose con lo que más odiaba, volando en los límites de ese rio, así no se mojaría y podía verlo bien.

    Frunció el ceño –Un maldito Ángel-

    -Los Ángeles no estamos malditos, jajajajajaja eso se supone que son ustedes- Ríe, mostrando una mueca de burla.

    -Arggg…- De nuevo la molestia en su rostro se plasmó, con los ojos inyectados en enojo puro. Levanto una de sus manos, para preparar el escudo de aquellos portadores de su armadura, sujetando de igual forma con su mano derecha una espalda que llevaba en su cintura.

    El Ángel de cabellos castaños, ojos verdes, piel un poco bronceada, vestía unas túnicas con tonalidades blancas, azules y beige, sus alas blancas, revoleaban tranquilas.

    Lo miraba con atención, era la primera vez que miraba a un demonio, y le causaba intriga y curiosidad, mas no saco ninguna arma, solo se mantenía en el aire, aun en territorio angelical.

    Los ojos rosas, estaban puestos en él, sin siquiera parpadear, cualquier movimiento que hiciera, sería motivo suficiente para atacarlo.

    -¿Qué pasa dominio? ¿Me vas a atacar?- Lo pegunto de manera burlesca, aunque intrigado por la respuesta.

    -¿No piensas sacar tus armas? ¿Activar tu cosmos?- Le cuestiono ahora él.

    Mostro sus manos y cuerpo como si nada –Estoy completamente desarmado y no lo hare al menos que tu ataques- Refuto aquello con audacia.

    Apretó la mandíbula con enfado, entrecerró sus ojos, le aprecia una ridiculez ese sujeto, que se paseaba como si nada enfrente del enemigo.

    Bajo su brazo zurdo, deshaciendo la posibilidad de un escudo y dejo tranquila su espada –No atacare a alguien desarmado- Se giró levemente, para mirarlo por un costado –Sera mejor que te largas-

    -¿Enserio no me atacaras? Que demonio tan bueno jejejeje- Rio de forma burlesca –Nunca creí que los demonios tuvieran honor-

    Cada palabra que salía de la boca del de alas blancas, le estaba causando un gran enfado, que se estaba poniendo rojo del mismo, si no fuera que era de los pocos que tenía en verdad un código establecido y por ende odiaba los patrullajes, no atacaba o mataba a nadie al menos que fuera una amenaza para los suyos.

    No respondió, pues no habría caso de pelar con alguien que muy a su pesar no rompía las reglas de adentrarse a este territorio de oscuridad.

    Decidió mejor ignorarlo y seguir su rondín, por la zona de eterna oscuridad.

    -¡¡¡OYE!!! ¿Por qué te vas?- Demostró una sonrisa de oreja a oreja –Platiquemos un rato-

    El peliverde no le contesto, decidió mejor seguir la orden.

    Pero el Ángel tenía otros planes sin duda y fastidiarlo era lo que buscaba o a la vez algo más.

    -Demonio… Me llamo Dohko… ¿Cuál es tu nombre?- Lo seguía volando a su ritmo

    Los ojos rosas, no lo miraban, fijos al frente de su caminar.

    -¿Por qué no me contestas?- Cruzo sus brazos sobre su pecho –No es de buena educación ignorar a quienes te están hablando- Giro sus ojos –Pero que tonto soy, es de un demonio a quien le hablo, ustedes tienden a ser así siempre-

    Apretaba amas sus dientes, quería contestarle, pero su temple debía mantenerse intacta, aunque estaba con ganas de romper sus estándares de honor.

    Suspiro pesadamente –Si quieres que me valla, solo dime tu nombre y me iré- Llevaba sus brazos cruzados por detrás de su cabeza, posándola sobre ellos, mientras decencia a sus tierras.

    Shion siguió su camino, no caería por ese chantaje.

    Ese castaño, sonrió de manera maquiavélica, extrañando a cualquiera se supone que era algo propio de los demonios, pero en fin, planeaba molestarlo hasta lograr lo que quería.

    -Tienes unos lindos cuernos sabes- Sonrió de manera coqueta.

    Por primera vez en su vida Shion había recibido un cumplido de su apariencia física, pero en vez de halagarlo, solo lo miro con unos ojos de desagrado y molestia, aunque le incomodo mucho.

    -No me pongas esa cara, aunque este lejos puedo ver que luces adorable- Sonrió triunfante sabía que los demonios no gustaban de cumplidos y eso los desubicaba.

    -¿Qué?- Sus orbes rosas, se fijaban al Ángel, que aún lejos notaba su rostro burlesco.

    -Y no me hagas hablar de tu cabello, están esponjoso- Sonrió ladeando su cabeza juguetonamente -¿Te han dicho que pareces un borreguito pachoncito?-

    Aquello sin duda, le comenzaba a avergonzar al de piel blanca… Cumplidos por parte de un Ángel, nunca ni en mil vidas podría pensar que algo así pasara.

    Suspiro triste, bajando su mirada –Se me hace difícil pensar que alguien tan lindo como tú, sea capaz de destazar Ángeles inocentes en una guerra sin sentido-

    Fijo sus ojos, camino adentrándose un poco al agua, mirándolo de manera decidida, sin duda se notaba que ese demonio era unos cuantos centímetros más alto que el castaño, pero no por eso se dejaría amedrentar.

    -¿Qué pasa demonio? ¿Te gustaron mis cumplidos?- Una sonrisa socarrona se dibujó en sus labios.

    -Me llamo Shion, y ahora vete- Dijo serio, respirando algo agitado por el enfado en su interior.

    Sonrió animado, sin duda era una característica que el peliverde recordaría de él, por un rato, le molestaba esas sonrisas tontas.

    -Es muy elegante tu nombre, no lo olvidare, igual recuerda mi nombre, hermoso demonio- Comenzó a alejarse del lugar, había conseguido su cometido.

    Dejando a un hombre de alas negras, demasiado incomodo, pero confundido, por lo que acaba de pasar.

    ¿Acaso se había dejado manipular por coquetos de un Ángel idiota?

    No podía creer, lo que acaba de pasar, ahora sí que estaba más enojado con ese idiota de ojos verdes, en ese mismo momento deseaba arrojarle su espada, y darle en la espalda, pro no lo haría…

    Tembló del coraje su mano, respirando rápidamente para lograr controlarse y no acabar bajo un impulso idiota.

    Se retiró refunfuñando, odiaba ser tratado de esa manera y la manipulación era algo que el detestaba tanto

    Si volvía a ver a ese Ángel de nombre Dohko, procuraría llevar otra espada para arrojársela y ahora si pelear.

    No le importo que estuviera mojado de los muslos para abajo, siguió su patrullaje. El enojo le duraría un buen rato

    ---Territorio de los Ángeles---

    -Te arriesgaste demasiado Dohko- Una voz suave pero masculina se escuchaba algo preocupante.

    -Jajajajajaja, no es para tanto- Cruzo sus brazos por detrás de su cabeza –Te dije que no eran tan malos como se creen-

    Suspira girando sus ojos con molestia –Solo tuviste suerte que tuviera honor ese demonio- Niega con su cabeza –Si hubiera sido otro, posiblemente te arrancaba las alas-

    -Su nombre es Shion, no le digas demonio- Sonrió, cerrando sus ojos-

    -Pero… Es lo que es…- Su mueca mostraba un poco de confusión.

    -Como sea, gane la apuesta, te dije que no todos son malos, como nosotros no todos somos buenos- Extendió su mano izquierda para recibir el premio.

    Suspira resignado, buscando en su ropa la gema que habían pactado –Toma, si ganaste- Depositando dicho objeto pedido –Pero si tu padre se entera que estuviste hablando con uno de ellos…- Poso sus manos en las caderas –Te matara, y a mí por ayudarte y luego a ese demonio llamado Shion- Se notaba molesto, sin duda romper las reglas no era algo que le gustaba.

    -Cálmate un poco Asmita…- Rio, mientras observaba a contra luz la gema rosa que gano -¿Quién le dirá? Ni tú, ni yo, y mucho menos Shion se lo dirá-

    -Pero… se lo puedo decir yo- Un sujeto alto, corpulento, se hizo notar, caminando hacia ambos jóvenes.
     
  3. Threadmarks: Capitulo 3 (Formal)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    3272
    Rio nervioso el castaño, mirando al hombre –Señor Rasgado… Jajajajajaja- Callo un poco, estaba nervioso –Hola-

    Suspiro resignado –Gracias Dohko, ahora nos hemos metido en problemas-

    Se dirigió a ambos chicos, haciendo un gesto benevolente –Joven Asmita, príncipe Dohko- Una sonrisa con una mirada de inspección se marcó en su gesto -¿Qué están haciendo aquí?, ¿Acaso no saben que esta prohibido venir aquí, al menos que sean guardias reales?-

    -Sí, si… Es solo que quería ver el rio… Hace mucho que no venía y pues…- Fue sujetado rápidamente por el brazo.

    Sin duda el hombre, ya tenía conocimiento de las ocurrencias del castaño, y siempre arrastraba al rubio a ellas. Así que trataba de estar cerca, para que no se metieran en problemas, mas debía llevarlos rápidamente hacia los territorios reales, antes de que su alteza se dé cuenta de la ausencia de su hijo.

    Si eso significaba llevar a arrastras al muchacho, lo haría.

    Suspiro resignado -¿Le dirá a mi padre?- Pregunto triste.

    -No será necesario comunicarle esto a su alteza, pero sabe perfectamente que no debes estar aquí- Lo miro de reojo.

    -Pero fue divertido, no pasó nada malo- Rio débilmente.

    El hombre de cabellos plateados, tenía un noble corazón, fue un gran guerrero en sus años de juventud, pero ahora se dedicaba a cuidar de estos revoltosos muchachos y demás niños huérfanos por la guerra.

    Se giró para ver a su amigo de piel blanca -¿Verdad que si Asmita no pasó nada malo?

    Este solo desvió la mirada, mientras caminaba a la par de ambos –A mí no me metas en esto-

    Frunció el ceño con fastidio –Ho, gracias que buen amigo eres- Dijo aquello con gran ironía.

    -Jajajajajajajajajajajajajajaja que graciosos- Lanzo varias carcajadas, le agradaba como se llevaban este par.

    Después de aquello, Rasgado y Asmita iban platicando de varias cosas destinadas a la guardia de las tierras celestiales, más el próximo en la línea real, solo podía recordar los ojos rosas que acababa de conocer, iguales a la gema que gano.

    Nunca antes había visto ojos así de brillantes y preciosos, en sus tierras los azules y verdes eran los que más predominaban, tenían un brillo apenas perceptible, en cambios ese demonio de cabellos verdes, le causó gran impacto sus orbes, quería volver a contemplaras, aunque fuera en contra de las reglas por años y deseos de su padre.

    Dejo escapar una sonrisa, pues ese recuerdo lo acompañaría por mucho tiempo, además que las palabras dichas fueron sinceras, cada cumplido no fue solo para hacerlo decir su nombre, si no para de verdadero halago.

    A diferencia de los demonios, en tierras oscuras y algo calientes, pareciendo un lugar de isla hirviente.

    El lado contrario el de los Ángeles, tendía a ser un poco más frio. No diré que cubierto de nieve la mayor parte del año, pero si algunos ciclos lunares, ocho con frio, cuatro donde la nieve se deshacía y el calor apenas si alcanza unos cuantos grados más allá de los veinte.

    Mas los Ángeles acostumbrados a ese clima, no pasaban tantas penurias, su reinado con colores blancos puros y azules celestiales, dignos de su estirpe de cada uno.

    Sus pieles de colores variantes claros, aunque los soldados tendían a tener tez un poco más oscura por su entrenamiento.

    Los ojos de color verde, celeste y castaño, era dominantes también.

    Las ropas igual tonos claros, todo parecía tan repetitivo en sí.

    Demasiado ordenados, siempre limpios, dispuestos a defender su lado de la tierra.

    Atravesando esos lares, iban los tres anteriormente mencionamos.

    El mayor de estos, sonriendo entusiasmado, mirando con atención el lugar, siempre le inundaba el corazón de alegría, que todo estuviera bien, ahora ya no podría participar en las batallas, su condición actual no se lo permitiría, aparte que tenía una misión más grande, encomendada por ser de confianza, cuidar al ocurrente príncipe.

    Era un trabajo de tiempo completo.

    El mejor amigo de la infancia de Dohko y un joven muy bien educado, de cabellos rubio largos, ojos azul cielo, tez blanca. Delgado pero con buen cuerpo, no era un guerrero como tal, él se había dedicado a crear mejoras en bendiciones para sus aliados, era un maestro en ese tema, al ser hijo de dos poderosos nobles, y perdido la vida en la misma época que la madre del castaño.

    Fueron criados casi como hermanos, el rey no dejaría a un niño huérfano a la deriva, además al ser hijo de dos buenos amigos.

    Pero aun así, a esa corta edad, tuvo una maldición para sus ojos, por sus primeros años al quedarse sin padres, quedo ciego, algún demonio que no pudo matarlo por lastima, lo condeno a aquello.

    Más eso no lo detuvo y encontró alguna forma de recuperar su vista aunque fuera un poco.

    Ahora podría ver, pero al oscurecer un poco, su vista disminuía. Era lo mejor que habría logrado, pero ya lograr distinguir a todo no solo por la voz, era un gran avance.

    Y ahora veamos al príncipe castaño, sin duda un futuro líder que si bien, tenía un corazón tan noble, ayudando a todos lo que pudiera, siendo un buen luchador, aunque su padre no le dejaba ir a las batallas sanguinarias, algo que frustraba al chico, por ende no había cumplido su deseo morboso de conocer a los demonios de frente.

    Le causaban gran intriga, algo que ni el mismo se lo explicaba.

    Una sonrisa juguetona en su rostro, sus ojos verdes vivases, era bajo de estatura, pero no impedía su gran personalidad y que brillaba donde estuviera, había aprendido algunas bendiciones de parte de Asmita, aunque no fuera su especialidad.

    Algún día él sería el rey y eso le causaba disgusto, no deseaba portar el titulo aun, pero a su edad ya debía estar encontrando a un Ángel para compartir su vida.

    -Muy bien, los dejare aquí- Se despidió el grandote, ya los había escoltado hasta los jardines de rosas de cristal.

    Bajo su cabeza levemente en señal de respeto –Gracias señor Rasgado por cuidar de nosotros-

    -Jajajajajaja, no hay de que muchachos, solo no se vuelvan a aventurar a esa zona- Dirigió su mirada al castaño.

    Este Ángel impetuoso, al darse cuenta de esa mirada, se notó nervioso –No… Se preocupes…-

    Rio negando con la cabeza, sabía que en cualquier momento este joven volvería hacer de las suyas.

    Se fue, tenía que hacer algunas cosas, confiaba que este día las locuras de estos se acabaran.

    Sonrió despreocupado –Creo que el señor Rasgado no se dio cuenta que hable con un demonio-

    -No deberías burlarte de eso, si eso hubiera pasado, ese lugar se convertiría en un campo de batalla- Exclamo el rubio –Además que esa zona está cerca de los campos de cultivo-

    Camino, llevando sus brazos detrás de su nuca –No tienes que preocuparte tanto, n paso nada, y logre conocer a un demonio- Volvió a sacar aquella jema, observándola a contra luz –Tiene ojos muy hermosos.

    El rubio, se quedó observando a su amigo con atención, esa mirada que dedicaba a la piedra preciosa, no era usual en él, podría decir que jamás la había visto, pero la conocía muy bien.

    Dejo escapar un suspiro pero de susto –Dohko… No me digas… Que… ¿Te has enamorado de…?- No podo terminar de pronunciar aquellas palabras, pues sintió una presencia respetable, pero temible aun así.

    -Qué bueno que estén aquí niños- Una voz algo áspera, cansada, pero con un toque paternal, se dirigió a ambos.

    -Rey Itiá- Asmita hizo un reverencia, le debía todo el respeto que ese hombre imponía.

    -Padre- De igual también lo saludo. Ser el futuro príncipe no te exentaba a ser educado.

    Ríe levemente –No tienen que ser tan formales toda la vida, se vez en cuando diviértanse un poco- Se ira a su hijo –Aunque algunos deberían ser más concentrados en sus deberes-

    Una sonrisita tonta queriendo aliviar el ambiente se forme n su cara.

    Sin duda Dohko sabía perfectamente que esas palabras eran solo dirigidas a él.

    -Pero si soy responsable- Se giró a su rubio amigo -¿Verdad que si?-

    Asmita, no contestó, decidió hacer una reverencia más –Si me disculpa su majestad, debo ir a preparar unas bendiciones más, antes de cualquier atentado-

    -Adelante- Miro al muchacho de manera compasiva, ser amigo de su hijo no debía ser tarea fácil, y más si le pedía que mintiera.

    Hecho esto, el Ángel de cabellos rubios y hermosos se alejó, para ir directamente a su estudio para realizar lo dicho, perdiéndose de la vista de ambos.

    Suspiro molesto –Que gran amigo tengo-

    Siempre se apoyaban el uno al otro, pero había momentos en que aquello no podría ser, y realmente no tenía consecuencias más allá de algún regaño.

    -Dohko, no es bueno que obligues a mentir a tus amigos- Comenzó a caminar hasta una pérgola en medio del jardín.

    -Pero… No es mentira, si hago mis deberes- Desvió la mirada, eso no siempre era verdad.

    -Jajajajajajaja No puedes mentirme, veo atreves de ellas- Esa risa sonora que de repente soltaba al estar cerca de su hijo.

    -Es porque eres el rey, lo sé- Hizo un leve puchero.

    -No, es porque soy tu padre- Le palmeo levemente la espalda, dándole un sentimiento de confort.

    Una sonrisa en ambos se divisó, mirando hacia esas rosas de cristal, algo que solo tenían en ese mundo celestial y puro que los rodeaba.

    ¿Quién diría que una guerra con las tierras vecinas malditas estaba siempre activo?

    Posiblemente en sus mentes, algunas viejas memorias de la infancia del muchacho vinieron o momentos de antes de que la vida de este iniciara.

    Aunque el silencio fue roto por el gobernante de ese lugar.

    -Dohko- Llamo algo serio.

    -¿Si? Padre- Contesto de manera respetuosa.

    -Como ya sabes, has cumplido los veinte años, y significa solo una cosa- Hablo sin rodeos.

    Suspira resignado –Ya se, que mi coronación será muy pronto- Su vida de príncipe libre, se estaba acabando muy rápido.

    Con sus brazos detrás de su espalda, se giró a verlo, con la mirada seria –Además que deberás formar un lazo de matrimonio con algún Ángel doncella o doncel, lo que prefieras-

    Aquello puso algo incómodo al muchacho, su cara no pudo disimularlo. Esa era la parte que menos le agradaba. Pues existía una razón y era, que hasta esos momentos él nunca se había interesado por nadie de esa forma.

    -¿Es necesario?- pregunto, con una gran preocupación, mas conocía la respuesta.

    -Ningún rey o reina anterior a nosotros, ha alcanzado la coronación sin antes unir su vida con alguien que ame- Miro al castaño, que no lucia nada bien, suspiro, le volvería a plantear la idea que tenía desde hace años –Sabes que me gustaría mucho que te casaras con Asmita, el sería un buen compañero para ti-

    Dohko, retrocedió, dejando ver una mueca de completo asco ante eso -¡¡¡POR FAVOR PAPÁ!!! ¡¡¡¿CÓMO CREES QUE ESO PASE?!!! Asmita es mi mejor amigo, es como un hermano- Sintió un escalofrió de tan solo pensarlo –Además… El… Ya tiene a alguien- Sonrió confiado, cruzado sus brazos delante de su pecho –Así que no se puede-

    El rey soltó un suspiro de resignación, y de molestia. No le agradaba para nada la relación que mantenía el rubio con ese soldado, aunque fuera de alto rango, no dejaba de ser lo que era, mas no podía hacer nada. Cumplían la única ley establecida para formar lazos, que eran Ángeles.

    Si se amaban, ni el mismo rey podría cambiar eso.

    -Bien- pronuncio tranquilo el hombre, cerrando sus ojos.

    Dohko sonrió triunfante, pensó si el único pretendiente que su padre deseaba que se uniera a él, estaba ocupado, ya no tendría que molestarlo, pero… Que equivocado estaba.

    -Probablemente, exista algunos otros Ángeles que estén dispuestos a casarse con el príncipe de estas tierras, solo necesitarías conocerlos, para que alguno te guste- Tan sereno y tajante en sus palabras.

    -Esto será un problema-

    -Vamos hijo, debe existir alguien capaz de conquistar tu corazón- Mencionó, enfatizando con su mano derecha la declaración.

    Se quedó pensativo algunos segundos, si existía una persona que lo había hecho, y sin duda muy profundo en su corazón, mas con ello estaba rompiendo la más sagrada regla de su mundo, si no es que de todos.

    No era exactamente un Ángel a quien su corazón estaba reclamando sus latidos. Dejando que su rostro se sonrojara un poco.

    -No, no hay nadie- Dejó escapar aquello, como única verdad, aunque se notaba a leguas que mentía, su tono de voz cambiaba muy apenas.

    -¿Estás seguro?- Lo miraba de reojo, que su único hijo, estuviera enamorándose de alguien, le tranquilizaba, pues aquello aseguraba el reino.

    La inspección de su padre, sabía que lo tendría entre la espada y la pared, si utilizaba alguna bendición de la verdad, estaría acabado.

    Por lo tanto tenía que improvisar para salir de allí rápidamente.

    Rio nervioso, caminando hacia dentro del palacio –Sabes… Padre… Recordé que tengo que hacer algunas cosas con Degel… Que le prometí ir… A… Recoger… Manzanas- Fue lo mejor que se le ocurrió en poco tiempo.

    El hombre de cabellos cortos y de igual que su hijo castaños más oscuros, lo miro incrédulo, pero lo dejaría pasar.

    -Así que… Con permiso su majestad…- Hizo la reverencia por protocolo, y se alejó casi corriendo del lugar su corazón inexperto, había sido cautivado sin más esa tarde, y si su padre se enterara de quien o que se trataba, sin duda correría la sangre de ese demonio y no podría permitirlo.

    Aquella acción, divirtió al Itiá.

    Dejó escapar una sonrisa, negando con la cabeza, dirigió su mirada hacia esas rosas cristalinas, le recodaban su juventud, cuando él también estuvo en la misma situación, al enamorarse del dulce Ángel de ojos esmeralda que le dio a su primogénito y le regalo tanto amor en su vida.

    Suspiro triste, ella ya no estaba con él. Desde hace años había quedado en soledad, que el único consuelo que tenía era el poder vengarse de los demonios cuando lograra acabar con ellos de alguna forma, lo tendría que hacer antes de pasar el linaje a su hijo.

    Quien debía tener las manos manchadas de sangre era el, Dohko seria libre de la masacre y dejar a su reino de la misma forma, su único objetivó.

    ---Días después. Tierras malditas---

    -¿Cómo está yendo tu misión Shion?- Un demonio castaño, con una cinta roja en su frente, caminaba a lado del peliverde.

    -Sin novedades- Serio como siempre –En mi reporte informo todo lo que ocurrió en esta semana-

    Sonrió levemente –No tienes que ser tan formal todo el tiempo Shion, a veces debes relajarte y…-

    -Con todo el respeto que te mereces, creo que deberías mejor aconsejar a tu sobrino a comportarse. A tratar de cambiar mi actitud-

    Ese demonio era tan serio, a veces podría ser tan amargado y en otras seco como árbol muerto

    Niega con la cabeza -¿Quién te daño tanto?-

    -Somos demonios Sísifo, que están dispuestos a combatir contra esos Ángeles, hemos vistos y provocado carnicerías- Su rostro no se notaba alguna expresión visible, más que el enfado –No me pidas que este siempre sonriente y alegre como tú, burlón como Manigoldo, o algo curioso como Albafica- Cruzo sus brazos delante de su pecho –Yo soy así, siempre lo he sido-

    Lo mira son suspicacia -¿Enserio?- Entrecerrando los ojos, poniendo sus manos en sus caderas –Si mal no recuerdo, eras un niño bastante animado de pequeño, aunque solo en tus cosas, sé que no siempre has sido tan social, pero eras más educado y animado-

    Rodo sus ojos con molestia, decidió seguir su patrullaje –Como sea, eso ya se fue, no soy ese chiquillo-

    Mostro un rostro preocupado, ese joven demonio, lo conocía desde que el peliverde de alas negras, era un pequeño niño. No comprendía en que momento había cambiado de esa gentil sonrisa, poco normal en este mundo a ser tan inexpresivo.

    Pero sabía que su reclusión en sí mismo no le haría bien, todos los que lo apreciaban, trataban de que saliera de ese caparazón que creo.

    Se acercó rodeando el cuello del contrario, provocando que este reaccionara algo sorprendido –Vamos Shion… Si algo te molesta puedes decírmelo-

    Estando ya irritado, carraspeo un poco –No tengo nada, ahora… ¿Me puedes soltar?-

    Sin hacerle caso alguno –Sé que es difícil, la primera vez que tienes que asesinar a uno de esos Ángeles, pero… Si eso te perturbo, puedes contármelo no hay nada de malo en sentir…-

    No termino de hablar, cuando un fuerte puñetazo se llevó en su estómago, sacándole el aire, provocando que soltara al joven, y doblándose de rodillas, por el impactó.

    Lo miro de reojo, a la dirección del suelo, sus ojos rosas mostraban enfado sincero –Te dije que me soltaras-

    Tosió levemente, los golpes entre demonios podría ser un sinónimo de amistad, pero este peliverde no lo hizo con esa intención, odiaba que los demás lo tocaran sin su consentimiento.

    El día de su cumpleaños era el único que su maestro le ordenaba que cediera a un abrazo de cada uno de sus amigos.

    Y hay no podía hacer nada.

    -Que mal carácter tienes…- Se levantó sacudiéndose sus ropas –Pobre del demonio con el que te alíes, espero que aguanté tu forma de ser tan pésima-

    Frunció levemente el ceño, dándole la espalda al castaño. En su mente y corazón no existía espacio para algo tan estúpido como eso. Además que debía mantener un secreto, eso solo se lograría si se mantenía soltero como su maestro eternamente.

    -Como sea… Entregare tu reporte semanal al patriarca- Desplego sus alas, listo para regresar a la orden principal –Recordare traer un peto la próxima vez- Sonrió divertido, después de todo los golpes físicos eran curados rápidamente por su sangre. –Nos vemos niño enojón- Con aquello alzó el vuelo y se perdió en el cielo.

    Shion, solo lo miro serio, como se iba aquel hombre, que consideraba un buen amigo, mas… quería alejar a todos posibles.

    En su interior existía un malestar, que no lo dejaba tranquilo nunca, creyendo que podría traer desgracias a los que lo rodeaban.

    Suspiro cansado, llevaba una semana en ese lugar, no había existido problema alguno. Ningún Ángel se atrevía a venir a estas orillas, podía divisar algunos guardias reales cerca en ciertas zonas, pero los dejaba pasar mientras no dirigieran sus armas de este lado.

    Salvo por ese Ángel imprudente, que lo fue a molestar los primeros días.

    No pensaba mucho en ello, solo ignoraba lo que fuera representante de ese hecho.

    Esa visita que tendría constantemente cada semana por Sísifo, le causaba una sensación de fastidio, pensaba que los reportes lo tendría que mandar por medio de alguno de los animales encargados de mensajería, pero justamente le tocaba el único demonio que era entrometido de manera sentimental en los demás, otro caso extraño como el, por sus ojos rosas.

    Y como si su mal no fuera poco, súmenle una presencia angelical, que se había quedado expectante en todo momento, y apenas notaba.

    -No otra vez tú- Bajo su cabeza, molesto. Enserio que no estaba de humor para lidiar con ese Ángel de nuevo.

    Se acercó entrando en el agua sin más, guardando su distancia al legar al límite –Oye… Shion…- Portaba un semblante muy serio, mirando hacia el rio.

    Se giró levemente, para verlo de reojo, cruzando sus brazos delante el pecho –Ahora… ¿Qué quieres?-

    -¿Quién era ese demonio?- Pregunto, levantando su rostro, con el ceño fruncido.
     
  4. Threadmarks: Capitulo 4 (Ideales)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    2713
    -¿Qué?- Se sintió confundido, por esa estúpida pregunta

    -Veo que te llevas muy bien con el- Estaba molesto… Estaba celoso, de que ese castaño, pudiera hablar así de familiar con el peliverde.

    -¿A ti que te importa?- Frunció el ceño, de enfado, pero también de incomodidad.

    El castaño, no respondió. Tenía sus ojos entrecerrados, con un puchero en sus labios, brazos cruzados.

    Pues era verdad… Técnicamente a él no debería importarle lo que llegara a pasar con ese demonio o los que le rodean.

    Al fin se acercó a él solo por una apuesta de conocer a un demonio y su deseo mejor guardado, sin embargo ahora que lo había visto.

    Se dio cuenta cuanto lo había extrañado esos días que no pudo ir al rio.

    Nunca creyó que el amor podría desarrollarse demasiado rápido en un corazón como el suyo, pero lo había hecho.

    Podría ser que le gustara físicamente, una atracción así, mas cada día que había pasado lejos de alguien que apenas conocía, le intrigaba más sus gestos, sus ojos, su cabello, su forma de hablar o actuar, solo quería conocerlo más.

    Y ahora el día que por fin pudo escapar de su amigo y guardián para verlo un instante, resulta que estaba junto a otro demonio.

    Se sintió herido, aunque no tenía por qué sentirse así.

    Quedo pensando en eso, hasta que se percató que el peliverde, se había alejado en dirección a su derecha, que sería la izquierda del demonio.

    Pues este no tenía las ganas de aguantar a alguien como él, en estos momentos.

    -¡¡¡OYE!!! No te vayas- Corrió rápidamente, sin recordar que tenía alas y podría volver

    Tocaba en medio de sus cejas, le causaría una migraña terrible esa voz molesta –Solo ignóralo y se terminara cansándose- Se repetía aquello en voz baja.

    -Shion… ¿Por qué siempre te quieres alejar de mí?- Pregunto ahora con un semblante de tristeza.

    Pondría en practicar su técnica, solo ignorarlo, no caer en sus provocaciones, se fastidiaría de que no le sacaría nada esta vez.

    Más le parecía tonto, que peguntara eso, ¿Cómo que siempre alejarse de él? Si era la segunda vez que se veían.

    Al no escuchar respuesta, sonrió divertido –¿De nuevo te pondrás en ese plan?-

    Cero palabras de parte del demonio.

    -Bien… Entonces me tocara hablar solamente a mí- Una mueca de triunfo se dibujó en su rostro –Me parece perfecto, soy muy parlanchín sabes-

    Seguía en su idea, ni siquiera lo miraba, fijo adelante, sabía que no atravesaría el límite invisible en ambos mundos.

    Se quedó pensativo un momento, para ver con que podría fastidiarlo –Sabes, siempre quise conocer a un demonio, cambiaste mi visión de ellos, no son los monstruos sin sentimientos que siempre nos han dicho- Sonrió –Al contrario, creo que podríamos ser muy parecidos entre si-

    Esas palabras le causaron una curiosidad extrema.

    -¿A qué te refieres con que somos muy parecidos?- Pregunto incrédulo.

    Se sorprendió que pudiera si quiera funcionar, pero mostro regocijo –Bueno, Ángeles y demonios luchan por un solo fin, acabar con el otro bando- Encogió sus hombros levemente.

    Giros sus ojos en molestia, respirando profundo pensaba que le diría algo más importante, no una estupidez como esa. Se había cansado, seguiría su patrullaje más tarde. Esta vez decidió alejarse de allí utilizando sus alas.

    Casi no le gustaba volar, prefería estar en la tierra en todo momento, pero esto lo requería.

    Adentrándose más en el bosque cerca de la playa, para dejar de escuchar al Ángel molesto.

    Dejando a un Dohko, sin palabras, sin poder reaccionar o hacer algo para evitar aquello.

    -¡¡¡ESPERA!!!- Quiso llamarlo, pero no le hizo ningún caso. Lo perdió de vista entre la maleza alta -¿Qué fue lo que hice?- Se preguntó en ¿Dónde había echado a perder todo?

    -Shion… Si dije algo que te molesto…- Sabia que debía alzar la voz un poco más, para que lo escuchara, pero lo metería en problemas –Tsk- Chasqueo su lengua un poco -¡¡¡NO FUE MI INTENCIÓN!!! ¡¡¡ESCUCHA, HABLEMOS!!!- Estaba preocupado porque ahora ese demonio lo odie.

    -¡¡¡NO CREO QUE SEAMOS TAN DIFERENTES, SABES…!!!- Bajo su mirada, pensando rápidamente que podría decir -¡¡¡PIENSO QUE AMBOS… TENEMOS ALAS, Y… BUENO YO TENGO UNA AUREOLA Y TUS CUERNOS… QUE SON MUY LINDOS Y…!!!-

    Una mano lo sujeto por la espalda, tirándolo hacia atrás, para que se alejara del rio y cayera a la tierra divina.

    El ni siquiera reacción a tiempo, mucho menos la presencia que estaba delante de él ahora.

    Se había desesperado rápidamente, al pensar que Shion, se había alejado para mantener distancia, que lo hubiera ofendido de alguna manera, le estaba preocupando demasiado.

    -¡¡¡¿QUÉ CREES QUE HACES ÁNGEL ESTÚPIDO?!!!-

    Levantó la mirada con rapidez, topándose con unos ojos teniendo una expresión poco amigable.

    Se tocaba la cabeza, se había dado un golpe, por el impacto, pero reacciono lo más rápido posible.

    -¿Qué quieres aquí Kardia?- Estaba enojado, que lo interrumpieran en su convivencia con ese demonio.

    -Lo mismo podría decirte yo a ti principito- Sonreía mostrando los dientes, pero el ceño fruncido.

    Se levanta del suelo, sacudiendo sus ropas, dedicándole una mirada de enfado al hombre de cabellos azulados.

    -A ti no te importa lo que haga en mi tiempo libre- Cruzo los brazos delante de su pecho, mirando de reojo hacia el rio.

    -Tsk…- Ya estaba malhumorado o más bien era su forma de ser usualmente, mirando hacia el cielo iluminado –Degel me pidió que viniera a vigilarte-

    -¿Por qué te pidió eso?- Se gira a verlo perplejo, no comprendía lo que su amigo de cabellos verde oscuro pretendía.

    Refunfuño fastidiado, tocándose la cabeza –Dijo que últimamente has estado más idiota de lo normal.

    Dedico una mirada de seriedad –Degel no diría eso-

    -Jajajajaja es verdad, eso lo digo yo- Le encantaba burlarse de los demás ese Ángel, que tenía una expresión am de locura que de bondad.

    Recargo un poco de su peso en un árbol cercano, mirando con cierta tristeza hacia el cuerpo de agua –Mejor piérdete, no me gusta que me vigilen-

    -Sí, quieres que me valla, para que vuelvas a gritarle a quien sabe qué cosa- Poso sus manos en las caderas, se estaba divirtiendo hacerlo repelar al castaño.

    El más bajo no contestó, no deseaba que Kardia conociera un secreto muy importante para él. Pues lo más seguro es que lo chantajeara después.

    Suspiro resignado, sabía que si no fuera por dos razones ya le hubiera dado una buena lección a ese Ángel desobediente.

    Las razones fácil, una es el futuro gobernante de esas tierras y la otra es un buen amigo de la persona que ama. Por eso tenía que tenerle algo de paciencia.

    Suspiro molesto –Oye… Sera mejor que volvamos- Sonrió sínicamente –Este lugar no es para angelitos bonitos como tu jajajajajajajaja- Que buena carcajada se lanzaba de vez en cuando.

    De nuevo, no hubo respuesta, parecía que sus ojos y mente solo tienen un punto importante que ver.

    Odiaba ser ignorado, pro lo usaría para divertirse un momento -¿Qué tiene de bueno este lugar? Está conectado con esos demonios desgraciados, que ojala pronto logremos acabar con cada uno de ellos.

    Se giró para verlo, sus ojos verdes parecían encendidos de manera muy brillante, y su expresión dócil cambio a una de enfado.

    -¡¡¡¿CÓMO PUEDES DECIR ESO?!!! ¡¡¡SÉ QUE ESTAMOS EN GUERRA!!!- Se acercaba con paso firme y una voz más ronca de la usual -¡¡¡PERO NO TODOS TIENEN LA CULPA!!! ¡¡¡AL IGUAL AQUÍ, NO TODOS SON CULPABLES DE ESTA GUERRA Y NO MERECEN MORIR!!!-

    Invadía su espacio personal, por primera vez Dohko demostraba su naturaleza como líder y su capacidad de infundir respeto en corazones ajenos.

    -¿Qué te pasa? ¿Desde cuándo empezaste a compararnos con… “Esos?- Su mueca de repugnancia no se fingió.

    Apretaba su mandíbula, en su interior debía defender todo lo que pudiera incluso en contra de alguno de los suyos -¡¡¡DESDE QUE ME DI CUENTA QUE SOMOS MÁS SIMILARES, DE LO QUE ALGUNA VEZ PENSAMOS!!!-

    -¡¡¡¿QUÉ DICES?!!! ¡¡¡¿IGUALES A LOS MALDITOS DEMONIOS INSIGNIFICANTES?!!!- Se burlaba por esa explicación tonta.

    -Ellos también sufren los estragos de estas batallas, también creo que temen a que nunca acabe, portan sentimientos como nosotros, todos deberíamos ser capaces de vivir en paz, sin odiarnos- Baja la mirada, pensando en sus palabras ¿De dónde habían salido? –Solo creo que… No sabemos en sí que es la verdad de todo esto-

    -¿Sufren? ¿Temen? ¿Tienen sentimientos? ¿La verdad?- Cada cuestionamientos descomponía su rostro, no le agrado las declaraciones del castaño, provocándole mucha más furia -¿Te debo recordar que ellos mataron a nuestra reina? ¡¡¡TU MADRE!!!-

    Dohko, dejó escapar un suspiro, desviando la mirada. Claro que lo sabía, nunca se lo dejaban de recordar, posiblemente querían que odiaría con todas sus fuerzas a los demonios, pero… No podía y a veces eso le causaba culpa.

    Más ahora que su corazón… Estaba perteneciéndole a uno.

    -¡¡¡LOS PADRES DE ASMITA!!! ¡¡¡MI FAMILIA!!! ¡¡¡EL MAESTRO DE DEGEL!!! ¡¡¡LOS DE MUCHOS MÁS, HAN SIDO ACABADOS POR ESOS DEMONIOS Y AHORA TÚ TE PONES A DEFENDERLOS!!!- Resoplaba con furia, no se estaban conteniendo en sus palabras -¡¡¡¿QUÉ CLASE DE FUTURO REY SERÁS?!!! ¡¡¡PARECE QUE A LA PRIMERA OPORTUNIDAD NOS ENTREGARÍA A LOS DEMONIOS SIN IMPORTAR QUE TÚ ERES UN ÁNGEL!!!-

    -¡¡¡CLARO QUE NO HARÍA ESO!!! ¡¡¡YO SOLO DESEO ACABAR CON LA GUERRA Y DEJAR ESTO EN PAZ DE UNA BUENA VEZ!!!!-

    De nuevo su mueca de burla, que odioso era cuando se lo proponía - ¡¡¡¿QUÉ PODER CREES QUE TIENES PARA ACABAR CON LA GUERRA Y CON ELLOS?!!!-

    -¡¡¡¿NO PIENSO ACABAR CON ELLOS?!!! ¡¡¡SOLO LA GUERRA, ES LO IMPORTANTE TERMINAR CON ELLA!!!- Lo encaro al hombre.

    Niega con la cabeza, se trataba de tranquilizar, si seguía así nublaría su juicio y lo atacaría –Eres un soñador, lo que estás diciendo son solo estupideces- Le da la espalda al castaño –La única forma de lograr esto es… Acabando con cada uno de ellos- Apretó sus puños, él tenía un gran odio hacia los demonios en cuestión y nunca lo negaría.

    Comenzó a alejarse, quería estar solo, antes de no controlar sus deseos de acabar con su futuro rey.

    Bajo la mirada, en cierta forma sabía que Kardia tenía razón, no podría ver paz si los dos bandos no lo aceptaban y por el momento ninguno la quería por buenos términos.

    Solo soñaba en el momento que él tendría que planear algo así, más le producía desesperación saber que la sangre se derrababa cada vez más frecuente.

    La mirada triste de sus bellos ojos verdes, se dirigió hacia donde ese demonio se había ido y un pensamiento surco su mente.

    -¿Tú también has sufrido la pérdida de alguien?-

    -¿Has sido capaz de matar a Ángeles?-

    -¿Cuántos han sido?-

    -¿Te arrepientes de eso?-

    Sus preguntas le torturarían de ahora en adelante, quería regresar a tratar de hablar con él, o esperarlo pero… No por ahora, este día no ocurrirá nada de eso.

    Sería mejor regresar si no ese hombre con una armadura de escorpión le volvería a molestar y no quería que se diera cuenta del demonio que había conocido.

    No se tentaría el corazón en atacarlo, aunque él lo tratara de detener.

    Dejo escapar un suspiro cargado de amargura y se encamino para ir a su reino.

    Pero con la promesa en mente que volvería en cuanto pudiera para hablar con Shion, eso lo ayudaría a vivir hasta ese momento.

    ---Lado de los demonios---

    Si bien el peliverde se había alejado lo suficiente para dejarlo de escuchar, volvió al lugar cuando sintió esa presencia tan odiada por muchos de su especie.

    Varias veces en el campo de batalla lo había conocido a ese Ángel que atacaba a los demás con una fuerza brutal, y siempre esa retorcida sonrisa, vio a varios camaradas morir entre sus manos.

    Aprovecharía esta oportunidad para atacarlo de entre las sombras, llevaba un arma así que no podría llamar honorable, pero no le importo mucho esa condición de su conciencia, era el momento para vengar a muchos, uno de ellos el hermano de Sísifo.

    Su espada, podría cambiar de forma a como lo deseara siempre que tuviera una hoja afilada.

    Transformándola en dos pequeñas oz de mango corto, si las lanzaba desde su posición podría rebanar el cuello de Kardia.

    Estando dispuesto a hacerlo, pero sus odios tuvieron que escuchar las palabras del castaño.

    Como trataba de defender a ambos mundos, lo dejo imprecisando sus palabras.

    ¿Cómo era capaz de encarar a un Ángel tan despiadado?

    Y no solo por los Ángeles que gane la guerra, sino también que los demonios vivan en paz.

    No compendia para nada ¿Por qué ese Ángel castaño, quería que todo estuviera bien entre ambos?

    Se supone que solo se deben interesar por el bienestar de los suyos, pero Dohko no era igual, se preocupaba por ambos.

    Los rosas ojos se abrieron de golpe, cuando escucho que… El Ángel que lo había estado molestando era el futuro rey del mundo divino y tuviera pensamientos de proteger a todos.

    Levantaba su mirada, creyendo que sus oídos lo engañaban, sus manos estaban temblando, una sensación que solo la experimento una vez en su vida.

    Cuando sus manos se mancharon de sangre, fue ese día que dudo… Pero lo hizo, asesinar a los Ángeles en batalla.

    Ahora volvía a pasar, por las palabras, por ideales… Que él también tuvo alguna vez en su vida.

    Apretó sus labios con mucha fuerza, que un débil hilo de sangre se dejó escapar, pero no le dio importancia. Sentía abrumada su mente.

    Ya no deseaba escuchar más, le estaba causando un gran dolor de cabeza y su corazón presentaba sensaciones extrañas. Que deseaba dejar de sentirlas.

    Se alejó de allí, debía poner en orden todo en su mente.

    Pero puede que ya no fuera posible.

    Esa noche… Dos seres… Muy diferentes el uno del otro, miraban por sus ventanas, una llena de esplendor y la otra humilde, pero bien constituida.

    Alzaban la vista, sus cielos incluso lucían diferentes, El cielo nocturno de los Ángeles era iluminado, en cambio el rojo de los demonios era muerto, pero… Causaba un impacto en quien lo viera.

    Pensaban cada quien en sus miedos, en sus fortalezas, en su necesidad, en sus deseos, aunque parecía que debían ser tan diferentes, eran tan similares.

    Ambos querían una paz que estaba muy lejos, pareciendo un dulce sueño.

    El bien para los suyos.

    No se quería perder más vidas, querían protegerlos, pero no sabían cómo.

    Los suspiros de impotencia no se hicieron esperar, sus lamentos, incluso lágrimas de desesperación.

    Recuerdos de culpas, de idioteces cometidas, de vergüenzas que tuvieran que pasar.

    Pero al final todo eso volvía a solo un lugar… El rostro del contrario que habían conocido, por casualidad, azares del destino o un capricho de algún ser superior.

    No lo sabían con certeza, más… Ahora no solo el castaño deseaba con todas sus fuerzas conocer al demonio peliverde.

    Shion por extraño que le pareciera, recordaba ese rostro tan bueno, tan alegre…

    -¿Esta mal que recuerde esa hermosa sonrisa?- Bajo su mirada, se sintió avergonzado de tan solo pensarlo.

    ---Pasaron los días---

    Por triste que fuera, el Ángel había ido varias veces a ese punto divisor de ambos, y no lograba encontrarlo por ningún lado.

    Ni siquiera poder sentir su presencia.

    Eso le alteraba mucho, solo pensaba en su estúpida broma que había hecho la última vez.

    -¿Lo habré ofendido tanto? ¿Ya no lo voy a poder ver nunca más?- Su respiración agitada, sus alas aleteaban desesperadas aun teniendo los pies en la tierra, tocaba su pecho sujetando sus ropas con fuerza.

    Sus ojos muy abiertos, mirando al suelo, sin darle importancia a su entorno -¿Ya no te veré más? Shion… Por favor… Deja que te vuelva a ver una sola vez…- Levanto su vista hacia el cielo pidiendo solo una cosa –Por favor mi Diosa… Concédeme ver a ese demonio que… Me… Ha…-

    -¿Qué es lo pasa contigo?-
     
  5. Threadmarks: Capitulo 5 (Artimaña)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    3298
    Sus oídos volvieron a escuchar esa dulce voz, que solo él podía admirar.

    Diviso el lugar de donde provenía y no creía que estuviera tan cerca de la división.

    Lucia tan hermoso como siempre, sus ojos rosas fijos en él, las alas negras recogidas y sus cabellos verdes remolinándose por la suave brisa que existía.

    Era el ser más bello que había visto en su vida y de lado de los Ángeles existen algunos sumamente hermosos, pero no le importaban los demás de su misma especia, solo el demonio delante de él, le movía el interior de su corazón.

    Sonrió fascinando de verlo nuevamente, que no le intereso para anda, lo que estaba a punto de hacer.

    Corrió en su dirección, olvidando que el rio tenía un punto divisor, quería darle un abrazado, su corazón se lo exigía.

    Esto fue notado por el demonio, quien mirándolo impresionado, quiso detenerlo.

    Si un Ángel cruzaba de este lado, se darían cuenta y podría ser terrible.

    O bueno eso se suponía que debía pasar.

    -¡¡¡DETENTE ESTÚPIDO ÁNGEL!!! ¡¡¡NOS METERÁS EN PROBLEMAS A AMBOS!!!- Quiso detenerlo, parándose en la división y poniendo sus manos delante, si lograba hace una barrera sumamente rápida como era su poder, detendría al descuidado.

    Dohko no le importaban las advertencias, solo hacía caso a sus instintos, pero al llegar ambos al punto sin retorno, sus manos se lograron tocar antes de formar esa barrera protectora.

    Sintieron una extraña sensación en estas… Como un calor que se intensifico, o un chispazo de algún tipo de energía.

    Una sensación que no habían experimentado jamás.

    Shion toco su mano con miedo… ¿Por qué estaba ocurriendo eso?

    Bajo la mirada hacia el agua, vio su reflejo sonrojado, y un calorcito que lo estaba abrumando.

    Levanto la vista rápido, no le gustaba verse así y noto que el Ángel estaba en las mismas.

    Se notaba inquieto, sus mejillas ruborizadas y sin comprender que acaba de pasar con ese roce.

    Pero era impetuoso siempre, olvido eso y rápido comenzó a bombardearlo con preguntas.

    -¿Por qué no habías venido?- Su voz sonaba como una súplica a un reproche.

    -Te estuve esperando varios días- Frunció el ceño con tristeza.

    -Pensé que ya no me querías ver más…- Una mueca de tristeza de formo –No vuelvas a hacer eso Shion-

    Esa forma de hablar, las expresiones en el rostro del castaño, provocaron en ese demonio, que su corazón latiera con rapidez, y sus mejillas parecían arder levemente, lastima para él mismo, pues su piel pálida lo hizo demasiado evidente.

    Le causaba estragos a sus pensamientos ese Ángel, tan peculiar, y que ahora era el quien estaba más intrigado al saber de Dohko.

    -Tranquilízate- Poso sus manos delante del mencionado.

    -No puedo, me siento muy feliz de verte- Sonrío ampliamente, pero sus acciones físicas tuvieron que relajarse, se dio cuenta que estuvo a punto de cruzar y eso podría ser malo.

    -¿Por qué te sientes feliz al verme?- Pregunto incrédulo a aquello, y su ceño estaba de nuevo fruncido.

    -Porque, enserio quería ver tus hermosos ojos rosas- Ese Ángel tan dulce, siendo honesto sin importar que sus sentimientos queden expuestos.

    -¡¡¡BASTA DE DECIRME ESAS COSAS!!!- No era partidario que le dieran cumplidos. Tenía un porque de ello.

    -¿Por qué te enojas?- Ladeo su cabeza, esperando respuesta.

    -No me gusta que me hagan halagos y cumplidos- Cruzo sus brazos, posicionándose de perfil, estando furioso.

    -Shion, no es malo que te digan la verdad, tus ojos son precioso- Esas mejillas sonrojadas, los ojos verdes brillando como si vieran la joya más hermosa de todas, eran dedicadas solo al demonio.

    Esas palabras tan sin sentidos, para el peliverde, pero lo hacían solo por ser pronunciadas por el castaño.

    Negó con su cabeza, no podría dejar que ese Ángel entrara en su cabeza.

    -¿Qué pretendes diciéndome esas cosas?- Lo encaro, no sería alguien fácil de engañar -¿Qué baje mi guardia y puedes así acabarme?- Apretó su quijada, mas debía mostrarse intimidante, conocía sucias artimañas como esa.

    -¡¡¡CLARO QUE NO!!! Yo jamás te haría daño- Suplicaba con la mirada, dio unos pasos hacia adelante, no tanto para entrar al territorio enemigo, pero suficientes para verlo de frente.

    -Se quién eres- Declaro a su conocimiento –Eres el príncipe de los Ángeles, futuro heredero de esa corona, por ende un enemigo peligroso- Afilo su mirada, resoplando con enfado.

    Bajo su mirada, demostrando algo de triste -Nos escuchaste a Kardia y a mí…- Suspiro triste –Si no te dije quién era… Lo hice porque pensaba que si te lo decía te alejarías-

    ¿Por qué le está estrujando su interior verlo así?

    Se siente horrible que este triste, cuando siempre ríe y me sonríe.

    Esos pensamientos surcaron su mente, pero cerrando sus ojos, alejo todo eso.

    -Debería alejarme de ti o matarte, reportar que el príncipe de ellos… Esta aquí tan cerca- Decía eso con desesperación, su mente lo creía así, pero el corazón le molestaba con una nueva idea –Pero… Ahora estoy más interesado en saber…- Callo un momento.

    -¿Saber qué?- Su mirada estaba atenta al rostro y cada movimiento del demonio.

    -Esas cosas que dijiste...- Bajo la mirada, se sentía avergonzado –Sobre que somos muy similares, pero… Sin bromas- Suspiro -¿Por qué hacer la pasas entre nosotros?-

    Sonríe, le agradaba la idea de que ese dulce demonio estuviera interesado en la paz –La verdad… Me gustaría que estas tierras no tuvieran que ver tantas muertes, que ya ni siquiera recordamos ¿Por qué se inició?- Dedica una mirada melancólica al frente.

    -Pero…Tu madre… Fue asesinada por uno de nosotros- No creía como ese Ángel, podía sonar tan sincero -¿No derivas buscar venganza?- Su corazón le comenzó a latir, tenía saber esa respuesta.

    -Aunque la busqué… No me la traerá de vuelta y solo lograría envenenarme- De nuevo esa sonrisa encantadora –En cambio, con la paz, todos podremos vivir mejor- Suspiro profundamente -¿No lo crees?-

    Por unos segundos ese demonio quedo prendado de esa sonrisa, que al principio le estaba molestando y ahora… No podía dejar de observar –Si… Pero, no será tan fácil- Desvía su mirada –Los Ángeles también ha matado a muchos Demonios importantes, entre ellos al hermano de mi maestro, a los padres de varios compañeros- Suspira, le causaba dolor pensar en ello y con esto la furia incrementaba –Lo que quieres será algo casi imposible de lograr-

    -Pero vale la pena intentarlo- Declaro sereno, no se dejaría amedrentar por esas ideas, que sin duda ya había pensado.

    Frunció el ceño –Ese Ángel llamado Kardia, es el culpable de varias muertes hacia los nuestros, uno de ellos el hermano mayor de Sísifo y eso yo no puedo perdonarlo- Apretó sus puños, estaba afectado por tantos decesos, que se repetía que una venganza era importante.

    -Shion… Entiendo lo que sientes… Pero esa venganza que buscas, solo te causara daño- Desvió su mirada, estaba pensando en cosas raras, apretó su mandíbula, para callarse pero no lo logro fue traicionado por sus instintos -¿Sísifo es un… Amigo importante?- Se sentía intrigado por ese nombre.

    Ladeo su cabeza un poco, en señal de confusión –Es el demonio con el que me viste la última vez y no es mi amigo- Serio ante aquello.

    -¡¡¡¿ENTONCES ES TU NOVIO?!!!- Quería casi llorar, tan solo pensar que el Demonio lindo, ya estuviera con alguien más.

    -¡¡¡¿NOVIO?!!!- ABRIÓ SUS OJOS BIEN GRANDE, NO COMPRENDÍA COMO PODRÍA PENSAR EN ESO -¡¡¡POR SUPUESTO QUE NO!!! ¡¡¡NO... SOY… UN DONCEL… PARA ESTAR CON ALGUIEN COMO ÉL!!!- Desvió su mirada, estaba sonrojado, clara muestra de vergüenza.

    -¿No eres un doncel?- Abrió sus esmeraldas con fuerza, no podría creer que de verdad, pasara eso… Es demasiado lindo, para no serlo.

    Niega con la cabeza, cruzado de brazos, mirando hacia el suelo, no podía sostener la mirada –No lo soy. ¿Por qué creas algo como eso?-

    Dohko pensó un momento, sabía que él no era un doncel, por ende creyó que si alguien le gustaba de esa forma, seria por que tuviera esa condición, mas ahora lo dudaba.

    Este demonio, le gustaba mucho, incluso podría creer que estaba enamorado de su sola presencia, y quería de él conocer todo para enamorarse más. Pero si no era un doncel, entonces no podrían tener hijos.

    Esa idea rondo por su mente, tan rápido, ya se había imaginado un futuro con él, uniendo ambos terrenos, formando solo uno y ambos liderándolo.

    Incluso pensó en como lucieran sus hijos, era feliz pensar en todo eso.

    Más si no era doncel, la verdad no le importaba. Con o sin descendencia quería estar con él.

    -Es que eres tan hermoso y lindo. Que no quiero dejar de verte- Era capaz de sonar tan dulce siempre y con una mirada de decisión, sin duda un Ángel muy increíble.

    Odiaba eso, que le dieran cumplidos, pero por primera vez, sentía algo cálido en su interior, mas no creía todo -¿Comos e si estas siendo honesto conmigo?- Cruza sus brazos, caminando a la orilla –En lo que a mí respecta, puede que sea solo un engaño, para atacarme o atacar a algún otro demonio- Frunció el ceño.

    Camino siguiéndolo a lo largo del rio, siempre terminaban mojándose al hablar, teniendo que entrar al cuerpo de agua –Se cómo me puedes creerme- Empezó a buscar en su bolsillo.

    El peliverde lo miro atento, no permitiría que le saliera con alguna sorpresa y mantenía su espalda enfundada por cualquier cosa, cerca su mano.

    Saco de una de las pequeñas bolsas que llevaba atrás un frasco con un polvillo de color azul cielo, posándolo entre sus manos.

    -¡¡¡¿QUÉ ES ESO?!!!- Estaba alarmado, las bendiciones de esos Ángeles podrían causar mucho daño a los de su especie.

    -Relaje Shion, es solo algo que ayudara a que me creas- Vertió un poco en su mano apretándola y siendo absorbido por la piel.

    -¿En qué ayudara?- Estaba confundido, su mano estaba lista para cualquier cosa.

    -Mi amigo Asmita creo esto, con la intención de que la verdad fuera la única política valida en quien estuviera bajo sus efectos- Contesto tranquilo.

    Retrocedió, su boca estando ligeramente abierta, no podría creer que ese Ángel estuviera haciendo algo tan imprudente.

    -Pregúntame lo que gustes y solo podré contestarte con la verdad- Sonrió sereno, más la vista estando clavada en el peliverde, que se notaba preocupado.

    -¿Por qué haces esto?- Fue lo primero que se le ocurrió preguntar, pero no por confianza, sino porque de verdad creía que era un grandísimo idiota.

    -Quiero que me creas y confíes en mi- Autónoma salió esa respuesta.

    -No tiene sentido alguno que quieras que un demonio confié en ti, no tiene lógica alguna- De nuevo su actitud huraña y de enfado constate.

    -Para mí si tiene lógica, si confías en mí, me dejaras concierte más- Sonrió de lado, cerrando sus ojos.

    Contestaba a lo que fuera con la verdad absoluta, más esto podría ocasionarle problemas.

    -Muy bien- Pensó un instante –Dime a verdad ¿Enserio planeas traer paz a ambos reinos?- Era lo que más le intrigaba y causaba importancia.

    Asintió –Así es, quiero traer la paz, tanto a los Ángeles y demonios-

    -¿No quieres vengarte?-

    Suspiro bajando la mirada –Cuando mi mamá, fue asesinada claro que quería, tan solo tenía cinco años, no podía ver más allá…- Callo un instante, debía tomar aire de nuevo, se sintió algo sofocado –Pero, recordaba lo que ella me decía, que siempre había querido ver a todos en paz, llenos de amor, en vez de odiarse por una rencilla que ya no pertenecía a las nuevas generaciones- Se giró a ver al de ropas oscuras –Por eso… Creo que la paz será mejor que cualquier venganza, eso solo orillara a que más mueran-

    Se sorprendió, esa respuesta era demasiado pura, se suponía que eso eran los Ángeles, pero escuchar eso de esos labios… Le trajo una paz que cambio por una confusión al momento de tener pensamientos raros.

    -¿Crees que nosotros tenemos sentimientos?- Su voz se volvió un poco tenue, se sintió apenado por preguntar.

    -Claro que los tienen, sé que pueden amar, odiar, sufrir, llorar, como nosotros- Sonrió, queriendo acercarse pero recordando la barrera que puso Shion, para que no se le olvidara el peligro –Por eso sé que no somos nada diferentes, al contrario nos parecemos mucho más de lo que todos creen-

    -Dohko… Tus palabras… ¿En verdad no mientes?- La suplica en sus ojos se hacía notar, una parte de él le creía, pero otra no podía.

    -No te miento y jamás me atrevería a hacerlo- Contesto sin más.

    -¿Cómo planeas traer paz a ambos reinos?-

    -Creo que lo primero es encontrar a alguien del otro lado, piense similar a mí, aliarnos y lograr que los demás poco a poco enriendan, si logra surgir una amistad y amor entre nosotros, comprendan que se puede lograr- Contesto sincero, no se había dado cuenta que expreso parte de sus sentimientos sin querer.

    -¿Amor entre nosotros?- Sus mejillas pálidas se sonrojaron, por las palabras del Ángel tan atrevidas.

    Asintió –Si así es amor… Me gustaría que pudiera…- Se estaba dando cuenta de lo que decía, trato de poner su mano delante de su boca, pero esta no se callaba, los balbuceos aun salían- Yo… De verdad… Me gustaría…- No quería seguir, se sentía un idiota por actuar así enfrente de Shion.

    Lo único que pensó fue hundir él mismo su cabeza dentro del agua, para que las palabras ya no salieran.

    El demonio, se quedó expectante de ese relajo que el castaño tenía contra sí mismo, estático mirando cómo se hundía para no seguir haciendo declaraciones que no quería revelar aun.

    Pero, lejos de aquello incomodarlo más, empezó a darle risa, mucha gracias como el pobre Ángel terminaba empatado con tal de no seguir hablando.

    -Jajajajajajajaja- Esa fue la primera risa que escucho de parte del peliverde –Sí que eres muy torpe-

    Escuchar esa risa, tan llamativa, pero a la vez tímida, le dio otro vuelco a su corazón puro, nunca creyó poder escuchar un sonido más celestial que la voz del demonio.

    Quería contemplarle más tiempo, pero aún estaba bajos los efectos de esa bendición y no le traería nada bueno.

    -¿Cuánto durara los efectos?- Creyó que si cambiaba la pregunta, ya no tendría que ocultarse en el agua el otro.

    Suspiro aliviado, ya no tenía que seguir respondiendo a la verdad absoluta la anterior –Los efectos duran entre diez a quince minutos dependiendo la cantidad que tomes-

    -Solo han pasado cinco minutos, te quedan diez- Sonrió delicadamente -¿Quieres preguntarme algo?-

    -¿Has matado a muchos Ángeles?- Su semblante se volvió serio, al darse cuenta de lo que había hecho.

    Se sorprendió de aquello, mas bajo la mirada –Si, he matado a muchos… Pues es mi deber hacerlo- Contesto, tratando de sonar serio, pero su semblante le decía al Ángel que eso no le gustaba.

    -¿Te arrepientes de haberlo hecho?- Podía hacer preguntas, el único efecto que tenía era el hecho de responder con la verdad.

    Shion callo, esa pregunta era un debate muy grande internamente, pues… Tenía mucho que procesar y sentía que no lograría hacerlo, sin enojarse o derramar lágrimas.

    El castaño noto esta situación, así que pensó rápidamente para cambiar el ambiente tan denso que se formó cuando hace minutos estaban riendo.

    -¿Qué edad tienes?- Fue lo único que se le ocurrió.

    -Dieciocho- El también agradeció que el tema fuera cambiado.

    -Solo eres dos años menor que yo- Sonrió gustoso, su forma de ser es sonreír y estar animado.

    -¿Cuál es tu color favorito? ¿Comida preferida? ¿Qué te gusta? ¿Qué te disgusta? ¿Prefieres el frio o calor?- Su boca comenzó a bombardear al Demonio con un montón de preguntas.

    Esta acción, dejo fuera de sí al peliverde, pero le dio gracia en cierta forma que estuviera tan interesado en él, sin que el mismo quisiera, ya conocía parte de los sentimientos del Ángel, pensaba que le desagradaría, pero no fue así.

    Y eso le asustaba, mas pensó que… Si los ideales de este futuro rey son genuinos y piensa realizarlos, sería bueno para él.

    Ya no quería guerras, era un deseo internet que pedía a gritos, pero que no se atrevía a decir nada y solo obedecía sin decir nada aun en contra realizo cosas terribles, pero nunca tuvo otra opción.

    Si, él podía hacer algo para traer a su gente la paz que muchos merecen, que todos desean, sin que la muerte este de por medio, haría lo que fuera, incluso entregar su vida por eso.

    -Me gusta el verde y el color negro…- Empezó a contestar aquellas preguntas, con una leve sonrisa, aun mostrando tristeza en los cuarzos rosados.

    Dohko por su parte, estaba encantando que por fin logro verlo después de casi otra semana sin verlo, que le estuviera contestando sus preguntas sin problemas, tal vez podría lograr lo que su corazón deseaba, pero debía ser cauteloso.

    Sentía el dolor del dominio, quería curar eso.

    Pero ellos dos no eran los únicos ene se lugar y más bien del lado divino, había dos pares de ojos observándolos con sumo cuidado.

    Suspira –Esto será muy peligroso para el- Se notaba la preocupación en la voz de ese Ángel.

    -Se enamoró de un demonio ¿Cómo es eso posible? Acaso… ¿No piensa?- Un Ángel con una piel un poco más oscura que la de su compañero, recargado en un árbol.

    -Lo había visto los últimos días, demasiado triste, casi ni comía- Negó con la cabeza.

    -Es tan tonto, que utilizo ese bendición que creaste de la verdad, sobre sí mismo- Frunció el ceño –Es demasiado peligroso, el conoce todas nuestras tácticas, si le preguntan, dirá todo- Se notaba frustrado.

    -Sé que está mal… Pero Deuteros… Él está feliz y es lo que cuenta- Siempre comprensivo con su mejor amigo.

    -Sí, estará enamorado y lo que sea… Pero para acabar de rematar, su familia solo se enamora una vez y este imbécil lo hace de un enemigo- Cruzado de brazos –Y no cualquiera… Si no… Alguien como él-

    -¿Conoces a ese Demonio?- Lo interrogo rápido, No le gustaba que su novio le ocultara nada.

    -Es el discípulo del actual patriarca, y ya se ganó el derecho de heredar el liderazgo- Bufo molestó -¿No es tan listo para que tenga algún plan contra ese cabellos alborotados?-

    -Dohko, no es capaz de jugar con los sentimientos ajenos, si está mostrando interés, es sincero- Sonrió débilmente, entendía que esto traería grandes consencientes a su amigo, pero no podría hacer nada.

    Su cara estaba descompuesta de molestia, pero un poco de burla por su idea –Ósea… ¿Quiere que un Demonios sea la futura reina de los Ángeles? Jajajajaja- Sonrió ante esa propuesta.

    -Deuteros… Esto le complicaría la vida, sufrirá demasiado- Recargó su espalda en un árbol, bajando sus alas.

    Vio la preocupación en los zafiros de su amado, se acercó a él, acariciando su mejilla, para contemplar a su amado Ángel –No todos tienen nuestra suerte- Se inclinó para besarlo, acariciando sus dorados cabellos.

    Asmita salió de su ensoñamiento, para sonreír delicadamente –Lo se… Y es muy triste, porque ambos se notan felices a su manera, con la compañía del otro.

    Desde esa posición, podían ver a ambos jóvenes de diferente especie, compartir una conversación amena, que en ningún momento constituyo de investigar tácticas de guerra del otro bando.

    Si no fuera por la división, Dohko ya hubiera abrazado al peliverde en más de una ocasión.
     
  6. Threadmarks: Capitulo 6 (Opiniones)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    2813
    ---Torre principal territorio de demonios---

    -Manigoldo- Llamo una voz firme.

    -¿Qué desea patriarca?- Contestó con respeto, más una sonrisita demostraba en su cara.

    -Tú y Sísifo van a liderar las tropas principales, tendrán que acorralarlos y llevarlos hacia los terrenos que custodia Shion- Decía esto, mientras movió unas piezas sobre una gran mesa que tenía un enorme mapa de sus territorios.

    -Entiendo- Sonreía, le agradaba el hecho de pelear con esos Ángeles, no permitiría que siguieran tomando más de sus tierras.

    -Albafica y Regulus, los quiero listos junto a Shion, cuando ya evacuaran a todos los habitantes de esa zona- Miro a ambos.

    -Enterado- Asintió serio.

    -Como usted lo diga- El más joven, parecía emocionado.

    -Según los reportes que Shion ha mandado, es una zona perfecta para tender una trampa, con nuestras maldiciones y sellos- Sujetando los papeles en cuestión.

    -¿En cuánto tiempo se llevara a cabo esto patriarca?- Sísifo el que portaba un arco y fecha como arma, hablo por primera vez en toda la reunión.

    -Después de que termine su misión de dos ciclos lunares, entonces invadiremos el flanco principal con las tropas de Manigoldo y tuyas, luego se dirigirán a la evacuación comandando las restantes Albafica y Regulus como he mencionado y Shion estará al frente para que aniquile a cualquiera que quería arrojar alguna bendición- Hablaba tan seguro, mientras se levantaba dando la espalda a los allí presente dirigiendo su vista hacia la ventana.

    -Si ya ha quedado todo claro, pueden retirarse- Dio la orden.

    -Como ordene- Al unísono todos respondieron y realizaron dicha acción.

    Al sentirse por competo solo y con la privacidad de la puerta cerrada, pudo relajarse un momento.

    Suspiro, con los manos detrás de su espalda, contemplaba esas tierras en donde el lideraba a todo el ejército –No sé si este haciendo todo bien, pero… Te jure que estas tierras estarían a salvo- Esa voz, estaba tan cargada de nostalgia, que parecía que podría derramar alguna lagrima.

    -Él se volverá el nuevo patriarca, es muy fuerte, tiene grandes habilidades como las tuyas, pero también el mismo corazón que tu- Negaba esos pensamientos con un sutil movimiento de cabeza.

    ---Días después (Reino de los Ángeles)---

    Desde su último encuentro que lograron verse ambas almas similares.

    Nuestro querido Angelito castaño, no podía negar su felicidad.

    Si bien no podía ir todos los días, por sus deberes reales, obligaciones de asistir al entrenamiento como un soldado y en sus clases para mejorar sus bendiciones.

    No lograba tener el tiempo necesario, sin que alguien estuviera a su alrededor.

    Más en este día estaba dispuesto a ir al encuentro de aquel demonio.

    El cual había tenido que decirle sus horarios que tenia de patrullaje, pues Dohko, no se iría sin que soltara esa información valiosa.

    Seamos honestos, este muchacho fue capaz de memorizar todo ese itinerario que he conto, dándose cuenta que ese peliverde es sumamente organizado en sus deberes, analizando cada posible circunstancia.

    Si siempre ha mostrado una gran sonrisa, un ánimo demasiado efusivo ante cualquier cosa, ahora parecía que tuviera más energías, capaz de hacer todo sin siquiera quejarse, cosa extremadamente rara en él.

    Su padre lo había notado, y lejos de molestar, parecía agradecido con la Diosa de ese reino, que su hijo estuviera enamorado, más el pobre Ángel, nunca se imaginaba que su único hijo tuviera los ojos puestos en un demonio, si lo supiera lo más seguro es que le prohibiría aquello y tal vez haría lo que fuera para alejarlos.

    Mas nunca en su vida se lo podría imaginar.

    Viva pensando que por fin podrían pronto celebrar una boda, la de su hijo con el Ángel destinado a él.

    No le preguntaba mucho, solo con verlo se notaba el sentimiento de amor, recordándose a sí mismo cuando estuvo en esa edad.

    Conociendo a su primogénito, lo más probable es que este negara cualquier cosa o diera rodeos a lo que sucediera.

    Cada deber para convertirse en un buen rey, lo hacia precisó, adecuado, ya no fallaba en nada. Enorgulleciendo a su padre.

    ¿Quién diría que esto era resultado de haber conocido a un hermoso demonio? Que había robado el corazón de ese príncipe.

    -Últimamente he visto que el príncipe esta extremadamente feliz- Aclaraba este punto el encargado de entrenar al castaño.

    -¿Enserio? No me he dado cuenta señor Rasgado- El Ángel rubio hablaba tratando de no mirar al mayor a los ojos.

    -¿Sabe algo?- No se le escapaba ni una al de cabellos plateados.

    -No… No sé a qué se refiere- Desvió su mirada, el si conocía el secreto de Dohko, se lo había dicho hace días, pero sus acciones se lo confirmaron hace más tiempo.

    -Si el joven príncipe está enamorado, es una muy buena noticia- Sonrió tranquilo, mirando a los niños que tenía bajo su tutela divirtiéndose como lo que eran –Solo podría significar que una boda se celebrara pronto y tendríamos a una nueva o nuevo reina-

    Asmita no contestó.

    En sus pensamientos, si supieran de quien se había quedado prendado el castaño, sus muecas de felicidad se irían muy lejos y solo estarían incitadas por el odio y rencor.

    Er mejor callar, para no causar problemas.

    Mas se preguntaba con mucho terror, ¿Qué ocurrirá el día que se descubriera todo eso?

    Pero se sentía tranquilo, podría ser que el demonio no estuviera interesado y su amigo se podría salvar del castigo.

    Sin embargo sabía que eso tampoco era correcto, al peliverde se le notaba también esos sentimientos, aunque lo ocultara, no podría ocultarlo a los ojos de Asmita.

    Como le rogo a su novio que no digiera nada, que lo que habían descubierto debía quedar entre ellos.

    Deuteros comprendió todo, no sería un bocón, y haría lo que fuera por su bello Ángel de cabellos dorados que amaba tanto.

    Si las cosas marchaban bien como hasta ahora, podrían casarse en cuestión de meses.

    Una de sus mayores ilusiones a parte de lograr crear bendiciones para aliviar varios males en sus tierras.

    Otro de esos sueños era que algún día lograra tener el fruto de su amor.

    -Tengo que darme prisa- Corría, ocultándose entre pilares, árboles y demás para que nadie se diera cuenta a donde iba.

    Sabía que en ese precioso momento podría descansar de todo e ir a dedicarle tiempo a su “Amigo” demonio.

    Corrió lo mejor que podía, sin hacer mucho ruido.

    -Dohko… ¿A dónde vas?- Una voz seria, inundo los oídos del castaño.

    -Creo que este Ángel tonto va a ver a su amado Demonio- Otra burla de parte del peli azul de cara siniestra.

    Podría sorprender a muchos que naciera como Ángel, por sus ideas y ostro de loco, pero en el fondo tenía un corazón bueno. Aunque solo lo conociera Degel.

    -¿Qué te importa Kardia?- Grito molesto, no le agradaba que se burlaran de sus sentimientos.

    -Jajajaja ¿Qué le ves a ese Demonio?- Mostraba esa mueca odiosa de todos los días.

    -Si quieres pelea, te la daré. Pero te prohíbo referirte de esa forma a Shion- Sus hermosos ojos verdes, estaban destellando de furia.

    Tan poco tiempo de conocerlo y su necesidad de defenderlo se había hecho muy grande.

    -Por favor, paren de gritar- Llamo la atención de los dos, un Ángel de cabellos verdes claros, y unos lentes que adornaban su semblante intelectual.

    -Ja, este tonto enamorado, meterá a todos en problemas- miraba al castaño con un semblante de superioridad.

    -¡¡¡CÁLLATE!!! ¡¡¡LO QUE YO HAGA, NO HARÁ NINGÚN DAÑO AL REINO!!!- Mantenía su semblante firme, estaba decidido a que en el futuro Ángeles y demonios pudieran convivir en paz y más al enamorarse de alguien del otro extremo, lo demostraría.

    -Dohko… Entiende, lo que estás haciendo es un locura- El joven se notaba preocupado por el príncipe –Enamórate de un demonio, ¿En qué cabeza cabe?-

    -Degel, si tu conocieras como es Shion, el no… Tiene esos ideales… El también…- Dejo escapar un suspiro, tan solo recordar los ojos rosas y las palabras que le dedicaba al hablar –Quiere la paz de ambos reinos-

    -El amor no te deja ver con claridad- Suspiro. Negando con la cabeza –Posiblemente te este utilizando para destruirnos a todos- Frunció el ceño -¿Acaso no lo has pensando?-

    -¡¡¡SHION NO HARÍA ESO!!! ¡¡¡PUEDO APOSTAR MI VIDA EN ELLO!!!- Aunque estuviera seguro, su amado demonios si había asesinado a varios Ángeles en cada batalla que libro.

    Pero en un mundo de guerras, no existe un lado bueno o malo, solo dos bandos que creen hacer lo correcto para los suyos.

    Defenderse es lo que ambos hacían.

    -Dohko entiende…-

    -Bah, déjalo… Si el idiota quiere arriesgarse que lo haga, cuando sea traicionado no quiero que vengas llorando- Kardia, dio media vuelta para irse y dejar que el castaño hiciera lo que quisiera.

    Incluso le valió todo y se llevó de ese lugar al Ángel de lentes y ropas blanquecinas con un toque verdusco en ellas.

    -Pero… Kardia…- No obtuvo respuesta a su protesta, ser sujetado por su muñeca con fuerza, le estremecía demasiado y más si venia de parte de ese peli azul.

    Un instante parecieron que las palabras del Ángel desquiciado, como muchos le llamaban, podría tener un efecto negativo en Dohko, más el negó cualquier halo de sospechas o dudas.

    Confiaba en Shion, pues cuando tuvo la oportunidad de averiguar más de los Ángel y su defensa, no lo hizo.

    Todas fueron preguntas triviales y sin gran impacto, por lo menos eso se creía.

    Ambos ese día descubrieron más en común que la diferencias.

    Algo que ya sabía el Ángel risueño.

    Pero que el demonio lo dejo sorprendido, jamás lo creyó.

    ---Terrenos de los demonios---

    -Hola, solo vine por los reportes, así que no me golpes ¿Si?- Ese castaño con su típica cinta roja, de nuevo llegando para recibir los reportes de la semana.

    -Oh, hola Sísifo, en un momento te los entrego- La voz de es peliverde demonio, no se notaba enojada, molesta, o de fastidio, sino una normal.

    Incluso podría decirse que algo animado.

    Esto le pareció tan poco inusual en el vigilante, que lo miro de arriba abajo, creyendo que era una mala broma o que algo sucedía.

    -Aquí tienes- Le extendió aquellos documentos.

    -Shion ¿Te sientes bien?- Coloco una mano sobre la frente del de ojos rosas y otra sobre su propia frente, para verificar temperatura –Estas caliente, pero es lo normal en nosotros- Su cara de preocupación hacia su amigo siendo tan evidente.

    -¿Por qué me preguntas si estoy bien?- De nuevo la seriedad se apoderas de su rostro.

    -Pequeño demonio, te conozco desde bebe, antes siendo tan feliz y emocionad por cualquier cosa. Luego te volviste un amargado y ahora…- Lo miraba de reojo –Pues… Te notas de nuevo feliz-

    La mirada rosa de pocos amigos, se enmarco severamente –No sé de qué estás hablando-

    -Vamos, si conociste a alguien, puedes contarme- Le da un leve codazo en las costillas –No le diré a nadie- Una risita leve se hizo presente.

    Las mejillas se sonrojaron, sus ojos se abrieron, contrayéndose la pupila, incluso pareciera que el viento soplara, alborotando sus cabellos -¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡¡¡¿DE QUE ESTAS HABLANDO?!!! ¡¡¡YO… NO HE… CONOCIDO A NADIE!!!-

    -Sí, aja…- Cruza sus brazos, con una sonrisa que demostraba que no se creía la mentira –Solo dime, ¿De quién te has enamorado?-

    Bajaba la mirada, estaba nervioso, pero también enojado de que le digieran eso.

    No se había dado cuenta, cuando sucedió, solo tres semanas habían pasado, desde que llego allí, en el día uno, lo conoció y le parecía tan molesto.

    Ahora al conocerlo un poco mejor, estaba comenzando a creer que su ilusión de niño, podría hacerse realidad, que todo fuera paz en el mundo.

    Su adolescencia, le demostró que no podría ser así. Y lo sufría demasiado, en su corazón quería un cambio, pero se lo negaba a sí mismo, para cumplir con sus responsabilidades, aun encuentra de sus creencias iniciales.

    Pero al conocer a ese dulce Ángel, empezaba a cambiar de nuevo, a volver a como era antes.

    Le causaba miedo, se preocupaba, pero también sentía una calidez en el corazón.

    Que lo volvía demasiado frágil en sus sentimientos.

    Se supone que al volverse patriarca, renunciaba a cualquier cosa. Pero ahora no quería.

    Guardaba todos esos pensamientos en lo más profundo de su ser, para que ni siquiera el pudiera comprenderlos.

    Mas no podía negarlo, esperaba cada día cerca del rio divisor para ver a Dohko, no lo aceptaría jamás, pero era lo que estaba anhelando.

    Y se odiaba a si mismo por querer mirarlo.

    Esperaba la respuesta, pero el peliverde no le contestaba, significaba que no diría nada.

    -En fin, con que tengas buen humor y no me quieras matar, estoy conforme- Le dedico una sonrisa típica de ese castaño oscuro –Luego me dirás ¿Quién es el afortunado o afortunada?- Estaba a punto de alar el vuelo, cuando es detenido.

    -¡¡¡SÍSIFO!!!- El llamado fuerte de Shion, provoco que no se fuera como pensaba.

    -¿Qué quieres?- Ladeo su cabeza, con alguna duda de que deseara.

    -Para atravesar al otro lado, es necesario tener alguna prenda de un Ángel ¿Verdad?- Tan serio en su voz, pero un destello de curiosidad en sus ojos.

    -Si así es- Miraba de manera sospechosa al menor -¿Planeas hacer algo contra ellos?-

    -Podría ser- Su contestación en automático.

    -Bien, si vas hacer algo, cuenta conmigo, además que…- Sabia que no podría decirle aun el plan del patriarca.

    Había sido muy estricto en eso, conocía a Shion y su forma de actuar a veces por impulso, podría ser contraproducente.

    -¿Además que?- Nada se le podría escapar a su suspicacia.

    -Además que debes recordar que somos amigos y puedes confiar en mí, para lo que sea- Su mejor sonrisa demostró, nervioso, tratando de ocultar la verdad.

    -Sí, está bien. Gracias- Cruzo sus brazos delante de su pecho y se giró de nuevo al rio. –Ya te puedes ir- Ya obtuvo lo que quería y ya no deseaba seguir cerca de esa presencia.

    -Si ya no me necesitas, debo irme rápido, tengo algunas cosas que hacer y sobre todo…- Rápidamente interrumpido por el peliverde.

    -No me interesa, adiós- Ya volvió a su labor de ignorar al demonio que venía cada semana.

    -Eres más amable, antes nunca me hubaras dicho adiós- Finge algunas lágrimas –Sea quien sea que te robara el corazón, le agradezco, ya eres más agradable-

    -¡¡¡QUE TE CALLES!!! ¡¡¡YA LÁRGATE DE UNA VEZ!!!- De nuevo el enojo y esas mejillas sonrojadas en su hermoso rostro.

    -Ja, ja, ja no te enojes- Terminando de burlarse del peliverde, alzo su vuelo. Regresando hacia la base principal.

    -Idiota Sísifo… ¿Cómo se atreve a decir eso?- Seguía molesto, sus mejillas levemente infladas por el coraje, todo rojo, odiaba que le hicieran burla de cualquier cosa.

    Decidió sentarse un momento en aquel suelo de color negro, para poder reflexionar sobre lo que sentía.

    -¿Por qué tuve que conocerte estúpido Dohko?- Dejo escapar un suspiro, mientras cerrabas sus ojos y se cruzaba de brazos –Mi vida sería más sencilla, si no te pensara en la mayoría de mi día- Se sonrojaba con cada palabra dcha.

    -¡¡¡NO IMPOSIBLE!!! ¡¡¡YO NO ME PUEDO ENAMORAR DE UN ÁNGEL, DE NADIE!!!- Se cubrió el rostro con ambas manos, la desesperación lo estaba consumiendo.

    Duro así unos instantes, hasta que sus sentidos se agudizaron y divisaron al dueño de sus tormentos actuales.

    -¿Paso algo malo? ¿Por qué estas llorando?- La preocupación en la voz del castaño se notaba.

    Verlo de nuevo después de unos días sin saber nada uno del otro, el corazón del demonio latía desbocado y no quería verlo directo a los ojos, porque se reflejaría su sonrojo.

    -No me pasa nada, solo estaba pensando- Rápido en alguna excusa.

    -¿Me extrañaste? Porque yo si a ti y mucho- De nuevo esa sonrisa perfecta, solo para Shion.

    Esto desarmaba completamente al de alas negras.

    -Sí, sí, claro- Se había levantado arreglando sus ropas, para caminar directo al rio, ya era costumbre eso, pues era mejor para conversar un poco.

    Mas el demonio tenía un plan en su cabeza, estaba dejándose llevar por sus sentimientos.

    -Hoy luces muy lindo- Se quedó callado, riendo nervioso –Disculpa, sé que no te gusta que te digan así, pero… Es inevitable para mi decirte algo así- Se sonrojaba por tenerlo al frente, tan cerca pro tan lejos por esa división.

    -Dame alguna de tus prendas- Le indico de inmediato ofreciéndole una de sus estolas que llevaba en las muñecas, de un color rojo.

    -¿Qué quieres… Que, de mí?- Sus ojos verdes se abrieron de golpe, sorprendiéndose por lo que le pedía tan repentinamente.
     
  7. Threadmarks: Capitulo 7 (Pasar)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    2767
    -Si me das una prenda tuya, colocamos ambas al mismo tiempo en la división y nos la colocamos, podremos pasar al otro lado, sin ser evidenciaros por los sensores.

    -¡¡¡¿ENSERIO?!!!- Esto estaba emocionado tanto al pelicastaño, que sin pensarlo hizo lo as idiota que se le ocurrió. –Entonces te daré mi ropa-

    Rápidamente se quitó la prenda superior, revelando su tórax, bien formado y marcado, por el entrenamiento que ha tenido en su vida.

    Esto, dejo sin palabras al peliverde, que ese Ángel no tuviera el mínimo pudor ante su presencia, para quitarse la ropa.

    Sus mejillas de nuevo se pusieron rojas, parecía un tomate maduro, por la combinación de colores.

    Incluso cerro sus ojos, bajando la cabeza, no podría mirarlo más tiempo, aunque quisiera, era demasiado para él.

    -Ten, esto serviré ¿verdad?- Que sonrisa tan inocente para alguien que se desprendía de su ropa tan fácil.

    -¡¡¡IDIOTA!!!- Ahora estaba furioso, ponerse tan nervioso y apenad por aquello, le había desequilibrado –¡¡¡SOLO TE PEDÍ UNA PRENDA, NO QUE TE DESNUDARAS!!!-

    -Pero, es una prenda mía, ¿Qué quieres de mí?- Su rostro estando algo preocupado, y avergonzado por hacerlo enojar.

    ¿Por qué lucia tan lindo ese Ángel nudista?

    Ese fue la duda del peliverde.

    Muy nervioso, para hablar tranquilo, pero lo intentaría –Mira, dame… Esa cosa en tu brazos- Señalo una tela azul alrededor del antebrazo.

    -¿Esto?- Se señaló aquello -¿No prefieres mi ropa, mejor?- Esa sonrisa ladeando la cabeza, pareciendo súper animado.

    -No, no quiero tu ropa- Rápido para contestar, no sería delatado por sus mejillas.

    El suspiro del castaño, dio a tender que era mejor hacerle caso y ponerse la ropa de nuevo.

    Aunque no se diera cuenta lo que había provocado, el Demonio se fijó demasiado en el aun en contra de su voluntad.

    Se pusieron de acuerdo, colocando cada prenda de vestir delante.

    Si un Ángel portaba algo de un Demonio no sería detectado, pues la engría de ellos, podía ocultarlo, más si deseaba pasar del otro lado, también pasaba desapercibido por lo guardado en la tela ajena.

    Lo mismo pasaba del otro extremó.

    Tomaron dichos objetos.

    Dohko coloco aquellas como muñequera en su brazo derecho.

    Mientras que Shion aquella tela la coloco en su antebrazo y parte de codo izquierdo.

    -¿Crees que esto funcione?- El Ángel miraba atento al peliverde.

    -Según lo que he leído, si- Sus ojos rosas se centraron en el castaño –Intenta acercarte a mí- Las mejilla del demonio, se tornaron levemente rojizas.

    Aunque temía por dentro que no funcionara, pensaba que si alguien debía meterse en problemas podría ser ese Ángel, su venganza por hacerlo sufrir con esos cumplidos.

    Podría quedarse embobado en ese rostro delicado a su parecer, pero tuvo que reaccionar rápido, si no quería que el otro se desesperara.

    -Muy bien… Pero te advierto, si todo sale bien te daré una brazado- Se encamina con paso veloz hacia la división, para cruzarla.

    -¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡¡¡NO, TE PROHÍBO QUE ME TOQUES!!!- Ya se estaba arrepintiendo de aquello, cuando sus ojos se dieron cuenta que Dohko, estaba atravesando la división invisible con facilidad, no había problemas y la señal no se activó, por ningún lado.

    No hubo aquél ruido estridente que conocía a la perfección cuando estaba la guerra en procesó.

    Estaba sorprendido, porque se pudiera hacer aquello y ese viejo libro tuviera razón.

    Más no debería pensar tanto, ya que un Ángel atrevido y muy lindo, se acercaba a él de manera peligrosa, con una sonrisa.

    -¡¡¡SI FUNCIONÓ!!!- Brincaba en su lugar, para dedicarle una mirada suave a Shion –Tenías razón-

    -Si… La tuve…- Se sintió algo cohibido, al ver al castaño tan cerca, que ni siquiera reacción al sentir su contacto.

    No lo pensó dos veces, quería tocarlo, abrazarlo.

    Sus sentimientos crecían demasiado rápido, pero no le daba importancia, solo un abrazo para ser feliz ese día. Con eso se podría conformar por ahora.

    -Tu cuerpo… es muy cliente- Se aferraba al cuerpo ajeno, abarcándolo por la cintura, atrayéndolo más a él.

    No importaba la diferencia de estaturas, si tenía que pararse en puntas lo haría, para poder cuidarlo.

    -Es normal… Los Demonios, tenemos temperaturas más altas- Sintió ese abrazo tan reconfortante, es muy diferente sentir un cuerpo que no fuera el de otro de su especie.

    Los Ángeles manejan temperaturas un poco más bajas como de 36°, así que podría sentirse bastante fresco.

    Pero, unos segundos agradables después y volvió a reaccionar, siendo el mismo demonio arrogante que siempre pretendía ser.

    Lo aventó con fuerza, alejándolo de su persona -¡¡¡¿QUÉ HACES?!!! ¡¡¡NO HAGAS ESO, COMO SI FUÉRAMOS ALGO!!!- Sus mejillas teñidas del carmín del fuego, evidenciaban esa reacción.

    -Pero si somos algo- Sonrió, aunque estuviera ahora en el suelo, sonriendo como tonto –Somos amigos, por ahora-

    -No, no lo somos- Suspiro molesto, ya se estaba arrepintiendo, de haberle dado esa información.

    -¿Por qué no? Ahora podemos hablar, sin tener que mojarnos y te poder abrazar y tocar tus manos y…- Volvía de nuevo a acercarse, sin tomar en cuenta la advertencia previa.

    -¡¡¡QUE NO!!!- Levanta levemente el vuelo, sus alas, lo salvaban si quería escapar de cualquier situación.

    -Yo también tengo alas, podemos volar juntos un momento- Esta hermosa sonrisa que se iluminaba en su rostro, quería demostrarle al demonio arisco que era feliz con solo estar a su lado.

    -Mantente abajo, Dohko idiota- Bajo de nuevo, pero para encararlo, cualquier acción en aquel territorio enemigo, lograría solo dañar a ambos.

    Estaba experimentando sentimientos hacia ese castaño, pero no eran lo suficientemente fuertes para no prestar atención a su alrededor.

    -Dijiste mi nombre- Suspiro, acariciando las manos blancas del contrario, siempre aprovechaba cuando estaba cerca –Nunca había escuchado una voz tan linda como la tuya y quiero escucharla siempre- Sus ojos brillaban con tanta intensidad, que iluminaban la oscuridad del lugar.

    Shion desviaba su mirada, no podía competir con esas sensaciones odiosas a su punto de vista, verlo así, le causaba pánico y emoción. Su mundo podría tener algo de luz ahora.

    -Dohko… ¿En verdad… Te parezco todo lo que me has dicho?- Preguntaba tan nervioso, temía que fuera mentira.

    -Te conozco de hace poco, pero lo vuelvo a repetir, que de verdad creo que eres lo más hermoso que he visto en mi vida, y que seas demonio y yo un Ángel no me impedirá nunca decirte lo que siento- Sus miradas se conectaban en un punto en donde parecía que hubiera una guerra que se desatara en cualquier segundo.

    -Pero… No te entiendo, apenas te conozco, apenas me conoces y estás diciendo estas estupideces- Se alejó del Ángel.

    -No es necesario, conocer a alguien mucho para experimentar lo que siento por ti- Esta vez, se mantenía en su lugar, debía tener cuidado de no asustarlo más.

    -¿Lo que sientes por mí?- Quedo algo confundido, pues el experimentaba lo mismo, tal vez a un nivel menos intenso, pues su naturaleza así se lo indicaba.

    -Sé que soy demasiado efusivo en lo que siento, pero no puedo negarlo, tratare de no asustarte tanto- Caminaba de regreso al territorio divino –Voy a ganarme tu corazón- Dijo aquello girándose para verlo por última vez ese día –Me quedare con esto como un recuerdo tuyo y recuérdame cada que lo mires- Indicaba con un dedo la tela azul.

    -Espera…- Quiso detenerlo, ahora era quien necesitaba volverlo a escuchar, pero el castaño se fue rápido.

    Ahora era él quien necesitaba al Ángel.

    Sintió su corazón vacío al momento en que Dohko se fue.

    Temblaba levemente sus manos, los ojos me habían humedecido, su corazón latía con fuerza demostrado una desesperación tan dolorosa.

    Lo había entendido, hace unos días, pero quería negar todo y lo haría.

    Por el bien de todos, ocultar sus sentimientos sería la mejor opción, aunque eso solo pudiera desatar una tormenta mayor en su corazón, para destruir la poca cordura que le quedaba.

    Deseaba llorar un momento, algo que tenía tanto que no había experimentado, se negaba a desahogarse de esa forma, pero lamentablemente pudo sentir a alguien detrás de él, que por estar dejando que ese dulce Ángel controlara sus sentidos, no pudo darse cuenta.

    -Alba… Fica…- Apenas si pudo decir aquello, cuando pudo sentir una bofetada en la cara.

    -¡¡¡¿CÓMO PUDISTE HACER ESTO?!!! ¡¡¡ERES UN IMBÉCIL!!!- El peli celeste, se había ido contra el otro rápidamente, no permitió que ni siquiera se explicará.

    Bajo su mirada, no creyó que pudiera ser descubierto, su plan de que pudiera hacer algo para que esta guerra no siguiera, pero todo se estaba yendo a la basura ahora.

    Toco la zona rojiza de su cara, frotándose la mano, para calmar el ardor, pero no levanto nunca la cabeza, sabía que en ese momento todo pudiera estar condenado para él.

    -¡¡¡SHION, DE TODOS LOS DEMONIOS QUE EXISTEN!!! ¡¡¡TÚ ERES EL ÚNICO QUE COMETE ESTE TERRIBLE ACTOR, HACER AMISTAD CON UN ÁNGEL!!!- Estaba furioso, en verdad saber que su amigo, estuviera traicionándolos le hacía enfada r aun nivel que ni el mismo conocía.

    No obtuvo respuesta, sabia la actitud tan callada del peliverde, no contestaría jamás, si así lo sentía necesario.

    -¡¡¡¿POR QUÉ NOS HACES ESTO?!!! Tú, el futuro patriarca. Siendo amigo de un Ángel. ¡¡¡¿QUE ESTÁS PENSANDO SHION?!!!- Sujeto sus manos, para que lo viera directo al rostro.

    -Yo no quiero serlo… Así que vez y dile al Patriarca Hakurei…- Lo desafiaba con la mirada, no importaba nada, él prefería salir de allí, si era necesario.

    -Shion… ¿Qué te ocurre? Tú no eres así. ¿Qué pretendes?- Frunció el ceño, no reconocía a este demonio con el que había crecido gran parte de su vida.

    -Pretendo acabar con la guerra- Su rostro serio, inspiraba respeto y temor, en que pudiera verlo.

    -¿Cómo quieres hacer eso? ¿Siendo el amigo de un Ángel?- Su voz se había relajado, ya pensaba con claridad, ya no logro mantenerla la mirada.

    El peliverde poseía un don natural para influir miedo en los corazones de otros, si así lo requería.

    -Aún no sé cómo lo hare, pero Dohko me podría ayudar- Cubrió su boca, había revelado más de lo que debía.

    -¿Dohko? ¿Dices Dohko?- Sus ojos celestes se agrandaron, y su boca se quedó abierta -¡¡¡¿QUÉ HACES CON EL HEREDERO DE ESOS IDIOTAS?!!!

    -Albafica… Yo… El tampoco desea seguir con esta guerra, si pudiéramos unirnos, acabaríamos con todo- Su voz parecía una súplica, para ser escuchado, no podía aguantar más esa pose de intimidación.

    -Pero… ¿Cómo es que se hicieron amigos? ¿Por qué? ¿Acaso lo piensas utilizar como un rehén para que los Ángeles ceden a las condiciones?- Sonrió animado –Eso podría ser una buena idea, ganarte su confianza y luego capturarlo-

    -¡¡¡NO, NO LE PUDO HACER ESO!!!- Sus palabras habían salido tan repentinas, como sus sentimientos.

    -¡¡¿QUÉ?!!!- Parpadeo varias veces -Entonces… ¡¡¡¿QUÉ PRETENDES?!!!- Grito aquello, pero quería mantenerse en calma, Shion era capaz de lastimarlo, si lo seguía perturbando, se estaba lamentando internamente haberle dado aquella bofetada.

    -No lose… Pero… Necesito solo tiempo… Podríamos ser… Capaces todos juntos de que… Traer paz a nuestros mundos- Hablaba desesperado, su rostro ahora estaba preocupado.

    Había cambiado de actitudes en pocos segundos, algo muy poco usual en él.

    Suspiro, cerrando sus ojos, y tocando su cabeza, por la desesperación –Shion, dime que no cometiste el peor error de tu vida, que es enamorarte de un Ángel-

    Trago saliva, quería volver a ser frio y mantener una postura firme, pero… Estaba teniendo problemas, para ocultarlo.

    -Pero… Shion… ¿Qué estás haciendo?- Suspiro, tocando el puente de su nariz, caminando lejos del peliverde y regresando de vuelta –Si… los demás se enteran, si el patriarca, si cualquiera… ¡¡¡TE VAN A ASESINAR!!!- Grito esto con furia.

    -¡¡¡NUNCA DIJE QUE ESTUVIERA ENAMORADO DE ÉL!!!- Estaba tratando de refutar aquello.

    -¡¡¡NO ES NECESARIO QUE LO DIGAS, SE TE NOTA EN LA ESTÚPIDA CARA!!!- Lo señalo.

    Las mejillas rojizas, sus ojos rosas volvieron a tener ese brillo que había pedido, se avergonzaba, parecía tener cambios de humor repentinos, pero era por que dejaba escapar más fácilmente sus sentimientos.

    Los Ángeles se enamoran una vez y los demonios cuando sienten amor, sus ojos brillan y actitudes errantes cambian.

    -¿Le dirás al patriarca?- Preguntó con la cabeza en alto, pero su mirada baja.

    -No, pero… Shion…- Se acerca al peliverde –No puedes salvarnos tu solo o con la ayuda de ese Ángel, el amor no puede solucionar todo, está prohibida esa unión-

    Esas palabras tan ciertas, que estaban clavando su corazón, haciéndole sentir la verdad tan dolorosa, quería llorar, pero se aguantaría, con la poca dignidad que le quedaba.

    Suspira, se compadecía de su amigo, porque reconocía el amor. –Si gustas, yo puedo cambiar a tu puesto y te dejo el mío, sería lo más recomendable, sobre todo… Porque…- Sonrió levemente, quería cambiar de tema.

    Los demonios no son malos entre sí, a veces algo impulsivos, pero si de verdad aprecian a alguien, quiere ayudar a que el dolor desaparezca.

    -No es necesario, tengo que quedarme aquí…- Su voz se estaba volviendo a recuperar a como antes era, sin vida, fría.

    -Shion, si te quedas aquí, lo volverás a ver y más al darle una prenda tuya y tu…- Señalado lo que llevaba ajeno a aquel mundo –Si te descubren con eso, estarás en graves problemas, será mejor que…- Quiso tocar aquella tela, pero no se lo permitieron.

    -Albafica, no… No quiero…- Suspiro, la desesperación de tanto que pensaba –Por favor… Quiero estar solo, yo… No quiero volver a pelear…-

    -Pero, tendrás que hacerlo… Es nuestro deber, y en un futuro tu ocuparas el liderazgo y nos conducirás hacia la victoria contra…- Se gira, para mirar fijamente el otro lado del rio –Todos ellos y verlos caer, aunque tu corazón se rompa, debes aguantar y saber qué haces lo mejor para nosotros- frunce el ceño –Tu gente, los que de verdad te deben importar-

    De nuevo volvió a practicar el silencio, apretaba sus puños, la mandíbula, dolía todo esto que ocurría, saber que no puedes estar junto a ese Ángel aunque lo quieras.

    -Sin embargo… Creo que eso te destrozaría a ti…- toca su vientre, mordiendo su labio inferior –Sabes que Manigoldo y yo… Estamos juntos… Y… Aunque lo debemos ocultar ante los ojos de los demás soldados, eres el único que lo sabe…-

    -¿Qué me quieres decir?- Miraba confundido al demonio que se notaba sonriente ahora, sus ojos poseían un extraño brillo

    -Tu secreto está a salvo conmigo- Cruzo sus brazos delante su pecho –Si quieres estar con ese Ángel, asegúrate de que esta guerra acabe antes de que cometas alguna locura- Camina lejos del peliverde –Y deja de negar que lo amas, tal vez así logres ser más fuerte y plantarte mejor tu papel de futuro patriarca, necesitaras serlo. Porque si alguien más te descubres… Tu vida peligraría- Con aquella advertencia, ese demonio se alejó.

    Pero había dejado un gran impacto en Shion.

    Tanto bueno como malo.

    Por una parte, sabía que esa reacción que tuvo Albafica, sería mucho pero en los demás, que cometía una verdadera locura, al estar aceptando esos sentimientos que el odiaba, que esto tal vez no lograra acabar con la guerra.

    Pero valía la pena intentarlo, el amor lo valía.

    S acaba de dar cuenta, que aunque, si bien había despreciado las amistades de mucho en ya un tiempo, aquellas amistades de su infancia aun las conservaba, y le daba un pequeño apoyo.

    ¿A qué costo estaba arriesgando todo?

    Un amor que está prohibido, que tal vez no llegaría a ningún lado, pero él quería que fuera más intenso, él quería seguir conociéndolo.

    Cometió el darle acceso a su lado, es feliz, aunque mostrara una actitud seria y arrogante, querer alejarlo para protegerse.

    Al principio creyó, que podría tener una buena idea para acabar con los Ángeles, por base al príncipe, pero este logro apoderarse de su mente y corazón, que no podía concebir la idea de dañarlo.

    Y el castaño… No tenía pisca de maldad para lastimarlo, al contrario le demostraba sus sentimientos sin mensura.

    Se abrazó a sí mismo, pensando en todo esto y al tocar aquel protector azul, el tacto siendo tan suave y podría sentir levemente un aroma tan suave que lo reconfortaba, olía a él.

    A su Ángel… A Dohko… El otro que también quería paz en estas tierras.
     
  8. Threadmarks: Capitulo 8 (Remordimiento)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    2385
    -Perdón… Por mi actitud- Susurro aquello, apenas para sus oídos era escuchado.

    Su turno había terminado, era la hora de descansar, debía hacer su informé diario, cenar algo y tratar de dormir.

    Pero ¿Cómo podría hacerlo?

    Su día, fue un revuelo de emociones tan intensas, que no pensaba con claridad.

    Si bien, acaba de dar el semanal a Sísifo, cada noche debía escribir los sucesos.

    Desde los primeros días, había tenido que mentir para que nadie supiera su desacato a las reglas, que había conocido a un Ángel, no lo ataco, hablo con él, incluso se atrevió a darle acceso al otro lado.

    Si todos lo supieran su castigo seria el perder sus alas, ser arrancadas de su cuerpo completamente consiente y sin posibilidad de que sea ayudado medicamente.

    Moriría lo más seguro, la pérdida de sangre seria masiva.

    Lo había visto antes, en Demonios que cometieron traición a los suyos, quienes cometieron actos delincuentes en esos territorios, cualquiera que cometiera un delito grave ese era su castigo.

    Una tortura que la mayoría de las veces terminaría en muerte, y en otras en una vergüenza constante, perder tus alas y no lograr volar era siempre una cuestión de burla.

    En esos casos siempre era preferible mentir que habías nacido con un ala mal, incapacitado de esa forma, las burlas y ofensa era menos.

    Suspiraba, pensando en que ese sería su destino, pero… Si tan solo lo dejara de ver… Podría no tener ese destino.

    Pero la simple idea de aquello, le oprimió el pecho, su rostro enmarcó el dolor de ese sentimiento.

    Se preocupaba, no era normal exteriorizar sus sentimientos al contrario prefería ocultarlos para protegerse de todo.

    Sufrió demasiado, el tener que asesinar con sus propias manos a los enemigos, le causó un gran impacto.

    ¿Qué si tuvo una infancia difícil?

    No, no fue así.

    Su maestro Hakurei, lo había criado como su discípulo, y Manigoldo de igual forma aunque este fuera el alumno del hermano del actual patriarca.

    Tuvo que cuidar al peli azulado, pues había muerto quien lo cuido.

    Fue bastante bien en todo, si les exigía demasiado, no dejaba de ser cariñoso con ambos pequeños.

    Y parecían a veces hermanos en su niñez fue así.

    Su adolescencia cuando tuvo que ingresar a ese ejército, aprendiendo todo de forma más tosca y demandante, lo logro hacer, pero tuvo que escalar en cada nivel, no fue ascendido de inmediato como Manigoldo, pues debía mejorar mucho.

    Sentía que todos le exigían demasiado, pensó que era importante demostrar que podía obtener todo gracias a su esfuerzo y no solo por ser protegido del patriarca.

    Demostró que pudo con eso y todo lo que osaran lanzarle.

    Sin embargo todo esto, no lograba quitar su sonrisa, su actitud dulce y esa manera de ver las cosas.

    Aun confiaba, era inocente, pensaba en que los tiempos de guerra podría existir la paz.

    Pero fue cuestión de tiempo, cuando tuvo que llegar el momento en el campo de batalla, joven de solo quince años, acabo con la vida de un Ángel.

    Se había preparado toda su vida para esto, pero el momento de hacerlo, fue demasiado, aquello logro ser como un corto circuito en su cerebro, algo se quebró ese día.

    Compendia que debía hacerlo, si no muchos Demonios hubieran muerto, incluyéndolo.

    Un acto de supervivencia, para los suyos.

    Nunca se lo perdono… Por extraño que pareciera, aun entregando toda su vida, no quería matar, pensaba que solo debía hacer lo que se le ordenaba y estaría bien.

    Ese impacto fue demasiado, todo en el cambio, jamás volvió a mostrase alegre, su sonrisa de esfuerzo y por varios años estaba bien con eso.

    Sus allegados, aunque le admiraran porque ahora era capaz de matar sin remordimientos como pensaba, pero cada vida cortada por sus manos, era un cargo de conciencia que no lograría quitarse nunca.

    Y ahora… Estaba en esa caballa o casa, como sea su refugio para descansar en esa zona.

    Derramando lágrimas de desesperación, pus tanta sangre en sus manos de Ángeles y se tenía que enamorar de uno.

    Y no de cualquiera, del príncipe heredero, aunque fue el quien demostró sus sentimientos primero, cuando el pobre peliverde, ni siquiera se le atravesaba por la mente, pero si sintió una calidez en su corazón de nuevo algo que había perdido hace tiempo

    Se abrazaba a sí mismo. Pensando en que debía hacer, ¿Qué era lo correcto?

    No quería alejarse de ese lugar, quería seguir viendo a ese Ángel atrevido, le robo el corazón era sumamente claro.

    -¿Podría existir una forma…?- Suspiro cansado, recargándose en la pared que tena detrás, aun en el suelo, sus orbes rosas reflejaban la tristeza en ellos –Quiero estar contigo… Pero no quiero que lo sepas- Llevo una de sus manos a la cabeza -¿Por qué se me complica decir estas palabras?-

    No todos los demonios se les complica hablar de lo que sienten, tienden a ser apasionados en sus deberes, atrevidos y rebeldes en ocasiones.

    Pero este salía del molde, prefería ocultar lo que ese corazón deseaba expresar.

    Faltaría poco más de un ciclo lunar, solo ese tiempo seria el que lograría ver a Dohko, y para mal de ambos no podría ser diario, pues cada quien debía hacer sus ocupaciones y no levantar sospechas.

    Si bien ese Ángel tenía sus sentimientos en claro y cada que podría las expresaba.

    Shion lo hacía por dos razones no ir a verlo siempre.

    Una debía mantener un perfil bajo, que alguien se enterara que se hizo amigo de él enemigo, sus alas serian cortadas, pero también sus sentimientos le dictaban que debía mantener en secreto todo, si no saldría herido el contrario.

    ---La próxima vez que se vieron---

    -¡¡¡SHION!!! ¡¡¡HOLA!!!- De nuevo ese joven tan entusiasta, al reencontrarse con quien ama.

    Suspiro resignado, aunque por dentro también disfrutaba verlo –No grites. Se supone que estamos tratando de que esta guerra acabe, sin que nadie se dé cuenta- Frunció el ceño, fastidiado, pues ese Ángel, ingreso a su territorio y lo abrazo.

    -Lo sé, pero no puedo evitarlo, le gusta mucho verte y abrazarte- Lo sujeta con fuerza por detrás, el cabello de su presa, lo inundo con un suave aroma, que solo el detectaba, haciéndolo sentirse tan cómodo con él –Hueles, delicioso…- Su tono había cambiado un poco.

    -Dohko…- Se sonrojo, poniéndose nervioso, el abrazo se estaba volviendo demasiado cercano, que no se sentía capaz de moverse.

    Pensó por un instante, que fuera una trampa, para que bajara la guardia. Estaba atrapado entre los brazos del castaño, su corazón latía como loco, se quería alejar, pero a la vez permanecer allí, sentía que era donde debía estar.

    -Eres un demonio, realmente hermoso- Beso su desuda nuca, se sentía hipnotizado por el cuerpo del peliverde, esa dulce esencia que desprendía.

    -No… No… Hagas eso…- Sintió un escalofrió recorrer su espalda, ese tacto se sentía agradable, su cuerpo usualmente está caliente y algo tan fresco como la temperatura e Dohko, lo hacía sentirse diferente.

    -No puedo… Evitarlo, me gustas mucho- Suspiro, apoyando su cabeza en la espalda, debía calmarse un poco, sería una mala idea hacer lo que pensaba.

    Se estaría dejando llevar un poco por el ambiente tan agradable, pero sus palabras querían brotar un poco –Tú… A mí...- Negó con la cabeza y se apartó rápidamente del Ángel –¡¡¡SERA MEJOR QUE NO VUELVAS A ABRAZARME ASÍ!!!- Frunció el ceño de nueva cuenta y creo una barrera entre ambos, mas sus mejillas lucían tan rojas, por aquel contacto.

    -Pe…Perdón… Yo… Es que… Te quiero abrazar y hueles tan bien y…- Sus palabras apenas si tenían coherencia, se dejó llevar por las dulce sensaciones que el peliverde le provoco.

    -¿Por qué eres tan atrevido? Yo no entiendo que te sucede, solo me ves y te pones así de…- Ni siquiera tenía alguna palabra adecuada para describirlo.

    Bajo su mirada un poco, se había avergonzado por actuar así, no tanto demuestra el amor que siente, si no que pensó un instante en hacer algo que los de su especie, realicen en completa privacidad, después de la bendición sagrada y es la máxima prueba de amor para ambos y procrear.

    -Estoy enamorado de ti Shion, desde la primera vez que te vi, me cautivaste por completó, sus ojos, tu cabello, tu figura, todo de ti, me volvió preso de ti- Levanto su cabeza con energía, no callaría todo esto por más tiempo y sabía que no lo dejaría ir, si no lograba expresar lo que siente de verdad, sus mejillas teñidas de rojo, las esmeraldas brillaban.

    No podía hablar, los orbes rosas, fijos en el Ángel, su boca abierta, las mejillas rojas, su corazón latía como loco, podría salirse de su pecho, sentía emoción de que le dedicara esas palabras, pero no lo podría creer, daba pasos para atrás de manera lenta.

    –No sé qué sientas por mí, pero ahora solo déjame decirte que te amo, y que sin importar que sea un Ángel y tu un demonio, solo quiero estar a tu lado, aunque no seas un doncel y no puedas darme hijos, no me importa tampoco, solo quiero que me ames aunque sea un poco…- Se trataba de acercar, se dice que los ojos son la ventana al alma, pues en esta ocasión Dohko dejo abierto ese espectáculo, quería que Shion comprendiera que sus palabras son genuinas y que de verdad lo ama.

    -Yo… No puedo… Yo…- Caminar para atrás le parecía la mejor opción, se alejaba porque no sabía manejar esa situación, lamentable su suerte, que pego su espalda contra un muro de piedras hechas por la naturaleza del lugar.

    Apenas su alcanzo a voltear para ver lo que pasaba, cuando se sintió aprisionado contra ellas, pues, ese Ángel poso ambos brazos a cada lado del peliverde, no lo dejaría ir.

    Aunque fuera un poco más bajo, podría trasmitir la fuerza que demostraba, no estaría dispuesto a dejarlo huir.

    -Shion, eres tan hermoso, no me importa si tuviste que asesinar a varios Ángeles, debías hacerlo porque así lo sentiste- Levanto su barbilla, quería verlo directo a los ojos –Aunque no me digas nada, sé que te ha afecto, no querías hacerlo-

    De nuevo Dohko lo podría dejar sin hablar. ¿Cómo era posible que supiera tanto de él? Ni sus más cercanos amigos, sabían eso. ¿Podría ver atreves de su corazón acaso?

    -Ya no te debes preocupar por nada de eso, ambos podremos lograr que esto acabe, te repito que puede que no sepa aun como hacerlo, pero te juro que esteremos juntos en esto- Acaricio la piel del rostro ajeno, quería tocar aquellos labios de una tonalidad rozagante, deseaba probarlos. Se acercaría para hacerlo.

    Las palmas de Shion estaban contra las rocas, el mismo la puso allí, se sentía incapaz de alejarse de ese Ángel, aquella respiración se agitaba, poniéndose nervioso porque la lejanía entre ambos se acortaba.

    -¡¡¡NO!!!- Lo aparto con toda la fuerza que sus brazos le dieron, provocando que Dohko cayera a la arena del lugar.

    El castaño, se recuperó del impacto, levantando su cara para encontrarse a un peliverde, nervioso, sonrojado, pero molesto en su expresión.

    -Shion… Yo… Perdóname, quería…- Tartamudeaba, se estaba atreviendo a tanto, a robarle un beso, que no logro hacer.

    Cubrió su rostro con vergüenza, odiaba sentirse así de frágil, sus manos temblaban un poco.

    -¡¡¡ERES UN IDIOTA!!! ¡¡¡¿POR QUÉ QUERÍAS BESARME?!!!- Estaba ocultando sus nervios con enojo puro, dedicando solo miradas de coraje ahora.

    -Por qué me gustas, querría y quiero, besarte, abrazarte, acariciarte y… Mucho… Más…- Ser obligado a decir toda la verdad, no lo podía ocultar su pena.

    -¡¡¡PUES ENTIENDE DE UNA BUENA VEZ, ÁNGEL ESTÚPIDO!!!- Apretó su mandíbula y puños con fuerza, estar enojado en esos momentos, tal vez no todo contra Dohko, si no parte con el mismo. –¡¡¡NO ME GUSTAS, NO TE QUIERO, NO TE AMO, NADA DE ESO QUIERO CONTIGO, SOLO ACABAR CON ESTA GRAN ABERRACIÓN, QUE DESTRUYE VIDAS!!!- Cerro sus ojos con fuerza -¡¡¡ENTIÉNDELO!!!-

    No era una expresión adorable, tierna o que demostrara vergüenza ahora, en verdad estaba colérico y acaba de sacar todas esas palabras.

    Si bien son mentira, dolieron, lastimaron y causaron que un corazón se rompiera.

    Se levantó del suelo, con la cabeza baja, no podía mirarlo, estaba con un corazón quebrado. Pero aun así lo comprendía, había actuado muy mal.

    Dio de hecho que el demonio lo quería de alguna forma.

    Mal interpretó las cosas, y ese fue su propio castigo ahora.

    Desvió su mirada –Lo entiendo, perdóname…- Su voz sonaba desanimada, fuera de lo normal –De... Debo irme… Shion… Discúlpame… Prometo…- Sonrió forzado, no lo podía odiar o enojarse con alguien que no sintiera lo mismo, que solo lo dio por sentado –Jamás volveré a decir esto, o actuar por impulso, pero… Espero que aún me permitas verte- Giro rápido su cabeza, para irse de su lado, perteneciente.

    Shion, se quedó estático en su lugar, no reaccionó a nada a tiempo. Apenas si vio los ojos que le invadían su ser, estando cristalizados, esa expresión de dolor que provoco en ese ser puro.

    Le empezó a provocar un terrible malestar, cuando lo vio alejarse, quera moverse ir detrás de él. Explicarle que lo que acaba de decir no era verdad, no es lo que siente en realidad.

    Pero no pudo, sus piernas se sentían tan pesadas, como sui fueran rocas como aquellas que lo dejaron a la merced del castaño.

    -Dohko…- Susurro ese nombre dulce y una expresión de dolor se reflejó en sus ojos rosas, unas lágrimas brotaron, y las dejo, no las limpiaría.

    Llevo las manos a su pecho, sujetando con fuerza aquella prenda que lo cubría, le dolía… Acaba de decir un sin fin de barbaridades, si fuera otra persona, si fuera alguien que le diera igual, no le causaría daño.

    Mas no fue así, le había dicho mentiras al pobre de Dohko, cuando este solo le expreso sus sentimientos de nuevo y ni siquiera le exigió que le correspondiera o le diera su verdad, solo quería amarlo.

    Y él tuvo que actuar como un idiota, sin pensarlo.

    Este Demonio, tendría que remediar aquello, pero ahora no era el momento.
     
  9. Threadmarks: Capitulo 9 (Licor Y Destrozos)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    2048
    ---Territorio de los Ángeles---

    -Dime, ¿Todos están preparados?- Itiá, se encontraba en su trono, posando su mentón sobre el puño.

    -Todos los Ángeles en el ejército, demuestran tener un potencial mayor al que se esperaba- Aquel hombre de cabellos negros, cortos, portando una armadura que llevaba en su cabeza unos cuernos.

    -Espero que así sea, no desearía ver tantas bajas esta vez- Concluyo serio.

    -Le puedo asegurar su majestad, que la guardia se ha mantenido activa en cada momento, entrenando día y noche- Serio, mirando algún punto al frente –De igual forma aquellos que practican el arte de las bendiciones, han mejorado mucho con la guía del joven Asmita-

    -Requiero que todos estén preparados- Tocaba el anillo que portaba en su dedo anular mano izquierda –Presiento que esos malditos miserables, atacaran en cualquier momento- Se levantó del lugar del rey, caminando con firmeza, para quedar al frente del retrato de aquel Ángel doncella, que le había dado su corazón y un fuerte hijo –No permitiré que esos demonios acaben con esta sierras-

    Aquel general, el principal del ejército de los Ángeles, solo quedo mirando al rey, comprendía un poco su dolor, pero no pretendía simpatizar, pensaban igual, no querer que la vida de sus soldados se perdieran.

    ---Jardín de mariposas---

    -Solo congela un poco sus alas Degel, no quiero que muera- Mientras extraía un poco de la energía de aquel frágil ser.

    -No te preocupes, ya hemos hecho esto antes, conozco como trabajas- Seguía con su trabajo, para que terminaran rápido.

    -Gracias a este pequeño, podre curar las maldiciones contra nuestras alas- Sonrió levemente.

    Suspiro aliviado, cuando el rubio le dio la señal, descongelo las alas para que pudiera regresar a su vuelo, no le hizo daño alguno, sabio cuidar de esos animales. Pues Degel tenía ese lugar predestinado para su lectura.

    -No te debes preocupar por Kardia, estará a salvo, aunque se comporte como un tonto en las batallas- Ríe apenas audible, mientras depositaba la energía extraída, en un recipiente de cristal.

    Rodo sus ojos, con un leve sonrojo –Es demasiado imprudente para pelear…-

    -Ja, ja lo quieres- Le divertía la actitud del Ángel de lentes.

    -Tsk…- Ya estaba frunciendo el ceño, acomodándose los lentes –Te mofas de mí, porque tu relación con Deuteros es formal-

    Se divertía por aquellas palabras –No es mi culpa, ambos nos amamos y pronto nos uniremos-

    -Sí, muy bonito… Pero… ¿No te da algo de miedo?- Bajo la mirada, sabía que ese tema podría ser delicado para ambos.

    -¿Te refieres a que él es un soldado muy valioso del ejército?- Dijo aquello, con tanta serenidad por fuera, aunque por dentro sintiera el peso de aquel título de su amado.

    Asintió –Puede pasar… Que... Bueno Kardia y el, ambos están enfrascados en el ejercitó y es un gran honor, pero…- Susurro, también le molestaba ese hecho.

    Ambos Ángeles allí, sus habilidades se centraban más en bendiciones, para curar, proteger, defender, por lo tanto su requerimiento entre las tropas, no era tan necesarias, salvo en lugares estratégicos para aliviar a los heridos de manera rápida.

    -Me atemoriza como a cualquiera- Toca su pecho, sujetando por entre sus pendras lo que llevaba en un collar –Sé que esta guerra puede que tarde mucho en acabar y nuestros días de felicidad queden en el olvido- Sonrió nostálgico, el conocía mejor que nadie el dolor de la perdida de seres queridos –No debemos pensar mucho en eso, si no perderemos de vista lo que tenemos-

    Negó con la cabeza, estaba algo serio –Siendo más joven que yo, puedes tener completamente la razón- Para él las cosas no estaban tan claras, salvo que su corazón pertenecía a ese Ángel que pareciera un loco desquiciado.

    -He tendió que madurar mucho más rápido de lo que crees… Pero… No ha sido tan malo- Ladeo su cabeza levemente, mientras tomaba las muestras que extrajeron de aquellos animales alados.

    -Lose…- Bajo su cabeza, pensando en lo que estaba haciendo el futuro rey -¿Qué pinas sobre lo que hace Dohko con ese Dominio?-

    Se detuvo en seco, sabía que este tema es sumamente delicado, su mejor amigo, futuro rey, incluso había pensado en que fuera el protector iluminado de su futuro primogénito.

    -¿Qué debería opinar?- Se giró a verlo, con una delicada sonrisa.

    -Esto lo meterá en problemas, además… ¿Un Demonio? ¿No te molesta? Ellos asesinaron a tu familia, a la reina, a mi maestro… A tantos… Que…- No podía continuar, recordar sucesos trágicos era mal augurio para él, sus emociones podrían traer que el frio que podría congelar el lugar y asesinara sin quererlo a las mariposas.

    -Se lo que hicieron… Pero… ¿Quién soy yo para juzgar el amor de Dohko? O ¿Tu con qué derecho podrías separarlos?- Esta vez lucia serio, pero su voz sonaba tranquila, poseía la paz en el interior y eso era lo que contaba.

    -No me malinterpretes- Rápido contesto –Si Dohko se enamoro es una buena señal, pero… ¿No crees que se aproveche ese Demonio de él? Que lo enloquezca de amor y al final lo traicioné y dar un golpe interno...- Apretó la mandíbula con fuerza, cerrando sus ojos –Sabes que si el muere, la línea sanguínea se corta y ninguno tendrá la fuerza para enfrentar a los demonios y ganaran-

    -En eso tienes razón, pero si Dohko confía en él, puede que no sea tan malo- Decía esto, más para convencer a si mismo que al otro.

    -Como sea… Kardia, está decidido a asesinarlo si tiene la oportunidad- Mencionó esto, mientras sujetaba un libro contra el –Prometimos no decir nada al rey, solo por la amistad que tenemos con él, pero si su amor crece, pronto querrá unir su vida al de…- Parecía tratar de recordar algo –No recuerdo como se llama-

    -Su nombre es Shion- Rápido le repuso.

    -¿Cuantas veces al día te lo dice?- Esto logro calmar los ánimos en el ambiente.

    -Más de lo que yo puedo decir el nombre de Deuteros- Giro sus ojos, en verdad eso sería una buena señal si el interés amoroso del castaño fuera un Ángel.

    -Habla con él, sabes que robo una de tus bendiciones de la verdad para utilizarlo en el mismo y demostrarle a… Shion… Que era sincero- Revelaba información valiosa.

    -Negó con la cabeza y suspiro –Eso explica, por qué no estaba en mi inventario de la semana pasada-

    -Debes saber, que el Demonio no le pregunto nada de nuestro ejército o forma de atacarnos o puntos débiles- Caminaba a su lado, ambos se dirigían dentro del palacio.

    -Ahora tratas de defender al amado de nuestro amigo- Lo miraba con incrédula y burla.

    Negó con la cabeza –No es eso, solo que parece extraño… y ¿Si ese Demonio de verdad lo ama?- Delato su vista al frente.

    -Entonces, su amor estará sumamente prohibido, tendrán que tratar de acabar con la guerra, formar la paz y la alianza seria con su unión- No hizo ninguna expresión, sabía bien de que hablaba.

    -Lo analizaste todo- Sonrió, tomando el hombro del rubio.

    -Tenía que pensar todas las posibilidades, y esa es la segunda que más peso tiene, la primera de que solo lo utilicen- Le dio una sonrisa, para despedirse, sus caminos se superarían ahora.

    -Entiendo, iré a leer un poco en la biblioteca, antes de ver a ese idiota- Se despidió cortésmente y se fue a aquella dirección.

    Por su parte el rubio, dirigió sus pasos hacia su propio taller de bendiciones, en donde creaba estas con su poder sublime y tangible, con las nuevas muestras

    Pero rápidamente se dio cuenta que su trabajo de este día, será perdido pues…

    -¡¡¡DOHKO!!! ¡¡¡¿QUÉ TE PASA?!!!- Casi tiraba l que llevaba en manos, por el susto de ver al castaño en un rincón de su taller.

    -Asmita… Él no me quiere…- Bebía algún liquido de una jarra de barro, mientras abrazaba a dicho objetó –Destruí mi oportunidad… Soy un imbécil…- Volvió a beber aquel licor.

    Dejo las muestras en su mesa y fue a ayudar al Ángel que estaba hecho un desastre.

    -Dohko, deja de tomar eso, sabes que está prohibido para ti- Trata de arrebatarle esa jarra, pero el otro la toma con desesperación.

    -¡¡¡NO!!! Es mi única amiga- Abraza con más fuerza, para luego darle un trago.

    Giro sus ojos, estaba preocupado por su amigo, pero su comportamiento tan infantil era insufrible.

    -¿Qué te paso? ¿Por qué lloras así?- Se sentó en el suelo, junto a él. Escondiendo sus alas.

    Limpio su nariz, y aspiro un poco –Esta con Shion… En los límites, casi lo bese… Y quería… Tocarlo más… Y… Siento que me sobrepase… Se enojó con justa razón y dijo que jamás me amaría y que… Me odia y…- En un punto dejo de hablar con sinceridad, se estaba haciendo un poco la víctima, pero también el alcohol le provocaba decir tonterías.

    -¿Cómo que te sobrepasaste?- Abrió un poco sus ojos por la sorpresa –No me digas que… ¡¡¡DOHKO!!! Sabes que eso no se puede hacer, al menos que se casen y será imposible por la diferencia de…-

    -¡¡¡¿CREES QUE NO SE ESO?!!!- Le grito de nuevo llorando –Claro que… Quiero… Pedirle matrimonio… Y que sea mío, solo mío… Aunque no me dé hijos, lo quiero…- Volvía a tomar el licor.

    El rubio pensó un instante, rebobinando las palabras del Ángel más bajo.

    -Una cosa… Has dicho que lo tocaste ¿Verdad?- Espero su respuesta.

    Asintió tranquilo.

    -¡¡¡¿PERO QUÉ FUE LO QUE HICIERON PARA ATRAVESAR LA BARRERA Y NO SER DETECTADOS?!!!- Esta vez se estaba alterando, ya no pensaba con claridad.

    Suspiro, limpiando sus lágrimas –El me dio esto de su ropa- Levanto su mano, enseñado las muñequeras rojas –Yo le di mi protector azul-

    -¡¡¡¿QUÉ HICISTE QUE?!!!- El Ángel tan calmado y tranquilo, de una apariencia tan modesta, estaba hecho una furia, por estos instantes, porque su amigo hizo reverenda estupidez.

    -¡¡¡LE DI MI PROTECTOR AZUL!!! ¡¡¡¿QUÉ NO ESCUCHAS?!!!- Le contesto con el mismo tono.

    Asmita lo único que hizo, fue poner su mano en la frente y darle un golpe en la cabeza al castaño, por las idioteces que cometió, pero lo dejo desahogarse, no estaba en condiciones para comprender la magnitud de sus acciones.

    ---Lado Infernal---

    El peliverde, se encontraba en aquella cabaña, hecho una furia, caminando por todos lados, sintiendo mucha molestia.

    ¿Cómo ese Ángel se atrevió a casi besarlo?

    No lo comprendía, simplemente no tenía sentido.

    Pero más se sentía enojado consigo mismo por haberlo alejado, por haberle dicho esas cosas tan hirientes, que de verdad no sentía.

    Se le había escapado todas esas mentiras, solo para proteger su corazón, su ser, de no demostrar que Dohko era su debilidad más grande.

    Quería a si mismo comprobarse que no era así, pero lo único que consiguió fue herirlo y dañarlo cruelmente.

    Estaba más enojado y le valió muy poco, arrojar todos los objetos que había allí, aunque no fueran mucho.

    Destruyo la mesa de madera de sauce sangriento, la silla de cedro negro, arrojo los pocos platos que había, algunas tazas de su propio uso, todo lo que logro tocar lo rompió.

    Necesitaba sacarse toda esa furia, no sabía con quién desquitarse y lo hacía con lo que encontrará.

    Rápidamente comenzó a sentir como sus ojos se humedecían, dejando escapara aquellas lagrimas contenidas, la ira continuaba destruyendo, por la culpa que le destrozaba, agregándole la cerecita al pastel de esa aflicción.

    Cada destrozo le hacía recordar que el corazón de ese Ángel así debió romperse al irse.

    Incluso un espejo que estaba en la pared, lo logró reflejar de lejos y al darse cuenta, fue directo a él, para tomarlo, aventarlo contra lo que fuera, no se quería ver a si mismo era su ser tan repugnante por dañar a una persona que se había vuelto amada para sí mismo.

    Pero no escuchó el estruendo del espejo rompiéndose, o fue porque alguien lo detuvo, no se dio cuenta hasta que la voz lo delato.

    -¿Qué te pasa? ¿Estás en tus días o qué?- Una voz algo burlona, pero con un toque de preocupación se dejó escuchar.
     
  10. Threadmarks: Capitulo 10 (Amigos)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    2258
    Se giró con un sobresalto, no esperaba a nadie allí, hasta la siguiente vez que viniera Sísifo.

    -¿Manigoldo?- Sus orbes rosas, se contrajeron, el sí que no lo dejar ir hasta que le contara que paso.

    Miro por todos lados, con el espejo en mano –Valla, ¿Qué paso por aquí? ¿Un huracán? Ha, ha, ha, ha- Rio algo animado –El viejo patriarca, te dijo que no hicieras batir tanto tus alitas, porque provocarías esto-

    No hubo respuesta alguna, sabía que cualquier cosa lo condenaría.

    -Mira, si no vengo… Esta cosa no hubiera sobrevivido- Miro el espejo y lo arrojó al suelo –Haaaaa… En casa, no nos dejarían hacer esto Ha, ha, ha- Le divertía todo esto.

    -¿A qué has venido?- Rápido le cuestión, no sería buena señal que estuviera allí.

    -Tan amable como siempre mi querido amigo- Le dio una palmada en la espalda, esbozando una sonrisa –Andaba por el vecindario y dije… ¿Por qué no ir a visitar a mi casi hermano?- Lo volvió a ver –Por el propio infierno, ¿No pudiste dejar una silla para sentarme?-

    -Manigoldo, no estoy para tus bromas, si no viniste por algo oficial, te pido que te largas- Quería hacerse el fuerte e imponente, pero las lágrimas que aún no se secaban lo delataron sin quererlo.

    -¿Qué te ocurre? Normalmente ya me hubieras arrojado un ataque maldito o tus alitas me mandaron lejos- Lo miro atento –Tenía razón Albafica, estas raro- Lo encaro de lleno y frunciendo el ceño –Ya escúpelo ¿Qué te está ocurriendo?-

    -Me dicen que primero soy muy amargado y cuando trato de ser más simpático me miran con esos ojos- Suspira, cruzando los brazos, trataba de fingir estar bien -¿Quién los entiende?-

    -A ver, a mí no me engañas- Lo señaló con el dedo índice, tocándole el pecho –Tu no derramas lagrimas porque si, y sin darte cuenta lo has hecho, aunque son muy pocas… Y se están evaporando-

    Los demonios cuando llegan a llorar es muy extraño, se considera que debe ser algo muy doloroso para que no lo puedan contener, a veces las lágrimas suelen escapara sin ser notadas, incluso es sorpresa para los propios.

    Usualmente, este acto es denominado como la máxima expresión de debilidad, pues el enamorarse es ese punto débil de cada uno, no está prohibido amar, pero se recomienda que en ese caso, no permitan dejar solo al más débil de la pareja ósea al doncel en todo caso.

    Un punto débil como consideran, es quien les puede infundir más valor y coraje, por protegerlo, pero también harían lo que sea por mantener a esa persona con vida, incluso sacrificar la propia.

    -Solo fue un poco de irritación ocular- Se limpia la cara rápidamente –No es nada que te deba importar.

    -Sí, claro…- Se recarga en la pared de a lado, con brazos cruzados sobre el pecho –Sé que te enamoraste de alguien, así que diem quien es la pobre alma que toco tu corazón, para advertirle que tu carácter es el peor del mundo- Vuelve a sonreír burlonamente.

    -¡¡¡¿QUÉ?!!!- Se sonrojo, sí que no lo oculto de inmediato esto -¡¡¡¿QUIÉN TE DIJO ESO?!!!-

    -Albafica, volvió muy consternado de su visita- Ahora su semblante estaba serio –Y aunque al principio no me quiso decir, lo persuadí para hacerlo- Lo miro detalladamente –me dijo que actuabas raro, pero no me comento más- Suspiró, mirándolo con escrutinio –Ni siquiera te dijo que pronto tendremos un hijo ¿Verdad?-

    Aquella noticia, provoco que Shion se fuera casi para atrás, abriendo su boca y ojos como platos, por la noticia.

    -¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡¡¡¿ENSERIO?!!!- No se lo creía.

    -Pues claro, hemos hecho al tarea muchas veces y…- Recibió un fuerte golpe en la cabeza de parte del peliverde.

    -No hables de esas cosas tan deliberadamente, respeta a tu amado- Era de los pocos que respetaban esas regla de silencio en temas íntimos.

    -Por eso, no creo que la persona que ames te aguante, eres tan virgen e inocente en ese tema, que es difícil pensar que destazas Ángeles como la carne de pollo- Se sobo el golpe.

    De nuevo lo desarmo, toco fibras muy sensibles, pero no podía flaquear, siempre queriendo demostrar la cara de frialdad y superioridad que suponía debía tener por default.

    -Yo, no se…-

    -A mí no me engañas- Lo interrumpió el peli azul –Solo dilo, ¿Quién es? ¿Cómo se llama? ¿Qué tan lindo o linda es?- Estaba interesado en conocer cualquier cosa del interés romántico del demonio con cuernos, similares a los de él.

    -¡¡¡QUE NO ESTOY ENAMORADO DE NADIE!!!- Cada que lo negaba, se ruborizaba, no podía detener las evidencias de su propio rostro, y odiaba aquello.

    -¿Enserio?- Rio y toco los dos puntos en su frente –Me lo juras por tus puntitos moraditas- Como amaba burlarse en cada momento de él.

    -No estoy enamorado y aunque lo estuviera… No te lo diría a ti- Cruzo sus brazos y estaba listo para atacarlo, ya estaba harta.

    -Oh vamos que soy tu mejor amigo, confidente y nunca te he fallado, aunque sea un idiota a veces- Estaba preocupado por el peliverde, nos e notaba por su careta de burlón.

    Pero aquella conversación que tuvo con Albafica lo dejo consternado, algo ocurría con este Demonio, y quería saber si las cosas estaban bien.

    El peli celeste no loe dijo nada del Ángel, sabía que no sería buena idea, pero si Manigoldo lo averiguaba, podría ser malo.

    -Manigoldo, no te puedo decir nada- Desvió su mirada y decidió mejor salir de la cabaña.

    -Ok, ahora sé que algo muy malo te está pasando- Fue tras él, porque no lo dejaría ir hasta que aclarara aquello.

    Shion, se encontraba en una encrucijada tanto física como mentalmente.

    Estaba debatiéndose en ese instante en que hacer para arreglar las cosas y como haría que su amigo se fuera muy lejos, sin que tuera que dar más explicaciones.

    Sabía de antemano que sería una misión casi titánica, porque ese hombre no aceptaba una excusa cualquiera.

    Sintió como lo siguió afuera, cualquier cosa se le tenía que ocurrir rápidamente.

    -¡¡¡SHION!!! Demonio extraño- Se rascaba la cabeza, algo fastidiado, no gustaba batallar tanto.

    -Manigoldo, mejor vete, sabes que no te diré más, porque no me ocurre nada- Le planto la cara, su ceño fruncido, esos ojos rosas que trataba de hacerlos ver como antes, pro ese brillo único se notaba muy latente.

    Suspiro con molestia, concia lo terco que era el otro, pero dos podían jugar, haber crecido con alguien, es bueno pues conoces sus puntos débiles.

    -Mira, si existe algún ser maligno que te guste, está bien no se lo diré a nadie- Le guillo un ojo.

    Este gesto, hizo estremecerse un poco al peliverde, incluso sonrojarse, pues aquello era en parte cierta.

    -¿Qué?- Negó con la cabeza, nervioso –No… Estoy enamorado… De nadie…- No pudo sostener la mirada, al mentir se notaba.

    -Oh, vamos…- Le puso una mano en el hombro –Se supone que el patriarca no debe tener una familia, pero eso no significa que puedas tener a alguien aunque sea oculto y divertirte- Le sonreía de manera picara.

    Esto le tomó por sorpresa, pues ese peli azul oscuro no creía en esas cosas -¿Dese cuando tú piensas de esa manera?- Frunció el ceño y cruzo los brazos –Que no habías dicho alguna vez “El ocultar a alguien que amas, es un acto horrible de idiotez”- Esperaba su reproche.

    Pero el otro tenía todo calculado, hasta podía dar miedo su intuición.

    -Bueno si lo dije y puedo sostenerlo pero…- Al ver al demonio menor con un poco más de detenimiento, pudo notar aquella prenda ajena a su cultura, y con esto presintiendo algo. Tanto que se quedó un momento callado.

    -¿Pero qué?- El oro alzo un poco la voz, ya se estaba cansando de ese juego que el otro ejercía -¿Quieres que te diga a Albafica de tus ideas raras?- Estaba usando aquella carta, que aún tenía en su poder.

    El nombre de su amado lo hizo volver a la realidad, con sentimientos encontrados, si estaba en lo cierto estaría ese amigo casi hermano en unos terribles problemas, y si erraba sería la mejor opción.

    -¿He? ¿Qué?- Frunció el ceño, con una leve sonrisa –Oye, no uses a mi hermosa rosa del inframundo contra mí- Suspiro, alejándose del de ojos rosas –Solo decía que, esa seria tu mejor opción, pero sé que no aceptarías eso- Hizo una mueca de desesperación –Tu mismo lo dijiste, que no querías formar una familia, ni enamorarte, ni anda de eso, al contrario te parecía bizarra la idea- Miraba de reojo al otro.

    Lo había dicho, en algún momento de su vida, pensó que su destino ya estaba escrito, ser el patriarca, debía tomar las riendas de todo ese caos y llevarlos a una gloria por sobre los enemigos, no tendría tiempo de una familia, enamorarse o lo que fuera… Pero ahora ya no pensaba así, pues quería eso, en el fondo de su corazón lo aneblaba y eso le carcomía la cordura.

    -Mas también porque nunca haría sufrir a un ser que amaras, preferirías vivir tu dolor en silencio y alejarlo para que este a salvo- Declaro aquellas palabras, pues hablaba con certeza del otro –Debo decirte que eso solo herirá a quien ames, si de verdad… Sientes algo, tienes que luchar por eso- Tal vez inconscientemente o conscientemente, no se sabrá por el momento, le estaba dando concejos para arreglar lo que había destruido hace unos instantes.

    Abrió su boca ligeramente, sus ojos como platos, estaba intrigado porque le estaba hablado de ese tema, acaso era que… Albafica le había dicho… Algo…

    -¿Por… por qué me dices esto?- Suspiro, la frente en alto, pro sus ojos no podían estalo, estaba nervioso, casi sudando de lo que el otro le fuera a decir.

    -Sabes que… Recordé… Que tengo algo que hacer- Sonrió de nuevo con esa mueca boba que hacia cuando se quería hacer el gracioso –Debo ir a conseguir frutas venenosas para mi Alba, ha tenido antojo de esas cosas que no sé cómo lidiar con ello, ja, ja, ja, ja…- Extendió sus alas, estaría por aprender el vuelo.

    -Manigoldo… ¿Estas bien? Ahora tú actúas algo extraño…- Sí que no sabía que estaba pensando, retener al único demonio que te puede sacar la verdad, cuando no lo había logrado, bueno tal vez no del todo.

    Antes de despegar, suspiro levemente, sin voltearse, le dijo algunas cosas –Mira, no quiero saber absolutamente nada, pro que si lo sé. Sabes que debo informarlo, así que mejor no digas nada- En esta ocasión la voz de este sonaba tan serio, que podría asustar a cualquiera.

    Era al fin, lo habían descubierto, pero no decirle nada, para ¿Protegerlo? Esa era la razón de que se despidiera su casi hermano.

    -Por favor… No…- Tembló un poco su voz, no quería que nadie supiera, cuando ya estaba aceptando sus sentimientos y pensar que algo malo le apsara al Ángel, le dolía en su pecho. Aun luchando contra sí mismo, pero aceptándolo a regañadientes.

    -Ya, ya, ya. Debo irme- De nuevo ese tono burlón –Pero, te recomendaría ocultar esa cosa en tu brazo, un poco mejor- Se señaló a sí mismo en el lugar donde el peliverde tenia aquello.

    Sn más se fue volando, con una dirección incierta.

    El otro solo lo pudo ver irse, sintiendo como su corazón latía con fuerza, y sus mejillas se ruborizaban.

    Compendia que Manigoldo, lo supo solo por usar aquella prenda sin cuidado alguno, se debía sentir la esencia de los Ángeles en él, pero pensaba que ocultarlo con la propia sería suficiente.

    Podría ser para el ojo, o más bien el olfato inexperto, pero este tipo que lo visito era uno de los más alto, sería un problema.

    Mas se dio cuenta que le acaba de dar varios concejos, ocultar esa tela mejor, pero sobre todo que debía luchar por estar con él…

    ¿Qué le quería dar a entender?

    ¿Qué debía estar con Dohko?

    Quien se acaba de ir y usaba una armadura con la forma compactada de un graneo, deseo no investigar más, pues si sabía la verdad, tendría que informarle al patriarca, incluso no decir nada más, le estaba ayudando a protegerse.

    Nunca se había detenido a ver que tenía muy buenos amigos, se había encerrado en su propia soledad, desde su primera batalla en el campo de guerra, que ni por un segundo recordó que no debía sufrir solo, pudo haber compartido con ellos su sentir.

    Albafica y Manigoldo, estaban conociendo su amor secreto ahora, estar enamorado de un Ángel y no habían dicho nada, solo por cuidarlo.

    Pensaba en las veces que se había portado tan mal con ellos o grosero, se estaba arrepintiendo, el ya no los consideraba amigos, no creía que pudiera estar bien aquello, más los otros nunca dejaron de apreciarlo como un camarada.

    Bajo su mirada, abrazándose a sí mismo, suspirando con melancolía, negaba con la cabeza sus pensamientos, no se alejarían un buen rato, pero algo más ocupaba su mente de repente.

    Era muy simple que pensaba, al mirar a aquel rio divisor.

    -¿Arriesgarme por el amor?- Solo dijo aquello, en su mente se formulaba un plan, que podría ayudarle o acabarlo.

    Ambas opciones serian factibles si no se lograba manejar bien. Estaría solo en esto.
     
  11. Threadmarks: Capitulo 11 (Solo Por Ti)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    3303
    ---Aposentos del ejercito demoniaco---

    Podrías apreciar a un peli celeste, de cabellos lacios, largos. Estaba despojado de aquella armadura, guardada en su caja, usaba ropa civil, una playera de color azul celeste y unos pantalones claros, zaparos cómodos.

    Se encontraba revisando algunos libros, y estando un mapa extendido por toda la mesa de madera delante de él.

    Se veía tan serio, y era obvio en cualquier momento su estado se elevaría y debía dejar el mando de estratega a otro, siendo su renuncia, le molestaba mucho aquello, pero si quería cuidar a su futuro hijo, debía ser así.

    Dejó escapar unos suspiros, extrañaría eso, pero no se podía hacer nada, reglas eran reglas.

    Pudo sentir como la energía del demonio que había sido capaz de tocar su corazón se acercaba.

    Prefirió entonces tomarse un descanso.

    Al escuchar abrí la puerta.

    -Tardaste mucho, ¿El patriarca necesito de ti?- Le interrogo, sabía que su amado, no se tardaría en cualquier cosa que no fuera importante.

    -Hola mi amor, yo también te extrañe mucho. ¿Cómo te fue al conseguir esa fruta asquerosa?- Trataba de imitar la voz del otro –No, pues me fue muy bien, aguantándome las ganas de vomitar, por lo que quieres, y que me recibas con una sonrisa en tu rostro es lo que más me gusta- Sonrió sínicamente, hasta llegar al otro, tomando la barbilla y dándole un beso.

    Para el otro esa forma de dirigirse a él, le fastidio, que después del beso, le frunció el ceño y lo aparto, haciendo un puchero.

    -Para la siguiente no te pido nada, si te resulta tan repugnante- Cruzo sus brazos, sentándose en una silla delante del mapa, para ignorarlo y hacer su labor.

    -No te enojes mi rosa de inframundo, solo jugaba- Rio levemente, para sacarle una meuca que no fura d enfado al otro, pero a la vez que no funciono, prefirió suspirar y cambiar su semblante –Fui a ver a Shion-

    El demonio el cinta, solo giro su cabeza para ver al otro, sus ojos notaban angustia, pues pensó que lo había encontrado, como el mismo lo logro ver días antes.

    -¿Ah sí? Y… ¿Cómo está?- Voló sus ojos al mapa.

    Suspiro y se acercó al otro, para abrazarlos.

    -Se, lo que le está pasando, ya no lo ocultes- Beso su cabeza –Eres muy bueno con él, pero no tenías que ocultarlo de mi-

    Estaba resignado, el mayor lo había descubierto, no se podían hacer nada –No dirás nada ¿O sí?- estaba preocupado, Shion era un poco más joven que ambos allí, pero aun lo veía como un niño, tal vez su estado así lo hacía sentirse.

    -No soy un chismoso, además en lo que a mí respecta, no he visto nada y por eso no me consta- Dijo aquello, sonriente, y no dándole más importancia al tema.

    -Mmmh…- Suspiro –Pronto tendré que dejar el mando de estratega- Aquello no le agradaba, su rostro serio, y melancólico.

    Aquella declaración, provocó que el de cabellos azules, se fijara en su pareja, sonriéndole levemente, acercándose a un lado para abrazarlo.

    -¿Te arrepientes acaso?- Esa pregunta tenía un tono de burla y coquetería.

    -Sabes que nunca he me arrepentido de nada- Le contestó serio, mostrando un porte de soberbia.

    -Entonces, deberías alegrarte, tendremos un hijo, aunque fuera producto de una noche loca, he, he, he,- Rasco su cabeza, sonriéndole, con un leve rubor en sus mejillas, al recordar como concibieron a su futuro primogénito.

    Su rostro se descompuso, abriendo sus ojos de golpe, apretando los labios, brotando un sonrojo por completó y los nervios lo estaban traicionando -¡¡¡CÁLLATE!!! ¡¡¡NO DIGAS ESA CLASE DE COSAS!!! ¡¡¡SUENAS COMO SU FUÉRAMOS UN PAR DE DESVERGONZADOS!!!-

    -Pues esa noche, sí que lo eras, sobre todo cuando…- No termino de decir aquel recuerdo, pues recibió un fuerte golpe en la boca, para hacerlo callar -¡¡¡AUCH!!!- Apenas si se escuchó esto.

    Albafica estaba sumamente enojado, amaba a ese demonio, a su pareja, amado, pero odiaba que se atreviera hablar sus intimidades tan libremente, aún están solos, no le gustaba recordar cómo se comportaba en la cama, y más cuando lo hacía con fines de volverlo a llevar.

    Aunque no pasara nada, en unos meses más, se tendría que retirar por completó y ocuparse de su embarazo y de esa criatura que nacería, sin embargó no quería dejar todo por lo que había luchado, al fin de cuenta fue difícil por ser un doncel, pero lo consiguió.

    No se arrepiente de amar y concebir, pero algún día y se lo prometía a sí mismo, volvería a ganar su puesto.

    ---Orilla del rio divisor---

    Pasaron algunos días, con exactitud no se sabría cuántos fueron, pero se habían hecho un tormento para cierto demonio peliverde, que en su pensar que tardo tanto en decidirse, si era necesario o no hacerlo.

    Primero no negó, era el pan de cada día, su constante auto convencimiento de que si era mucho mejor, no ver a ese Ángel, le ayudaría a olvidar lo que sentía, pero cada bendito día para él, solo aumentaba las ganas de verlo, de escuchar su voz, sentir sus cálidas alas como aquella vez.

    Pensaba el ¿Qué hubiera pasado si se besaban? Si lo dejara hacerlo… Pero tuvo que negarse y ahora se arrepentía, tanto… Esas crueles palabras que le dedico, le rompían el corazón, a verlo visto así de tiste por su culpa y más porque estaba cumpliendo la promesa que le hizo.

    El recuerdo de cómo se alejó, y si no había sentido su presencia desde entonces, ya no podría resistir más.

    Su corazón dolía, su rostro enmarcado con el arrepentimiento, queriendo regresar el tiempo para impedir haberlo dicho, hubiera ido tras él y tomarle la mano… Besarlo, tal vez después se haría el digno y diría que fue el calor del momento.

    Pero si lo hacía… Aceptaría que en verdad siente algo por ese Ángel terco y sería un problema para ambos ¿Qué debía hacer?

    Se supone que es un Demonio sensato, que creció y fue instruido en asesinar a los de alas blancas, pero estaba cada día más trastornado por uno, que ya no sabía quién decía la verdad y quien una mentira.

    Solo tenía en claro una cosa, a las orilla de ese rio… Como un animal enjaulado, daba vueltas y vueltas, regresando de ida y venida, pensando en que si atravesaba la división, iría a verlo, pero… Aceptaría que lo ama.

    En cambio sí dejaba eso en el olvido como si no hubiera pasado, al fin de cuentas solo dos lo sabían y no dirían nada.

    Si se estaba atreviendo a confiar en sus amigos de nuevo, Dohko le había traído de vuelta esa oportunidad, le estaba cambiando de adentró, pues sentía que su ser se perdonaba todo los pecados antes liberados con la simple presencia de él.

    Olvidar todo, podría ser la mejor opción… Pero, ya no se sentía capaz de vivir sin ese castaño, era completamente ridículo, pues apenas tenía poco más de un ciclo lunar de conocerse, el amor es imposible.

    Lo creía así, pues nunca creyó en esas historias tontas del amor a primera vista, pero allí estaba con un enamoramiento repentino, por alguien contrario a los suyos.

    Al principio puede que la idea de dejar las cosas así, estuviera más latente, pero… No quería que eso pasara, pues ya lo amaba tanto y quería solo verlo… Aunque sea pedir disculpas, por lo mal que se había portado, su perdón… Podría ser suficiente.

    Apretaba sus puños, mirando al cuerpo de agua, cerro sus ojos negaba la idea, pero sus piernas ya estaban encaminadas, pues sus deseos estaban siendo mayores ahora que su conciencia.

    Se adentró al agua con cautela, tenía el protector azul en su brazos, con eso podría cruzar al otro lado sin ser detectado. Sería la primera vez, sin tener un ejército detrás de él y otro delante.

    Aspiro con fuerza y soltó en un suspiro aquel aire recogido, con esto tomaba algo de valor, lo necesitaba de verdad.

    No había pensado en ¿Cómo buscarlo? ¿En dónde estaría? ¿Cómo le haría?

    Nada de eso cruzo por su mente, en un punto solo quería verlo, admirarlo un instante más, suplicarle que lo perdonara, que esas palabras no eran ciertas.

    El estar solo lograba sacar sus verdaderos sentimientos, y con el dolor era más que suficiente para un arrepentimiento.

    -Dohko… Quiero verte…- Susurraba aquello, con los ojos clavados al frente, había cruzado la división, estaba del otro lado, sentía diferente el aire, todo podría verse tan frio.

    No le importaba, pero debía ser cauteloso, esconderse, si vieran un demonio allí, lo más probable era que lo mataran. Ni siquiera le importaba esa posibilidad, solo buscaba al de ojos verdes hermosos, que logro obtener su corazón.

    Se estremeció de repente, abrazándose a sí mismo, cerrando los ojos, su aliento se podía reflejar, era extraño para el ese clima. Estaba acostumbrado al calor y siendo un demonio son como una llama andante, por su temperatura interna.

    Pero no le importaba mucho el sentirse algo extraño, camino seguro, aun con la parte inferior de su ropa mojada, incrementaba esa sensación fría que le estaba desagradando tanto.

    -¿Cómo es que Dohko… Padece esto? ¿Lo hace por mí?- Comenzaba a sentirse cada vez más culpable, pues se daba cuenta lo que el otro hacia solo para verlo, para hablarle, estar junto a él y no lo había estado valorando.

    -Soy un imbécil… El solo… Me ha sido sinceró… Pero… Yo soy… Un demonio y…- Su cabeza comenzaba a doler, por todo lo que pensaba a mil por hora, llevo su mano a dicha parte para calmarse un poco.

    Caminar por la orilla lo hacía sentirse inseguro, no debía llamar la atención, pero era como un punto rojo en medio de azules. Sus alas iban más pegadas a su cuerpo que nunca, sus cuernos obviamente le delatarían como el color de aquellas plumas.

    Si tuviera que hacerlo... Protegerse para verlo… No podría… Matar a otro como Dohko…

    Esa idea, que antes la aceptaba sin rechistar, le molestaba ahora… Porque si lo hacía, sería como dañar a ese Ángel…

    Sus pensamientos estaban hechos un caos, por la falta de esa persona.

    Eso era lo que un patriarca debía evitar, el amor por que te confunde y te hace pensar en el bienestar del toro antes que la propia, no le gustaba, pero lo hacía ahora.

    Pensaba en cada paso que daba, si ese castaño sentía lo mismo.

    Sentía que de sus ojos las lágrimas estaban escurriendo, no entendía por qué, el pensar en que no pudiera verlo, le causaba tanto dolor.

    Si lo sabía pero le confundía más.

    El amor le afectaba cada instante, mas sintió una presencia cerca de el por la espalda, apenas si se dio vuelta con rapidez, pudo sentir como un metal frio le tocaba el cuello, levantando levemente la cabeza, para no ser alcanzado.

    -Dame solo una razón, para no asesinarte ahora- Esa voz, tan tosca y con un tono de malicia, la conocía bien, era de un Ángel tan cruel como se suponía que debían ser los del otro lado.

    No se dejaría intimidar, pero no quería entablar alguna pelea contra ese Ángel, de cabellos largos color morado azulado.

    -Quiero ver a Dohko- Hablo firme, con sus brazos de manera lateral, pues se había dado cuenta por andar pensando en ese Ángel, ni se llevó consigo su espada, pero sería malo usarla.

    -Ja, ja, ja, ¿Quieres ver al principito? Oh, que adorable- Acercaba su arma a la piel pálida del contrario, casi para rasgarla con suavidad –Lamento decirte que ese Ángel tonto, ya no debe estar interesado en ti, si tienes que ir a buscarlo- Sonrió con gozo, por decir aquello.

    Aquello lo sintió como una punzada al corazón, pero seguiría con su posición estoica -¿A qué te refieres?-

    Lo miraba con esa expresión de locura que poseía, le gustaba fastidiar a todo el mundo –Que tonto Demonio eres, solo fuiste un caprichito para él, pero al ver que no te tendría fácil, se aburrió de ti y ya no te visita- Estaba queriendo molestar al Demonio, para que sacara su arma y pudieran tener una pelea, si destruía el interés amoroso de Dohko, podría mantener a todos a salvo de una reina de esa estirpe.

    Abrió sus ojos rosas lo más que pudo, estaba bajando su mentón lentamente, pero aquel metal frio rosaba su piel, que se podía marcar una leve herida, que ni sintió, pensar en esa posibilidad… Le dejo sin saber que decir.

    -¿Qué pasa?- Le preguntaba en tono burlesco, cada acción solo para fastidiar –No me digas… ¿Qué te has enamorado del enano eso?- Sonrió de oreja a oreja, pensando que con esto podría seguir molestándolo.

    -Eso no es verdad… Dohko, no… No es así- Quería refutar lo que el otro había dicho.

    -¿Cómo puedes estar tan seguro? Apenas lo conoces de hace un tiempo- Se acercaba más, solo para seguir provocándolo, con esa sonrisa de burla, y leves carcajadas –Lo conozco de hace mucho tiempo, solo jugaba contigo, pero fuiste muy difícil y se hartó, pero mírate ahora vienes tu aquí, para ¿Buscarlo? ja eres un rogón- Cada palabra era tan acida como la anterior, quería un efecto beneficiosos pero no lo estaba logrando.

    Era cierto, lo conocía de hace poco, pero no podía creer que ese dulce Ángel fuera así, lo que decía, debían tratarse de viles mentiras, le había estado hablando con la verdad y sus ojos verdes… No podrían contener falsedades.

    Se encaró al otro, con el ceño fruncido, apretando su dientes -¡¡¡DOHKO NO ES ASÍ!!! ¡¡¡NO PUEDO EXPLICARLO PERO ÉL NO ES UN MENTIROS O FALSO, LO QUE HA DICHO… LO QUE ME DIJO… ES VERDAD Y TU…!!!- Se estaba encarando a un Ángel sin su arma, pero no usaría nada, solo quería ir por quien buscaba.

    Esa expresión en esos ojos extraños, en un enemigo acérrimo, no podía creerlo, que fueran capaces de afectarlo, defendía a ese príncipe con tanta confianza, que podría aterrar.

    Los Ángeles tienen la capacidad de detectar algunas mentiras, pero ¿Por qué en esas palabras no existían nada de ellas? Los demonios siempre las usan, para beneficio propio.

    Negó con la cabeza, frunciendo el ceño y su boba sonrisa surgió de nueva cuenta.

    -Ja, si cree o que quieras, pero de aquí no apsara al menos que luchas contra mí- Bajo su espada, para tocar la funda del contario –Vamos hazlo y si me matas podrás ir a buscarlo, si tanto quieres-

    Tomo la funda en donde debía ir su arma y la mostró –Vine por completó desarmado- Su semblante no cambio, pero sentía que temblaba por el clima, mas debía mantenerse estoico en todo momento, si quiera ser respetado.

    -¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡¡¡MALDITA SEA!!! ¡¡¡ERES UN DEMONIO TAN ESTÚPIDO!!! ¡¡¡¿COMO VIENES AQUÍ SIN UNA ESPADA O CUALQUIER COSA?!!!- Frunció tanto el ceño, mirándolo con una rabia tan grande, que escupió casi a su dirección, fastidiado, sabía que no podría atacarlo más, sin que tuviera un arma al alcance -¡¡¡Ya lárgate a tu lado y no vuelvas!!!- Le ordeno rápidamente, dándole el paso libre.

    -¡¡¡NO ME IRÉ, NO SIN ANTES HABLAR CON DOHKO!!!- Le grito, desesperado no se iría, quería ver al castaño y lo lograría.

    -Oye, no me grites- Toco su cabeza, este demonio aprecia un niño igualito al otro enamorado a su ver –Si piensa que lograras ir al castillo, sin que te vean los guardias sí que estás loco-

    -No me importa, iré a verlo y a… Disculparme…- Bajo su mirada, se sentía tan despreciable por lo que dijo que no podía sostenerle la mirada a nadie.

    -¿He?- Le pareció haber escuchado raro, que ese demonio fuera a “Disculparse” con el principito, como le llamaba siempre.

    -Solo indícame por donde debo ir- Callo un instante, estaba decidido aún con todo en contra –Por favor… Solo quiero verlo- Frunció el ceño, con melancolía y tristeza, no derramaría lágrimas, pero se sentía muy mal por tratar a Dohko de esa manera.

    Sus ojos siempre con un destello de locura, estaban desconcertados por esa actitud tan rara, para su punto de vista en un Demonio.

    Su lema era que esas cosas ni sentimientos tiene, pero allí estaba parado delante de un que aprecia tenerlos y por el castaño de ojos verdes que le molestaba su actitud.

    -Mejor vete, no sobrevivirás. Lo más probable es que te encierren y luego dispongan de ti de alguna manera ha, ha, ha, si hubieras traído tu arma, la pela sin duda habría sido épica- Rio de nuevo.

    -No me importa, iré a verlo aun en contra de tus advertencias- Se disponía a irse, a adentrarse al frio del lugar. Si su destino era perecer por buscarlo aceptaría ese hecho.

    Jamás estaría pensando en eso, si no fuera por el sentimiento que crecía cada instante, darse cuenta que lo necesitaba para sentirse feliz, sería muy estúpido de su parte, pero no se retiraría hasta disculparse.

    Kardia, se quedó mirándolo un instante, podía ver como el frio le afectaba, los demonios tienen a ser muy calientes el frio baja la temperatura de sus cuerpos y eso los tiene a debilitar, si hubiera sido más inteligente se habría protegido con algo, pero no, ni pensaba en lo más mínimo, por tener la mente ocupada.

    Le fastidiaba esto, llevándose la mano a la cabeza, frunciendo el ceño de mala gana.

    Si lo dejaba ir a sus tierras, se metería en problemas, Dohko se podría enterar demasiado tarde y si muriera, no se quería imaginar el dolor que el castaño iba a experimentar, molestando a los más cercanos a él que eran Asmita y Degel, por ende estos hablarían con sus parejas y al ser la de ese hombre de lentes, se le saldría la verdad de que lo vio y no lo detuvo y al final su amado, se enojaría de ¿Por qué no lo detuvo?

    Como sea, estaría metido en problemas, pero si lo ayudaba por lo menos el Angelito y ese Demonio le deberían un favor y lo cobraría.

    -¡¡¡OYE DEMONIO ENAMORADO!!!- Le llamo, para ir a su par de inmediato –Te hare el favor de ir por tu principito, pero quédate aquí- Esa sonrisa no profesaba nada bueno, sus ojos menos.

    -No, no puedo confiar en ti, yo iré a verlo- Temblaba un poco, el frio le estaba inundando, se preguntaba mentalmente ¿Cómo no les afectaba a los Ángeles este clima?

    -Yo tampoco confió en ti, de hecho cualquier Demonio me dan ganas de matarlo, pero… Si te quieres humillar delante de un Ángel quiero verlo- Puso los brazos cruzados delante de su pecho, triunfante.

    -¿Por qué me ayudarías?- lo miro con cierto recelo.

    -Solo les haré un favor, lo cobrare luego- Le guiño un ojo, lo que pronosticaba que sería algo ruin su petición.

    Negó con la cabeza –Yo…- No contesto, pues el otro le dio un fuerte golpe en la cara, provocando que cayera al suelo, desconcertado, incluso parpadeando varias veces para lograr ver, se había desorientado -¿Por qué… Fue eso?-

    El Ángel se había elevado, para emprender el vuelo, ni siquiera le dio una explicación, pero con eso le daba a entender que lo obedeciera y se quedara en ese lugar.

    En su forma de ser antes, le hubiera valido todo y regresaría a donde pertenece, pero no quería, no sin antes disculpare con ese dulce Ángel.

    Se quedó allí, sentado en el suelo frio, abrazándose a sí mismo, esperando a que pudiera verlo y sentir su cuerpo estrechándose con el propio.

    Estaba aguantando mucho solo por un Ángel, pero ¿Lo valdría?
     
  12. Threadmarks: Capitulo 12 (Verdad)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    2497
    ---Castillo Real---

    -Asmita… Lo extraño tanto- Decía mientras entrenaba con aquella espada heredada de entre los de su sangre.

    -Ya me lo has dicho unas mil veces- El otro quien leía un libro, miraba a su amigo y prometido ene se entrenamiento.

    -Escucha Dohko, tal vez las cosas son mejor así- Deuteros quería animarlo.

    -¡¡¡¿CÓMO PIENSAS QUE SERÁ MEJOR ASÍ?!!! ¡¡¡EXTRAÑO DEMASIADO A SHION!!! ¡¡¡QUIERO VERLO!!!- Le grito, empuñando con fuerza la espada, que defendía el ataque, pero su fuerza incrementaba por la desesperación.

    -¡¡¡PUES VE A VERLO!!!- El peli azul, se enojó por la forma tan infantil del más bajo.

    -¡¡¡NO PUEDO HACER ESO!!!- Dejo caer su espada, signo de que se rendía, le daba igual –Me dijo que no volviera y si es lo que quiere lo cumpliré, aunque me muero por verlo- Sus lágrimas estaban por brotar de nueva cuenta.

    -Deuteros, por favor no lo hagas llorar, luego el que debe consolarlo soy yo y ya me tiene hecho un desastre mi estudio- El rubio, también quería llorar, pues los ultimo días se la pasaba dándole ánimos al otro.

    Suspiro desanimado, esto debía ser una mala broma, pero el castaño tendía a ser muy sentimental a veces –Lo siento, pero creo que debes olvidar eso que te dijo y si realmente lo quieres, aunque esté PROHIBIDO, intenta arreglar las cosas-

    -Pero, se va a modelar conmigo y no quiero eso, me dijo que nunca me amaría, solo me hago ilusiones- Sus ojos verdes, estaban tan tristes que su destello normal había desaparecido.

    El lugar se quedó en silencio, los dos ángeles ajenos al dolor de su amigo, ya no tenían idea de cómo ayudarlo, es un terco siempre en todo lo que hace y ahora se la daba por no molestar al peliverde que amaba.

    Esto no tenía lógica para ambos, pero querían ayudarlo, aunque eso significara que si se arreglaban ese amor se haría más fuerte y ahora sí, no existiría nada que los separara, al menos la muerte o seguridad de alguno.

    La tranquilidad duro poco, pues fueron interrumpidos por la llegada estrepitosa de un Ángel que siempre tendría la locura impregnada en su ser, y la sonrisa de siempre bofándose de todo y todos.

    -Hola par de tortolos- Saludo a la pareja de allí.

    -¿Qué haces aquí Kardia?- El rubio pregunto.

    -¿Qué ya no puede un visitar a sus amigos sin ser Ángel de malas noticias?- Sonrió, tan despreocupado.

    -Se supone que tenías que vigilar la orilla Noroeste ¿Qué ocurre para que no estés en tu trabajo?- El más alto cuestiono, molesto, por la actitud tan arrogante.

    Suspiro tranquilo, cruzo sus brazos detrás de la nuca –Estaba haciendo mi trabajo, cuando un demonio, de cabellos verdes brillantes y ojos rosas como cierta gema que un principito tiene, atravesó la división y está esperando a alguien para pedirle disculpas- Sus palabras sonaban tan acidas y mal intencionadas, pero lograron llegar a quien debía.

    -¡¡¡¿QUÉ DICES?!!! ¡¡¡¿SHION?!!! ¡¡¡¿ESTA AQUÍ?!!!- Su corazón comenzó a latir con fuerza, pensado en que su Demonio estuviera en sus territorios, su sonrisa volvió, no podía esperar, sus alas comenzaban a revolotear con fuerza, pues deseaban ir a su encuentro ya.

    -Sí, y te está esperando donde siempre, además que…- No puso continuar, cuando sintió una ráfaga de viento, que casi no hizo caer -¡¡¡¿QUÉ LE PASA?!!!- Se molestaba con facilidad a veces.

    -No se iba a detener a escuchar- Asmita, lado su cabeza, en dirección de donde el castaño se fue, sonriendo.

    -Debía ir a entrenar con el ejército…- Suspiro malhumorado Deuteros, pues la agenda del príncipe ahora se vería comprometida.

    Una muy mala señal, pues el rey siempre estaba al pendiente de que cumpliera sus obligaciones.

    ---A las orillas de ese rio, en donde los Ángeles gobernaban---

    Esperaba a su amado Ángel, sintiendo el frio recorrerle por completó el cuerpo. No se podría acostumbrar a esta sensación.

    Se abrazaba a sí mismo, suspirando con tristeza. Pensaba en mil escenarios solamente negativos en donde Dohko, se reusara a verlo.

    Diciendo cosas horribles, hacia los demás.

    Creyendo que posiblemente solo fue un capricho, como Kardia había mencionado. Y que ahora mismo se estaría riendo, por el atrevimiento que cometió solo por su perdón.

    Negaba una y mil veces, con su cabeza alejando esos pensamientos, él no podría hacerle eso, no lo haría.

    Confiaba en ese Angelito, que su amor era genuino. Pero ahora debía aceptar que el mismo estaba enamorado y de una forma también perdida como el otro.

    -Uuh… Dohko… ¿Me podrías perdonar?- Pensó, mientras abría sus alas para cubrirse del frio, daba gracias que fueran tan cálidas aun.

    No paso mucho, cuando escuchaba unos aleteos, que venían a gran vuelo.

    Alzo su vista, pero fue nublada por el polvo, tratando de cubrir sus ojos y lograr apreciar quien era.

    Estaría metido en tantos problemas si fuera otro Ángel, debía estar listo, pero su corazón le advirtió que no era nadie malo, sino todo lo contrario.

    Pues sintió como unos brazos lo rodearon tan desesperadamente, aprisionándolo contra un cuerpo muy familiar, sintiendo en estos momentos un tibio latir del otro.

    Sus ojos estaban abiertos, todo pasó tan rápido.

    El aroma del cabello castaño, lo envolvía en un sinfín de sensaciones, que provocaban su corazón desbocarse, sus mejillas estando calientes, por primera vez desde que el frio lo envolvió.

    Sus brazos estaban a los laterales, sin saber si podía darle también ese gesto.

    Quiso hablar, decir algo, apenas si abrió su boca, cuando fue interrumpido.

    -Te extrañe mucho- Su voz estaba quebrándose, por la alegría de verlo y aquellas lagrimas que se dejaban escapara de sus esmeraldas –¡¡¡PERDÓN…!!! ¡¡¡PERDÓNAME…!!! ¡¡¡NO DEBÍ…!!! ¡¡¡HABERME ATREVIDO, PERO ERES DEMASIADO LINDO Y TE AMO MUCHO!!!- Gritaba aquello, no le importaba en lo más mínimo ser escuchado, por alguien más.

    Si fuera el caso de que otro Ángel se atrevería a amenazar a Shion, no dudaría en lo más mínimo en defenderlo, aun desafiando la autoridad de su padre.

    No se quería despegar del de alas negras, lo había necesitado todo este tiempo, no fue mucho, pero lo sentía como una eternidad horrible, que le destruirá todo el ser.

    Se aferraba tanto, que si tuviera garras ya las hubiera encajado en la ropa del otro.

    No le importaba mostrarse débil ante Shion, de hecho le quería dar a entender que toda esa situación lo lastimaba tanto y que el simple hecho de ir a verlo, de buscarlo, le traía tanta felicidad.

    Por estar sumido en sus propios pensamientos y pedir disculpas, no se daba cuenta que en el hombro que el otro se apoyaba, se estaba empapando con unas lágrimas calientes, que al caer en las prendas blancas, se iban evaporando, pero la marca húmeda se quedaba.

    Quería verlo a los ojos, provocando un moviente para contemplar las preciosas gemas que admiraba tanto, pero ahora el peliverde había reaccionado, se abrazaba al otro con todas sus fuerzas.

    Había estado todo este tiempo de rodillas, mientras el Ángel estaba inclinado hacia él, apoyándose con un pie y rodilla. Lo hacía notarse un poco más alto, cuando fuera completamente al contario.

    No podía dejar que lo viera en ese estado, un demonio llorándole a un Ángel por su amor.

    Si alguien más lo viera se sentiría patético, pero no le importaba tanto, solo por una cosa había ido a ese lugar.

    -Por favor… No veas mi rostro…Tengo mucha vergüenza…- Con su voz entrecortada, por el llanto.

    Estaba preocupado, no comprendía de manera rápida, solo estaba enfocado en ese demonio -¿Por qué sentirías vergüenza? Tú… Eres un ser magnífico, que puede que yo no merezca tener- Se estaba sintiendo menos el castaño.

    -¡¡¡DOHKO!!! Perdóname… Lo lamento, yo te dije… Cosas horribles… Hable sin pensar… Todo eso no es lo que en verdad siento- mordía su labio inferior, ocultando su rostro en el hombro.

    -Shion, no pasa nada… No me importa nada de eso- Sonrió, aun dejando escapar aquellas gotas saladas, se sentía afortunado.

    -¡¡¡Claro que importa!!!- Grito, levantando su rostro, para enfrentarlo con el ceño fruncido, tenía su carácter, hasta para disculparse, tenía que discutir -¡¡¡FUI UN COMPLETO IDIOTA, UN IMBÉCIL POR COMPLETÓ!!!- Sujetaba los brazos cubiertos del Ángel, apretaba tanto que arrugaba aquella tela.

    -No te digas eso por favor, tú no eres anda de eso- Ahora a él le tocaba molestarse, no permitiría que nadie ofendiera a quién amaba, ni siquiera que fuera el propio Shion que se dedicara esas palabras.

    -¡¡¡Claro que lo soy!!!- lloraba, pero enojado aún se trataba de disculpar de una manera peculiar –Dije que jamás podría querer, o amarte… No sabes lo arrepentido que estoy de eso, porque… Yo…- Estaba pensando alguna forma de decir esas palabras, bajo su mirada, se estaba sintiendo tan torpe.

    Amaba verlo, como fuera cada gesto era hermoso, solo si venían de ese demonio enojón, pero de unos sentimientos genuinos.

    Podía verlos, le enternecía que tratara de disculparse, sonrió las lágrimas frías de su rostro aún se iban por sus mejillas, pero ya era de felicidad.

    Tomo aquel rostro suave entre sus manos, acariciándola con el pulgar derecho el fino contorno que poseía.

    ¿Podría ser más perfecto un ser vivo?

    Esa pregunta tenía una única respuesta, si, existía un ser así ante sus ojos y estaba delante de él.

    -Shion, no te esfuerces, para mi vale más que vinieras a este lugar, donde… Es extremadamente peligroso para ti- Las esmeradas, estaban solo admirando la exótica belleza que podía admirar en ese momento.

    ¿Por qué ese Ángel lo hacía perder todas sus defensas?

    ¿Por qué estaba vulnerable ante él?

    ¿Debería odiarse?

    ¿Debería odiarlo?

    Sus preguntas en aquella mente con cuernos negros y cabello verde, se las hacía, pero no tenía una respuesta fija, no sabría qué hacer.

    No podía hablar, sin sentirse tan apenado, pero quería decirle lo que sentía, había hecho una gran tontería que lo dejaba expuesto por completo.

    Si se ponía a pensarlo, pudieron haber pasado tantas cosas.

    Pero no le importo su seguridad, nunca lo razono, solo se dejó llevar por su corazón, ese órgano que solo servía para bombear sangre por todo el cuerpo, lo guio hasta Dohko.

    Debía entonces demostrarle lo que este proclamaba en su interior. Y solo tuvo una brillante idea, que si no la hacía rápido, se arrepentía después.

    Bajo su cabeza, sin importarle las manos del contrario, apretó su mandíbula, rápidamente sujeto la ropa del pecho, para atraerlo a él, su ceño fruncido y ojos cerrados.

    Realizo lo que el otro quiso hacer, pero sus nervios, su conciencia de que estaba mal, no se lo habían permitido.

    Fue así como beso los dulces labios del Ángel atrevido, siendo solo el toque de ambos.

    Las alas blancas del otro, se habían crispado, levantándose, como una clara señal de sorpresa, sus ojos estaban mirando a ese rostro molestó, que le regalaba un beso, tan deseado.

    Mirar las mejillas sonrojadas con el contraste pálido, se imaginó que él estaría igual por ese contacto.

    Pero en un segundo, prefirió olvidar su entorno, reaccionando mejor, abrazándolo con fuerza, atrayéndolo más a él.

    Dohko estaba decidido a intensificar ese beso, llevarlo más profundo, logrando que el peliverde abriera un poco su boca, para acomodarse a los labios puros.

    Sostuvo la cabeza del demonio, sintiendo la suavidad de ese cabello, cada segundo era una sensación extraña, pero reconfortable en el cuerpo de ambos.

    Hubieran seguido, tal vez alguna mordida se pudo haber dado, pero el aire no se los permitió.

    Se separaron, dejando un hilo de saliva uniéndolos, dejando ver un poco su respiración y el jadeó de haber besado hasta casi faltar el elementó vital.

    Los rostros estaban sonrojados, y sus ojos entrecerrados, habían disfrutado ese primer beso de ambos, la razón de eso era, que no encontraron antes a alguien digno de amar.

    El castaño dejo escapar un suspiro, tenía una cara de enamorado que no podría ocultar, sus sentimientos eran correspondidos, se alegraba tanto de ese hecho.

    Por su parte Shion, se sentía tan avergonzado, que no podía mirarlo a la cara nunca más, si fuera a decir algo, lo que sea, no pudo hacerlo.

    Pues aunque hubiera sentido un agradable calor con el cuerpo ajeno, cuando el propio Demonio se suponía que debía ser cálido, pero ese frio lo dejaba muy desprotegido, por no preparase.

    Estaba temblando un poco, abrazándose a sí mismo, aun estando entre los brazos del contrario.

    ¿Podría pedirle más a su Diosa?

    Tener a Shion así, es el mejor regalo que pudo haber pedido.

    Suspiro, sonriéndole, para acercarse más a él y extendiendo sus alas blancas, arropándolos a ambos, quedando dentro de ese tibio lugar ahora.

    -¿Tienes frio?- La pregunta sobraba, pero la hizo.

    -Si… Es… Bastante frio… Aquí…- Estaba sonrojado, aun habiéndolo besado, estaba tan nervioso.

    -Es porque sus temperaturas se quedan así por su territorio, siempre son altas, pero aquí es más frio y sus cuerpos lo resienten- Le explicaba un hecho obvio -¿Por qué no te abrigaste antes?-

    Desvió su mirada, molesto –No me dio tiempo… Hice todo sin pensarlo sensatamente-

    No se cansaría de verlo, mucho menos de darle otro abrazo fuerte, para atraerlo más a él.

    -Aaaaah… Te amo tanto Shion- Lo dijo en un suspiro, estaba feliz, contentó, extasiado, todos los adjetivos calificativos, para describir ese momento.

    Sentía que debía decir algo, pero no se le ocurría nada.

    ¿Acaso con el beso no fue suficiente para dejar en claro que loquería?

    -Yo… También… Te… Amo… Tonto Ángel- Oculto su rostro en el pecho el castaño, no podía negar que de ahora en adelante ese ser no se alejaría de él.

    Y estaba bien, porque no podría soportar estar tanto tiempo sin verlo.

    Por ese instante, no pensaron en sus diferencias, en que pertenecían a diferentes lugares, y sobre todo que estaban en guerra constante.

    No les interesaba que un demonio amaba al futuro rey.

    No importaba que un Ángel estuviera prendado del próximo patriarca.

    Esos títulos, no tenían valor alguno, para ellos.

    Lo único era que su amor fuera correspondido.

    Ya pensarían una forma adecuada para estar juntos, sería un largo camino, pero harían lo que fuera para cumplir el hecho de que no se separara nunca más.

    Se quedaron así por un buen rato, no permitiría que su demonio pasara frio en sus tierras, le daría su calor si fuera necesario.

    Lamentablemente para ambos, un evento se ponía en marcha, los planes ya estaban en la mesa, estando dispuesto Hakurei a que ese ataque se llevara a cabo lo antes posible.

    Cambio los planes y la misión de muchos Demonios, incluido Shion.

    ---Sala patriarcal---

    -¿Me llamo patriarca?- El Demonio de cinta roja, y cabellos marrones, se inclinaba ante él.

    -Así es- Se levantó de su asiento –Quiere que le comuniques lo antes posible a Shion, que su misión ha cambiado-
     
  13. Threadmarks: Capitulo 13 (Descubiertos)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    1734
    -¿Desea asignarlo a otro frente?- Pregunto por interés.

    -No se le ha dicho nada del plan, debe de enterarse de inmediato- Suspiro, mirando la mesa con todo establecido con anticipación –He cambiado un poco su función en el ejército-

    Sísifo, se preocupaba por el peliverde, pues era un amigo cercano, además que se había dado cuenta del cambio de comportamiento, significaba que esa asignatura le hizo bien.

    No era ningún tonto, había leído los reportes y podía notar hasta el cambio de palabras, antes siendo tan frio y estoico, mientras que en las resientes se comunicaba de una forma más suave.

    Una manera que antes usaba, en su inocente adolescencia.

    -Sísifo… ¡¡¡SÍSIFO!!!- El patriarca de los demonios, le había estado hablando por unos segundos, pero al no tener respuesta levanto la voz.

    -¿Eh?- Volvió a la realidad, rápidamente, se había perdido en sus pensamiento –Discúlpeme patriarca, me distraje- Se inclinó para pedir disculpas, por su falta de respeto.

    -Entiendo- Masajeo la barbilla –Debes estar preocupado por tus hijos-

    Asintió levemente, era una verdad a medias, que tenía esa angustia por sus vástagos, y su joven amigo.

    -Te aseguro Sísifo, sin importar el resultado de este ataque, tus hijos siempre serán cuidados bajo mis órdenes, e igual si algo pasara, Shion sabe que debe hacer, está preparado para tomar mi lugar en cualquier circunstancia.

    -Gracias Patriarca- Seguía en esa posición, con la cabeza baja.

    -Debes sestar orgulloso de tu sobrino, descubrió un método por medio de las maldiciones, para neutralizar las bendiciones de los Ángeles- Dijo esto seriamente –Aunque esto podría complicarse con los más experimentados, pero los novatos serán rápidamente erradicados- Sonrió tenuemente.

    -Le agradezco por alabar a Regulus- Se veía muy serio por fuera, pero por dentro estaba dando saltos de alegría, como un orgullos padre.

    -Por esa razón necesitare que Albafica y Shion se dediquen a controlar a la perfección esa maldición, ambos tienen grandes habilidades, que lograran ser un dúo imparable- Su semblante cambio, pues todo tiene un precio que pagar –Si embargo… Me temo que al usar este método, los debilitara tanto-

    Asintió solemnemente –Comprendo patriarca, asignare a Manigoldo el cuidará de Albafica y yo me ocupare de proteger a Shion- Sabia las intenciones del madamas.

    -Me parece muy bien, te confiare a mi sucesor, protégelo de los Ángeles sin importar que- Se quería mostrar tranquilo, pero estaba preocupado, no solo por el demonio de cabellos peliverdes, si no por cada uno de esos jóvenes, que los vio crecer y volverse unos asesinos pero por el mismo entorno que vivían –Puedes retirarte- Su voz se escuchaba autoritaria como siempre.

    -Como ordene, con su permiso- Se levantó de manera respetuosa, salió cerrando detrás las puertas.

    Suspiro levemente, se dedicó a su costumbre favorita, que era ver por aquella ventana, las tierras divinas que sus ojos le dejaban contemplar.

    -No quisiera perder a más demonios preciados, pero… Si ese terco rey no entiende- Hablar de ese Ángel que no daba una oportunidad de paz, le causaba molestia –Tal vez se pueda hacer un trato por quitar las maldiciones- Estaba pensando en una tregua.

    El hecho de considerarlos malignos por ser demonios, no significaba que desearan la carnicería siempre, a veces la paz también regia sus corazones.

    Pero un Ángel cegado por la sed de venganza puede destruir todo.

    -Aún queda la barrera de Lapislázuli, si toda falla- Con estas últimas palabras murmuradas, decidió volver a su labor.

    ---Al día siguiente---

    Después de aquella declaración de amor, entre dos especies diferentes, pero de un mismo corazón.

    Obviamente aun en el pesar de su alma, sabían que debían separarse.

    Así que cada uno estaba en su lado, para este día.

    Habían acordado verse a los atardeceres sin importar que ocurriera y pasaran un buen rato, sabían que sería difícil, que podrían ser descubiertos, pero ambos tenían buenos aliados, que les apoyarían.

    Puede ser sorprendente, pero el demonio peliverde y algo enojón, en ese instante olvido que esa era su actitud, solo por ese Ángel que había dejado las advertencias de lado, para estar con quién ama.

    La cuestión es que Shion no se esperaba para nada lo que estaba por venir para él.

    Había estado trabajando en sus obligaciones de aquella visión, vigilando todo el perímetro, pero ahora portaba una enorme sonrisa en sus labios y sus ojos rosas brillaban con toda la intensidad que podía.

    El amor nunca se oculta, claro ejemplo.

    Además estaba reparando los objetos que había roto en su último berrinche.

    Se dio cuenta que alguien de los suyos había llegado, pero aunque sabía perfectamente quien era, le tomo mucho de raro que llegara ese día, cuando la semana todavía no pasaba.

    -Buenas tardes Sísifo- Se giró a verlo, pero su sonrisa no se ocultaba para nada. Lucia tan fresco, como si algo que había estado oculto, saliera a la luz, lo que le faltaba para ser feliz por completó.

    -Buenas tardes… Shion…- Lo miro más detalladamente, había notado los cabios en el cada vez, pero ahora sí que estaba perturbado, sin embargo debía informarle el motivo de su llegada –Emh… He venido para informarte que debes regresar ahora mismo a la cede centrar, pues tu misión ha cambiado- Le comunico de inmediato a lo que venía, pero trataba de estar relajado por la sonrisa de su amigo.

    -¿Qué?- Y así como su dulce sonrisa era proyectada, ahora se le había esfumado, pues este era un balde frio en su ser –Pero, Pero… ¿Por qué? El patriarca me dijo que debo permanecer aquí, dos ciclos lunares y aun no acaban- Su semblante aturdido se notaba.

    -Lo sé, pero las misiones pueden cambiar, es necesario que regreses, no te había dicho por que el patriarca Hakurei, me pidió que no lo hiciera, pero tenemos un muy buen plan para darles un golpe perfecto a los Ángeles y destruirlos- La forma de hablar, una combinación rara de alegría y molestia.

    -¿Cuál plan?- Esto sin duda logro descomponer su rostro, esto solo podía significar malas noticias por su nueva relación y que de verdad no deseaba más daños.

    -Aquí no te lo puedo decir, cualquiera puede estar escuchando y será mejor que te prepares- De nuevo sonrió cálidamente, pero estaba al pendiente de todo lo que apsara.

    -No, yo… No puedo… No puedo irme así…- Dejo escapar aquellas palabras, que sabían le traerán grandes problemas.

    -¿Por qué no puedes irte?- Estando tan confundido, pues Shion no desafiaba ninguna orden –¿Sabes que esto es directo del patriarca? Por lo tanto debes obedecer- Sí que estaba extrañó el joven peliverde.

    -Lo sé, pero… No puedo irme así… Yo…- Estaba nervioso y tartamudeando, si se iba sin decirle nada a Dohko, podría ser que este fuera a buscarlo, sería peor de este lado, además ¿Cómo podría ahora estar sin él?

    -¿Pasa algo muy grave? Shion… ¿Dime exactamente qué ocurre?- Se cruzó de brazos, mirándolo de una manera como inspeccionándolo de arriba abajo.

    Bajo sus ojos, apretando sus labios, sabía que había hecho mal al reaccionar así.

    Había más opciones, podría haber dejado una nota, informarle así al Ángel que ama, pero no se lo ocurrió que desafiar al mensajero del patriarca, alguien que tenía un rango similar al suyo.

    -Sísifo, no puedo decirte… Por qué… Si lo hago…- Sujeto su frente, estaba sintiendo su cabeza mareada.

    -Sabes que puedes confiar en mí, para lo que sea- Le dedico otra sonrisa paternal, tomándolo del hombro, para reconfortarlo.

    Negó con la cabeza, no podía levantar la vista –Aunque quieras… Tendrás que decirle al patriarca lo que me sucede y todo se acabaría- Suspiro, encarándolo a los ojos –No puedo permitir que eso pase, por favor… Olvida lo que he mencionado-

    Ahora Sísifo, tenía un rostro de miedo, pues si era algo que estuviera dentro de las reglas establecidas de informar a cualquier costo, ¿Qué le había pasado a Shion, para actuar así?

    Pensó en tantas posibilidades, pero la única que lo dejaría en esa situación, se le quedo en mente, y mirando su cuerpo, sobre todo en el vientre, abrió los ojos y dejo escapar la pregunta

    -¡¡¡SHION!!! ¡¡¡¿ACASO ESTAS EMBARAZADO?!!!- sujeto con fuerza ambos hombros del más bajo, y lo sacudía con una ligera fuerza.

    Para el demonio siendo acusado de estar en estado de gestación, sentía que dentro de su mente algo se había quebrado por competo.

    Esa opción era imposible por el momento, pero que el otro pensara así le causo bastante enojo.

    Dándole un golpe en la barbilla con el puño, a veces actuaba sin pensarlo, y más si la situación se volvía tan extraña como esta.

    -¡¡¡CLARO QUE NO ESTOY EMBARAZADO IDIOTA!!!- Estaba rojo de vergüenza, de coraje y temblaba, porque quería darle otro puñetazo -¡¡¡¿POR QUÉ PENSASTE EN ESO?!!!-

    Se sacudió un poco la cabeza, tocándose la barbilla con cuidado, pues el golpe lo había destanteado, más conocía la fuerza del otro y se recuperaría rápido.

    -Pues… Tu actúas tan raro, y tu semblante que no me vas a engañar, estas muy feliz, más de lo normal y ese brillo significar… Estuvo a punto de ir con Albafica y pedirle que te checara internamente- Tenia su punto, desde que Shion había llegado se comportaba como otro pero de una forma positiva.

    Negó con su cabeza –No estoy embarazado, y sabes mejor que nadie que no podría…- Bajo su mirada, pues… Existía ese pensamiento que lo agobiaba aun.

    Le causaba un poco de dolor ver a su joven amigo de esa manera, conocía que es lo que ocurrirá en su estado como futuro patriarca, aunque lo deseara, estaba contra las reglas que Shion pudiera…

    Volvió a tomarlo de los hombros, era su costumbre cuando alguien estaba triste o mal, sujetaba esa parte del cuerpo ajeno, para mostrarle su apoyo.

    -Shion… ¿Qué tienes? Ya enserio… Dime- Estaba preocupado sus ojos verduzcos, lo examinaba detenidamente.

    -Sísifo… Yo… Lo que pasa es…- Se percató de esa presencia que conocía a la perfección y añoraba ver ese día –Dohko…- Se giró directamente para verlo, pero este solo paso como una ráfaga de plumas blancas.

    Sintió un tirón en sus hombros, pero sabía el ¿Por qué? Cuando sus ojos rosas se fijó en que Sísifo estaba ahora en el suelo, con un enojado Ángel a un lado.

    -¡¡¡Dohko!!!- Lo llamo, aterrado.
     
  14. Threadmarks: Capitulo 14 (Una Semana)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    2945
    Escuchaba la dulce voz de su demonio, lo hizo girarse, para ver si estaba bien -¿No te hizo daño? ¿Qué te hacia? Estaba demasiado cerca de ti- El castaño sujeto las cálidas manos del peliverde, provocando un sonrojo en el otro.

    El demonio mayor, se levantó con pesadez del suelo, tocándose el estómago, justo en el punto que el otro había conectado el golpe.

    -Shion… ¿Qué está pasando aquí?- Miro a ambos, y verlos entrelazar sus manos, le confirmo lo que había pensado hace un segundo -¿Te enredaste con un Ángel? ¡¡¡¿ESTAS COMPLETAMENTE LOCO?!!!-

    -Sísifo, espera… No por favor… No digas nada… Si lo haces…- Trataba de calmar al otro, pero aquel príncipe se posicionó delante del peliverde, extendiendo sus alas, para ocultarlo.

    -Aunque seas un amigo de Shion, si tratas de dañarlo, yo te destruiré- Las esmeraldas de este, estaban llenas de una determinación insuperable, pues aunque fuera pacifista en varias cosas, defender a quien amaba era algo que estaba dispuesto a hacer.

    -¿Es una amenaza?- EL de cinta roja, no era alguien partidario de peleas fuera de la guerra, pero lo habían atacado primero, la ley dictaba que debía contestar.

    -Es una advertencia- De las pocas veces que lograba traer un arma, pues acaba de terminar su entrenamiento con Deuteros y olvido dejar su daga en el castillo. Así que estaría dispuesto a una pelea de esa forma.

    -¿Advertencias? Ja- Miraba al Ángel, se daba cuenta de su estatura, y que no sería un rival difícil, pero podría sorprenderlo, es mejor no subestimar a ninguna adversario –Entonces… Desenfunda- Este si mostro aquella arma, su arco y flechas.

    -¡¡¡NO!!! ¡¡¡SÍSIFO ESPERA!!!- No deseaba ver que pelearan.

    -Como digas Demonio- Confiado ante todo, no porque su arma fuera de corto alcancé, se amedrantaría, mostró su daga, podría ser pequeña, pero tenía un gran filo.

    -¡¡¡DOHKO!!! ¡¡¡NO LO HAGAS!!!- Quería llamar su atención, pero no alcanzaba a hacerlo reaccionar.

    EN un abrir y cerrar de ojos, ambos empezaron a atacarse mutuamente, un Ángel volando en su dirección esquivando las flechas, para lograr dañarlo con aquella Daga con una hoja de color azul tornasol.

    Pero ambos se protegían demasiado bien, el ser más pequeño le daba mayor agilidad para volar y llegar sin ser detectado, menos peso, en cambio el de cinta roja, en el aire tendrá menso ventaja por su peso.

    En un momento de distracción, Dohko loro volar tan cerca y aunque este se cubría con sus alas negras, pudo hacerle un leve daño en estas, sacando un tanto de sangre.

    Este no se quedaría así, por lo tanto utilizo aquel don de maldición que poseía.

    Las armas especiales de cada quien, que habían logrado forma algún tipo de vínculo, podrían darles una maldición especial en el caso de los demonios.

    Con esto podía lanzar una flecha, pero que en el aire se harían un sinfín de estas, para estar en una danza de muerte.

    Al ver esto, el peliverde sabia el impacto que podría tener en un solo Ángel, así que no dejaría solo a quien ama.

    Quedando ahora de frente de Dohko, extendió sus manos y provoco una gran barrera que se volvió circular alrededor de ambos, para que las flechas se introdujeron en esta, pero fueran absorbidas.

    Al terminar, esto solo logro cansar al Demonio de lagos cabellos. Pues se suponía que esta técnica que poseía, podía ser para dos formas, el daño de cualquier ataque contra él, se podría regresar o aun reducido lo absorbía el cuerpo de quien provocaba la barrera.

    Obviamente Shion, tampoco quería hacerle daño a Sísifo, era su amigo, pero mucho menos permitía que Dohko sufriera algún mal.

    -¡¡¡YA DETÉNGANSE!!!- Les grito a ambos, pues estaban siendo tan terceros, miro en dirección de su compatriota –Sísifo… Dohko y yo nos amamos… Y… Somos novios ahora… Sé que está mal… Y lo que quieras y deberás contarle al patriarca, pero por favor no lo hagas…- Bajo su cabeza, desesperado –No quiero que me alejen de él-

    Escucha la voz de ese demonio que robo su corazón, decidió arrojar su arma, claro ejemplo que se rendía, pero no para seguir peleando, si no, para abrazar al peliverde, dándole su apoyo y amor.

    Tenía un plan por si todo se ponía feo, pero no sabía si era el momento de llevarlo a acabo.

    -Explícame ¿Qué está pasando entre ustedes dos?- El demonio de cinta roja, se acercó a ambos, su pregunta obviamente iba dirigida a Shion.

    Suspiro, encarando al mayor –Estoy enamorado de Ángel, y él de mí, no se pudo evitar… Aunque quise… Pero… No puedo permitir que le hagas daño- Sabia que esto podía tratarse de que declaraba y daba la espalda a los suyos.

    Las palabras del peliverde, siempre tan sinceras, el Ángel le conmovieron, pero no dejaba de ver al otro, esa mirada profunda en esmeraldas dejaban ver que lo defendería siempre, igual si tenía que darle la espalda a los de su especie.

    -Por eso estabas tan feliz- Guardaba su arma, mientras tocaba su cabeza, esto estaba siendo bastante complicado -¿Desde cuándo paso?- Aun fruncía el ceño, pero su tono se calmaba, esto paso por que vio, como su amigo había defendido al otro, cosa que le tomo bastante raro.

    -Lo conocí casi al llegar- Su voz sonaba también potente, pues defendía su amor, además tener la mano de Dohko junto a la suya, le daba más fuerzas.

    -¿Sabes que con este enamoramiento, tendrás graves consecuencias?- Sísifo le decía esto de manera seria, estaba angustiado por el más joven.

    -Lo sé, pero… Por favor… No le digas nada de Dohko, yo recibiré el castigo si es necesario…-

    -¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡¡¡NO LO PERMITIRÉ!!!- El castaño a su lado, se negaría rotundamente a que le dañaran, por esa razón lo abrazaba aferrándose a él, pensar en el castigo que podría sufrir lo enloquecía.

    -Dohko… Existe una regla, que cualquier que vea una relación como la nuestra, tiene que reportarla, el implicado tiene que recibir el castigo, y… No puede desobedecer- Bajaba su mirada, estaba aceptando sus destino sin más.

    -Pero…- pensó alguna idea, incluso estaba dispuesto manchar sus manos con sangre, con tal de que Shion no sufriera ningún daño.

    Sísifo ver esta devoción y preocupación que ambos se dedicaban, le causaba bastante ternura, siendo alguien mayor, conociendo la vida, haber amado y perdido a alguien importante, que le dio dos hermosos hijos, le daba bastante dolor, empatizaba con los dos enamorados.

    Le parecia ahora cruel esa regla, si fuera otro demonio, posiblemente le valdría, porque no sería su amigo o alguien muy cercano, pero se trataba de alguien que apreciaba mucho, que incluso Sísifo ayudo a cuidar en algún punto.

    No quería que fuera dañado, tampoco perder a quien amaba, y menos obligarlo a olvidar…

    ¿Tal vez podría hacerse de la vista gorda?

    -Shion, en lo que a mí respecta… Yo solo he venido a buscarte y te esperare a las afueras de este camino, te daré cinco minutos para que recojas tus cosas y nos vamos- Declaro los siguiente, tan serio y con la voz más fría que pudo dar.

    Mas esto sería una buena señal, significaba que no diría nada. Dicho esto se retiró, a cumplir con lo que había prometido.

    -Sísifo…- Vio como este se retiraba, asintiendo, comprendía que le daba una oportunidad para que se despidieran.

    -Shion…- Se notaba inquieto -¿Podemos confiar en él? ¿No será una treta para que al tenerte con ellos revele lo nuestro?- Si solo Dohko recibiera el castigo, realmente no tendría sin cuidado, pero quien podría ser dañado era ese peliverde que adoraba y no lo permitiría.

    -Podemos hacerlo, Sísifo no dirá nada…- Su sonrisa se volvió en una amarga, bajando la mirada y sus lágrimas brotando en leves ríos –Tengo que irme…-

    -¡¡¡NO!!! ¡¡¡SHION, NO TE VAYAS POR FAVOR!!!- Sostenía sus cálidas manos en contraste con las frías del Ángel, se sentía ese tacto tan bien para ambos –No puedo… No puedo vivir sin verte… Ahora que estamos juntos… Por favor quédate a mi lado- Le rogaba, dejando escapara lágrimas de igual forma.

    -Es una orden, si la desobedezco, habrá sospechas y lo que menso quiero… Es que venga y te lastimen- Negó con la cabeza, se sentía desesperado, su pecho dolía por que se alejaría de su Ángel –No podría vivir con eso… Por lo menos así… Los veremos… En algún momento…-

    El castaño no soporto más, beso esos tibios labios que le gustaban tanto, aunque fuera la segunda vez que lo hacía, lo sentía como algo que siempre debía hacer.

    -Si tú te vas… No puedo asegurarte que me quedare quieto sin verte…- Hasta el mismo conocía que era un imprudente.

    Negó suavemente, besando las mejillas del castaño, una forma de limpiar sus lágrimas –Dohko… Escucha, yo tampoco quiero alejarme de ti, cuando penas nos hemos arreglado, pero… Es necesario… No hagas una locura mientras no esté…- Rogaba con esos ojos rosados que era la debilidad del contrario –Por favor…-

    Desvió la mirada, pues sabía que no podría negarle nada –No puedo prometerte, necesito verte… Shion, apenas si pude soportar sin ver tu hermoso rostro, solo porque me lo pediste, ahora que estamos juntos, no quiero alejarme…-

    El peliverde tuvo una idea, pudiera ser no la mejor, más el amor a veces logra que uno no piense bien las cosas, mas esta no resultaría ser lo peor.

    -Y… ¿Si te prometo que vendré cada semana por la noche a verte?- Lo único que le podría ofrecer y las cercano, para no levantar sospechas.

    Conocía los horarios, las rutinas de casi todos, además que no era secreto para nadie que ese demonio padecía insomnios constantes y pues disfrutaba de pasear a las horas de descanso.

    Que se escapara de vez en cuando no sería algo que molestará, confiaban en que no sería capaz de hacer, lo que estaba haciendo.

    -¡¡¡¿ENSERIO?!!! ¡¡¡¿PUEDES HACER ESO?!!!- El castaño le decía tan ilusionado, que tocaba el rostro del contrario.

    -Si… ¿Tu lo harías por mí también?- Sabía que esa duda no podría existir, solo necesitaba decirle una hora y donde, ese Ángel asistiría sin importar que.

    -¡¡¡CLARO QUE SÍ!!!- Suspiro, pegando su frente con al de Shion, sentirse así de cerca sería suficiente por ahora –Por ti, haría lo que fuera, incluso pagar por ambos, si se requería- No mentía, si debía perder sus alas, para que el peliverde no, siempre estaría dispuesto.

    -Entonces…- Giro su cabeza, sabía que no debía hace esperar más a Sísifo –Dentro de una semana, por la noche, te esperare aquí… Por favor no faltes... Te necesitare…- Sus palabras sonaban tan dulces y tiernas, antes no hubiera sido capaz de eso, pero estaba enamorado, lo hacía con tanto gusto ahora.

    -Y yo a ti… No negare que vendré cada día a solo contemplar este lugar, pero… ¿Me darías algo para no extrañarte tanto?- A veces podría ser tan pícaro en sus acciones.

    -¿Qué quieres?- En cambio el peliverde era un inocente joven en las acciones de los otros.

    Dohko, lo sujeto con fuerza por la cintura, pegándolo a su cuerpo, inclinándolo un poco, para besarlo de manera desesperado, abriendo la boca ligeramente, para introducir su lengua en la cavidad bucal del otro, para intensificar esa muestra de afecto.

    Las mejillas de ambos estaban sonrojadas, y los corazón latían, la sorpresa de Shion se dejaba ver, sus ojos estaban bien abiertos, pues esto era tan nuevo, más se dejó llevar por el placer.

    ¿Si un beso le daba esta sensación? No podría imaginar que sucedería, cuando tocara más allá de su cuerpo.

    Al separarse un hilo de saliva los conectaba, Shion respiraba muy agitado, jadeando, sus ojos estaban solo mirando con atención los verdes del Ángel, que le devolvía la mirada, mas este parecía dominar un mejor la situación.

    -Tengo que irme…- Jadeo ligeramente -¿Por qué hiciste eso? Ahora no me quiero ir…- Se aferró por última vez en este momento al abrazarlo del castaño.

    -Yo tampoco quiero que te vayas…- Le devolvió el abrazo, aspirando el dulce aroma del cabello verde.

    Mas ya no podrían mantener la despedida más tiempo, era mejor ahora, pues sus cuerpos estaban elevando sus temperaturas y no sería correcto hacerlo de una vez.

    Con ese gesto, se tuvieron que esperar, de la manera más triste, con la promesa de verse dentro de una semana, sabemos que ambos cumplirían su promesa.

    Pues el amor lo mantendría así.

    Cuando llego con el de cinta roja, aquel demonio solo lo miro de reojo, cruzado de brazos, había tenido un tiempo para pensar las cosas.

    El peliverde, trato de habar con él, explicarle lo que pasaba y rogarle que no dijera nada, mas Sísifo nunca le devolvió la palabra y al contrario cada que trataba de hacer aquello, le decía “Yo no quiero saber nada, será mejor que mantengas esto en secreto”.

    Podría sonar tan frio, cruel, incluso indiferente, pero era mejor así.

    La mejor manera de mantener a salvo al peliverde, era no decir nada, y si sabía más, estaba obligado a informarle al patriarca, además que lo más probable, era que se complicaría su desempeño para la guerra.

    No tardaron mucho en llegar a la sala patriarcal de sus terrenos.

    Obviamente el de mayor rango de todos, recibió a Shion de una forma bastante amable, incluso le dio un abrazo, como si se tratara de un hijo.

    Este devolvió el saludo, pues lo apreciaba tanto, lo crio toda su vida, desde que nació se podría decir.

    Tal vez existía un poco de sentimientos encontrados, pues estaba dispuesto a hacer lo que fuera para convencer al patriarca de acabar de esta guerra.

    Sabía que no sería algo nada fácil, sabiendo todo lo que habían perdido, pero podría intentar, por Dohko… Además que aún no lograba comprender… ¿Por qué ese castaño, podía perdonar a quienes habían acabado con su madre?

    No tenía sentido si lo peguntaban, pero existía un por que…

    Después de que se le informara cada detalle del nuevo plan, sentía como su sangre se congelaba, aquella maldición sería bastante efectiva, pero consumiría bastante energía, tendría que implementarla bastante bien, dominarla lo ante posible.

    Obviamente Shion, lo quería, mas no levantaría sospechas.

    Fue ordenado a ir con Albafica y Regulus a practicar, por casi cinco días, en ese tiempo debían tener controlado al 100%.

    Más seria un problema, no tanto por el peliverde, que constantemente se auto saboteaba para no lograr controlar aquella maldición, haciendo desesperar bastante al más joven de ellos.

    El estado de Albafica, le ocasionaría dificultades, él bebe consumiría más energía de la que podría tener para el ataque, no tardaría mucho para que se informará de su embarazo y olvidarse de su puesto.

    Era un riesgo que tenía que correr por amar, pero era mejor dejar todo a perder sus alas y a su ser amado, lo que tenía más probable lamentablemente Shion.

    -Albafica… Tú deberías estar descansando… Estas muy pálido y…- Trataba de ayudarlo, pero este le aparto con brusquedad la mano.

    -No necesito que nadie me compadezca- Se levantó con dificultad su respiración estaba demasiado agitada.

    -¿Qué pasa con ambos? Se supone que ustedes son lo mejor de los mejores, y aparece que no fuera así- El quinceañero, estaba enfadado, pues ambos adultos habían sido su inspiración para convertirse en un demonio con maldiciones extraordinarias, y ahora estaban siendo unos tontos que no sabían cómo seguir unas simples instrucciones.

    -Regulus… Solo estamos algo cansados, no somos tan jóvenes como tú y…- El peliverde, trataba de sonar tranquilo, para ayudarse a ambos.

    El castaño claro, lo miro extrañado, casi como si pensara que el demonio delante no era el futuro patriarca –Shion… ¿Te sientes bien? Tú nunca te justificas-

    Conocía la personalidad errante y hasta ermitaña del peliverde, ahora actuaba bastante amigable, era obvio que no conociera esa forma de ser, aunque no tuvieran mucho de diferencia, logro saber de su persona cuando ya estaba en el ejército.

    -Solo, danos un segundo, tu maldición tiene bastante maneras de volverla complicada- Ahora con una expresión más seria, como las anteriores, más que no podría tener esa mirada despiadada o fría.

    -La hice basándome en los antiguos escritos de un maldecidor muy buen, Avenir… Creo que era su nombre- Estaba recordando cómo pudo tener esa nueva técnica.

    -Es demonio, logro ganar bastante batallas contra los Ángeles, sus maldiciones lograban ser descomunales- El peli celeste, agregaba esto a la conversación, también había escuchado de él, después de todo fue como una leyenda en su tiempo.

    -Así es, el único que había podido modificar alguna de sus maldiciones había sido Shion- Señalándolo con orgullo.

    -Solo fue una defensiva, no es para tanto- Aquella barrera que podía manipular a su antojo, había sido aprendida a base de una escritura de este antiguo demonio.

    -Ahora, yo pude completar una de las que dejo inconclusas- Se sentía tan orgullos el joven, aún era un niño después de todo –No sé por qué, no pudo terminarla, con esto podría haber causado tanta destruirán, después de todo su fuerza vital era de las más descomunales nunca antes vista- Sonaba como un niño asombrado de todo.

    -Es verdad la leyenda que fue Avenir, era de la misma generación que el patriarca, además que se trataba de un doncel, algo que podría ser bastante complicado en esa época, pero logro lo que muchos no- Decía esto Albafica, bajando la mirada, mientras tocaba su vientre.
     
  15. Threadmarks: Capitulo 15 (De Noche)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    2307
    Se refería a que Avenir, nunca estuvo en su situación por eso paso a ser alguien tan importante, ocupando un puesto que nadie ha podido llenar, pero que su deceso fue una gran tragedia.

    Habían pasado tanto hablando de ese demonio de cabellos blancos, largos y esponjosos que no se percataron que el toque de queda ya comenzaría y era hora de ir a descansar.

    -Creo que continuaremos mañana- Se tocaba la cabeza fastidiado –Escuchen, sé que tienen más experiencia en combate que yo, pero ya hemos perdido mucho tiempo, los días han pasado y es una semana desde que estamos en esto y los avances han sido muy pocos- Su frustración crecía, su sueño era trabajar junto con ellos y por fin lo tenía, no resultaba ser tan bueno-

    -Muy bien, tranquilo… Trataremos de hacerlo mejor la próxima- Que mentira dejaba escapara el peliverde, porque en sí, había aprendido la maldición perfectamente en los primeros días, mas no lo quería demostrar, si la dominaban tan bien, la usarían de arma inmediatamente contra los Ángeles y aun no tenía un plan.

    Se le acaba el tiempo.

    Además que era la noche que iría a ver a su amado Ángel.

    -Shion… ¿Acabaste con tu relación con… Él?- Albafica, no había preguntado desde su regreso, por no querer que Regulus se enterara, pues era bastante comunicativo, pero no lo haría por sr malo.

    Suspiro, negando con su cabeza –Alba… Cuando nos viste… No habías iniciado una relación, pero ahora… No puedo soportar más sin verlo-

    -Sabes que esto te traerá muchas consecuencias…- Suspiro, cruzando sus brazos delante del pecho –Si lo amas… Sería mejor que te fueras con él, ambos deberían alejarse de aquí, si no sufrirán terribles males- Le daba un concejo, pues el castigo no sería bonito.

    -No lo hare… No sin antes que la guerra acabe- Se giró a verlo -¿Acaso no estas arto de esta pelea sin fin? Que aquella razón, cada día está más deteriorada… No poder vivir tranquilos- Señaló a su amigo -¿No quisieras que tu hijo naciera y vivirá en un mundo sin peleas constantes?-

    -Shion, por eso debemos acabar con los Ángeles, pero… Claro… ¿Cómo serás capaz ahora? Te has enamorado de una amenaza, y no cualquiera… El príncipe de ellos- Esto le causaría dolor de cabeza.

    -Tratare de que esto tenga un fin, pero por favor… Confía en mí, yo no quiero que más mueran- Estaba tratando de salvar a todos, pero a veces eso sería imposible.

    Suspira, tal vez sino fuera porque su lado sensible se activó al estar encienta, posiblemente ya lo hubiera golpeado -¿Iras a verlo hoy y quieres que te cubra?-

    -¿Cómo lo supiste?- Le extraño, que el peli celeste supiera de sus planes.

    -Mira, se te ve en la cara que estas más ilusionado de siempre- Se levantó para darle la espalda y alejarse a sus aposentos –Solo te recordare, que confiaré en ti, y quiero ayudarte, pero no traicionare a los nuestros, traten ambos de pensar en una excelente solución- Dicho esto se marchó.

    La confianza, lealtad y amistad entre los demonios tienden a ser bastante fuerte, obviamente estaría con el patriarca, Shion sería el futuro de estos y sus amigos, por eso depositaban su confianza en él, además de verlo de nuevamente feliz, era algo que les calmaba bastante.

    ¿Hubieran deseado que el motivó fuera un demonio?

    Claro que sí, pero lamentable la persona de la que estaba enamorado el peliverde era un Ángel y ahí no había marcha atrás, seria por siempre.

    Solo apoyarlo y esperar que no le ocurra nada malo a él, ni a los demás demonios.

    Este solo sonrió, con ese voto de confianza, se retiró, con mucho cuidado, cuidando de no ser visto por nadie, para encontrarse en aquel punto con su Ángel.

    Sus alas debían ser batidas con suavidad para no hacer sonido, habría guardias por todos lados, como era costumbre, escabullirse era fácil si conocías los puntos ciegos.

    No paso mucho, llego a donde debía, ese punto cuando se conocieron.

    Suspiro cansado, dejándose caer al suelo, había que las cosas estaban empeorando, no podría seguir fingiendo por siempre, el hecho de que ya sabía hacer aquella maldición le traería problemas al descubrirse.

    Sus pensamientos volaban, a alguna idea, estaría siendo un traidor, pero debía avisarle a Dohko de esto, no era su estilo, no deseaba ver más muertes, esta guerra debía terminar.

    No tenía aun la oportunidad de hablar con el Patriarca, ni siquiera lo había visto por causalidad, si le explicaba que las cosas podrían tomar otro rumbo, tratando de encontrar una solución factible para detenerse, convencerlo sería lo más complicado, pero tratar aunque fuera un poco.

    Debía evitar a toda costa hablar sobre quien le había robado el corazón, no quería que nada malo apsara.

    Salió de inmediato de aquellos tormentos, pues escuchar aquellas alas acercarse, las reconocía ese sonido desesperado que hacía solo un Ángel.

    No se detuvo hasta que descendió estando del load de aquellos demonios, y fue rápido a abrazar a el peliverde, una semana sin verlo era más que suficiente para volverse loco.

    No le dio tiempo de un saludo, solo capturó esos labios tibios a los suyos y el abrazo que deseaba.

    ¿Quién podría resistirse a ese castaño?

    Shion no podía, era obvio.

    Sus corazones estaban latiendo como uno, sus brazos se buscaban para sentirse más de cerca.

    Ese calor familiar que desprendían, les reconfortaba, diciéndoles que estaban con u ser amado. Que en ese instante no importaba nada más que ellos.

    Pero ese demonio tenia los pies sobre la tierra, no deseaba separarse de esos fríos labios a su parecer, pero si era necesario.

    -Doh…Ko… Quiero…Decirte algo- Tuvo que apartó un poco, el castaño parecía insaciable esa noche.

    -Shion… Por favor…- Hizo un puchero –Déjame besarte más y abrezarte, no quiero pasar más sin ti- Se aferró al cálido cuerpo, sintiendo el corazón de este, mirando esas mejillas sonrojadas.

    -Escúchame primero- Su mirada y voz denotaban angustia, algo era importante, lo dejaba ver.

    Entendió con solo esa expresión que las cosas no iban nada bien, lo dejo hablar, estaban ambos en aquel suelo oscuro, se había acomodado a un lado para abrazarlo, Shion debía descansar su cabeza en el pecho del contrario si no quería que el castaño hiciera un puchero, además que el sacrificio era conveniente.

    -Nosotros tenemos un nuevo método para combatirlos, es una maldición que neutraliza sus bendiciones, será un problema para los más jóvenes- Su voz estaba angustiada, había cambiado, antes no le importaba lastimar a otros, pero ahora sí, su corazón no deseaba dañar a nadie más –Lo utilizaran en la próxima batalla, a Albafica y a mí nos han encomendado aprenderlo…- Su voz sonaba casi derrotada.

    Quedo callado, se sorprendió que Shion estuviera revelando esta información, pues conocía la lealtad, mas esto era un aviso que le daba por que lo ama, ninguno quería más derramamiento de sangre innecesaria

    -¿Cómo vas con eso? ¿Lo has aprendido?- Sonrió.

    Bajo la mirada –Si, no es difícil en sí, salvo que consume mucha energía, para mí no existe problema, tengo de sorba a veces, pero… Para Albafica bueno…- Pensó en si podía confiarle esto.

    -Nosotros también tenemos algo…- Rasco su cabeza suspirando, cerrando sus ojos –Una bendición para que sus alas se congelaran, y no puedan aletear, quedando así indefensos- No estaba orgullos de los Ángeles, pero era la verdad.

    -El patriarca está decidido a destruirlos, he tratado de hablar con él, pero no lo logro- poso sus codos sobre las rodillas, tan cabizbajo que sentía vergüenza de ser un demonio tan inútil.

    -Yo tampoco he hablado con mi padre, y pronto ira un viaje diplomático de esos aburridos- Recargo su espalda a la columna de piedras que había detrás, y sostenía con sus brazos el cuerpo del peliverde, atrayéndolo de nuevo a su pecho.

    Esta acción sonrojo demasiado al demonio, mas usando poso su barbilla sobre la cabeza de este, y rodeándolo con sus brazos fuerte, no lo quería soltar en lo más mínimo.

    -Sabes… No quiero que nada malo te pase…- Beso con suavidad el cabello verde sedoso –Si hablamos con ellos, lo más seguro es que me regañe y me recuerde todo lo ocurrido con mi madre-

    -Dohko…- Llamo con suavidad.

    -Dime mi adorado Demonio- Le gustaba darle cariños dulces al de piel clara.

    -Tu madre fue asesinada por uno de nosotros, ¿Por qué no nos odias?- Se apartó de él, quedando de frente arrodillado –Sé que me has dicho que ella te enseño a no odiarnos, a que esa guerra era inútil, pero ni siquiera pensaste nunca vengarte- Bajo su mirada –No tiene sentido-

    Sonrió y beso esos delicados labios, con un destello de sensualidad -¿Qué ganaría con una venganza? ¿El odio me la traerá de vuelta?- Hacia esas preguntas, pensando que Shion las respondería.

    No hubo palabra alguna, sabía que esas respuestas escapaban de su conocimiento.

    -Nada y no, así que prefiero vivir lo mejor que pueda- Esa mirada verde, tenía un toque de amabilidad y gentileza, que no había logrado comprender en el primer minuto, pero ahora sí.

    Dohko poseía un alma pura, buena, no como cualquier Ángel, si no alguien especial que no deseaba el mal alguno.

    Se sentía afortunado de que ese castaño lo amara a él, que no le importaba su condición de demonio.

    ¿Fue alguna obra del destino?

    ¿Capricho de la vida?

    ¿Coincidencia?

    -Estos encuentros serán suficientes por el momento, pero… Shion, en verdad quiero estar a tu lado siempre- No desaprovechar para besarlo, siempre atrevido en cualquier momento.

    Las dulces mejillas del demonio estaban rojizas de nueva cuenta, cada vez era una sensación tan abrupta en su ser, que debía controlar aquello.

    -Pronto tendré que volver, me está ayudando Albafica, si no me encuentran en las cercanías del lugar, estaré bajo sospecha de comportamiento desafiante y no sería bueno- Una excusa que dio, si bien cierta, pero esa cercanía con Dohko le provocaba reacciones que no quería que se vieran.

    -¡¡¡¿QUÉ?!!! Yo quería estar toda la noche contigo- Ese tono de puchero no se escondió.

    -No puedo hacer eso, tengo que estar cerca por cualquier cosa que pase, después de todo sigo siendo un soldado- Sonrió amargamente, ya no gustaba ese título que había ganado.

    -Y el futuro patriarca- Le hizo un suave cariño al contrarió para animarlo –Serás un gran líder cuando ese momento llegue-

    -¿Qué me dices tú? Serás un rey bondadoso y bueno, uniremos nuestros dos mundos tan cercanos y alejados- Contemplaba el lugar, su mirada rosa estaba con una ilusión inocente.

    -Shion, si te pidiera que fueras mi consorte ¿Lo serias?- Tenia esa mala costumbre de preguntar en momentos inapropiados, pero estaba nervioso, aunque trataba de ser fuerte, rascando su cabeza, con las mejillas sonrojadas, pero sus ojos directos a los cuarzos.

    -¡¡¡DOHKO!!! ¡¡¡¿POR QUÉ PREGUNTAS COSAS TAN RARAS?!!!- Era su manera de manejar la timidez en su ser, nunca creyó que estaría el otro pensando en volverlo su pareja por unión.

    -Me has dicho que no eres un doncel, pero eso realmente no me importa, se lo que seas, solo quiero estar contigo, aunque no pudieras tener descendencia, mi vida a tu lado seria lo único que necesitaría- Tomo sus manos con suavidad, dando besos en el dorso de cada una, el calor del demonio era reconfortable.

    -¿Enserio no te importaría si no te diera hijos?- La boca ligeramente abierta, no se creía que eso apsara, conocía que la línea real de los Ángeles son se podía detener, pero aquí estaba este príncipe rebelde olvidando esa ley.

    Sonrió, tomándolo su rostro con ambas manos –No, no me importaría en lo absoluto, si solo te tengo a ti a mí lado- Beso esa frente, para reconfortarlo, sabía en qué pensaba.

    -Pero… Si no existe un descendiente en tu familia, los Ángeles caerían, eso no lo puedes permitir, son parte de ti también- Lucia preocupado, con esa expresión de angustia, sus manos juntas, pidiéndole al siguiente en la línea real que desistiera de esa idea.

    -Lo sé, pero no podría aceptar a nadie más, que no fuera tu- Lo atrajo con un fuerte abrazo hacia el –Sabes la única manera en que yo pudiera dejarte, seria si tu vida corriera peligro por mi culpa…- Al decir esto, su voz sonó ronca, casi como una agonía.

    -Mi vida no correrá ningún riesgo, tampoco me podría separar de ti, pero los problemas no seguirán de ahora en adelante- Sus cuarzos estaban entristecidos, pero a lado del Ángeles se sentía realmente fuerte.

    -¿No te gustan los problemas?- Es sonrisa y tono alegre tan típica del castaño –Si no fuera por ellos, jamás te hubiera conocido- Ese beso no falto, jugo hasta con esos cuernos negros, que le gustaban tanto.

    Pasaron el rato que pudieron en pequeñas bromas, risas, besos, caricias, disfrutaba que la topa del Demonio fuera descubierta en los brazos por que pudo tocarlo más, Shion sentía las tibias alas que le gustaban desde la vez que paso al lado de los Ángeles.

    ¿Por qué la felicidad era complicada para ellos?

    Si con ello podrían traer algo bueno, pero la maldad en corazón que alguna vez amaron, no sería fácil de convencer.

    Creían que lograrían hacer la diferencia en algún punto, eso era lo que deseaban.

    Todo lo que se quiere cambiar debe iniciar por un alma, pero aquí era por dos corazón que anhelaban paz, el cambio de la guerra por amor.

    Pactaron que en cuanto pudieran hablarían con sus líderes, para cambiar esta realidad, tratar de hacerlo.

    No sabían que lo que harían, traería la sospeche a ellos en todo momento, sería malo una sola palabra que debían tratar.
     
  16. Threadmarks: Capitulo 16 (Traba)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    1967
    ---Lado de los Ángeles---

    Dohko había recibido una fuerte bofetada de parte de su padre, había intentado hablar con él, pero todos sus intentos estaban siendo en vano.

    -¡¡¡¿CÓMO TE ATREVES A PENSAR EN QUE PERDÓNENOS A ESOS MALDITOS?!!!- El rey Itiá, mostraba un enfado tan grande, no daba crédito a las ocurrencias de su primogénito.

    Aunque tuviera la mejilla roja, que sin duda al otro día dejaría un gran moretón.

    -Padre, estamos causando un gran dolor en toda nuestra gente, se han perdido vidas inocentes- Explicaba su punto de vista –Solo deberíamos tratar de hacer el pacto de paz que…-

    No logro terminar el rey lo interrumpió de golpe.

    -¡¡¡¿CREES QUE SERÍA UN IDIOTA PARA FIRMAR ESE PAPEL?!!!- Su cara estando llena de furia, la simple idea de que aquello pasara, le molestaba tanto -¡¡¡TODOS LOS DEMONIOS MERECEN SER TORTURADOS HASTA LA MUERTE!!! ¡¡¡Y TÚ TENDRÁS QUE HACERLO!!!-

    Esas palabras, pensar que su amado Shion, que al final de cuentas es de aquella especie que su padre aborrecía, le hirvió al sangre, al final de cuentas posean un carácter bastante similar el de explotar.

    -¡¡¡JAMÁS HARE TAL COSA!!! ¡¡¡PADRE, NO PUEDES SENTENCIAR A TODOS POR LO QUE HAN HECHO ALGUNOS!!! ¡¡¡NADIE MERECE SR TORTURADO, Y MENOS QUITARLE LA VIDA A QUIÉN FUERA!!!- Sus ojos verdes brillaban por la furia, no sería capaz de insultar a su progenitor, pero su defendería sus ideales.

    Este hombre de cabellos oscuros, apretó sus puños, sentía ganas de darle un golpe a su hijo, algo que jamás había hecho, pero lo estaba sacando de quicio, ya tenían un rato ablando de ese tema.

    -¡¡¡¿ACASO OLVIDAS LO QUE LE HICIERON A TU MADRE?!!!- Sujeto el brazo de Dohko con fuerza -¡¡¡ERES UN IDIOTA QUE NUNCA AMO A LA MUJER QUE TE DIO LA VIDA!!!- Estaba saliendo de sus casillas, ya furiosa, pero esto para él es culpa de los demonios. No está pensando con claridad desde la muerte de aquel Ángel femenino.

    -¡¡¡MI MADRE NO DESEABA QUE ESTA GUERRA SIGUIERA!!!- Recordó como ella deseaba que las muertes se detuvieran, fue quien le mostro que todos tenían el derecho de la vida -¡¡¡SOLO QUERÍA QUE DETUVIERAS ESTA MASACRÉ, TE LO PEDÍA Y ESTAS DISPUESTO A HACERLO!!!-

    -¡¡¡PERO LOS DEMONIOS LA ASESINARON, HUBIERA FIRMADO, LOGRAR CUMPLIR EL SUEÑO QUE MÁS DESEO, PERO TODO A CABO EN EL MOMENTO QUE LE ARREBATARON LA VIDA!!!- Lo soltó, caminando a paso firma dándole la espalda.

    -¡¡¡¿POR QUÉ NO CUMPLIRLO AHORA?!!!- Entre el enfado y un ruego, no podía permitir tanto sufrimiento y que su padre no pudiera estar tranquilo.

    -¡¡¡NO ENTIENDES NADA…!!!- La voz grave del otro sonaba tan intimidante -¡¡¡HACERLO SERÍA COMO PERDONAR A LOS ASESINOS DE TU MADRE, JAMÁS LO HARE…!!!- negó con la cabeza, ese tema le producía un odio extremo, pero un dolor aún mayor.

    -Ella siempre dijo, que para lograr la felicidad a al que todos tenemos derecho se debe pactar un tratado, para ese hecho- Suspiro, cuando su padre se portaba de esa manera, entendía que no había forma de hacerlo cambiar –Solo piénsalo, pero te diré… Cuando yo suba a rey, no permitiré que este odio siga-

    -Entonces… Serás considerado un traidor- No se giró a verlo –Y el Ángel que te acompañé como pareja, lo harás sufrir como no tienes una idea- No se sabe si fue amenaza o una advertencia, pero sonó tan extraño.

    Dohko no dijo nada, conocía que su padre estando enojado decía o hacia cosas que realmente no sentía, pero no negara que todo esto le hacía pensar que la situación se estaría volviendo más difícil para ambos enamorados.

    Pero no se daría por vencido, al contrario, tenía más motivos por los cuales firmar ese tratado de paz, lo conocía un poco y Shion le hablo de ello, pero… Tener mejor suerte era lo único que pedía que su amado demonio tuviera.

    No deseaba hacer sufrir a Shion jamás, incluso si tuviera que renunciar a toda su vida de rey en esas tierras, lo haría sin pensar, solo deseaba tener la oportunidad de estar juntos y aliarse todos, la paz es una opción pero que el rey de los Ángeles no deseaba.

    Solo una venganza que estaba haciendo daño al fruto del amor que alguna vez profeso a la doncella que amo hasta la muerte de ella.

    Salió cabizbajo de la sala del trono, el tiempo que estuvo hablando con su padre, para convencerlo no había servido de nada.

    Suspiro y decidió ir a la zona de entrenamiento, para sacar su furia.

    Solo quería olvidar que su padre aun guardaba ese rencor, golpeo las figuras de entrenamiento, con su espada, incluso logro destruir a uno de esos objetos.

    Además que en un arranque de enojo, partió una roca con su arma, pero la misma parecía que se agrietó por el impacto.

    -Si se le permitiera ir a batalla, podría arrancarles las alas y cuernos a los demonios- El hombre de mayor edad, ya retirado de las guerras, con el cabello blanco, le decía mientras se encaminaba a él.

    -Señor Rasgado…- Apretó su mandíbula, y arrojo al espada al suelo –La guerra no debe continuar-

    El hombre lo mira algo preocupado, con los brazos cruzados y una sonrisa serena.

    -En eso tiene razón- Levanto la espada, mientras la observaba con atención –Ya debería tener un fin, tanta sangre derramada, niños que perdieron a sus padres- Le sonrió y dándole una palmada en el hombro –Sé que lograras acabarla, los demonios estarán a nuestros pies, vengaras a la reina y todo será detenido-

    Quería gritar, decirles a todos que no planeaba acabar con los demonios, pero si detener la guerra, sería demasiado repetitivo, pero todos los Ángeles querían lo mismo, y por casi todos por el motivo en común.

    Sentía que estaba en un callejón sin salida, esperaban cosas de él, que todos sus enemigos debían postrarse ante los Ángeles, mas al contrario quería la paz para todos, pero se volvía difícil.

    Solo una oportunidad que les dieran, que al final el amor entre un demonio y un Ángel podría lograr vencer ese rencor y odio, pero… ¿Sería suficiente?

    ---Lado de los demonios---

    -Lo siento Shion, pero eso será imposible- El patriarca de aquello seres envueltos en oscuridad, le daba su última palabra.

    -Sé que usted tiene el deseo de terminar la guerra, ¿Por qué ahora no quiere hacerlo?- Hacia su lucha por su cuenta, también quería una vida tranquila, ahora que conocía el amor.

    -Eso fue hace años, ahora las cosas no son tan fáciles como crees- Cerro sus ojos, dejando escapar un leve suspiro.

    -¿Qué fue lo que cambio?- Esa pregunta necesitaba respuesta… Solo existían recuerdos de otros de aquel tratado que el mismo patriarca demonio quiso poner en la mesa para que todo se arreglara.

    Pero ahora… Ese papel se ha perdido o más bien, ya no puede ser posible la paz.

    -La muerte de personas muy importantes, que valen la pena vengar…- Su voz sonaba nostálgica, algo movía una fibra sensible de su corazón –Los Ángeles deben caer o nosotros caeremos-

    -Tiene que existir otra forma- Bajo su cabeza, apretando sus labios, sabia la historia de a quienes se refería.

    El de cabellos blancos, sujetado por una coleta alta, lo miro atentamente.

    No era normal que ese demonio de cabellos verdes, se estuviera preocupando por aquellos de alas blancas, cuando el mismo se había dedicado a acabar con varios de ellos.

    Sus manos están llenas de sangre como las propias.

    -¿Por qué te preocupas por ellos?- Lo miro de una manera seria que helaría la sangre de cualquiera.

    Se sorprendió por al pegunta, pero es de esperarse, el patriarca lo conocía bastante bien, así que no se comportaba como de costumbre y menos la sonrisas que ahora adoraba su rostro.

    -Solo pensé… Que… Si la fuerza no ha servido, puede que la diplomacia sea lo más conveniente- Pensó rápido, lo mejor que pudo para quitar cualquiera sospecha.

    -La diplomacia no funcionó hace años, dudo que funcione ahora- Bajo la mirada, cerrando sus ojos y negó con la cabeza –Aunque se… Que él hubiera deseado que esto tuviera un fin- Poso sus brazos detrás de sí.

    Lo miro atento, bajando la cabeza levemente –¿Habla de su hermano?- La historia es vieja, pero si no se conoce, se tiene el peligro de volver a repetirla.

    -Si… Mi hermano… Ha… Sage… Y el antiguo héroe Avenir, lucharon para que esto no atacara a las nuevas generaciones- Se acercó al de cabellos verdes, tomando su hombro con una ligera fuerza –Pero las cosas no se arreglaron y puede que en mi tiempo no se haga, pero tu harás un gran cambio- Le dio una ligera sonrisa.

    Devolvió la sonrisa con timidez –Bueno… Me gustaría contarle sobre una forma que podríamos detener la guerra…- Estando algo sonrojado, pensaba contarle al mayor, ese pequeño secreto, de ese amor enorme que estaba experimentando.

    -Cualquier idea que tengas, siempre y cuando… Logres acabar con los Ángeles tiene mi apoyo- Lo soltó, para darle la espalda y revisar unos papeles.

    -¿Acabar con ellos?- Pensó erróneamente que un plan que no involucre la pelea podría funcionar, pero… No es así.

    -Sí, el tratado de paz se acabó, en el momento en que asesinaron a mi hermano y Avenir, atacaron por solo proponerlo- Apretó el pergamino, casi para destrozarlo.

    Shion abrió su boca ligeramente sorprendido, todo esto cambiaba las cosas… Por qué significa que la suerte no estaría del lado de los enamorados, existía mucho de peso que los separaría…

    Aunque no quisiera, eso los alejaba más.

    Ya no sería capaz de ser útil en guerra, aprender aquella maldición se volviera contraproducente.

    Perdería sus alas, en un futuro muy cercano, pero no permitiría que algo malo le pasara a su impertinente Ángel.

    -Ahora ya sabes, Shion… Solo debes de aprender esa maldición y cuando pase la mayor batalla, saldremos triunfantes- Sonaba tranquilo –Contamos todos contigo-

    Su mirada triste, asintió simplemente ante el mayor –Como diga, patriarca- Se inclinó levemente, haciendo la reverencia típica y salió del lugar.

    Camino a paso apresurado, no queriendo levantar sospechas, pero no aguantaría más.

    Le está angustiando en su corazón, el simple hecho de que, su única esperanza de que esto acabe de una forma sensata, se fue… También existía el rencor de este lado, pero… ¿Qué culpa tiene los jóvenes?

    El peliverde, al final también fue un asesino, pues acabo con vidas.

    Llego a un punto del cuartel de los demonios en solitario, recargo su espalda contra aquella pared cálida, dejándose caer por ella, suspirando con fuerza, sintiendo que el aire le falta.

    Puede ser demasiado patético sentirse así por ese hecho, pero los está separando un muro de odio.

    -No puedo seguir con esto, pero… Tampoco puedo… Decepcionarlos a todos… ¿Qué debo hacer?- Su mente le carcome y su corazón deja solo un susurro a su dolor.

    Lo que ocurra de ese día, hasta el momento en que se vuelven a ver… Fue en verdad un martirio para ambos.

    Cada vez que tocaban el tema con quienes sabían de su enamoramiento, le decían lo mismo.

    -No puedes acabar con esta guerra, solo con un amor-

    -¿Crees que será lo correcto?-

    -Si tuvieran un hijo, sería un hibrido, algo que será considerado una abominación-

    -A ti te castigaran, pero… A él lo asesinaran-

    Cada uno tenía su miedo, es verdad… Dependiendo de qué lado estén, en su natalidad, serán castigados, pero vivirán en cambio el otro, será buscado para asesinarlo…

    Aunque Dohko esa decidido a hacer lo imposible.

    Shion, se está dejando llevar por su temor más grande.
     
  17. Threadmarks: Capitulo 17 (Noche Del Encuentro)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    4370
    ---Noche de encuentro---

    Habiendo pasado el tiempo que debía transcurrir para de nuevo verse, pero esta vez, no se traían ninguna buena noticia.

    Al verse, el ángel trataba de dar su mejor sonrisa, ver a ese peliverde sin importar lo que fuera lo reconfortaba, le daba mayores fuerzas para seguir desafiando cualquier ley, no dejaría de amarlo por su gente, aunque sentirá que traicionará a los suyos.

    Quiso abrazarlo y este demonio no se resistió, pero su semblante solo era de dolor, marcas de lágrimas y ojeras en sus preciosos cuarzos.

    Esto no pasó inadvertido por Dohko, sosteniendo sus manos, para convencerlo de que le contara lo que fuera, que compartiendo ese dolor seria menos, que podría cárgalo por él.

    Pero este solo negó, conteniendo el dolor, de no ser capaz de seguir con esta relación.

    Se había negado a hablar desde que se vieron, pero no aguanto más, debía decirle lo que estaba pensando, que sería lo mejor para ambos.

    -Dohko, es muy difícil para mí, el poder verte y no estar a tu lado libremente- Trata de contener su llanto, pero está a punto de ser vencido –El saber que no podemos estar juntos… Yo… Perdóname Dohko… Pero no podemos-

    Con esto, apretó su mandíbula, bajo su rostro, trato de alejase de aquel Ángel, el cual lo miraba con triste y ternura, pero no lo dejaría ir tan fácilmente.

    El castaño lo sujeto firmemente del brazo.

    -No, Shion…- Lo atrae a su cuerpo de forma brusca, abrazándolo posesivamente.

    -Dohko… Suéltame… No hagas esto más difícil- Ya no podía contener sus lágrimas, le dolía esa cercanía, eran diferentes un Ángel y un Demonio jamás deberían estar juntos, y estos dos aquí amándose… Queriendo estarlo.

    -No me pidas que renuncie a ti, no lo hare- Le dijo aquello abrazando su cuerpo, y llorando en su hombro. Aunque no fuera tan alto, aun así trataba de protegerlo.

    -Estamos aún a tiempo… De que todo esto quede… En el olvido…- Las lágrimas de aquel demonio, caían en el cuerpo del castaño, son un poco más calientes de lo normal, pero eran capaces de quemar la piel del Ángel.

    -No permitiré que acabe, sabes que te amo y tú me amas- Sus suplicas, rogaban por ser escuchadas, que el otro entendiera que no deban separarse, aun teniendo todo en su contra.

    El peliverde agacho la cabeza, estaba haciendo un gran esfuerzo para que su corazón callara y su mente dominara.

    -Mírame por favor… Shion- Levantó con cuidado aquel delineado mentón, para que sus moradas conectaran.

    -Sé que está mal… Que seremos castigados… pero no me importa lo que pase… Si yo puedo estar a tu lado en esta vida, quiero estarlo… Yo pagare el pecado de ambos- Sonrió amargamente, solo quería estar a su lado, Dohko seria quien se sacrificara por ambos si fuera necesario.

    -Dohko… No quiero que pagues por esto, sé que los Ángeles deben ser más rectos y… Esto es profano y… Te…- No podía seguir un nudo en su garganta se volcó de nuevo.

    -Sé que mi padre me ha impuesto casarme lo antes posible con algún doncel o doncella, pero… ya le dije que no hare tal cosa- Lo sujeto con mayor fuerza de los abrazos, las lágrimas salían de esas hermosas esmeraldas que su brillo se ocultaba tras las lágrimas.

    -Es lo mejor, que conozcas a alguien de tu misma especie, yo… No puedo… No debo… Yo…- Sus piernas estando a punto de flaquear, por el dolor en su corazón y el tembló que su cuerpo presenta.

    Este castaño, ver a su amado demonio así, le destrozo el corazón, no es justo que sufran solo por ser de especie diferente, tendría que pensar en algo por ambos.

    Si ambos lados están en completa negación ante esa unión, cuando solo sus amigos más cercanos lo saben y les han advertido hasta el cansancio.

    Sus líderes lo niegan por completó.

    Y con el miedo de que el otros sea castigado.

    Una idea fugaz cruzo por su mente, para que estuvieran juntos tendrían que hacer lo necesario, sin importar tener que alejarse.

    -Shion, huyamos juntos por favor- Le dijo su idea, estrechándolo contra su cuerpo, dedicándole aquellas palabras al oído.

    -Dohko…- Abrió los ojos sorprendido, por aquella propuesta que en se momento no le aprecia para nada mala, pero dudaba demasiado.

    -Ya basta de que nos digan que hacer y que no- Frunció el ceño, dejando escapar sus lágrimas, pero ahora proyectando una rabia absoluta –No nos dejaran estar juntos y no lo pudo soportar, te necesito, te anhelo tanto, y tener que alejarme de ti cada día es más difícil para mí-

    El cuerpo de aquel Ángel temblaba de furia, sujetando con una mayor fuerza los brazos descubiertos del Demonio el cual lo miraba sin poder creer como el enojo de un ser como el que está delante se intensifica tanto.

    -Quiero hacerlo, pero… No puedo darles la espalda tan fácilmente- Bajo su mirada, porque se dividía su corazón en dos, su gente, los seres que de alguna forma cuidaron de él, sin ver quien era, ni de dónde es que salió, nunca supo quiénes fueron sus padres, pero no importo.

    Y su amor que incrementó demasiado rápido por ese Ángel, como si ambos hubieran nacido para amar al otro.

    -Ellos nos están dando la espalda ahora...- Levanto el rostro del demonio, esa vista podía clamar su cólera, tenerlo a su lado lo hacía poder superar cualquier cosa.

    -Sé que eso pasa… Pero, si nos vamos… Los Ángeles sufrieran, te necesitan… Sabemos que pasara sin ti…- Las lágrimas no se detuvieron, pero quería mostrase firme como siempre, aunque su voz temblará de dolor.

    Bajo la cabeza, suspirando y pensando en quienes perecerían, sobre todo por aquellos que no han tenido la oportunidad de nacer.

    -Como sea… Shion, quedándome o yéndome, no poder darles un heredero a la familia jamás- Dijo esto tan tranquilo, tomándolo de las mejillas –Como tú no eres un doncel y yo tampoco, no podremos tener hijos, y al final la línea sanguínea de la familia real, se acabara conmigo, pero sabes…- Sonrió ladeando la cabeza –No me importa si te tengo a mi lado- Beso la frente del peliverde, limpiando sus lágrimas.

    Se había calmado con la presencia del Demonio, la idea de irse de esas tierras se debía descartar, aunque uno estuviera más que dispuesto, él otro dudaba demasiado, no lo obligaría, pero su tiempo juntos, podría estar contado.

    Al exponer ideas tan raras, lo más seguro es que pronto los estén vigilando un poco más, sin importar su rango.

    Eso es lo que pensaba Dohko, pero renunciar al amor de Shion jamás sería una opción, sin importar que lucharía, solo para mantenerlo a salvo haría cualquier sacrificio necesario.

    Por su parte este peliverde, se había quedado sin palabras, saber que aquel dulce Ángel que robo su corazón, estaría dispuesto estar una vida entera su lado, sin siquiera la posibilidad de hijos, que eso no le importaba en lo más mínimo, provoco en su corazón un revuelto de emociones.

    No sabía que decir, ni hacer, sus lágrimas escapara de nuevo, pero fueron en una combinación de alegría y dolor. Por primera vez en su vida y solo con él se sentía tan amado, tan protegido y feliz, que mostraba su mayor debilidad, las lágrimas contenidas por años, se dejaron ver por estos sentimientos.

    El castaño lo abrazo con fuerza, sabía que necesitaba desahogar su pena, el aprovecho para también hacerlo, sufrir en silencio podía ser la mejor opción para dos corazones tan heridos por las circunstancias.

    Uno pidiendo a su Diosa, que esto cambiará que les diera una oportunidad de ser felices, haría el sacrificio que sea con tal de esa felicidad.

    -Dohko…- Lo llamo con un tono apenas audible.

    -Dime… Mi hermoso demonio- Quería contemplar ese rostro de nuevo, que no tenía rival con lo más hermoso que había visto en su vida, aquellas rosas cristales no harían justicia a la perfección de ese demonio.

    -Quiero…- Bajo su mirada, sonrojado, tenía una idea, quería demostrarle el último secreto que guardaba en su conciencia –Mostrarte algo…-

    -¿Qué cosa Shion?- Le tomo bastante raro aquel cambio repentino, pero no negaría que lucía tan lindo, le regalo un pequeño beso en los labios, deseo tanto hacerlo desde que lo vio, pero debían hablar y respetarse un poco por el dolor.

    -Yo… Vamos… Allá- Señalo apenas con su dedo anular, aquella cabaña en la que tuvo que habitar por esos dos ciclos lunares al estar allí.

    No comprendía aquel Ángel, el porqué de hacer eso, pero asintió, no cuestionaría nada, y más si era una petición de su querido Demonio, iría hasta el fin del mundo solo por él.

    Sus ojos rosas fijos en el suelo, pensando en que lo que deseaba hacer, sería la peor locura, pero la más hermosa de todas, porque en su vida tendría un significado irreparable, pero no le importaba en lo más mínimo.

    Dejándose guiar por aquella cálida mano, entraron a aquel lugar, que se volvió vacío desde que se fue, no había pasado mucho así que literalmente estaba bastante limpio, algo desordenado por tener que irse rápido.

    Miro por todos lados notando algunos objetos rotos -¿Qué paso aquí?-

    -Cuando te dije aquellas palabras, me arrepentí tanto que destruí todo lo que tenía a mi paso- Bajo su mirada, sus mejillas estando tan rojas, su corazón latía demasiado rápido, los nervios lo empezaban a invadir, pero estando decidido.

    -Cierto, yo… Me emborrache y destruí el estudio de Asmita- Sonrió con dolor, recordar aquello le molestaba, pero se divirtió ver al rubio casi quererlo matar por el desastre que hizo.

    -Dohko, por favor… Cierra tus ojos y espera un momento ¿Si?- Aquella petición, trataba de sonar lo más firmé posible, pero el temblor en sus labios se volvía evidente.

    -¿Por qué?- No comprendía que estaba ocurriéndole, lo notaba bastante inquieto, sabía que algo estaba pasando, pero confiaba ciegamente en ese peliverde.

    -Solo hazlo ¿Si?- Bajo su riada, cerrando sus ojos y casi queriéndole gritar, para que lo obedeciera.

    -Está bien, está bien… Mi hermoso príncipe de pesadillas- Cada vez le tenía apodos más diferentes y cursis que los anteriores.

    Pero al final obedeció, cerró sus ojos, esperando a que Shion le dijera lo contrario.

    Mordió ligeramente su labio inferior, bajo su mirada, sonrojado, pero decidido a seguir hasta el final lo que estaba a punto de hacer.

    No paso mucho cuando Dohko desesperado como él solo, le comenzó a preguntar si ya podía abrirlos, dos veces preguntó esto, pero en ambas escuchó un débil no, que le iba preocupando de a poco por como sonaba.

    Pero al final de la segunda vez de estar de desesperado, sintió como unos labios capturaron los propios, sintiendo un calor mucho mayor que dé antes.

    Esos labios pertenecían a Shion sin duda, lo conocía bastante bien con el poco tiempo de sentirlos, pero estando llenos de un calor intenso, que podía arder, mas era tan satisfactorio, que no dudo en rodear su cuerpo, para atraerlo más.

    Cuál fue su sorpresa, cuando al hacer aquella acción, pudo tocar la piel cálida de su espalda, estando tan suave, que fue un delecte para las sensaciones.

    Abrió de golpe sus ojos verde, mirando como su amado demonio se encontraba por completó desnudo, sonrojado en sus mejillas y los ojos cerrados, besándolo con una profunda pasión, que este de igual forma también lo abrazaba con fuerza.

    -Shi… On… ¿Qué estas… Haciendo?- Las mejilla del castaño se tiñeron de ese dolor rojizo, sus manos temblaron un poco, pero no por eso dejaría de tocar esa piel que tanto estaba anhelando en sus sueños.

    -Te diré… El mayor secreto que guardo, pero… Por favor, no lo uses nunca en mi contra- Le hablo con un tono sensual, en donde sus hermosos ojos rosas que antes podían considerarse puros, en este momento presentaban un deseo ardiente.

    Se apartó un poco de Dohko, al principio estaba queriendo ir despacio, pero no aguantaba más ese calor en su cuerpo, más que su propio corporal, deseaba ser visto solo por esos ojos verdes, como si un interruptor en su cerebro o instinto se encendiera, para dar paso a lo que fuera que sucediera después.

    Las manos del Ángel deseaba seguir tocando esa suave piel, pero no sabía cómo reaccionar, hace poco él también quería contemplar la hermosura de ese perfecto demonio, y ahora que la tenía delante, no sabía cómo reaccionar.

    -Ustedes los Ángeles cuando se enamoran es por todos los sentidos, es algo que compartimos los demonios, pero la diferencia de ti y de mi…- Bajo la mirada, apretando sus labios –Tú tienes el derecho deber de tener un descendiente, en cambio yo… Los futuros patriarcas y los que ya pasaron, no debemos tener descendencia, por el hecho de que… No debe existir nada que nos controle de manera emocional, para que los enemigos no lo usen en nuestra contra- Le confesaba una realidad.

    -¿Tu deberías permanecer virgen?- Le cuestiono asombrado, sujetándolo de los hombros que no podía crear la piel tan blanca que poesía, tan apetecible, su autocontrol estando en los límites, incluso sintiendo como su miembro estaba comenzó a levantarse entre sus ropas.

    -Sí, posiblemente si, además que…- Lo encaro, volviendo a sentir vergüenza, cubriendo con sus manos un poco su hombría que también había despertado, al sentir las manos frías del contrario.

    -¿Además que?- Se acercó más, cortando la distancia entre ambos.

    -Te mentí… Yo… Soy un….- Suspiraba, no sabía cómo decir aquella palabra… Pero necesitaba hacerlo –Te dije que yo… Bueno… Si… Yo debía ocultar que mi cuerpo puede… Dar vida… Por mi bien, debía ocultarlo hasta mi muerte, pero…- Sintió como unos labios detuvieron sus palabras, sujetándolo con firmeza de la cabeza y la otra mano libre, la base de donde las alas oscuras nacían.

    Ese beso de fue intensificando, al grado que el Ángel comenzó a introducir su lengua de manera descarada en la boca del demonio, el cual iba cerrando sus ojos por ese placer que se compartía, prometiéndole que hiciera aquello, el solo se dejaba guiar.

    Las manos de Shion, abrazaban la espada del contario.

    Dando pasos torpes para atrás, guiándose a como pudieran entre el placer de unos besos que no pasaban de la boca, y de una piel tan cálida como si el fuego no tuviera la capacidad de quemarte tan severamente.

    Difiriéndose a aquella cama, sabían que lo que pasaría a continuación, sería algo de lo cual no podrían arrepentirse nunca, ambos lo deseaban, querían hacerlo.

    Podría decirse que es bastante tonto hacer el amor, cuando la guerra y odio entre ambos bandos esta en plenitud, pero no podían negar o que sus corazón sentían, sus cuerpos anhelaban y sus cerebros les rogaba.

    -Shion… Por favor… Dime que serás mío siempre- Le dedico esas palabras entrecortadas, con sus ojos verdes llenos en lujuria, mientras miraba el rostro sonrojado, y bajando al cuello del peliverde.

    -Si… Aaaaah… Dohko… Me da vergüenza…- Entre el placer y la preocupación sus palabras salían.

    -¿Qué te da vergüenza?- Lo decía entre suspiros, dándole suaves besos, y lamidas en el cuello, sus ganas de darle una mordía a esa piel pura, le estaban consumiendo.

    -Quítate la… Aaaaaaah, Doh… Ko…- No lograba completar las palabras, por esas sensaciones suaves.

    Pero no hacía falta terminar la oración, pues el contrario comprendía que quería decir el Demonio debajo de él.

    Sin dejar de tocarlo, y brindándole besos a ese cuerpo que estaba a punto de ser solo suyo, fue despojándose de su ropa, dejándola sin cuidado en el suelo, no le importaba nada, solo hacerlo sentir bien y muy feliz.

    -Shion… Aaaaaaah, me siento muy feliz, de que me ames tanto…- Tocándolo con delicadeza ahora, la piel del pecho, sintiendo los pezones del demonio que estando erguidos provocando con cada toque un estremecimiento que lo obliga a aferrarse a la cama.

    Los gemidos del peliverde no dejaban de salir, al final de cuentas su cuerpo es demasiado sensible, no sabía cómo reaccionar, siendo la primera vez que alguien lo tacara de esa manera, ni siquiera él mismo lo había hecho, todo siendo tan nuevo.

    -Por favor… Dohko… Es muy extraño esto…- Sus manos quedaron sin fuerza a cada lado de su cabeza, sujetadas a la fuerza por las toscas del Ángel, que ahora solo usaba su boca para lamer y chupar esos botones rosas que se estaban volviendo algo rojizos por esas acciones.

    La cercanía de ambo cuerpos, desnudos, con el calor aumentando entre ambos, de por si los demonios siempre tiene una temperatura mayor, ahora se inundaba en ello.

    Sus miembros frotándose sin el cuidado de ninguno, pues aquel Ángel que se supone debería ser más puro por estereotipos, parecía conocer los puntos sensibles de su amado, como si no fuera la primera vez.

    Pero lejos de esto, si era la primea del Ángel con alguien más, pero desde que había conocido a su amado, no negaría que se lo imagino tantas veces de maneras impropias, que estaba cumpliendo una fantasía que su mente no dejaba ir.

    -Aaaaaaaaah, duele… Aaaaah- Sus ojos cristalinos por el placer depositado en su cuerpo, incluso aunque sus alas estuvieran debajo de él, estas se extendidas por la cama.

    -Lo siento…- Jadeo con cierta dificultar, su corazón latía demasiado rápido, mientras su respiración se dejaba ver por el calor en aquella caballa de una sola habitación -¿Te lastime…?- Sus ojos aun estando llenos de deseo, se preocupó por su Demonio.

    -No…- Negó con la cabeza, como pudiera, su cabello se pegaba a su cuerpo por el sudor –Mi… Pene… Duele…- Con la respiración tan agitada y dolorosa, pedía que su novio lo atendiera, pero no solo esa zona deseaba atención.

    -¿Quieres que te toque?- Le pregunta sobraba al deseo del peliverde, pero una sonrisa bastante traviesa en el rostro del mayor se dibujó.

    -Si… Por favor… Dohko… Yo…- No sabía como darse a entender, su pecho subía y baja con cada bocanada de aire, siendo tan nuevo en esto, pero lo disfrutaba, sus miedos desparecían de a poco.

    -Como desees Shion- Le dedico una sonrisa y lo beso en aquellos labios que tenían un dulce color durazno.

    Mientras lo besaba e incorporaba un poco su cuerpo, sujetando con una mano la espalda del otro, la otra libre, tomo ambos miembros, proseguido a masturbarlos a un ritmo lento pero firme.

    Valla sensación estremecedora que el peliverde sintió, ser tocado de esa manera y después su miembro frotado por el de Dohko y la mano de este, no se lo creía.

    Entre un sueño, la realidad y el amor apasionado que se compartía, no sería capaz de detener ese placer, lo inundaba.

    -Aaaaaaah, esto… Es… No puedo…- Sujeto los hombros del Ángel, que solo lo miraba de una manera lasciva, sus mejillas rojas, con las ligeras lágrimas saliendo de sus ojos, y la saliva por una de las comisuras de su boca dejándose ver.

    -Shion, te amo… Te vez tan hermoso- Volvió a capturar sus labios, dándole besos que intensificaban solo el calor que había entre ambos.

    Había pasado unos instantes, cuando el peliverde advirtió una sensación extraña en su abdomen bajo que le recorría hasta la punta de su miembro erguido.

    -Aaaaaahh, arrgggr… Sien… To muy extrañó… Mi…- Queriendo expresarse pero no saber cómo.

    Pero el castaño sabía que significaba aquella expresión, lo que sentía su amado demonio es que un orgasmo es lo que experimentaría.

    Intensificó aquellos movimientos que ahora solo se dedicaban a masturbar la hombría de Shion, hasta que en un punto la primera venida del peliverde se escapó.

    Un gemido fuerte, con un arco en su espalda fue la respuesta del demonio, que dejo todo su peso en el agarre del Ángel, siendo demasiado para él.

    El semen se espació entre la mano de Dohko y el vientre del peliverde.

    -Arrrrg… Shion… ¿Qué te pareció?- Beso su frente, mientras lo volvía a recostar con delicadeza.

    -Me siento… Muy raro… Aaaaah…- Aunque no se recuperar del todo, se sentía extramente feliz, la sensación de satisfacción le gusto, solo porque Dohko era quien le provocaba –Te amo…- Lucia sonriente, aun con sus lágrimas corriéndole-

    Pero aún faltaba que Dohko se liberara, queriendo llegar a las últimas consecuencias con el Demonio, le sonrió y dio varios besos en su rostro, tocándolo con cuidado ahora.

    -Te amo mucho… Shion, no puedo aguantar más… Quiero…- Le hacia su solicitud, esperando que le diera autorización –Estar en tú interior- Lo miro a los ojos, sonrojado, pro que verlo tener un orgasmo, fue lo más excitante del mundo.

    Aquel demonio, asintió, con una débil sonrisa, ligeramente abrió las piernas, para dejar ver que su cuerpo también lo deseaba.

    De su entrada se podía ver aun en medio de la pequeña oscuridad del entorno, como estaba mojado.

    -Dohko… Tengo miedo, pero… A tu lado sé que estaré bien…- Sonrió, buscando tomar la mano del Ángel un momento.

    La hermosa imagen que Shion le regalo de su cuerpo, fue lo mejor que pudo admirar, dándole un beso en la mano, para demostrarle todo el amor que sentía y que su cuerpo seria tratado con la mayor delicadeza que pudiera brindarle.

    Con cuidado, abrió un poco más esas blancas piernas, poniéndolas a los costados, besándolas con cuidado, buscando ver la entrada de Shion, que estaba preparada solo para él.

    -Te dolerá al principio, pero seré cuidadoso, cuando tú quieras yo la saco o lo que tú desees- Acerco su miembro a la virginal entrada del demonio, sentirla de a poco fue bastante agradable.

    -Arrrggggr… Shion… Eres hermoso…- Sus palabras no sabían cómo expresar la sensación que la parte baja del peliverde le brindaba al castaño.

    De a poco se adentró en aquel lugar que estaba siendo profanado, por un ser que debería representar todo lo contrario.

    El peliverde, se aferró a la cama, contrayendo sus alas, sus lágrimas rodaban, la respiración se volvió mucho más agitada, las mejillas rojizas, buscaba apoyarse en algo, pero no sabía que esa sensación dolorosa de a poco se volvía placentera.

    Cumplía su palabra, no buscaba ser rudo, o darle fuertes estocadas o moverse de mas, entro por completó no pudo resistirse, pero… Espero a que el otro se acostumbra, fue una tarea muy difícil, pues su amado es completamente perfecto para él, se complementaban en todos los sentidos.

    -Arrggg… Eres… Muy estrechó… Aaaahrr… Quiero moverme- Le susurraba, su cuerpo le ordenaba seguir, pero aun su corazón el indicaba que esperara.

    -Len…To…- Cerro sus ojos, sintiendo la intensidad de que su Ángel estuviera en el interior.

    -Como desees- Las estocadas fueron yendo lentas, como se lo indicó su amante.

    Fue un intercambió de sensaciones que ambos se proporcionaban, uno por su miembro que profanaba más profundo al otro, que su interior se sentía más caliente de lo que su exterior era.

    Esa combinación de ser tan estrechó, caliente y los gemidos que acompañaban al peliverde, volvieron loco al castaño, que olvido que debía ser cuidadoso y embistió con mayor fuerza al otro.

    Aaaarrrrg… Perdóname… Pero no resisto- Pidió disculpas, por su comportamiento pero no se controló más, debía sentirlo por completó, solo para él.

    -Te amo… Mucho…- El peliverde, estaba acostumbrándose al miembro del castaño, de a poco su cuerpo se comenzó a sentir mejor, con las embestidas, la capacidad de un demonio de asimilar cualquier cosa, lo volvía consiente.

    Cada “Te amo” de parte del peliverde, excitaba al castaño, que se volvió en embestidas fuertes.

    De a poco, con esa unión, la entrega que ambos se profesaron, se volvió un concierto de sonidos y gemidos que solo una pareja que se ama, puede dar que satisface todos los sentidos de los involucrados.

    Hasta que el Ángel no soportó más al igual que el demonio, ardiente que pronto eyacularían.

    Quien dominaba deseaba sentir más aquel cuerpo, y abrazándolo aun estando conectados, fue como se dieron las estocadas finales, hasta que ambos terminaron.

    Dohko por completó dejo su semilla en aquel interior que ahora le pertenecía, mientras que Shion de igual forma dejo salir su esperma en ambos abdómenes...

    Las alas del demonio se contrajeron a su cuerpo, pues aquella sensación ya fue demasiado para él, se sentía agotado dos veces en poco tiempo, es una exigencia a su cuerpo.

    Mientras que las alas del Ángel los cubrió a ambos, una reacción que no podía controlar su dueño.

    Ese abrazo final fue el mejor que ambos se pudieron dar.

    Sus ojos se conectaron, uno con lágrimas y una sonrisa, mientras que el otro su lujuria iba bajando un poco, y besaba la frente del peliverde con todo el amor.

    -Ahora… Menos te dejare ir- Le decía suavemente al menor.

    -Dohko, no me abandones nunca por favor- Se abrazó a su cuello, sintiendo el aroma de ambos esparcido por sus cuerpos.

    -Jamás te alejaras de mi- Son dejar aquel abrazo, se fueron recostando de a poco en aquello lecho que fue testigo de su entrega llena de amor.

    Se miraron un instante, la promesa de que no se separarían es lo que quedo en aquel lugar, mirándose con amor, el cansancio fue apoderándose de Shion, quien aún desnudo se quedó durmiendo en los brazos del otro.

    Contemplar a su amado demonio, tan frágil en ese momento, tan inocente, tan suyo, es lo que deseaba.

    Debía seguir luchando ahora con mayor razón, enfrentar a su padre, decirle que ama a un demonio y sin importar lo que haga, no lo dejaría.

    Si deseaba asesinarlo entonces primero debía acabar con la vida de Dohko, antes que la de Shion.

    -Prometo que estaremos juntos hasta el final de nuestros días- Beso los dulces labios, para abrazarlo con intensidad y acompañaron al otro en el sueño de una noche.

    Su encuentro fue hermoso, se amaron a un nivel que solo puedes alcanzar con quien más amas, y que de igual forma este ser de ame.

    Pero ¿Esto podría complicar las cosas más?
     
  18. Threadmarks: Capitulo 18 (Atrapados)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    2549
    Después de la entregar carnal que esos dos tuvieron, sus corazones se volvieron uno, su amor se demostró de tantas formas y ahora, estaban más dispuestos a seguir.

    Se dieron fuerza mutuamente, amándose en un secreto que deseaban gritar a los cuatro vientos.

    Shion con sus amigos, trataba de convencerlos de que lo apoyaran a acabar con la guerra, algunos estaban creyendo que podría ser lo mejor, sobre todo Sísifo le estaba convenciendo más la idea.

    Estando a poco tiempo de que ese peliverde ascendiera a patriarca, es necesario saber que les convendría más.

    Una guerra que siguiera, hasta el fin de los tiempos, hasta que una de esas civilizaciones acabe.

    Ya sabía que con él actual no se acabaría, solo por seguir dándoles batalla a los Ángeles.

    Las futuras generaciones no merecían una carnicería que ni siquiera sabían o recordaban el motivo de aquella.

    Y eso es algo que ambos amantes se cuestionaban.

    En los libros de los Ángeles, se refería a que los Demonios lanzaron el primer ataque a robar el rio que los separaba, que ese fue el territorio que durante varios años tuvieron.

    Provocando que los Ángeles tuviera una escases del líquido vital.

    En cambio los demonios tienen que los Ángeles les lanzaron una bendición a que sus tierras fueran poco fértiles y por ende el suelo se vuelva volcánico en casi todas las zonas.

    Provocando que el cultivo sea escaso, y la comida sea poca.

    Todo eso es lo que narran los libros de historia de cada uno. Pero ambos sienten que existe algo más.

    Algo que debió extrañar antes, pero parece que nadie lo toma en cuenta o lo busca.

    Por su parte de lado de los Ángeles, Dohko también opto por la idea de su peliverde, convencer a las masas, primero con sus amigos que pudieran orquestar con ellos esa nueva idea.

    De estos seres, solo Asmita era el único que tenía la idea clara de apoyarlo, Deuteros lo aceptaba a medias, solo por el hecho de que algún día les gustaría que esto no alcanzara a su descendencia.

    Kardia desaprobó por completó, e incluso le declaro a Dohko, que el hecho que le ayudará con ese demonio aquella vez, solo fue para no meterlo en problemas, porque lo apreciaba, por ser amigo de Degel, pero no más.

    Tenía una deuda que cobrar con los demonios.

    Y así, se podría decir que han pasado dos ciclos lunares más.

    Durante este tiempo, claro que existió una batalla de nuevo.

    El castaño tuvo que ser encerrado para no ir a aquel campo sangriento.

    Donde sabía perfectamente que su demonio estaba combatiendo.

    Su rubio amigo tuvo que casi cederlo, para que se calmara… Porque, si iba, echaría todo a perder.

    Se descubrirían y en una batalla seria horrible.

    Muy equivocado estaba el castaño, que el peliverde no se supiera defender, pero no ataco… No hizo aquella nueva maldición, solo protegió a los suyos y trato de evitar daños colaterales a todos.

    Algo que llamo la atención del patriarca al saber aquel reporte.

    Cosa que no le gusto en lo más mínimo.

    Y justo hoy, tendría una pequeña audiencia con el patriarca Hakurei.

    -Shion, estuviste fatal en el combate- Albafica le cuestionaba, bastante preocupado –Si quieres apoyo con nosotros, está bien, pero sabes perfectamente que si el patriarca te descubre antes de tiempo, no se sabe si lograría ascender a ese puesto.

    Suspiro, algo agitado –Lo se… Fui descuidado, pero no quería que nada malo ocurriera, no atacaría a los Ángeles, ya no puedo- Cerro sus ojos, empleo a sentirse un poco cansado de la nada.

    -¿Qué tienes?- Lo miro de arriba abajo, sujetándolo de los brazos.

    -Nada, es solo que me siento agotado últimamente- Miro a su amigo con una leve sonrisa -¿Cómo va tu embarazo?-

    Suspiro, tocando su vientre que apenas estaba notándose levemente –No pude seguir el paso en la última batalla, Manigoldo… Se asustó tanto cuando me voy palidecer, que tuvo que retirarme- Frunció el ceño, cruzado de brazos –Pero aun así, vi que estuviste fatal-

    -Ya deje en claro mi postura- Se notaba preocupado –Sé que para este momento ya todos lo notaron, y seré interrogado-

    -No le conviene- Le dijo seriamente –Ahora que saben de mi estado, he sido retirado del puesto, para dedicarme a mi hijo- Sonrió de lado –Quiero mucho a este bebe, pero en cuanto nazca y crezca lo suficiente, volveré a tomar mi lugar-

    -Eso espero, necesitare alguien como tú-

    Ambos jóvenes, amigos de hace tiempo, compartían sus esperanzas y sueños, siendo unos confidentes, aunque Shion nunca le contaría a nadie de su encuentro intimo con su amado.

    Se suponía que aun debía permanecer puro, y si las cosas cambiaran, podría abolir algunas reglas o modificarlas.

    Además le daría mucha pena, que se enteraran y sin contar que después de esa noche, existieron varias más que su cuerpo y deseos se volvieron uno.

    Caminaron un momento más en silencio, por aquellos lúgubres pasillos.

    -¿Crees que funcione tu idea?-

    -Tiene que… Es nuestro último recurso- Apretó su labio inferior, algo cabizbajo.

    -Ese príncipe tuyo… Si es tan terco como tú, pero no dudo que te quiere mucho- Camino delante, pues el peliverde había llegado a su destino.

    Asintió tranquilo, suspiro levemente, tomando el valor necesario para continuar.

    Toco la enorme puerta, esperando autorización para entrar.

    La obtuvo pero aquella voz se escuchaba tan ronca y con un signo de molestia.

    Cuando puso un pie dentro del recinto patriarcal, sintió la atmosfera tan densa, sobre todo la orden que recibió de inmediato.

    -Cierra la puerta Shion- El patriarca le indico esto de forma inmediata.

    -Si- Asintió.

    -Shion, ¿Me voy a decepcionar de ti más?- Le hablo sin daré la cara, estaba concentrado mirando a unos papeles.

    -¿Perdón?- No entendía la pregunta o tal vez la estaba evitando.

    -¿Por qué tuviste un desempeño tan deplorable en esta última batalla?- Lo miro con aquellos ojos rojizos algo encendidos en furia.

    Bajo la cabeza levemente –Lo siento mucho patriarca, no me sentía muy bien, creí que sería mejor…-

    -¡¡¡SILENCIO!!!- El fuerte sonar de aquella voz grave, retuvo por todos lados.

    Sentía que su corazón de detuvo en ese momento, tendría que calmase, si lo notaba alarmado, sería solo mas señales de que algo ocultaba.

    -Escucha Shion, me considero alguien muy sensato y comprensivo, si algo te está pasando, es mejor que me digas ahora mismo, a que vuelvas a actuar de esa forma- Se acercó al peliverde, intimando con cada paso.

    Desvió la mirada, no podía mentirle a ese hombre, y si lo llega hacer podría notarlo, tendría que barajear bien sus cartas.

    -Te conozco desde que naciste, sé que algo te está ocurriendo- Frunció el ceño, apretando sus puños -¡¡¡SERA MEJOR QUE ME DIGAS LA VERDAD!!! Si no… ¡¡¡TE OBLIGARE A QUE ME LA DIGAS!!!- Respiro agitado, mirar al peliverde algo atemorizado, no le agradaba, al contrario le dolía un poco, pero debía ejercer su derecho.

    -Patriarca… Enserio… Yo…- Sentía algo de miedo, verlo de esa manera aquel rostro que representaba respeto, y una gran amabilidad, ahora es quien le está intimidando.

    Pero no dudaría más, si quería demostrar que algún día seria el digno representante de los demonios, un patriarca que no debía temerle a nadie, también un respeto que debe empezar a ejercer.

    Suspiro levemente, cerró sus ojos con calma, levanto su vista para encarar al mayor, ejercería su valor ahora.

    Tenía un nuevo motivo, para ser valiente, demostrar su fuerza y no dejarse amedrentar.

    Así como Dohko se enfrentó a su padre, y seguía haciendo lo posible por unirse.

    El amor da fuerzas para seguir, pero si no dejas que eso pase, puede que el miedo te domine.

    -No quiero faltarle al respeto, pero yo antes le había dicho, que no deseaba seguir con esta guerra- Esas palabras, el tono serio y frio que ese demonio implemento, sorprendió al de cabellos blancos y largos.

    -¿Qué has dicho?- Abrió sus ojos, alterando su respiración, sin creer la insolencia del más joven.

    -Como lo ha escuchado patriarca- Serio, clavo los ojos rosas en los contrarios, por ese momento sentía que podría hacer lo que fuera –Yo no pienso seguir esta horrible guerra, tengo mis propios motivos para acabarla- Suspiro –No quiero faltarle el respeto, pero no permitiré que más sangre inocente se derrame por motivos del pasado que ya debemos olvidar-

    -¿Planeas traicionarnos a todos nosotros?- Le tomo de los hombros, sujetándolos con fuerza.

    -Por supuesto que no- No se inmuto ante el tacto tosco –Planeo traer paz a los demonios, y si con ello podemos estar en un tratado de unión con los Ángeles, hare lo que sea necesario-

    -Estas cometiendo un grave error, esos malditos… No solo ejecutaron actos antiguos, han asesinado a tantos de los nuestros, ¿Cómo no puedes tener la sed de venganza que antes portabas tan orgulloso?-

    -¡¡¡NOSOTROS TAMBIÉN HEMOS ASESINADO A MUCHOS DE ELLOS, SIN CONTAR QUE LOS NEUTROS ASESINARON A LA REINA DE ELLOS!!!- Aparto las manos del contrario, alejándose, por el dolor que recordaba haber llevado una soledad al castaño.

    -Ellos acabaron con mi hermano y el legendario guerrero Avenir… Claro que tu no lo sabes, eras un recién nacido cuando aquello paso- Su mirada una combinación de furia y nostalgia.

    -Ya debimos haber tomado justicia, si se podría llamar así, es hora de dejar el pasado atrás- No doblegaría ante aquel hombre, seguirá con su ideal costara lo que costara.

    En ese punto, no sabía qué hacer. Si seguir con la discusión, negarles su derecho, enviarlo a un calabozo por desacato o seguir investigando, porque en aquellos ojos rosas, que antes lucían apagados, desde la primera vez que asesino a un Demonio, hasta ahora notaba un brillo muy singular, uno de solo había visto hace casi dos décadas atrás.

    Señalo la salida, con el dedo índice –Retira de inmediato- Lo miro furioso.

    Abrió sus ojos de golpe, abriola boca para agregar algo más, pero…

    -Cállate, por el momento lo que estás haciendo, te daré tiempo para que lo pienses y entiendas que cualquier cosa que pretendas, no funcionara- Sentencio el mayor.

    -Le aseguro que hare que funcioné- Se inclinó levemente –Con permiso patriarca-

    Al salir aquel peliverde, el mayor se dejó caer en el asiento, suspirando cansado y con un tanto de molestia.

    Estaba teniendo ideas bastante extrañas, no quería creer que pudiera suceder algo así.

    Shion no debería, no podría… Si eso pasa... Estaría traicionando a…

    ---Lado de los Ángeles---

    -¿Estas completamente seguro?- La voz del rey sonaba irritada –Si es una maldita mentira, te acusare de traición hacia la corona-

    -Le aseguro que es verdad- Uno de sus generales principales, un hombre de nombre El Cid, le informaba de algo muy importante.

    -¿Dónde es fue lo vistes?- Cada pregunta que realizaba, sonaba tan fastidiado, sentía que aquellas palabras le causaban un gran dolor, una traición de quien menos lo pensaba.

    -A la orilla de rio divisor, cada cierto tiempo se reúne con uno de ellos y por lo que he notado, no es para enfrentarse o trabar solo una amistad- Le decía serio, los ojos indicaban un respeto muy grande y una frialdad igual.

    -¡¡¡¿ESTÁS DICIENDO QUE MI HIJO SE ESTÁ REVOLCANDO CON UN DEMONIO?!!!- Se levantó furioso del trono y tomo al Ángel que estaba delante del cuello de la ropa.

    -No estoy diciendo eso, pero las videncias pueden indicarlo- No se inmuto, entendía que se enojara el de mayor rango.

    -Inéditamente quiero que me lleves a ese punto- Se encamino directamente hacia la salida, no perdería el tiempo.

    -Entendido- Asintió –Le recomiendo que lleve a mas guardias, será peligroso o incluso una trampa-

    Estas fueron los concejos que aquel Ángel, que no estaba malintencionado, por ver a su príncipe con un demonio no significaba nada bueno.

    Creencias de las personas mayores, que los jóvenes están más dispuesto a desafiar.

    ---Rio divisor---

    -¿Fuiste capaz de enfrentar al patriarca?- El castaño sonrió sorprendido, sujetando las mejillas del contrario.

    -Sí, lo hice… Ya le había dicho que debía existir otra forma, pero… Mi desempeño en esta batalla fue vergonzosa, no me arrepiento, pero… Estaré bajo el radar- Recargo la cabeza en el hombro del Ángel.

    -Entonces, si lo descubren… ¿Podre por fin pedir tu mano en matrimonio?- Un pequeño chiste ante una situación tan complicada.

    -No quiero alejarme de ti… Ya no tengo más miedo de enfrentarme a quien sea- Beso aquellos labios fríos.

    -Jamás te dejare, mi hermoso demonio…- Lo toma de las mejillas, mirándolo a los ojos, pegando sus frentes –Tendría que matarme para que no fuera capaz de buscarte-

    Sonrió, dejando escapar una débil lagrima, de triste y alegría –A mi igual… Nunca creí enamorarme de esta forma-

    -Ni yo, llegaste a mi vida de una manera que jamás creí y ahora no concibo mi vida sin ti- Abrazaba al demonio como si su vida dependiera de ello.

    -Dohko… ¿Tu padre sería capaz de asesinarte?- Temía a la respuesta.

    -Puede ser- Suspiró con tristeza –Mi padre, ha dejado de ser alguien sensato y de buen corazón hace mucho tiempo- Rosaba suaves besos cada que podía al de cuernos en espiral –¿El patriarca te dañaría?-

    -El castigo es que me arrebaten mis alas- Recogió aquellas extremidades con algo de lentitud.

    -Entonces, me enfrentare a ambos, para que no te lastimen-

    -No tienes experiencia en pelea- Le hablo suavemente, como una ligera burla.

    -¿No me crees capaz de enfrentarlos por tu seguridad?- Lo miro indignado.

    -Si te creo capaz, incluso serias tan atrevido para llevarme contigo, a un punto que ni siquiera tú tienes conocimiento- Le reclamo de manera burlesca.

    -Bueno, debo defenderte y si… Por alguna razón me dieras una sorpresa pronto, tendría más motivos para dejar todo atrás y dedicarme a nuestro amor- Acaricio los cabellos, mientras aun lo besaba, sentados en aquella tierra árida, mirando el cielo, se atrevió a acariciar el vientre del demonio.

    Esa acción le avergonzó mucho, la posibilidad solo había aumentado, n negarían que en cualquier momento esa noticia sería la más acertada muy pronto, pero no se podían dar el lujo ahora de concebir una nueva vida.

    Esta escena dulce, amorosa y digna de cualquier final hermoso de una pareja que se complementa, se ama y tratan de vencer cualquier obstáculo.

    Sentado junto a la persona que amas, en donde te ha demostrado las cosas que haría por ti, entregas intimas que no repetirían con nadie más.

    Solo esos dos, diferentes entre sí, con un corazón unido.

    Ojala nadie lo hubiera sabido, que jamás los descubriera, sin antes lograr una tregua, entre todos… Pero las cosas no pueden ser así de fáciles.

    No se habían dado cuenta, no prestaban la atención necesaria, por ser felices en la única noche que podían estar juntos, no planeaban hacer nada más que solo su compañía de una manera inocente.

    Los observaban, varios de quienes hacían eso, sentían pena por ellos, pues… No fue su intención, fueron llevados allí, sin imaginarse que esto ocurriera.

    Pero aquellos que aun siendo sus líderes, observaba como cometían el peor acto de todos, amar al enemigo.

    No tendrían salvación ahora.
     
  19. Threadmarks: Capitulo 19 (Protección)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    2040
    Sus miradas estando conectadas, sin pensar que su destino estaba por cambiar de una manera que no esperaban.

    -Shion… Tengo una idea… Sabes… Las rosas de cristal que crecen en el jardín real…-

    -¿Qué pasa con ellas?-

    -Se suponen que tiene un significado- Acaricio su mejilla –Si hago las cosas de manera correcta, puede que descubra por medio de ellas el origen de esta estúpida guerra-

    -¿Qué quieres decir?- Ladeo su cabeza

    –Es una ocurrencia… Pero puede ser el último método, ya si ni siquiera el hecho de estar al mando funciona para unirnos- Le sonrió, para darle un beso en aquellos labios color durazno, que tantas noches ha probado y disfrutando el sabor de esa piel blanca.

    El peliverde dejándose llevar, para sentir esos labios, no sabía que ni siquiera pudieron empezar aquel contacto, pues…

    -¡¡¡¿POR UN DEMONIO ESTAS TRAICIONÁNDONOS?!!!- La voz colérica del rey, se dejó escuchar tan potente e intimidante.

    Demostrando su presencia del lado de los Ángeles, junto a su principal general El Cid y dos más ya antes conocidos Kardia, que en cierta forma sonreía porque sabía que esto podría desatar una buena batalla y Deuteros… Este desvió la mirada, conociendo y sintiendo pena por lo que le depararía a esos dos.

    -¡¡¡¿PADRE?!!!- Se sorprendió al verlo… Pero no lo dudo por un segundo y se levantó de golpe, para ponerse delante del demonio, por si planeaban atacar, tendrían que matarlo primero.

    Shion se quedó sorprendido, levantó de igual forma, al fin estar alerta, pudo darse cuenta que de atrás de ellos, también había una coincidencia demasiado grande.

    Girando su vista, sintió como su corazón se detenía, abrió sus ojos rosas como platos.

    Ver al patriarca, dedicándole una mirada desaprobatoria.

    No desvió la vista, no podía hacerlo, él debía ser también fuerte.

    Pero… En la mente de ambos solo se preguntaban… ¿No se supone que el amor es algo bueno?

    ¿Por qué lo están condenando? Solo por ser de diferente especie… Nos amamos aun así…

    -Me has decepcionado Shion...- Aquel peli plata, que parecía tomarse la situación más tranquilamente, solo eso se miraba por fuera.

    -Patriarca… Le dije que tenía a alguien importante, por lo cual… Acabar con esta guerra- También defendería a su amado.

    -Esta no es la forma- Solo le contestó, adivinaba que el mayor enemigo estaba planeando algún ataque.

    -¡¡¡TU MALDITO DEMONIO, MALDIJO A MI HIJO, ES LA ÚNICA POSIBILIDAD… NO PODRÍA SER TAN…!!!- Estando con la rabia a todo, venia preparado, para atacar a diestra o siniestra.

    -Es obvio para ambos, ver que estos jóvenes, no han pensado la cosas de forma correcta, y si se aman es su error- Apretó sus puños, tenía delante al principal que ordeno el deceso de su hermano.

    Cada quien había traído a los de mayor confianza, se suponía que no debían encontrarse.

    Tenían la idea de averiguar si era verdad, si hubiera sido algún tipo de trato o amistad, lo hubieran tomado igual, pero al tratarse de amor, fue peor la situación.

    -Un error, que pienso destruir- Frunció el ceño, dispuesto a cruzar al otro lado.

    -¡¡¡SI TE ATREVES A CRUZAR DE ESTE LADO, TU HIJO LO PAGARA!!!- Solo lanzo una mirada a los dos que lo acompañaban.

    Manigoldo y Sísifo conocían aquella seña, uno posicionando se en un ataque en el aire y el otro en el suelo, aquellas ondas que dejaba ver sus manos, estaban lista para cualquier movimiento.

    -¡¡¡NO!!! ¡¡¡PATRIARCA POR FAVOR, NO DAÑE A DOHKO!!!- Aquel demonio, solo rogaba con la mirada al mayor, que se detuviera.

    -Cierra la boca Shion, tú no tienes derecho a hablar en esta dispuesta-

    Negó con su cabeza, apretando sus puños, frunciendo el ceño, no podía dudar ahora, si debía defender a su Ángel lo haría, aunque se condenara a una muerte segura.

    -Padre…- Miro al Ángel que no dejaba de caminar hacia ellos.

    -¡¡¡TU, MALDITO TRAIDOR!!! ¡¡¡NO ME LLAMES ASÍ!!! ¡¡¡NO TE IMPORTO NADA QUE REVOLCARTE CON ESTE IMBÉCIL!!!-

    -¡¡¡NO PERMITIRÉ QUE LE HABLES A SHION DE ESA FORMA!!!- Ambos tenían un carácter muy similar, enfurecían si dañaban a la persona que aman -¡¡¡SI SOY UN TRAIDOR COMO DICES, NO TE PREOCUPES NO ME VOLVERLAS A VER, PERO NO PODRÁS SEPARARNOS!!!- Se gira, para encarar al otro líder –Tampoco usted nos podrá separa…- Tomo la mano con fuerza del demonio –Shion y yo nos amamos, y si no quieren volvernos a ver, está bien-

    Era el escenario que menos quería, no deseaba separarse de su hogar, pero… Este podría ser el único camino para estar juntos.

    Conocía el carácter de los suyos, temía tanto que usaran las maldiciones que habían experimentado, en Dohko, preferiría irse y nunca más volver, pero estar con su amado.

    Hacer todo por el bien del otro, es lo único que pueden esperar de cualquier forma.

    -Lo siento mucho… Patriarca… Pero, si no puede existir algún tipo de arreglo, no permitiré que le hagan daño a Dohko, así que… Si no quieren que nadie se entere… Sera mejor… Que nos dejen ir- Sus palabras tratando de sonar lo más firma posible, pero estaba temblando su voz.

    Sin embargó el castaño le daba fuerza, sujetando su mano, y dedicándole una sonrisa.

    -Mi rey… Lo mejor sería… Calmarnos…- El peli azul, trataba de calmar a su líder, pues caminaba directo hacia el límite.

    -No serviría de nada un príncipe dañado- Kardia en su forma intentaba ayudarlos, sin embargó ver a Sísifo quien fue el demonio que le arrebato a personas importantes, le motivaba para herirlo con brutalidad si se diera la oportunidad.

    -¡¡¡CÁLLENSE IMBÉCILES!!!- Las palabras altaneras de su propio hijo, que pretendía renunciar a todo su legado, solo por un amor profano, su furia crecía, era el mejor momento para un ataque sorpresivo, estando distraídos tratado de detener a los demonios.

    Pensó que sería la mejor opción, así su mente retorcida se lo dictaba, si acaba con el demonio que trajo el deseo al corazón de su hijo, este podría volver a tener juicio, aunque lo odiara después, acabar con cada demonio era su mayor objetivó.

    -El Cid, ataca…- Frunció el ceño dando aquella orden.

    Conociendo el largo alcance que tenía su general, conectaría con el objetivo.

    Este asintió en silencio, como es su costumbre, concentro gran parte de su energía en el brazo derecho, mientras una luz se formaba en esta área, y cuando fue lo suficientemente brillante, la lanzo en dirección al peliverde, se consideraría traición hacer eso, por la espalda, pero es la orden directa del rey.

    Aquella luz se pudo ver viniendo de detrás.

    Quien fuera rápido la detendría, obviamente los otros demonios estando más entretenidos por las palabras de los jóvenes.

    -¡¡¡CUIDADO!!!- El que respondió con rapidez fue Sísifo, advirtiendo a los otros.

    La defensa principal es proteger al patriarca.

    Aquel ataque, parecido al de una espada, dio en alguien…

    -Dohko…- Diviso como algunas plumas blancas cayeron al suelo, alzo su vista por estar distraído y no ser más rápido de lo que debía.

    Sucedió algo que le aterraba demasiado, lo que menos deseaba, por lo que estaba dispuesto a dar su vida, está ocurriendo.

    Aquel ataque dio en la espalda del Ángel, hiriéndolo profundamente, estando abrazando al demonio, aun cubriéndolo con sus alas.

    -Tranquiló, no dejare que nada te pase…- Aun le sonrió, sintiendo como ese ataque le dolía en lo más profundo de su cuerpo, la sangre brotaba, manchando sus ropas y alas.

    -¿Por qué hiciste eso?... Eres un idiota- Le reclamo, tratando de sostener al castaño, que su fuerza de a poco iba disminuyendo.

    -Ese ataque iba dirigido a Shion- Manigoldo hablo, frunciendo el ceño –Solo deme la orden patriarca y acabo yo mismo con ese estúpido Ángel-

    Miro a los dos mayores implicados, su propio alumno, abrazando con fuerza al Ángel que aún seguía perdiendo sangre, pero se negaba a caer inconsciente, aun planeaba defender a Shion.

    Eso le movería el corazón, pero el simple hecho de que el rey de los Ángeles, hubiera tacado primero, cuando en ningún momento la idea principal en él fue esa.

    Hakurei, pensó al ver a esos dos enamorados, que podría llegar a un acuerdo, y estaba planeando dejar que Shion y ese Ange ludieran estar juntos, pero… Ahora aquello no es posible.

    -Manigoldo…- Lamo tan sereno como siempre.

    -¿Si?- Sonrió, deseando comenzar con lo que estaba planeando.

    -Intenta esa nueva maldición-

    -Como ordene- Se preparó, rodeando sus manos con una especie de orbes grisáceo, que se van acumulando.

    Miraba lo que ocurría, abrazando al castaño, mientras trataba de tener la hemorragia con sus habilidades de maldición, miraba para el lado contrario de donde suponía la razón provenía, pero… Ni siquiera parecía importarle haber causado ese daño a su propio hijo.

    -No lo hagan…- Susurró… Con esto solo ocasionarían que jamás acabara.

    -Ese estúpido hijo mío- Frunció el ceño, tuvo la culpa por interponerse, por defender a quien ama.

    -Creo que los Demonios se preparan- Sonrió satisfecho –Yo me ocuparé del odioso que vuela-

    -Rey, por favor… Su hijo necesitara atención inmediata- Deuteros siendo el único que tenía un poco de cordura, que no se dejaba llevar por sus emociones o por las ordenes tan fácilmente.

    -Primero acabaremos con ese demonio que lo sedujo y después lo regresaremos al verdadero camino- Su forma de hablar solo se conformaba de ocurrencias.

    -Shion… ¿Te encuentras bien?- Aun preguntaba, creyendo que hubiera fallado.

    -Si… Lo estoy…- Su desesperación creció, tanto que sin pensarlo había formado alrededor de ambos u escudo impenetrable. –Pero tú… ¿Por qué lo hiciste? Sabes que la barrera detiene el ataque, no…-

    -Prometí que nada malo te pasaría… Mientras yo viva… Tu estarás a salvo- Sonrió, aun sintiendo el dolor en su espalda, quería demostrarle a su demonio que las cosas irían bien.

    -Esto se complicó… Lo siento…- Derramo unas lágrimas, aunque sabía que el otro odiaba verlo así.

    -No tienes que preocuparte… Sufriría cualquier dolor, solo por mantenerte a salvo- Hizo una mueca de dolor, intentaba levantarse, sabía que las cosas no estarían a favor de nadie, es mejor estar de guardia, pelearía por defender al ser que ama.

    Entendía que nada de lo que diga o haga, provocaría que el otro se calmara y dejara que lo sanara, así que ambos se apoyarían, aun en contra de los deseos de los suyos.

    En este mundo ahora ambos lucharían por seguir juntos, pero…

    -Ja, entonces… Vamos a empezar con esto-

    Manigoldo, acumulando aquella maldición que había logrado aprender, no era muy bueno en esto, pero al estar enlazado con Albafica, podían compartir cierta energía aun estando separados.

    Esta consistía en formar la mayor cantidad de orbes en sus manos y al estar preparado todo, dejar que fluyan hasta el enemigo.

    Funcionaban la mayoría como distracción, pero exista una directamente especial, que se confundía con las demás, para acabar con la verdadera cordura de quien la recibiera.

    Bastante conveniente, aun siendo experimental, podría darles una oportunidad bastante grande.

    Sonrió, burlándose de esos Ángeles, siempre pensó que se creían demasiado, así que estaba dispuesto a callarlos.

    Aun siendo alguien que apoyaba la relación de estos dos, no permitiría que ese rey siguiera haciendo de las suyas.

    -Espero que disfruten esto-

    La dejo ir e hizo lo que esperaba, rodeo a estos, aunque Kardia hizo uso de sus alas, para ir directamente contra Sísifo y empezar una disputa entre ambos.

    Mientras El Cid y Deuteros protegían al rey, pero estos orbes, solo servían para molestar, no entendían el verdadero uso de estas cosas.

    Pero ya es tarde, harían lo que debían hacer.

    Si se dan cuenta es algo que puede hacer ganar a todos, pero si se maneja bien.

    Si provocan locura en el actual rey, será declarado imposibilitado para seguir ejerciendo y al final Dohko subiría y podría hacer lo que deseara, la paz tendría una oportunidad.

    Lamentablemente, no lo recibió quien es el objetivo principal.

    Un grito desgarrador se escuchó, incluso un desprendimiento de energía se dio, nublo la vista de todos, porque la luz generada es bastante intensa.

    ¿Quién había recibido aquello?
     
  20. Threadmarks: Capitulo 20 (Separados)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    617
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Te Alcanzara Mi Corazón (DohkoXShion Y ShakaXMu) Yaoi
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    2145
    ---Lado de los Ángeles---

    -Es muy extraño, que El Cid mandara llamar a Kardia y Deuteros- Miraba el cielo, notándolo extraño -¿Qué crees que pase Asmita?-

    No escucho respuesta, hasta que el estruendo de algunos libros fue notado.

    El peliverde con lentes, se giró rápido hacia donde el rubio esta, sin embargo su semblante sereno, fue cambiado por uno de sorpresa.

    -Asmita ¿Qué tienes?- Se acercó al rubio, quien estaba pálido, algo agitado, con las manos temblorosas.

    -Deuteros…- Su vista clavada en el suelo, llevo su mano al pecho, sentía que su corazón se le salía.

    -¡¡¡ASMITA!!!- Temía que se cayera, no se notaba para nada bien, el sudor en su frente, sus pupilas se están dilatando, comenzó a tambalearse.

    Sus rodillas flaquearon, rápido fue aquel Ángel para sostenerlo.

    -Deuteros… Algo… Algo… Le paso…- Sus lágrimas comenzaron a brotar, agitado con la angustia, su labio tembló.

    Degel no respondió, sentirlo contra sí, de esa manera siendo uno de los más calmados, que su reacción no fuera la normal.

    Pero esto solo delataba que lo que ocurriera con ellos, es algo muy malo… Pedía que Kardia estuviera a salvo.

    ---Rio Divisor---

    Aquel destello se aclaró, de a poco dejando ver lo ocurrido.

    Aunque se hubiera comportado como un maldito, un verdadero idiota, aún seguía siendo el padre del castaño, y le preocupa.

    -¿Padre?- Abrió sus ojos, su mano aun sostenía la de su cálido demonio, pero rogaba a su Diosa que estuviera a salvo.

    Lo que vio, le trajo paz, pero duro unos instantes, al ver quien de verdad recibió el ataque fulminante de ese demonio.

    -De…Deute…Ros…- Abrió aquellas esmeraldas a mas no poder, la desgarradora verdad fue vista.

    Se interpuso entre el rey, y la energía de Manigoldo, no es mortal como tal, pero… Tiene un efecto horrible en quien la recibe.

    Uno el cual no existe posibilidad de cambiar, ni un demonio ni un ángel, puede tener una reversa de esto.

    Igual como los ángeles tendrían sus ataques especial que no tiene retroceso, también sus enemigos.

    Salvo que tienen a dejar al usuario agotado.

    Su cuerpo malherido yacía en el suelo, a los pies del de mayor rango.

    El Cid se acercó a atenderlo, pero se encuentra completamente inconsciente.

    -Mi rey… Esta maldición será demasiado problemática, si no se trata a tiempo- Dijo esto con voz fuerte, mientras ayudaba a que el peli azul se levantara, aunque no esté consiente –Su hijo también necesitara ayuda, si no fuera por la barrera invisible, posiblemente hubiera muerto-

    Miro hacia donde su primogénito observaba con un terror absoluto, al fin de cuentas es un amigo el que ha caído por su culpa, jamás se lo perdonara, además que es la pareja de su casi hermano.

    -¿Mira lo que has provocado Dohko?- Señala a Deuteros –Todo esto ha sucedido por fijar tus ojos en alguien como él- Señalo a Shion, el cual sentía mucha pena porque uno de los suyos lastimara a un Ángel.

    -Esto sucedió porque… No pueden aceptar que nos amamos, esto hubiera sido muy diferente- Cabizbajo, toco su cabeza, preocupado sobre que debía hacer –Por favor… Basta… Déjenos huir, no volverán a saber de nosotros… Solo…-

    -No lo permitiré-

    La voz áspera del patriarca, muy similar al del rey furioso se notó, antes de sentir un tirón de su mano separando a su demonio de él.

    Sin importar lo fuerte que sea el muro que el peliverde formo, existen métodos que solo el patriarca conoce para destruir las barreras de los propios, además que Shion a aún le faltaba mucho más que recorrer para estar al mismo nivel.

    Lo sujeto por el cuello, preparado para darle directamente en el pecho con una maldición, formada en su mano con una tonalidad negra y purpura combinadas, algo similar al de Manigoldo pero tenía otro propósito.

    -No permitiré que un Demonio se una a un Ángel, sin importar nada-

    -¿Patriarca?- Sentía como el aire le comenzaba a faltar, implicaba toda la fuerza que podía dar.

    -¡¡¡SHION!!!- Miro aterrado, pero no dejaría que nada le pasara, sin embargo al tratar de acercarse, aquella herida le dolía más, y la sangre no se detenida, poco a poco perdería las fuerzas y moriría, s piel un poco más bronceada, se podía notar pálida.

    -Lo siento, pero no pueden estar juntos, está prohibido- Aquella mirada siempre noble justa, solo dejaba ver lo peor de su especie, esa dispuesto a asesinar en ese momento a quien debería subir cuando el perezca.

    Con Manigoldo cansado, apenas si se sostenía en sus piernas, quería mostrar estar tranquilo, pero tampoco deseaba que ese amigo suyo le pasara algo.

    Sísifo se distrajo, no creía que el patriarca pudiera ser capaz de acabar con la vida de Shion, se supone que lo apreciaba como un hijo, al igual que Manigoldo.

    Mala idea, Kardia aprovecho para conectar un muy fuerte golpe, hiriéndole con un impacto tal que logro lastimar de gravedad sus alas, pero aún se podía poner en pie.

    -No lo haga…- Frunciendo el ceño, mirando como el aire le comenzaba a afectar a quien ama, estaba pensando en unirse a la batalla, lo que sea para rescatar a su demonio.

    Pero parecía que el destino está en su contra, que este era el punto del cual no existiría retorno.

    -Entonces, aléjate...- Lo miro serio, acercando más su mano con esa maldición a punto de tocar el pecho del peliverde.

    -¿Qué?- Susurro, una meuca de dolor volvió… provocando que cayera de rodillas, más aún mantenía la vista directamente a los ojos del mayor.

    -¿Quieres salvarlo?- Frunció el ceño –Aléjate de Shion… Y nunca más vuelvas a tratar de verlo, si no… Su vida no volverá a ser perdonada- Aquella amenaza se dejó oír profundamente entre los presentes.

    -Doh…Ko…- La falta de aire no lo dejaba hablar, pero trataba de sonreírle, para que entendiera que estaría bien todo.

    -No… No me pida eso…- Bajo la cabeza, una clara muestra de rendición ante ellos –Asesíneme a mí, pero… No él… Si quiere la sangre de alguien, que sea la mía- Se ofrecía como sacrificio, si es lo que deseaban, que uno cayera, el Ángel le entregaba su vida.

    Esto sorprendió un poco al demonio mayor, pero aun así no desistía.

    -Pronto lo alcanzaras, si no eres atendido-

    -¡¡¡KARDIA!!! ¡¡¡TRAE A MI IDIOTA HIJO!!!- Ahora si está mucho más enojado, pensar que su primogénito, este derrotado ante el patriarca de esos, le enfureció, deseaba acabara con Dohko con sus propias manos.

    Rechistó con los dientes, apretando sus puños, podía completar su venganza contra ese castaño de cinta roja, pero una orden directa del rey no se puede desacatar, aunque sus decesos sean otros.

    -Tsk- Miro de una manera burlesca al otro –Te has salvado esta vez, pero… La próxima no correrás con la misma suerte-

    Apretaba sus ojos, tocando sus alas malheridas, el dolor lo invadía por su sistema nervioso.

    Bajo delante del patriarca, esa sonrisa burlona no se podía ocultar, pero sentía algo de lastima por el destino de esos dos.

    -Lo lamento principito, pero… No podrías tener a tu reina hoy- Lo sostuvo sin nada de delicadeza, pero este aún seguía tratando de alejare de ese agarre, no quería dejar solo a su Shion, apretaba los dientes, trataba, pero todo es inútil.

    La engería vital se le estaba agotando, solo miraba como su Demonio, dejaba escapara algunas lágrimas, le dolía… Pero se preguntaba por qué no trataba de alejarse.

    -Sigue estando quieto Shion, si no… Esta maldición que tanto temes, será directa a ese imbécil-

    No contesto, al final de cuentas… Quien estuvo en peligro desde un principio, no fue el peliverde, si no Dohko… Compendia que en ese estado su dulce Ángel, moriría… La fuerza de Hakurei es devastadora.

    -Te amo…- Movió sus labios, para que Dohko pudiera entenderlo.

    -¡¡¡SHION!!! ¡¡¡NO TE PREOCUPES!!! ¡¡¡ENCONTRARE LA FORMA!!! ¡¡¡PARA QUE ESTEMOS JUNTOS!!! ¡¡¡TE AMO!!!- Esos gritos, salían, siendo palabras sinceras, pero de a poco la fuerza de le agoto. Mirando a las gemas rosas con tristeza, rogando que un milagro ocurriera.

    No fue así…

    Cuando todos estuvieran del lado que les correspondiera.

    Fueron retirándose, no sin antes ayudar a los que sus vidas corrieran peligro.

    En ese momento dos corazones se separaron por el cruel destino, si algún intentaba algo… La sentencia de muerte para el otro está implicada.

    Shion no deseaba que nada malo le pasara a Dohko, igual este al demonio.

    Aquella noche, fue el detonante para tanta tragedia.

    ---Lado de los demonios (Torre Jamir)---

    El peliverde fue arrojado directamente a una de esas viejas celdas, presentaba fuertes moretones en su cuerpo y heridas abiertas.

    Recibió un castigo físico por parte del patriarca para luego dejarlo en aquel lugar.

    -Aquí te quedaras un largo tiempo- Cero dicha puerta con fuerza.

    -¿Por qué… No nos dejan estar juntos?- Las lágrimas tibias resbalaban, su rostro mostrando un labio partido.

    -Es una muy mala decisión, son muy diferentes… Jamás funcionara su amor- Dijo sin más, no dio explicación incoherente.

    Fue como los pasos se escuchaban alejándose.

    Trataba de levantarse pero su cuerpo no le respondía del todo, decidió recargarse en la pared, tratando de sanara sus heridas, pero es inútil su energía vital no le está respondiendo bien, por todo el descontrol emocional que presenta.

    Llorando desconsoladamente, pedía en su interior, que Dohko esté bien, poder verlo nuevamente, solo una vez más y poder decirle cuanto lo ama… Solo una oportunidad, un trato lo que fuera… Haría lo que estuviera en sus manos para que todo volviera a estar bien.

    ---Lado de los demonios---

    El mismo destino parecía tener Dohko, en cambio que no fue encerrado en una sucia celda, si no que aparte del castigo físico, que ya había recibido tenía que estar sanando, su vida corría peligro, pero se negaba a quedarse quieto.

    -Tengo… Que… Aaarrgggg… Déjenme…- Otro intento por levantarse, en vano… No podía dejar de pensar en el bienestar de su demonio.

    Si no fuera porque tuvieron que administrarle un fuerte medicamento, que logro que descansará y sanara sus heridas, Dohko se habría ido en cuanto pudiera, sin importarle el mal estado que se encontraba.

    Pero aparte de estos dos corazones sufriendo por su separación, una que todos hubiéramos deseado que jamás ocurriera, alguien más sufría en silencio.

    -¿Deuteros?- Aquel rubio Ángel, miraba a su inconsciente amado, sus ojos aterrados por que no despertara, que sus heridas no fueran tan visibles…

    Este en cama, mientras su pareja arrodillado junto a la cama, mirándolo atento, velando por cualquier cosa que necesitará.

    Nadie tenía respuesta para lo que le estaba ocurriendo al peli azul.

    Sin importar que tan bueno eres realizando bendiciones o en el campo medicinal, esto no se hallaba alguna explicación.

    Afuera Degel le pedía una explicación al Ángel más descarriado de todos.

    -Así que los descubrieron- Su voz se notaba trise, por el sufrimiento de sus camaradas.

    -Si- Le doy un abrazo –Esta vez te juro que yo no fui quien abrió la boca- Sonrió coqueto como es su costumbre –Casi mato a Sísifo, pero me detuvieron- Apretó su puño con rabio –Un poco más y…- Noto como el peliverde con lentes, suspiro.

    No dijo más, decidió callar, puede que en este momento el pasado no le interesara tanto a Degel, tienen a ser algo empático con sus amigos cercanos al verlos sufrir.

    -¿Cuál castigo le darán a Dohko?- Bajo su mirada, esto no se podía quedar así.

    -EL rey me despacho de inmediato, solo me pidió que estuviera al pendiente de Deuteros- De recargo en la pared más cercana, donde podían ver por la ventana del cuarto de enfermería en que el mencionado esta –Creo que sospecha que nosotros sabíamos algo y nos callamos-

    -Esa es la razón por la cual El Cid, no me dejo acercarme a ver a Dohko ¿Cierto?- Levanto su vista, para sujetar las manos de Kardia.

    -Él fue el chismoso, aunque no prometió quedarse callado- Beso los labios de su novio, sin permiso, dentro necesitaba ese contacto después de todo, ver a los demás sufriendo de esa manera, le incomoda tanto.

    -Deuteros no está bien… Se nota que algo maligno lo rodea y Asmita lo puede sentir. Ambos sufrirán tanto-

    -Se los advertí, que esto sucedería, pero nadie me escuchó-

    -En el corazón no se puede mandar- Suspiro, negando con la cabeza.

    Se alegraba que su amado Kardia este a salvo, pero… Que aquellos con los que convivio y creció, estén presentando un corazón roto y extraviado, afectara por completo a todos.

    Pedía en silencio que se solucionará, que les dieran la oportunidad de ser felices, pero ¿Qué poder tenía ese joven Ángel con lentes para lograrlo?
     
Cargando...
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso