Tardes de otoño

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Main, 12 Agosto 2011.

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    Main

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    Aries
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    Tardes de otoño
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    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    532
    ¡Hola! Bueno esto es una historia que escribí hace tiempo y que se me había perdido por ahí...

    Prólogo:

    Paseaba nerviosamente de un extremo hacia el otro del pasillo mientras pensaba detenidamente qué coño estaba haciendo con mi vida.
    La mano izquierda se posó con ademán preocupado sobre mi frente y finalmente acabé por restregarse los ojos.
    Estaba sola.
    Era un domingo a las siete de la tarde. Ya no quedaba ni un resquicio del sol que parecía no haber salido desde hace varios días. La luz amarilla del techo me iluminaba intensamente.
    Giré repentinamente en el límite del pasillo para continuar el flemático paseo de un lado a otro.
    No me gustaba en lo que me estaba convirtiendo.

    Capítulo 1:

    Llegué a pensar que no le interesaba a nadie. Estaba en lo cierto.
    Ya no me miraban, y si lo hacían pensaban que era antipática e insociable. Mis "amigas" se burlaban, repetían los mismos comentarios dolientes y destructores, pero yo no decía nada. Era indefensa, insegura, pequeña.
    Mis padres discutían con mi hermana, ya no tenían tiempo de preocuparse de su hija menor, que lloraba bajo las sábanas de su cama.
    Esta era mi triste vida.
    Cada vez que decaía, intentaba sobreponerme y sonreír amargamente. "Para sobrevivir: ver, oír y callar" me repetía. No funcionó.
    Una noche me levanté de aquella cama después de haber llorado durante un largo e interminable rato, miré con indiferencia todas las cosas materiales que me rodeaban. La habitación era pequeña. Estaba pintada de color azul. La cama se situaba detrás de mi y a mi mano izquierda su mesita de noche rebosada con miles de colgantes y pañuelos. A mi derecha el armario donde guardaba toda mi ropa, en la esquina superior derecha del cuarto se hallaba una cómoda y justo en frente de donde me situaba ahora, un espejo. Me observé detenidamente en él. Me miré con odio.
    Puede que el problema fuera yo.
    Abrí la puerta de mi armario a mi derecha. Empecé a sacar toda la ropa de color. Mi habitación empezaba a ser un desastre.
    Alcancé unas tijeras que descansaban en mi mesilla de noche y comencé a cortar todos los vaqueros que poseía con miles de agujeros. Tuneé las camisas oscuras de muchas formas.
    La impotencia y rabia se iba disipando poco a poco.
    Me quedé dormida en el suelo en frente del armario con las tijeras en mano y mi insignificante habitación llena de ropa, de trozos de tela y de lágrimas.
     
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    Main

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    Aries
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    5
     
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    324
    Capítulo 2:


    Me desperté un par de horas después de haber hecho aquel ataque a mi armario. Era temprano, muy temprano, por lo que aproveché para coger un par de bolsas, meter toda aquella ropa de color y tirarla a la basura más cercana que encontrara.
    Me odiaba, y necesitaba cambiar, cambiarme a mi misma.
    Compré un tinte pelirrojo y me lo apliqué en mi casa cuidadosamente. Sería la primera actividad cuidadosa que había realizado en mucho tiempo. Cuando terminé el sol brillaba intensamente, ya estaba en pleno mediodía.
    Recuerdo que mi madre nos llamaba para comer. También recuerdo gritos y mandatos de la misma para que me quitara el tinte y esa raída ropa. No obedecí, tampoco agaché la cabeza.
    No quería volver a ser esa pequeña e insegura adolescente de 15 años.
    Ese día no comí. Tampoco cené.
    Me pasé el día comprando nueva ropa y maquillaje oscuros. Quería ser otra, pasar como una sombra a los lados de la gente, sin miradas superiores, sin comentarios dolientes.
    Caminaba con paso lento y cansado por el centro comercial cuando encontré un grupo de adolescentes que permanecían sentados en un banco, riendo. Frené mis tediosos pasos y les miré.
    Parecían felices. Lo cierto es que no recordaba como te hace sentir ese adjetivo. Sólo sabía que era algo positivo. Me volví para continuar otra tarde que no sería como muchas otras.
    - ¡Eh, tu, la pelirroja que va de negro! - no me di por aludida, aunque sabía que me llamaba a mí. No quería más burlas. Apresuré el paso.
    Me encontré enfrente de la puerta de mi casa. A la espera de que alguien me abriera con los brazos abiertos.
    Esperé. Me sentía agotada, sin esperanzas ni ilusiones, sólo odio y miedo.Llovió. Me senté en la acera y seguí esperando.
    Nadie nunca apreció.
     
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    Aries
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    292
    Capítulo 3:

    Al día siguiente no entré en el instituto. Estuve otro día como muchos otros con la única compañía de mi misma hasta que mientras descansaba tumbada en una parada de autobús alguien me habló.

    - ¿Vas a la plaza? - preguntó el desconocido. Giré mi cabeza, curiosa por ver quien había captado mi atención.
    Era un chico, un adolescente. Era realmente atractivo. Sus ojos verdes me miraban ahora con temida torpeza. Era alto, delgado y tenía el pelo corto de un tono castaño claro. Vestía con ropas bastante parecidas a las que ahora llevaba, aunque no en ese preciso momento ya yo lucía el uniforme del instituto privado al que acudía. Él llevaba unos vaqueros negros y una cazadora de cuero del mismo color. De repente se colocó las manos en los bolsillos traseros de su pantalón.
    - Perdón, me he equivocado de persona. Pensé que eras... no importa. De todas maneras, soy Garret - su sonrisa era blanca, pura. Empezaba a marearme de verle.
    Me incorporé de manera tímida y me senté debidamente en la parada. No pronuncié ninguna palabra. Supongo que al final sí iba a ser insociable.
    - ¿Tu nombre...? -cuestionó mientras se sentaba pausadamente a mi lado.
    - Eso no importa -contesté tajante.
    - Es cierto, no me importa tu nombre. Sólo quiero saber cómo eres.
    Me sorprendí ante tal respuesta, le miré a los ojos, pero bajé la cabeza y añadí:
    - Nadie debería saber cómo soy.
    - Me encanta saber cosas que no debería -dicho esto, se levantó, me miró con una sonrisa pícara y se marchó.
    No sabía lo que pretendía y no podría negar que no quería saberlo. ¿Cómo eres tú, Garret?
     
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    Main

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    Aries
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    Capítulo 4:

    Me quedé esperando más de las dos de la tarde con la ligera y pequeña esperanza de que Garret apareciera. Por supuesto esa ilusión se deshizo cuando mi reloj de muñeca marcó las cuatro. Me dirigí a mi casa, con, y puedo admitirlo, un poco de temor a los gritos de mi madre. A estas alturas y sabiendo que el director les ha llamado para comunicarles la falta, son capaces hasta de haber llamado a la policía.
    Cogí un par de autobuses y subí un par de cuestas caminando hasta que llegué al temido destino. Me paré otra vez ante la puerta de aquel duplex. Ninguna señal vida aparentemente, tampoco se escuchaba ningún ruido. Busqué las llaves en mi mochila y abrí con sumo cuidado. Ninguna luz encendida. Ninguna televisión encendida reflejando la mierda de sociedad en la que nos estamos convirtiendo.
    La entrada da al salón y a mi izquierda se encuentran las escaleras de caracol. Subí apresurada a mi cuarto, la primera puerta a la izquierda. Tiré mi mochila en aquel frío piso, me quité el incómodo uniforme, siempre había pensado que la falda a cuadros verdes y su blusa a juego era horrible. Me puse unos ceñidos vaqueros rotos, una camisa negra, unas botas con cordones recién compradas que me daban aspecto de gótica y me maquillé ojos y labios con tonos oscuros. Sacudí mi cabeza. El espejo me dejaba ver mi largo y ondulado pelo ahora de un pelirrojo intenso, cuando antes había sido rubia.
    Dejé igual de desordenada la sombría habitación y me dispuse a bajar las escaleras de dos en dos. Abrí con un seguro golpe la manilla de la puerta principal.
    - ¿A donde vas? -preguntó Garret a tres metros más allá. Tenía las manos en los bolsillos y la cabeza gacha. Ahora llevaba una camisa de manga corta que dejaba ver ciertos músculos marcados en los brazos.
    - ¿Cómo coño?- me quedé atónita.
    - Magia no me jodas - Me volví, cerré la puerta de mi casa vacía y tranqué con llave. Continué con mi salida y pasé de largo de aquel aún desconocido.
    - Sabes que no tienes a donde ir- afirmó y con razón. Me giré, pero no se la di verbalmente - Ven, te quiero enseñar una cosa.
     
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    Lady Mirra

    Lady Mirra Entusiasta

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    wooo!!....que historia y el chico Garret, su adtitud me encanto, me sustaria seguir leyendote Main, por que la historia esta muy buena...asi que sin mas que decir me avisas...;)
     
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    Aries
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    Jajajaja ¡Graciasssss! Esta es una historia viejita que no la he terminado porque creo que ahora no me veo con la disposición que tenía cuando empecé a escribir esta historia pero... inetentaré terminarla
     
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    Main

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    Aries
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    Capítulo 5:

    - Venga y te dejo mi casco.
    - ¿Sólo tienes uno?
    La moto negra de Garret nos había esperado aparcada delante de mi casa. Nunca me habia montado en una, y no es que me emocionase la velocidad. Pero él tenía razón, no tenía a donde ir y tenía curiosidad del sitio al que me llevaría. Aunque fuese todavía un desconocido, era el único para el que existía.
    - Está bien - dije rendida, Garret me colocó el casco sospechando acertadamente que nunca me había montado en una moto. Se subió en ella y esperó a yo también lo hiciera. Estaba anocheciendo, serían las siete y media de una tarde de otoño.
    Al fin me subí a la moto y Garret la puso en marcha. Me agarré fuertemente a él y cerré los ojos, con miedo a caerme, con miedo a volver a mi antigua vida. El corazón me latía con cierta dificultad. Todavía seguía siendo indefensa. Sentía el viento frío contra mi, pero resistía. Quizá era a lo único que podía resistir. Quizá era el calor de Garret que me reconfortaba. quizá era mi propio calor corporal o el de ambos. Me empecé a relajar y abrí lentamente los ojos. Los árboles, edificios y personas parecían figuras pocodefinidas, sólo siluetas ininteligibles. Perdí la cuenta del tiempo y Garret empezó a reducir la velocidad. Por fin aparcó la moto enfrente de un garaje viejo y pintarrajeado con grafitis. Ya había anochecido del todo. Se bajó de la moto y me hizo una seña para yo también lo hiciera. Me quitó el casco y con voz potente pronunció:
    - En ese garaje, te quiero presentar a un par de amigos.
    Me guió con paso seguro hasta estar a dos pasos y tiró hacia arriba con fuerza para abrir la anticuada puerta grafiteada. El interior era oscuro, olía a mugre, sudor y se respiraba humo. Mis ojos se empezaron a acostumbrar a la oscuridad. Notaba la presencia de varias personas en la esquina izquierda al fondo del garaje, que era muy grande y estaba prácticamente vacío excepto por una enorme batería y varias guitarras o eso debían ser, en fundas, acompañando al grupo.
    - Traigo compañía -anunció Garret mientras avanzaba decidido hacia ellos. Esperé tímidamente, y con algo de nerviosismo en la entrada de aquel espacio hasta que me dieran por bienvenida.
    - Si es una piva dile que entre -dijo una voz rasgada, pero no masculina.
    Por un momento, quise dar la vuelta y volver a mi casa, pero recordé que no tenía ni idea de donde estaba.
    - Garret...-susurré, una acción un tanto estúpida ya que no me iba a oír. Ya había llegado a aquel grupo de gente y se encontraba sentado formando uno más.
    - Entra y fúmate un porro y así entramos en confianza -aconsejó una voz suave de chico. Podía ver que levantaba la mano para que me acercara desde el fondo de la sala. Avancé lentamente. Me senté al lado de Garret, en un hueco libre que había en aquel círculo imperfecto.
    - Estos son Iris, Derek, Jared, Cole y Bube -indicó de forma natural mientras prendía un mechero para fumarse un cigarro.
    - Si Garret, tu a lo clásico, hay otros tipos de drogas aparte de eso -apuntó la supuesta Bube. Se sentaba justo enfrente de mí. Tenía el pelo corto, moreno y extremadamente liso. Su flequillo era un tanto irregular y le daba un aspecto más dejado. Sus ropas estaban impregnadas de un olor que se me asimilaba a una mezcla entre gasolina y sudor. Me extrañé. Vestía con unos pantalones rojos, unas deportivas rotas y una camisa ancha que parecía provenir de algún tipo de propaganda. No era extremadamente delgada, pero tampoco debía pesar demasiado. Las facciones de su cara eran enigmáticas y su mirada brillaba, o puede que sólo fuera porque ahora me miraba con curiosidad. A su derecha se encontraba a quien Garret había indicado como Jared. Su aspecto parecía más atlético que los presentes. Bueno, puede que en realidad sólo me fijara en que no llevaba camisa y tenía una tableta definida en el abdomen. Llevaba unos pantalones vaqueros largos e iba descalzo. En su posición sentada, mantenía sus pies estirados, por lo que se veia la suciedad de la planta de los mismos, y su espalda apoyada contra la pared mientras miraba al techo. Su pelo también era moreno, y además lo llevaba casi por los hombros. Era ondulado, con cierto encanto. Era quizás, más atractivo que Garret.
    A la diestra de Jared se hallaba Iris. Tenía gestos masculinos. Sin embargo, era bastante guapa. Poseía un cabello largo, castaño claro y rizado. Sus pestañas espesas y ojos maquillados me analizaban. Me sentía invadida, incómoda con su presencia. Su tono de piel era bastante blanco y vestía ropas oscuras. A mi lado se encontraba Cole, que en ese preciso instante estaba esnifando algún tipo de droga. Parecía que era lo más preciado que tenía y quería protegerlo. Tenía la espalda curvada hacia delante, su barbilla casi tocaba el piso. Iba en pantalones largos y rotos y una camisa muy ancha, que le quedaba dos tallas más grande. Al lado de Garret se encontraba Derek. Este último le había quitado el cigarro para darle una calada. Tenía una cresta morena con mechas pelirrojas y el resto del pelo estaba rapado. Sus ojos eran grandes, verdes, y le decoraba un montón de cadenas. Tenía un aro como pircing en el centro del labio inferior. Parecía poseer una extraordinaria fuerza y se escuchaba fuertemente su respiración, como si le costase este acto. También iba descalzo, pero vestido con una chaqueta de cuero que se asimilaba a la que había visto anteriormente en Garret. También llevaba unos pantalones largos. Eran negros y estaban bastante desgastados.
    - ¿Quieres? - Derek me ofreció el cigarrillo que había cogido de mi secuestrador.
    Respiré profundamente para relajarme. Nunca me había encontrado en este tipo de situaciones, ya era hora de probar nuevas experiencias. Además no quería que me rechazaran, que gente que me había acogido de manera natural, que se habían interesado en mí, ahora me repudiaran.
    Alcé mi mano en señal afirmativa y Derek, con una sonrisa provocativa me tendió el cigarrillo con la delicadeza que parecían tener todos a las drogas. Entorné los ojos y lo apoyé, con cierto miedo, en mis labios. Aspiré y mis ojos se volvieron rojos. Deseé toser, escupir el humo, pero no lo hice. No me lo permití. No me gustó la sensación. Volví a probar y esta vez fue más natural. Lo intenté por tercera vez, realmente, no estaba tan mal, de hecho...
    - Parece que le has cogido el gustillo -rió Iris de forma aguda y agonizante.
    - Quédatelo hasta que acabe -ordenó Garret. De forma instintiva cogió otro cigarro.
    Cole se incorporó y por fin pude ver su cara. Parecía el más mayor del grupo. Su cara era bastante redonda y poseía unas cejas muy pobladas. Sus ojos eran negros, muy oscuros. Ahora estos me miraban de una forma un poco primitiva.
    - Esta gente tiene un grupo de esos que tocan y tal cual pin pan pun fá -de repente su cara expresó una mueca burlona que cambió a una de total felicidad. ¿Cuánto se había drogado este tío? Empezaba a tener miedo.
    - Joder tio, deja por hoy esa mierda que te esnifas anda -Derek birló lo que en minutos futuros se hubiera esnifado Cole y lo apartó de este. Jared, que había presenciado la escena con mirada ausente habló con voz grave, un tanto rasgada y con un volumen bastante bajo, pero lo suficiente para ser escuchado.
    - Sí, en realidad no tenemos ni nombre del grupo, y eso que llevamos tocando años.
    - El nombre es lo menos importante -opiné mientras le analizaba psicológicamente.
    - Un nombre no dice nunca nada, sólo es un nombre hasta que lo asocias con algo y como no queremos que nadie nos prejuzgue, no tenemos pensado ponerle nombre al grupo-contestó Jared con asombrosa rapidez y naturalidad. Sonreí.
    - Entonces, no debería deciros mi nombre para que no tengáis prejuicios de mí -Acabé finalmente aquel cigarrillo, dejé que se cayera al sucio piso y con la punta del pie, en la posición sentada en la que estaba, pisé el cigarrillo. Ansié que se hundiera tanto como estaba yo hace un par de horas.
     
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    Lady Mirra

    Lady Mirra Entusiasta

    Acuario
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    que capi este, estuvo bueno, no digo que este mal ni nada, pero me desepsione mucho cuando supe como era en realidad Garret, en mente tenia que seria como un chico emo, panquer( o como lo quieras llamar) pero que no estaba metido en malos pasos :cool: y con ese tipo de amigos( que mal :/) pero siendo asi, tal como esta la historia me gusta, espera la conti nuevamente jeje.....;)
     

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