Susto a medianoche

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Kimera, 17 Junio 2014.

  1.  
    Kimera

    Kimera Iniciado

    Leo
    Miembro desde:
    5 Agosto 2013
    Mensajes:
    35
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Susto a medianoche
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1671
    Se acerca la hora, no puedo evitarlo, sólo, aquí sin nadie que pueda ayudarme estoy solo, mis hermanos no lo entienden, mis padres tampoco, mis amigos dicen que no es tan malo, pero si lo es, sé que no debería temer, pero no puedo evitarlo.
    ¿Quién sabe que se esconde en las sombras?, ¿Quién podría saberlo mejor que aquel que teme?; Se acerca la hora, y no puedo huir de ello. Sé que tantas otras veces pasará, como siempre, pero temo que no sobreviva a ésta, como cada vez que sucede.
    Acabamos de cenar, mis hermanos suben a la carrera las escaleras, y mis padres se quedan platicando un poco más en la cocina, yo debo esperar un poco más, no quiero subir, no solo. No hacia ahí.
    Mi padre se va, toma las llaves, y su gorra de uniforme. Se va a trabajar, no regresará a tiempo si algo sucede; me dicen que no sucederá nada, pero se que puede, después de todo, nadie cree que algo pasará hasta que sucede, y entonces dicen que fué el destino.
    Después de todo nadie sabe lo que yo; me están esperando, ya puedo oírlos; murmurando, me esperan y yo no puedo huir.
    Mama sube delante de mí, se queja de que si no la suelto la tiraré, pero no conozco un lugar más seguro; me deja en el pasillo y ella se va a su alcoba. Me deja en el pasillo, las paredes se empiezan a cerrar sobre mí, no puedo perder más tiempo, a cada paso mi corazón se acelera, camino tan rápido como puedo, vienen detrás de mí, cada vez más rápido, están a punto de alcanzarme, entonces, finalmente alcanzo mi cuarto y el interruptor de la luz, bendita luz, los aleja , los ahuyenta, regresándolos al las esquinas donde esperaran hasta que mis hermanos molestos, les permitan regresar acabando con mi única defensa.
    Ellos creen que soy infantil, que soy un bebé, pero estoy seguro que ellos tuvieron el mismo problema que yo, pero no desean demostrarlo, no quieren revivirlo, entonces mienten, pero yo tampoco desearía recordar, desearía dejarlo atrás, jamás recordar, pero sé que no sucederá, sé que recordaré esto por mucho tiempo, sé que no lograré escapar.
    Llegué a mi cama, mi pijama está sobre ella, me tomo mi tiempo para cambiarme y tengo todas las luces encendidas, ellos no podrán acercarse. Mi cama es la más pequeña dicen, pero a mi me parece la mejor, después de la de mi mamá y papá. Iría con ellos, iría todas las noches sino fuera por que el pasillo es el lugar más oscuro en las noches, la puerta del armario que está ahí, siempre está abierta, por eso no me atrevo a ir, sé que no soy lo suficientemente rápido.
    Escucho pisadas acercándose, las reconozco, sé que es mamá, toca a la puerta para saber si estoy dormido, pero no lo estoy, sé que se enfadará, si no la obedezco, pero no quiero dormir; no quiero que las sombras, los monstruos vengan tras de mí, todas esas criaturas de pesadilla, vengan tras de mí.
    No puedo correr, mis piernas me pesan como plomo y mis brazos ya no tienen fuerzas para seguir rompiendo las ramas que se empeñan en frenarme, no puedo quedarme más tiempo, debo seguir moviéndome si quiero regresar a casa; este lugar es inmenso, es un bosque pero a cada paso que doy se cierra más y más sobre mí, ¿estoy solo?, no no lo estoy, no estoy solo, me siguen, sé que me siguen, puedo escucharlos, puedo olerlos, su olor repugnante, sus alientos rancios detrás de mí; sigo corriendo; para, me gritan mis piernas, para no sabes si realmente te siguen, no debo escuchar, sé que si me detengo me atraparán, soy presa fácil, escucho ruidos tras de mí, los arbustos se agitan , las ramas crujen, ¿Cómo termine aquí?, ¿Cómo es que me sacaron de mi casa, sin que mi mamá se diera cuenta? o ¿Es que acaso podrían haberle hecho algo para que no pudiera defenderme?.
    Mi mamá, pensar en ella me asusta, ¿donde está? los ruidos se acrecientan acercándose, están a punto de atraparme, puedo ver sus ojos, rojos, enormes, brillando en la oscuridad; sé que no son lobos, ellos no viven en los bosques, sé que no son leones, ya que yo nos les temo, sé también que son mucho peores, son mis pesadillas, aquellas que cada noche, cada vez que desaparecen los últimos rayos del sol ya me están esperando, siempre puntuales; no puedo seguir corriendo, mi papá dice que los problemas se arreglan hablando, pero, ¿cómo podría hablar con seres como ellos?, ¿cómo podría hacerme entender sobre criaturas que sólo desean atraparme y llevarme con ellos para siempre?, sigo corriendo, no debo detenerme, aún cuando ya no pueda seguir corriendo debo hacerlo, están justo etrás de mí; finalmente los dejé atrás, por fin puedo detenerme un momento, me recargo en un árbol, respiro hondo, sé que no tardarán mucho en volver a perseguirme, pero aún estoy vivo, y como mi maestra siempre dice "mientras haya vida, hay esperanza"; vuelvo a moverme, camino rápido, no sé adonde voy, sólo se que debo seguir.
    De repente una idea pasa por mi cabeza como una flecha, si no sé adonde voy, ¿cómo sé que no me estarán esperando?, ¿cómo sé que no están frente a mí?; soy un tonto, soy el más tonto, mis piernas ya no dán para más, caigo de rodillas en la tierra fría; entonces percibo algo, un olor, como a detergente, como a jabón, el olor de mamá, el olor de mamá cuando limpia, vuelvo a levantarme, vuelvo a andar, vuelvo a tener esperanza, frente a mí aparece mi casa, con sus ladrillos descoloridos y su horrible techo, incluso veo las sombras de mis hermanos, escucho sus voces peleando como siempre. Salgo del bosque y me acerco más, estoy a punto de tocar el timbre, pero algo no está bien, mi casa nunca estuvo cerca de un bosque, mis hermanos habrían notado mi falta, ellos nunca dejan de pelear y siempre estoy presente, mi mamá no se pondría a limpiar en la noche; ésta no es mi casa, no son mis hermanos, eso no es mi mamá, es una trampa, retrocedo, retrocedo cada vez más rápido, las voces se han callado, las sombras se acercan a las ventanas, sé que me vieron, sé que me perseguirán de nuevo.
    Vuelvo a entrar al bosque, ellos conocen a mi familia, conocen mi casa, ya han entrado, y ¡volverán siempre que quieran!, corro, corro tan rápido como puedo, entonces choco contra un árbol, y reboto contra una rama, sus afiladas ramitan me golpean en la cara, y caigo al suelo, levántate, levántate me digo, puedo sentor el ardor en mi cara, me rasguñé cuando me golpeó la rama, puedo sentir mi sangre en mi labio.
    La sangre, no puede ser, ¡la sangre los atraerá!, ellos ya la captaron, se vuelven más rápidos, me levanto, y entonces siento su aliento en mi nuca, su cálido y húmedo aliento en mi cuello, transporta el aroma de la sangre, no la mía, todavía. No puedo correr, me tomaría por detrás, no puedo fingir, eso sabe que me dí cuenta. Sólo me queda girarme y esperar que pueda defenderme, o al menos intentarlo. Es más grande de lo que pensaba, es más monstruoso de lo que me había imaginado, no tengo más palabras para describirlo.
    Parece un lobo, pero es mucho más grande que yo, es casi tan alto como mi papá, no tiene pelo, parece llevar una tipo armadura de hueso, y sus ojos, sus ojos reflejan su ansiedad por comerme, probar mi sangre, romperme cada hueso y rasgar mi ropa y mi piel; se acerca lentamente, gruñendo, enseña los dientes; parece sonreír, y yo no puedo correr más, no hay lugar a donde correr.
    Me pongo de pie, y respiro profundamente, no lo había notado pero el bosque no tiene olor; la bestia gigante se acerca, y me habla; me pregunta si tengo miedo, me dice que puede llevarme con mi mamá; no sé si responderle, pero finalmente, ya sin otra opción, acepto mi miedo, acepto que estoy aterrado, pero ya no puedo correr, entonces la bestia se me acerca más, casi podría tocar si hocico si me apeteciera hacerlo o si no me estuviera muriendo de miedo, sé que podría comerme de un bocado, sé que no podría defenderme si pudiera intentarlo.
    La bestia sonríe, me vuelve a mostrar los dientes; entonces innesperadamente el olor regresa, el olor a jabón y detergente; puedo sentir algo fresco y familiar tocándome el rostro, algo familiar y, hermoso. La bestia gruñe y se lanza contra mí; pero no puede tocarme, no puede acercarse. Finalmente entiendo que no estoy solo, mis hermanos también tuvieron la pesadilla, pero todos ellos la superaron, todos ellos tuvieron esperanza, no vale la pena recordarlo, no vale la pena contarlo; es por eso que fué tras de mí, porque yo tenía miedo.
    Finalmente me dí cuenta, finalmente superé mi miedo.
    -No escaparás de mí, jamás-
    -Ya no te tengo miedo, ya no más-
    Tras de mí se levantan los primeros rayos del sol; el amanecer de un nuevo día, la promesa de que todo sería mejor, de que todo lo bueno regresaba. La bestia desapareció, dejando sólo un poco de ceniza.
    Mi mamá estaba sentada junto a mí, sus manos pasaban delicadamente por mi rostro, yo me desesperecé y me levanté. Me dio los buenos días, acompañados de un pequeño reclamo por lo flojo que era y ántes de que pudiera responderle, el rostro se le tensó, parecía alarmada, rápidamente me preguntó dónde me lo había hecho, que si alguno de mis hermanos mayores lo había hecho y salió hecha una furia. Me acerqué al espejo sobre mi mesita, y pude notar delgadas y finas líneas marcadas en mi cara, pasé mis dedos sobre ellas y un ligero escozor me hizo notar que eran recientes, producto de un rasguño, de ¿un ramazo?
     
    Última edición: 24 Junio 2014

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