Sus dulces labios Agaché mi postura, poniendo una de mis manos sobre la puerta y la otra sobre la pared; me asomé a la cerradura, primero que nada, debía mirar si estaba dormida o seguía despierta, acompañando a la luna reinando el cielo azulado de la noche. Estaba dormida de lado, con sus auriculares a un lado de la almohada y un pequeño libro entre sus manos. Se veía tan hermosa cuando dormía que hipnotizaba al que la viera. No pude resistir tanta tentación. Me enderecé y mordí mi labio inferior; un escalofrío recorría mi cuerpo, ¿Cómo podía estar haciendo eso? No lo sabía. Es más, hace un par de horas estábamos charlando como si nada, aunque yo era el nervioso allí. Respiré profundo. Con el nerviosismo presente en mí, posé indecisamente mi mano sobre el picaporte congelado. Empujé lentamente la puerta que en ese momento me separaba de ella. Por un poco espacio entre la pared y la puerta de madera me adentré a su habitación cerrándola detrás de mí. Mi mirada se posó encima de ella; se veía tan angelical y cálida cuando dormía. ¿Cómo alguien podía hacerme sentir esto? Era la primera vez que experimentaba ese sentimiento. La primera vez que entraba casi escabulléndome en el cuarto de una chica, con un solo propósito. Una ligera sonrisa apareció en mi rostro. Cinco minutos atrás estaba extrañándola en la otra habitación, imaginándomela mientras veía hacia el techo gris al que ella le daba todos los colores del arcoíris. Caminé por su pequeño cuarto iluminado por la débil luz de la lámpara de su mesita de noche. A paso lento me acerqué hasta un costado de su cama, procurando no despertarla. La miré detenidamente; me senté a un lado de ella y aprecié esos dulces y delicados labios que había deseado. No sabía si estaba bien o mal hacerlo, pero no perdería nada con el intento. Apagué la pequeña lamparilla por si las dudas. Me sostuve con uno de mis brazos a la vez que la rodeaba allí y lentamente comencé a acercarme a su rostro. Cada vez más, más y más. Tan cerca de ella; ahora no podía apenarme e irme de ahí; tampoco debía pensarlo demasiado. Cerré mis ojos sintiendo como sus labios rosaban los míos, con la sensación de felicidad en mí. ~~~~ No sé si ella alguna vez lo supo, pero yo lo había hecho. Aquel beso que le robé nunca lo mencioné; pensé que sería mejor así por temor a que nunca volviera a hablarme. Aun así, ahora estaba feliz.Haber probado esos dulces labios, había traído su dulzura a mi vida amarga. Criticas, comentarios, "me gusta" o tomatazo; lo recibiré con gusto! ¡Gracias por leer! <3
La historia estuvo bastante buena, solo que algo corta, describe los pensamientos del persona y las ansias que tenía para tenerla consigo y besarla sin embargo solo con esa pequeña anécdota me quedé con las ganas de saber de que más se trataba. Ni modo, estuvo buena la redacción. Cuidese! :3