Summertime

Capítulo I: La chica.​

Es el último día de clases ya, todos están felices, llenos de alegría por saber que no se volveran a ver dentro de dos meses. Como era de costumbre, Danny y todos sus amigos estaban sentados hasta la parte de atrás del salón, platicando y haciendo ruido. El profesor no estaba y ya era la última clase, así que decidieron juntarse todos para hablar de lo que haríamos en vacaciones.

— ¿Entonces vas a irte de la ciudad Joel? —preguntó Stephanie, una joven bastante bonita, de tez blanca, ojos verdes y cabello castaño.

—Sí, por fin iré a Los Ángeles—respondió el muchacho, éste tenía el cabello rubio y, cómo siempre, portaba sus lentes oscuros.

— ¿Y qué harás tu Danny? —preguntó ahora Alice, morena y de ojos negros muy hermosos.

—No lo sé todavía —dijo Danny, mirando su celular—. Deberíamos de hacer la fiesta en casa de mi primo, mis padres y mis tíos van a estar fuera de la ciudad en un crucero. Aparte, llevo como dos jodidas semanas queriendo hacer esa fiesta.

—La casa de tu primo parece mansión bro, tiene piscina, un bar, bocinas, podríamos hacer algo como un Proyecto X ahí—comentó Russ riendo un poco. De momento, tocaron la puerta del salón y todos volvieron a su lugar, excepto todos los ocho amigos que estaban en el fondo del salón. Danny fue el único que se levantó de su asiento y abrió la puerta; cuando lo hizo, vio ahí a una muchacha rubia, de lentes y con brackets.

— ¿No se encuentra el profesor Mark en este momento? —preguntó la jovencita con voz temblorosa.

—No, salió a dirección—le contestó Danny, viéndola fijamente a los ojos.

—Uhm... está bien, gracias—dijo apurada la joven, volteándole la mirada a Danny. Éste, regresó a su asiento lentamente, como sí hubiera quedado atontado por algo.

— ¿Quién carajo es ella? —preguntó Danny a sus amigos.

—Ella es Rubí, Daniel—contestó Alice.

—Pero también necesito su apellido, tengo que agregarla a Facebook.

—Rubí Clement.

—Dios mío, estaba hermosa.

—Muy hermosa y lo que quiera Danny —interrumpió Joel—. Pero es un año mayor que tú hermano, así que no creo que llegues muy lejos con ella, sorry bro.

La plática entre amigos siguió, todos hablaban de la fiesta en casa del primo de Danny, pero él solo podía pensar en aquella niña, esa hermosa chica que vio por primera vez; tenía muy presentes sus bellos ojos, su cabello resplandeciente, la recordaba perfectamente. Al verla visualizada en su mente, solo rió un poco y una sonrisa se dibujó en su rostro. De la nada, una mochila lo golpeó en el estómago, levantó la mirada y vio que todos se estaban levantando de sus pupitres, unos ya estaban abandonando el aula.

—Danny, nos vamos a ver mañana en casa de tu primo Lawrence eh, a las nueve de la noche para que tengas todo listo campeón, nos vemos luego—dijo Joel, acomodándose sus lentes y poniéndose su mochila Nike.

Danny tomó su mochila, se la echó en la espalda y salió a toda prisa del salón. Mientras llegaba al portón de salida, buscaba por todos lados a la tal Rubí, pero simplemente, no lograba encontrarla. Desesperado, comenzó a preguntarle a cualquiera que pasaba si no la conocía, todos le respondían que ya se había ido. Sus esperanzas de hablarle se habían ido y era el último día de clases, se volverían a encontrar dos meses después, pero eso era demasiado tiempo para Danny. Derrotado y cabizbajo, solo salió del plantel y emprendió su ruta hacia su casa.
Cuando llegó, vio que sus padres ya estaban listos para irse, los dos iban en el coche.

—Daniel, ya nos vamos con tus tíos, quiero que cuides muy bien a tu hermana —decía su madre—. No quiero que salgas de casa para nada, vas a estar con ella y te vas a asegurar de que coma bien, haga sus deberes y se duerma temprano. Anda, a la casa muchacho.

—Sí mamá, que les vaya muy bien en su fantástico crucero—dijo Danny sarcásticamente. Al entrar en casa, noto que su hermana estaba usando su laptop, lo cual le importó poco, ya estaba acostumbrado a que eso pasara. Subió a su cuarto, dejó la mochila y se tiró boca arriba en su cama. Cerró los ojos y una vez más, recordó a Rubí. De rato, le llegó un mensaje a su iPhone; era un mensaje de Joel que decía: <<Cambio de planes, la fiesta va a ser hoy mismo, hablé con tu primo. A las nueve igual, nada de llevar a tu hermana.>>
Danny, al ver el mensaje, saltó de la emoción, por fin la fiesta que tanto había esperado llegó; solo quedaba esperar a que dieran las nueve para ir a divertirse.

 

Capítulo II: Fiesta.
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—Abigail, duérmete ya que tengo que ir con Lawrence—susurraba Danny a su hermana pequeña.

—Pero me da miedo estar sola Danny—decía Abigail.

—No te va a pasar nada, anda a dormir Abigail.

— ¡Daniel, tienes 17 años y yo 9, por favor no me dejes aquí!

— ¡Cállate y vete a dormir que tengo que irme! —gritó Danny, furioso.

Abigail lo miró fijamente y se fue corriendo por las escaleras hasta llegar a su cuarto, cerró la puerta con fuerza y todo quedó en silencio. Danny tomó las llaves de la casa, y salió del lugar; cerró la puerta con llave y emprendió su camino hasta la casa de su primo. Mientras caminaba, sintió su celular vibrar, era obvio que era una notificación de alguna red social. Sacó su iPhone, tenía una nueva solicitud de amistad en Facebook, de justamente la chica que conoció en la mañana. Danny no se lo podía creer; Rubí Clement sabía su nombre. Guardó su teléfono y corrió a toda prisa hasta llegar a la casa de su primo Lawrence. Apenas iba a llamar a la puerta y se escuchó el estruendo de la gente y de la música a tope, Danny ya podía sentir las vibraciones en su cuerpo, ya podía saborear el alcohol. Golpeó suavemente la puerta y enseguida la abrieron; justamente era su primo quién abrió.

—Danny, sabía que vendrías—dijo su primo, abrazándolo.

—Ya me conoces, tengo 17 recién cumplidos amigo y no voy a perderme esta fiesta—comentó Danny, radiante de la emoción.

—Tus amigos están afuera, Stephanie y Alice están en la piscina hombre, deberías de ir y darte un postre—bromeó Lawrence.

Los dos caminaron hacia la parte de afuera, era inmensa, al igual que la casa; tenía de todo, piscina, bocinas, luces, una bar enorme. De inmediato, Danny localizó a sus amigos, se dirigió a ellos rápidamente, para dar comienzo a la fiesta oficialmente.

—Hey chicos, ya llegó por quién lloraban, eh—gritó Danny.

—Miren nada más, Daniel vino y sin su hermana—exclamó Russ, estirando la mano para saludarle.

—Obvio que no iba a traer a Abigail, se pierde la emoción con ella—susurró Danny.

— ¡Eh Danny, me dijeron que Rubí está por aquí eh, atento y búscala! —gritó Chris desde la piscina.

—No quiero que te vayas a buscarla tan rápido hombre, vamos a tomar un poco —dijo Russ, volteando a ver a Chris y a los demás—. ¡He chicos, vengan a tomar un poco con Daniel!

— ¡Hey, yo quiero un concurso de shots! —exclamó Alice.

Stephanie y Alice salieron juntas de la piscina, dejando boquiabiertos a todos los hombres a su alrededor, esos bikinis tan cortos eran algo espectacular ya que dejaban ver gran parte del cuerpo de las dos muchachas.

—Quiero tus ojos arriba Daniel—dijo Stephanie, acercándose a la barra donde estaban los dos jóvenes.

—Bueno listos todos que empezamos fuerte —gritó Chris mientras bailaba al son de la música—. Tengan todos sus shots de Vodka, el que vomita pierde.

— ¿Vodka? —preguntó Danny mientras veía su pequeño vaso.

—Claro bro, hay que entrar en ambiente—dijo Joel.

— ¡A la cuenta de tres todos tomamos! —exclamó Elizabeth, con su vaso en mano—. ¡Una...dos... tres!

Cuando la cuenta llegó a tres, todos los muchachos bebieron rápidamente aquella bebida alcohólica. Era tan fuerte que Danny sintió como si su garganta ardiera. En menos de cinco minutos, todos ya llevaban tres shots encima; no sabían que todo podía terminar mal. Siguieron bebiendo, tomaron una y otra vez hasta acabarse la botella, pidieron otra e hicieron lo mismo. Una hora después todos estaban ebrios ya, Russ y Danny estaban tumbados en el pasto, Stephanie, Sandy, Elizabeth y Alice bailaban junto con otros hombres de por ahí, Joel estaba desaparecido, Chris se quedó con una de las chicas que encontró en la piscina.

—Bro, me siento mal—susurró Danny.

—Yo igual, fueron mínimo diez vasos que tomé, no jodas—dijo Russ.

—Estoy ebrio y capaz que Rubí está aquí, que vergüenza sí llega a verme así.

—Ja, créeme que no está aquí, ella es muy religiosa, no creo que haya querido venir a una fiesta.

—Tienes razón, es muy cristiana.

Estaban charlando muy bien los dos amigos cuando de repente, Danny siente una patada en su costado derecho. El dolor es tanto que grita y se pone de pie rápidamente. Lo mismo le hicieron a Russ, solo que ahora fueron dos patadas, de dos hombres.

—Estúpidos, aquí se viene a festejar, no a dormir—les dijo uno de ellos; era calvo, tenía una cantidad excesiva de tatuajes y por su cara, se notaba que ya llevaba unos tragos de más.

—Estúpido tu por venir a molestarnos a mi amigo y a mí—comentó Danny, furioso.

— ¿Me estás insultando, pequeño hijo de perra? —gritó el calvo, empujando con fuerza a Danny—. Te sientes muy macho tú pequeñín, mejor calma tus humos y trae unos tragos marica, te voy a enseñar lo que es tomar.

— ¡No soy ningún marica!

—Claro que lo eres, estás tumbado con tu amigo casi abrazados, estaba esperando a que se besaran par de maricones.

Danny corrió hacia el tipo y soltó un golpe, haciendo que cayera aquel hombre. Toda la gente reunida ahí, volteó rápidamente a ver que es lo que estaba sucediendo. El hombre se levantó y empujó de nuevo a Danny pero ahora, golpeándolo en la cara dos veces; tiró a Danny y ya en el suelo, comenzó a golpearlo brutalmente, nadie se acercaba a ayudarlo. Chris fue el valiente que tomó una botella vacía y la estrelló en la espalda de aquel hombre calvo; haciendo que se cortara. El dolor de la herida sirvió para dejar a Danny, pero solo por un momento. El otro que acompañaba al tipo, se abalanzó sobre Chris, dándole una patada en el abdomen. Las cosas se salieron de control, y todo iba de mal en peor. Danny intentó levantarse, apenas se estaba poniendo en pie cuando sintió el impacto de una botella en su cabeza, haciéndolo caer de nuevo. Lo último que pudo visualizar, fue a Russ peleando con otro hombre, y a Stephanie corriendo con papel hacia él; sentía como la sangre caía por su cara, cada vez su vista fue haciéndose más borrosa, todo se tornaba de color negro mientras el ruido de la gente desaparecía poco a poco. Entre tanto grito y ya apunto de perder el conocimiento, Danny sintió una mano sobre su pecho, abrió los ojos con las únicas fuerzas que le quedaban y ahí estaba Rubí, mirándolo, con lágrimas en sus ojos. Después de esto, dejó de sentir, de oír y ver; se desmayó completamente. Su rostro estaba cubierto de sangre, al igual que su ropa; al poco tiempo llegó la policía y una ambulancia con ellos, que recogieron en camilla a Danny y a otros chicos, entre ellos a Joel. Mientras la policía esposaba a unos cuantos y la ambulancia dejaba el lugar, Rubí corrió hacia Danny. Preguntó a los paramédicos si podía acompañarlos hasta el hospital, ellos asintieron. Subieron a Danny a la ambulancia, y con él a Rubí igual. Cerraron las puertas, y la pequeña muchacha solo tomó la mano de Danny, con un nudo en la garganta y llorando. Recargó su cabeza en el pecho del joven, cerró los ojos y emprendió el viaje hacia el hospital, solo deseando que el chico estuviera bien.