One-shot de Inuyasha - Sufrir por ti

Hello!

Hola a todos. Este es un drabble que he escrito participando en un concurso llamado "Una canción, un Drabble". El concurso se puntua por me gustas. Así que si lo leeis y os gusta, dadle a me gusta xD
La cancion en el que esta basado el drabble es Hasta mi final - Il Divo.
Bueno, os dejo con el drabble.

Sufrir por ti​

Te observaba. La imagen ante mi dolía, pero no podía dejar de mirarte. Era masoquista, y lo sabía.

Tu rostro era adornado por una sonrisa tranquila y paciente. Una sonrisa sosegadora. Una sonrisa valiente. Una sonrisa para infundir ánimos y fe. Pero yo sabía que no estabas bien. Tus ojos te delataban. Demostraban miedo, y terror, y horror. No querías lo que te estaba pasando, es más, te horrorizaba. Toqué tu mano en un intento por ser de ayuda, aun sabiendo que no podía hacer nada. Tú acogiste mi mano con rapidez, apretándola levemente. Pude notar lo lenta que corría la sangre por tus venas y lo terriblemente fría que estabas. Tu respiración llegaba a mí como un aliento gélido.

Un aliento a muerte.

El brillo de tus ojos se desvanecía. El vaivén de tu pecho se alentía. Pero tu sonrisa permanecía.

Me acerqué más a ti y me miraste a los ojos. No nos hicieron falta palabras. Aquella mirada lo decía todo.

Te extrañaré. Nos volveremos a ver. Sigue sin mí. Te amo.

Claro que te extrañaría, es más, no creía poder vivir sin ti. Sin tus sonrisas, sin tus abrazos, sin tu calidez, sin tus consejos. Sin ti.

No, no nos volveríamos a ver. Tú irías al cielo, el lugar adecuado para una sacerdotisa de corazón puro. De sonrisa sincera. De sonrisa cálida. Yo iría al infierno, el lugar perfecto para un hanyou asqueroso que no había protegido a la única persona que le hacía olvidar. Que lo había cambiado. Que había sanado su corazón.

No creía poder seguir sin ti. Antes de que llegaras yo iba por un camino oscuro y tenebroso. Encastado en el árbol, no hacía más que revivir una y otra vez las experiencias traumáticas de mi vida, que no habían sido pocas. Pero desde que llegaste todas las experiencias que viví fueron buenas. Hacer amigos. Ser aceptado. Ser querido. Tu llegaste como una luz que iluminó mi camino, demostrándome todas las cosas buenas que me perdía por estar siempre en la oscuridad.

No me hizo falta pensar mucho para responder a aquello. Yo también te amo.

Rompimos el contacto visual y así el torrente de palabras mudas. Tú sonreíste satisfecha. Tu respiración se cortó. Tus latidos cesaron. Tú ya te habías ido.

Levanté la cabeza y me encontré con las miradas llorosas de todos mis amigos. Otra cosa más que le debía a Kagome.

Shippo salió corriendo perdiéndose en la espesura, nadie lo detuvo. Sango hipaba violentamente escondiendo la cara entre las túnicas del monje, que la abrazaba llenando de perladas lágrimas su cabello.

Yo me levanté y corrí. Corrí dejando una estela de lágrimas salinas en cada giro o salto, sin importarme nada. Corrí hasta que me hice sangre en los pies. Corrí hasta que las lágrimas no me dejaban ver nada. Corrí hasta que por ello choqué contra un árbol. Me dejé caer por el tronco hasta quedar sentado en el césped y lloré.

La idea vino fugaz. De repente, venida de ninguna parte.

Me iría con Kikyou. Iría con ella al infierno como le prometí. Sabía que en cuanto ella viera el dolor en mis ojos y que lo hacía por propio gusto entendería mis razones para querer ir. Seguramente se negaría, alegando que mi dolor sería más grande aquí, en el mundo terrenal, desdichado y solo. Pero yo quería ir.

Quería ir porque así no sería el único desdichado. Quería ir porque en aquel lugar todo el mundo sufría por algo.

Quería ir porque así no me sentiría tan solo con mis sentimientos, viendo a otras personas también agonizando. Quería que allí me torturaran, que me pegaran, que me hicieran daño físico. Al menos eso apaciguaría el dolor sentimental. Todo por no sentirme así.

Había escuchado que allí la gente se volvía loca. Pero yo tenía algo que me mantendría con los pies en el suelo, algo que me mantendría cuerdo.

Mi amor por ti. Porque puedo ir al infierno, puedo sufrir, pero de algo si estoy seguro:

De que te amaré hasta mi final.