Sonrisa

Mi pirmer Fic de one piece \o/ en lo personal me gusta mucho OP :3 Acepto criticas y consejos :)


SONRISA


—¡Usopp! —Grito desesperado el capitán de los muwiaras mientras corria por todo el barco— ¡¡Franky, Zoro!!

Usopp fue el primero en llegar a su encuentro, estaba un poco cauteloso y pregunto a Luffy la causa de sus gritos; temiendo que se tratara de un intruso. El capitán le explico que no era nada de eso, que él tenia un problema, y esperaba que alguien podría ayudarlo. A la bola se unieron Chopper y Franky, escuchando atentamente a Luffy.
El problema de Mokey D Luffy empezaba esa misma mañana, mientras esperaba con ansias el desayuno; Sanji, según sus pensamientos, lo hacía sufrir retrasando la hora de poder ingerir alimentos. Cansado ya de esperar, se dejo llevar por un delicioso aroma a mandarinas. Que tonto, pensó, la comida siempre estuvo ahí. Con un poco de miedo, y procurando que nadie lo viera, agarro un puñado de mandarinas y se lo metió todo a la boca. Prefería la carne, pero siempre disfrutaba comer el fruto de Nami.
Ella se percato de que faltaban unas cuantas mandarinas, también se fijo en que Luffy evitaba su mirada y se le escondía.
Al terminar un escandaloso desayuno, la navegante, se dirigió a donde su capitán solía descansar y ver el inmenso océano. Encontró al mencionado ahí, con una barriga enorme y muy dispuesto a dormir una siesta. Ella se acerco, él se puso nervioso, sabía que si Nami se enteraba que había agarrado unas de sus preciadas mandarinas, no saldría ileso. La pelinaranja le pregunto, en un tono muy dulce, pero peligroso, si de casualidad no había cogido algunas mandarinas. Luffy le explico la situación, esperaba que entendiera, ella hubiera hecho lo mismo si se tratara de algo tan importante como comer. Ella se enojo, pero no por las mandarinas, llevaba tiempo molesta con su capitán, él no se daba cuenta de sus sentimientos, ella lo quería. Y ahí, Nami decidió hacer algo drástico, no volvería a dedicarle ni una sola sonrisa a su capitán, eso sería un buen castigo por ambas cosas.

—Y es eso —explicaba el Luffy— cuando le dije que tome unas cuantas se enojo y se fue, y dijo que me fuera despidiendo de sus sonrisas —concluyo el capitán.

—Luffy, Luffy, Luffy... Se me olvidaba que eres todavía un chiquillo sin experiencia en estos asuntos —Usopp se tocaba el pecho y señalaba a Luffy— Lo que necesitas es un maestro, un maestro del amor. No te preocupes, ese soy yo: El gran Usopp.

—¡¿Maestro del amor?! —gritaron al unísono Luffy y Chopper, mientras sus ojos brillaban inocentes— ¿qué es eso? —sentenciaron ambos, sin comprender del todo a su amigo.

—¡Oh...! —Franky lloraba y se disponía a tocar una canción— !Luffy, a veces olvido que estas en la flor de la juventud!

Usopp explicaba que era un maestro del amor, aunque ni el lo entendía bien, y cuando el capitán mencionó a Kaya el empezó a tartamudear y decir cosas sin sentido.

—¡Luffy! —usopp decidió ir al grano— ¡A ti te gusta Nami!

La reacción fue en masa. Brook, que se encontraba tocando el violín animadamente, cambio la melodía a una más melancólica; Robin río por lo bajo y siguió con su lectura; por la boca de Sanji salían maldiciones lanzadas a su capitán; Chopper no entendió y fue a preguntar a Franky; Franky lloro aún más y dijo algo sobre el amor de un hombre; y Nami, Nami puso los ojos como platos mientras observaba a su capitán.

—¡Claro que me gusta! —Nami se llevo las manos a la boca— Así como me gusta Robin, Zoro, Chopper. ¡Todos me gustan, por eso están son mis camaradas!

La navegante puso los ojos en blanco y se fue a si alcoba, pensando las formas en que podría hacer sufrir a Luffy. Ella era un verdadero demonio.

Era de madrugada en el Sunny, Luffy no lograba conciliar el sueño. Le habían explicado lo que era el amor, y también lo que significaba que alguien te gustará. No lo había entendido del todo, pero ya estaba harto, y se había decidido a ir a rogar el perdón de su navegante.
Se levanto y salió con sigilo. Llego al cuarto de Nami y Robin y toco con mucha fuerza la puerta, la felicidad lo invadió al ver que era Nami la que habría.

—Luffy, ¿qué quieres? Es muy tarde —pregunto Nami mientras se frotaba los ojos.

Luffy la agarro de las manos se metió con ella en la habitación, claro, cerrando la puerta en el acto.

—Nami... ¿te enojo mucho que cojiera unas mamdarinas? —muwiara estaba nervioso y un poco pálido— si es así lo siento, de verdad. No lo volveré a hacer, pero por favor sonríe, ¡necesito tu sonrisa! No me dí cuenta, hasta hoy, de lo importante que es para mi verte sonreír. Es más importante que la carne, prometí que nunca dejarías de sonreír, y quiero cumplirlo.

—¿Te gusta mi sonrisa? —pregunto Nami al tiempo que se acercaba peligrosamente a su capitán.

—Shi shi shi —Luffy reía ante la pregunta— ¡Claro que me gusta, me gusta mucho! Nami, ¿ya no estas enojada?

—No, no me molesta que cojas mis mandarinas, pero pidelas.

—Entonces, ¿me volverás a sonreír? —una amplia sonrisa cubrió su rostro— ¿todo como antes?

—Si, y no. Ahora mis sonrisas te costarán —Nami sonrió de una forma malvada, mientras acercaba peligrosamente sus labios a los de su capitán— y te saldrán muy caras —Susurro a los labios de un Luffy muy confundido.