Sombras de media noche

Tema en 'Relatos' iniciado por Arkandius, 7 Octubre 2012.

  1.  
    Arkandius

    Arkandius Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    7 Octubre 2012
    Mensajes:
    14
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Sombras de media noche
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Fantasmas
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1168
    Esas estrellas nocturnas que normalmente disipan con gran esmero esas tinieblas y espesas penumbras de la negra noche invernal, mas en este día de grandes y egoístas nubarrones grises, no permiten que se realice esta ardua labor permitiendo que esos grandes temores revivan y se fortalezcan en esta inhóspita tormenta oscura y friolenta, trayendo consigo una sensación de desgracia y abandono.
    Y he ahí, entre aquella muda desesperación calmada, envuelta de fantasmas silenciosos que rondan esas mentes formadas y crecientes, para traer consigo ese amor perdido... y en aquel inhóspito lugar, casi olvidado por, solo recelo, de ese tiempo cambiante e irregular, que se nota en mínimos detalles en esa madera y ladrillos viejos y polvorientos, que levanta cada partícula de tierra con cada paso que se da, en dirección a esa rechinante puerta, que se abre dificultadamente, dejando pasar esa fría y húmeda ventolada, que trae tras de si a un visitante inesperado para este aletargado hombre, que con voz ronca, débil y tiritante ante esta adversa atmosfera invernal no logra decir más que dos palabras inentendibles, ya que, ese Joven adulto que parado frente a él, en esa marquesa vieja de la puerta pregunta muy cortésmente si puede alojar esta noche, ya que el cielo a simple vista desea llorar.
    El anciano, con esos ojos desgastados y a través de esos cristales empañados levemente y enmugrecidos por el polvo rondante observa esa mirada llena de confianza y valor, dando por sí una grata sensación y con un simple gesto de su cabeza le permite el acceso a su enorme morada, algo oscura por esa débil iluminación que proviene desde el comedor, ya que el aletargado hombre, en esos momentos se disponía a tomar la once.
    Llegan a esa parte de la casa, que en su centro esta esa enorme y larga mesa, que de por sí cabrían unas 12 personas... el anciano se sienta en su puesto para tomar su té tibio de hierbas, invitando a su visita a tomar asiento para que le acompañe... el joven adulto, mira esa casi vacía reliquia de madera, solo por esa taza y ese pan medio duro, por ello habla nuevamente y mientras lo hace pone en la mesa un plato ovalado que ha sacado de uno de los cajones de la loza, “le acompañaré con un té si usted me acepta este pan recién sacado y estas rebanadas de cujen, el hombre de edad le mira, algo receloso, aceptando con un si, que muestra con los gestos de su cabeza.
    Sentados frente a frente, el anciano no deja de mirar a su inhóspita visita, sin valor de iniciar una conversación, tal vez sea por ese nuevo ruido que acompaña a la enorme propiedad, ante tanto golpeteo que producen esas gotas gruesas e infinitas que son acompañadas por un ensordecedor silbido del agua que escapa de esa vieja tetera..... El joven adulto, mientras sirve ese caliente té humeante, se hace de valor para preguntarle la edad al dueño de casa, pero, para su agrado es respondida su inquietud después que ese silencio forzado que se aplacaba con el sonido inconfundible de la dentadura que giraba en esa reseca boca, que luego pronuncia -NO LO SÉ- posiblemente la misma edad que la casa, ya que la construí con mis propias manos....
    El joven adulto, tras su sorbo de te, para bajar ese delicioso cujen, le pregunta nuevamente, pero esta vez hace referencia a que si habita solo la casa, recibiendo un pronto si... Ya terminada la comida, el anciano le guía lentamente a una habitación espaciosa y oscura, con un gran catre que esta hecha, talvez hace tiempo, ya que el cubre esta completamente opacado su color por ese polvo que se impregna en todo lo que hay....
    El viejo, deja solo a su visita mientras sube por esas anchas y largas escaleras, de forma lenta y pausada, generando de por si unos rechinidos proveniente de las antiguas maderas y así mismo de esas rodillas, y cuando ya esta recostado en su cama, y cubierto por esas frazadas, su sueño, casi completo se acorta bruscamente ante un ruido inconfundible, unos cristales rotos, por ello coge rápidamente como le es posible a su fiel compañera, para ir al lugar del acontecimiento, bajando como nunca esas escaleras, entrando en ese largo pasillo a ese visitante nocturno que esta junto a la ventana, mirando de por si el exterior lluvioso, y cuando gira su cabeza para saber quien esta tras de si, ve frente a sus ojos esos cañones dobles que sostiene tiritante el anciano, que con su voz tiritante le pregunta que ha hecho, el joven, sin temor alguno, le baja el arma suavemente con su mano para mostrarle una expresión calmada y bondadosa, diciéndole que hay un intruso...
    Ya apaciguados ambos, comienzan sigilosamente a revisar cada cuarto y habitación para encontrar ese desagradable intruso, escuchando prontamente unos quejidos proveniente de la cocina, y al llegar, se encuentran a un encapuchado amenizando a dos mujeres, madre e hija, sorprendiendo al invitado, ya que según, nadie más habitaba, pero el anciano no piensa en eso y apunta al delincuente quien se escuda tras la joven hija, con el cuchillo en su garganta, el viejo tirita ante la presión, pero decidido a disparar, pero sin previo aviso, como un calambre, su dedo se mueve apretando el gatillo dirigiendo los proyectiles ante la muchacha, pero, para asombro de todos, el joven adulto logró tomar a la joven con el encapuchado tirandolos al suelo, previniéndolos de las balas, y rápidamente desalma al delincuente y arrojándolo hasta el muro, las dos mujeres se quedan tras el anciano para quitarles el arma, a la vez que la visita le quita el gorro al desconocido, quien no resulto ser tal cosa, ya que para sorpresa del anciano, el presunto ladrón es...
    El Aletargado hombre se arrodilla entre sollozos preguntando por que ha hecho esto, el delincuente, aún en su sitio le responde que solo vino a buscar a su hija, que solo la amenazo ya que se asusto, y es ahí, que la joven muchacha corre a los brazos de su padre mientras la mujer adulta de bellos ojos le dice al anciano, nuestro hijo ha crecido......
    Y es así, que por la mañana, antes del amanecer, el visitante inesperado se marcha tranquilamente ante el adiós de esa familia, y mientras da sus calmados pasos la luz del alba revela de por si ese pequeño monumento tras la entrada que hay a las afueras de la casa que dice: -“Construida en 1870”-; el joven adulto, ya a buena distancia solo anota en ese libro pequeño, que todo salió bien, ya que según lo poco que se puede leer en esas hojas, es que esa casa rondaba un alma en pena que vagaba por las noches repitiendo aquel error fatal...
     
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