One-shot Soledad (ComfortShipping)

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@Noir /u\ aquí está, como te dije. Lo único malo de esta escena es que la conversación que ocurre no podrá ocurrir de la misma forma en el rol, pero espero que estes de acuerdo conmigo en que vale la pena si significa poder hacer este genial escrito. Ya buscaremos otra forma de tocar el tema y que quede awesome x3 (?

Para los demás, hice este escrito pues el primer intento de darle un nombre al Drakimi fue "LonelyShipping" y se explica el porqué en este escrito. Tanto Mimi como Drake tienen opiniones diferentes en el tema de la soledad. El de Mimi ya se sabe, ella odia estar sola. Este escrito viene no solo a dar Drakimi al mundo (? sino a conocer la opinión de Drake.

Nada mas que decir, espero que lo disfruten<3

—Entonces...¿como lo haces?

Subí la vista al frente. Nos encontrabamos en la cafetería local dentro del Centro Pokémon de Ciudad Témpera. Había estado perdido entre mis pensamientos mientras masticaba varias pastas de té que solían servir cuando comprabas...bueno, té.

Generalmente las galletas eran para acompañar la bebida, pero sinceramente me parecía un completo desperdicio para un paquete de galletas realmente buenas. Tenían esa combinación entre la suavidad y el sabor, aunque me parecía que quizás-solo quizás-tenían demasiado dulce. Quiero decir: estaban buenas. Pero al mismo tiempo tu cuerpo daba la alarma de que, si seguías comiendo, ibas a sufrir de un coma diabético, lo cual sería una completa ironía. Me imaginaba las palabras en mi pedestal: "Aquí yace Drake Orestes. Luchaba contra Legendarios y Leyendas en su tiempo libre. Murió por comer demasiadas galletitas".

Nope.

Frente a mí se hallaba Mimiko Honda, mirandome con una especie de enfado mientras dejaba enfriar su té, pues según ella solían servirlo demasiado caliente. Nos habíamos encontrado mientras caminabamos por la ciudad, como pasaba algunas veces-Oye, Galeia es una región pequeña, supongo-y decidimos ir a por algo de merienda. O mejor dicho, le pedí que me acompañara, y ella no encontró motivo para negarse. Tampoco era como si estuviera muy emocionada de ir a alguna parte conmigo.

Estudié su cara, preguntandome a que se refería.—¿Como hago qué? ¿reclinarme en la silla sin caerme? Es fácil, solo debes...

—Eso no—ella refutó, lanzandome su típica mirada de "¿Eres idiota?".—Me refiero a...—titubeó por un momento.—...Tú...siempre te encuentro solo. La única vez que no fue así fue cuando te encontré luchando contra Lucas en ese extraño edificio en la ruta 300. Desde entonces, siempre te encuentras solo. ¿Como es que no tienes problemas con eso? ¿No te hace sentir como si no tuvieras a nadie en el mundo?—preguntó. Parecía estar hablando como si realmente le afectara, pero debió darse cuenta, y agregó:—¿Ó eres una especie de asqueroso antisocial o algo así?—y frunció el ceño.

Suspiré, algo sorprendido de la pregunta, y me senté adecuadamente, lo cual casi asustó a Hiko, quien dormitaba en mi hombro. ¿A que se debía la pregunta? Sí, solía encontrarme a solas mientras viajaba por la región, pero realmente no era por no encontrar a nadie que quisiera acompañarme. Era que, realmente, no me sentía solo nunca. Busqué una manera de explicarlo.

—Bueno...—empecé. ¿Como empezar a explicarlo? Solo había una forma, y realmente no encontré motivos para no hacerlo así.—Mamá murió hace unos años.

Realmente no sabía porque quise empezar de esa forma, pero no me detuve. Expliqué sobre la enfermedad, esa gripe que había empeorado y que había terminado siendo algo completamente diferente y mortal. Hablé sobre los meses en que la visitaba cada pocos días, y como me había sentido. Mi voz flaqueó un poco al contarle sobre la muerte, el funeral...y solo agregué que me había cambiado de casa y que un amigo de mamá me cuidaba. Decirle la verdad era un tema mucho más delicado.

Hablé de como nunca me sentí a gusto en ese lugar, y de que pasaron unos meses antes de querer "independizarme por mi cuenta".

—Me metí en problemas al salir—expliqué.—Un Luxray nos atacó. Piplup se hubiera enfrentado a esa cosa si le hubiera dejado, pero no quise. Sabía que perdería, y que saldría herido. Así que solo busqué una forma de salvarlo y huir, y funcionó.

>>Antes del escape, me sentía miserable todo el tiempo—continué.—Creía que al morir mamá, estaba solo en el mundo. Habría vuelto a esa casa que despreciaba, si eso significaba no encontrarme en soledad. Pero luego de esa batalla contra ese Luxray, cambié de idea. Me di cuenta de que me preocupaba por Piplup porque era parte de mi familia. Y si tenía a Piplup, no estaba realmente solo.—Acaricié a Hiko en el cuello, y el hizo un pitido feliz murmurando en sueños—Me di cuenta de que era así con todo. Mientras tuviera alguien en quien preocupame, no estaría solo nunca. Cada día mi familia crece más.

Se hizo el silencio. Mimi me miraba, y no podía leer su expresión. Parecía sorprendida, y parecía no querer demostrar que lo estaba. Al final solo dijo—lo...lo siento por tu madre. Sé lo que se siente.

Lo cual hizo que fuera yo quien me sorprendiera. Me la quedé mirando, porque aunque era verdad que casi no nos conociamos del todo, no se me había ocurrido que ella hubiera pasado por algo parecido. ¿Que tanta información sobre ella me estaba perdiendo? ¿Que hacía aquí en Galeia, teniendo una enorme mansión en Sinnoh?

¿Quizás..?

—¿Eh?—ella frunció el ceño, y sus mejillas enrojecieron.—P-pero...¡¿P-porque me estás mirando así?! ¡Agh, maldito pervertido!

Y tuve que esquivar un par de paquetes de galletas antes de disculparme sin razón y que ella se calmara. Ella se ponía así a veces.

Luego de eso seguimos como si nada pasara, pero podía sentir que ella no dejaba de mirarme. Aquello me hacia sentir incómodo, como si pudiera leer mi mente. No creía que pudiera, pero me dediqué a pensar en Purrloins y en comida, solo por si acaso.

Luego de un tiempo, ella añadió.—¿Podrías dejar de comer tantas?—señaló a las pobres galletitas con su siempre amenazador dedo índice.—Esas cosas te van a matar.

—No te preocupes—contesté.—Aunque esta cosa debe tener unos cuantos kilos de azúcar, voy a vivir para siempre.

Por un momento me pareció que iba a reirse, pero la expresión en su rostro cambió tan rápido que decidí que había sido mi imaginación.—¿Preocuparme...por ti? ¿Acaso estas drogado?

—Sonabas preocupada—presioné, aun sabiendo que me traería problemas. Existen ciertas cosas en el mundo que no puedes evitar hacer.

—¡Agh, como si fuera a preocuparme por alguien como tú, idiota!—explotó ella. Sus mejillas estaban rojas.—¡Mejor salgamos de aquí y tengamos una batalla ahora!

—¡Pero si tuvimos una batalla antes de entrar!—me quejé.

—¡He dicho ahora!

Suspiré, levantandome de la silla. Era una especie de rutina, cosas que tendría que hacer para ir conociendola más cada día.

Por el momento, no tenía problemas con ello.

FIN​