Colección de Pokémon - Slice of life (Pokeshipping day 2025)

Tema en 'Fanfics de Pokémon' iniciado por Fuzz, 7 Noviembre 2025 a las 3:37 PM.

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    Fuzz

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    Título:
    Slice of life (Pokeshipping day 2025)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    397
    Hoy 07 de Noviembre se celebra el Pokeshipping Day.

    No es un shipping muy popular por aquí, pero es mi comfort ship <3 y le tengo un lugar especial en mi corazón. (⁄ ⁄•⁄ω⁄•⁄ ⁄) Años anteriores se hacia la Pokeshipping Week, pero este año quedó como Pokeshipping Day.

    Sólo es una colección random de ficlets. Unos súper random y slice of life, y otros más soft, sin relación unos con otros. Y creo que esta vez los publicaré desde el más random al más "serio". (つ≧▽≦)つ


    Gracias por leer :chick:




    Lavandería



    El día caía lento por la ventana de la lavandería, tiñendo la habitación con una luz dorada. Misty doblaba ropa sobre el mesón, concentrada, mientras el sonido del agua llenaba el aire.

    Entre las prendas, encontró la sudadera gris de Ash. La levantó con un suspiro y sonrió con resignación. Antes de ponerla con el resto, revisó los bolsillos: una barra de chocolate a medio comer, una boleta arrugada y un clip. Nada que no esperara. Los dejó a un lado, sobre el mesón, y estaba a punto de tirarla a la lavadora cuando una mano se interpuso.

    —¡Eh! —Ash la tomó con rapidez, abrazándola como si fuera un tesoro— Esa no. Pensaba usarla un día más.

    —Ash, llevas cinco días con esa sudadera. —Misty cruzó los brazos, divertida.

    —Sigue limpia.

    —Ya ni huele a suavizante.

    —Pero tampoco huele mal —dijo él, con la lógica de quien está seguro de haber ganado la discusión.

    Misty soltó una risa leve.

    —No seas terco. Dámela.

    —No tiene ni una mancha —insistió.

    Ella lo miró un momento, el brillo travieso asomando en sus ojos. Luego, sin decir nada, tomó la barra de chocolate que había dejado en el mesón, rompió un pedacito, y con fingida inocencia manchó la manga de la sudadera.

    —Bueno —dijo suavemente— ahora tiene una.

    Ash la miró, primero escandalizado, luego derrotado. Bajó los hombros y se la entregó.

    —Eres terrible.

    —Y tú un desastre —respondió ella, echando la sudadera a la lavadora con una sonrisa que no se molestó en ocultar.

    Cuando cerró la tapa y el tambor empezó a girar, escuchó su voz desde la sala:

    —¡Igual me queda la azul!

    Misty negó con la cabeza, aún sonriendo. Qué fácil era vivir con él. La casa volvió a su calma, con el rumor del agua girando como una canción pequeña y familiar.
     
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  2. Threadmarks: Privacidad
     
    Fuzz

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    Slice of life (Pokeshipping day 2025)
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    554

    Privacidad


    La habitación estaba en penumbra, solo iluminada por el brillo azul del reloj digital. Misty ya estaba al borde del sueño, hecha un ovillo, con la respiración lenta.

    A su lado, Ash estaba despierto, mirando el techo como si esperara encontrar allí las respuestas del universo.

    —Oye, Misty… —dijo de repente, rompiendo el silencio.

    Ella gruñó suave, sin abrir los ojos.

    —¿Mmm?

    Ash seguía mirando el techo, con las manos tras la cabeza.

    —¿Tú crees que los Pokémon… cuando están dentro de sus Pokéballs… pueden ver y oír todo lo que pasa afuera?

    Misty exhaló un suspiro largo, casi un gemido de resignación.

    —Probablemente sí, Ash. Y ahora duérmete.

    Él soltó una risita nerviosa.

    —Hmm… pensar en eso… me deja un poco incómodo —murmuró, y cerró los ojos, intentando que el sueño lo alcanzara.

    Un silencio cálido llenó la habitación. Entonces Misty abrió los ojos de golpe, como si la revelación la hubiera golpeado de improviso. La sorpresa y la reflexión se mezclaron en su mirada, brillante bajo la tenue luz de la lámpara.

    ---​
    Otro día, misma habitación

    Risas apuradas y manos que se buscaban marcaron el inicio del juego. Ash, con esa impaciencia dulce que tanto lo caracterizaba, la presionó contra la cama, acercándose a ella con la intensidad de sus ojos brillando de deseo. Su respiración se volvió más rápida, el pulso golpeando con fuerza en cada latido compartido.
    Los besos descendían suaves y cálidos por la clavícula de Misty, provocando que se arqueara ligeramente hacia él, dejándose envolver por la cercanía. La temperatura de la habitación subía con cada roce, y la mezcla de risas y jadeos creaba un ritmo íntimo y palpitante.

    Ash deslizó lentamente sus manos por la cintura de Misty, buscando sus labios otra vez, cuando de repente ella se quedó quieta, los ojos fijos en el perchero donde colgaban los bolsos, con las Pokéballs en su interior.

    —¿Misty…? —susurró Ash, confundido, con la voz cargada de un deseo que aún temblaba en sus labios— ¿Qué pasa?

    Y sin decir nada, ella se escabulló rápidamente de sus brazos y se acercó al armario. Con movimientos decididos y cuidadosos, acomodó los bolsos de ambos dentro, y colocó la tablet frente a ellos, encendiendo una película para mantener distraídos a los pequeños residentes de las Pokéballs.

    Tras asegurarse de que todo estaba en orden, se volvió hacia Ash, con una sonrisa satisfecha y un brillo travieso en los ojos. Él la observó, dejando escapar una risita contenida.

    Ash la miraba desde la cama, entre incrédulo y divertido.

    —¿Es en serio?

    —Por si acaso —respondió ella, sonrojándose.

    Una sonrisita burlona se formó en sus labios ante la ocurrencia, y antes de que pudiera decir algo, ella se le adelantó.

    —¡No me mires así! —replicó Misty, desviando la mirada, avergonzada— Tú me pusiste ideas tontas en la cabeza.

    Ash no pudo resistirse; la tomó de la cintura otra vez, acercándola lentamente a él. Misty lo miró a los ojos, pupilas brillando con esa chispa de travesura y complicidad que los hacía inseparables.

    —Bueno… ¿continuamos? —susurró él.

    Ella asintió, con los ojos fijos en él.

    El mundo afuera dejó de existir por un instante, y todo lo que importaba era esa habitación, esos gestos, esa risa compartida.

    Y esta vez no hubo pausas ni interrupciones.
     
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  3. Threadmarks: Similitudes
     
    Fuzz

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    Slice of life (Pokeshipping day 2025)
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    529

    Similitudes


    Habían salido recién de la clase de historia. El ambiente en la academia Uva era relajado, pero eso no era impedimento para una buena discusión después de clases. Ash y Misty estaban enfrascados en un bucle interminable sobre cuál clan veneraba a qué deidad. Misty estaba segura de que el Clan Diamante adoraba a Dialga, y Ash la contradecía rotundamente, afirmando que era al revés.

    —¡Qué terca! ¡Te digo que el Clan Diamante veneraba a Palkia! —insistió Ash, sacando la lengua y haciendo un gesto de burla.

    —¡Estás completamente equivocado, Ash! ¡Dialga, el del tiempo! Ese era el venerado por el Clan Diamante. Palkia es el del espacio —Misty se cruzó de brazos, mirándolo con desdén.

    —¡Te digo que no! ¡Palkia es el del espacio! —replicó Ash con una sonrisa burlona.

    Se lanzaban gestos exagerados y se sacaban la lengua mutuamente, hasta que Arven, con su tono calmado, decidió intervenir.

    —Aunque sea difícil de creer, esta vez es Ash quien tiene razón —dijo, lanzando una mirada a Misty, quien instantáneamente se quedó en silencio.

    —Sí, Misty. Palkia es del espacio y Dialga es del tiempo —confirmó Brock.

    Ash levantó la cabeza, triunfante, con una sonrisa de victoria.

    —¡Te lo dije! ¡Lo sabía! —se burló de Misty, señalándola de forma juguetona.

    Misty, descolocada, no sabía cómo reaccionar. Se quedó en shock un segundo, antes de sonrojarse y girarse al lado contrario, evitando las miradas.

    —Bu…bueno, ¡no es tan importante! Cualquiera podría confundirse con esos detalles —murmuró, intentando mantener la compostura.

    Nemona, divertida por la situación, intervino con una sonrisa picaresca.

    —Bueno, digamos que Misty estaba más interesada en escuchar sobre la vida de Adaman que sobre cuál deidad era de cada clan —dijo, mirando a Misty con burla.

    Misty tragó saliva.

    —¡Solo lo admiro como líder! —respondió rápidamente, sonrojada otra vez.

    Juliana, con mirada traviesa, asintió.

    —Tranquila, Misty. A todas nos pasa lo mismo con Adaman. Todas suspiramos cuando Rainfort habla de él en clase —dijo, con una sonrisita.

    Misty intentó zafarse de la situación, cubriéndose un poco la cara, mientras Ash disfrutaba su pequeña victoria con una sonrisa orgullosa.

    De repente, Nemona, con una sonrisa pensativa, levantó una ceja.

    —Pensándolo bien, Adaman e Irida me recuerdan a ciertas personas… —dijo, mirando a Ash y Misty con complicidad.

    Juliana no pudo resistirse y agregó:

    —Creo que sé a lo que te refieres. Los registros dicen que, aunque Adaman e Irida eran grandes amigos, discutían mucho… pero finalmente terminaron casándose. Un matrimonio que también terminó con las enemistades entre los dos clanes.

    El ambiente de la sala se volvió más tenso. Todos miraron a Ash y Misty, quienes intercambiaron un vistazo rápido antes de apartar la mirada con ojos grandes.

    —¡Ni en un millón de años! —exclamó Ash, girándose de lado, rojo como un tomate.

    —¡Primero Arceus tendría que reiniciar el universo! —replicó Misty, dándole la espalda.

    Negaban con todas sus fuerzas, pero en sus miradas cruzadas hubo un instante sutil en que la idea les hizo cierto sentido, aunque ninguno lo admitiera.

    Y así, otro día en la Academia Uva terminaba con risas, disputas históricas y pequeñas verdades que solo Ash y Misty parecían sospechar.
     
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  4. Threadmarks: Sólo un poco de tos
     
    Fuzz

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    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    631

    Sólo un poco de tos


    Ash había perdido la cuenta de cuántas veces se había despertado esa noche. Cada tos de Misty era como un pequeño eco que lo arrancaba del sueño, y aunque intentaba convencerse de que no pasaba nada, su cuerpo no le obedecía.

    El centro Pokémon estaba en penumbra. La lluvia golpeaba con suavidad los cristales, y en el cuarto apenas se oían las respiraciones acompasadas de Brock y Pikachu. Todo estaba en calma… menos él.

    Misty se removía en la cama de enfrente, buscando una postura que la dejara descansar. La tos la sacudía de tanto en tanto, leve, persistente, como si no quisiera dejarla en paz. Ash se giró una vez, otra… pero no pudo seguir fingiendo que dormía.

    Al final se levantó, impulsado por esa inquietud que no entendía. Se agachó junto a ella, observando su rostro iluminado por la luz azulada de la ventana. Su piel pálida, los mechones de cabello pegados a la frente, la respiración entrecortada… y esa sensación rara que él mismo no sabía explicar.

    Había pasado por combates intensos, por situaciones peligrosas, y sin embargo… esto lo descolocaba. No era algo que pudiera resolver con fuerza ni estrategia.

    Era solo ella, tosiendo.

    Le tocó la frente con suavidad. No había fiebre. Suspira en silencio, aliviado y al mismo tiempo inquieto.
    Misty se movió ligeramente, y sus párpados temblaron antes de abrirse. Tardó un momento en enfocarlo, con los ojos adormecidos, y cuando lo reconoció ahí, inclinado sobre ella, la sorpresa se mezcló con una cálida sensación.

    —Ash… —murmuró ella, abriendo los ojos, todavía adormilada.

    Él se sobresaltó.

    —Ah… perdón. Te desperté.

    —¿Qué haces aquí? —su voz era ronca, pero dulce, y tenía ese matiz entre reproche y ternura que lo desarmaba.

    —No podía dormir. Y… estabas tosiendo mucho.

    Ella suspiró, sonriendo apenas, como quien regaña sin quererlo del todo.

    —Te dije que estoy bien. No tienes que preocuparte.

    —Ya sé —dijo él, rascándose la nuca—. Pero… quería estar seguro.

    Misty lo miró unos segundos. Aun con la voz rasposa, su tono tenía ese matiz dulce y cansado.

    —Deberías volver a tu cama. Vas a terminar enfermo tú también si sigues ahí en el suelo.

    —Me quedaré hasta que te duermas —dijo, con una media sonrisa— Y si me enfermo… te culparé a ti mañana.

    Ella soltó una risa suave, pequeña, y se acomodó un poco hacia un lado, haciendo un gesto con la mano.

    —Ven, siéntate aquí.

    Ash se sentó en la cama, junto a ella, apoyando la espalda en la pared.

    El silencio volvió, cálido y tibio. Podía escuchar el ritmo tranquilo de su respiración, el roce del viento afuera, el sonido del agua corriendo en las cañerías del centro. Todo parecía reducirse a ese instante suspendido, entre la vigilia y el sueño.

    —Pero tienes que volver a tu cama antes de que Brock despierte ¿Sí? —murmuró ella, con una sonrisa adormecida— Ya me imagino lo que diría si nos ve así.

    Ash bajó la voz.

    —Solo un rato. Hasta que te duermas.

    —Trato —susurró, con los ojos ya cerrándose— Pero no me culpes si amaneces resfriado mañana ¿eh?

    Él no respondió. Solo la miró unos segundos más. En su pecho, algo se aflojó. No era simplemente preocupación. Era algo más quieto, más cálido. Algo que no entendía del todo, pero que lo mantenía ahí, velando su descanso.

    Cuando el amanecer empezó a teñir la habitación de dorado, ambos dormían bajo la misma manta, que alguien había acomodado recién para cubrirlos.

    Brock los observó una vez más y reprimió una sonrisa.

    No sabía en qué momento se habían quedado así, pero comprendió que despertarlos sería casi un crimen.
    Solo negó con la cabeza, divertido.

    Y en silencio, dejó que la escena siguiera existiendo un rato más.
     
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  5. Threadmarks: Palabras de ánimo
     
    Fuzz

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    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    1370

    Palabras de ánimo


    El bosque detrás del lago estaba en silencio, salvo por el murmullo del agua y el crujir de las hojas bajo los pies de Misty. La luz del sol se filtraba entre las ramas, dibujando sombras en el suelo húmedo. Caminaba con paso firme, sin dudar. Sabía exactamente dónde encontrarlo.

    Ash estaba sentado en la orilla, la gorra en el suelo, la mirada perdida en el lago. Pikachu descansaba junto a él, encogido, con las orejas gachas. Habían pasado tres días desde la derrota. Tres días en los que el mundo entero le recordaba que ya no era el Campeón mundial.

    No podía dejar de reproducir esa imagen. Ese instante exacto: el aire tenso, la voz del árbitro anunciando la derrota, la confusión en los ojos de Pikachu, el público enmudecido. Una escena que volvía una y otra vez cada vez que cerraba los ojos.

    Apretó los puños. Todo por una fracción de segundo. Un error tan pequeño… y bastó.

    La prensa lo acosó sin tregua. Cámaras, preguntas, titulares: “¿Qué se siente perder el título?”, “¿Crees que subestimaste a tu rival?”, “¿No hubo preparación suficiente?”

    Y él, sonriendo frente a las cámaras, fingiendo calma, diciendo lo correcto, repitiendo con voz templada que estaba orgulloso del esfuerzo. Que así era el deporte. Que lo importante era seguir adelante.

    Nadie debía notar que en realidad quería gritar. No quería palmaditas, ni consejos, ni consuelo. Solo quería silencio.

    Y lo encontró ahí, en ese rincón del bosque donde el ruido del mundo no lo alcanzaba. Hasta que escuchó pasos.

    Exhaló con fastidio.

    —Vete, Misty.

    —Hola a ti también —respondió ella, acercándose sin apuro.

    Se quedó de pie cerca, observándolo. Aunque estaba ahí para incomodarlo, no iba a invadir su espacio personal. Sabía que cruzaría una línea, pero también sabía que si no lo hacía, él seguiría encerrado en sí mismo.

    —Supuse que estarías aquí. No cambias, ¿eh? Siempre huyendo al mismo sitio cuando todo te cae encima.

    Ash bufó, irritado.

    —No estoy huyendo.

    Aunque sabía que lo estaba haciendo.

    —Claro. Solo te escondes de todo y de todos —cruzó los brazos, mirándolo de forma desafiante— No esperaba verte así, sinceramente. Con todo lo que perdiste antes, uno pensaría que lo tomarías mejor.

    Ash frunció el ceño, como advertencia.

    —Misty…

    —¿Qué? ¿Duele? —lo pinchó suavemente— Pensé que un entrenador con tanta experiencia sabría lidiar con una derrota. ¿O es que creías que ibas a ser campeón para siempre?

    Pikachu alzó las orejas. Ash se levantó de golpe.

    —¡Cállate! ¡No entiendes nada!

    —Hazme entender —replicó ella sin moverse.

    Ash la miró con los ojos encendidos.

    —¡Entrené como nunca! ¡Días, noches, semanas sin descansar! No por el título… sino para demostrar que lo merecía. Que lo que logré no fue suerte. Que Pikachu y yo éramos dignos de estar ahí. —Apretó los puños con fuerza— ¡Pero nadie ve eso! Solo ven la derrota.

    Pikachu bajó la cabeza, triste.

    —Pika… pika…

    Ash continuó, sin detenerse.

    —Y después, todos esos reporteros… “¿Qué se siente ser el ex campeón?” “¿Cuál es tu siguiente paso?” ¡No me dejan respirar! Tenía que sonreír, Misty. Fingir que era maduro, que estaba tranquilo, que era un ejemplo. Pero yo solo quería gritarles.

    Misty dio un paso adelante.

    —¿Y qué querías gritarles?

    Ash respiró hondo, la voz quebrada.

    —¡Que me dejaran en paz! —su grito salió de su interior— ¡Que no soy un ídolo, ni un robot, ni un modelo de conducta! ¡Soy un… estúpido adolescente! —Apretó los puños, los ojos húmedos— ¡Y me duele perder! ¡Me duele fallar! ¡Me duele haber decepcionado a todos!

    Pikachu lo miró, los ojos brillando.

    —Pika… pi…

    —Creo que hay más de dónde vino todo eso —lo desafió Misty, como empujándolo a seguir descargándose,

    Ash cerró los ojos, tomó aire y su mirada se afiló, sin contención.

    —Las miradas. Esas malditas miradas.

    —Todos te dicen “ánimo, Ash”, con esa voz de lástima, como si me hubiera roto o perdido algo valioso. Me escriben mensajes: “Lamento que hayas perdido”, “Ya vendrá otra oportunidad”, “Igual sigues siendo un campeón para nosotros”. —soltó una risa amarga— Lo último que quiero es que me miren con compasión.

    Pikachu movía la cola lentamente, acompañándolo en silencio. Misty lo escuchaba con atención, manteniéndole la mirada.

    —Y la prensa… —dijo con los dientes apretados— No tienen idea de lo que fue esa batalla, ni de lo que significa entrenar con el alma. Pero ahí están, haciendo un festín conmigo. “¿Crees que tu tiempo ya pasó?” “¿Ash Ketchum perdió el toque?” “¿Qué si iba a retirarme?” ¡Retirarme, Misty! ¡Cómo si fuera un anciano! —Su voz se volvió áspera—Tenía ganas de que Pikachu los electrocutara a todos.

    —¡Pika! —exclamó su compañero, aprobando la idea con una chispa en las mejillas.

    Entonces la risa de Misty lo hizo frenar un segundo. Él la miró confundido.

    —Ahí estás —susurró ella, sin ese brillo burlesco de antes.

    —¿Qué?

    —Este eres tú. El que pelea. El que se enoja. El que siente. No ese muñeco que sonríe para las cámaras. —Le lanzó una Pokéball al aire y la atrapó— Si te queda energía para gritar, también te queda para pelear.

    Ash la observó incrédulo.

    —¿En serio quieres un combate ahora?

    —¿Qué?, ¿Tienes miedo de perder contra mí? —arqueó una ceja, sonriendo desafiante.

    Ash la miró unos segundos, y una chispa de determinación encendió sus ojos.

    —Pikachu…

    El pequeño Pokémon soltó un “¡pika!” decidido, con las mejillas chispeando.

    Ash asintió con determinación y se preparó para el combate.

    El bosque cobró vida con rugidos, rayos, agua y polvo. Misty se movía con precisión, exigiendo lo mejor de él. Pikachu respondía con fuerza renovada, los ojos brillando con esa determinación que siempre lo había acompañado.

    Cuando el último chispazo de electricidad se disipó, el bosque volvió a su silencio habitual. Ash respiró hondo y, entonces se dio cuenta que podía hacerlo sin esfuerzo. La nube que cubría su mente durante esos últimos días se había ido, y su garganta ya no estaba apretaba. Estaba bien. Se sentía liviano otra vez.

    Miró a Misty y, de pronto, todo tuvo sentido. La forma en que lo había empujado, desafiado y provocado con sus burlas lo había ayudado a liberar todo lo que había estado conteniendo. Una sonrisa se formó en sus labios sin planearlo. Misty lo había salvado otra vez, con esa manera tan poco convencional.

    Soltó una risita y negó con la cabeza.

    —Eres horrible —dijo, mezclando risa y reproche— Estoy pasando por mi peor momento y vienes a burlarte de mi miseria, a humillarme, a irritarme. Eso no es lo que hace una amiga.

    Misty le sonrió, sin remordimiento.

    —Y sin embargo… —continuó Ash, y buscó su mirada con una expresión de gratitud—… eso era justo lo que necesitaba.

    —Por algo soy tu mejor amiga —susurró ella, con dulzura.

    Se quedaron unos segundos en silencio. La mirada compartida decía más que cualquier palabra. Ash dejó que durara un instante más. Luego suspiró y desvió la mirada, mientras Misty se inclinaba a recoger su mochila.

    —Bueno… ahora que ya estás bien, te dejaré solo como querías —dijo Misty tras un breve silencio.

    Pero al voltearse para irse, él la detuvo.

    —Espera —alcanzó su mano y apenas rozó sus dedos— Bueno, quizás ahora sí estoy de humor para una palmadita en la espalda.

    Dijo él con una risita nerviosa.

    Ella lo miró y le sonrió con ternura.

    —Eres imposible.

    Ambos se recostaron en la hierba, mirando el cielo a través de las ramas. Pikachu se acurrucó junto a ellos, tranquilo, mientras Ash comenzaba a contar lo que habían sido esos últimos días. No con dolor ni culpa… sino con la calma de quien finalmente puede poner en palabras lo que le pasó y sentir que todo tiene sentido.

    El viento movía las hojas suavemente, el agua del lago brillaba bajo la luz del sol, y Ash, por primera vez en días, sintió que la derrota ya no dolía. Tener amigos como Misty, a sus Pokémon, compartir momentos así… eso valía más que cualquier título, cualquier gloria, cualquier aplauso. Eso era lo que realmente importaba.

    Quizás todavía necesitaba unos días más lejos de la prensa y las expectativas, pero por ahora, estar simplemente así, era todo lo que necesitaba.
     
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