Capítulo 1 : Siempre encontraras el camino de vuelta a casa You can say goodbye, you can say hello, but you'll always find your way back home. You can change your style, yeah your can change your jeans. You can learn to fly and you can chase your dreams. You can laugh and cry but everybody knows, you'll always find your way back home Your best friends, your little hometown, are waiting up wherever you go now. You know you can always turn around, cause this world is big and it's crazy and this girl is thinking that maybe this life is what some people dream about, cause when I'm feeling down and I am all alone I've always got a place where I can go. You’ll always find you way back home. Señores pasajeros, les informamos que en 15 minutos estaremos aterrizando en el Aeropuerto Internacional de Santiago. Son las 13:30 PM del día jueves primero de mayo del 2042. La temperatura es de 25°C y el cielo se encuentra despejado. Ocho años…ya han pasado ocho años, casi nueve, desde que dejé este lugar que fue mi hogar durante tantos años, a mi familia, y a mis mejores amigos, para cumplir con lo que desde mi nacimiento estuvo predispuesto, convertirme en la cabeza del gran imperio económico que había construido mi familia a lo largo de los años. Aunque no fue ese el único motivo, también necesitaba alejarme, así tal vez, poder lograr olvidar… Sandra…hace casi nueve años que no sé nada de ella. Es increíble como un día puedes creer estar viviendo en un sueño, que tu vida simplemente no podría ser más perfecta pues tienes a la persona que amas, y por quien estarías dispuesto a darlo todo, a tu lado, mirándote con esos hermosos ojos que te hacen sentir como si pudiese leer tu mente, esa sonrisa perfecta que para ti es como un sueño capaz de borrar cualquier signo de tristeza, diciéndote esos “te amo” que hacen que tu pulso se acelere y tu corazón empiece a latir tan fuerte que sientes como si en cualquier momento fuera a salir de tu pecho; pero luego te das cuenta de la verdad, terminas observando como todos aquellos sueños e ilusiones que tenías junto a ella se derrumban frente a tus ojos, al mismo tiempo que sientes como se destroza tu alma tras escuchar de sus labios, aquellos que un día fueron tu perdición, esos que más de una vez juraron sentir por ti un amor verdadero, que todo se ha terminado y darte cuenta que todo aquello que vivieron juntos, que para ti fueron los más felices años de tu vida, no fueron más que una simple mentira. Desde ese día creí fervientemente en que ese amor tan grande, puro y sincero del que hablaban las novelas, las canciones, y las películas, no es más que una simple ilusión, una imagen creada por la industria para vender, esperando entretener a las personas e ilusionar a los ingenuos que lo único que consiguen con eso es sufrir cuando la realidad los toca. Es cierto que en ese momento me sentí devastado, traicionado por lo que más atesoraba, e incluso con ganas de morir, creyendo que ya nada en mi vida tenía sentido, pero sin embargo fue gracias a ello que pude dejar de ser aquel chico estúpido, al que todos tachaban de soñador, que estaba dispuesto a todo por un amor que nunca existió, para terminar asumiendo mí destino. No puedo quejarme, se podría decir que tengo todo aquello con lo que siempre soñé: pasé cuatro de los últimos años de mi vida viviendo en Oxford, en el condado de Oxfordshire, al sudeste de Inglaterra, estudiando Leyes en la misma Universidad. Terminé la carrera dentro de los primeros de mi promoción especializándome en derecho económico, he pasado los últimos años a la cabeza de una de las empresas que tiene mi familia en Reino Unido con sede en Londres, manejo a la perfección varios idiomas y he viajado por los países más importantes del mundo, tengo mi propio departamento en una de las zonas más exclusivas de aquí ,la ciudad de mis sueños, además estoy a solo meses de casarme con la mujer perfecta, con la que llevo viviendo hace poco más de un año y que cambió completamente mi vida. - ¿Estás bien? Haz pasado los últimos minutos con la cabeza perdida quien sabe dónde, el avión acaba de aterrizar.- Le pregunta mirándolo fijamente a los ojos con una sonrisa en su rostro. Dianna… ¿quién diría que aquella chica con la que en un principio no podíamos pasar más de 5 minutos en una misma habitación sin discutir o insultarnos, terminaría siendo quien me devolviera a la vida? - Sí, tranquila.- dijo Maximiliano mirándola a los ojos. - ¿Estás seguro que estás listo para volver después de tanto tiempo?.- Preguntó ésta con preocupación. - Completamente. Además es mi deber como hermano de la novia, y padrino del novio, ayudar con los preparativos.- respondió Maximiliano con una sonrisa, mientras toma sus manos entre las suyas y se acerca para depositar un suave beso en sus labios. - Será mejor que bajemos, tu familia nos ha de estar esperando y estoy segura que tu hermana tendrá loco al pobre Ale, mandándolo a quién sabe dónde para averiguar por qué aún no hemos desembarcado. .-dijo ésta al terminar el beso, con un tono de gracia en su voz. - Tienes razón. .-respondió riendo mientras se levantaba, tomaba su bolso colgándoselo al hombro, y le ofrecía una de sus manos a Dianna para finalmente bajar juntos del avión. En cuanto bajaron, lo primero que vieron, tal como su novia había predicho, fue a un Alejandro completamente nervioso preguntándole a una de las azafatas si todos los pasajeros del vuelo 614 proveniente desde Londres, ya habían salido. Se acercaron en silencio, mientras éste le hacía gestos a la aeromoza para que no lo delatara mientras se acercaba sigilosamente hacia su mejor amigo, ponía una mano en uno de sus hombros, y decía con un tono burlesco en su voz: - ¡Vaya! Por lo que veo mi hermana te tiene muy bien educado, ya te mandó a buscarnos, ¡cada día eres más un sometido! .-Se burló éste, comenzando a reír junto a su prometida y la empleada que también había escuchado, mientras su amigo se volteaba completamente sorprendido, para terminar largándose a reír junto al resto, en cuanto vio que se trataba de su mejor amigo, por lo que procedió a saludarlo, con un fuerte golpe en la espalda, demostrando la evidente emoción que sentía en un momento así, luego de ello se acercó a la prometida de éste, para depositar un suave beso en su mejilla, esperando darle la bienvenida. - Será mejor que nos vayamos, los demás ya deben estar cansados de esperarnos, deben estar más que ansiosos por volver a verlos.-les dijo con una sonrisa en su rostro. - ¿Estás seguro que es por eso, y no porque tienes miedo de meterte en problemas por tardar demasiado?.- respondió Maximiliano con un tono de mofa, dejando a éste totalmente en silencio. - No deberías burlarte tanto cariño, que entre los dos, tú eres mucho peor.- agregó su novia, dejándolo completamente sonrojado mientras Alejandro no paraba de reír. - Eso es lo que ella cree..- le dijo a su cuñado al oído casi susurrando para que su prometida no lo escuchara. - Amor, ¿Dijiste algo? .- preguntó la joven inglesa, quien había escuchado eso último perfectamente, mirándolo fijamente a los ojos con una mirada completamente seria mientras levantaba una de sus cejas, aguantando una sonrisa que la delatara, al ver como su novio se ponía nervioso y respondía con voz temblorosa “nada mi amor”. - ¿Quiénes vinieron a buscarnos además de ustedes dos?.- preguntó, cambiando de tema radicalmente, mirando a su mejor amigo con severidad ya que éste no paraba de reír, entretanto se dirigían en busca del equipaje. - Sólo nosotros dos, ¡Ah! también vino tu hermanito, ya no podía esperar más para verte y decirte que ha cumplido con la misión que le encomendaste cuando fue a visitarte con tus padres durante las vacaciones de primavera. Gracias por eso, ahora que lo recuerdo, por tu culpa no para de seguirme ni si quiera cuando voy al baño.- respondió mientras lo miraba con reproche, y lo golpeaba en la cabeza, ya que éste no paraba de sonreír con satisfacción, solamente asentía una y otra vez, completamente orgulloso del pequeño. - ¿A qué te refieres?.- preguntó la británica con curiosidad. - A que tu queridísimo prometido, y mi supuesto mejor amigo de toda la vida, le dijo a su hermanito de 13 años, que era su misión proteger a Carolina de cualquier depravado que quisiera aprovecharse de ella, aunque se tratase de mí que soy como uno más de la familia, por lo que le dio la orden de que, hasta que él viajara en mayo para ayudar con los preparativos finales del matrimonio, me mantuviera vigilado y se asegurara de que no fuera a propasarme con ella, aunque sea MI PROMETIDA, cuando nos encontrásemos a solas.- le respondió Alejandro a ésta, quién luchaba contra la sonrisa que quería aparecer en su rostro, debido a que encontraba adorable, además de muy tierna esa actitud de hermano mayor celoso y sobre protector que estaba tomando su prometido. - No puedo creer que seas tan inmaduro. Es tú mejor amigo, a quien conoces de toda la vida y quien ha demostrado amar a tu hermana con creces, de quien estás “protegiéndola”, siendo que sabes perfectamente que Ale sería incapaz de dañarla.- dijo mirando a su prometido mientras movía su cabeza de un lado a otro a modo de desaprobación. - Lo sé. Perdóname, pero no puedo evitarlo ya que es con mi hermana con quien vas a casarte. Se disculpó con éste con un tono de arrepentimiento en su voz. - De acuerdo, pero al menos habla con Esteban, que me está volviendo loco.- le pidió con un tono de cansancio en su voz, para luego comenzar los tres a reír. Al llegar a retirar sus maletas tuvievon algunos problemas para encontrar su equipaje, por lo que Maximiliano se quedó esperando en la fila mientras, los otros iban en busca del encargado. Fue entonces cuando tras separarse de ellos, sintió como un niño que venía corriendo se estrellaba con él, cayendo de bruces al suelo. - ¿Estás bien pequeño?- le preguntó, con preocupación en su voz mientras le ayudaba a levantarse y revisaba que no se hubiese hecho daño. - Estoy bien señor, muchas gracias.- le respondió el pequeño mirándolo a los ojos totalmente avergonzado. Era un niño pequeño, de no más de 8 años, su cabello era castaño pero con un tono un poco cobrizo y sus ojos de un azul profundo. - ¡José Miguel, te he dicho cientos de veces que no te alejes ni corras por los pasillos! ¡Lo siento mucho, es muy travieso!.- escuchó Max a una mujer disculparse mientras se acercaba. - Ups, es mi mamá.- dijo nervioso el pequeño mientras la veía acercarse. “Esa voz…me parece tan familiar…no puede ser… es imposible…” Fue entonces cuando al voltearse en dirección hacia la madre del pequeño la vio, quedando totalmente en shock, para luego preguntar con voz temblorosa. - ¿Sandra?