Shizuoka Shizuoka

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 6 Septiembre 2020.

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    rapuma

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    Kenzaburo

    Cuando golpeó con fuerza solo sintió el aire, ya que Tsuna había escapado, moviéndose con una gracia felina para intentar contra atacar con velocidad. Pero Kenzaburo se giró, levantando la pierna izquierda que es donde iba dirigido el golpe, y esquivó con éxito. Se miraron. Kenzaburo respetaba su espíritu de lucha. Era algo que seguramente el hijo del señor Nagato podría percibir en cómo se desarrollaba el combate. Dándolo todo.
     
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    Amelie

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    [Kenzaburo; Tsuna; Ginko]

    Kenzaburo bloqueó su ataque y lo empujó esquivando, creando una abertura perfecta, la defensa de Tsuna completamente debilitada. El impacto fue tal que nuevamente Tsuna cayó al suelo, tosía con mayor fuerza pero volvió a tomar la espada de madera.


    • Nivel: 3
      PV= 29
      Fuerza= 10
      Protección= 5

    • Nivel 3
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    rapuma

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    Kenzaburo

    Asintió en señal de respeto al ver como el Tsuna retomaba a empuñar su katana de madera una y una y otra vez.

    —No sucumbir hasta vislumbrar la cumbre. Perseverancia, confianza. No hay otro secreto. —lo rodeó lentamente, viendo que realmente lo que lo levantaba siempre era su ímpetu. Su voluntad de fuego. Y hombres así eran necesarios en esta guerra.
     
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    Amelie

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    [Kenzaburo; Tsuna; Ginko; Sanada]

    Kenzaburo volvió a esquivar sin ningún esfuerzo; la velocidad y la fuerza de Tsuna habían mermado mientras la de él se mantenía como al inicio. Esa era la experiencia de un guerrero, no era sólo fuerza, sino también saber distribuir su energía a lo largo del combate.
    El ataque de Kenzaburo fue sin fuerzas, aun así bastó para que Tsunayoshi dejara caer la espada de madera para llevarse ambas manos al pecho con una mueca de dolor extrema; algo no andaba bien.

    En ese momento, Sanada entró corriendo al dojo, al parecer estaba observando todo escondido en la entrada para no importunar. Sujetó a Tsuna mientras este se desvanecía en sus brazos.

    —Esta es la razón por la que el señor Arima no quiere que pelee —mencionó mirando a Tsunayoshi desmayado en sus brazos —Su corazón es débil, físicamente. No soporta embates que lo lleven al extremo de su ímpetu.

    rapuma ese dado de 20 final se tira en su turno 10. demuestra el daño directo que le causa su enfermedad de corazoncito :(

    • Nivel: 3
      PV= 20
      Fuerza= 10
      Protección= 5

    • Nivel 3
      Pv= 54
      Fuerza= 9
      Protección= 6
      +2 defensa (agilidad)
     
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    Zireael

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    Yuzuki Minami
    Casa Feudal

    Quizás ni siquiera tuviese derecho a llorar realmente, no sabía, quizás debí solo aguantarme y se capaz de recibirlos a ambos con otra cara, con otra actitud, pero entre los rehenes, lo que nos había contado Kenzaburo y la guerra encima simplemente no encontré por dónde contenerme. No fui capaz de sostenerme a mí misma y verlos aparecer era un alivio tal que me había hecho soltarme a llorar al instante.

    El pobrecillo se había soltado a llorar también, culpa de verme a mí en ese estado suponía, pero que se disculpara por irse sin avisar hizo que, en un intento por contenerme, se me escapara un sollozo roto. Lo sentí recargar la cabeza en mi hombro, de forma que aflojé un poco al agarre para alcanzar a acariciarle el cabello como si fuese un niño pequeño, apenas un momento antes de que Takano también posara la mano allí.

    —Tu hermano tiene razón —dije mientras me separaba un poco de él, tomando su rostro entre mis manos y limpiándole las lágrimas. La voz me sonaba afectada por el llanto, pero al menos podía articular—. Te quiero, mi niño, espero que al menos hayas recordado eso, porque tienes un hogar donde esté yo o cualquiera de tus hermanos, ¿escuchas? Somos tu familia, aquí, en Kamakura, en cualquier parte y te amamos muchísimo.

    Le acaricié el rostro con cariño, como si quisiera terminar de confirmar que sí, que estaba allí, que Kuroki lo había traído de regreso y no se iba a desvanecer de la noche a la mañana. Despegué las manos de su rostro, me limpié el mío con las mangas de la ropa y luego alcancé las manos de Rengo para darles un apretón suave, a la vez que giraba el rostro al escuchar que Takano le hablaba a Kuroki.

    —Kuro. —Lo llamé y alcancé a dedicarle una sonrisa amplia, agradecida a pesar de tener los ojos húmedos todavía. No había dejado ir las manos del menor de los Harima todavía—. Has cuidado de mi familia una y otra vez. Primero me sentía en deuda contigo, pero ahora estoy profundamente agradecida, así que cualquier cosa que necesites... Búscame, haré todo lo que esté en mi alcance para ayudarte, porque también eres parte de nuestra familia. Eres uno de mis niños consentidos ahora, así que mejor ve acostumbrándote.
     
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

    Virgo
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    Misato Aoyama

    Recibi la compañía de Yin con gran entusiasmo, fui conmovida por las palabras del joven Tao y su admiración por Japón...saber que pronto partiria provocó un vacío en mi alma, incluso obteniendo la victoria, no podría celebrarla cuando alguien querido está por apartarse de mi lado.

    —Me gustaría mucho ver un nuevo a Japón a tu lado—mencione con sonrisa melancólica, aún quedaba mucho por recorrer y no sabía si podría ver una nueva era para la nación, una donde inclusive podría vivir en paz en los campos de arroz al lado de alguien para continuar el legado de mi familia.

    —Debemos ir a la casa feudal tal parece que el resto llego con bien—mencione con cierta prisa, mis pensamientos divagaban en ideas y sueños que parecían inalcanzables, al menos en ese momento.

    El herrero atendió de buena manera mi pedido, era casi como el resto de los comercios que solía visitar; siempre obtenía descuentos.

    Al llegar a las puertas de la casa, el guardia describió a dos jóvenes recién llegados destacando el último por contar con una cabellera blanca.

    —Debe ser Kuroki, el hijo de Satou ha llegado—dije con cierta alegría, al igual que ocurrió con Yin, tenía la oportunidad de ver al enérgico niño que a fin de cuentas salvo mi vida...el mismo que se presentaba como recuerdo final antes de dar mi último suspiro por causa del filo maldito de Shi.

    Sin más dilación nos dirigimos hasta el salón de audiencias, al cruzar la puerta corrediza los vi. Takeda, Yuzuki abrazando a Rengo, Takano y Kuroki recibiendo igualmente un abrazo del líder Minamoto.

    —¿Kuroki?

    Había regresado, seguía siendo parte de nuestro clan y no parte de algún plan concerniente a una deidad maligna, instintivamente me aproxime, sutilmente aparte a Kuroki de Takeda sin poder contenerme más unas lágrimas recorrían mis mejillas mientras observaba a mi "hermano" Shinobi. Al igual que Takeda lo abrace con gran felicidad.

    —De verdad estoy muy feliz de verte de nuevo Kuroki—susurre con calma mientras las lágrimas continuaban—nunca debí dudar de ti...en serio disculpame por lo de aquella vez.

    Era una verdadera bendición de los dioses que todos hubiésemos vuelto de Chiryu con vida, encaramos la muerte pero la habíamos burlado para reunirnos como un clan...como la nueva familia que conformamos.

    >> Los dioses me han escuchado, al final fue como prometiste antes de partir de Kamakura... nuestro abrazo no serían un adiós...sino un hasta luego.
     
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    Bruno TDF

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    Togashi
    Oyaji [Día]

    Despertó sintiéndose renovado, animado, aunque un poco apestoso debido al sudor acumulado frente a la fragua, sus restos aún impregnados sobre su piel. La noche anterior se había visto envuelto en la fiesta que se celebraba en el Oyaji, había bebido con Tetsuo y compartido una buena comida junto a él y su padre, quien en agradecimiento por haber humillado a Nagato hasta le había dicho que podría haberle dado un puesto importante en su prefectura. Aquello lo había hecho sonreír un poco, pero agradeció que el padre de Tetsuo comprendiera que su deber y lealtad estaba con los Minamoto. Había sido un agradable momento con los Azai.

    Lo primero que hizo nada más levantarse fue darse un baño que dejó impecable su higiene, listo para afrontar otro día… Uno en el que la guerra podría estallar en cualquier momento. Con esto en mente, desayunó abundante arroz con té, lo suficiente para tener energía para todo el día. Ya limpio y bien alimentado, salió de su habitación.

    En uno de los balcones se encontró con Hideyoshi y Takami, quien no dejaba de mirar los campos de girasoles. Togashi decidió acompañarlos y mirar las flores, que brillaban a la luz del día como un campo de soles. Lamentó que un lugar tan bello estuviera a punto de convertirse en el cruento escenario de una batalla despiadada, y el señor Azai parecía compartir la misma inquietud. Se quedó allí un buen rato, conversando con aquel formidable guerrero, intercambiando opiniones sobre diversos temas, sobre todo la guerra. Togashi no era muy hábil en el tema, por lo cual sintió admiración por Takami. Cuando empezó a caer la noche, se despidió muy respetuosamente, agradeciéndole por todo su apoyo al clan. Y por tener a un hijo extraordinario que ahora era un buen amigo suyo.


    Calles de Shizuoka [Anochecer]

    La guerra amenazaba con cada sombra del anochecer que avanzaba por las calles como serpientes negras, voraces. Cobijado por la oscuridad, Togashi pasó junto a un grupo de personas que iba por la calle, seguramente concentradas en los preparativos de las defensas de la ciudad. A una de ellas le arrebató su bolsa de monedas sin que nadie lo viera. Le pidió perdón en silencio, avergonzado por aquella habilidad que había adquirido en los últimos años. Pero se juró que convertiría aquel robo en buenas espadas, pues su siguiente parada era la armería.

    Armería

    Entró a la armería provisto de su nueva ganancia. Esperó a quien atendía el negocio y, tras intercambiar un solemne saludo, mostró el cuchillo que había obtenido de parte de Yukimura.

    Quisiera vender esto —dijo—. Es ideal para la caza, corta los huesos de jabalí en unos instantes —indicó, retomando las palabras de su maestro.


    *Usé mi habilidad de Robo. :satan:
     
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    rapuma

    rapuma Maestre

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    Kenzaburo

    Lo miró con atención cuando comenzó a toser frenéticamente, con los claros gestos de alguien que estaba sufriendo demasiado y no podía contenerse. Pensó en bajar la guardia y esperar un nuevo embate, pero Tsuna cayó al suelo y de inmediato, veloz como un rayo, apareció Sanada para recargarlo y sostenerlo.

    —No puede luchar en la guerra. —dijo con cautela, sabiendo que el joven Tsuna no le escucharía porque se encontraba desmayado. Miró a Sanada. —Debe saberlo. A veces somos necesarios en otros puestos, él como hijo y heredero del clan Arima debe mantenerse fuera de la línea de ataque, más con esta enfermedad que carcome su espíritu.

    Entonces miró hacia el médico de los Asakura.

    —Señor Harutomo, le necesitamos por aquí. —se acercó a Ginko para tomar entre sus brazos nuevamente al zorro.
     
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    madarauchiha

    madarauchiha Gracias Andy!!! TWT Orientador Game Master

    Aries
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    Shiori

    La contagiosa risa de Chiharu básicamente hizo que todo intento de contener la mía fuera directamente infructífero, haciendo que empezara a reír junto a ella. Tsuna, al ver que tenía las de perder nos siguió el juego haciendo que, al menos mi risa fuera aún más estruendosa y enérgica, no sabía que Tsuna pudiera llegar a ser bromista, pero realmente era otra faceta que me gusta aunque, siendo hermano de Chiharu tampoco fuera algo que llegara a sorprenderme en demasía.
    — Siempre y cuando no te pesque un pescador, está bien—. Contesté entre risas mientras Chiharu me indicaba que la siguiera al campo de girasoles donde iba a entrenarse mientras Tsuna empezó a correr hacia el dojo.
    La caminata fue bastante más larga de lo que me esperaba, solo esperaba que Hayato no hubiera tenido que estar esperando tampoco demasiado tiempo. Más mi alivio se hizo presente cuando me dí cuenta de que aun no había llegado.
    — Es un sitio bastante bonito la verdad, debe ser precioso entrenar aquí—. Comenté alegremente mientras dejaba mis ojos divagar por el campo de flores notando como ella iba empezando a sacar unas velas para colocarlas— Igual, no sé si te guste la idea de conversar cuando todo esto acabe, me has caído bien Chiharu, no te lo voy a negar...
    Pero mi voz fue interrumpida por la figura de Hayato, quien portaba un arco aparentemente viejo, pero la reacción de Chiharu al verlo fue de asombro, para acercarse corriento a observarlo y en parte del asombro decirle a Hayato que era un buen arco y que se notaba que no era alguien novato en absoluto, sonreí para acercarme a Hayato.
    — Eres un chico inusual en todos los aspectos—. Sonreí amablemente— En el buen sentido de la palabra, evidentemente, ¿Descansaste?
    Igual tampoco sabía si Hayato me iba a responder, cuando Chiharu empezó con la explicación, así que tenía que intentar apagar las velas con el arco, ¿Eh? Bueno, más bien disparar a un lado de ellas y, yo no es que tuviera muchísima experiencia con el arco, más la capacidad de uso de distintas armas, puede darme ventaja en distintas situaciones, lo que indica que me puede beneficiar mucho un arco si lo que me permite es un ataque a distancia y la katana más bien para un cuerpo a cuerpo, incluso un caballo... ¡Eso podía ser interesante!
    Chiharu me entregó unas cuantas flechas, así fue que cogí mi arco y me dispuse a apuntar a la velita, esperaba contar con la suerte de mi lado
     
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    John Whitelocke

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    Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

    Oyaji


    Se sentía repuesto y alegre porque temía que la noche pudiese alargarse y no llegara a preparase como debía para la batalla. "¿Será este el día?", se preguntaba. Se acercó junto a Togashi al señor Takami, que observaba el campo con una especie de nostalgia anticipada, como quien nunca más va a volver a disfrutar de semejante vista.

    —¿Qué tal tu mañana, Togashi-san?—le preguntó con amabilidad.

    Recordó el sueño que había tenido, ¿premonitorio? No lo sabía. En ese sueño auguraba la caída de Togashi en el campo de batalla, aunque no estaba del todo seguro en su sueño si simplemente se trataba de que estaría mal herido, o algo peor. No fue todo lo que vio en su sueño. Esperaba que solo fuera eso.

    —Takami-san, señor, ¿tenemos alguna noticia por parte de los exploradores o las atalayas?—le consultó—. La mañana siempre es clave, las noticias militares tempraneras y precisas son importantes para disponernos de la mejor forma.

    Esperó la respuesta de Takami, pensando en moverse hacia el dojo a la brevedad.

    Hacia el dojo
     
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    Slam

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    Ginko Harutomo

    Ginko no pudo evitar sonreír tras el dato de la edad de Kenzaburo, que suerte que él no había elegido la carrera de guerrero, se veía que era una vida desgastante... Igual tampoco llegaría muy lejos si seguía enganchado al opio.

    Luego escuchó la historia del zorro, curiosamente el ronin mencionó sobre el final algo acerca de los nombres que coincidía un poco con lo que el médico venía pensando —Me parece perfecto que tenga nombre, ahora tu zorro es diferente del resto de los zorros— mencionó mientras lo tomaba. En ese momento salió del dojo Tsuna e invitó al Minamoto a entrenar.

    Ginko quedó encargado de curar al animal —Hola Isamu— le dijo con una cálida sonrisa y colocándolo con delicadeza en el suelo para atenderlo —Esto te va a doler, pero no me vayas a morder, lo hago para que mejores— le advirtió acariciándole la cabeza y disponiéndose a cauterizar sus heridas —Espero que después de esto seamos buenos amigos, Isamu—

    —Ha soportado estoicamente el dolor, creo que está acostumbrado— le dijo a su dueño al devolvérselo —Será digno miembro de un clan de las flores—

    Como estuvo ocupado en su trabajo no había visto lo que le pasaba a Tsuna ni por qué estaba inconsciente —¿Lo mataste?— le preguntó a Kenzaburo abriendo bien grande el único ojo que tenía en señal de sorpresa.
     
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    Amelie

    Amelie Game Master

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    Casa feudal/salón
    [Takeda; Yuzuki; Takano; Rengo; Kuroki; Misato; Shinrin]


    Takeda sonrió ante las palabras de Kuroki —Certeza; eso es algo que no nos debe de faltar, me hubiese gustado haberlo aprendido a tu edad, así hubiera evitado cometer tantos errores...— dijo bajando la mirada.

    Rengo escuchó a Yuzuki, jamás la había visto tan preocupada, sintió culpa por haberle causado tal pesar, aunque no entendía muy bien el por qué demostraba tanto, esperaba mas un ligero reclamo después del abrazo; pero no fue así, fueron palabras dulces. Se separaron y lo miró atentamente al rostro, verla directamente a los ojos hicieron que su boca se abriera ligeramente para hablar; pero por un instante, recordando sus arraigadas costumbres, calló. No dijo nada de Natsu, no quería que ese momento de alegría terminara.

    Lo tomó de las manos mientras hablaba con Kuroki; las observó absorto en el agarre, el tacto era real. Sonrió

    Misato entró a la habitación mientras Yin observaba desde la entrada, pues no quería arruinar aquel reencuentro. Takeda se separó de Kuroki ya que ahora era Misato la que necesitaba ese abrazo. También para ella era un gran alivio verlo a salvo y de nuevo a su lado.

    Shinrin también entró a la habitación, pero ella lo hizo de manera agitada, Takano la interceptó para antes de que pudiera acercarse a Takeda, quien al notarla se apresuró a su lado, emocionado de verla con bien. Había regresado de aquella misión y Matsuda no estaba a su lado, algo que lo angustió.

    Shinrin no sabía ni cómo empezar, en su angustia no notaba la presencia de Kuroki o de su hermano menor quien seguía aferrado a Yuzuki.

    —Seguimos los movimientos de Shino, esto nos llevó a el gran campamento en Hamamatsu; al acercarnos... encontramos atados y a merced de los Taira a Taiyo, a su lado Riku y el herrero Masamune—tomó aire tratando de acomodar sus ideas —Nos detuvimos a observar, decididos a ayudar a los sobrevivientes antes que continuar con nuestra misión. Kyoko se infiltró lentamente en las tropas enemigas mientras Riku y Masamune lograron liberarse, Masamune escapó con el cuerpo de Taiyo y lo interceptamos para atenderlos, traté de revisar el pulso de Taiyo, pero él ya se había ido ya hace un tiempo —Shinrin suspiró consternada — Riku se adentró al campamento pero fue descubierto, Kyoko lo salvó pero se vieron obligados a escapar. Riku me ha informado que el General es Tadashi Fujiwara, un traidor. Y en estos momentos, Matsuda y Kyoko siguen a Shino.

    Ukita entró seguidas estas palabras, Takeda soltó el aire que contenía temiendo que Ukita hubiese encontrado el mismo camino funesto; Ukita había escuchado todo a un lado de Yin en el exterior de la habitación. La presencia de Ukita y de Riku en la ciudad decía que la misión de exploración había funcionado, a costo de la vida de Taiyo. Tenían los números del enemigo.


    Takeda se giró a Takano —Por favor, espera aquí; necesito encargarme de algo con Kirara, Shinrin podrá acompañarme.

    —Kirara no es alguien que crea que acepte tus condolencias en estos momentos —mencionó Takano

    —Lo sé... haré algo distinto a hablar — miró a Shinrin — Sólo necesito un poco de ayuda — Shinrin afirmó y Takeda volvió la vista a Takano —Debemos prepararnos para el ataque. Si estaban en Hamamatsu no tardará para que los veamos al horizonte.

    Takeda hizo una reverencia a los presentes —Estoy agradecido de verlos a ustedes con bien —concluyó para salir seguido de Shinrin.



    [​IMG]
    Casa de Armamento
    [Togashi]


    El comerciante vio aquel cuchillo y sonrió —No suelo comprar de esto aquí. Es trabajo de Yukimura ¿Cierto? —afirmó —Él debería hacer armas en lugar de cuchillos para el hogar —dijo colocando un simple tanto frente a Togashi —El filo de este tanto es inferior al de tu cuchillo; pero el tanto es para degollar o quitarse la vida, mientras que tu cuchillo cortará pescado sin siquiera aplicar demasiada fuerza, sashimi tan delgado como papel de arroz.

    El comerciante lo miró recargando su brazo en la mesa frente a él —Te daré 50 monedas



    [​IMG]
    Campo de girasoles
    [Shiori; Hayato; Chiharu]

    Hayato miró a Chiharu mientras tensaba su arco. Ahora sin un ojo, no tenía que forzarse a cerrarlo —Descansé —dijo con seriedad para después soltar su primera flecha la cual apagó la primera vela, sorprendiendo a Chiharu. Hayato no reaccionó ante el éxito, sólo tomó su siguiente flecha y apuntó al segundo objetivo —Ayer me dijiste que no siguiera el camino de la venganza; pero debo hacerlo, si he sobrevivido es por algo, matar a los Taira, eso haré —dejó ir la segunda flecha con tanta fuerza que se clavó profundamente en el suelo después de apagar la segunda flecha. Hayato era alguien que había entrenado, de hecho, era bastante fuerte para alguien de su edad, se notaba en la velocidad, tensión y precisión de sus disparos.

    Falló los siguientes dos disparos, se le notó frustrado. Pero con su última flecha apagó dos flamas de un sólo tiro, dejando sólo una encendida.

    Chiharu aplaudió para ver el esfuerzo de Shiori a continuación. Hayato no dejaba de ver aquella última flama que no pudo apagar con un odio en su mirada.

    Shiori con su primer disparó apagó dos flechas simultáneamente. después logró apagar otras dos sin mucho mas esfuerzo; por último volvió a hacer otro tiro perfecto, apagando no sólo su última flama, sino también la que Hayato había dejado encendida. Provocando que Hayato saliera de su ensimismamiento viendo la llama arder, sacudió su cabeza ligeramente para después tallar su ojo.


    [​IMG]
    Dojo
    [Kenzaburo; Tsuna; Ginko; Sanada; Hideyoshi]


    Hideyoshi pasó la mañana con Togashi, Takami y Tetsuo, Takami había expresado a Hideyoshi que aun no había noticias, pues esperaban a aquellos que fueron enviados a la misión de exploración, un par de Fijiwaras por tierra y un Minamoto por mar. La noche llegó y aun seguían sin noticias, pero posiblemente no tardarían en llegar, por el momento Hideyoshi se acercó al dojo, dónde pudo ver a Sanada atrapando a Tsuna en sus brazos, al parecer a causa de un entrenamiento con Kenzaburo. Por fortuna, Ginko estaba allí, junto a un zorro que devolvió a brazos de Kenzaburo.

    Sanada negó a Kenzaburo —Yo no puedo negárselo si él decide pelear; yo no puedo decirle si mi señor me lo ha prohibido —lo miró —Pero ahora ustedes lo saben, ustedes no están bajo juramento —Sanada después se giró hacia Ginko —Casi lo hace, menos mal resistió; eso lo hace fuerte y digno. Por favor, gran médico de los Asakura, atiéndalo. Yo me encargaré de regresarlo a su habitación para que repose.

    De esa manera, Kenzaburo había evitado que Tsuna participara en la guerra, al menos en el primer día.

    Izamu se acurrucó nuevamente en los brazos de Kenzaburo, pero después levantó su cabeza, soltándose del delicado agarre que este hacía en él para no lastimarlo. Se giró a Kenzaburo indicándole que lo siguiera mientras Ginko se quedaba en el dojo con Sanada y Tsuna.

    rapuma continúa en "Calles de Shizuoka"
    Slam John Whitelocke



    Calles de Shizuoka
    [Clan Fujiwara; Kenzaburo]


    Los Fujiwara caminaban con la tristeza absoluta en sus rostros; Kenzaburo se encontró con ellos mientras seguía a Izamu, su zorro; quien se detuvo a olfatear a Inosuke, quien simplemente lo miró, hasta el perro resentía el dolor que cargaban los Fujiwara. Y allí, en brazos de Riku, Kenzaburo pudo observar el cuerpo inerte y rígido de Taiyo; seguido de la situación precaria de Riku, herido y desarmado.

    Kenzaburo entregó la katana de Mao a Riku, al verlo desarmado; un gesto que Kirara apreció. Sin palabra alguna comenzó a curar sus heridas superficiales por el combate con Tsuna. La guerra se aproximaba y ambos lo sabían, debían estar en las mejores condiciones, y su pésimo encuentro en Kamakura no dañaba la alianza entre clanes, era el código del guerrero y ambos tenían ese orgullo en el pecho.

    Después de ese encuentro, Kenzaburo los miró alejarse hacia el puerto. A lo lejos vio a Shinrin y Takeda dirigiéndose hacia el río, seguidos de Kiba, otro rastreador como Isamu e Inosuke.




    [Shinrin; Takeda]

    Tras un tiempo, Takeda y Shinrin salieron de la casa feudal, ambos cargando con envoltorios de tela, avanzaron hacia el río y allí Takeda se hincó para después sacar el contenido de los envoltorios. Eran flotantes de madera los cuales soportaban el peso de una vela.
    Shinrin los cubrió de papel de arroz con algunas palabras previamente escritas.

    Taiyo; Hana; Obata; Mao; Natsu; Chikusa... entre otros nombres.

    —¿También los nombres de los que te traicionaron?

    Takeda afirmó —Sólo el amor disipa el odio... — dijo mirando hacia el río para seguirlo con la mirada hasta llegar al mar.

    Takeda y Shinrin habían armado linternas de río. Takeda primero colocó la de Taiyo, para que adelantará su camino, guiando al resto. Lentamente las fueron colocando una detrás de la otra con mucho cuidado para que no se hundieran.

    —Sólo la luz vence a la obscuridad



    [​IMG]
    Puerto
    [Clan Fujiwara]

    Los barcos se distinguían en el horizonte, flotas aliadas listas para la batalla que se aproximaba; en el puerto había un sólo barco que se mantenía inamovible.



    Kirara se sentó sobre sus piernas a la orilla de la playa, dónde apenas una ligera ola rozaba sus ropas con espuma de mar; le indicó a Riku que colocara a Taiyo sobre sus piernas; su cuerpo ya era frío y rígido, aun así lo recargaron sobre ella mientras Kirara tomaba agua con sus dedos para humedecer los labios de Taiyo. Agua de último momento, tsu matsugo-no-mizu.

    —Jamás creí que ese sería nuestro último abrazo —dijo Shinko mirando a Taiyo mientras Inosuke bajaba sus orejas soltando esporádicos lamentos—Eras tan fuerte que jamás creí que alguien pudiese dañarte, tan grande y resplandeciente como tu nombre; Taiyo. Eras el sol de los Fujiwara —lloró cubriendo su rostro.

    Taiyo había empeñado su vida en fortalecer a los Fujiwara; siempre mantenía los ánimos en alto, siempre sonreía. Sonrisa sincera y cálida perdida por la crueldad de los Taira.

    —Hubiese ido con ustedes —se recriminó Kirara, consciente en que ella fue la que les dio esa misión —Prometí tantas cosas que no pude cumplirte —mencionó apretando sus puños mientras veía al horizonte, en una de sus manos apretaba el mensaje de Taiyo que Inosuke cargó.

    Kirara se inclinó conteniendo su llanto, mordiendo su labio inferior con fuerza mientras su respiración se tornaba cada vez más rápida. Shinko lloraba con fuerza, pues aquel que lo cuidó como un padre ya no estaba más con él.

    La guerra hacía que las despedidas fueran más difíciles, no podían hacer los funerales típicos; no podían rendirle honores como merecía, Kirara lo sabía; aun así, no podía simplemente abandonarlo, dejar su cuerpo a merced de las tempestades. Agradeció internamente que su cuerpo no hubiese sido insultado, que estuviera allí con ellos, entero.

    Riku y Shinko decidieron comenzar la tarea de cavar la tumba para Taiyo, lo hicieron con sus propias manos alejados de la orilla; mientras que Kirara acomodaba la ropa de Taiyo, para después con ayuda de Riku cargarlo hacia la tumba que habían creado para él, Kirara limpió su cuerpo y acomodaba su cabello mientras los posicionaban—Jamás cortaste tu cabello —sonrió —Decías que era un regalo de tus padres, y que cortarlo era como cortar los lazos con ellos —una lágrima cayó y rápidamente talló sus ojos para evitar que cayeran mas — Me reía de ti diciendo que eras ridículo, y que tu cabello cada vez estaba mas dañado por tu terquedad — tomó una hebra, tiró de ella llevándose un par de cabellos de ese modo para después desarmar su katana y envolver el nakago con ellos para después volver a armarla —Ahora lo entiendo, es guardar el recuerdo —Hizo lo mismo con la katana de Shinko y con la katana de Riku, aquella que perteneció a Mao y que Kenzaburo le había otorgado. Mientras que Shinko y Riku lo comenzaban a cubrir de arena seca — Pelearemos a tu lado, siempre. —Los tres comenzaron a colocar piedras en un montículo donde la arena fue colocada, así sabrían dónde descansaría su hermano Fujiwara. Kirara tomó un remo abandonado y talló un palo el cual clavó en el montículo mientras Inosuke se recostaba a un lado con la cabeza abajo.

    [​IMG]

    Nieve que ayer
    fue una lluvia de pétalos,
    vuelve a ser agua.

    [​IMG]

    Shinko y Kirara sintieron el tacto en sus hombros; era tibio, la calidez llenó su corazón por un breve momento. Riku no podía creer que lo veía detrás de ellos, era Taiyo; o al menos eso parecía, sonreía, como siempre lo hacía. La imagen era nubosa y algo traslucida pero perceptible, posiblemente era sólo su imaginación. Tal vez.

    Fue un honor...


    sayonara

    Kirara y Shinko voltearon rápidamente; pero no había nada a sus espaldas, Riku tampoco podía verlo mas.

    —Taiyo...— mencionó Kirara mientras Shinko se cubría los ojos mientras lloraba con fuerza.

    Era una noche muy obscura; la luna alumbraba el mar; pero su luz no se comparaba al brillo del sol, nunca lo haría, el sol de había ido.

    Los Fujiwara lloraron frente a la tumba de Taiyo por un tiempo, la luna parecía ser la única luz que los cubría; pero no tardaron en aparecer unos tintineantes destellos que descendían del río desde la ciudad, eran linternas guiadas por el flujo del agua para desembocar al mar. Así, la noche dejó de ser tan obscura, así, la luz tintineaba imitando a las estrellas; ausentes en esa obscura noche.

    [​IMG]

    No estaban solos, alguien veía por ustedes en silencio. Observando sólo con el corazón comprimido.

     
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    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

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    Kuroki Fusatada

    Takeda volvió a hablar, diciendo que ojalá y hubiese aprendido de la Certeza en mi edad, así se hubiera evitado tantos errores, por lo que yo no evité reír con cierta pena, mientras seguía mirando al líder de los Minamoto.
    —Bueno, cometer errores es humano, maestro. Nadie puede evitarlos me temo, debemos aprender de ellos y crecer en base a ello para ya no volver a caer. Además, hasta reírse de algunos errores alegra un poco el corazón... eso es lo que he aprendido últimamente, depende de nosotros si queremos tomarlo a bien o a mal—. Dije con calma pese a haber llorado, si, habían errores imperdonables, pero mortificarse no serviría de nada...

    "Kuro"

    No evité voltear hacia donde estaban Yuzuki y Rengo, al ver su sonrisa no evité reflejarlo, escuchándola para después reír con pena de nuevo.
    —Ow... supongo que ahora debo despedirme de mi libre albedrío, adoraba meterme en problemas por todos—. Comenté en respuesta en evidente broma, para después reír, por lo que al final asenti.
    >>Me siento honrado Yuzuki, tomaré muy en cuenta tus palabras, de verdad, gracias. ¡Oh! Espera, que aún no acabo... también vengo con un pedido por parte de Yamamoto. Tendríamos que ir a donde hayan dejado nuestras armas, tengo tu katana, Yuzuki, la que le pediste a Kato que te hiciera—. Dije, ya habiéndome secado mis lágrimas para escuchar la puerta y voltear. No evité sentir una ligera punzada al ver a Misato, no sabía aún cómo me recibiría, pero nuevamente, cuál fue la sorpresa que llegó a abrazarme con alegría, diciendo que se alegraba tanto por verme de vuelta... y hasta disculpándose por lo acontecido, por lo que yo no evité gemir y asentir, devolviendo el abrazo con fuerza, conmovido.
    —Misato... acepto tus disculpas, comprendo que te sintieras abrumada... imagínate yo que era el centro de atención—. Comenté mientras reía triste.
    >>Pero hey, no te mortifiques por eso, lo hecho, hecho está, y es mejor mirar hacia el futuro, cada día nacemos de nuevo y tenemos que intentarlo una vez más, en Chiryu sufrimos mucho, pero ahora estamos de vuelta y tenemos que aprovechar el tiempo. Fueron días turbios, pero esas experiencias me han servido para crecer, y ahora estoy aún más seguro de mis acciones, gracias por preocuparte... de corazón—. Dije con total honestidad, mirándola con mi típica sonrisa radiante.
    —Inicia un nuevo capitulo como el clan que somos... ¿no crees?—. Finalicé, cuando ahora fue Shinrin la que ingresó, un poco agitada, parecía que ni había reparado en nosotros y eso ciertamente me preocupó, puse atención y lo que escuché me dejó helado... ¿Shino? ¿La líder del clan Taira?

    Gemi preocupado, pero sin más opción solo quedó dejarlos ir, reverencie hacia Takeda y luego los vi irse.

    Suspiré, pues al parecer la guerra estaba por iniciar. Es como volteé a mirar a Takano.
    —Señor, necesito entregarle su katana a Yuzuki y... bueno... recuperar mi katana y mis kunai. ¿Que debo hacer ahora? Parece que la historia de mi viaje personal va a tener que esperar.
     
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    Monpoke

    Monpoke Absol

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    Fujiwara no Riku

    Desde el calor de la mañana al frío de la noche, el clima en mí interior se a mantenido turbulento. Un colapso inevitable.

    La noticia entregada, la tumba cabada... Y el adiós finalizado. Realizar la despedida debida, la merecedora a un familiar.

    Se ha echo lo que se debía hacer.

    Tal vez, solo por ello, sentí toda fuerza abandonarme. Evaporarse a una gran velocidad. Dejar derrumbar mí cuerpo por su propio peso, cayendo sin resistencia de espalda hacia la arena. Inmóvil. Lejos de la tumba.

    La fluidez de mí mente parpadeaba, yendo y viniendo de la vigilia. Instandome al descanso, ser recibido por el sueño.

    A los lejos, entre los ojos a medio cerrar, contemple por largos segundos las luces en el mar. Llegando a incluso sentir el calor de esa llama en mí propio rostro.

    Taiyo...

    Toda palabra se detiene en mí garganta. Muerta igual que toda oración que desee expresar.

    Recostado en la arena, consideré que mí objetivo finalizó. Que está bien dejarme desvanecer ahora y despertar en un nuevo mañana.

    Dejé cerrar los ojos y calmar la respiración. Permitir el propio calor del veneno consumirá mí cuerpo lentamente, aceptándolo con bien y comodidad.

    El esperado momento de darle fin a todos estos sentimientos, a este dolor. Lástima los lamentos no se resuelvan tan fácil, no hay castigo que me libre de la culpa. Que me haga merecedor de un perdón.

    Pero...

    ... La guerra no espera a nadie. El amanecer no llegara a quien decida descansar. A quien se rinda.

    "...". Una voz sin sonido encontró su salida, o tal vez un simple y débil aliento.

    Decidí ser obstinado, luchar contra los pedidos de mí cuerpo. Una pequeña chispa se encendió, se propagó como una llama que exprime el último rastro de energía.

    Se comenzó con un movimiento débil, una pequeña movida en las puntas de los dedos.

    "... No te castigues por ser real". Esas misma oración trato felicidad a mí corazón.

    Es mí castigo.

    Luche por voltearme, darme la vuelta y colocar los brazos contra la arena. Lo intente varias hasta lograrlo. Conseguir expulsarme del suelo y colocarme sobre mis pies, dejando balanceando mí torso hacia abajo.

    "No sientas culpa por confiar. En creer". Tiro mí espalda recta hacía arriba.

    Es mí culpa.

    Llevo con fuerza mí mano hacia mí cuello, apretando las vendas ahora con restos de sangre seca.

    "Promesas que no se cumplen...". Arranco las vendas con un tirón, dejando ver a ambos la herida que yo mismo me hice. Una marca que cargaré hasta el fin de mis días.

    Me prometí mucho. Hacia ti, hacía todos. Los defraude.

    Desenvaino rápido la katana entregada por kensaburo, dándome unos segundos para ver si filo.

    "No tiene porqué significar sueños rotos".

    Fui quien lo destruyó. Yo, quien por muchos años soño morir.

    Arrastre los pies por la arena, dejando la punta de la katana a centímetros de tocarla, me desplace lento hacía el mar.

    Caminé hasta sentir el agua a la altura de mis rodillas.

    "Hinode". Elevó el filo de la katana, elevandola hasta el cielo al sujetar la empuñadura con amabas manos. Hacía un sol que ha partido, pero que regresará.

    Espero que el alma a quien perteneció está katana acepte ese nombre. Que no le importe compartir esta katana con otra persona.

    "Querías que te la mostrará". Eso haré.

    Con paz en mis movimientos. Dejo bajar el filo con fuerza, siguiendo y cortando el flujo del viento hacía bajo.

    Una fuerza y ferocidad que se esperes chocará contra las olas de forma inevitable, pero no fue así.

    Desviando y corrigiendo su trayectoria, la misma punta de la katana se deslizó por la superficie del agua. Ganando mucha más velocidad que cuidando descendió.

    Y ascendió hasta el cielo. Salpicando al mar pequeñas gotas de una corta lluvia.

    "Tsubame Gaeshi". Esa es la técnica que prometí mostrarte. Con la cual lucharé en esta guerra, la cual usaré para mantenerme con vida y proteger ante quienes nos amenace.

    La has visto. Creeré en eso.

    Podré no creer en mis propias palabras. Mentir sobre mis sentimientos frente a Kirara y Shinko. Pero mí motivación es verdadera.

    Yo ya he tenido mí tiempo para llorar, lamentarme. Por ello puedo estar de pie ahora mismo, alguien debe ponerse de pie.

    Mí sonrisa nunca será comparable a la tuya. Ya no.

    Lo siento.

    Fue un honor. Adiós.
     
    Última edición: 21 Junio 2021
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Misato Aoyama

    Continúe sonriendo al saber que todo estaba bien entre ambos, como portadores del apellido Minamoto y herederos del ninjutsu de los Hattori nuestros lazos eran más arraigados que antes.

    —Lo se Kuroki, estoy muy orgullosa de haber cumplido nuestra misión en compañía de dos valientes samurai...puedo ver qué tu familia te educó con las heroicas hazañas de tus antepasados, lo vi cuando quisiste protegerme de un peligro inminente—afirme mientras despeinaba un poco el cabello de albino, hice a un lado el hecho de no necesitar protección absoluta pero tratándose de Kuroki....tanto él como Rengo estaban recibiendo una muy cálida bienvenida. Note con más atención el rostro de Rengo, el no...era mala persona; su tiempo con Kuroki tal vez le haya ayudado luego de sufrir rechazo y soledad en su niñez. Deseaba escuchar la historia de su viaje y de paso les contaría sobre mi encuentro mortal en Chiryu.

    —Sera un honor que inicies ese nuevo camino a nuestro lado y...

    Pero aquello debía esperar noticias muy importantes habían llegado.

    —Dioses no...

    La misión había sido un éxito pero el costo mayor fue la vida de un guerrero de los Fujiwara, entre aquellas noticias pudimos escuchar como el tercer rehén había regresado del campamento de Hamamatsu. Algo tarde pero ya teníamos a los tres con nosotros, solo restaba recibir la información y prepararnos para la defensa de la ciudad, todos estábamos aquí y el ejército Taira muy pronto lo estaría.

    —Kuroki tu padre está cerca, muy pronto podrás saludarlo, hazlo, ya no falta mucho para cuando inicie la batalla—avise mientras observé Yin en la entrada, tal vez no debía ir muy lejos pues debíamos acomodar nuestras piezas según la información del equipo explorador.
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
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    Yuzuki Minami
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    Quizás fuese hasta extraño que no lo hubiese regañado, pero es que sencillamente no podía sabiendo que había perdido a Natsu y ahora sabiendo todo por lo que había pasado frente a nuestras narices. No había manera de que lo recibiera con otra cosa que no fuese el profundo amor que le tenía, incluso si en algún momento hasta le había tenido recelo precisamente por haberse aparecido con Gotho. Nada de eso me interesaba ya, lo único que importaba era que había vuelto con nosotros.

    Mientras le hablaba a Kuroki había comenzado a acariciar las manos de Rengo con cuidado, casi con aire distraído, y sonreí al ver que Misato aparecía para darle un abrazo también. Eran esas muestras, ese afecto, el que podría recordar en cualquier momento que estuviera lejos del clan y lo haría regresar a nosotros, estaba segura de ello.

    Shinrin llegó apresurada y Matsuda no venía con ella, por un momento pensé que habíamos logrado traer a Fuji de regreso solo para perder a Matsuda y tuve genuino terror, de hecho presioné un poco más las manos de Rengo antes de soltarlas para pasarle el brazo sobre los hombros, como si me diera miedo dejarlo ir.

    —Lamento que hayas tenido que volver con nosotros a mitad de una guerra, Rengo —dije casi en un murmuro, frotando su hombro como hacía mi madre conmigo, después me distraje pasando los dedos entre su cabello.

    Habíamos recibido malas noticias, una sobre otra pero esto, el regreso de estos niños, era un pequeño rayo de sol entre un montón de nubes negras. Kuroki había reflejado mi sonrisa, hasta bromeó sobre perder su libertad y tal.

    Tengo tu katana, Yuzuki, la que le pediste a Kato que te hiciera.

    El colmillo de serpiente robado.

    Mis caricias en el cabello del menor de los Harima se detuvieron en seco, regresé el brazo sobre sus hombros.

    —Gracias, Kuro. Eso también me es de muchísima ayuda, no creí tenerla para este momento.

    Presioné a Rengo con cierta fuerza contra mí al escuchar que Taiyo había muerto, pensé en Kirara y tuve que tragarme otra correntada de lágrimas, porque los Fujiwara seguían y seguían perdiendo a su familia, además de que ahora aparentemente tenían a un traidor del otro lado del tablero. Takano tenía razón en que Kirara no era alguien que solo aceptaba condolencias, pero tampoco era algo por lo que debiéramos quedarnos sin hacer anda así que observé a Takeda retirarse junto a Shinrin.

    —Al salir nos regresaran las armas —dije un poco al aire—. De todas formas ya va siendo hora de movernos, tenemos una partida que organizar, ¿no? Te seguimos, Takano.

    Tomé aire y pensé en lo que acababa de decir Misato, así que me sumé a eso.

    —Tómate un momento para ver a tu padre, Kuroki, aunque sea corto pero hazlo.
     
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    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP Certified Gakkouwiki

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    Togashi
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    El comerciante reconoció el trabajo de Yukimura. Aquello no le resultaba extraño, pues los hogares de la ciudad debían estar bien provistos de sus utensilios. Comentó que su maestro debería dedicarse más a la fabricación de armas que a cuchillos para el hogar, y mostró un tanto que vendían en el lugar, con el cual hizo una comparación de filos y sus utilidades. Acto seguido, ofreció cincuenta monedas, la mitad de lo que había pagado Tetsuo por el cuchillo. Togashi lo miró con un gesto seguro.

    Yukimura es un hombre de corazón abierto y gran voluntad —dijo—. Este cuchillo lo hizo él, en efecto, pues nos conocimos anoche. Puede que tengas razón en que debería fabricar armas en lugar de utensilios, pues lanzó este cuchillo contra una de las paredes de su negocio y se clavó limpiamente, sin ceder al impacto y sin que su hoja se resintiera en lo más mínimo; una prueba digna de su habilidad haciendo filos —hizo una pausa, para mirar al otro a los ojos—. Pero ese es el camino que eligió y me parece respetable. Además, él también me enseñó los principios de la herrería, por lo que, con sus enseñanzas, seré yo quien fabrique todas las armas que sean necesarias —sonrió, confiado.

    >>100 monedas —dijo con firmeza—. Eso es lo que vale este cuchillo por haber nacido de las manos de Yukimura.

    *Uso mi habilidad de Comerciante.
     
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    Slam

    Slam Adicto Game Master

    Acuario
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    Ginko Harutomo

    Sacudió la cabeza cuando lo volvieron a llamar para que realizara su trabajo, todavía no llegaba a la clínica y ya había tenido dos pacientes, las fichas se ampliaban y además ahora también realizaba trabajos de veterinario —Ah, sí ¡Enseguida!— le dijo a Sanada y se dirigió rápidamente hasta Tsuna para atenderlo.

    —Sus heridas sanarán, pero su enfermedad del corazón persistirá, lo mejor sería que no vuelva pelear o morirá— mencionó al terminar.
     
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    rapuma

    rapuma Maestre

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    Kenzaburo

    Negó levemente ante la pregunta de Ginko, mirando nuevamente a Tsuna.

    —El duelo puedo considerarlo un empate. No tomaré esto como una victoria. Simplemente se desvaneció.

    Alzó las cejas con sorpresa cuando Isamu saltó de sus brazos. El zorro parecía querer que le siguiera y así hizo, despidiéndose de los presentes con una pequeña reverencia, dejando la salud del heredero Arima en manos profesionales.

    Caminó con curiosidad, viendo cómo de vez en cuando el animal se detenía, giraba el cuello para verificar que le siguiera, y retomaba el camino. Kenzaburo por inercia se llevó una mano a la empuñadura de su katana. La oscuridad lo había vuelto paranoico y nunca se sabía cuando era necesario emplear el filo de su arma para espantar a posibles peligros. Pero no esperaba encontrarse a la comitiva Fujiwara en su camino. Estaba oscuro, parecía que traían algo en sus brazos...

    El zorro se acercó a olfatear a Inosuke, lamiendole justo en las orejas. Kenzaburo había vivido muchas pérdidas como para ignorar el semblante de los presentes. Observó en un silencio embriagador la figura de Taiyo, el cual colgaba inerte, con la cabeza lánguida, sobre los brazos de Riku. No dijo nada, era conocedor de pocas palabras y ninguna se ajustaba al momento en cuestión. Dejó que Kirara le atendiera las heridas de su duelo sin romper el hechizo del silencio, un silencio de respeto por un guerrero caído.

    Dejó que sus acciones hablen por él y se quitó la katana de Mao que colgaba de su cintura y se la entregó al ebrio del clan. Habían tenido diferencias, incluso quizá entre ambos había nacido una burbuja de indiferencia, pero Kenzaburo era un guerrero y sabía que el respeto y el honor eran cruciales en su camino. Por eso le entregó la katana, ya que por las vestimentas de Riku se podía notar la ausencia de su arma. Kenzaburo no indagaria tampoco, simplemente entregó la katana, como Mao hubiese querido y se apartó para que el grupo avanzara.

    —Rastreas la tristeza. —comentó en voz baja al zorro. Isamu levantó el hocico y le lamió las rodillas. —Haremos buen equipo.

    Volteó nuevamente por dónde los Fujiwara se habían encaminando. No conocía en profundidad a la gente del clan, tampoco sabía que relación tenía con la líder del mismo, pero sí tenía en claro una cosa: una muerte de un amigo antes de la guerra no era un buen augurio. De pronto se sintió triste aún sin saber muy bien el por qué.
     
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  20.  
    madarauchiha

    madarauchiha Gracias Andy!!! TWT Orientador Game Master

    Aries
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    Shiori
    Seguía con el arco en mis manos, examinándolo minuciosamente, se notaba que era la primera vez que tocaba un arco en mi vida y nunca supe cuál era mi nivel de puntería, solo esperaba no hacer el ridículo en mi debut.
    Hayato por su lado mientras tensaba la cuerda del arco, me explicó que debía vengarse de los Taira, porque era por ello que el destino le hizo sobrevivir para enfrentarse a ellos, pobre chico... En esencia me apiadaba de él, en especial tras su frustración, haciendo que, de nuevo me acercara a él para acariciarle— Si te sirve de consuelo, yo no he tocado nunca un arco, siempre he estado tirando de Katana, así que ésto es tan nuevo para mí como lo es para tí—. Le sonreí en un intento para animarle— Ya verás como a la siguiente te sale mejor y, si te sirve de consuelo, yo también tengo cuentas pendientes con los Taira, pero los veo como el enemigo, simplemente—. Comenté con amabilidad para volver a tensar el arco mientras me acercaba nuevamente al mismo sitio con el fin de volver a disparar una vez más en un intento de aguardar una resolución similar a la que podría haber tenido en mi primera tirada.
     
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