One-shot shinobinaku (忍び泣く)

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Amelie, 22 Abril 2024.

  1.  
    Amelie

    Amelie Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    12 Enero 2005
    Mensajes:
    7,854
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    shinobinaku (忍び泣く)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1922
    Basado en el rol de Samurai Senso
    Personajes involucrados: Murai; Kozaemon; Noishi
    Contexto previo: Lo sucedido en Saitama antes de que Kato enfrentara a los 3 generales: Kotaro, Dai y Kozaemon




    [​IMG]

    Kozaemon entró a la habitación dónde descansaba Murai, este lo escuchó entrar y se talló el rostro en fastidio.

    —No quiero conversar ahora; estoy cansado, como tú podrás ver, me ha ido muy mal en esta misión, y necesito tiempo para pensar que es lo que haré ahora... pero sí, ese joven es Takeda Minamoto, el verdadero, esa información me costó mis ojos y mi caminar —Murai en verdad se notaba cansado.

    —¿Quién te hizo esto?— preguntó Kozaemon ignorando los deseos de Murai por descansar.

    Muari suspiró al ver que Kozaemon no lo dejaría en paz —Los Fujiwara, ¿Puedes culparlos? — dejó escapar una risa — Ahora déjame descansar.

    Kozaemon se dejó caer en el tatami, lo hizo con tal fuerza para que Murai fuera consciente con su ceguera, de que no planeaba irse.

    —Ah... Kozaemon; eres un fastidio...— Mencionó Murai dejándose caer hacia atrás —¿Qué es lo que quieres saber? ¿Cómo me sacaron los ojos? ¿Cómo perdí ante Kirara? ¿Cómo...

    —¿Cómo son los Minamoto?


    Murai sonrió ante la pregunta; levantando el torso para quedar sentado —Puedes preguntarlo abiertamente, quieres saber de tu alumno ¿No es así?

    Kozaemon calló.

    —Es estúpido; como tú —Murai borró su sonrisa — Y leal... igual a ti.

    —Entiendo...

    —Lo siento; traté de convencerlo. Kenzaburo está en el sitio en el que debe, Hiro estaría tranquilo al ver que Takeda tiene un amigo como él; pero tú ya no lo recuperarás, me temo. Pensé que él sería quien me liberaría, a pesar de querer saber más no dudó en guardar su lealtad con Takeda, cumpliendo sus órdenes. En cambio... la niña fue más fácil. Aunque no la entiendo, no ha querido aprender mi técnica... es difícil de entender; tal vez se entienda mejor con las niñas en Koga.


    Ambos guardaron silencio por un momento, hasta que la risa de Murai lo rompió.

    —Lo hice creer que me estaba intimidando; fue divertido engañarlo un poco, me hizo ese encierro más llevadero.

    —¿Y está bien?


    Murai sonrió, esta vez con serenidad; no con malicia —Tiene una mirada melancólica; no creo que alguna vez llegue a sanarla. Pero está vivo.

    Ambos giraron la vista hacia dónde se encontraba la entrada del shukusha; Kozaemon se levantó de golpe mientras Murai lo hacía recargando sus manos en el suelo para impulsarse.

    —Ese hombre...

    —No traigo mucho conmigo, los Minamoto me quitaron todo; pero aun puede crear algo...


    Kozaemon tomó a Murai del hombro —Huye; no podemos morir los dos

    —Qué dices; es imposible que te maten —Murai sonrió mientras intentaba quitarse la mano de Kozaemon. No podía separarla, el agarre de Kozaemon se decía que podía matar a un oso.

    —Escucha Murai; escucha bien, tú eres la mente en esto; yo soy sólo el cuerpo que ejecuta, yo soy reemplazable; tú no. Huye. No mires atrás, rescata a Shino; obliga a alejar los ojos del Imperio de Tomoe —La voz de Kozaemon era severa; pero esbozó una sonrisa malévola — Tal vez con este ataque pueda enmascarar la muerte de Kotaro.

    —Si ese hombre está aquí es por mi; puedo pelear, ambos sobreviviremos. No puede contra ambos. O ambos podemos huir y dejar morir a Kotaro.

    Kozaemon golpeó a Murai en la boca del estómago y este calló para vomitar sobre el tatami.

    —Sigue cuidando a mi hijo...

    —Maldita sea... Kozaemon... espera.


    Kozaemon se detuvo a sorpresa de Murai —Es lo único que te pido. Cuida de él hasta que yo regrese. Cuida de él como lo has hecho con todos los desdichados a los que les han arrebatado su infancia.

    —No soy... no soy niñero —
    reclamó Murai.

    Kozaemon soltó una ligera risa — Eres demasiado mentiroso; sigues vivo por querer a todos esos niños. Ahora levántate, sin tu vista pierdes tus habilidades en combate, me eres inútil— sonrió mientras desenvainaba— Pero aun puedes protegerlos, enseñarles a volar solos. A darles la libertad a cada uno de ellos, incluidos a los que no son tuyos.

    —Tu lo has dicho, sin habilidades de combate te necesito más que nunca.

    —¿Y cómo justificaremos mi ausencia al Imperio?


    —Sé perfectamente enmascarar cadáveres. Lo sabes bien.

    —¿Y si Kato muere? ¿Cómo justificaré mi ausencia?

    —Kozaemon, siempre serás un estúpido —
    se burló — Si Kato muere; matamos a Dai y Kotaro. Un tajo por la espalda; un veneno; hay muchas maneras. Y todo recae sobre el águila de Kamakura. Agregarle números a sus muertes no causará sospecha.

    —Eso no es honorable.

    —Yo no lo soy; si lo fuera ya estaría muerto. Y si te mantienes con esa idea estúpida, también morirás.

    —El honor para un samurai lo es todo, no quiero que lo olvides.

    —Ni hablar; tendré que acompañarte para evitar errores...


    Murai sintió al instante la mano de Kozaemon nuevamente envolviendo su cuello, como en el momento cuando se encontraron con Mao — Te vas a ir, no me sirves aquí. Ver a un shinobi queriendo ser honorable es como ver correr a un niño frente a una espada.

    Kozaemon soltó a un Murai sin aliento, ya ni siquiera podía contestarle cuando Kozaemon lo dejó atrás.
    Murai se logró sentar lentamente— Malditos samurai... —Y allí escuchó los pasos, ya era tarde para intervenir, debía correr.

    —Los samurai son inferiores a cualquier shinobi — dijo en voz baja para si mismo — Siguen subestimándome; siguen creyendo que yo entregaré mi vida tan fácilmente —se levantó; sin un ruido, sin ninguna queja; era la sombra misma, ni el viento podía contra su voluntad. Y él lo sabía; por eso su sonrisa se mantenía constante, conocía sus habilidades; sabía mentir, intimidar, esconderse, volverse invisible, porque era un shinobi, el más grande de todos.

    Avanzó hacia la salida de aquel sitio; sus camaradas no significaban nada, el shinobi tiene solo una misión, esa es la información. Para un shinobi hay una lección primordial: el regreso es más importante que la ida.
    Porque para un shinobi que ha sido descubierto, lograr huir equivale a una victoria sobre el enemigo.




    Murai buscó torpemente a Mao; corrió ocultándose como podía, sus pies descalzos para poder distinguir el terreno. Él lo sabía, si ya lo habían alcanzado a él era porque ya la habían encontrado a ella; pero debía buscarla.

    Una mano fría lo tomó del hombro; Murai reaccionó con violencia pero aquel hombre lo sometió con la mayor delicadeza que tenía.

    —Soy Noishi — dijo para después soltar a Murai

    —¿Pero tú qué haces... ahh, Takeda ¿eh?

    —Ya he encargado a Tsubaki que lo siga; temo que tome el camino equivocado—
    dijo Noishi con preocupación —Hoy lo vi en la lejanía; tomando la vida de una niña — dijo confundido

    Murai golpeó el suelo con fuerza —Kobayashi...

    —¿La conocías?


    —Iba a ser mi nueva alumna; planeaba llevarla a Koga. Ella me liberó de Kamakura.

    —Si hubieras avisado que te adentrarías a Kamakura, te hubiera seguido en discreción.

    —¿Tú entrando a Kamakura? No estás listo, mostrarías tu rostro al primer grito que Kato le diera a Takeda. Golpearías a todos los que le siguen los cuales ni le respetan. Me hubieras roto la cara al ver cómo casi mato a Takano; pero eso me daría el tiempo preciso para escapar... pero los Fujiwara fueron mucho más rápidos... y salvajes.


    —Te llevaré a Otsu; de allí volveré a mi misión

    —¿Sabes cual es la siguiente orden de los Sawayama?

    —Por eso debes ir a Otsu; han mandado a unos jóvenes para pretender a Tomoe. Los terminarán matando seguramente para hacer quedar mal a los Akamatsu ante el Imperio al ser incapaz de proteger a posibles candidatos.

    —Qué lástima que apareceré yo; quién soy el encargado de decidir quien debe casarse con Tomoe a órdenes de su difunto padre—
    soltó una risa.

    —Porque nadie supera mis habilidades — se jactó al estar libre, dejando todo atrás —Porque nada es más importante que mi misión, sembrar dudas y confusión, cambiando sin cesar mi apariencia y comportamiento. Podrán quitarme la vista; mi andar, pero jamás lograrán arrebatarme la fuerza con la que me aferro a la vida. Porque vivir es lo que hago, incluso si es en las sombras, o en el áspero rayo del sol. Vivir para sentir el viento en el rostro una vez mas. Porque soy Murai Sugita, y vivo para ver realizada mi venganza —estaba tranquilo —Yo viviré por ti, pequeña Kobayashi; y tomaré la vida de todos aquellos que han detenido tu palpitar.

    Levantó su vista al cielo —¿No es así como debo vivir; Hiro? —comenzó a reír mientras se alejaba de Saitama.

    Noishi lo miró y pensó "Sigue mintiéndote... Oton"




    Al enterarse de la muerte de Kozaemon a manos de Kato sintió el mundo desquebrajarse a su alrededor. Golpeó el suelo.

    —Maldita sea Kozaemon... ¡maldita sea! — era rabia —Me has dejado todo a mi, a un ciego —apretó sus puños, ni siquiera era capaz de llorar — Tú y tu maldita lista. Tú eras la fuerza bruta, de que me sirve ahora hacer estrategias si no tengo con quien ejecutarlas...

    —Murai...


    Aquella voz hizo que Murai levantara el rostro; no temió, la conocía.

    —¿Ya te vas? — preguntó Murai a Noishi, quién lo había dejado en Otsu con éxito.

    Lamento lo de Kozaemon, y... —el joven posó la vista sobre el rostro de Murai, notando las cuencas vacías, aun lastimadas.

    —Los Fijiwara... ahora sé que no es Kirara, tampoco Taiyo, no lo era Yami y no lo es Shinko. No está con ellos.

    —Yo tampoco he dado con alguna pista

    —Pensé que al ir a Saitama, por fin la habías encontrado —
    dijo Murai

    —No, he venido a informarte que serás traicionado. Ogen ha creado el plan para eliminarte.

    —Maldita bruja... —
    sonrió — ¿A quién utilizará para ese fin? — Murai se preparaba para lo peor, dudando de Noishi.

    —No soy yo, es peor...

    Murai no entendía —Ya, dímelo.

    —Será Kodoku.


    Murai borró su sonrisa — ¿Mi propio hijo? —soltó una carcajada —Jamás lo haría.

    —He venido a advertirte. Y...

    —Lo sé —
    Murai ignoró la advertencia —Estaré bien. Puedes dejarme solo.

    Noishi revisó rápidamente sus pertenencias —Será mejor que no fabriques venenos, al menos no sin supervisión.

    —¿Ahora volví a ser un niño pequeño?

    —Sabes bien por qué...

    —Si ya, cállate. Estaré aquí un rato más —
    dijo mientras con una mano masajeaba la madera de aquella armería abandonada y con otra sujetaba una flor blanca—Hablaré con Kaji después.

    —No debes sentir vergüenza, él no te recriminará tus acciones

    —No quiero que me vea así, ya tiene demasiados problemas encima
    —dijo Murai burlándose de su propia condición metiendo el tallo de la flor en una de sus cuencas.

    —Ahora ve a ayudar a Kushina — mencionó Murai —Ya te has desviado demasiado por culpa mía.

    —Después iniciaré la búsqueda de Rengo; Hoshi me lo ha pedido.

    —Muy bien; cuídate, niño.


    Noishi sonrió; jamás le recriminaba que le siguiera diciendo "niño" —Hasta pronto... Oton.

    Noishi se retiró con tristeza en su corazón; conocía perfectamente a Murai, y sabía lo difícil que era para él ya no ser capaz de llorar.
     
    • Impaktado Impaktado x 2
    • Sad Sad x 1

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso