(Shingeki no kyoyin) Shingeki no love

En este mundo… en está murallas… el amor es algo que no existe, una tontería… algo sin sentido. Pero aun así yo… me he enamorado, he desobedecido las reglas que nos dieron antes de entrar a la guardia.


- ¡Mikasa! – ese gritó sacó a la joven nombrada de sus pensamientos, Su hermano Eren había vuelto de la misión afuera de las murallas – eh vuelto hermana – comentó Eren con la respiración agitada, mientas que posaba sus manos en sus rodillas para poder hacerlo mejor

- Me alegro Eren – su voz se escuchó suave y una leve sonrisa salió de los labios de Mikasa, estaba feliz de que su querido Eren hubiera vuelto sin un rasguño – Eren… ¿Cuándo dejarás las fuerzas y vendrás a cuidar al rey dentro de la murallas? – dijo Mikasa con tono suave, esperaba que su hermano le diera una respuesta está vez y no se marchará como ya lo había hecho las veces anteriores que le había preguntado eso.

- Mikasa, eso es algo que no discutiré ni contigo, no con nadie – contestó Eren parándose derecho – eso es asunto mío y nada más – susurro volteando la cara hacia su hombro derecho.

- Pero Eren… - Mikasa intentaba en estos momentos hacer que Eren entrará en razón y supiera que solo se vive una vez y nada más – es demasiado arriesgado estar allá afuera – dijo la joven con sabiduría en la boca.

- Mikasa eh dicho – Eren bajó la mirada en forma de desagrado, ¿Por qué siempre tenía que ser lo mismo con Mikasa? ¿acaso no podía preguntarle otra cosa? – ahora por favor para… - comentó Eren subiendo la cabeza para poder ver los azules ojos de su hermana.

- Está bien Eren – comentó la chica con desanimo, sus ojos cambiaron de ser serios a unos tristes por no haber logrado que Eren entrará en razón – pero recuerda que prometiste que jamás me dejarías solo – su voz era tierna ahora y esas palabras eran como un auto consuelo para ella y para Eren eran palabras de aliento.

- Es una promesa Mikasa – Eren sonrío poniendo un pulgar en alto, para darle una Mikasa una señal de que no tenía que preocuparse – yo nunca rompo una promesa – dijo revolviendo los cabellos de su querida hermana.

- Está bien Eren – Mikasa ya no pudo contenerse y en una bilis cerrar de ojos ya estaba abrazando a Eren. Él solo correspondió al abrazo sincero de su hermana gustoso.

Los dos se separaron minutos después, ellos querían seguir con su conversación pero los interrumpió el mismo que siempre lo hacía, pero esta vez la interrupción dejo atónitos a los dos no por que fueran noticias si no porque Raville había mandad llamar a Mikasa, cosa que casi nunca para no decir nunca lo hacía.


- Mikasa ven un momento, por favor – habló en seco, espero unos segundos y se retiró con intenciones de que la joven lo siguiera, cosa que funcionó en cuestión de segundos.

- Vengo en un segundo – comentó Mikasa a Eren mientras que caminaba en dirección a Raville.

Mikasa comenzó a caminar por los pasillos del cuartel, intentando encontrar al comandante que la había llamado hace unos instantes. No dando con si objetivo, se asomó a una de las enormes ventanas del pasillo donde se encontraba, dándose cuenta de que Raville se encontraba ahí parado en uno de los tantos jardines del cuartel. Sin pensarlo dos veces se dirigió al lugar donde se encontraba su superior.

- ¿Qué es lo que necesitas? – preguntó la joven, posicionándose frente a su comandante.

- Mikasa… ¿Cuántas veces te lo eh dicho? – Raville se cruzó de brazos esperando una respuesta inteligente de la joven.

- ¿Qué me has dicho? – contestó la pregunta de Raville con otra pregunta. Ella bien sabía a lo que se estaba refiriendo Raville, pero se hizo la inocente. Por qué Eren era su hermano y estaba dispuesta a protegerlo a toda costa o hacerlo entrar en razón y que se diera cuenta que no estaba bien poner su vida en peligro.

- ¡Distraes demasiado a Eren! ¡Eso no está bien! – habló un poco brusco, Levi era demasiado duro con Mikasa, porque ya eran demasiadas las veces que ella había intentado convencer a Eren de quedarse adentro, él lo necesitaba en su equipo y Mikasa era un estorbó en la meta de Levi - ¿Qué acaso no quieres que todo esto terminé? ¿No quieres salvar a la humanidad? – Levi volvió a preguntarle lo mismo a Mikasa, porque esas eran las preguntas que la hacían sentir culpable.

- Quiero que cambié – susurro Mikasa por la bajó – ¡Pero no quiero que esto acabé con la vida de mi hermano! – gritó enojada, poniéndose a tu por tu con Raville.

- ¡Se harán los sacrificios que sean necesarios para salvar a la humanidad! ¡Entiéndelo de una vez! – gritó Levi de la misma manera que Mikasa, pero él la empujo a ella ocasionando que cayera al piso de sentón. Levi al ver a la chica tirada en el piso, sintió una punzada en el pecho de culpa – perdón… me sobrepase – dijo extiendo una mano para ayudarla a levantarse.

- No necesito tu ayuda – en un movimiento brusco Mikasa quitó la mano de Levi enojada, mientas que se paraba – entonces… si no puedo convencer a ninguno de los dos con que lo mejor es que Eren este aquí – Mikasa se paró frente a Levi y con voz derrotada dijo – Dejen que me una a las fuerza de reconocimiento, así yo no os molestaré más y podré estar al pendiente de Eren – tomo el hombro de Levi, mientras que hacía un ceño de frustración con las cejas.

- ¿Eh? – Levi quedó atónito ante la respuesta de Mikasa, su dedicación porque Eren estuviera bien y a salvo era tan pura que ni él mismo podía decirle que no, y… esto había despertado un poco el lado sensible de Levi, sacándole una leve sonrojo – supongo que eso no suena nada mal, estás aceptada – dijo sin más.

- Los ojos de Mikasa se llenaron de felicidad al escuchar esas palabras - ¡Muchísimas gracias! Prometo no decepcionarte – dijo muy alegre y como era de esperarse no se contuvo y le dio un fuerte y rápido abrazo a Levi, haciendo que este se sonrojará una vez más, pero leve.

- No tienes nada que agradecer, solo lo hago porque serás de mucha ayuda allá afuera – además de que será un estorbó menos para la meta de Levi.