Seven Taberna

Tema en 'Partidas Inacabadas' iniciado por SacriDH, 28 Abril 2017.

  1.  
    Nyxbel

    Nyxbel ♣ El Orgen ♣ Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    13 Enero 2016
    Mensajes:
    2,456
    Pluma de
    Escritor
    Gaspar Lemos (Voracidad)


    La Scravit me seguía a donde quiera que iba, y de tal manera llegamos a la taberna. —¿Yo comer? —me preguntó, mientras recordaba un ligero parecido con otras criaturas pequeñas, los Goblins. Al menos la raza de Scravit no asqueaba a nadie cuando de les veía o se trataba con ellos. —Si estem.... —trataba de recordar su nombre. —Roxe... Roxy —pronuncié mientras señalé una mesa sola. —Comeremos allí.

    La verdad nunca me gustó la compañía, pues era menos comida para mi, pero ahora que lo pienso... el asado de Scravit era muy bueno.
    Cuando las meseras me vieron, intentaron no darse cuenta de mi presencia, asi que al sentarme golpeé la mesa y me resoné la garganta, algo con lo que todos se dieron cuenta de mi presencia.

    Hablé con las meseras y éstas prosiguieron a hablar con el chef, el cocinero o con quien sea que preparaba la maldita comida, la mirada fija de la Scravit me estaba atosigando demasiado y me estaba comenzando a poner nervioso, y justo cuando voy a insultarla...
    Dos platos invaden la mesa y me froto las manos, comienzo a ingerir mi alimento y por un instante, me agradaron los modales de Roxy.
    Sonreí mientras comenzaba a tomar un poco de líquido para bajar el "buche" de mi boca.

    Un tipo desagradable tomó a la Scravit por sus orejas y ésta chilló y trató de defenderse, lo egreído del personaje me estaba sacando de los quicios, además, Roxy no terminaba de comer y me daba rabía que se desperdiciará la comida. —¡SUELTALA! —le grité, mientras golpeé la mesa con mis dos manos y clavaba mi mirada en él. —No ha robado a nadie. —comenté, mientras la tensión comenzaba a subir en el ambiente.

    Mierda... ¿porque la has defendido? —parecía que tenía simpatía por la Scravit.
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  2.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP Certified Gakkouwiki

    Libra
    Miembro desde:
    9 Octubre 2012
    Mensajes:
    5,516
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Isabel Whitenight (Envidia)

    El sonido que salió de la columna del enano no fue lo único que me hizo sentir horrorizada: me había parecido sentir cómo las vértebras que la componían bailotearon bajo la palma de mi mano, entrechocándose entre sí. Automáticamente me arrepentí de haber hecho eso, ¿qué hacía si el desagraciado se moría por mi culpa? Tendría que buscar otra persona con la que conversar, ¡y en lo que tardase en hacerlo los demás Pecados seguramente tendrían un número de amigos superior al mío! Apreté los labios. Este había sido un muy mal comienzo, la envidia me había impedido medir mis fuerzas.

    Pero para mi sorpresa, el enano se levantó. ¡Bien, estaba vivo! Pero su rostro era como para enmarcarlo en algún museo de retratos de gente asustada. Verlo así me preocupó, pero en cuanto vi semejantes botas de unicornio envolviendo sus pies, me llevé una mano a mi pecho, sintiendo malestar en mi corazón. ¿Por qué yo no tenías unas botas como esas? Yo iba vestida con un hermoso vestido blanco, confeccionado con una fabulosa tela mágica anti-manchas; para que combinara con esta vestimenta, me había puesto unos elegantes y hermosos zapatos de cuero dorado. ¡Pero ya tenía miles de estos! ¡No parecían tan únicos como los del enano!

    —¿Vas a matarme? —me preguntó— Por favor, no lo hagas, tengo mujer… bueno, tengo varias de ellas pero todas me necesitan para sobrevivir… bueno, en realidad no del todo pero se pondrán muy tristes... eh... creo.

    Incliné la cabeza con curiosidad. No era el principio de charla que había esperado, pero desde luego resultaba entretenido, ya que comenzó a contarme cosas su vida matrimonial poligámica. Tuve que reprimir un suspiro. Ojalá yo tuviera varias parejas, ojalá me mantuvieran como a aquellas mujeres. Sí, tener a un hombre alto y musculoso que consiguiera nuevos amigos para mí, en lugar de tener que hacerlo yo en esta taberna de mala muerte.

    Al notar que mi mente se estaba desviando del tema, me volví a concentrar en la conversación. No sabía si esta criatura me había dicho algo más, de seguro no lo había escuchado por estar concentrada en mis envidias. Así que asentí, por las dudas. Tras lo cual me arrepentí, porque la expresión de espanto de mi interlocutor se intensificó.

    —¡¿Qué?! —exclamó, haciendo que yo diera un respingo— ¿Vas a hacerlo? Oh, por la Montaña de Mancoduro, te lo ruego. Puedo trabajar para ti, yo creo que…

    Comenzó a buscar algo. Supuse que trataba de encontrar su arma, la cual estaba sobre la mesa. La levanté y se la ofrecí con una sonrisa forzada. ¿Por qué él tenían tantas cosas únicas y yo no? Para colmo, el enano volvió a malinterpretarme pero, ¡hey!, por lo menos tenía un nuevo compañero en mi viaje para estas tierras. Rechacé su barba con un gesto negativo, pues pensé que no podría vanagloriarme con ella, ya que había miles de criaturas con barba… ¡Ay, si tuviera dos, sería tan feliz! Suspiré.

    No voy a matarte —le dije. Comencé a juguetear con mis dedos, pensativa. Si quería ganarme el afecto de este enano, debía tener muchísimo cuidado con mis acciones o dichos, no me agradaba que me tuviera miedo— Me llamo Isabel. Yo... Yo sólo quiero ser tu amiga —continué, con un tono increíblemente dulce—. Si no aceptas, te mataré.

    Oh, maldición. ¿Por qué soy así? Al menos así me aseguraba su amistad y estaría a la par que los demás pecados… ¡Pero yo tener más que ellos! Ver a Ira enojándose por no ser el más popular, a Pereza sentir desgano por el esfuerzo que suponía tener tantos amigos a la vez, a Soberbia sin nada ingenioso que replicar, a Lujuria pensando en la orgías que se podría montar con tantos amigos, etcétera.

    ¡Toma tu hacha y ven conmigo! —exclamé con una sonrisa.

    Agarré la muñeca del enano, esta vez con delicadeza (o eso creía) y lo arrastré por toda la taberna, en busca de algún otro ente que pudiera formar parte de mi equipo. Luego podría considerar tener una aventura, con total de hacer algo más emocionante que los demás pecados

    *Conversar con gente aleatoria*
     
    • Adorable Adorable x 2
    • Gracioso Gracioso x 1
  3.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

    Libra
    Miembro desde:
    2 Marzo 2010
    Mensajes:
    333
    Pluma de
    Escritor
    Kyrie Románov (Lujuria)

    Dyrekos se tomó un buen rato para responder. Parece que su férreo espíritu de repente conoció sus debilidades al tenerte tan cerca. Cuando te devolvió la conversación, lo hizo también en tu oído con su voz llena de modismos que tanto te divertía y excitaba.

    —Esstoy aquí para complascer todoss…

    No lo dejaste terminar de hablar. Estaba empezando a sonar cada vez más como un tipejo más de esa taberna y no querías escucharlo. Lo tomaste con tu mano izquierda de su dura y refinada cintura, clavando tus uñas entre su escamosa y aceitada piel. Lo empujaste con fuerza lejos de la barra y lo llevaste más al centro de la taberna.

    Allí, entre los borrachos desparramados en el suelo, entre las mesas llenas de bebidas y aspirando grandes cantidades de humo de cigarros de intoxicantes hierbas que inundaban el aire le rodeaste la cintura por completo, sin evitar el roce de tus manos sobre la curva de su trasero. Tenía una cola, claro. Eso te gustaba, nunca eran suficientes para ti las extremidades de cualquier ser. Además, tenía nalgas bien duras y redondas. Algo chatas, pero eso debía ser normal en su especie.

    Lo soltaste, te diste la vuelta y, embriagada por el olor cítrico de su transpiración, comenzaste a bailar apretada a él, asegurándote de darle a tu trasero una probada de su ingle.

    Eso sin dudas era un buen aperitivo. El sujeto aguantaba bien, no sabías si la raza en sí se excitaba poco o si él tenía un control de sí mismo rayando sobre lo épico. Cualquier otro ya se habría lanzado a besar tu trasero. De cualquier forma, no pudo reaccionar a tu baile. Simplemente no movía ni sus pies ni su cadera para seguirte. Si no lograbas que al menos la mitad del bar se levantara para enfrentarlo y arrebatarte de sus manos te sentirías ofendida.

    Sin embargo, parece que tu acompañante se dio cuenta que eso se estaba volviendo peligroso para su integridad porque te detuvo apretando la parte baja de tu pecho levantándote mientras caminaba hacia la salida de la taberna. Pataleas y te retuerces para soltarte mientras echas al aire una risita ansiosa. Ahora sí que el sujeto estaba jugando tu juego.

    Una vez afuera, te apoya contra la pared de madera, en un sector oscurecido de la taberna mientras trata de recolectar aire con dificultad.

    —Creo que loss dioses me han encargado una difícil tarea…

    Su susurro contra tu oído, imitando tu forma de hablarte, escondió una gran cantidad de anhelo. Podías percibirlo. Igualmente, cuando te miró a la cara, con una media sonrisa que no supiste leer si era traviesa o simplemente divertida, te pareció muy interesante ver que aún conservaba cordura a pesar de toda tu inmensa seducción.

    Le das una mirada de cuerpo completo, ahora sin la bruma del bar. Se ve de un verde más claro, como el musgo temprano en la mañana. Su cola mediana se agita detrás con nerviosismo. ¿Tiene merecida una noche de no-sueño contigo? ¿O crees que no será suficiente?

    Tira un dado de 10 caras, hagas lo que hagas.

    *******************************
    Connor Mane (Ira)

    Volviste a ingresar en la taberna y te dirigiste a la gran extensión de madera donde la gente se apoyaba a decir groserías y a pedir tragos destructores de órganos.

    Pudiste sentir que la pareja te seguía cabizbaja entre el bullicio del lugar. Cuando el tablón de actividades estuvo al alcance de tu visión te diste la vuelta y te acercaste a tus forzados amigos.

    Te fijaste en el muchacho y luego en la chica con una sonrisa diabólica. Te pusiste entre medio de ellos y los abrazaste por los hombros mientras los arrastraste unos metros más cerca de la barra. En un momento te detuviste. Le diste una nalgada a la humana y la mandaste a que volviera a su trabajo. Totalmente ruborizada, no pudo discutir y se fue.

    Sentiste una oleada de odio llegar a ti desde la posición de tu compañero masculino y te diste vuelta para mirarlo con un enojo aún más despiadado que el de él para ver si te decía algo. No hizo nada pero escuchaste sus dientes rechinando de rabia.

    Trataste de no darle importancia y te pusiste a leer. Todas las misiones eran algo aburridas aunque podrías encontrar alguna interesante si lograbas concentrarte entre el alboroto.

    —Oye —te habló Stenhar todavía molesto—, si vas a hacer una misión ¿podrías tomar la de la princesa Iyodi? Hace meses que no tengo trabajo, yo era guardia de seguridad de su casa y desde que fue secuestrada han dejado de emplear guardias para emplear cazafortunas. No es que esté muy ansioso por volver a trabajar pero me quiero casar y está algo difícil conseguir algo estable en donde no termine con las tripas en el suelo cada vez que quiero salir de mi casa.

    Se te ocurrió la idea de rechazarlo sólo para que se enoje un poco más. Él cree que manda sobre ti. ¿Harás la misión que quiere u otra?

    *******************************
    Gaspar Lemos (Voracidad)

    Sin necesidad de pararte enfrentaste al leonino que estaba molestando a Roxy. Te caían mal los bravucones y sobre todo los que molestaban a los que estaban comiendo. Además, la pequeña te había caído en gracia y no podía defenderse sola.

    Tu potente grito resonó en toda la taberna. Los rostros del leonino y de sus amigotes que lo acompañaban por un momento fue la viva cara del espanto. Luego parecieron encontrar valor en algún lado, soltaron a la scravit que terminó hecha un ovillo en el piso, y te enfrentaron.

    —No te metas, fanfarrón, no querrás salir herido por defender a un campesino. ¡A ver si aprendes a conocer tu lugar!

    Y el leonino te atacó. No fue la gran cosa, incluso pudiste terminar de tragar tranquilo tu bocado mientras la fuerte mano con garras del felino fue hacia tu cara. Levantaste una mano rápidamente y le clavaste un tenedor en la muñeca. Con tu mano izquierda lo tomaste del hombro y lo atrajiste hacia ti.

    Sin dudarlo ni un momento, abriste tu enorme boca y mordiste su musculoso bicep cortando carne y tendones con tus poderosos dientes. La sangre bañó tu cara, el suelo, la mesa y a la scravit que de pronto dejó de revolverse para mirar impactada la situación.

    El grito del leonino tardó un momentito en llegar, parece que el asombro de verte masticar su brazo hizo que el dolor tardara en llegar a su cerebro.

    —¡AAAAAAAAAAAAHHH!

    Fue un rugido prácticamente, cargado de penosas notas de dolor y una gran desesperación. Se arrodilló en el suelo y sostuvo su bicep sangrante con su otra mano sin dejar de mirar aterrado el agujero que habías dejado. Tú seguías masticando la sabrosa carne de león.

    Los bravucones que lo acompañaban salieron corriendo como almas de visita en el inframundo. El felino se arrastró como pudo lo más lejos de ti, sintiéndose cada vez más lívido.

    Tragaste la carne semimasticada y seguiste con el puré de papas de la mesa, sin dejar de tomar de ese rico y embriagante vino que te habían servido.

    —Agradezco —susurró todavía asustada la scravit mientras se trepaba a la silla para volver a comer—. Gatos malos. Roxy odia los gatos. ¿Comer scravit?

    Parece que la pequeña se dirigía a ti. Le esbozaste una media sonrisa como dándole a entender que sí, que lo habías hecho en algún momento de tu vida.

    —No comer Roxy —te pidió mientras volvió a su desayuno.

    Fraghu, el minotauro dueño de la taberna, se acercó a ti. No te caía mal, era un buen tipo y vendía buena comida. Sin embargo, podría llegar a haber problemas por el alboroto causado.

    —Gaspar, has corrido a otros de mis clientes. Y te estás agotando mis reservas de alimento y vino.

    El minotauro te arrojó una de las actividades de la lista del tablero.

    —Ve a traerme esas abejas, trata de no comértelas por el camino.

    Tipo: Recolección.
    Descripción: ¡Se precisa una gran cantidad de Abejas Negras del Pantano para hacer rica y casi saludable miel! Busca algunas en los oasis del desierto pero cuidado con las abejas reinas, ellas vuelan y pueden ser un dolor de cabeza para las unidades que no tienen distancia.
    Recompensa: Arco corto de maderamohosa, 100 g. Polvo Astral.​
    Dificultad: Fácil.​



    No era la primera vez que Fraghu hacía eso. El jamás te cobró ni un plato de comida o bebida pero de vez en cuando te forzaba a realizar alguna misión. Tu no eres esclavo de nadie, puedes negarte e irte de ese lugar. O puedes realizar la misión y seguir siendo bienvenido allí.

    —Toma, lleva esto, vas a necesitarlo.

    El minotauro le dio un arco corto a Roxy con unas pocas flechas de punta cuadrada, no matarían pero sí golpearían fuerte. Esta lo levantó y lo olisqueó con su nariz. Siguió comiendo mientras aguardaba tu decisión.

    ************************************
    Isabel Whitenight (Envidia)

    Casi en completa libertad el enano te siguió. Sus piernas eran cortas y las tuyas muy estilizadas y esbeltas, lo que no podías dejar de maldecir porque tu altura hacía que aspires por completo la humareda de olor a pescado frito con cigarro, transpiración de troll y hechizos recién invocados. Paseaste por el lugar, buscando al azar algún sitio donde depositarte junto con el enano.

    Cuando te diste la vuelta a ver si el enano seguía respirando, perdiste la concentración y te chocaste de frente con una criatura. Te volteaste a verla.

    Era una mujer orca, más o menos de tu altura, con sus cabellos negros contrastando con los tuyos, parecían tan vivos, frescos y llenos de piojos que te hicieron morder la mejilla por dentro. A pesar de que eran del mismo tamaño ella era dos veces más ancha de hombros, con pesar comprobaste que podría acarrear un barril de cerveza sobre ella. Y tu allí, con tus hombritos a medio camino entre una ciruela y una manzana.

    Tenía una musculatura como la de un hombre humano pero con dos senos bastante imponentes de pezones puntiagudos que se marcaban sobre su cota de piel de caimán. No tenía cintura en absoluto, con su cadera formaban un cilindro recto y firme como un fresno. Sus ropajes eran totalmente salvajes, partes superiores de piel de nutria de las estepas, partes inferiores de lo que parecían ser caballos matados a hachazos y botas de plantas devorardillas. Muy pero muy pintorezca.

    —¡Oye, humana! ¿Qué diablos te pasa, eh? ¿Quieres montar un alboroto aquí? ¿Una ronda de cartas? ¿Una carrera? No pareces muy buena en ninguna de esas cosas. —Mientras hablaba, añoraste poder escupir tanta saliva como ella hacía. Prácticamente tu cara quedó empapada en gérmenes. Su boca era grande, con un par de colmillos inferiores sobresaliendo tímidamente. Tenía unos ojos rojos muy profundos y con un brillo asesino.

    El enano también parecía haber encontrado un amigo, o al menos eso parecía la pequeña hada masculina a la que le hablaba. Te estaba señalando y eso podía significar dos cosas: o que ya te había reconocido como líder y estaba alabándote o que había tomado cualquier opción a mano que le ayudara a librarse de ti.

    ¿Qué piensas? ¿Qué harás?
     
    SacriDH ha tirado dados de 10 caras para Lujuria Total: 5 $dice
    • Me gusta Me gusta x 1
    • Ganador Ganador x 1
    • Adorable Adorable x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
  4.  
    Nekita

    Nekita Amo de FFL

    Piscis
    Miembro desde:
    18 Marzo 2012
    Mensajes:
    8,422
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Connor Mane (Ira)

    Mis queridos humanos me habían seguido a su ritmo, juntos y con la cabeza baja, quizás para que nadie se diera cuenta que quisieran o no, tendrían que estar conmigo de ahora en adelante, probablemente hasta que me aburriera de ellos o murieran, quizás lo segundo pasaría antes que lo primero... muchos de mis humanos no podían soportar todos los golpes leves que recibían de mi parte cuando llegaban a molestarme.

    Pero tan siquiera, Stenhar parecía tener algo de resistencia y eso se agradecía.

    En fin, después de deshacerme de la chica con una sonara nalgada y que se alejara con sonrojo, mi querido compañero pareció molestarse un poco por eso pero cuando me giré a verlo y compartirle una muestra del mismo odio que sentía pero intensificado, pareció decidir que era buena idea seguir callado, creo que ya comenzaba a entender el hecho de que no debía estar en contra de mis acciones.

    "Oye, si vas a hacer una misión ¿podrías tomar la de la princesa Iyodi? Hace meses que no tengo trabajo, yo era guardia de seguridad de su casa y desde que fue secuestrada han dejado de emplear guardias para emplear cazafortunas. No es que esté muy ansioso por volver a trabajar pero me quiero casar y está algo difícil conseguir algo estable en donde no termine con las tripas en el suelo cada vez que quiero salir de mi casa."

    ¿Se casarán? —pregunté soltando una ligera risa, recordando el enojo que había tenido hace no mucho, ahora entendía porque esta vez había sido tan intenso, era su futura esposa y un chico completamente mejor que él la había nalgueado —Que pena... —me alcé de hombros restandole importancia, y cuando mencionó lo de la princesa Iyodi le dirigí una encantadora sonrisa —, no me extraña que la hayan secuestrado, teniendo esta clase de guardias impertinentes... todo puede pasar.

    Hice tronar levemente mi cuello y tomé esa hoja —La haremos —sentencié, pero cuando iba a avanzar coloqué mi dedo índice en su pecho mientras le dirigía una no muy agradable mirada —, pero cuando volvamos tendré que hacer algo con ese estúpido tono tuyo, si sabes a lo que me refiero.

    Ojalá pronto entendiera que él y yo no eramos iguales, que no era un simple humano al cual podía hablar como su instinto le ordenara, y quizás... solo quizás después de un par de golpes futuros lo entendería.
     
    Última edición: 5 Mayo 2017
    • Me gusta Me gusta x 1
  5.  
    Nyxbel

    Nyxbel ♣ El Orgen ♣ Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    13 Enero 2016
    Mensajes:
    2,456
    Pluma de
    Escritor
    Gaspar Lemos (Voracidad)


    El sujeto me caía mal, y no porque fuera un leolino, que suelen ser bravucones, sino porque estaba molestando a alguien que me comenzaba a agradar...
    No te metas, fanfarrón, no querrás salir herido por defender a un campesino. ¡A ver si aprendes a conocer tu lugar! —respondió para lanzarse a atacarme, sin embargo, en cuestión de segundos, el leonino disfrutó de una dosis de dolor y terror.
    Le frené el golpe, le clavé un tenedor en la mano y sadicamente mordí su brazo, dejando al pobre leonino trastornado por la situación.
    El y su combo se fueron aterrorizados, por su parte, Fraghu, el dueño de la taberna; se acercó a mi persona y supe que necesitaría uno de esos favores, al cual no podía negarme, pues, desde hace tiempo, el hombre no me cobraba ni un centavo y su comida era muy buena; bueno, la comida del lugar... escuché que Fraghu no tiene buena sazón.
    Cuenta conmigo Fraghu —observé el desorden y la sangre por el suelo... —Disculpa por todo. —consiguiente, eructé y me levanté...
    Era tiempo de buscar miel de abejas...
     
    • Me gusta Me gusta x 1
    • Gracioso Gracioso x 1
  6.  
    Ana inukk

    Ana inukk Gurú

    Libra
    Miembro desde:
    14 Abril 2012
    Mensajes:
    2,526
    Pluma de
    Escritora
    Kyrie Románov

    Parece dudar, no habla mientras me observa mientras sopesa como responderme supongo; empiezo a sentir como se alteran sus signos vitales y voy a sujetarme de ello. Disfruto de su voz y de su cercanía sin embargo no voy a dejar que arruine el momento con frases tan comunes como la que empieza a soltar. No, me niego. Mi noche de lujos ni siquiera el juguetito de hoy va a estropearlo asi que lo hago callar.

    Mi primera intención es llevarlo al centro de la taberna. Lo recapacite al clavar mis uñas entre su escamosa y aceitada piel de su cintura. Ese cuerpo merecía ser tentado en un mejor lugar que entre los borrachos desparramados en el suelo, entre las mesas llenas de bebidas y aspirando grandes cantidades de humo de cigarros de intoxicantes hierbas que inundaban el aire. Manoseo un poco sus nalgas y cola mientras lo llevo a una esquina un poco más apartada, entre penumbra que combina perfectamente con todos mis pensamientos sensuales.

    Cuando lo tengo donde quiero, lo suelto para poder girarme y comenzar a moverme sensual; nadie puede ser indiferente con mi trasero y mi espalda resaltados con la decadencia de una imaginaria tonada; me desconecto del mundo, solo escucho sus latidos en contraposición a los míos, puedo encontrar exactamente la secuencia que más lo altera según sus pequeños sobre saltos y cuando tengo eso puedo darle una probada a mi trasero de su ingle. Sus proporciones aun adormilado no hacen que mis expectativas sean decepcionada. Me presiono más fuerte.

    Esto sin dudas es un buen aperitivo. El sujeto aguanta bien, no conozco lo suficiente de ellos para saber si la raza en sí se excitaba poco o si él tenía un control de sí mismo rayando sobre lo épico. Cualquier otro ya se habría lanzado a besar mi trasero. Un trasero que merece ser besado por todas las diosas. Se negó a acompañarme lo cual rompe ligeramente el encanto en el que me encierro cuando la lujuria comienza a ronronear. No sé si sentirme ofendida por no haber recibido al a algún otro pretendiente pero cuando abro los ojos distingo que toda la puta taberna se paralizo con tal de contemplarme.

    Siento sus virilidades haciéndose notar con incomodidad y la dulce humedad deslizándose por muslos incluso con la ropa en el camino. ¡JA! Mi sonrisa se hace más grande, cuando intercepto la mirada de una ninfa de caderas anchas y veo la sed en ella, no puedo dejar de sonreír.

    Sin embargo, parece que el reptiliano se da cuenta que esto se esta volviendo peligroso porque me detuvo apretando la parte baja de mi pecho levantándome, no soy precisamente pequeña asi que esa muestra de virilidad Mmmm, sabe a gloria. Camina hacia la salida de la taberna. Pataleo pero sin utilizar ni una milésima parte mi fuerza, me retuerzo un poco como para alimentar su emoción con una pequeña risotada de ansiedad ¿Qué va a hacer ahora? Ahora sí que el sujeto está hablando mi idioma.

    Me apoya con un poco de fuerza excesiva (si fuera una mujer común), adhiere su cuerpo al mío como una segunda piel entre la oscuridad que nos recubre. Intenta controlar su respiración lo que hace que su cara torácica se amplíe y presione mis senos, lo cual me hace soltar un ligero suspiro. Eso hace que le sea aun más difícil controlarse y las consecuencias de ese estimulo continua sobre mis pechos.

    —Creo que loss dioses me han encargado una difícil tarea…

    Susurra contra mi oído, imitándome, escondió una gran cantidad de anhelo que aun así saboreo como si pudiera lamerlo con tan solo inclinarme hacia su cuello. Justo eso hago: me inclino y muerdo firmemente ese espacio entre su cuello y su hombro. Esa sonrisa medio fanfarrona no va a durar mucho en esa cara. Lo vuelvo a observar y… me gusta lo que veo.

    —¿Qué es lo difícil? ¿Tener un buen polvo con la mujer más sensual que veras en tu vida?

    Quizás si pueda conmigo o eso lo definiré según me responda, una noche probablemente, su ir y venir no me es lo más sensual que he visto pero después de un ligero manoseo para confirmar que no tiene armas de las que me pueda preocupar puedo hacerle una propuesta.

    —¿Qué deseas, cariño?— lo beso firmemente —habla ahora o pues, calla y pierde la oportunidad de cumplir tus fantasías.

    Esta tan firmemente apoyado en mi que puedo rodear mis piernas en su cintura sin miedo a caerme, no hay espacio como para que me deslice, en cambio me coloco en la posición perfecta como para acabar de cerrar el trato con solo rasgar mi pantalón; sus garras deberían servir para eso o inclusive mis uñas…
     
    Ana inukk ha tirado dados de 10 caras para Ta, ta, ta, taaan Total: 3 $dice
    • Me gusta Me gusta x 1
    • Ganador Ganador x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
  7.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

    Libra
    Miembro desde:
    2 Marzo 2010
    Mensajes:
    333
    Pluma de
    Escritor
    Connor Mane (Ira)

    Le dejas bien en claro las cosas a Stenhar. Le exiges a Faghu, el tabernero, que te de esa actividad y el tipo no ser queja en lo absoluto pero te conoce un poco y te gruñe con desprecio, como entendiendo que a ti no se te trata con amabilidad, la ira es buena educación desde tu punto de vista.

    El tabernero te arroja el polvo astral de la misión y un báculo de huesos bastante horrendo y maloliente. Probablemente debas buscar un mago, sino no te darían ese item. Le das un empujón a Stenhar para que vaya por delante. Al pasar por una de las mesas ves a una elfa bastante bonita, de largo cabello rubio, ojos negros, rostro afilado y labios delicados. A pesar de ser una elfa bastante flaca sus músculos mamarios te llaman bastante la atención. Puedes sentir la magia revoloteando entre sus dedos y su boca.

    Caminas cerca, la agarras por los cabellos y la arrastras gritando lejos de la mesa donde estabas y hacia afuera de la taberna. Los que la acompañaban hicieron un movimiento como para querer ayudarla pero tu fulminante mirada cargada por la furia de mil demonios los dejó bien quietos donde estaban. Stenhar se giro a ver la maltratada elfa arrastrarse de rodillas tras de ti.

    Le golpeas el cuello con el báculo y ella, adolorida lo sujeta. La tomas de la mandíbula y le dejas bien en claro que si no quiere desatar tu furia va a hacer lo que digas.

    ¡Tienes una nueva compañera de equipo!


    Nombre: Wlycia
    Género: Femenino
    Clase: Hechicero
    Raza: Elfo


    El desierto es una extensión grande, interminable a simple vista desde la ciudad pero para ti no es difícil buscar a un perro de las arenas enojado que tiene secuestrada a una princesa. De hecho, es muy sencillo, lo respiras en el aire, al igual que la ira de una manada de leoninos al sur, la furia de un pueblo entero de fantasmas al norte y el singular desprecio de un goblin perdido hace cuatro días a unos cuantos kilómetros al este de ahí. Al este también, puedes sentir la jauría furiosa que posiblemente tenga prisionera a la princesa.

    No puedes dejar de pensar en el casamiento de tu amigo Stenhar. Lo ves, dándote la espalda, yendo por delante. Su vida es miserable, como la de muchos. Quedará privado de su libertad, trabajando por siempre como un guardia y posiblemente abandone la taberna y las batallas de puntería que tanto le gustan. Eso te enoja. No porque sientas afecto por el muchacho, sino porque odias ese comportamiento idiota religioso de los seres vivos. Le das una mirada a la elfa, quien al instante desvía su cara hacia el piso. La invitas a caminar por delante, junto con Stenhar. Esos dos sí que se ven bien juntos, maldita sea, mucho mejor que con esa quejosa humana. Te excita la idea de crear un conflicto, un triangulo amoroso… o un cuadrilátero porque cuando vuelvas a Soxe bien podrías “invitar” a Gryda a probar tu “cama” sólo para provocar una cataclísmica ira de parte de Stenhar. Y con “invitar” te refieres a someter sexualmente y con “cama” te refieres la mesa de la taberna donde todos los estén mirando. No hay nada que provoque más la ira de la muchedumbre que una violación a una inocente en frente de sus narices.

    Estás aburrido y queda un buen trecho para llegar a la jauría. ¿Te divertirás un poco provocando a esos dos a ver si se pelean o si alían contra ti? De tan solo pensar a Stenhar defendiendo a la elfa aun sabiendo que ama a otra mujer hace que se te revuelvan las tripas de odio. Y eso te divierte, te hace sonreír.

    *************************
    Gaspar Lemos (Voracidad)

    La miel era un manjar para ti, por lo que te entusiasmó la misión. Roxy te siguió por detrás, haciendo lo posible por acomodar su arco. A pesar de que lo único que amabas era comer, beber y disfrutar de las cartas en la taberna eras muy hábil con cualquier tipo de armas. Cuando devorabas algo, lo hacías hasta el final y eso incluía lecciones de mucha gente que te había enseñado todo tipo de disciplinas. La arquería era una de ellas, por lo que le diste algunos tips a la pequeña scavit. Estaba claro que no era una raza luchadora, eran gente que trabajaba pero eran débiles y sobre todo muy inocentes a la hora de luchar, jamás entenderían conceptos como el engaño, la traición y el honor, tan útiles en las batallas. Sin embargo, si la muchacha no tenía intenciones de trabajar debía ganarse su alimento así como te lo ganabas tú.

    Las abejas negras del pantano eran una plaga en cualquier oasis del desierto. Te era fácil encontrar los oasis, podías olerlos entre la aridez del desierto pues eran una rica fuente de alimento. Lo malo de las abejas es que eran muchas, siempre estaban juntas y tenían el tamaño de un perro doméstico con alas.

    Le dijiste a la scravit que intentara desmayar algunas con el arco. Ella lo intentó. Era pésima haciéndolo. No tenía nada de fuerza para estirar el arco. Su puntería era horrenda. Estuviste ahí un buen rato animándola, enseñándole, dándole consejos y comiendo frutas hasta que te cansaste. Tomaste el pequeño arco, una flecha, la pusiste en posición, apuntaste, estiraste hasta que la madera crujió y lanzaste el flechazo. Para tu decepción, la flecha golpeó a la abeja con tanta fuerza que fue a chocar contra una palmera y se hizo puré de vísceras, alas y exoesqueleto. Roxy te miro desaprobadoramente.

    —No muertas. Muertas no hacen miel.

    Le devolviste una mirada asesina y, junto con ella, el arco. Luego de tu potente muestra, la scravit mejoró bastante. Trató de imitarte y fue progresando en fuerza y puntería hasta que logró darle a una. La coneja dio saltitos mientras las demás los atacaban y tenías que espantarlos a manotazos, mordiscos y lanzamientos de frutas.

    Entre tus golpes y los flechazos de Roxy, que luego del primer blanco empezaron a ser muy certeros, lograron conseguir al menos diez abejas desmayadas para dar por terminada la misión.

    Sin embargo, mientras recogías a todos los insectos, oiste algo en el oasis. No fueron palabras pero bien pudo haber sido un gruñido o la expresión bucal de algún ser vivo desconocido. En realidad, no tienes idea de donde salio específicamente el sonido pero parecía estar muy cerca.

    ¿Te quedarás ahí a esperar qué sucede confiando en Roxy y su puntería y en tu fuerza física? ¿O volverás cuanto antes con tu botín a la ciudad?

    Si decides quedarte, tira un dado de 10 caras.

    ***************************
    Kyrie Románov (Lujuria)

    —¡¿Qué?! ¿Aquí? ¿Acaso no tienes pudor?

    Le sonreíste sabiendo que estaba muriéndose de ganas pero que aún así sentía que estaba yendo contra ciertas estúpidas reglas de etiqueta. Le mueves tu cadera sobre la parte baja del estómago como para presionarlo.

    El reptiloide pasó su lengua bífida por sus labios, echó un vistazo alrededor y se apretó más contra ti. Sus labios se pegaron a los tuyos. Fue una sensación muy pero muy rara, como si estuvieras besando un pedazo de carne cruda fría y húmeda. A pesar de que la sensación fue extraña, esa lengua haciendo su propio recorrido dentro de tu boca fue impresionante. Disfrutaste cada segundo del beso, nunca habías probado una lengua tan rápida y activa. Te le aferraste a la nuca con fuerza para que no se separara. Él acomodó bien tu cadera para que rozara sobre su pelvis.

    Te hizo a un lado varias dudas cuando sentiste que tu cuerpo deslizaba como sobre un tubo. Sonreíste gustosa. Parece que su arma sí funcionaba. A la fuerza se zafó de tu agarre para tomar aire, a pesar de que su beso era extraño e interesante, nada podía compararse con los tuyos. No había pulmones que aguantaran tus besos.

    Él, al parecer asustado de que volvieras a apresar su boca y casi asfixiarlo, dejó de lado tu cara para atacar tu cuello y tu pecho. No te quejaste en lo más mínimo. Era bastante brusco con sus dientes afiliados aunque lo compensaba con sus lengüetazos rápidos, lubricando tu piel y suavizando las heridas. Su saliva era pegajosa y apestaba a fluidos corporales pero ya estabas acostumbrada a todo tipo de esos aromas, no te molestaba.

    Estabas distraída cuando sentiste sus pantalones caer. No te tomaste ni un segundo de preparación para echar un vistazo. La sola visión de la cosa fue como un energizante para ti que empezaste a mover las caderas arriba abajo con brusquedad y apretujaste su cara contra tu seno izquierdo hasta sentir que los dientes te abrían profundos cortes. No te importó en absoluto.

    El movió rápido sus manos para abrir tu pantalón y ropa interior, buscando la forma más rápida de calmarte antes de que lo mataras. Sentiste sus torpes manos rebuscando tu trasero, toqueteando tu pelvis y tus muslos. Cuando parecía que había logrado hallar el camino al cielo, sentiste como tu compañero se desmoronó aparatosamente y tú junto con él.

    Alguien lo había golpeado por detrás. Dyrekos hizo lo que pudo por tratar de quitar su cara de dentro de tu sostén. Arrojó latigazos con su cola inconcientemente para tratar de alejar el peligro y se revolvió, tratando de ordenar su mente. Tú atinaste a levantar la cara y te diste de frente con una ninfa de los bosques, su cabello como una enredadera no cubría sólo su cabeza sino también su cuerpo, haciendo las veces de vestimenta y dejando partes de su trigueña piel expuesta. Su delicado rostro con una nariz puntiaguda estaba torcido en una mueca de espanto y furia.

    —¡Kyrie! ¿Qué rayos estás haciendo con esa cosa? ¡Dijiste que irías al bosque a buscarme hoy! ¡Fue noche de luna nueva, sabes que tienes que hacerlo conmigo en estas fechas o moriré!

    ¿Quién diablos era esa ninfa para estar planteándote cosas que ni siquiera recordabas? ¡¿Y cómo se le ocurría interrumpir tu tarea a mitad de ella?! Eso era para ti peor que molestar a Voracidad cuando está comiendo. ¿Qué harás al respecto?


    ¡Una compañera se ha unido a tu equipo!

    Nombre: Fhera
    Género: Femenino
    Clase: Hechicera
    Raza: Ninfa
     
    Última edición: 9 Mayo 2017
    • Ganador Ganador x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
    • Gracioso Gracioso x 1
  8.  
    Nekita

    Nekita Amo de FFL

    Piscis
    Miembro desde:
    18 Marzo 2012
    Mensajes:
    8,422
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Connor Mane (Ira)

    Una vez que mi gran amigo me entregó el asqueroso báculo y los polvos astrales mi vista rápidamente recorrió el bar para encontrar a algún mago que se encargara de eso, así que una vez que puse en marcha a Stenhar encontré a la candidata perfecta para poder manejar ese asqueroso báculo de huesos y de la manera más amable posible la atraje conmigo tomándola de sus hermosos cabellos rubios, no había nada de tiempo que perder, ni siquiera con los valientes que parecían querer salvarla del viaje conmigo.

    Finalmente, después de dejarle claro a la elfa como se iban a hacer las cosas, nos encaminamos a la misión.

    En el desierto las cosas fueron a mejor, la ira viajaba por las brisas que tenía este lugar, podía distinguir exactamente de donde venía cada una de esas reacciones y no podía evitar sentirme cada vez mejor, haciéndome pensar por qué no pasaba más tiempo dentro del desierto.

    Mientras tanto... mi no muy convencido nuevo amigo "guiaba" el camino y en mi mente la imagen de la chica con él no dejaba de repetirse, ¿para qué querrían casarse? ¿para qué demonios querrían hacerlo si ni siquiera tenía dinero? ¿para demostrarle a "Él" que su amor era perfecto? Tsk, solo arruinarían la diversión dentro del bar para mi.

    Si es que llegaban a casarse.

    Una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro al recordar a mi nueva acompañante, ella probablemente sí sería un buen partido para ese chico, inclusive podrían tener más diversión sin necesidad de utilizar ese compromiso tan iluso para complacer a una religión, así que con ese pensamiento en mente me divertiría un poco con ellos.

    Provocar a Stenhar con Wlycia
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  9.  
    Nyxbel

    Nyxbel ♣ El Orgen ♣ Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    13 Enero 2016
    Mensajes:
    2,456
    Pluma de
    Escritor
    Gaspar Lemos (Voracidad)

    La miel era una de mis cosas preferidas, obviamenté, me encaminé rápidamente a la misión. La Scravit, Roxy, creo recordar que se llamaba; venía tras de mí.
    Con su arco, el cual estaba seguro que no sabría utilizar, igual a la certeza de que perderás, cuando realizas una apuesta de lotería. La arquería fue una de las disciplinas militares que aprendí, pues en mi vida, me había encontrado con todo tipo de personas que me enseñaron mucho, sobre todo, comer. Por más que quisiera, la Scravit no era una raza guerrera, asi que sabía que necesitaba practica... mucha practica.

    Las abejas negras eran una plaga común en la poca vegetación de las zonas áridas y desérticas del continente. Encontrarlas era fácil, mi olfato era perfecto, y ha de serlo, pues, combinado con el sentido gustativo, obtenía la mejor experiencia al probar nuevas recetas. El problema, como todo en esta vida, es que las abejas viven en colmenas, es decir, atacar a una implica hacerle frente a todas las demás.

    Roxy, intenta darle a una. —le dije, mientras observaba su ineficacia al sostener el arco. —Dios...pensé en mis adentros, mientras le daba consejos para que mejorara mientras comía unas manzanas que tomé de la taberna. Cuando no tuve más paciencia, me acerqué, la tomé por los brazos y los tensé, mientras le ayudé para apuntar y ¡ZUAS!... Salió el flechazo, dándole a una abeja con tal fuerza que se estalló contra la abeja y ésta se hizo trizas al chocar con una palmera.
    Maldi... Argh... —tragué saliva y miré a Roxy.
    No muertas. Muertas no hacen miel. —reprocho Roxy...

    ¿Enserio? Esta maldita criatura me iba a sacar de quicio, la miré molesto pero observé que al menos, ayudó a mejorar su puntería.
    Cuando por fin nos marcharíamos, se escuchó un bufido amenazador.
    No quería problemas, asi que decidí volver por donde vine con la Scravit y el botín
     
    Última edición: 11 Mayo 2017
    • Me gusta Me gusta x 2
  10.  
    Ana inukk

    Ana inukk Gurú

    Libra
    Miembro desde:
    14 Abril 2012
    Mensajes:
    2,526
    Pluma de
    Escritora
    Kyrie Románov


    —¡¿Qué?! ¿Aquí? ¿Acaso no tienes pudor?

    Me reí, obviamente no, no tengo pudor. Cuando lo divertido tan solo esta comenzando caemos al piso ¿me estaban interrumpiendo? ¿en serio? ¡Maldita sea!

    Al levantar la cara hay una ninfa mirando a mi acompañante con asco n apenas noto su rostro y paso al cuerpo con su cabello como una enredadera sin cubrir no sólo su cabeza sino también su cuerpo, haciendo las veces de vestimenta y dejando partes de su trigueña piel expuesta. Su delicado rostro con una nariz puntiaguda estaba torcido en una mueca de espanto y furia.

    —¡Kyrie! ¿Qué rayos estás haciendo con esa cosa? ¡Dijiste que irías al bosque a buscarme hoy! ¡Fue noche de luna nueva, sabes que tienes que hacerlo conmigo en estas fechas o moriré!

    Me levanto echa una verdadera bestia, la sujeto y la azoto contra la misma pared donde yo había estado presionada con satisfacción hace un instante y donde quizás estaría siendo llevada al cielo justo ahora. La elevo del piso de su ligero cuello con una de mis manos mientras la otra aprieta su seno hasta que brota de sus labios un gemido entre placer y dolor; probablemente más de lo segundo.

    —¿Quién demonios eres tú, cariño?— mi voz fue mucho más suave de lo que seguro ella esperaba pero pase alrededor de su aureola mis afiladas uñas en una amenaza fuerte y clara, si no me agrada su respuesta quizás ese cuerpecito deje de ser tan atractivo. —¿Con que derecho vienes y arruinas mi festin? ¿Ah? Quizás si te hubieras acercado podríamos estar en algo mucho más necesario para ambas que esta insulsa discusión o tal vez sabes que eres tan mal polvo que si te recordara no te aceptaría de nuevo en mi cama. Eso me suena mucho más probable.

    La suelto y cae de rodillas, mis planes son salir de aquí con o sin acompañante de cama. Dudo mucho que si vuelvo a dentro y sujeto a alguien medianamente agradable para llevarlo a un cuarto, este se niegue. Supongo que será mi opción.

    ¿Quién diablos era esa ninfa para estar planteándote cosas que ni siquiera recordabas? ¡¿Y cómo se le ocurría interrumpir tu tarea a mitad de ella?! Eso era para ti peor que molestar a Voracidad cuando está comiendo. ¿Qué harás al respecto?
     
  11.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

    Libra
    Miembro desde:
    2 Marzo 2010
    Mensajes:
    333
    Pluma de
    Escritor
    Gaspar Lemos (Voracidad)

    Decidiste que el sonido no era para nada alentador. Recogiste todas las abejas desmayadas y te retiraste con Roxy observando a tu retaguardia.

    Al principio corriste lo más rápido que pudiste pero cuando estuviste seguro que nada te seguía disminuiste el paso. Habías tomado una buena decisión, si caminabas rápido probablemente llegarías para la cena a Soxe.

    La scravit estaba muy contenta de haber aprendido arquería y te dio las gracias con constantes abrazos a tus piernas. La sabandija era molestia. Una apetitosa molestia.

    Cuando llegaste a la ciudad y traspasaste sus murallas pudiste ver algunos cultivos que muchos scravit trabajaban duro. La raza era excelente en la agricultura, el comercio y toda la vida de la gente dependía de ellos y era a los que en menos estima se los tenía. Roxy dejó caer sus largas orejas a los costados de su cabeza con tristeza. Estaba trepada a tu brazo, aferrada con sus manitos a tu hombro izquierdo.

    —Antes vivir con scravit en Hickara. Orcos echarme con espadas. Yo... no útil.

    Entendías a lo que se refería. Si no fuera por ti todavía estaría tratando de tensar el arco.

    —No verduras. Yo luchar. Tu enseñarme. Yo ser buena, ¿eh?

    De hecho no era para nada buena. Había dado unos tiros de suerte porque le habías tenido mucha paciencia.

    Llegaste a la taberna y le entregaste a Fraghu la mercancía. El minotauro al instante te felicitó y te preparó una mesa donde te echaste a cenar. Luego una buena noche de sueño y el día habría sido ganado.

    —Comer. Luego atrapar abejas, ¿eh?

    Fulminaste a la coneja con tu mirada. Estaba muy entusiasmada con las misiones, ahora quería ir a otra. No eras una persona que prefiriera estar haciendo misiones antes que estar tomando una buena jarra de cerveza, esperabas realizar la próxima actividad cuando Fraghu te lo pidiera.

    ¿Qué vas a hacer? Puedes buscar una misión del tablón si te apetece, incluso sabes que Fraghu te dará muchísima comida y bebida para el viaje. Sino puedes enviar a Roxy de misión con algún otro cazafortunas de la taberna, hay muchos que te deben favores ahí. Por último puedes mandarla a callar y seguir comiendo y luego ir a ver si la cama te hace un lugar para hacer una buena digestión.

    *************************
    Kyrie Románov (Lujuria)

    Le dices a Dyrekos que te vas y empiezas a caminar con furia sin estar segura de la dirección. La excitación controla tu cuerpo, tu mente está prácticamente en blanco, no sabes qué pensar primero. No es bueno que te interrumpan, lo que eso provoca en tu cuerpo es terrible, se supone que eres tu la que acepta o niega.

    No alcanzaste a caminar ni cinco metros, con tu ropa aún desarreglada, los pechos desnudos, el pantalón medio bajo, y sientes cómo tu pie se detiene. Miras hacia abajo y hay helechos, muy similares a los del pelo de la ninfa que te aferran. Te das la vuelta a verla y la descubres invocando un mantra con sus ojos en blanco y sus labios recitando.

    Entonces toda una enredadera te aferra el cuerpo. Se desliza por tus piernas, por tus pantorrillas, por tus muslos, por tu entrepierna... ¡oh! ¡Ahora recuerdas quien era esa ninfa! Sientes las ramas llenas de salvia pegotear tu ropa ajustandose bien a tu piel y apretando partes sensibles de tu cuerpo que te arrancan gemidos de placer. Oh, sí, ahora la recuerdas muy bien. Sientes tu piel ya totalmente cubierta de ramas, tu cadera, tu trasero, tu cintura, espalda, pecho y cuello (parece agradarle tu cuello porque te lo está apretando casi hasta dejarte sin aire). Nada parece poder detenerla y no estás segura de si quieres que lo haga.

    —¡Ah! ¡No! ¡¿Qué haces?!

    Te giras como puedes y ves como Dyrekos tomó a la ninfa por su cintura semidesnuda y la apretó con fuerza contra él. La lengua de tu hasta recién exclusivo amante pasó con descaro por la cara sonrosada del espíritu del bosque.

    —¡Basta! ¡Detente batracio estúpido!

    —Ella no ess la única que interrumpiste, arbolita. Y creo que me hass subestimado.

    Dyrekos está haciendo palanca con una de sus manos sobre sus piernas para abrirlas. Sonríes sintiendo que la cosa se ha puesto más interesante de lo que esperabas. La ninfa gimió con dolor y sorpresa y estiro desesperadamente una mano hacia ti, como pidiéndote ayuda.

    Las enredaderas han dejado de crecer y ya no se mueven pero sigues atrapada y aquellas partes donde se sentía rico siguen estando apretaditas. Tienes el poder para destrozar esas enredaderas cuando quieras y manejar la situación o podrías dejar a Dyrekos hacer lo que se le antoje y ser expectadora. No serías la única, ya alguna gente de la taberna enfocó su concentración en ustedes y los están mirando, como si fuera un combate normal.

    Hagas lo que hagas, tira un dado de 10.
     
    • Me gusta Me gusta x 2
    • Gracioso Gracioso x 2
    • Adorable Adorable x 1
  12.  
    Nyxbel

    Nyxbel ♣ El Orgen ♣ Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    13 Enero 2016
    Mensajes:
    2,456
    Pluma de
    Escritor
    Gaspar Lemos (Voracidad)

    Obviamente que el sonida no era muy reconfortante, vaya a saber que carajos era esa cosa, pero de algo estaba seguro, con ésta compañera, ni de coña me voy de aventura. Recojí todo velozmente y comenzamos a correr hasta estar seguros, en el transcurso Roxy me hablaba y alagaba sobre la arquería... joder, lo que quería era tomar un descanso, esa corrida hizo que sudase calorías y esta pequeña orejona estaba fastidiosa. A veces me provoca agarrarla y hacer un asado con ella.

    Llegamos hasta la ciudad y allí pude vislumbrar unas grandes murallas. —Al fin... —comenté mientras caminábamos por las calles de la ciudad, a lo lejos, se podían observar los grandes cultivos, los cuales irónicamente, eran trabajados por Scravit, si en algo eran buenos, era en el cuidado de la tierra y el buen uso de las palabras y cosas que brillen. —Antes vivir en Hickara. Orcos echarme con espadas. Yo... no útil. —comentó Roxy, me sentí un poco mal por ella. Joder, ésta Scravit logrará volverme bipolar, pues, odiaba su fastidio pero amaba su inocencia. —No verduras, Yo Luchar. Tu enseñarme. Yo ser buena, ¿eh?. — y aquí vuelven mis sentimientos de fastidio... ¿Buena luchando?, si por eso fuera, me hubiera quedado cuando sentí peligro hace rato. —Tu no hablar hasta taberna llegar. —fruncí el ceño, joder, ahora también se me pegará su manera de hablar...

    Llegamos a la taberna y le entregué lo pedido a Fraghu, éste agradecido, mandó a prepararme una mesa deliciosa, mejor recompensa no podía haber.
    Comer. Luego atrapar abejas. —la miré molesto, pero analicé la situación...
    Era cierto, solo comía, dormía, y realizaba alguna misión para pagarle a Fraghu su hospitalidad.
    Misiones mañana. —respondí, mientras veía muy entusiasmada a la criatura.
    La mandé a callar por el resto de la cena, agradecí a Fraghu y me encaminé hasta la posada nuevamente.
     
    Última edición: 15 Mayo 2017
    • Me gusta Me gusta x 1
  13.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP Certified Gakkouwiki

    Libra
    Miembro desde:
    9 Octubre 2012
    Mensajes:
    5,516
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor

    Isabel Whitenight (Envidia)

    Paseé a mi nuevo amigo durante un rato, como quien enseña con orgullo a su perro de raza pura; la dicha de tener a alguien que me acompañara y haber dejado, así, de ser una pobre alma pudriéndose en la soledad mientras a su alrededor se formaban nuevos lazos, hacía que mostrara una sonrisa encantadora y acelerara el paso con emoción. El pobre enano apenas podía seguir mi ritmo con sus extremidades de escasa longitud. Suspiré con pesar cuando mi rostro fue golpeado por una multitud de aromas tan repulsivos como exóticos, que me hacían fruncir la nariz mientras mis ojos se tornaban vidriosos a causa de la irritación.

    ¿Por qué yo no huelo así de mal? —suspiré tras detectar el sudor de troll.

    El exquisito perfume que aromatizaba mi piel con notas florales tenía una estela más bien miserable al lado de lo que mi nariz sentía. ¡Ojalá mi fragancia fuese así de poderosa e imponente! Atraería la atención de los demás y mis posibilidades de ser mantenida por un enano barbudo se incrementarían, ¡o a lo mejor la chance de tener varias mujeres! Bueno, u hombres. ¡Tantas cosas envidiables!

    Solté la mano del enano para cubrirme las fosas nasales y la boca, sin dejar de caminar, sin abandonar la misión de agrandar mi círculo de amistades olorosas y ebrias. Me di la vuelta para asegurarme de que seguía detrás de mí…

    ¡Kya!

    Choqué contra una enorme piedra, a la que habían tallado con mal gusto un rostro horripilante. Durante un momento pensé que algún grandulón se la había olvidado, lo que me hizo tener la cálida esperanza de ir a devolvérsela para ganarme su gratitud y, en consecuencia, su amistad. Sólo cuando la piedra comenzó a hablarme me di cuenta de que en realidad era una orca.

    Una orco tan grande, fascinante, imponente…

    Tenía unos cabellos oscuros como la noche (¿sería tal vez del clan Blacknight?), brillantes a causa de la grasa y habitada por piojos que, desde mi posición, enfrentándola, se podían ver con relativa facilidad. Me mordí la mejilla, por no morderme el labio, preguntándome por qué no tenían tan simpáticos escoltas en mi pequeña cabecita. ¡En mis blancos cabellos resaltarían! Además, la orco tenía unos hombros impresionantes, gracias a los cuales duplicaban la anchura de mi cuerpito esbelto. Me sentí escuálida. Deseé poder tener unos músculos de ese tamaño, como para sentar a mis amigos en ellos. ¡Y…! ¡Y sus pechos! ¡Dos imponentes balones entre los cuales se abría un abismo de sombras que amenazaba con arrastrarme hasta las tinieblas! Sin poder reprimir el acto reflejo, llevé mis manitas hasta la zona de los míos. Mi Envidia Suprema siempre habían sido los pechos de los demás. Incluso los hombres con pectorales fornidos eran más pechudos que yo (vale también para los gordos). Ay. Para rematar, sus ojos eran rojos y asesinos… Y los míos tan rosas y cursis.

    ¡Oye, humana! —escupió— ¿Qué diablos te pasa, eh? ¿Quieres montar un alboroto aquí? ¿Una ronda de cartas? ¿Una carrera? No pareces muy buena en ninguna de esas cosas.

    ¡Uf! ¡Sí que sabía escupir! En unas pocas palabras cubrió mi rostro con una capa de baba espesa. ¿Por qué yo no podía ser tan genial como esta piedra que al final resultó ser una orca?

    Antes contestar, intenté imitar la mirada asesina de la orca, pero ante ella sólo podía sentirme una niña frágil… Aun sabiendo que podría hacerla pedazos de una sola bofetada.

    ¡Los alborotos, las rondas de cartas y las carreras son para los débiles! —grité en un esfuerzo por sonar ruda, pero al final mi voz terminó siendo un chillido agudo, digno de una pequeñín. Sentí que me sonrojaba… ¡No, no, no! ¡Debía comportarme como la orca que (no) era! Me quité la saliva del rostro con la mano y la lancé a un costado— ¡Apuesto que no eres capaz de hacer una misión conmigo! So-Solo los más fuertes me siguen… —cuanto más gritaba, con más fuerza cerraba mis ojos y mis puños— ¡Como el enano de allá!

    Giré sobre mis talones y lo vi al instante. Estaba hablando con un ser diminuto que identifiqué como un hada. Un hada hombre. ¿Entonces… un hombrecito? Si la baja estatura del enano me daba envidia, más lo hacía la pequeñez de aquel hadito. Volví a suspirar y miré de reojo a la orca.

    Ven conmigo si quieres ver cuál de las dos es la aventurera más ruda —le dije, mostrando mi sonrisa más ruda, que al final terminó siendo tímida— A menos, claro, que seas una gallina que prefiere quedarse a poner sus huevos.

    Satisfecha más por mis palabras que por el tono en que las dije, le di la espalda con la esperanza de que haberme ganado así su afecto de orca… y de que no me respondiera aplastándome con su busto.

    Interrumpí la charla entre el enano y su nuevo acompañante, casi lanzándome sobre la mesa en la que estaban.

    Hey, ¡hola, Henio! —saludé al enano, abrazándolo por los hombros. Me había dicho su nombre en el tiempo que lo arrastré por la Taberna y “Henio” me pareció un apodo halagador, porque sonaba casi como “Genio”, aunque en realidad el enano no parecía ser así de brillante— ¿Quién es esta encantadora hada con la que hablas? —miré al hada masculina con una sonrisa— ¡Un gusto! Soy Isabel, amiga de Henio.
     
    • Ganador Ganador x 2
    • Adorable Adorable x 1
  14.  
    Ana inukk

    Ana inukk Gurú

    Libra
    Miembro desde:
    14 Abril 2012
    Mensajes:
    2,526
    Pluma de
    Escritora
    Kyrie Románov

    Aquí no había nada que ver con una pelea usual como supongo que todos los que se asoman y apenas nos notan piensan, si comprendieran las posibilidades en las que esto podría concluir pues sus pulsos estarían vueltos locos, totalmente animados de participar.

    ¿Qué nos daría más placer? ¿Ser pasiva y disfrutar de la vista o quizás ponerme en movimiento? Mi cuerpo decide por mi haciéndome avanzar hacia ellos, en el camino intento mantener las enredaderas lo más intactas posibles, me gusta la sensación de ellas atrapando mis curvas y apuesto que resaltándolas aun mas; según recuerdo esta ninfa era excelente artista en eso.

    Sujeto a la pequeña y la alejo del reptiliano, su miedo ahoga cualquier posible excitación hasta que la tengo pegada a mí, puedo sentir como se calma. Es importante que el sexo sea consensual o no sabe tan bien en mi paladar ¿para qué permitir que esto se convierta e un mal trago si se que puedo convencerla? Le hablo con voz dulce pero firme.

    —Me interrumpiste, cariño. Eso está muy mal y debería castigarte por eso— sujeto su mentón para que vea en mis ojos lo molesta que estoy por eso —sin embargo no queremos que ese lindo culo desaparezca de este mundo ¿cierto, Dyrekos?

    Por suerte recordé el nombre del reptiliano que está demasiado ansioso, tanto que se pego al cuerpo de la pequeña como demostrando mi punto; era un buen trasero.

    —Vamos a cuidar de ti.
     
    Ana inukk ha tirado dados de 10 caras para Total: 6 $dice
    • Me gusta Me gusta x 2
  15.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

    Libra
    Miembro desde:
    2 Marzo 2010
    Mensajes:
    333
    Pluma de
    Escritor
    Isabel Whitenigth (Envidia)

    Luego de arrojarle tu desafío a la orca te volteaste a ver que pasaba con tu compañero enano. La gran guerrera sólo se quedó ahí con los ojos abiertos por la sorpresa al escucharte y con una de las venas de su frente inflándose lentamente hasta alcanzar las proporciones de un pájaro pequeño.

    En cuanto te acercaste al enano y te presentaste amistosamente, el hada voló hacia ti y desde sus alitas sopló una pequeña ráfaga de brillante polvo plateado que formó una nube sobre tu nariz. Te diste cuenta rápidamente que era un somnífero. Uno no muy potente que no te haría nada a menos que te dejaras llevar por la pereza. No sentiste envidia por eso, tu magia era mucho más poderosa pero no te gustaba la idea de que la gente jugara con los conjuros.

    Alejaste un poco tu cara de la nube y soplaste, arrojando el polvillo hacia el hada. El hombrecito quedó completamente rodeado por el somnífero y cayó desde la altura de tu pecho hacia el suelo. Lo sujetaste con cuidado con tus palmas y cuando ibas a preguntarle al enano por qué te atacó el hada percibiste movimiento a tus espaldas.

    Te hiciste a un lado con gran agilidad mientras el puño de la orca bajaba y aplastaba el aire. Le ofreciste el hada al enano para que la cuidara y Hehenio la sostuvo, impresionado por tus movimientos.

    La orca volvió a atacar pero ninguno de sus puñetazos llegó a destino. En uno de aquellos que esquivaste con una finta quebrando tu delicada cintura en una pose demoníaca le detuviste el brazo con tu mano izquierda, apretando con algo de fuerza y sintiendo como la carne se le apretujaba sobre el hueso y los tendones se le tensaban como cuerdas de lira. Luego te metiste debajo de su olorosa axila, la soltaste y la abrazaste con fuerza por la cintura, levantándola unos centímetros del piso.

    El instante la orca se encongió y se abrazó a ti, temerosa de caerse y totalmente impactada por tu destreza y fuerza.

    —¿Q-qué rayos eres? —preguntó la orca mirándote a los ojos sin dejar de apretarte la cabeza con sus manotas y con su robusto pecho.

    —¿Por qué el conjuro del hada no te afectó? —preguntó Hehenio.

    —¡Hermana! —gruñó un sujeto abriéndose paso entre la multitud para llegar hasta donde estabas. Era otro orco aunque este era más alto y delgado, con músculos firmes y tenía cuatro brazos, dos saliéndole por el sector de los omóplatos. Llevaba toda la pinta de ser un asesino. Al verte sosteniendo a su pesada hermana desenfocó sus ojos con desconcierto—. ¿Estás... bien?

    La orca te dio un pequeño empujón y la soltaste. Ella pisó firme en el suelo, acomodó su armadura y carraspeó para encontrar su voz.

    —Eh, sí, hermano, sólo estaba... conociéndome con una interesante guerrera de la taberna.

    —Pues tendrá que esperar, hermana, nuestro padre lo ha hecho de nuevo —informó el orco con seriedad.

    —¡Oh, por Gronchodrick! ¿Me estás hablando en serio? Tenemos que ayudarlo.

    —Sabes que no podemos hacer nada por él, Draka. Pasará lo mismo que la otra vez.

    —No permitiré que eso pase. —La orca se dio la vuelta y te enfrentó—. ¡Humana! Reconoceré tu superioridad como guerrera si me ayudas a solucionar un problema con mi padre. ¿Lo harás?

    De repente sentías envidia por la familia de esa orca. Tenia padre y un hermano cuando tu no tenías más que... ¿otros seis pecados conocidos que podrías llamar algo así como medios hermanos? No podías considerarlos hermanos. Te sentiste gratificada al ver que ahora eras el centro de atención de dos orcos, un enano, un hada y al menos unos diez comensales cercanos que habían quedado sorprendidos por tu habilidad. Puedes elegir formar equipo con esos orcos y arrastrar al enano y al hada contigo o puedes evitar ese inconveniente familiar.

    ***************
    Parte de afuera de la taberna

    Kyrie Románov (Lujuria)

    Dyrekos podía ser el poseedor de una belleza exótica que en muchos casos a algunos seres mortales podía o no gustarles. A ti su físico te conformaba pero lo que te gustaba de él realmente era que en muchas ocasiones entendía tu pensamiento y se complotaba contigo.

    En el momento en que sostuvo por el trasero a la ninfa y la inclinó de forma que tuvieras una vista completa de su cuerpo expuesto lo quisiste aún más. Depositaste besos húmedos en el cuello blanco y surcado por ramas del elemental del bosque. Pudiste sentirla gemir cuando Dyrekos empezó a hacerla suya. Y estaban en medio del maldito pueblo.

    La gente ya había empezado a entender lo que allí pasaba y los curiosos los rodearon, muchos con intensiones de tomarte mientras estabas ocupada con la ninfa, tratando de convencerse si era prudente o no hacerlo. Ay de aquél que lo hiciera, usarías su sangre para lubricar a la ninfa.

    La performance de Dyrekos fue más que satisfactoria con la ninfa. El ser del bosque, cuando sintió la mirada de muchos espectadores, hizo lo que pudo por levantar una cortina de helechos para evitar que los contemplaran pero no lo logró del todo. El reptiloide la hizo explotar en minutos de durísima batalla. Sabías bien que eso era peligroso porque cuando la sangre de un reptil se calentaba demasiado podría llegar a quedar completamente inutilizable.

    La ninfa fue una pobre debilucha con miedo cuando trató de darte placer oral mientras Dyrekos jugaba con ella. Ni siquiera sus ramitas pudieron hacer algo por encender en ti algo más que una leve pizca de entusiasmo. Dyrekos fue una cosa totalmente diferente. Él te hizo el amor sobre la maldita ninfa interruptora con la brutalidad bélica de un ejército en estampida. Lo sentiste chocar contra ti interminables veces mientras tu cuerpo desnudo patinaba por el adolorido cuerpo de la ninfa.

    Por desgracia para ti, Dyrekos estaba cansado. Lo que empezó excelentemente, haciendote chillar de emoción y desesperación, terminó decayendo con el paso de los minutos y en poco tiempo supiste que la sangre fría del reptiloide se había calentado tanto como una chimenea y ardía a tu lado. Eso debía estarle doliendo mucho al sujeto y encontrar el aire posiblemente fuera una tarea increíblemente molesta. Una parte de ti quizá pudiera comprenderlo pero la mayor parte quería horas de sexo que no llegarían en ese instante. Igualmente, decidiste no enojarte con él cuando se derrumbó en cuclillas tratando de introducir oxigeno con todas sus fuerzas por sus fosas nasales ya que se había desgastado un poco con la ninfa. Posiblemente sin ella, en un mejor lugar, de una forma distinta, hubiera subido un punto más y con eso era suficiente para ti.

    Te levantaste afligida sin dirigirle la palabra a ninguno de los dos. Buscaste tus ropas que habían quedado tiradas cuando el reptiloide comenzó a tomar a la ninfa y te vestiste. No te interesaba lo que pasara con ellos, sólo esperabas que se recuperaran rápido porque volverías a utilizarlos en unas pocas horas. Necesitabas un trago fuerte en ese momento.

    En ese momento lo sentiste. Un ardor en la parte baja de tu vientre, en tus ovarios, pero no era un dolor menstrual, era algo diferente. Tuviste que arrojarte al suelo y no pudiste evitar retorcerte lo que te generó una extraña sensación nunca antes experimentada que parecía una mezcla de placer orgásmico y el sufrimiento que se siente al chocar con tu cadera corriendo a toda velocidad contra una viga de madera de roble. Te atormentaba, sí, pero no querías dejar de sentirlo. ¡Si te estaban temblando las piernas del dolor! Pero tu mente se estaba volviendo loca de placer, lo que sea que estuviera pasando te estaba haciendo sonar los nervios como cuerdas de lira.

    Te volteaste a ver a la elfa y al reptiloide, esperando que alguno de ellos fuera el causante de esa exquisita broma pero parecían totalmente sumidos en sus mundos de diminuto placer y mediocridad. Alguien o algo más estaba haciendo eso, era como si tuvieras un maleficio. Un hechicero. Podría haber muchos en la ciudad pero pocos que te pudieran presionar de esa manera.

    Debes tomar rápido una decisión antes de que pierdas la cabeza. Tus manos masajean al mismo tiempo tu sien y tu zona pélvica. Vas a terminar despellejándote ambos lugares si sigues así. Puedes pedir ayuda a tus amantes o a gente aleatoria de la ciudad o tratar improvisar algo.


    ********************
    EDIT PARA EVITAR DOBLE POST:

    Connor Mane (Ira)

    No pudiste evitar que tu maldad te embargara y levantaste a la leonina, tratando de que sintiera el mayor odio hacia ti poniendo tus manos sobre las partes heridas de su cuerpo.

    Stenhar llegó sosteniéndose el hombro y Wylcia lo seguía. Te plantaste frente a ellos con la mayor cara de tristeza que pudiste formar.

    Ni bien el humano la vio no pudo evitar llevarse ambas manos a la cabeza, totalmente horrorizado por el estado de la muchacha. Wylcia, con una cara de completo asco, se abrazó a la espalda de Stenhar y se ocultó tras él.

    —Oh... esto es malo. Tenemos que llevarla rápido a Soxe y encontrar un sanador.

    Stenhar te arrebató a la lincesa de las manos con un empujón que te hizo desear abrirle la frente con tu espada. Te regocijaste en el odio apretando su hombro lastimado mientras el muchacho estallaba de dolor sin emitir queja pero sacudiendo su hombro para tratar de zafarse inútilmente de su agarre.

    Caminaste hasta donde Wylcia estaba y le ordenaste que ayudara a Stenhar en todo lo que necesitara. Y le ordenaste también que se sacara la túnica y se paseara en ropa interior junto a ustedes.

    —¡¿Qué?! Pero...

    Tu mirada asesina sobre ella le dejó bien claras las cosas. No querías que ella te tuviera miedo, preferías que te odiara, pero con el miedo estaba bien por el momento. Ya te odiaría cuando se enamorara de Stenhar y tu lo asesinaras frente a sus ojos. La elfa comenzó a desvestirse tímidamente. Cuando se quitó la túnica le susurraste que cambiara su cara de elfa pervertida con ganas de aparearse con un arquero humano y que le diera la túnica a la pobre leonina que tenía la piel en carne viva y posiblemente estaría sufriendo las tormentas de arena. Wylcia se acercó a Stenhar y cubrió a su protegida con la túnica. El muchacho le agradeció muy seriamente y con regocijo pudiste ver que no pudo evitar colocar su mano en la cintura desnuda de la hechicera. Destruir eso causaría tanto enojo que ya te estabas excitando.


    La vuelta no fue tan divertida para ti como la ida. Stenhar, Wylcia y la lincesa iban juntos y no querías meterte para evitar incordiar a tus subordinados. Tenían que sentir algo entre ellos antes de llegar a la ciudad.

    Una vez en Soxe, Stenhar te pidió que llevaras a la rescatada a la capilla para que algún clérigo la curara. Te negaste sabiendo no debías dejarlo solo para ordenar sus ideas. Le pediste a Wylcia que la llevara.

    El humano y tú volvieron a la taberna por la recompensa de la misión.

    ¡Recibes Báculo de Huesos Pútridos (lo tiene Wylcia) y 100 g. de Polvo Astral!

    Te quedas con todo. Sin importar si el humano se enoja o no. Él parece más ocupado buscando a su pareja humana. Lo invitas a beber algo para festejar la resolución de la misión y, mientras se están sentando en una mesa, un conocido de Stenhar, otro humano regordete con una pesada armadura de placas, se le acercó y le dijo algunas cosas al oído. Tu subordinado asintió, se sentó contigo, suspiró con fuerzas y te miró directo a los ojos. Sentías mucha furia en ellos pero también parecía estar resignado. Te relamiste al contemplarlo con tanta discordia en su mente.

    —Gryda está desesperada buscándome. Tengo... tengo que ir con ella. Pero antes quiero que aclaremos las cosas. Esto no puede seguir así. Me estás poniendo mucha presión en mí de muchas formas y lo sabes. Quiero que me dejes en paz, sólo dime qué tengo que hacer.

    Responde a Stenhar (puedes manejarlo para tener una conversación, puedes decidir por él, puedes hacer lo que quieras tú y puedes interactuar con tu alrededor)
     
    Última edición: 29 Mayo 2017
    • Fangirl Fangirl x 2
    • Me gusta Me gusta x 1
  16.  
    Nekita

    Nekita Amo de FFL

    Piscis
    Miembro desde:
    18 Marzo 2012
    Mensajes:
    8,422
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Connor Mane (Ira)

    Con la mayor expresión de tristeza que pude haber hecho, me planté frente a mis acompañantes con la "pobre" princesa en brazos, y ni bien Stenhar la vio, su rostro pasó a ser de completo horror mientras que la hechicera Wylcia más bien parecía sentir asco, y podía entenderla un poco, solo un poco.

    —Claro... tienes toda la razón, a la pobre le han hecho de todo —dije fingiendo un pesar increíble por la chica que estaba en mis brazos hasta que me la arrebató de mis brazos con un empujón, me temía que mi pobre amigo seguía olvidándose de los modales que debía de tener conmigo, claro que esta vez me había encargado en vengarme en "menor" medida lastimando solo un poco más su hombro.

    Después, solo me encargué de hacer sufrir un poco mas a Wylcia para intentar conseguir mi objetivo de hacer que pasara algo, cualquier cosa realmente entre ellos para luego, destruirlo sin dudarlo.

    Y después de haberle ordenado a Wylcia que se alejara con la princesa, me quedé con Stenhar en el bar, para recibir a la "gran" recompensa de esta misión y guardé todo (a expresión del báculo que ahora era probable que permaneciera en manos de la elfa hechicera) y después de pedir un par de bebidas, un desconocido se acercó a nuestra mesa y le dijo algo a mi "querido" humano, no sabía ni me interesaba saber que cosa era de él pero no parecía haberle hecho demasiada ilusión haber oído eso.

    Sus ojos se dirigieron a mi y noté esa furia que me agradaba tanto, pero a la vez mostraban una cierta resignación, ¿las cosas no podían ir mejor para mí?

    "Gryda está desesperada buscándome. Tengo... tengo que ir con ella. Pero antes quiero que aclaremos las cosas. Esto no puede seguir así. Me estás poniendo mucha presión en mí de muchas formas y lo sabes. Quiero que me dejes en paz, sólo dime qué tengo que hacer"

    Gruñí levemente al escuchar la tarea que tenía que hacer a continuación, ¿por qué tenía que encontrarse con ella ahora? ¿por qué los humanos tenían que atarse de esa forma entre ellos si no estaba en su naturaleza?

    —Quiero que estés con Wylcia —dije sin más, dando un trago a mi bebida —, ¿por qué? te preguntarás querido Stenhar... deja que me explique, tu vida es miserable, como la de muchos humanos que he conocido, pero eso es completamente normal... pero, quedarás privado de tu libertad, tu vida poco a poco se verá limitada por el simple comportamiento que un dios te está impartiendo, que ni siquiera está en su naturaleza, ni siquiera está en su naturaleza amar a un solo ser, Stenhar...

    >>Ese comportamiento irracional que tienen ustedes los seres humanos no es algo de mi agrado, y como pudiste haber notado a lo largo del viaje, quiero que estés con esa elfa o... ¿quizás quiero que te diviertas con las dos para ver que desastre puede suceder?
     
  17.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

    Libra
    Miembro desde:
    2 Marzo 2010
    Mensajes:
    333
    Pluma de
    Escritor
    Connor Mane (Ira)

    Stenhar no supo como reaccionar ante tu directa respuesta. Suspiró varias veces y no dejó de darle cortos tragos a su bebida, con nerviosismo. Se lo notaba en una encrucijada. Tal vez de verdad se estaba debatiendo entre dejar a su prometida por la sexy elfa o quizá no llegaba a entender si de verdad te estabas preocupando por él o si ocultabas algo detrás de todo eso.

    La taberna era vigorizante para ti. Había tantas peleas y odios encontrados que te sentías en tu salsa. Además, la compañía frustrada de Stenhar te hacía sentir seguro pues él no se había movido y siguió acompañándote hasta terminar la segunda botella de vino. Él estaba tomando de más. Eso era bueno.

    Entonces viste a Wylcia ingresar a la taberna con Iyodi a su lado, caminando perfectamente. Los clérigos habían hecho un milagro por ella. Se veía completamente curada de cualquier raspón y golpe, los sitios donde la piel había sido arrancada estaban vendados de forma casi imperceptible y en el lugar donde debería estar su ojo derecho ahora había un largo mechón de cabello pardo cubriéndolo. Maldijiste por lo bajo porque, a pesar de lo que le había pasado, seguía siendo una lincesa y se le notaba en su estúpido rostro de felino doméstico.

    Ambas se acercaron a la mesa de ustedes. Wylcia se sentó con ustedes, entre Stenhar y tu, y Iyodi fue hacia ti. Dio una pequeña inclinación y luego se te echó encima. Te abrazó con sus cortos bracitos por el cuello, pues estabas sentado y ella a tu altura, y con lágrimas en su ojo sano comenzó a lamer tu mejilla con una ternura tan pura que te revolvió el estómago.

    —¡Gracias! ¡Muchas gracias! No pensé en lo que estaba pidiendo en el desierto, en verdad quiero vivir, que me hayas cuidado a pesar de que yo quería acabar conmigo es lo más noble que alguien ha hecho por mí.

    La alimaña no se te quitaba de encima. Tanta bondad y agradecimiento te estaba haciendo daño en la mente. ¿Por qué no te atacaba y te arañaba con sus garritas si quería expresarte su agradecimiento? Odiabas a esos seres que creían que sólo con un abrazo mostraban su cariño. Te dieron ganas de atravezarla con una espada.

    Sin embargo, cuando estabas por pensar seriamente en quebrar su cuello, pudiste ver a Gryda llegar y a abrazar a Stenhar frente a Wylcia. El rostro de la elfa quedó impresionado pero esbozó una tonta sonrisa amable que sólo era para engañarse a sí misma. Quieres estar atento a lo que pasa entre ellos y esa molestia que tienes en el cuello te interrumpe. Será mejor que actúes.
     
    Última edición: 6 Junio 2017
    • Gracioso Gracioso x 1
  18.  
    Ana inukk

    Ana inukk Gurú

    Libra
    Miembro desde:
    14 Abril 2012
    Mensajes:
    2,526
    Pluma de
    Escritora
    Kyrie Románov

    Nadie intento acercarse a nosotros durante lo que les debió parecer el intercambio más excitante y extraño que sus mundanas podrán presenciar, nuestra audiencia inteligentemente decidió solo ocupar los puestos a nuestro alrededor como en cualquier anfiteatro, lo cual me hizo sentir una revolución en mi estomago; los niveles de excitación no hacían más que ir en una densa espiral ascendente hasta golpearme justo en el rostro. Escucho sus latidos, sus pensamientos lujuriosos y una ola de placer innegable que me emociona.

    Sin embargo de allí en adelante todo se volvió una rápida caída. Me tomó, sí; pero el agotamiento lo hizo desistir tan rápido… ¡Maldito reptiloide! Me tuve que alejar de ese espectáculo ahora deprimente, vistiéndome apenas para tomarme un trago, quizás pueda exigirles un poco más dentro de unas horas.

    De repente algo me golpeó: una ola de magia se aferro a mi vagina insatisfecha y me hizo delirar, no pude evitar caerme y comenzar a tocarme. Necesito conocer al causante de todo esto.

    —Muéstrate— puedo escuchar apenas el susurro de su mente en la mía, está disfrutando verme así pero sé que si aparece podremos hacer mucho más, no puedo identificar su sexo, edad o figura pero si su amplia sonrisa… debe estar muy cerca.

    Mi mente se está perdiendo en una ola de placer dolorosos, no quiero se detenga pero, pero… necesito más. —Por favor, por favor, por favor…— susurro bajo y entrecortado, dirigido a ese hechicero oculto aunque cualquiera de los espectadores que queden podría estar escuchándome en ese momento.
     
    • Adorable Adorable x 2
  19.  
    Nekita

    Nekita Amo de FFL

    Piscis
    Miembro desde:
    18 Marzo 2012
    Mensajes:
    8,422
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Connor Mane (Ira)

    Una ligera sonrisa se formó en mis labios cuando vi como la duda comenzaba a invadir su mente que se iba delatando más y más en cada trago que daba a su bebida, confirmándome que al final de todo mis pequeños hilos sobre las acciones de la elfa habían servido de algo, y las cosas parecían ir a mejor, el bar estaba peor o igual como lo habíamos dejado, había peleas probablemente en cada esquina, desatando la ira que tanto me gustaba tener a mi disposición.

    Además, Stenhar no se había apartado de mi lado en ningún momento y eso solo daba más esperanza a que todo resultara a mi favor, un día muy favorable o lo iba a ser, hasta que noté como la princesa estaba completamente curada, ni siquiera parecía haber sido abusada por esos perros de las arenas, ¿con qué maldito curandero la había llevado para que hubiera quedado así?

    "¡Gracias! ¡Muchas gracias! No pensé en lo que estaba pidiendo en el desierto, en verdad quiero vivir, que me hayas cuidado a pesar de que yo quería acabar conmigo es lo más noble que alguien ha hecho por mí."

    LaIyodi se había lanzado a mi cuello para abrazarme y su pequeña lengua comenzó a pasarse por mi mejilla, gruñí levemente y apreté con fuerza el vaso donde estaba tomando mi bebida, rompiéndolo por completo, pensando si así de fácil podría partir su pequeño y delicado cuello, para su suerte, Gryda entró en escena y eso capturó mi atención rápidamente.

    —Apártate —gruñí por lo bajo, para evitar llamar la atención del pequeño triangulo y en un rápido movimiento tomé sus pequeños brazos para quitarlos de mi cuello y tomando su hombro y con la fuerza debida aplicada la senté en el asiento que estaba al lado mio —, y quédate quieta.
     
  20.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

    Libra
    Miembro desde:
    2 Marzo 2010
    Mensajes:
    333
    Pluma de
    Escritor
    Connor Mane (Ira)

    Decidiste no hacer ningún escándalo para no interrumpir. Sentaste a Iyodi a tu lado con un fuerte apretón en sus delicadas manitos y la leonina emitió un leve maullido de dolor y comenzó a lamer sus heridas sin dejar de mirarte con devoción pura como si fueras el ser más perfecto de la existencia.

    Diablos, sabías de tu increíble atractivo y de tu seductora personalidad pero esos mortales masoquistas no dejaban de sorprenderte.

    Por desgracia, tu decisión de no hacer nada fue un error. Ni Wylcia ni Stenhar fueron capaces de hacer nada, Gryda dominó la situación desde que llegó. Esa humana era una debilucha pero una muy convincente.

    —Sten, ya sabes que no necesitas hacer eso de andar por ahí arriesgando tu vida. Podemos vivir de mi trabajo y tu puedes poner un puesto de mermeladas de renacuajo como hablamos. Yo te amo, no soportaría el hecho de perderte, ¿puedes pensar en eso por un momento?

    ¿Mermeladas de renacuajo? ¿Qué desdichado ser pasaría el resto de su vida vendiendo eso? Al diablo, Stenhar estaba en un pozo, su vida sería una miseria por siempre. ¡Y Wylcia no hacía nada más que sonreír como una idiota! Como si ella también quisiera esa aburrida y desapasionada vida. Stenhar no era nada de otro mundo pero con buen entrenamiento y su gran puntería podría ser alguien digno de un título honorífico, merecedor de ser llamado un masculino. El muy cobarde sólo pudo agachar la cabeza y asentir, rindiéndose ante Gryda que comenzó a arrastrarlo fuera de la taberna. Pudiste sentir el corazón de Wylcia partirse de odio de repente y te estremeciste de placer. Ella había podido mantener la compostura y la confusión no la había dejado reaccionar pero ahora que veía al humano irse se daba cuenta que no quería eso y que odiaba a esa mujer.

    Ibas a seguirlas cuando de repente sentiste una presencia terrible en la taberna. Estiraste tu cuello y observaste en todas direcciones buscando al responsable. En ese lugar había un ser que transpiraba odio puro de su piel, estaba tan cerca de ti que creías poder olerlo sin embargo había tanta gente que te llevaría un momento. Era tanto el odio que percibías que por un momento llegaste a tener miedo. No eran normales esos niveles de rabia en los seres que solían frecuentar ese lugar, era como una misantropía en su estado más elevado. No te hacías una idea de lo que podría suceder si te encontrabas con ese sujeto pero de cualquier forma la curiosidad podía contigo.

    Y Stenhar se estaba yendo. Esa presencia fue tan abrumadora que por un momento te olvidaste de tu tortura a tu compañero, incluso pasó a un segundo plano, no estabas seguro si debías dejarlo de lado por el momento o si era conveniente seguirlo no sólo para evitar que cometiera un error con esa mujer sino también para alejarte a ti mismo de ese ser tan extraño.

    Iyodi pareció darse cuenta de tu confusión y tomó una de tus manos entre las suyas, dispuesta a apoyarte en cualquier decisión que tomes. ¿Vas por Stenhar o por la presencia aterradora?

    Si vas por la presencia, tira un dado de 10.
     
    • Fangirl Fangirl x 1

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso