Esta historia fue basada en hechos reales de mi persona, la mayoría de los nombres fueron cambiados para proteger identidad :p, para la actividad "Infinity" por Fenix Parker... disfruten~ [one-shot] (no encuentro las clasificaciones) Van POV Ok, ok, les contare del principio, como hace unos 14 años atrás, si lo sé, no lo recuerdo muy bien ya que solo tenía él año de existencia y, pues, una acogedora familia que hasta hoy conservo, pero hubo algo que me llamó la atención desde aquella temprana edad, esa masa peluda, que se robaba mis colados de bebé, esa cosa café amarillento que solía tirarme al piso en mis torpes intentos de aprender a caminar, no me acuerdo si me molestaba, o simplemente me largaba a llorar, en fin, unos años más tarde, como unos 5, simplemente me enamoré de esa criatura que la llamaba “Lily” para verla más de cerca, era más café clara con pintas negras por su cuerpo, la adoraba, era la mascota que todo niño alguna vez tuvo, o soñó con tener, recuerdo haber pasado horas jugando a intentar cazar su cola, o simplemente acariciar el bonito pelaje de la criatura, je, esas memorias llenan de felicidad mi yo de ahora, pero luego me viene ese recuerdo. Un día del frio junio en mi hemisferio, yo ya tenía 8, y ella, no recuerdo, según mama, tenía 14, en ese momento, no sabía de las multiplicaciones para saber la vida de los perros, mi inocencia descartaba las matemáticas creyendo que ese canino ser tenía la misma expectativa de vida que un humano ordinario…grave error, hacia unos pocos días antes de la tragedia, mi mascota estaba más decaída de lo normal, mama prometió llevarla al hospital de perritos (veterinario) y, pues, le habían diagnosticado algo que no supe que era ni pude pronunciar en una oracion hasta un par de años más adelante, cáncer, era esa palabra que al momento me sonó como un trabalenguas por muy corto que suene, en resumen, por las historias de mi niñez que me conto madre, dijo que por la cantidad de edad de mi perro, el veterinario le dijo que la operación no daría mucho efecto ni había un buen porcentaje de éxito, por lo que mamá, tomo una dolorosa decisión para su “hija de honor”, y fue…Hacerla dormir, para siempre. Y pasaron los años, del día en que mamá la bajo del auto, estaba durmiendo, se veía muy mona, hasta que, papá empezó a cavar un agujero en la tierra, al lado de un árbol joven, pregunte varias veces el porqué, pero evadían diciendo algo parecido a que Lily fue llamada por los ángeles del patrón de los animales, cosa que no entendí, hasta que me pidieron que fuera dentro a la casa y escribiera lo que sentía hacia ella, mis ojos se iluminaron, y corrí al escritorio y escribí con mi ilegible letra, el poema más bonito para un perro que podrías imaginar, cuando termine, fui dando pequeños saltitos mientras leía mi obra maestra. Para ir al patio debías cruzar por un enorme ventanal corredizo, el cual en mi carrera, lo había dejado abierto, me asomé por este para ver a mamá sollozar, mientras papá le ponía ambas manos en los hombros, al ver a mi progenitora así, yo por simple inercia solté lágrimas, y peor aun cuando dijo el real estado de mi mascota…había muerto. Recuerdo haber llorado lo que casi nunca llore en mi vida, aun cuando me caía, me hacia la fuerte, cuando algo me asustaba, simplemente corría, pero, esto era personal, pase por última vez mi pequeña mano por su inerte cuerpo, y le di un beso en su peludo cuello, luego de eso la vi desaparecer junto a mi poema bajo un metro y algo de tierra, prometiéndome, nunca amar un canino como ella… … .. Ya habían pasado 7 años desde que Lily nos dejó, los primeros días no paraba de ir al patio trasero, luego poco a poco fui haciendo menores mis visitas, papá y mamá, me preguntaban si podían tener otro perro, pero yo lo negué, no quería que volviera a pasar, además una promesa en frente de una tumba, es una promesa en frente a una tumba, pero yo, Vanessa García, ya con 15 años, les contare por qué odio las apuestas… Hace 2 días: Joder, era diciembre, ósea, hora de salir de vacaciones de verano, genial, no tenía planes, mamá y papá por trabajo, irían por unas dos semanas a Argentina, vecino de mi país natal Chile, pero eso no va al caso, era el penúltimo día y yo junto a mis amigos jodiamos sobre temas triviales en las inexistentes clases de los últimos días, que solo vamos a calentar la silla, en fin, no planeaba ir al último día por flojera, por lo que mis amigos y yo aprovechamos cada segundo, todos pronto saldrían de vacaciones y yo quedaría aquí sola, bueno, ni tan sola, tengo un par de consolas con juegos realmente adictivos, el internet, y que hablar de mi bicicleta, serian unas solitariamente geniales vacaciones, o eso creí yo, ya que antes de salir, uno de mis amigos, había traído un mazo de cartas, y se le ocurrió jugar a la “mano rápida”, constaba de que uno de nosotros iba poniendo una a una las cartas, ese era “el juez”, mientras contaba del 1 al káiser, si una de las cartas concordaba con el número que decía, el resto de nosotros, debía poner la mano lo más rápido posible en el montón de cartas que se hacían, el ultimo, pues, era descalificado… era divertido, yo en parte tenia buenos reflejos, por lo que rara vez terminaba fuera de los 3 mejores lugares, en la última partida, ya solo quedábamos dos…y si, quedábamos, era yo, contra Miguel, uno de mis mejores amigos, pero ahora era mi enemigo. Mientras nos mirábamos desafiantes mientras el “juez” Pepe repartía las cartas para la final, mi rival, más alto que yo, castaño claro con ojos negros, se me digno a decir —“oye Van...” —“¿Qué quieres?” —sisee mirando como Pepe hacia sus trucos con las cartas —“¿Quieres hacer esto más interesante? —“mmm…te escucho”—sabía a lo que iba, me gustaban en ese entonces la apuestas, desde el día en que él tuvo que llevar mis libros (que de por si no son plumas) por un mes. —“¿te parece cumplir una penitencia completa del otro?“—me dijo mientras también posó la mirada en Pepe quien daba señas de la última ronda —“Hecho…buena suerte”—dije confiada que iba a ganar…menuda mentira. Dos días después… —“Adiós mamá, adiós papá, suerte en su… trabajo”—dije mientras los abrazaba con mi infantilidad reservada hoy en día solo para ellos —“Cuídate cariño, si pasa algo te deje la agenda con posibles ayuda y varios números de niñera, llámanos cuando puedas ¿vale?”—me dijo mamá con su típica angustia al dejarme sola —“Lo se mamá, no te preocupes, no pasara nada”—le susurre al oído mientras acariciaba su azabache cabello —“Adiós hija, te queremos”—me dijo papá con un beso en la cabeza para luego mirar a mamá—“Vamos Rachel, se nos ira el autobús” Y así los vi desaparecer desde la ventana de casa, me quede sola, por lo que debía aprovechar, no me gusta la soledad, pero ahorita es bastante divertido hacer ruido sin que te regañen, me la pase un buen rato jugando con la x-box, luego me entretuve con la televisión, para darme cuenta que ya eran las 16:27, faltaban un par de minutos para que llegara Miguel con su endemoniada penitencia, cuando me dijo que era, casi me hizo soltarle de lleno una patada en la entrepierna, ese hijo de…su madre me había pedido cuidar a su perro, para ser sincera, no conozco a su perro, pero el aprovecho la apuesta, ya que no tenía nadie que lo cuidara, mientras él se iba de vacaciones por 4 días…como le odio. En fin, una apuesta hay que cumplirla, por lo que me senté a leer un libro junto a una taza de té, no paso mucho, cuando, mierda, un temblor, normalmente no los siento, pero me aviso mi tacita de té, aproximo que era uno bajo de unos 2 en escala Richter, ¿qué? Chile es conocido por sus temblores por algo ¿no? El único problema era que no paraba, seguía, seguía, se hacía más fuerte, mierda, yo ya estaba bajo una mesa cuando paro de repente, suspire nerviosa lista para ir a prender la radio para escuchar sobre los detalles , pero…Genial, tocaron la puerta, apuesto lo que quieran a que es cierto tipo con su perro. Me acerque un poco temblorosa a la puerta, me pare en cuclillas y vi por la mirilla de la puerta, y ¡sorpresa!, era el jodido de Miguel, vi una correa, pero no vi un perro porque esta salía de la vista de la mirilla, en fin, abrí la puerta y lo vi sonriente, maldito infeliz. —“Hola Van, ¿qué tal las vacaciones? ~”—casi me canturreo con su sonrisa de comercial de pasta dental, falsa. —“Mucho mejores hace un segundo”—le dije refiriéndome a su llegada, lo que se larga a reír y me pasa la correa roja esa que tenía en manos —“un trato es un trato, ¿no Van?“—me dijo irónico mientras apuntaba arriba… ¿arriba? Qué carajo, mire y claro, me apuntaba a lo que tenía que cuidar, un momento… ¡Esa enorme cosa! Ni lenta ni retrasada cerré la puerta del susto, era un perro, parecía del tipo bulldog, si no fuera por el detalle de sus 2 metros de alto, y yo que me decía alta con mis 1.49, respire agitada, hasta calmarme, y abrí lentamente, mientras me enceguecía un flash, ¿pero qué?… —“Esta se quedara para mis favoritas”—dijo mientras guardaba su teléfono el castaño…como le odio —“¿e…eso tengo que cuidar?”—dije mirando hacia arriba, mientras el castaño me mando una mirada del diablo —“¿eso? Dañas sus sentimientos sabes”—dijo para luego dirigirse al animal, o lo que sea—“no es así, mi fortachón, si eso eres” —balbuceaba mientras abrazaba lo que le alcanzaba a ese perro, y eso que creí haberlo visto todo, el perro parecía uno normal ya que empezó a revolcarse y a lengüetear a su dueño, me empecé a sentir nostálgica en cierta forma, pero… —“o…oye, no me dejes hablando sola, no creí que…bueno, tu tuvieras”—dije apuntando al canino, Miguel solo se paró, mientras el perro se volvía a sentar —“ok, te lo presento…el, es Mandíbulas, la masa de pelos más bonita que encontraras en esta dimensión”—dijo volviéndolo a abrazar, mientras el perro me daba una lengüetada en la cara, genial, tan solo lee mi ironía —“Quiero que lo bañes, saques a pasear, cuides, alimentes, y todo lo de la lista, las raciones están ahí, al igual que sus cuidados y precauciones…además de sus cosas, están en esa carreta de allí—me dio la lista para luego apuntar al auto que lo había traído, había alguien ahí, no me pregunten, pero la carretilla, joder, si debo decir que estaba a punto de colapsar por las cosas enormes que tenía, diría la verdad. —“¿alguna otra duda señorita Vanessa?” —“S…si, ¿estás seguro que es un perro, o más concreto, tu perro?” —“te dije que más respeto” —me volvió a regañar—“es un perro, y por la dos, me atrapaste, es de un conocido mío, según él, su perro necesitaba unas vacaciones, porque estaba algo estresado por ayudar en su pandilla, “los inhumanos” creo que se llama, son bastante raritos, creo que tienen algo que…no se…pero él me paso a esta belleza, pero mis padres me obligaron a ir a las vacaciones, le pregunte a su dueño, me dijo que no había problema que estuviera contigo, así que aquí tienes, cuídalo, ¿ya?, le agarre cariño, y claro, si no lo cumples, la penitencia se convertirá en castigo… —“lo sé y no me lo recuerdes”—gruñí recogiendo la correa, mientras el muy infeliz se despedía del perro, además, se alejó gritándole cosas melosas al perro, y yo, como idiota despidiéndome. Actualmente Y ahora estoy aquí odiando las apuestas, con un perro más grande que yo, en cuanto ese Miguel se fue, Mandíbulas comenzó a acurrucarse en la hierba de mi casa, suspire por décima vez en el día y comencé a seguir el reglamento de la buena convivencia perruna, el cual me había memorizado, por esos días, el primer libro que leí por conciencia, no sé, si quieres un perro y no sabes cómo relacionarte de lo básico, aquí te lo explico con detalle, es fácil cuando le agarras el truco. Paso 1: Aléjate un par de metros, que se acostumbre a la rareza de tu patio, cada ciertos, grítale a lo que no tiene que acercarse, si no hace caso, corre al lugar e intenta ahuyentarle de ahí, no creo que tu perro mida más que tú, por lo menos, el de aquí es listo, le pedí que no se fuera por el cobertizo de papá, o las plantas de mamá, y obedeció quedándose en mi sauce. Paso 2: Cuando veas que se tranquiliza, o cuando mueva un poco la cola, es signo de confianza, ve y toma un pequeño, en mi caso, enorme, puñado de comida, y comienza a pasearte por el patio, a los minutos empieza a acercarte, se lento, si no creerá que lo estas…como decirlo, invadiéndolo, sí, eso. Cuando estés cerca, si no intenta echarse encima de ti, empieza a acercarle el puñado de comida, fiuu, a mí me funciono, aunque termine con la mano con baba, pero logre darle la comida. Cuando termines, empieza a acariciarle suave, empezara a tomar la confianza, si no lo logras a la primera, pues ve al paso en el que te paseas por el lugar, que se acostumbre a ti, todo eso, simple. En menos de media hora, lo estaba peinando como decía la lista de Miguel, me demoré bastante en quitarle la muda de verano, pero lo logré y me di cuenta que tenía una especie de antena en la frente, me pareció extraño, pero mejor no tocarle, decía eso en la lista, mire a Mandíbulas y estaba adormecido cuando termine, sonreí triunfal y fui a la carretilla, saque el enorme tazón para el agua y el de comida, y los puse en un lugar con sombra, y los llene con la cantidad (a ese Miguel no se le va ni un detalle) que decía la lista, termine algo agotada, vi la hora y eran las 18:57, según la lista del infeliz, su querido Mandíbulas debía recibir una comida de un cuarto de kilo de su comida en la mañana, y otro en la tarde, menudo glotón, en fin, le pase una última caricia al can, el solo resoplo calmado, luego de eso fui dentro de casa y me prepare mi cena, vi televisión hasta una hora un poco imprudente, y me quede dormida. Estas serán unas larguísimas vacaciones Día 1 ¡Auch!, sin querer me dormí en el sillón en frente de la tele, con ropa y todo, eran las 11:13, vi por la ventana y Mandíbulas estaba durmiendo, bien, según el itinerario de Miguel, a las doce le tocaba desayuno, y para que la comida baje, debía sacarle a pasear, por lo que me cambie rápido, pantalón de deportes con una polera verde lima manga corta, fui abajo y desayune un pan tostado y leche de frutilla, mi favorita, casi eran las doce, por lo que, a duras penas logre poner la comida en el recipiente, cuando lo hice, luego de casi hacer una fiesta, desperté al grandulón, para que me pasase esa lengua por polera y cara, y se abalanzara por la comida, espere a que comiera mientras me sacaba la baba, para salir a pasear, creí que sería un suplicio y que saldría volando como caricatura al ver esa enorme musculatura de perro, pero cuando me dije a mi misma, que debía de sacarlo a pasear, parece que me escuchó, y dejó a un lado la comida y mordió la correa, acercándola. El principio, fue normal, cerré la casa, tomé la correa, y me puse a trotar, los perros necesitan una buena caminata a buen ritmo, y yo trotando, no lograba alcanzar que corriera, pero al menos caminaba, suficiente para mí, empezó a tomar confianza olfateando el lugar, me tironeaba muy poco cuando quería marcar territorio, me acostumbre rápido y el, por su parte, le costó un poco. Nos demoramos unos 20 minutos en llegar al parque, a tal hora estaba casi vacío, por lo que le hice tomar agua de la fuente del centro (no iba a llevar un bidón de agua solo para él, tengo espalda) y comenzamos a jugar, según la lista, le gustaba jugar con platillos normales, por lo que había traído unos 5 y 12 pelotas, pero que lista más rara, y eso que las había repartido para cada día, por lo que dijo la lista, comencé con los platillos, cuando se los mostré, Mandíbulas, se puso ansioso, saltando como si tuviera tamaño normal, lo intente lanzar lo más lejos, por diversión, y bueno, él fue en su carrera, yo me solo reí al recordar mi niñez, pero la olvide por completo cuando, el platillo se vaporizo, pero que cosa, pues, fue por un rayo que salió de la antenita de mandíbulas, ¿estoy soñando?, parecía que se divertía, hacia señales para que le lanzara otro y así lo hice, veía impresionada eso, “¿Cómo?”, era la pregunta predominante, por lo que lance lo más lejos la pelota N°5 y rápidamente, llame a Miguel. —“¿hola? Miguel” —“¡Van!, como esta Mandíbulas” —“sobre eso, olvidaste decirme… ¡Que lanza rayos!” —“ah, eso… no te preocupes, solo lo hace cuando le avientas las pelotas y platillos, o cuando está siendo amenazado, trátalo bien si no quieres ser vaporizada, y ¡ah! No olvides el tanque de oxígeno… ¡bye!” —“Oye, pero… ¿Cómo? ¡espera!” —maldición, cortó, me paso un pequeño miedo por la espalda, pero lo controle rápido para lanzar la sexta pelota. El día, al menos continuo normal si le quitabas el detalle del rayo ese… En serio, ser cuidadora no es tan fácil Día 2: Esta vez, me levante más temprano, mi preocupación mayor ahora era Mandíbulas, según la lista, hoy le tocaba baño, temprano para tener tiempo de secado antes de que llegue la noche, y así evitar que enferme, saqué de la carreta la enorme, pero jodidamente enorme bañera, según la lista, por alguna razón incoherente debías usar un tanque de oxígeno y un overol para bañarlo, al principio, cuando lo hojee quede con la expresión de “¿qué mierdas?” pero después de ver lo del rayo, si la lista me decía cantar dando volteretas, lo haría. Me demore más en llenar la bañera que en otra cosa, me puse el overol y el tanque para luego llamar a Mandíbulas, lo llamé y como el rayo, se fue a zambullir a la piscina, si no fuera por el overol, ya estaría bajo el mojado mar, empecé a tallarle la espalda con uno de los cepillos con mango ampliable que estaba en la carreta, Mandíbulas movía la patita como si le hiciera cosquillas, debo admitir que se veía tierno, ya casi había terminado. Pero toda felicidad se va de golpe, en especial la mía, cuando, no sé cómo, pero vi como la antenita, nuevamente de Mandíbulas resplandecía, y cerré los ojos por tanta luz cuando los abrí MIERDA, estaba en… ¿una playa? Creo que sé porque me habían hecho poner el tanque, ósea, la playa era normal en cuanto a arena, calor, pero por el morado color del agua, o el verde oscuro del cielo, y ni hablar del sol azul, solo me digne a abrazar del miedo a Mandíbulas, quien al parecer, nos había transportado para secarse, si no fuera por el pequeño sistema de ventilación del overol, ya estaría frita o a la plancha, pasaron unos minutos, y el agua ya se había evaporado, Mandíbulas jadeaba feliz de la vida, cuando use esa carta. —“Mandíbulas, cariño, ¿quieres volver a casa por agua?, te ves sediento pequeño”—dije entre una sonrisa ahogada por el calor, pero parece que lo entendió porque el resplandor volvió y…¡dios gracias! estábamos otra vez en casa, me quite el overol, y empecé a llenar el tazón de agua, sin antes mojar mi existencia con la transparente agua de este mundo, mientras el “pequeño” Mandíbulas bebía de su fresca agua, yo saque mi teléfono del mesón y marque a cierto individuo por una explicación —“¡MIGUELL…INFELIZ!” —“Whoa whoa…buen día Van, es bueno verte de buen humor”—dijo sarcástico ante mi grito —“¿Porque te saltaste que se podía teletransportar?” —“Por qué no sé, quizá te saldrías del trato, además, ¡es genial!, por si acaso, ten cuidado, también lo hace cuando paseas pero él sabe que no usas el tanque y el traje, aunque, al menos sigues el horario, ¡gracias! ~ —“Algo más que no sepa genio”—le gruñí sarcástica —“Aparte de que le gusta evaporizar lo que le lances y le gusta transportar cosas… es lindo ¿verdad?” —“sí, sí, encantador”—volví a gruñir de manera irónica mientras cortaba el teléfono, pensé en retirarme pero, si esta era la penitencia no me imagino el castigo, además, voy en la mitad, que mal puede pasar… A Mandíbulas le tocaba paseo cada día y medio, hoy le tocaba cuidado entre peinado y ese traumante cuento de las heces, pero aparte de la transportación, todo fue normal Si pasa algo peor, quizás deje estéril al pinche de Miguel Día 3 Me levante tarde, me la pase dándome vuelta tras vuelta en el sillón (sip, se me hizo una costumbre dormir ahí, solo para vigilar al grandote) por ese temita de los poderes de Mandíbulas y si algo me pasaba, o peor. Desayune rápido, para luego ir y llenarle el plato al can, nuevamente se abalanzó sobre el plato sin antes, darme una lenta y pegajosa muestra de afecto perruno con su lengua, nunca me ha asqueado eso, ahora es un poco más de temor por parte de la enorme criatura. Cuando terminó de comer y todo eso, yo ya estaba lista para su paseo matutino, un poco a regañadientes me encaminé con él nuevamente al parque, trotar no es lo mío, pero podía resistir lo suficiente, con el tal de no terminar en otro universo, pero, como siempre, fatal, Mandíbulas parece que vio la pequeña antipatía de mi hacia él, solo que hoy me había puesto los audífonos para intentar distraerme, pero joder, la luz de la antena de nuevo, cuando me di cuenta, intente alejarme, pero… Aquí estoy yo, entre medio de la mismísima nada, no he muerto aun, por lo que donde sea que este solo con la excepción de que el aire es más pesado, el lugar parecía hecho de mineral, tome una piedra del suelo que tenía el mismo color que este, parecía cobre en estado puro, y eso lo sé de antemano, me hicieron estudiar sobre minerales de la zona, aunque, ese color verde agua se extendía por un buen trecho de tierra, a veces se hacían puntiagudos montículos, y había muchas montañas de mineral, en el morado cielo con dos, tres…tres lunas. Estuvimos ahí un buen tiempo, Mandíbulas empezó a juguetear con su hocico, hacia mi cartera, la cual tenía dentro, los platillos y pelotas, por lo que empezó el mini-juego, estaba muy nerviosa por la situación (y quien cojones no lo estaría) por lo que me aseguraba de no lanzar muy lejos a, mi única forma de volver, Mandíbulas parecía como si nada yendo a incinerar las pelotas, menuda envidia mientras yo, en el suelo, tiritando de miedo, hasta que se acercaba el perro, y con mi mejor sonrisa, sacaba la siguiente pelota. Todo ese nerviosismo se convirtió en angustia, ya que, el endemoniado rayo hacia un pequeño zumbido, pero en un lugar como ese, ¡se podía escuchar a kilómetros! Al parecer, eso llamo la atención de…lo que sea que estaba ahí, eran…en resumen, mierdas azules, cosa que no me causo ni media gracia, aferrándome con fuerza a la pata delantera de Mandíbulas, esperando que recibiera el mensaje, de “¡quiero salir de aquí!” el perro era listo, pero no lo suficiente como para ver eso, solo se sentó, dejándome en su pecho, el cual, como él era más alto que yo, podía estar sin problema aquí, un poco apretada, pero se podía, luego el bajó la cabeza, como queriendo protegerme, se largó a gruñir, su pelo del pecho se erizo, estaba amenazando a las plastas, casi lanzo un grito cuando empezó a evaporar las cosas con sus rayos, no supe cuando estábamos de vuelta, solo me digne a abrazar la pata a la que me había agarrado en un principio y me puse a llorar, rato después puso su húmeda nariz en mi cara y comenzó a olfatearme, luego paso a lamerme, termine, bipolarmente riendo, estábamos en casa, juro que de la felicidad casi beso el suelo, me la pase jugando con el perro, en una de las imágenes de mi retorcida mente pensé, que él, quería hacer que confiara en él, al parecer, esa antena también sirve para leer mentes, porque, en cuanto se me paso por la cabeza, me volvió a pasar la lengua por la cara, un sí, supongo… Ya era de tarde, me la pase muy bien entre juego y juego con Mandíbulas, tengo que admitir que era tierno verle juguetear mientras temblaba la tierra, cuando ambos nos cansamos, me senté bajo mi sauce, y el poso su cabeza en mi regazo, solté un pequeño gemido de dolor, era bastante pesada, pero él puso un poco de peso en las patas, y comencé a acariciarle, mientras lo hacía conmigo la suave brisa veraniega, hasta que empecé a sentir húmedo mi pantalón, era su baba, pero a estas alturas, no me molestaba… Supe que me había encariñado con Mandíbulas, en casi todo sentido, me había recordado a ella, mi mascota de la infancia, no dude en soltar un par de lágrimas, ya que, si dabas la vuelta al sauce, ahí estaba ella, lo tenía marcado con una pequeña petunia que cuidaba con recelo. Pero ahora, me perdone mentalmente con mi Lily, pero debía entender, supongo que ella me quería ver feliz, por lo que las lágrimas se convirtieron en una sonrisa, mientras acariciaba la enorme cabeza del bello can y cerraba mis ojos para seguir disfrutando del viento…claro, hasta que cierto “jode-momentos-felices”, me llamo, interrumpiendo nuestra paz…maldito Miguel. —“¿qué quieres Miguel?”—respondí cortante —“definitivamente, debes practicar modales, se saluda, ¿vale?” —“buen día, odioso mentecato, ¿qué carajo quieres? “—dije pausado y molesto, el solo soltó una carcajada —“Por ahí estamos mejor…nah, solo quería llamarte, me preocupe que no hubiera un reclamo diario”—me dijo con semblante entre relajado y preocupado, no sé cómo lo hace —“no hay nada que informar psicópata, ¿algo más?” —“ah, sí mierda, como pasa el tiempo, recuerda que mañana vuelvo, por lo que no será necesario que bañes a Mandíbulas, iré por el temprano, como por las 10:00, ¿bien?” —quede impresionada, ya habían pasado 3 días, y me había encariñado con el perro de un conocido misterioso de mi amigo, el cual no me dejo responder, porque se despidió y corto la llamada. Guarde el teléfono y estuve así con Mandíbulas hasta que se escondió el sol hasta horas avanzadas de la noche, cuando decidí dejarlo dormir para que yo no agarrara un resfrió, pero no tenía una pizca de sueño, no paraba de pensar lo aburrido que todo seria sin Mandíbulas, ¿sufriría como lo hice con mi pequeña Lily?, no lo sé, pero en ese momento me decidí en hacerle algo que, con el tiempo, me hizo subir la autoestima ante mi tragedia pasada… La inspiración no es nocturna, créanme Día 4 Si hubiera sido la “yo” que odiaba las penitencias, estaría esperando los minutos para que se fuera Mandíbulas, pero, ya no, me la pase cinco horas haciendo lo que tengo en manos, lo deje en la cartera que llevaba conmigo y me fui junto a Mandíbulas, con el tal de no despertarle, lo acaricie suavemente por todo el lomo, y fui a servirle la comida, eran como las 7:50, y el idiota quería estar por aquí por las diez, tengo dos horas y diez minutos, serví la comida, y automáticamente ante el sonido, el can se levantó y como siempre, me paso su lengua por mi existencia, pero, por primera vez, lo recibí con un abrazo, cosa que hice entre risas infantiles y milimétricos saltitos, el me dejo a un lado, y comenzó a comer, y mierda, entre todo el ajetreo de anoche, olvide cosillas, como dormir, o desayunar, el primero hasta el momento, lo había olvidado, aun no tenía sueño, por lo que fui a la cocina y me prepare un rápido cereal con leche, casi me ahogo con mi rapidez, para luego correr a vestirme, cuando me vi en el espejo del baño solté unas risitas de niña, ¡mis ojeras eran enormes! Nunca me intereso la cara como las rosaditas de mi curso en el colegio, esas que prefieren verse las uñas que ver al profe mientras las regaña. Me vestí con lo primero que encontré tirado por ahí, una jardinera de mezclilla con una polera manga corta azul, Salí raudamente al patio donde ya había terminado el pequeño Mandíbulas de desayunar, mientras me incitaba a jugar con la típica pose de perros, gustosa acepte la invitación, y durante un buen rato, me la pase jugando con Mandíbulas a perseguir su inexistente cola, o a lanzarle cualquier cosa para que lo incinerara, se habían acabado las pelotas, pero un perro es feliz con poco, por lo que nos la pasamos entre riendo y ladrando, hasta que un sonido de tubo de escape heló mi felicidad, era Miguel, lo confirmé cuando los golpes a la puerta fueron escuchados, solté un suspiro, y amarré desde el rojo collar la correa de paseo, para salir por la puerta trasera, la única que Mandíbulas cabía, para encontrarme con ese, odioso, castaño claro que se le iluminaban los ojos al ver la magnífica criatura, luego de abrir la puerta él, técnicamente se abalanzo contra Mandíbulas, sería una bella escena si no fuera Miguel el que estuviera ahí. —“Hola grandulón te extrañe… y Van, cuanto tiempo, bonitas ojeras~—dijo aun con el canino entre los brazos —“Si, como sea…este… Miguel, antes de que te vallas, ¿me dejarías un momento a solas con Mandíbulas?—me miro un momento con desconfianza, pero al final accedió, lleve a Mandíbulas a un rincón, y le empecé a pasar la mano por su lomo, para luego sacar un papel que me la pase haciendo para hoy, era un poema. ¿Por qué un poema?, verán. El día del “funeral” de Lily mamá me pidió escribirle un poema sobre lo que sentía por ella, antes de enterarme de su estado real, ese pedazo de papel me ayudo a sentirme satisfecha con los años, no era una carta de despedida, sino una carta que demostraba que nuestro lazo no se rompería con el tiempo, ni mi cariño por ella. Y hoy, hacia el mismo signo al perro en frente mío, le pase la mano por lo que alcance de su lomo, para luego besarle el cuello, y abrazarle, para poner cuidadosamente la carta en el espacio de su cuello y su collar… para finalmente, verlo ir…definitivamente, adoro las apuestas… Eso no era un adiós, sino un hasta luego Basado en una historia real En honor a: Lily Gran mascota, siempre en el recuerdo Q.E.P.D
Una historia muy original y supiste manejar bien la historia tanto para parecer una curiosa historia contaba a través de los cómics, vaya esa chica pudo soportar y hasta llegar a querer al grandulón, no lo sé ese perro tiene algo que hace que se le quiera, es como no sé. Buena una excelente opción darle al escrito una buena dosis de carga emocional con lo de tu mascota por allí encontraras una mía de mi perro que hace tiempo partió por doce años mi compañero inseparable de juegos date una idea. En la actividad te note muy entusiasta, muy responsable, muy decidida y es admirable, ojala muchos tuvieran ese espíritu el foro iría mejor, espero que sigas así, el escrito tiene de todo eres de las personas que se empeña en lo que haces te llevará lejos.