Sed de Sangre (Sasuke)

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Titulo: Sed de Sangre.
Tipo: Capitulo Único.
Clasificación: T.
Pareja: Ino & Sasuke. (No podría decir que son pareja, más bien Ino es la víctima)
Género: Angst.
Resumen: Mis sentidos habían reaccionado tan sigilosamente que al darme cuenta, ya había mordido su cuello.
Advertencia: A pesar de que no es un UA, no se cómo se llama cuando la trama se desenvuelve en el mismo lugar de la historia pero con hechos diferentes.
No. de Palabras: 1307 + título.

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“Cuando la mente se nubla, el cuerpo cae”​

Más que una necesidad, era un hecho. Arrastre cada pie mientras me dirigía a la ventana de la habitación, sólo pude sentir el aire frío que golpeaba mi rostro con un toque suave.

La ciudad de Konoha yacía bajo un cielo nocturno tranquilo, cada estrella parecía un guardián más que protegía la ciudad con sigilo, esperando el mínimo acontecimiento para reaccionar de alguna manera.

Mi cuerpo no estaba pesado, ni adolorido, pero sentía que esa noche no sería del todo la más cómoda en mi vida. Más que nada por que la garganta me ardía como si posaran hierro al rojo vivo desde el interior, aunque conociéndome, ni eso hubiera dolido tanto como la quemazón que sentía en ese instante.

La vista se me nubló de un momento a otro y me tambaleé intentando llegar de nuevo a la cama donde había estado reposando, pero solo logré alcanzar la sábana tendida y ésta me tapó el rostro al momento que la estiré para dar contra el piso.

Luego de destapar mi rostro me quedé mirando el techo de la habitación, como si pudiera darme una respuesta coherente y pudiera entender como reaccionar a su tiempo. Con ambas manos sobre el cuello, presione con fuerza en un intento de disminuir el ardor que me estaba acercando a la demencia cada vez más, pero ya sabía yo que eso no sería suficiente.

Sangre. En mi mente imágenes escarlatas comenzaron a acosarme, recuerdos de aquellos desafortunados que padecieron bajo la garra de un hombre con instintos de bestia. Desde mi posición solo logré recorrer con la mirada cada detalle en la habitación, tratando de distraer mi mente de lo obvio.

Mi vista solo alcanzaba ver cosas en blanco, desde la puerta hasta la cortina, desde la persiana hasta las sábanas, pero la imagen borrosa de manchas carmesí por toda la habitación hizo que cierre los ojos con brusquedad en un intento de escapar de mis instintos.

Era una verdadera suerte que nadie estaba acompañándome en aquel hospital, pobre del individuo que había querido decidir sacrificar una noche de su vida para ayudar a alguien como yo y luego encontrarse entre las garras de un bebedor de sangre que trataba de luchar contra una realidad irreversible.

Quise salir de allí. No había un reloj a la mano pero estaba seguro de que la noche ya había llevado a uno que otro dentro de su manto de sueños y que yacían desprotegidos en alguna habitación del hospital. Me levante de un solo salto del piso para luego agazaparme y caminar en cuatro patas hasta la puerta, pero cuando iba a acercarme a girar la perilla la poca lucidez que el hambre me permitía me detuvo con un imán que me alejaba de lo que yo sabía que estaría mal.

¿A caso esa persona que yacía dormida en su habitación tenía la culpa de que yo sea una atrocidad de la naturaleza, una bestia enmascarada con belleza?
Por supuesto que no, la culpa era de aquella criatura que un año atrás intento devorarme y solo dejo que mi dolor se intensificara convirtiéndome en una abominación igual a él.
¿A caso yo podía disponer de la vida humana como si estuviéramos hablando de un cordero o de un plato de ramen?
Tampoco, por que un ser humano es muy importante dentro del ciclo sin fin.

Con las piernas cruzadas y las dos manos en la garganta, trate de pensar una solución sana y que no llame demasiada atención.

Kakashi-sensei nunca me perdonaría otra recaída o insensatez que promueva las sospechas de la policía sobre mí, que me sigan envolviendo con los asesinatos.

En algún momento mientras trataba de canalizar el dolor y la frustración que estaba sintiendo, la perilla de la puerta hizo un “chic” y giro para dejar pasar a alguien.

Un salto fue todo lo que necesite para poder llegar al otro extremo de la habitación y alejarme de la puerta lo más que se me permitía.

Lo siguiente que pasó fue que unos ojos celestes como el cielo me miraron curiosos desde la puerta.

—¿Por qué estás levantado? —Me preguntó la joven desde su posición, al tiempo que cerraba la puerta detrás de sí y prendía la luz la habitación, que por cierto fue chocante ante mis ojos—. El doctor dijo que no debías moverte.
—¡Apaga la luz! —fue lo único que alcance decir. Además de tener la vista nublosa a causa de la sed y la demencia, la luz me había chocado directamente.
—Vuelve a la cama, Sasuke —volvió a insistir mientras apagaba el interruptor y todo volvió a quedar oscuro, iluminado solamente por la luz que provenía de la ventana— ¡Anda! Yo me quedaré esta noche y tú solo dedícate a descansar.
—No creo que sea buena idea que te quedes —mencione con recelo, puesto que dependía de un hilo muy frágil para poder contralar mis instintos—. Preferiría que te vayas a tu casa.
—No seas tonto. Solo recuéstate y todo estará mejor por la mañana.

Camino hacia mí con una sonrisa y no entendía como su cuerpo falló en su autoprotección y en su instinto de peligro. Era como ponerse un disfraz de carne cruda y recorrer un bosque de lobos hambrientos.

Sangre.

El viento empujo bruscamente mi cuerpo hacia ella, tratando de incitarme a la resignación, pero me mantuve firme y en vez de avanzar solo di dos pasos atrás, tocando el marco de la ventana.

Ella se detuvo un momento, extrañada por mi comportamiento. No entendía cómo podía hacerle entender el peligro que estaba corriendo en aquella misma habitación en mi compañía, a puerta cerrada, en un hospital de madrugada.

—Ino, no quiero que te quedes —volví a repetir, con voz severa y rogando que entienda mi determinación.

Pero en vez de alejarla eso sólo hizo que vuelva a acercarse, hasta llegar justo frente a mí y tomándome la mano para dirigirme a la cama.

Me tapé la nariz en el acto y me apresuré a llegar a la cama. Le pedía por favor que cierre la ventana, para que pueda alejarse de mí una vez más y yo sea capaz de inspirar aire por un momento.

Cuando llegó a la ventana, el viento volvió a soplar fuerte, golpeando sus rubios cabellos y esparciendo un devastador aroma al mismo tiempo que yo me permitía volver a respirar.

Fue como si algo en mi interior se hubiera quebrado, y salté agazapado de la cama para tirarla contra el piso de la habitación causando un golpe sordo. No dude ni medio segundo y incruste mis colmillos en su delicado cuello, al mismo tiempo que le tapaba la boca con la mano derecha.

¿Se resistió? Por supuesto.

A medida que presionaba mi cuerpo contra el suyo ella forcejeaba para que saliera de allí, pero era imposible pedir tanta piedad a una bestia hambrienta.

Recordé la advertencia que me había hecho Kakashi-sensei unos días antes. Y, por mucho pesar que me diera, tendría que abandonar Konoha después de aquel acto grotesco.

Luego de haber calmado el dolor de mi garganta, me levanté de encima suyo, con la boca manchada de sangre y, seguramente, la ropa blanca del hospital llena de manchas carmesí.

Ella sólo se quedo tendida, con los ojos abiertos como platos del pánico. Pobre criatura, el ratón intentando ayudar al malvado león enfermo.

Me limpié los labios con la misma camiseta que llevaba puesta, para luego alcanzar mi ropa y mis zapatos. Lo siguiente que pensé era en salir de allí y conseguir más de aquel líquido vital que necesitaba.

Antes de salir saltando por la ventana, volví a mirarla. Tendida en el piso, inmóvil y aterrada, mirándome fijamente con lágrimas en los ojos.

Mírame niña, mira a la infernal criatura que bebió de ti.

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Uff eso estuvo fuerte xDD no se por que se me ocurrió escribir este fic a esta hora pero me encanto ;3 es que me nació la inspiración al ver la imagen de allá arriba :) espero que les haya gustado! Dejen comentarios, críticas, etc. Que me encanta leerlas! ^^ un beso!