Taitō Santuario de Ueno Tōshō-gū [Santuario]

[Puesto #3]

Seguí su mirada a lo largo de los puestos del festival en cuanto mencionó que merecería la pena hacerle una visita, haciéndome asentir con la cabeza en cuanto volví a dar con su mirada. La verdad es que los festivales japoneses tenían algo especial e, indiferentemente del carácter de cada uno, era una experiencia bonita tan solo el simple hecho de pasear por ahí, incluso para personas tan frías como podíamos llegar a ser ella y yo.

—Ah, tú eres una de las otras chicas del club de lectura, ¿verdad? —soltó Kenneth al reconocer el nombre de la chica, asintiendo con la cabeza un par de veces después, con una expresión de... ¿orgullo? O algo así—. Tiene sentido. Por eso has adivinado tan pronto que soy su hermano, síp~

No me parecía que adivinar aquello necesitase mucha materia gris, en realidad, pero tampoco le vi mucho sentido a llevarle la contraria por algo tan tonto, así que simplemente asentí también con la cabeza, para indicarle a la chica que había acertado en su suposición de una manera más clara.

Después, sin venir mucho a cuento de nada, me acerqué a su posición y extendí el brazo para alcanzar su mano, obligándola a que me siguiese mientras caminaba hacia otro de los puestos del lugar. Ya venía siendo costumbre que hiciese las cosas sin razón aparente y, sobre todo, sin explicar nada, así que tampoco me preocupé demasiado por hablar hasta que llegamos a nuestro objetivo.

>>¿Jugamos? —pregunté, señalando el puesto de los dardos con un dedo, y ladeé ligeramente la cabeza.

Contenido oculto

Si Blee acepta, empieza tú uwu

 

#15: Shateki​

El hombre viró rápidamente su atención de Emily a Fred al notar que la primera se distraía con los recién llegados y el segundo mostraba intenciones de jugar. Aceptó el ticket junto a una gran sonrisa y extendió los brazos, deseándole suerte. Parecía vivir la tensión al máximo, disfrutando cada corcho que salía volando o cada estruendo de los platos, y se lamentó sonoramente en cuanto la escopeta se quedó sin municiones.

—¡Casi, casi, chico! —exclamó, meneando la cabeza, y aprovechó la concentración de adolescentes para dirigirse al grupo en general—. ¿Y bien? ¿Alguno de ustedes querría enfrentarse a este digno oponente? ¡Las batallas son gratis!

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Para no hacernos cacao, si un NPC gasta tickets se le descontarán al personaje, sí, ya que de cualquier forma si un NPC gana tickets lo más probable es que vayan al personaje principal.

Y con eso dicho, ahora Emi cuenta con 4 tickets

#10: Katanuki​

La pequeña miko despidió a Jack y Alethea con una gran sonrisa, encantada de haberse topado con un extranjero y una idol. ¡Definitivamente se lo contaría a su mamá más tarde! Así, los jóvenes siguieron recorriendo el festival y acabaron dando con otro juego tradicional de la cultura japonesa. Lucía extraño, eso sí, por las mesas y la olla sobre el fuego cualquiera arriesgaría de primera mano que se trataba de un puesto de comida. Pero no.

—¡Bienvenidos! —La mujer que estaba revolviendo la olla con una gran cuchara de madera los recibió sonriente y, desde detrás del puesto, apareció un hombre. Probablemente su esposo—. ¿Les gustaría probar suerte?

—Es un juego de paciencia y destreza, ya les digo yo —intervino el hombre, colocando sobre el mostrador unos cuantos moldes metálicos con diferentes formas—. Si tienen buen pulso, acérquense y elijan una figura.

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Katanuki actualizado en Mecánicas de juego.

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Puesto #15


Seguí sus movimientos al jugar con el pompón brevemente y mantuve la sonrisa, la verdad que no lo culparía si se echaba la noche entera haciéndolo rebotar. Ojalá yo llevara pompones encima, ahora le caería a los Ishikawa con la bronca por no haberme armado una yukata con pompones. ¡Era básico! ¡Elemental, Watson! Luego enumeró mis posibles identidades falsas y, otra vez, pasé por completo de la mención de Sean. Ya había decidido que no era un tema donde iba a involucrar a Dante y planeaba atenerme a ello.

—Ah, Liza. Va a la 2-2, ¿verdad? Hice el proyecto de abril con ella y nos fue muy bien~

El mundo era un pañuelo, ciertamente, y eso que ni enterada estaba aún de lo del club de fotografía, pero en fin. Entonces reconocí a Emily, me le lancé encima y luego ella se me lanzó encima a mí. Me reí, hasta di un par de saltitos, y si me calmé fue porque reparé en la presencia de un muchacho mayor que se parecía bastante a Emi. ¿Sería su hermano?

Le sonreí en agradecimiento por haberse fijado en mi yukata y luego atendí al intercambio entre ella y Dante. Fred, el presunto hermano, se enfocó en el juego y asentí efusivamente a la pregunta de Emi.

—Sip, llegamos hace un ratito y desde entonces estuvimos intentando dar con un juego, ¡este fue el primero que encontramos! Y mejor para mí, que vino con regalo sorpresa~

Le guiñé un ojo, alcanzando su barbilla apenas con la yema del dedo. Fue un toquecito de nada y solté una risa breve, regresando las manos a la espalda para alternar mi atención entre Emi y Dante. Cuando el hombre del puesto llamó a un posible segundo jugador, la tranquilidad se me fue a la mierda y prácticamente di un respingo junto al brazo que alcé en el aire.

—¡Yo quiero! —exclamé, divertida, y fui donde Fred porque, a veces, confianzuda se nacía—. ¡Te desafío por el amor de Emi-chan!

Claro, quizá no quisiera seguir jugando y prefiriera dejarle el lugar a alguien nuevo, pero yo sólo me subí al bote.

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Como asumo que ahora vamos a jugar 1 vs 1 de la forma que sea, para que no se vuelva tan engorroso podemos postear en tandas de dos o tres dados <3

 

#3: Dardos​

Los mellizos habían regresado detrás del mostrador luego de que Daute y Aaron se fueran, y vete a saber con qué se habían distraído como para sobresaltarse tanto al notar la presencia de tres nuevos jóvenes. El niño codeó a su hermana, la cual se quejó antes de dar ella misma un buen respingo, y ambos corretearon hasta posicionarse a un costado del puesto.

—¡Bienvenidos! —dijo él.

—¿Les gustaría probar su puntería? —preguntó ella.

—¡Pueden ganar muchos tickets!

—¡Y comprar muchas cosas!

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Puesto #1


Su gesto al halagarle la ropa me hizo preguntarme si se sentiría del todo cómodo vestido así, pero tampoco me pareció lo suficientemente relevante como para traerlo a colación; Maze, además, no parecía del tipo que se complicara mucho la vida con ese tipo de detalles, aunque vete a saber. Las personas están llenas de sorpresas. De la forma que fuera, mi cumplido fue sincero. El negro le sentaba bien o al menos así me parecía a mí, aunque en líneas generales probablemente fuera a pensar lo mismo de cualquier color que se pusiera.

No le di mucha cabida a la idea de que Maze, efectivamente, estuviera conociendo a mi familia. Quizá fuera porque me había alcanzado desde una dirección opuesta a la que enfrentaba y, dicho mal y pronto, me había agarrado con las neuronas algo desorganizadas, pero en cualquier caso no me molestó presentarle a los niños ni que papá lo conociera. Era un amigo y ya, y esas cosas pasaban con normalidad, ¿verdad?

Igual las ideas bonitas se me fueron un poco por la borda apenas oírlo llamando a su mamá. Un chute de nervios se me propagó por el cuerpo y lo disimulé, sí, pero ni idea. De repente sentí que iba a conocer al presidente. Volví el rostro en la dirección hacia la cual Maze se había enfocado y reconocí a la mujer; su cabello borgoña, más bien, e hice dos más dos. Regresé a Fanny al suelo, que para la gracia ya bastante pesaba con cinco años, y una de sus manos se aferró a la tela de mi yukata en lo que su atención viraba en todas direcciones. Maze, yo, su mamá y de regreso al muchacho.

Me coloqué la mejor sonrisa cordial que tenía, un poco heredada de las que usaba en el café, no por hipocresía sino para regular los estúpidos nervios, aunque el cuerpo entero se me aflojó al ser reconocida como "la chica de las galletas". Solté una risa al instante, la sorpresa me traicionó y medio me tapé la boca con el dorso de la mano.

—¡Buenas noches, señora! —exclamó Fanny, erguida como granadero pese a su altura.

Entre tanto llegué a recobrar la compostura, ya mucho más relajada, y asentí. Ni siquiera lo razoné, simplemente estiré el brazo y le concedí a Maze una caricia liviana en el cabello.

—Es un placer —respondí, viendo al muchacho de soslayo, y luego regresé a su madre—. Además él también prepara el almuerzo a veces, así que es un feedback de lo más provechoso. Gorditos y bonitos, ¿no?

—¡Ah! —intervino Fanny, captando mi atención, aunque el arrebato se le fue disolviendo en el aire—. ¡Eso era...! Eso era...

—De Madagascar, sí.

Le gustaba mucho la franquicia, y si debía acertar, por la forma en que se volvió hacia el puesto de canje supuse que pretendía corroborar que no hubiera algún peluche de la película a la venta. Tampoco que pudiera ver mucho con su estatura, claro, pero ella era así. Un jodido cohete lleno de energía, rebotando aquí y allá sin rumbo aparente. Cuando oyó su nombre en boca de la mujer, se regresó hacia nosotros de un movimiento seco y los rizos castaños, sujetos en una media cola, trazaron un recorrido a su alrededor. El listón celeste acompañó la curva.

—¡Sip! —Asintió muy convencida y se le dibujó una gran sonrisa en el rostro—. Me da pena que Danny no haya podido venir, pero no le gustan mucho estas cosas. ¡Al menos estoy con Lulu! Y papá ya nos prometió comprarnos un helado a la vuelta. Además Sasha ganó un montóoon de tickets ¡y seguro consigue más!

De repente su discurso parecía capitalista a cagar. Mantuve la sonrisa de idiota pegada a la cara, así la niña estuviera divagando de lo lindo, porque la adoraba y ese amor se me escapaba por todas partes.

—Hay que ahorrar para ese dango, ¿verdad? —anoté, en tono suave, y ella asintió.

—¿Cómo te llamas? —le preguntó a la mujer—. ¡Te ves muy joven para ser mamá!

Me reí, agarraba confianza más rápido que la mierda y me encogí de hombros tras mirar a Maze, como diciéndole que ni caso, así era ella.

Puesto #3


Asentí sin complicaciones al asociarme con el club de lectura, suponía que Kashya le habría comentado al respecto siendo que, efectivamente, se trataba de su hermano. Reconocí el tinte orgulloso de su gesto y mantuve la sonrisa serena, pensando básicamente lo mismo que Kashya: no era ninguna hazaña hacer una deducción tan sencilla como esa, pero vaya, no sería tan grosera como para echárselo en cara porque sí. Al menos no de forma directa.

Todo estaba en las maneras, ¿no?

—Nuestra reputación nos precede, veo —comenté, en el tono suave de siempre, aunque le agregué una ligera, ligerísima chispa de diversión—. Aún así, probablemente seamos capaces de hacerlo mejor que eso, ¿verdad?

Aquello último lo agregué deslizando la mirada a Kashya. No pretendía que la chica acompañara mi idea ni nada, ya la conocía lo suficiente, pero precisamente por eso intuí que, bueno, pensaba igual que yo, que aquella deducción era un chiste en comparación a lo que podríamos hacer si nos poníamos a ello.

De la forma que fuera, Kashya no tardó en acercarse a mi posición para pillarme de la muñeca. Me dejé arrastrar sin problema, si acaso la sonrisa se me ensanchó apenas con una cuota de diversión, y me mantuve en silencio en lo que los mellizos presentaban el juego. No había estado en mis planes jugar a nada, la verdad, pero recordé aquella partida de beer pong en la mascarada y que me lo había pasado bastante bien, de modo que le sonreí y asentí.

—Claro.

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escuchan ese chirrido? es mi neurona frita (???

 

[Puesto #10]

Nunca me había llegado a acostumbrar a la fama ni al hecho de que me reconociese por la calle, cosa que por fortuna no era algo que me ocurriese con demasiada frecuencia, y como tal, ni siquiera llegué a imaginarme que la emoción de aquella niña se podría deber a eso mismo. Pensé que simplemente le gustaba mucho su tarea de atender el puesto y poder demostrar sus conocimientos sobre los amuletos, de ahí que también le hubiese preguntado por uno cuando, en realidad, conocía bastante bien de lo que se trataba y cómo funcionaba los omamori.

No esperé, eso sí, que el diseño de los amuletos hubiese sido hecho por la niña en cuestión, y la sorpresa se me coló en el rostro de manera bastante obvia al desvelar aquella información. Al igual que Jack, de momento yo tampoco tenía ticket para poder canjear, por mucho que me hubiese gustado comprarle uno de los amuletos tan bonitos a la chica. Por suerte, eso tenía una solución muy fácil, y le dediqué una ligera sonrisa a la muchacha antes de alejarnos.

—Vendré a comprarte uno en cuanto consiga los tickets necesarios, ¿sí? —le aseguré, con un tono de voz suave.

Nos despedimos, pues, y le dirigí una mirada de soslayo a Jack en lo que dejaba que guiase la marcha hacia otro de los puestos. Solté una risilla ligera al escuchar su preocupaciones al respecto de la invitación y terminé por negar ligeramente con la cabeza, volviendo la vista al frente.

>>No te preocupes, planeaba venir esta noche al festival sí o sí, así que me vino bien tu mensaje. He estado bien, la verdad, las vacaciones siempre sientan bien.

Antes de poder devolverle la pregunta, sin embargo, llegamos al puesto que habíamos marcado como objetivo y grata fue la sorpresa al descubrir que sí se trataba de un juego. Es decir, era uno un poco engañoso, porque podía parecer de comida, pero conocía bien ese olor a azúcar y los moldes que el hombre dejó sobre la mesa. Me acerqué con una ligera sonrisa nostálgica, pues hacía mucho que no jugaba al katanuki, y elegí una figura al azar mientras miraba a Jack, una ligera chispa competitiva en mis ojos.

>>Es un juego típico de aquí. Tenemos que desprender una figura del caramelo con una aguja, sin romper el dulce. ¿Te atreves?

Contenido oculto

Pregunto, pero en verdad voy a tirar dados ya CUZ I WANNA TICKETS

Muñeco de nieve: 38/150

[Puesto #15]

Anna se emocionó tanto o más que yo por verme, reacción que logró hacerme sentir bastante mejor al respecto de mi propia efusividad, ensanchándome un poquito más, de ser posible, la sonrisa que se me había plasmado en los labios. A decir verdad, se me cruzaron un montón de cosas en la cabeza al ver a la chica ahí, pero hice un esfuerzo enorme por relegarlo todo bien lejos por el momento, pues ya tendría tiempo de ello cuando nos viésemos en la escuela.

Escuché la respuesta de Anna con atención, sin poder evitar el sonrojo de nada que acabó cayéndome en las mejillas por la tontería que dijo al final, especialmente por el roce que decidió usar para acompañar sus palabras, pero por suerte fue una cosa de nada y pude controlarlo mejor de lo esperado, haciéndome recuperar la alegría inicial casi al instante. Antes de que pudiese decirle nada más al respecto, sin embargo, escuchamos al hombre del puesto ofreciendo una competición contra Fred y me giré casi al mismo instante en el que Anna se lanzó para aceptar el duelo.

—¿Huh? —lo escuché decir, sin pretender disimular ni un poquito la diversión que le cayó encima ante el panorama—. ¿Estás segura, enana? Mira que no hay nada que gane al amor fraternal, que luego no se diga que no te avisé~

Si Anna era confianzuda, pues quedaba claro que Fred no se quedaba en absoluto atrás, y solté una risa floja al escucharles, algo avergonzada por ser el tema de conversación pero igualmente emocionada por verlos a ambos compitiendo en aquel juego. No podía elegir bando, pero realmente tenía curiosidad por descubrir quien ganaría, porque no lograba imaginármelo.

—Luego podríamos intentarlo nosotros también, si te parece —le propuse a Dante, con una sonrisa amable, y encogiéndome un poco de hombros.

No sabía si el chico aceptaría o no, pero hubiese sido verdaderamente maleducado no presentarle la oportunidad, y siendo que no me importaba si acababa rechazando la misma, sentí que lo correcto era preguntárselo.

Contenido oculto

1.
2.
3.
4. ✔
5. ✔

[Puesto #3]

Si Bleke tuvo alguna doble intención oculta al soltar aquel comentario final, mirándome especialmente, lo cierto era que no lo noté. Tenía facilidad para fijarme y analizar todo lo que sucedía a mi alrededor, pero siempre había tenido mucha dificultad en descifrar las situaciones que se presentaban hacia mi persona, especialmente cuando pretendían tener alguna clase de significado oculto que escapaba de mi mente.

Quizás pecaba de ser demasiado inocente.

Con todo, asentí con la cabeza al escucharla, y ciertamente era curioso, porque en realidad fue un gesto sincero al haber pensado ambas lo mismo. De todas formas, no era tonta, y sabía mejor que nadie que mi hermano solo estaba actuando con mucha liviandad y que, en realidad, podría hacernos competencia en cuanto a deducciones. Ventajas de que nuestros padres fuesen fanáticos de la narrativa de misterio, quizás.

Sea como fuere, Blee se dejó arrastrar hacia el puesto que había elegido y aceptó mi propuesta de jugar, lo que me alegró bastante a pesar de que no hubo cambio aparente en mi semblante y solo le dediqué un movimiento fugaz de cabeza a modo de asentimiento.

—Blee, de verdad tienes buena puntería y lo del Beer pong no fue suerte, ¿verdad? —comenté después de ver su lanzamiento, justo antes de prepararme para el mío.

Contenido oculto

Ronda 1: 11 x 1 = 11

 

Puesto #15

Emi se sonrojó, pobrecilla, y tendría que arrancarme un brazo antes de decir que no me lo había esperado, pero ¿qué iba a hacerle? A veces era un poquito malvada y, venga, me alegraba un montón, pero un montón verla allí. Llevábamos ya no sé cuántos días sin vernos y por la mierda del móvil tampoco nos habíamos mensajeado, luego estuvo faltando a clases y...

—¡Cierto! —exclamé de repente, un instante antes de pillar la escopeta, y me giré hacia Emily—. ¿Estuviste enferma? ¿Te sientes mejor ahora?

Lo último era bastante obvio, pero uno no perdía nada preguntando. Preguntar era importante, se lo había dicho a Altan.

Dante me deseó suerte en el tono de nuestras bromas y le sonreí con suavidad. Se me ocurrió la absoluta tontería de tender una mano hacia él pero había más gente y, no sé, supuse que no iba a sentirse cómodo, de modo que me limité a ejecutar una breve reverencia antes de regresar a sus ojos.

—Muchas gracias, mi noble caballero. ¡Espero estar en sus pensamientos! Me llevarán a la victoria.

Ya entonces sí fui hasta el puesto, acepté la escopeta y reté al hermano (mayor, cabe destacar) de Emi como si lo conociera de media vida. Ni modo. De la forma que fuera no se molestó, de hecho la diversión se le notó en toda la cara y ya asumí que me dejaba vía libre para clavarme las tonterías. Parpadeé, ladeando apenas la cabeza, y asentí sin prisa.

—Cien por ciento segura, ¿nadie te ha dicho cuánto quiero a Emi-chan~?

Luego Fred ejecutó sus primeros disparos y lo observé, recostándome sin fuerza sobre la escopeta que había parado en el suelo. Consiguió darle a dos platos, pero el tercer disparó rebotó en la lona.

—Uy, casi~ —lo molesté, porque ya estaba visto, y me acomodé el arma contra el hombro.

Contenido oculto: Shateki

Anna:
1. ✔
2. ✔
3.
4.
5. ✔

Fred:
1.
2.
3.
4. ✔
5. ✔

 

Puesto #5

Rei le dio un golpecito al estuche de mi guitarra con apenas un nudillo, fue cosa de nada pero bastó para volverme a verlo en lo que recorríamos el festival a paso tranquilo. Ni siquiera le prestábamos demasiada atención a los puestos, era casi como si hubiésemos salido a pasear.

—¿No te incomoda? —me preguntó, sosteniendo una sonrisa vaga—. Entre tanta gente.

—No. —Meneé la cabeza despacio y regresé la vista al frente, las luces doradas destellando en todas direcciones—. Ni un poco.

La verdad era que los festivales ya no me gustaban mucho. La vida en general iba bien, pero aún había ciertos espacios en determinados momentos que, bueno, no me hacían del todo bien. Podía verla con su yukata, una diferente cada año, girando sobre sí frente al espejo. Podía verla ensayando para las presentaciones de shirabyōshi, recibiendo a los creyentes a las puertas del Yasukuni o simplemente recorriendo cualquier festival de los cientos a los que habíamos concurrido juntos. Le encantaban, siempre lo habían hecho.

¿Y la guitarra? Ni idea. Lo sentí necesario, como si fuera la única manera para que siguiera viniendo conmigo.

No planeaba asistir al Yozakura, dicho sea de paso, pero Rei apareció en casa con este plan extraño y sólo fluí. Pensé que mi única labor sería preparar la yukata para Anna, pero mi primo podía llegar a ser bastante convincente y bueno. Él también se había sumado a la movida de ropa tradicional, yo la usaba todo el año así que no me hacía especial ilusión. Iba de vaqueros y sudadera.

Dudaba que alguien notara el cambio en mis ánimos, si por fuera siempre era el mismo, así que seguimos andando con Rei hasta que reconocí a un viejo amigo entre la muchedumbre. Estaban situados frente a un puesto de amuletos, la miko iba hablando y me apeteció saludar. Miré a Rei, indicándole silenciosamente que me siguiera, y reparé en la presencia de los otros dos muchachos. ¿Serían sus hermanos?

—Shikkun. —Le había puesto mil apodos en lo que habíamos compartido con los chacales, así que los iba intercambiando según me salía del culo. Le concedí una sonrisa amplia al captar su atención y ladeé apenas la cabeza, una cuota de inocencia se me imprimió en el tono—. No te tenía del tipo de festivales, ¿qué te pasó?

Puesto #3


Lo dicho, en ningún momento había pretendido que Kashya me leyera la mente, de modo que me conformé con su asentimiento así fuera con pleno conocimiento de causa o no. Tampoco había catalogado a su hermano en ninguna sección para tontos ni nada por el estilo, si acaso me recordaba ligeramente a Jenkin con el tono de cabello claro, los ojos cristalizados y la actitud liviana. Existían las fachadas, existían las armaduras y rara vez las personas se descubrían el pecho de buenas a primeras.

Eso, precisamente, quedaba para los tontos.

Mi dardo acabó al centro de la diana y me sorprendí de mis propias habilidades, la verdad, así no lo demostrara. El comentario de Kashya me hizo volver el rostro hacia ella y le lancé un vistazo breve a su hermano, por educación más que otra cosa. Lo había aprendido con el paso de los años, que el contacto visual guarda un poder interesante. Una simple mirada puede cargar intención, palabras o compañía. Sensaciones, también, y mirando a Kenneth pretendía hacerle saber que era parte de la escena. Así le interesara o no.

¿Me importaba que se sintiera excluido? No realmente.

Pero había aprendido a ser una señorita.​

—Estoy empezando a creer que sí —respondí en un murmullo, sonriéndole con suavidad a Kashya en lo que ella lanzaba—. ¿Un talento oculto, quizá?

Contenido oculto

Rolear a Blee con Agnes Obel pero en un festival japonés y con hermanos galeses is a whole new experience (?

Blee:
1. 4 x (6 - 1) = 20
2. 8 x (5 - 1) = 32

Kacchan:
1. 11 x (2 - 1) = 11

 

[Puesto #1]

Así no me sintiera del todo cómodo tampoco era el fin del mundo, además si a mi madre le daba por decir que nos vistiéramos de payasos era posible que aceptara solo por verla contenta, con lo mucho que trabaja era lo menos que podía regresarle, un rato de desconexión y ya. Igual sabía que el halago de Sasha era genuino, así que me quedaba con él.

Si ella no le dio cabeza al hecho de que estaba conociendo a su familia, yo mucho menos, no le ponía especial atención a esas cosas o ninguna otra, de ahí que llamara a mi madre sin complicación. No se me ocurrió que a la pobre Sasha podría caerle un cubeta de nervios encima, de habérmelo imagino si acaso habría sido menos repentino y ya, pero bueno era lo que había. Además no le había presentado a mi madre a casi nadie, con eso de que se la pasaba fuera de casa y yo no era de andar con las mismas personas todo el tiempo.

El caso es que apenas la reconoció como la chica de las galletas a ella se le aflojó la risa y a mamá también un poco por rebote, ya de paso se encogió de hombros como para restarle peso a cualquier cosa. El saludo de Fanny también le vino en gracia y me puse a pensar que seguro estaba conteniendo las ganas de agacharse a apretujar a la niña, pues porque confianzuda se nacía.

La caricia de Sasha me sorprendió por un momento, parpadeé un par de veces y acabé por soltar una risa liviana, las dejé en lo suyo y me quedé ahí casi como un perrito. Mamá intercambió la vista entre ella y yo, la cosa fue casi cómplice, y cruzó los brazos bajo el pecho con tranquilidad.

—Es bueno que le cocines a alguien más, David, tienes buena mano después de todo —comentó antes de pasar la atención a Fanny que había reconocido la referencia de Sasha, la gracia la hizo reír de nuevo y regresó la atención a nosotros después—. Sasha, cariño, cualquier día puedes pasar por casa si quieres. No estoy casi nunca, pero que sepas que eres bienvenida.

—Ah, ya se lo dije un día —atajé cuando terminó de hablar—. Además si ya le preparo el almuerzo no la voy a invitar a casa a comer ramen instantáneo, ¿o sí?

La respuesta de Fanny a la pregunta de mi madre hizo que le prestara toda la atención del mundo, hasta se permitió llenarse los gestos de algo parecido al pesar cuando la pequeña dijo que Danny no había podido venir, pero volvió a ponerse la sonrisa en la cara al oír lo demás.

—¡Ya ves! Lo importante es que pudiste venir —dijo con genuina alegría, aunque acabó por soltar una risa que fue casi una carcajada cuando le preguntó su nombre diciendo que se veía muy joven para ser mamá—. ¿Tú crees? Y mira que este niño ya está bien grandote, eh. Me llamo Carolyn, cielo.

Cuando Sasha me miró se encogió de hombros y se me escapó una risa por la nariz, sabía que no tenía caso, pero a mí me daba igual. De todas formas a mamá siempre le habían gustado los niños pequeños y a mí pues no se me daban mal, así que todo bien.

—Se ve que juntaron el hambre con las ganas de comer —dije más para Sasha que para mi madre y la niña—. Bueno, ¿entonces jugamos algo? Que los tickets de Fanny no crecen en los árboles.

[Puesto #5]

No contaba con que los mocosos se acercaran primero a este puesto, pero nada que hacerle. La miko se posicionó frente a ellos, cosa con la que no contaba, y al final acabé por prestarle atención hasta yo aunque estaba a algo más de distancia; mientras ella hablaba noté que Seiichi e Izumi intercambiaron miradas entre sí cuando habló de pedirle algo a los dioses y fruncí el ceño ligeramente.

¿Servía siquiera?

¿Funcionaba pedirle algo a los dioses cuando parecíamos abandonados por ellos?​

Paseé la mirada entre los amuletos cuando ella los señaló, lo mismo hicieron mis hermanos como pensando llevarse alguno cuando pudieran. Suspiré con cierta pesadez, en otro momento de mi vida habría usado este cúmulo de personas para vaciar un par de bolsillos, pero sabía que ya no era ese mi negocio, mucho menos acompañado de los enanos así que le di un toque a Sei en el hombro y le indiqué que nos fuésemos retirando con un movimiento de cabeza.

Estaba por girarme cuando escuché uno de tantos apodos que me había clavado Ishikawa, reconocí también su voz de hecho, y volqué la atención en él en cosa de segundos y mis hermanos hicieron más o menos lo mismo al notarlo. Lo repasé con la vista, noté la guitarra que cargaba y me hizo gracia la inocencia que se le imprimió en los gestos, porque sabía que este podía ser un cabrón cuando se le antojara.

—Ko-chan, hola —atajé reflejando parte de su sonrisa, claro que a mí la inocencia ya no se me imprimía en los gestos ni aunque lo intentara. Miré también al muchacho que lo acompañaba, aunque no hice mayor cosa—. Casi todos los años acabo viniendo, no está en mi poder la decisión honestamente.

—Nop —dijo de repente Izumi, al que ya se le había vuelto a desacomodar el cabello en quién sabe qué momento. Miró a Ko con cierta cautela, porque así era, pero al final se permitió una sonrisa que le achinó los ojos—. Viene por nosotros, siempre nos han gustado los festivales y mamá no puede venir casi nunca, pero nos aburrimos si somos solo nosotros dos así que nos traemos a Arata.

Bueno, ¿pero a este le habían aceitado la lengua o qué cojones que andaba contando todo así? No vi por dónde detenerlo, además de que tampoco interesaba porque era Kohaku y me encogí de hombros sin más.

—Izumi y Seiichi. —Los presenté señalando a uno detrás del otro, aprovechando que Izu era el que había hablado. Sei seguía algo más serio de todas formas y llevaba el pelo más largo atado en una media coleta—. Este es Ishikawa Kohaku, mejor conocido como Ko-chan.

Sei pareció conectar neuronas de repente, los gestos se le aflojaron incluso y ladeó la cabeza de forma similar a como había hecho Kohaku al conseguir mi atención.

—De tus amigos de Chiyoda, ¿o no? Como el cara de moco del año pasado. —Se dio cuenta a medio camino de cómo estaba hablando, dio un respingo y agitó la cabeza como para restarse importancia a sí mismo. Igual debió medio sacar cuentas para intuir que Ko iba un año por encima como mínimo, así fuesen de una estatura similar, de forma que no se puso demasiado confianzudo—. Es bueno conocerte, Ishikawa.

 

[Puesto #10]

En lo que Jack se decidía por qué figura escoger para comenzar a jugar, yo aproveché para tomar la delantera y avancé los primeros centímetros de mi propio caramelo. El azar no había parecido estar de mi parte al escoger, porque me hice con una de las figuras más complejas que había, pero por suerte mi pulso sí decidió ayudarme, y aunque fue algo tembloroso, logré separar la parte en la que me había centrado sin ningún incidente de por medio.

Levanté la vista apenas haber conseguido aquella hazaña y me fijé en Jack justo en el momento en el que rompió su caramelo, provocándome una ligera mueca de circunstancia, y fruncí un poco el ceño en preocupación antes de dedicarle una sonrisa de ánimo.

—Tranquilo, es normal que se rompa tan fácilmente y, además, te ha tocado una figura compleja. ¡Seguro lo haces mejor a la próxima!

Claro, ahora estaba un poco nerviosa porque quedaba solo yo, pero al menos ya había conseguido más que el chico así que iba a tomar la victoria de todos modos.

Contenido oculto

Muñeco de nieve: 70/150

y F (?

[Puesto #15]

Di un pequeño respingo cuando Anna se giró para hablarme de nuevo, pues se estaba ya alejando hacia el puesto y un poco asumí que se centraría en el juego, haciendo que mi atención acabase virándose hacia Dante o cualquier otra cosa que hubiese llamado mi atención. Me sorprendió un poco, en definitiva, pero después de escuchar su pregunta suavicé por completo mis facciones e hice un gesto de "más o menos" con la mano, una ligera sonrisa de culpabilidad asomándome por los labios.

—Algo así. Me hice un esguince y el señor "amor fraternal" aquí presente creyó que era mejor que reposase en casa. ¡Pero ya estoy mucho mejor! El lunes seguro vuelvo a clases ya~

Me tentó preguntarle por sus faltas también, pero al final decidí que era mejor no sacar el tema a colación, y mucho menos delante de Dante y mi hermano. Ni idea, quizás no hubiese sido nada grave y no le importase hablarlo delante de ellos, pero por si acaso prefería esperar a preguntárselo en un ambiente más íntimo. Así que le dediqué otra sonrisa, en aquella ocasión con intención de tranquilizarla, y ya me centré en Dante.

Para mi sorpresa, el chico sí acepto probar suerte después de los otros dos, lo que me hizo asentir con la cabeza de manera bastante enérgica y con una expresión de felicidad. Yo tampoco era ninguna experta disparando, eso había quedado más que claro, ¡pero era divertido tener competencias sanas con amigos! Y al fin y al cabo estábamos ahí para pasar un buen rato, y estaba segura de que lo haríamos sin importar el resultado.

Fred logró darle a dos platos, pero Anna le llevó rápidamente la delantera al destrozar tres, y por mi parte aplaudí después de cada uno con bastante alegría. Era una tontería, pero me sentía como una especie de princesa medieval por cuyo amor estaban batiéndose en pleno duelo y, no sé, era bastante divertido aunque a la larga la idea me avergonzase.

—Debes quererla mucho, no lo dudo —escuché a Fred responderle, aunque se sintió más como si lo estuviese soltando al aire porque sí—. Lo único que puedo asegurar es que ella sí que te quiere un montón. Ah, pero no creas que por eso te dejaré ganar, enana~

Contenido oculto

Anna:
1. ✔
2. ✔
3.
4.
5. ✔

Fred:
1. ✔
2.
3. ✔
4. ✔
5. ✔

 

#10: Katanuki​

Una vez las figuras fueron decididas, la mujer vertió el caramelo líquido dentro de los moldes correspondientes y el azúcar no tardó en endurecerse. Su esposo, entonces, dispuso ambas láminas con sus respectivas agujas con cuidado sobre una mesa e invitó tanto a Jack como a Alethea a sentarse en los cojines.

El matrimonio permaneció bastante atento al progreso de los muchachos desde una distancia prudencial, y cuando ambas figuras acabaron rotas el hombre se acercó, tomando lugar en un tercer cojín.

—Ah, qué pena. Venías bien, niña —anotó, inspeccionando la figura de Alethea, y le sonrió a ambos—. ¿Qué dicen? ¿Les gustaría volver a intentarlo? Siempre pueden elegir una de las figuras sencillas.

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Puesto #15


La respuesta de Emily me alivió, no que una lesión física fuera menos pero, ni idea, un esguince era menos problemático que una enfermedad. O quizá yo lo veía así porque me había echado la vida entera haciéndome raspones o fisuras. Mis huesos debían ser de goma llegados a este punto.

El caso fue que me permitió enfocar toda mi atención en el juego. Mi primera tanda de disparos fue super bien pero, claro, sabía que mientras menos hubiera era donde la cosa se complicaba, así que no canté victoria ni mucho menos. Fred volvió a disparar y uno solo de sus platos permaneció en pie. O, bueno, colgado. ¿Empotrado?

—¿Quién habló de dejarme ganar? —repliqué, echándome encima una sonrisa socarrona—. Aquí se lo da todo o no se da nada, Hodges.

¿Qué edad tendría? ¿Andaría por una generación similar que el Krait? Bah, como si me importara mucho.

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Anna:
1. ✔
2. ✔
3.
4.
5. ✔

Fred:
1. ✔
2.
3. ✔
4. ✔
5. ✔

 

Puesto #4

Carolyn se veía como una mujer amable y cariñosa, en cierto punto me recordó a Eloise y quizá de ahí la ternura. Claramente no había rastro de su padre allí y tampoco iba a preguntar, nadie mejor que yo sabía cuán inoportunos podían resultar esos cuestionamientos en condiciones desfavorables. Me limité a lo que veía: una madre amorosa y un hijo que, no me quedaban dudas, la quería.

Me limité a asentir cuando dijo que Maze tenía buena mano para cocinar y parpadeé, recibiendo su atención de nuevas cuentas. El hecho de que me invitara a su casa con semejante despreocupación me recordó otra vez a Eloise y sonreí amplio. Eran personas livianas, de esas que llevaban los sentimientos a cualquier rincón del mundo sin siquiera sudar.

—Eh, hay ramen y ramen —destaqué, divertida—. Todo depende de lo que le agregues encima.

No que fuera lo más sano del mundo, pero muchas veces en casa comprábamos los paquetes de fideos instantáneos y les agregábamos espinaca hervida, tocino, hongos, quizás algún marisco y todo el rollo, y quedaba delicioso.

Luego Fanny soltó la lengua y un poquito de tensión me cayó encima, sin embargo la dejé correr al instante en que Carolyn le respondió. Era recelosa de mi familia, ni modo. Podía esforzarme en controlarlo a consciencia pero cuando me pillaban desprevenida las paredes se cernían. Las dejé intercambiar en silencio, Fanny se la quedó mirando con una atención estúpida y estiró la mano hacia ella. La distancia, sin embargo, le impidió alcanzar su cabello.

—Qué lindo pelo —murmuró, sonriente—. Es como el de Sashie.

Tras escuchar a Maze asentí, jugar a algo sonaba bien, la verdad. Deslicé la mirada de él a papá, que seguía unos metros más allá, y cuando reparó en mí básicamente le señalé a Fanny antes de dirigirme a la niña.

—Fanny, cariño, ¿quieres seguir recorriendo el festival con papá? Así consigo esos tickets para tu dango.

La primera parte no le había convencido, pero la segunda sí y, algo a regañadientes, se reunió con papá a mitad de camino; no sin antes despedirse, claro.

—Bye bye, Maze! Bye bye, Carolyn!

Le sonreí a papá, quien asintió brevemente y ya se encargó de los pequeños. Renové el aire de mis pulmones, recorriendo los alrededores con la vista, y me acerqué a uno de los juegos donde no había nadie.

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if u wanna play here, puedes empezar tú <3

Puesto #5

De una forma extraña se me ocurrió que fue ligera, ligeramente intimidante recibir la atención de tres Shimizu al mismo tiempo, pero claramente mi expresión ni mi cuerpo lo dejaron mostrar. Igual fue sólo un instante, como un golpe de viento y ya. Arata me saludó y reparó un segundo en Rei, cosa que me conectó las neuronas lo suficiente para darme cuenta que lo correcto era presentar a la gente. A veces era un poco lento. Uno de sus hermanos, sin embargo, intervino de repente y volqué mi atención en él. Había soltado bastante la lengua y no me molestaba en absoluto, sólo se me hizo curioso comparándolo con Arata.

—Eh~ —solté en un murmullo suave, regresando la mirada al rubio—. Qué buen hermano mayor~

Podría haberlo molestado aún más, pero decidí tener piedad y atendí a las presentaciones de turno. Le concedí una sonrisa tranquila a ambos hermanos, asintiendo ligeramente, y aproveché la ocasión para hacer lo mío.

—Ishikawa Rei. —Volteé a verlo y le sonrió a los Shimizu—. Mi primo.

Con Arata llevaban el cabello similar, de hecho, el rubio y por debajo la nuca rapada de un tono castaño. La diferencia, claro, vendrían siendo los ojos azul oscuro, casi renegridos de Rei. Y la estatura. Nos sacaba a todos un par de centímetros, el jodido medía similar al Krait.

—¿Cómo va? —saludó, con sus aires confianzudos.

No estaba del todo seguro qué pensaría Rei del emotivo reencuentro, de por sí no le había dicho palabra sobre Arata o Cayden yendo al Sakura. No que alguna vez lo hubiésemos hablado directamente pero, a juzgar por su temperamento y mi sexto sentido, una parte de mí sentía que le guardaba cierto recelo a los chacales en general. Algunas mierdas me lo habían llegado a transmitir, como cuando se me pegó tras la muerte de Chiasa o insistió con Anna luego del incidente de Kakeru. Era su tipo de personalidad, eso era todo.

A sus ojos, probablemente me hubiesen abandonado.

—¿El cara de moco? —repetí, junto a una risa liviana, y arriesgué—. ¿Hikkun?

No eran ningunos niños los hermanos de Arata, con menos edad nosotros ya nos habíamos metido en la mierda, pero de cierta forma comprendí que ellos le habían escapado a ese mundo. Y que si lo habían hecho, sólo podía ser gracias a alguien. Había una... luz en sus ojos, ¿verdad? Una chispa de inocencia real.

—Lo mismo digo, Seiichi-kun. —Le concedí una sonrisa de ojos cerrados y deslicé la mirada a Arata, que cargó cierto grado de entendimiento—. ¿Ya jugaron o comieron algo?

Era, en efecto, un buen hermano mayor.

 

#2: High Striker​

El fornido dueño del puesto no tardó en reparar en aquellos dos jóvenes que se habían acercado, con lo mucho que le entusiasmaba ver a cualquier persona poniendo a prueba su fuerza. Eso de permanecer detrás del mostrador no le gustaba, la verdad, había arrastrado la silla fuera y desde allí observaba con plena confianza a la gente ir y venir.

—¡Bienvenidos! —exclamó, incorporándose con los brazos extendidos, antes de cruzarlos bajo su pecho y concederle una sonrisa confianzuda a Daute y Aaron—. ¿Alguno de ustedes querría poner a prueba su fuerza física? ¿O quizá la dama?

 

[Puesto #3]

No había mucho misterio, en realidad, incluso dentro del propio club de lectura, Bleke era la persona con la que más cómoda me había sentido siempre. Apreciaba a Jez de igual manera y Morgan me causaba mucha curiosidad, pero había algo en la personalidad de Middel que, en definitiva, sentía que nos hacía más compatibles. Así pues, incluso estando en un festival lleno de gente jugando a algo como una partida de dardos se sentía menos extraño gracias a ella.

Tampoco era algo que me hubiese preocupado mucho, ya se había visto que tendía a ignorar todo lo que los demás pudiesen llegar a pensar de mí, pero eso no quitaba que estuviese bien sentirse acompañada por una persona que no me juzgaba de ninguna de las maneras.

—Quizás —contesté, viendo como de nuevo su dardo daba de lleno en una buena zona de puntos—. Podrías ayudar al club de baloncesto, seguro agradecen tu puntería.

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i'm back :D

Blee:
1. 4 x (6 - 1) = 20
2. 8 x (5 - 1) = 32

Kacchan:
1. 11 x (2 - 1) = 11
2. 12 x (4 - 1) = 36

[Puesto #4]

No había estado entre mis planes llegar a Tokio justo un par de días antes de un festival tan grande como el que se estaba celebrando en esos momentos, pero desde luego no era una casualidad que fuese a desestimar. Había pocas cosas que me emocionasen más que ese tipo de celebraciones tradicionales, donde uno podía empaparse de la cultura del país sin ninguna clase de restricción.

Por suerte, no me había costado mucho convencer a Kashya de ir al mismo, pues otra cosa en la que nos parecíamos mucho era nuestra fascinación por las culturas e historias ajenas. Claro que ella había mostrado más interés por la parte mitológica y de leyendas, asunto que a mí no me llamaba tanto la atención, pero, de cualquier modo, no importaba en tanto sirviese de excusa para salir un poco de casa y conocer algo más la ciudad.

No me sorprendió demasiado saber que varios alumnos del Sakura estarían por el lugar, aunque sí lo hizo el hecho de que mi hermana reconociese a una de los mismos nada más haber llegado. Después de haber conocido a Jezebel, y sabiendo lo que sabía del famoso club de lectura, no fue muy difícil hacer dos más dos y saber que se trataba de una de las chicas del mismo. También sabía que no era ninguna deducción estelar como la de Sherlock Holmes, pero hey, me gustaba regodearme en cada pequeña victoria.

Las seguí hasta el puesto que Kachito eligió, a saber si por azar o concienzudamente, y me quedé algo apartado... ¿vigilándolas? Bah, no dudaba de que ambas se lo podrían apañar bastante bien sin mi presencia incluso si algo les pasaba, pero quizás ni siquiera el más desapegado podía ignorar su vena protectora si su hermana pequeña estaba envuelta en el asunto. Gracias a eso pude recibir la mirada de Bleke sin mayor problema, haciéndome alzar un poco las cejas en sorpresa por lo mismo.

¿Integrándome en la conversación? Qué linda~

Aunque, tenía que admitir que me daba curiosidad saber en qué contexto un par como esas dos había acabado jugando al Beer pong, pero quizás sería mejor indagar al respecto en otro momento. Por demás, parecía que iban a estar un buen rato entretenidas con los dardos, así que decidí pasearme por los puestos adyacentes mientras tanto, con cierta cuota de curiosidad encima.

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[Puesto #15]

Fred se sonrió con cierto aire victorioso al ver la comparativa de platos que quedaba en pie entre Anna y él mismo. Realmente no había tanta diferencia, y también el chico era plenamente consciente de que ahora quedaba lo más difícil, ¿pero qué había de malo en disfrutar de la ventaja de uno cuando se tenía~?

—Bueno, bueno~ —canturreó, apuntando con la escopeta una vez le llegó el turno—. Si quieres que lo dé todo, todo lo daré, pequeñaja~

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Anna:
1. ✔
2. ✔
3.
4.
5. ✔

Fred:
1. ✔
2. ✔
3. ✔
4. ✔
5. ✔

[Puesto #10]

Al final fue inevitable; la figura que me tocó a mí también era de las más complejas que había, y si bien avancé bastante decentemente durante un buen rato, escuché el sonido del caramelo rompiéndose algo antes de llegar a la mitad del recorrido. Suspiré con algo de pesadez, apartando el dulce y la aguja con una expresión de derrota, y recibí las palabras de Jack con cierto ánimo renovado.

—¡Claro! Ahora que hemos entrado en calor, quizás sea más fácil~ Y... ¿te parece que el que gane, tenga que invitar al otro a comer? —propuse, algo más emocionada, mientras escogía una nueva figura.

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Cuadrado: 36/150

#16: Kingyo sunki
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Los pasos de Nagi, Yule y Sakuya los guiaron hasta el puesto más alejado de todos, pero no por ello menos concurrido. Se hicieron hueco entre las personas que paseaban por el templo y, al tener mejor vista del lugar, se dieron cuenta de que el puesto contaba con un amplio estanque donde se podían distinguir varios peces nadando.

El puesto en cuestión estaba siendo atendido por una joven pareja de casados, que recibió a los niños con una sonrisa cálida y amable. La mujer sujetaba entre sus brazos a un bebé que parecía estar plácidamente dormido a pesar del bullicio del festival y fue el hombre el que se acercó a ellos para señalarles el estanque con el brazo extendido.

—Buenas noches, niños. ¿Os gustaría probar suerte pescando? Si tenéis suerte y cazáis alguno de los peces, podréis llevarlo a casa —explicó, con voz calmada.

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Mecánica del kingyo sunki agregado en las Mecánicas de juego.

 

Puesto #15

Hacerme tanto la idiota me salió mal, claramente. El chico acabó con el plato que le quedaba y por desgracia no me había enterado de su pésimo desempeño en el High Striker, o podría haberme colgado de algo para no perder tanto. Solté un suspiro ligero en lo que el dueño del puesto lo felicitaba y le alcanzaba los tickets y me quité el mohín de encima. Era competitiva, qué va, pero también era el hermano de Emi. Tocaba aceptarlo y ya.

—Bueno, eso estuvo bien —reconocí, encogiéndome de hombros, y alcé la barbilla—. Pero mi amor por Emi-chan sigue siendo enorme.

No que importara mucho, pero ya que estábamos. Me volví hacia la chica y Dante, ya de paso, y les estiré mi escopeta junto a una sonrisa.

—¿Quieren probar~? ¡Es divertido!