Hola , chicos. Soy la autora del fic "Serie de Vampiros". La razón por la cual desaparecí de este foro , fue por un problema en mi computadora( a la cual extraño , ya que era de mi color favorito y la tenia desde hace 8 años, y se me borro TODO, incluso la novela y querría trabajar en ella y darle unos toques antes de ponerla Pero , vuelvo a ponerla. Gracias y perdón por desapacer Capitulo 1 : Marcus “En ausencia de luz , la oscuridad prevalece oscuridad prevalece” S e levantó. Afuera brillaba el Sol del amanecer como cada día .Si, el Sol brillaba, pero a pesar de ello, era un amanecer frio. Casi tan frio como él. El sabor de la sangre humana de aquel tipo flacucho… aún lo sentía, esa embriagante sensación. Esa sangre que ahora fluía por sus venas, manteniéndole fuerte, pero... insatisfecho. Recordaba el miedo en los ojos que sus ojos hacían reflejar en los de él. Recordaba como gritaba, suplicando piedad. Y, sobre todo, como lo había matado, secado saciando su sed de sangre ¿Qué le pasaba? En otros tiempos, mucho tiempo atrás que cualquier humano pudiera imaginar, se habría reído, habría disfrutado matando. En otros tiempos, ahora era un vampiro, uno de los Antiguos y uno de los más poderosos. Tomo un libro que había dejado en su cómoda. Trato de distraerse, trato de no pensar en nada que no fuera ir a la Secundaria a dar clases, pero no pudo. En ese mismo instante lo invadió una furia inmensa, una furia inmensa contra sí mismo y arrojo el libro contra la pared. Se oyó un golpe seco y el enorme volumen cayó al piso. Marcus gruño, algo arrepentido. Ese era uno de sus libros favoritos. Lo había comprado hace un mes y lo termino de leer en tres días Iba a tener que pasar por una librería, después del trabajo, a comprar otro similar Camino hasta el libro y lo levanto con una sola mano. Bien. No se había hecho tanto daño como él había creído, solo unas tres o cuatro páginas del lomo Acharola portada hecha en piel, que, hoy en día, no se podía conseguir tan fácil. Olio un poco el libro, un olor casi tan delicioso y casi tan adictivo como la sangre. Lo dejo con cuidado en la mesa de luz y fue a darse una ducha. Camino hasta las dos puertas que separaban su alcoba del cuarto de baño Era enorme, como el resto de su lujosa casa. Cada habitación, cada marco de las múltiples pinturas que adornaban los pasillos, el granito de la cocina, los muebles caros y finos, las delicadas copas de vidrio, todo resumiéndose en una sola palabra: perfecto. Era su casa, sí. Pero no su hogar. En realidad después de cientos de años, decenas de amantes, numerosas personas, mortales o no, que decían ser sus “amigos”, nunca tuvo un hogar, ni amigos. Menos una familia “de verdad” como él solía llamar a las personas, las vivas, no malditos no muertos. Los que eran de verdad felices, a pesar de que se quejaran de las injusticias de la vida o de su mala suerte o de otras tonterías, que, de seguro, se resolverían con tiempo ¿Es que esos infelices no entendían que, en verdad, la verdura tortura no era la vida, sino la no muerte? Por lo menos, ellos tenían sueños, esperanzas, alegrías. Resumiendo, tenían algo por lo que le daría toda su maldita inmortalidad, vida. El baño estaba equipado con todo lo desachiro, como el resto de su morada, pero, tarde o temprano, tendía que dejarlo todo atrás. Claro, seguiría trabajando como profesor, pero, en otra ciudad, o mejor aún otro estado Una de las malditas desventajas de ser un vampiro era que la gente notaba, maravillada, que no envejecías y eso, por supuesto, llamaba la atención. Así que, al menor sigo de esto, cambiabas de nombre, apellido y de trabajo Marcus, cuanto menos, había usado treinta nombres y apellidos falsos desde que se mudó a estados unidos. Se lavó los dientes. Sus afiliados colmillos aún se notaban. Eso le daba un aspecto aterrador, a pesar de su atractivo rostro. Miro el lavado doble y, por milésima maldita vez, se preguntó a si mismo porque mierda había comprado una casa con dos baños y cuatro dormitorios, si siempre estaba malditamente solo No tuvo que volver a su habitación para darse cuenta de que le quedaba poco tiempo, aunque, después de todo, los vampiros saben más que nadie por mucho o poco que vale en tiempo. Se ducho rápido y se miró en el espejo. Un “amigo” vampiro se lo había regalado para estrenar su casa, pero ese gesto le pareció, desde el momento, sospechoso. Un vampiro sangre pura nunca regalaba algo a un convertido, a pesar de que solo fuera un simple espejo, sin esperar algo a cambio, a pesar de que ese convertido fuera un antiguo y uno de los más poderosos, además de sus poderes mágicos. Y Marcus sabía que ese día llegaría. Su rostro seguía igual que de costumbre, igual Lo que hace siglos, ojos grises, plateados y fríos, cabello castaño oscuro. Su sonrisa torcida ( que él , particularmente odiaba , pues , con la ayuda de sus colmillos , le daban un aspecto más aterrador) no se había visto , también , en siglos. Y, probamente, pensó con amargura, no se vería nunca más. Eso, por supuesto, se lo debía a su padre. Había hecho de toda su vida humana una tortura, lo había convertido en un acecino. Aunque Marcus admitía que él también había tenido parte de la culpa. Su vida humana, también, había sido marcada, por lo sus innumerables asesinatos, todas de gente inocente. Siempre había matado para divertirse, ahora, para sobrevivir. Decidió no pensar más en ello y llegar rápido a su trabajo. Se puso su traje oscuro y fue directo a su estudio. Mientras caminaba por los pasillo, veía, sin poder evitarlo, grandes obras maestras de todos los tiempos. También había conocido a cada uno de esos pintores, vivos, hasta en persona. Su estudio de trabajo, donde planeaba clases, corregía, estaba perfectamente ordenado (Marcus odiaba el desorden en todas sus formas). Se sentó en el cómodo escritorio y saco un montón de hojas, también perfectamente ordenadas. Trabajos prácticos con nota, en su mayoría. Acostumbraba, no solo el primer día de clases, sino todo el resto del año escolar, a darles a sus alumnos, con todo lo que tenía. Miro la hora y salió. Ese día tenía ganas de ir a caminar en vez de ir en auto. Publicado por julyhada en 9:58 Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con FacebookCompartir en Pinterest No hay comentarios: Publicar un comentario en la entrada
Capítulo 2: Ahizy “Siempre hay un lado bueno en algo. Y siempre hay un lado bueno en uno mismo” Ahizy miro el camino que la conducía a la Secundaria. Era algo pedregoso, incluso para sus antiguos zapatos. Se miró el vestido, como siempre, blanco y total y completamente pasado de moda. No dejaba ver nada de su voluptuosa figura, aunque ella se alegraba de ello, ya que era muy vergonzosa y no quería que nadie le prestara atención. Algunos de sus compañeros iban en auto, y los dejaban en el aparcamiento de los profesores. Ella vivía cerca de allí y, por ello, nunca había tenido problema en llegar. Miro la hora de su reloj pulsera. ¡Ya era tarde! Y, encima, era el primer día. Se apresuró a caminar y, en el apuro se cayó. Todos sus útiles de escuela, también. Ahizy se acomodó el acomodo el pelo largo negro y comenzó a recoger los libros. No había nadie y, quizás, ya todos habrían entrado a clases. Aún le quedaban bastantes cosas y, en ese momento, oyó una voz fría que decía: - ¿Necesitas ayuda? – Ahizy se volteó, sorprendida. No había nadie allí. Pero ahí estaba él. Un hombre vestido de traje negro, contrastando tanto con su pálida piel, tanto que la joven hubiera jurado que brillaba como diamante a la luz del Sol. Tenía ojeras en las bolsas de los ojos, como si estuviera muy cansado o como si no hubiera dormido en mucho tiempo Aparentaba 36 años Era muy atractivo, con ojos plateados que miraban directo a sus ojos azules zafiros. - Si , gracias, sino es ninguna molestia – - Claro que no – dijo y comenzó a levantar sus libros, dejando su maletín a un lado. Y, luego, le sonrió. Una sonrisa torcida. Pero, en ese instante, su expresión cambio. A una gran velocidad levanto todos los libros de texto, se los dio en la mano y salió corriendo. La joven lo miro, extrañada. ¿Qué le pasaba? Marcus se dio la vuelta y apuro el paso. Por supuesto, no podía usar su velocidad vampírica para alejarse. Bien, de acuerdo, ayudarla estaba bien. Pero, lo que más le asusto fue las dos cosas que hizo luego. Primero, sonreírle. ¡Sino no había hecho en siglos! Eso ya le resultaba ya bastante raro. Pero, lo segundo, era simplemente lo peor. Su olor. El olor a la sangre que fluía por las venas. Solo su autocontrol (que perfecciono a lo largo de los siglos) había evitado que la matara. ¿Qué le pasaba? Ya había tomado sangre la noche anterior, no debería sentirse tan sediento. ¿O sí? ¿Por qué no se mataba? Ah, claro, la respuesta de siempre, porque era un maldito cobarde, al menos, en su miedo a la muerte. Solo por eso se había convertido en vampiro. Rezo para que la hermosa joven estuviera en otra clase. Allí estaría segura. Al menos, por el momento. ¿Y si volvía a encontrarla fuera de clases? Maldijo por lo bajo y apuro aún más el paso. Ahizy llego a la escuela unos segundos después. Como ella sospechaba, casi todos los compañeros estaban en clases. La Secundaria era enorme, pero en muy mal estado. Eso a Ahizy le molestaba. Allí era el único lugar donde su familia no la controlaba, donde se sentía más o menos libre. Su familia era católica, pero demasiado fanatista. No le daban ninguna libertad, ni siquiera de pensamiento. No podía salir si no era para estudiar, ni podía leer libros que no fueran los de texto, tampoco ver películas, ni tener amigos y menos novio. Eso desde niña que no quería hacerlo, pero, conforme como cuando fue creciendo, sus padres la obligaron. Se había convertido en una joven demasiado insegura y vergonzosa. Miro el cielo pálido, celeste claro, manchado con algunas nubes blancas. Esperaba, algún día librarse de esas cadenas. Marcus, escondido tras una columna, miraba como Ahizy se apresuraba para entrar a clases. Suspiro hondamente y se llevó las manos a la cabeza ¿Qué rayos le sucedía? Oraba por que estuviera en otra clase, donde estaría segura. Pero… ¿y si ella era alumna suya? Iba a tener que cambiar de trabajo y, seguro de ciudad. Genial, otro problema más, vender su casa, cambiar, de nuevo, su apellido y una lista de cosas innumerables cosas. Y otra cosa que lo sorprendía. Sus ojos. Sí, se había sorprendido por su hermosura. Pero esos ojos azules zafiros. Lo habían traído desde que la vio. ¿Qué sería? No creía que fuera la necesidad del sexo (que no había tenido desde añares), sino… el deseo de estar con ella. Solo eso. “¿Solo por eso?” Se preguntó a sí mismo, mas extrañado que nunca. “No “se dijo “Debe ser la sed de sangre. Voy a volver a alimentarme esta misma noche” Ahizy miro el techo del aula de clases, cantando, por lo bajo. Sabía y que sus compañeros y hasta ella sospechaba el resto de los profesores, la consideraban la rara de la escuela, pero eso nunca importaba. Al menos, no demasiado Le encantaba hacerlo. A pesar de no haber escuchado nunca música, a pesar de nunca haber tomado clases, le encantaba. Marcus estaba por entrar y su oído vampírico captaba cada sonido. Y esa voz. Una voz, dulce, melodiosa. Irresistible. Abrió, de golpe la puerta y entro. Paso confiado decido, sin mirar a ninguno de sus alumnos, temiendo encontrar a Ahizy entre ellos. Y, por desgracia, sí Cuando se volteo, para saludar y empezar la clase, la miro. Allí, en primera fila, cantando por lo bajo, aunque él la escuchaba con toda claridad. Entonces, Ahizy lo vio. Sus miradas se encontraron. Gris, azul. Él se volvió a dar vuelta, esta vez con brusquedad y hablo: - Alumnos , soy Marcus Rhodes y seré su profesor este año .Conforme a su participación en clase , trabajos prácticos, tareas y , por supuesto , exámenes , dictaminare si pasan o no el ciclo lectivo – Se dio vuelta, ya que se dio cuenta de que sería más conveniente, mirar a los jóvenes, para ver si estaban tomando nota. Y también, para mirar, una vez más a la joven, admitió para sí. Ahizy era una de ellos. Lo miro, otra vez. Bueno al menos no lo estaba mirando como tres chicas más, que lo observaban, embobadas. Pregunto a cada uno de ellos sus nombres, e mail (en caso de tener alguna duda que no pudiera ser vista en clase, apellidos, teléfonos de sus padres). Empezó por la última fila. También, la última, fue Ahizy - ¿Nombre?- - Ahizy Isthar - contesto ella, educadamente, con delicadeza, según era su costumbre. Luego la dijo su apellido, le dijo que no tenía e – mail, ni sus padres tampoco, pero si teléfono Empezó a con las lecciones de Biología, intentado no mirar más a Ahizy. Y de controlar su sed de sangre. Sonó el timbre del almuerzo y el corrió hasta la puerta, pesar del amontonamiento de jóvenes que había en los corredores. Ahizy fue una de las ultimas en salir. Se sentó con su almuerzo, sola. Siempre sola. Un par de chicas, que estaban en la mesa contigua a ella, hablaban alegremente. Pero no fue eso lo que la sorprendió, sino de que hablaban -¡El profesor Marcus esta de muerte! ¿Creen que será soltero?- - Por desgracia. Creo que no, ¿vieron el anillo que tenía en su mano? – respondió la otra, divertida Y otras cosas. Seguramente, pensó la joven, lo estaban diciendo en broma. Por favor, enamorase de un profesor que, encima tenía 20 años más que ellas. Miro, distraídamente, la mesa de los profesores Marcus estaba comiendo, aunque con la cabeza baja, mirando directamente al plato, sin decir nada. Pero, tres segundos después, se olvidó de ese extraño comportamiento y siguió con su almuerzo. - Quiero dale la bienvenida a la Secundaria , profesor Rhodes- dijo Walter, que se encargaba del curso superior al suyo - Gracias- contesto Marcus y siguió con el pastel de papas. Uno de los mitos de los humanos que él aceptaba sin replicas, era que la comida de la cafetería escolar era una mierda. - ¿ Cuántos años tiene?- pregunto Wanda, la profesora de Educación Física - 36 , los cumplí hace dos meses- - Yo tengo 40 años y tres hijos, Keyla, de 6, Edmund, de 4 y Rose de 1. ¿Y usted?- - No, no me case ni tengo hijos- contesto, ya harto de “platicar amablemente con los demás profesores”. Además, hace siglos que vivía solo para su trabajo. - ¿Y tiene pensado seguir el año que…?- Bueno, basta. Conecto sus ojos grises a los ojos castaños claros de Walter, hasta hacerlo entrar en trance. “No tengo ganas de seguir hablando. Quizás podríamos seguir esta conversación mañana, o, mejor aún, en otro año lectivo” El humano asintió tontamente con la cabeza y siguió comiendo El primer de escuela paso volando. Pronto, todos regresaron a sus casas, felices. Todos menos Ahizy. No odiaba a sus padres, solo por la forma en que la limitaban. Marcus caminaba rápido hacia su casa. Jugueteo con el collar sumus puris, negro y dorado. Ese collar evitaba que los vampiros se consumieron en llamas con la luz Sola, no se lo había quitado desde que su creador se lo dio. De hecho, ninguno de los vampiros lo hacía. Estaba sediento y cansado de auto controlarse todo el día en la escuela. Bien, si esa sensación no se la quitaba en cuanto bebiera sangre, renunciaría. Además, podría trabajar en cualquier otra secundaria a, teniendo con cuenta su habilidad de controlar mentes. Ese don solo lo tenían los Antiguos, como él. Claro que no funcionaban con “la comida” pensó. Los vampiros, a la hora de alimentarse, no podían controlar sus poderes mentales. Y eso hacía difícil la “hora de comer”. Como se lo había prometido al mismo, fue a una librería en muy malas condiciones. Hace un par de años había descubierto que los libros verdaderamente buenos estaban en las peores librerías de la ciudad. } En ese momento vio una pelota de juguete de color marrón claro que venía a sus pies, seguida de una niña de unos tres años, castaña, de ojos azules. El vampiro tomo la pelota y le sonrió mientras se le entregaba en la pequeña manito de la chiquilla. Unas de las cosas que nadie pudo notar en su vida y, por supuesto, en su no muerte, era su carácter paternal. Siempre le habían gustado los niños, por eso se había convertido en profesor de primaria, para enseñarles a escribir, leer, corregir sus errores con sonrisas y, la mejor parte de todo, llevarse sus dibujos a casa. Volvió a su casa cerca del atardecer. Sus pensamientos divagan en Ahizy. Tenía la belleza extrema de las vampiresas, aunque no su palidez, ni colmillos agudos en sus preciosos labios. Se dio bofetadas mentales al pensar siquiera en esa frase. Entro en el recibir, donde siempre colgaba su abrigo. Era verdaderamente rutinario y aburrido. Miro el Sol ponerse, no, todavía no, se dijo. Su creador lo había instruido bien en el arte de alimentase. Una de las cosas era la sed, distraerse, aunque fuera solo un poco, para saborearla en el momento justo. Uno de esos trucos era la comida humana. Contrario a lo que pensaban los humanos , debido a series de TV “Moonlihtg” o , según él , aun peor ”Crepúsculo”( Nota de la Autora: No tengo nada contra Crepúsculo , en verdad , me encanta , solo estoy escribiendo la opinión de Marcus sobre la saga) , los vampiros podían consumir comida humana , ya fuera por gusto personal , o , en su caso , para aplacar la sed. Marcus ya había almorzado(o casi, en otro caso, si no se hubiera contenido con Ahizy), pero esa porquería era incomible). Sabia cocinar, pero, además tenía que corregir los trabajos (seguramente sus alumnos lo estarían maldiciendo en sus hogares). Saco de su maletín y fue a su estudio de trabajo. Conjuro un hechizo y todos los utensilios empezaron a hacer todo el trabajo por él. Le resultaba curioso, ese encantamiento, lo había aprendido a hacer a los 13 y tardo más de 15 semanas en hacerlo bien y sin altibajos. Ahora, aparentando 36, solo tenía que mover vagamente, mientras corregía los trabajos. Tomo su café y, entonces, hallo el trabajo práctico de Ahizy. La tarea estaba bastante decente, aunque su letra… parecía estar casi al límite de lo que ella podía tolerar. ¿Qué seria? Corrigió rápidamente y siguió con los otros trabajos. Estaba demasiado ocupado y, además, sediento, como para interesarse en la vida privada de su alumna. Se levantó, puesto que ya había terminado de “cocinar”. Se sentó en una de las bancas que estaban alrededor de la isla de granito en la cocina y tomo el libro que había comprado esa tarde. Lo mismo que esa mañana, no pudo leer ni una palabra. Comió rápidamente y fue a darse un baño, a pesar de que ya lo había hecho esa mañana El agua caliente lo calmo. Solo un poco. Espero a que llegar la noche y salió a cazar. Se teleporto en un callejón frio y oscuro La noche era fría, como la mañana de aquel día. Oyó, con su agudo oído, pasos, pasos que lo seguían. Genial. No iba a tener que esperar mucho. Apuro el paso, para hacer pensar a los ladrones que tenía miedo Ja. ¿Miedo él? Lo tomaron por los hombros, apuntándole con dos pistolas. Dejo que lo llevaran a un callejón oscuro. Bien. Ahí nadie escucharía sus gritos, suplicando piedad. - Danos el anillo y el din...- No lo dejo terminar. A una increíble velocidad, las arranco las armas de las manos. Los dos tipos se apresuraron a tratar de golpearlo. Marcus le dio dos simples golpes a cada uno, y, logro desmayarlos. Se desplomaron, ambos, en el piso. El vampiro se agacho, haciendo crecer sus afiliados colmillos, que siempre mantenía ocultos de los mortales. Entonces, se sorprendió. Nada. No tenía nada de sed. Dejo a los malvivientes desmayados en el piso, pero se llevó las armas. Después de todo no querían que atacaran a una “persona de verdad” Entro a su casa estaba cansado, pero, aunque ni en mil años lo admitiera, estaba ansioso de volver a Ahizy. Se acostó en su cama y cerró sus ojos grises Quizás, mañana sería un día mejor Ahizy dejo de lado su diario íntimo, que de hecho era solo un bloc de notas tirado en su alcoba. Se tiro en la cama y suspiro. Decían que el primer día de escuela era duro, pero, en verdad, toda su vida era así. Aislada. Sola. Quizás el día de mañana fuera mejor...
Capítulo 3: El diario de Ahizy Hola, querido diario. Bueno, la verdad no puedo decirte querido, porque es la primera vez en mi vida que escribo algo que no sean las tareas del cole. Me llamo Ahizy Isthar y tengo 16 años. Voy a la escuela y… seguramente pensaras que soy una chica normal de 16 años, pero, por desgracia, no. No tengo amigos con quien charlar y reír, ni un perro que me reciba en casa después de la Secundaria, ni padres que se enorgullecían de las buenas notas que saco en la escuela. Ah, perdón, tu estarás pensando que no tengo padres. Sí, tengo. A los dos. Pero, casi siempre están ocupados… y con ocupados no me refiero únicamente al trabajo. Mi madre trabaja en casa, es decir ama de casa… o mejor dicho, ama de la biblia. Mi padre es el pastor de una iglesia cercana de aquí, y trabaja como recepcionista en una oficina. ¿Que si saben que estoy escribiendo una diario íntimo, donde digo todo lo que pienso? Por supuesto que no. No lo saben y no deben enterarse, ya que de otro modo, te quemarían en la chimenea de la sala de estar. Te hare una pequeña descripción sobre mí, morena de ojos azules. Listo. Sin más Te estoy escribiendo después del montón de trabajos prácticos con nota que nos dio el profesor Marcus Rhodes. Lo conocí de camino a la Secundaria. Paso lo de siempre de cada año que voy a Primaria y, ahora, a la Secundaria. Me caí en el apuro por llegar y, por esta vez, alguien me ayudo, es decir el profesor Rhodes. Me sorprendieron varias cosas de él. 1. Tiene la piel más pálida que he visto en mi vida, y , con el Sol , parecía que fuera de diamante ,además de que tenía ojeras , como si no hubiera dormido en mucho tiempo 2. Su sonrisa torcida, pues, en el momento en que estamos los dos levantando los libros de texto del suelo, me sonrió. Una sonrisa torcida que me gusto. Fue la primera vez que alguien me sonrió en mi vida , creo , porque mis padres nunca lo hacen 3. El modo en que hablo en la clase de historia , fue , como si hubiera estado ahí fue sorprendente 4. No me gusto las caras de bobas con la que lo miraban Rose y Laura…( eso es porque no me caen nada bien 5. Y menos el comentario que hicieron en el desayuno... -¡El profesor Marcus esta de muerte! ¿Creen que será soltero?-. Por favor. ¡Es un profesor! Después de la clase de Historia fuimos(o mejor dicho fui, ya que siempre estoy sola) a almorzar. El profesor Rhodes fue el primero en salir, a pesar de la congregación de alumnos que estaban atiborrados en la puerta, esperando salir. O Observe como salín todos, algunos atropellando a otros, suspire y deje caer la lapicera en el cuaderno de notas. Nunca me gusto estar sola, pero mírame querido diario, a los 16, con unos padres que parece que no les importa nada que no sea la religión. Observe el salón de clases casi vacío. Me gusta esperar a que todo ese lio acabe de una vez y encaminarme hasta el umbral de la puerta cantando. Me encanta cantar. No es que tome clases, ni que me he estado pasando horas y horas en mi cuarto escuchando música. Dar las gracias de eso a mis padres. Pero, me estarás por decir, en la Iglesia si se canta. La respuesta es no. Mi padre parece creer ciega y sordamente que lo único divertido en la vida es orar, odiar a los gays y lesbianas, a las mujeres que trabajan, decir a toda su pequeña congregación que todos somos pecadores y que si leemos el Código Da Vinci, nos vamos a ir directo al Infierno. No quiero decir que odio la religión, sino que me gustaría está en una Iglesia normal. Una donde canten, una donde no idean a las mujeres que trabajan, que respetan a los homosexuales y que no digan en los sermones que expresasen clama y llanamente que si tocamos el Código Da Vinci nos vamos a ir directo al infierno. En fin..... El salón de clases, cambiando de tema, porque sé que si uno de concentra en lo malo de la vida y se queda solo y únicamente con lo malo de la vida, lo más provenle es que todo lo de la vida le salga mal, es bastante bonito(a pesar de que le falta una que otra mano de pintura. Tiene unos pequeños canchos donde siempre cuelgo mi abrigo. Dicen que la escuela es tu segundo hogar. Para mí, es mi primer y único hogar. Donde me siento más o menos libre. Es de mi color preferido, azul. Comí como siempre, sola, en una mesa circular. Es como si mi destino fuera este, sin más, estar sola. Después del almuerzo, estuvieron las clases de Química, Literatura, un receso, Historia, otra vez y, luego, el regreso a “casa”. El profesor Rhodes caminaba rápido, mucho más rápido que mis compañeros. Seguramente tendría otras cosas mucho más importantes que hacer que Rose y Laura, lo estén mirando con esas caras de bobaliconas. Suspire y regojo mis cosas del pupitre. El camino a casa fue bastante corto ya que vivo a pocas cuadras de la escuela. Casas de gente normal. Estoy cansada, al menos mental y espiritualmente. Además siempre he sido flaca, pero, en estas últimas semanas me he sentido muy mal, no quiero comer y he adelgazado mucho. Siento mucha envidia de mis compañeros, por tener padres normales y vida normal, pero, no está bien fijarse siempre en ello. Lo sé Llegue a casa, mi madre estaba orando y un escalofrió me recorrió la espalda. Recordé mi primer día de clases, cuando tenía cerca de unos 6 años. Ese día, a pesar de que me había divertido mucho, también había extrañado mucho a mi madre, por eso entre corriendo por la puerta diciendo en un tono de voz que yo considera normal: “¡Te extrañe, mamá!” Pero ella me tiro al suelo de una bofetada y me grito por que la interrumpía cuando estaba “Hablando con el Señor” Desde ese momento, aprendí a no hablarle demasiado. Tampoco a decirle nada cuando reza. Claro que yo también rezo. En mi cuarto. Pido al Señor que me de fuerzas, que me libere de estas cadenas. Cuando empezó con los rezos pedía que mis padres cambiaran… pero… nunca paso. Tengo dudas respecto a Dios, como todos, solo que… Estoy cansada, con sueño, y sola, a pesar de que, en el piso de abajo, estén mis padres. Cierro el diario y lo guardo en una tabla floja del piso. Quizás mañana...
Capitulo 3: Vera Ventrue o, ¿quizás el día de mañana sea mejor? "La mejor forma de desquitarse de tus enemigos es sobrevivirles. Como somos razonables y estamos por encima de asuntos tan nimios como la venganza, somos los jefes de nuestra especie. Nuestros colegas hacen poco por apoyar a la Camarilla, así que debemos soportar la carga solos." Marcus daba vueltas y vueltas en la cama. El mismo sueño, el mismo recuerdo. Sus padres, sus insultos, sus golpes. “! Eres un estúpido!” le decían mientras lo pateaban en el suelo. Se levantó, gritando, sudando y tocando el cobertor para asegurarse de que ya estuviera despierto, a salvo. Llevándose las manos a la cabeza, fue al baño y se tomó un calmante. Quizás Seht estaba en lo cierto el día que le regalo el espejo, que necesitaba un psicólogo Entonces, lo oyó. Habían tocado el timbre. Bueno, eso ya de por si era extraño. Nunca recibía visitas. Aunque, era una buena excusa para olvidarse de la maldita pesadilla Abrió, tratando de recuperar, en menos de un segundo, su máscara de frialdad extrema. Eran tres vampiros, dos hombres y una mujer. Los conocía, al menos de vista, ya nunca había tenido “el placer de hablar con ellos”. Estaban, por supuesto, de trajes, impecables, un poco parecido a su traje de dormir, aunque, claro, el suyo estaba algo arrugado Los acompañaba una bellísima vampiresa. Era muy joven, de unos 19 años, cabello largo hasta su perfecta y pequeña cintura color violeta intenso y ojos verdes, que lo miraban divertidos. Vestía con una adolescente humana más o menos normal, jeans rotos por la cintura, camisa de (¡oh, sorpresa!) “Crepúsculo”, con Edward y Beca (así creía que se llamaba la chica) y con el perro ese al lado… ¿Jake? Usaba maquillaje, como algunas vampiresas que solo lo hacían para ver como resaltaba el rojo sangre de lápiz labial o el rubor en sus mejillas pálidas Marcus no había leído el libro (que odiaba) solo recordaba los tráileres de las cuatro películas y las conversaciones (incansables e inaguantables) de sus alumnas - ¿Maestro Marcus?- Estuvo por gruñir, pero tenía que andarse con cuidado. Ellos eran parte de una familia vampírica sangre pura y, además, eran más que él. Maestro Marcus. Así lo llamaban todos los vampiros sangre pura que conocía. Y los conocía a todos. Estuvo por decirles, educadamente, ya volvieran después, que tenía que ir a trabajar. Pero, los dos vampiros fueron más rápidos que él. - Esta es la señorita Vera Ventrue. Sus padres… - Se cansaron de todas las “ inocentes e inofensivas fiestas que organizaba en casita” y decidieron echarme “ por un tiempo” , para que aprendiera a ser más responsable y , por eso , me mandaron contigo Marcus , querido - dijo ella sonriendo y pidiendo las manos en la cadera , mientras le guiñaba un ojo. - Verán, es que tengo que ir a trabajo y… - Y mis padres te pagaran más el triple de lo que ganas en un mes - completo Vera , con sagacidad Está bien, esa joven era inteligente, además de astuta. Pero ya había oído de su mala fama. Mas, también, no tenía tanta influencia en el mundo vampírico como para rechazar esa “generosa oferta” - Está bien , puede quedarse – “Aunque espero que de verdad sea solo por un tiempo “ - Genial – dijo Vera y le hizo una seña a los dos vampiros que la acompañaban. De inmediato, trajeron más de diez maletas - Bueno, chicos, ya se pueden ir, denles a mis queridos padres besitos - y cerró la puerta. - Bueno , señorita– dijo Marcus , en el tono más educado que tenia - ¿Me llamas señorita? Mi nombre es Vera. Espero que haya una sola habitación. Así duermo contigo – apuntó en broma - No – respondió el, cansado. Parecía que era verdad lo que decían de ella, que se le insinuaría cada dos segundos - Tu cuarto esta por allá. Si no desayunaste, prepáratelo tu misma. La cocina esta por allá. Yo voy a trabajar , algo que tú de seguro , no harías en toda tu no muerte - ¿Tienes novia? - No – volvió a contestar masajeándose las sienes - Entonces no creo que haya ningún problema de que yo te acompañe - Vera – - No voy a molestarte. ¡Por fa! - No. No soy tu sirviente para que me estés ordenando … - No te estoy ordenando nada. Te estoy pidiendo un favor. Quiero conocer a algunos chicos lindos. No te molestare. Te lo prometo. ¿No ves la remera que llevo? ¿Soy una de las vampiresas buenas? ¿no? – dijo ella - Si quieres convertirte en la versión femenina de Edward Cullen y “liarte” como tú te lo llamas a un humano, allá tú. Seguramente, en la calle encontrar otro tipo de “comida”. Adiós- Uso su velocidad vampírica para ir hasta el garaje y encender el auto. 1. No querría volver a encontrarse con Ahizy( sobre todo , si estuvieran solos y el no pudiera controlar a su demonio interno) 2. No querría que Vera supiera donde trabajaba y empeorada aún más las cosas) En el camino vio a Ahizy. Al parecer no estaba del todo sola en el camino a la Secundaria, dos chicos la estaban mirando. Marcus apretó los dientes y presiono el acelerado. Aparco de inmediato en el estacionamiento de los profesores y entro. Poco después todos sus alumnos De inmediato se abrió la puerta. Varios chicos se quedaron con la boca abierta. Era Vera con un vestido violeta aunque no tan intenso como el color de su pelo, muy escotado, y que dejaba ver sus largas y perfectas piernas - ¡Hola! Primito! . Te olvidaste tu almuerzo y te lo traje. ¿por qué no me das las gracias? – dijo con voz seductora , capturando aún más la atención de la clase Parecía un sexi ángel caído del cielo, para todos los hombres allí presentes… menos para Marcus, por supuesto “¿Por qué te tendría que dar gracias? “Le pregunto, mentalmente “Bueno, me aburría mucho en “casita” no había nada bueno en la televisión, tampoco en mi notebook y solo había libros raros en tu cuarto” “Si, por que no son libros eróticos a los que tu estas acostumbrada...” Eso sí que enojo a Vera, pero, en a paraciencia seguía sonriendo “Yo no soy una maldita prostituta, solo una joven, hermosa y sexy vampiresa “ “¿Y por qué mierda entraste a mi maldito cuarto? “ “Estaba buscando espadas, pistolas para “jugar”. Tú sabes y.... pensaba en pedírtelo aquí. Pero me di cuenta de que no iban a dejar entrar porque no me parezco a una humana e invente… “ “¿Que eras mi prima? “Contesto el, ya harto “Bueno, sí. Pero... no te molesta que me quede ¿no? esta vez te prometo que no te voy a molestar” - Gracias , “ prima” – - De nada - y acto seguido , la giño el ojo al chico que estaba en primera fila que se quedó mudo - Bueno , tampoco creo que haga nada malo si me quedo un rato aquí – Y se sentó en el escritorio, al lado suyo cruzando las piernas, mientras Marcus trataba de controlarse y no matarla. Además, los estaba viendo Ahizy. Se fijó en sus preciosos ojos azules. Ojala no estuviera celosa… Pero ¿qué pensaba? ¡Ella era su estudiante! Dijo algunas preguntas al azar, pero a todas las preguntas que hacia Vera las contestaba en segundos. También las explayaba y hacia comentarios negativos Otra vez, tenía que reconocer que, a pesar de la forma en que se comportaba, era increíblemente inteligente. Bueno, gracias al cielo, la clase paso rápido. Se fijó, otra vez en Ahizy Ella no lo noto. Pero Vera sí. Ahizy estaba completando una tarea que tenía atrasada y Marcus se quedó con la pobre excusa de ayudarla, disfrazada da del deseo de estar con ella. Entonces, Vera dejo de cruzar las piernas en su escritorio y rodeo su cuello con los brazos - Bueno , Marcus , creo que , ahora , soy una de tus chicas con poca ropa – Ambos se quedaron mudos, Ahizy con el bolígrafo en la mano. Marcus también. “¿Por qué mierda me prometiste que no ibas a molestarme?” “¿Por qué te enojas? ¿Es por tu novia la chica del vestido pasado de moda? ¿Sabes que te pueden despedir por esto, a ella y a ti? ¿Y qué te van decir pedófilo, pederasta y asaltacunas? “dijo, otra vez, en broma “No sabes lo que te está pasando ¿verdad, primo querido? “ “No, no es mi novia y no me importa lo que quieras decirme”. La tomo del brazo, con tal fuerza que podría romperle la extremidad a cualquier humano y la arrastro hasta el comedor Vera se sentó a su lado, captando toda la atención masculina. -Así que este es un comedor de una Secundaria humana… interesante…comida – dijo con cierta reposición mirando a la ensalada. ¿Te gusta el almuerzo? -¿Me ves vomitando? - respondió el vampiro. Esa no era una de sus frases, sino una de las de Seht. Eran los primeros en llegar a la mesa de los profesores. Por ello la profesora se sorprendió al ver a una bella joven al lado del serio y distante profesor nuevo. - ¡Hola! – dijo Vera, saludándola con la mano. Wanda, sorprendida, la saludo a su vez y pregunto a Marcus - ¿Es su no… vía? - ¡Que!?. No , es … mi prima , Vera- - Ah- dijo y se sentó. Se parecían nada y a la vez mucho. Vera parecía exhalar alegría y vida por todos lados, mientras que el… algo entre la frialdad y la soledad extrema. Pero, por otra parte, también era muy parecidos. El mismo olor atrayente y adictivo, la misma gracia al caminar, la misma palidez extrema. Volvieron la casa. Miro, con tristeza, su antigua biblioteca, ahora la habitación de Vera. El vampiro ya tenía un plan para la señorita Ventrue, matarla, enterarla y decirle a sus padres que se había suicidado por no poder entrar a un boliche por reventa de entradas. Tenía hambre y fue a la cocina. Vera estaba mirando los dibujos de los alumnos del vampiro colgados en la nevera. - Vaya. vaya – dijo , socarronamente - No creí que fueras tan paternal en el fondo. Por cierto ¿por qué elegiste para mí (una vampiresa de cuerpo de 10), un cuarto lleno de libros?.¿no querrás que me los lea todos de una sentada ,¿ no? El vampiro, se retiró hasta su estudio, corrigió, tomo café y, mientras tanto , buscaba nuevas formas de matar a Vera Después, fue a su habitación Marcus se acostó mirando el techo. Y luego…El sueño. Estaba besando con Ahizy , los cálidos labios de ella , contra los fríos de él . Sentía la textura de su piel , el sabor de sus labios. “Te amo” Oyó que decía ella “Yo también”. Se despertó. Bien, una parte de él, la parte inconsciente quería volver al sueño, pero su parte consiente, que normalmente usaba la mayor parte de su eternidad, le decía a si mismo que ese sueño era producto de la sed, la maldita sed. Se levantó de la cama y se leyó de una sentada, un libro de 340 páginas. Vera estaba trepándose el desayuno. Uno de sus más grandes y mayores secretos era que le encantaba cocinar. Era, en si, como una especie de terapia. Saco un par de huevos y un poco de beicon y los puso a la sartén Estarían en unos minutos. Luego salió a practicar esgrima afuera. Claro, siendo ella una chupa sangre de sangre pura, sus padres se habían ocupado de que su educación con la espada fuera correcta, ineludible desde que cumplió los cinco . Le gustaban pasear por la casa del vampiro , mirar cuadros y burlarse del arte antiguo y clásica , que tanto le gustaba a Marcus , y , en ese momento , practicar esgrima afuera , en el patio , que era , en verdad , un terreno muy grande . Quizás podría usar sus técnicas argumentativas con Marcus para poner una piscina. Había empezado a agradarle. No románticamente claro, pero si afectivamente. Lo vio salir, con un libro bastante grueso en la mano y dejo la espada a un lado, al menos por ahora - Hola , mago maguito – dijo ella , mientras sacaba los huevos y el beicon de la sartén con aceite - Hola. contesto el bostezando. Estaba demasiado cansado. Dejo el libro en la isla del desayuno y fue a prepárela un café - ¿Qué te pasa? Si te dormiste después que yo , más o menos 14 minutos después – - Si , para asegurarme que estuvieras dormida y que no sacaras mis tarjetas de caretito “Maldito sueño...” pensó, mientras se servía la bebida en un vaso - ¿Erótico? - dijo ella - oí que esos sueños cansan mucho. ¿Era con esa chica del vestido? Marcus se quedó tieso, al tiempo que se le caía la taza, con café y todo, al piso de madera, pensando en contratacar. Sus escudos mentales eran más fuertes que los de Vera, pero la vampiresa había aprovechado su cansancio “¿Quieres que te diga lo que pasa?” “¿Y qué sabes tú de eso? “Te estas enamorando de esa chica” “¿Que?” “Si, ya me oíste. Imprimación” Imprimación. Algo que él pensó que nunca le pasaría. Las dos razas de criaturas oscuras, vampiros y hombres lobo, podían tener miles de amantes o parejas a la vez, o solo uno o directamente, ninguno. Pero solo unos pocos encontraban a su “amor verdadero” por decirlo así. Entonces, se imprimaban. Además, podía ser que nunca lo encontraran en todo su eternidad, porque podría estar muerto o no haber nacido aun. Podían sentirlo, pero no controlarlo. Por eso le había sonreído apenas verla, por eso quería estar cerca y, por eso había tenido ese sueño. - ¿Y? – dijo Vera , rompiendo el silencio - Voy a renunciar - No puedes luchar contra la imprimación – contesto ella , como si eso resolviera todo , mientras jugueteaba con su pelo - No entiendes , las relaciones entre humanos y vampiros están prohibidas- Además, podría ponerla en peligro - Bueno , a veces uno tiene que saltarse las reglas y … Sin dejarla terminar, saco su celular de su bolsillo y llamo a la escuela - ¿Hola? Vera , vengo a decirles que, por desgracia, no poder seguir dando clases. Lo que pasa es que “mi prima “Vera está dejando las drogas y sus padres me dijeron que la cuidara. – Vera se estaba montando de risa, al mismo tiempo que comía “Ciertamente, no eres tan bueno inventando mentitas como yo... “ Después de unos 20 minutos, el vampiro dejo el celular y comenzó en el desayuno, como si nada pasara. Genial, ahora empezaba su búsqueda de un nuevo trabajo y… - ¿Qué dices de poner una piscina en el patio? – Si les gusto o tienen una critica , dejen comentarios , por fa !!!!!!!!!!!