Y en un parpadeo me di cuenta que lo nuestro no tenía futuro. Vi hacia atrás y noté por fin las miradas de todas las personas a las que había ignorado y abandonado. A mi familia, mis amigos… yo me había quedado sola en un mundo donde la soledad es más resentida que cualquier otra cosa. ¿Qué podía hacer con un tiempo que sentía ya no me pertenecía? Anhelé tanto mi libertad que cuando la tuve enfrente me dio miedo y me paralicé ante ella. Querida extraña, los deseos suicidas que recorren mi cuerpo ansían por salir y conocer por única vez el mundo. Mi tiempo, congelado y sin la confianza para seguir adelante me han llevado hasta aquí, a observar los durmientes de las vías del tren. Un paso y el tiempo seguiría su curso, una nota pequeña en los periódicos matutinos con un escandaloso encabezado al día siguiente, los testimonios de las personas a las que seguramente mancharía sus ropas con pedazos de mí. Solo un paso hacía falta para terminar con todo el sufrimiento, los malos recuerdos, la opresión, el martirio, la manipulación y sobre todo darle fin a esa jaula de cristal disfrazada de amor que tanto me profesabas. Así de arruinada estaba mi vida, pero así de rota me alejé de ti.